Contra la memoria hegemónica

La novela El vano ayer de Isaac Rosa rechaza repetidas veces la memoria del franquismo y de la Guerra Civil impuesta y generalizada en innumerables obras de ficción: en novelas, en series televisivas y en películas. El autor afirma que ”hay que tener en cuenta qué se nos ha contado y qué no, y sobre todo cómo nos lo han contado. El franquismo y la Guerra Civil se han convertido casi en géneros literarios y, como tales, tienen sus limitaciones”. (El País 29 septiembre 2004 citado por Isabel Cuñado.) En este diario me gustaría reflejar un poco cuáles son estas limitaciones y qué tipo de alternativas Rosa está sugiriendo.

En un informe de prensa publicado junto con la novela, Rosa lamenta que, al no tener recuerdos propios de la época, siente “insatisfacción acerca de la oferta de recuerdos disponibles” y afirma que es ”necesario entonces recordar preguntándome a la vez por qué recuerdo así, por qué me hacen recordar así. Es necesaria una memoria reflexiva, autocrítica, diseccionada. Reformular las preguntas, aunque se demoren las respuestas. Escribir lo que no recuerdo, pero también lo que otros no recuerdan, aunque deberían”. (Citado por Echevarría) Las ideas de Rosa tienen mucho parentesco con lo que plantea Foucault en L’archeologie du savoir que publicó en 1969. Según Foucault hay que prestar mucha atención en la manera de formación de los discursos y preguntar quién es apto para hablar, y cuál es su situación institucional desde la cual produce el discurso y cuál es la relación que el sujeto adopta con el objeto. También es importante conocer las estrategias del discurso. De esta manera se puede observar la economía de las formaciones discursivas: de que cosas se puede o no puede hablar dentro de un discurso. Declara también en una entrevista titulada “Film and Popular Memory” que la cultura popular es enemigo de la verdadera memoria popular que se solía divulgar oralmente.

Es natural que, cuando en un género de ficción las mismas características siguen repitiendose una vez tras otra, los significados que quizá han tenido originalmente se van perdiendo, hasta que sirven sólo para marcar el género y para mantener la repetición. La novela de Rosa insiste implícitamente que cada línea que escribe un autor debe tener justificación: si el autor se deja llevar por las convenciones de género, no puede tomar la responsabilidad entera de su narración. No obstante, con el uso de la autoreflexión, el autor también renuncia a su responsabilidad de su narración o por lo menos la comparte con el lector: es más fácil permitirle cualquier equivocación si ha avisado de la incerteza de las cuestiones.

La novela quiere luchar contra el maniqueísmo presente en muchas obras. Pero ¿se trata de un enemigo real o es algo que el autor necesita crear? Ciertamente el maniqueísmo es siempre un peligro, sobre todo cuando es muy conectada con la realidad de un entero país, porque impide la posibilidad de progreso y obstaculiza el diálogo. Se podía distinguir por ejemplo en La voz dormida algunos monstruos de bondad de los que Isaac Rosa nos alerta: aunque la protagonista Pepita tiene sus imperfecciones, su hermana Tensi y su novio Paulino parecen espantosamente irreales en su bