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20-N: muere Franco, pero siguen los asesinatos en las calles

 

Funeral de los cinco obreros asesinados por la Policía en Vitoria.- EFE

Funeral de los cinco obreros asesinados por la Policía en Vitoria.- EFE

SEVILLA.- La Transición no fue una etapa pacífica. También tuvo su lista de asesinados. Hechos paradójicos en una etapa de intento democrático con otros modelos de actuación. El investigador Alfredo Grimaldos apunta en su libro La Sombra de Franco en la Transición (Oberon) que el “el franquismo sin Franco”, arroja un creciente “número de víctimas que se producen a consecuencia de intervenciones desproporcionadas de las Fuerzas de Orden Público contra pacíficos manifestantes o huelguistas y también como resultado de criminales agresiones y atentados de bandas fascistas”. Tiros a bocajarro, a la espalda, al aire… Todo valía para unas autoridades con comportamientos heredados. Comportamientos viciados de una dictadura demasiado extensa en el tiempo.

Grimaldos señala otra característica: la juventud de los represaliados. “Los muertos y heridos en la calle durante la segunda mitad y finales de los 70 tienen alrededor de 20 años. La violencia estatal, parapolicial y ultraderechista de la Transición se ceba con los jóvenes que pelean por la ruptura democrática”.

Si hablamos de heridos de arma, agredidos en interrogatorios, sórdidas palizas en los cuartes de la Guardia Civil u hospitalizados con pronóstico grave, los números se disparan. Mariano Sánchez Soler así lo destaca en su investigación La Transición Sangrienta (Península). Del 20 de noviembre de 1975 hasta el 31 de diciembre de 1983, la Transición española se cobró “más de 2.663 víctimas por violencia política entre muertos y heridos hospitalizados”. De estas, un total de 591 personas perdieron la vida. 188 murieron en actos de violencia política de origen institucional. 1.072 hombres y mujeres fueron víctimas de la brutal represión policial.

Salvo en casos concretos, cuyas muertes han sido recordadas públicamente. El resto ha quedado prácticamente invisible. Los sucesos de Vitoria, en marzo del 76, con un balance de cinco muertos y 150 heridos de bala o el de los abogados laboralistas de Atocha el 24 de enero de 1977 como una auténtica carnicería organizada por funcionarios del Sindicato de Transportes y por militantes de Fuerza Nueva. Sin olvidar el asesinato de la joven estudiante Yolanda González, ocurrido el 2 de febrero de 1980 y perpetrado por ultraderechistas.

Muchos de ellos no llegaron a los medios y sus muertes solo perviven en la memoria de sus familiares y amigos. Público rescata cinco casos de aquella etapa de represión. Cinco biografías. Cinco pequeños héroes. Algunos casos mediatizados. Otros olvidados o casi desconocidos.

Francisco Aznar Clemente. Muerto por disparos en el caso Vitoria. Marzo 1976

Francisco Aznar Clemente

Francisco Aznar Clemente

Salió en todos los medios. El caso de Francisco Aznar Clemente, protagonista de los sucesos de la matanza de Vitoria y panadero de profesión, con tan solo 17 años, no dejó a nadie indiferente. Clemente murió junto a cuatro compañeros a las 17.20 horas del 3 de marzo de 1976 mientras participaba en una asamblea pacífica de trabajadores.

En la iglesia de Francisco de Asís, del barrio obrero de Zaramaga, había una concentración, en la que participaría Francisco. Miles de trabajadores, a las puertas del recinto religioso, se agolpaban para pedir mejores coberturas salariales. Mientras, la Policía comunicaba las acciones que tenía en mente por radio para interrumpir la protesta. Grabaciones que han llegado hasta nuestros días. “Si desalojan por las buenas, vale. Si no, a palo limpio”, se escucharía antes de iniciar la terrible matanza que ordenó gasear la iglesia.

Las bombas de humo fueron el primer aviso de evacuación. Más tarde, llegaron los tiros al aire y la histeria colectiva con más de 150 heridos. Francisco fue uno de los cinco muertos que cayó tiroteado, de forma indiscriminada.

Nunca se reconocieron los hechos por parte del gobierno. La sentencia de un tribunal militar, dictaba que la acción policial hizo uso de la “legítima defensa para responder a la agresión” de los obreros. Se archivó la causa sin pedir culpables y a pesar de la pelea de aquellas familias en reclamar justicia. Hoy los descendientes del caso Vitoria, han acudido a la querella argentina para pedir reparación por los suyos a la Jueza María Servini.

Josu Zabala. Tiro por la espada en Hondarribia. Septiembre 1976

Josu Zabala

Josu Zabala

En aquellos días este joven vasco de 24 años, trabajador de la empresa de Laminaciones de Lesaka se encuentra de vacaciones en las fiestas patronales del Alarde, junto a sus compañeros. Después de pasar una jornada de descanso, Josu decide participar en una manifestación, sin imaginar, en ningún momento, lo que podría esperarle en la protesta a la que iría hasta el barrio de la Marina, en la que vivía desde pequeño.

La tensión era notable. Más creciente con las fiestas locales. La pequeña manifestación fue disuelta, al poco tiempo, con botes de humo y culatazos de la Guardia Civil que controlaba al grupo desde sus coches oficiales. El joven Zabala correría con fuerza para resguardarse del caos cuando, al doblar la esquina de uno de los callejones cayó tras la ráfaga de dos disparos de un Guardia Civil. Testigos de aquellas horas recuerdan como el policía gritó cuando apretaba el gatillo “¡Jódete, cabrón!”.

El cuerpo del joven, ya sin vida, fue trasladado a Donostia. La autopsia determinó la causa del fallecimiento por peritonitis. En ningún informe constan las dos balas que recibió en el tórax por culpa del disparo.

En el lugar de los hechos, los hondarribiarras improvisaron un altar con flores y velas. Además de recoger dinero para su familia. Mientras, los tribunales juzgaban al Guardia civil que le provocó la muerte. El policía fue sentenciado y puesto en libertad un año después con la Ley de Amnistía del 1977.

Francisco Rodríguez Ledesma. Tiro al aire a un albañil en Sevilla. Junio 1977

Francisco Rodríguez

Francisco Rodríguez

56 años y trabajador en la construcción. Francisco Rodríguez Ledesma, vecino de Sevilla y miembro del sindicato de Comisiones Obreras resultó herido por “disparos al aire” el 8 de julio de 1977 por un policía de la Brigada Político Social cuando regresaba hacia su casa, después de trabajo.

En el sevillano polígono de Hytasa, junto al barrio del Cerro del Águila, los trabajadores protestaban por el expediente de regulación de empleo presentado por la empresa textil que da nombre al polígono. Ledesma resultó herido en la puerta de Hytasa por uno de los cinco disparos efectuados por un agente de unos 45 años, con gafas, que bajó de un coche de forma inesperada.

Seis meses después fallecía en el hospital. Cecilio Gordillo, representante del grupo Recuperando la Historia Social de CGT Andalucía recuerda a Público la tremenda injusticia y olvido de este caso, al ser también “víctima de la represión franquista”. El disparo, perpetrado por aquel policía, le penetró por la espalda y le provocó estallido del bazo, dejándolo en un estado casi vegetal. Hasta su muerte el cinco de enero de 1978, Ledesma pasó una lenta agonía. Tuvo que ser sometido a seis intervenciones. Hoy el grupo de memorialista de Gordillo pide que el rincón de aquel disparo sea declarado “Lugar de la Memoria” de Andalucía, sin haber recibido aún respuesta por parte de la Dirección competente de la Junta.

Gladys de Estal. Tiro en la sien “por defender el agua y la libertad”. Junio 1979.

Gladys de Estal

Gladys de Estal

Gladys del Estal tenía 23 años cuando fue abatida como consecuencia del disparo de un Guardia Civil el 3 de junio de 1979. Era estudiante en el País Vasco e hija de exilia-dos en Venezuela. Su participación en la concentración contra el Plan Energético Nacional, mientras solicitaba la paralización de la central nuclear de Lemóniz, era “pacífica”. Miles de personas, la mayoría estudiantes, se encontraban en la marcha.

Sin embargo, aquel acto se convirtió pronto en tragedia cuando los antidisturbios cargaron violentamente contras los asistentes. La Guardia Civil intervino de inmediato acercándose uno de ellos, a Gladys. Según los testigos, el policía, José Martínez Salas le dirigió un comentario obsceno y la joven quiso contestarle. Minutos después recibiría un culatazo del fusil en los riñones. Al intentar levantarse, el agente arroja un disparo a Gladys en la nuca.

Martínez Salas fue condenado por la Audiencia de Pamplona por un delito de imprudencia temeraria a 18 meses de cárcel. El agente nunca entraría en prisión, recibiendo “irónicamente” la Cruz del Mérito Militar por el gobierno de Felipe González en el año 92.

Valentín González. Disparo a bocajarro en Valencia. Junio 1979

Valentín González

Valentín González

Estudiante cenetista valenciano de 20 años. Valentín González muere en una manifestación por un disparo de una bala de goma, lanzada al pecho. La mala suerte hizo que aquel tiro le atravesara el corazón en el acto. Era 25 de junio de 1979 cuando Valentín se encuentra en la manifestación junto a su padre de 48 años, apaleado brutalmente por otro miembro de la Guardia. Ambos se encontraban en una huelga pacífica y legal en el Mercado de Abastos de Valencia, siendo la primera huelga protestataria de la ciudad.

“A cargar, es que no tenéis cojones”, gritaba el jefe de Policía con fuerza. Los testigos directos cuentan que “los trabajadores comenzaron a refugiarse en la caseta que tenían en el mercado”. El objetivo no era solo asustarlos. También cargar contra ellos. Valentín vio en primera persona el sufrimiento de su padre. Le contestaría al agente. “Ya está bien de pegarle”. Sin miramiento alguno, el policía disparó una bala de goma al pecho de Valentín, reventándole el corazón.

Tendido en el suelo, y ya casi sin vida el Guardia le asestó un nuevo golpe con la porra para rematar “la faena”. Del mercado saldría ya muerto, dirección al hospital.
El informe de la muerte de Valentín González tuvo un diagnóstico muy diferente a la realidad, al morir por “parada cardíaca”, según los médicos. Dos días después de su entierro, se produjo una huelga general en la ciudad de Valencia. El llamamiento de los compañeros por la muerte injusta del joven sindicalista reunió a la clase obrera para protestar por el terrible suceso.

Un estudio de 1970 muestra que sólo el 20,8% de los españoles quería una monarquía “después de Franco”

El abogado Joan Garcés rescató en la obra ‘Soberanos e intervenidos’ una encuesta del informe Foessa 1970 sobre la situación social en el España en el que se recoge las preferencias de los ciudadanos para el futuro.  El 49% de los españoles apostaba por una república.

Francisco Franco y el entonces príncipe Juan Carlos, en el balcón del Palacio Real, en el acto de apoyo al régimen el 1 octubre 1975.

Francisco Franco y el entonces príncipe Juan Carlos, en el balcón del Palacio Real, en el acto de apoyo al régimen el 1 octubre 1975.

MADRID.- El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez dijo en 1995 a la periodista Victoria Prego que durante la Transición manejaba encuestas que pronosticaban que, en caso de referéndum, los españoles elegirían la opción repúblicana. La confesión ha levantado un sinfín de reacciones, entre las que se encuentran los que han alegado que en aquella época Suárez ya padecía alzheimer. “Lo que dice ni se ajusta a la verdad ni al sentido común”, escribió el director de El Mundo Pedro G. Cuartango, que alegó que el expresidente “ya estaba muy afectado por el deterioro mental que le produjo el mal neurodegenerativo que padeció hasta su muerte”

Más allá de que las afirmaciones de Cuartango entran en contradicción con la biografía del propio Suárez, la Fundación Foessa ya había realizado en 1970 una encuesta en España sobre sus preferencias para “después de Franco”. Fue en el Informe sociológico sobre la situación social en España, 1970  que rescató el abogado Joan Garcés para la obra Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles (Siglo XXI de España Editores).

Encuesta recogida en la obra 'Soberanos e intervenidos' de Joan Garcés

Encuesta recogida en la obra ‘Soberanos e intervenidos’ de Joan Garcés

La encuesta pregunta a los españoles por el “sistema preferido para después de Franco” y la respuesta es clara: el 49,4% apuesta por la República, mientras que la monarquía cosecha el 20,8% de los apoyos. Un 29,8% decía que prefería un sistema “como el actual”, es decir, la continuidad del franquismo.

La misma encuesta desgranaba el apoyo a cada opción por sectores. El 76% de los estudiantes preferían una república, también el 53% de los abogados, el 45% de los empleados, el 43% de los médicos y el 30% de los obreros. Por su parte, la opción de la monarquía borbónica conseguía el apoyo del 1% de los estudiantes, el 23% de los abogados, el 5% de los empleados y el 5% de los obreros. Sorprendentemente, la opción mayoritaria en el grupo de “obreros” es la continuidad del régimen franquista, con un 55% de apoyo.

Perpetuar la subordinación de los republicanos

Joan Garcés, que ha sido asesor de Salvador Allende, explica que la revelación de la confesión de Suárez a Victoria Prego “no revela nada que no fuera conocido por quien quisiera conocerlo”. “Algunas de las encuestas hechas en los años setenta son de libre acceso, como las publicadas por la Fundación Foessa, o por otras instituciones, españolas y extranjeras, que corroboran lo que Adolfo Suárez dijo en 1995, el amplio y continuado respaldo a la forma republicana de gobierno entre los españoles”, señala en declaraciones a Público. 

El abogado explica que el “cambio de régimen fue pensado para perpetuar la subordinación de los republicanos españoles”

El abogado, que en 1974 formó parte del equipo personal de François Mitterrand en las elecciones a la Presidencia de la República francesa, explica que con estas encuestas en la mano “el cambio de régimen de partido único (la Falange fascista) al del pluripartidismo entre 1975 y 1977 fue pensado para perpetuar la subordinación/discriminación de los republicanos españoles” por lo que las “instituciones creadas a partir de 1975 buscaron tener bajo control al electorado antes de que se abrieran las urnas por primera vez desde las elecciones de febrero de 1936”.

Así, Garcés, ganador en 1999 del conocido como Premio Nobel Alternativo, defiende que “la ley electoral fue y se mantiene hoy para primar el voto rural (más conservador) sobre el resultado del voto de los grandes centros urbanos”. Además, explica, “el distrito provincial (en vez del unipersonal existente antes de 1939), las listas cerradas y bloqueadas, tuvieron, y tienen, como finalidad que los diputados/senadores elegidos estén subordinados a quien les pone en (y les quita de) las listas electorales, más que a sus electores, etc.”.

Felipe González, en el punto de mira

El control de las élites sobre el proceso de democratización del Estado para conseguir establecer una monarquía parlamentaria se ratifica en el hecho de que los partidos republicanos no fueron legalizados hasta después de las primeras elecciones generales el 15 de junio de 1977.  Isabelo Herreros, exsecretario general de Izquierda Republicana durante la Transición, señala en un reportaje de Público lo siguiente:

“Primero hubo un encuentro con Manuel Fraga, ministro de la Gobernación hasta julio de 1976, donde nos dijo que hasta que no quitásemos la ‘R’ no se nos legalizaría, ni con ese gobierno ni con ninguno de la Monarquía. Con el gobierno de Suárez apenas hubo contactos, pues la única interlocución era a través de Juan José Rosón, gobernador civil de Madrid entre 1976 y 1980, y siempre dijo que el obstáculo era el PSOE. Nos animaba a convencer a Felipe González, Javier Solana o Enrique Múgica, al parecer los más intransigentes con nuestra legalización. Presentamos los papeles cuando se abrieron los plazos. Martín Villa remitió al Tribunal Supremo la documentación, pero no para que nos legalizasen si no para que vieran si en nuestra actuación había hechos delictivos y así proceder contra nosotros“.

Adolfo Suárez no sometió a referéndum la monarquía porque las encuestas le dijeron que perdería

En una entrevista inédita al expresidente en 1995, que desvela este viernes La Sexta Columna, Suárez confiesa que incluyó la palabra rey y monarquía en la Ley de la Reforma Política de 1977 para no tener que hacer la consulta.

Según Suárez, era Felipe González quien pedía el referéndum sobre la monarquía.

eldiario.es

 ¿Por qué no hubo referéndum sobre monarquía o república durante la transición? Esta consulta estuvo encima de la mesa, la exigían los países extranjeros, pero se desechó. En una entrevista no conocida de la periodista Victoria Prego en 1995 al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, Suárez responde a esta pregunta. Esta noche, La Sexta Columna hace pública por primera vez esta confesión inédita.

Adolfo Suárez asegura, en la entrevista en Antena 3, que los Gobiernos extranjeros pedían una consulta sobre monarquía o república instigados por Felipe González: “Era Felipe el que estaba pidiendo a los otros que lo pidieran”. Suárez le confiesa a Victoria Prego, pensando que no está siendo grabado, que el Estado hizo encuestas y el resultado era que monarquía perdía.

“Cuando la mayor parte de los jefes de Gobierno extranjeros me pedían un referéndum sobre monarquía o república…, hacíamos encuestas y perdíamos”, admite el expresidente fallecido en marzo de 2014. La solución para que esta consulta no se realizara fue meter “la palabra rey y la palabra monarquía en la ley” de la Reforma Política de 1977. De esta manera, “dije que había sido sometido a referéndum ya”, explica. Poniendo  monarquía en la ley, se aseguró la permanencia de la institución. 

El vídeo que abre el artículo es un avance de lo que emitirá este viernes el programa ‘La Sexta Columna’ de La Sexta a partir de las 21.30h.

Lecturas para la siguiente clase

Kuvahaun tulos haulle Cambio16, noviembre de 2015

Os dejo aquí enlaces a dos artículos para que los leáis antes de la siguiente clase (la del 29 de septiembre):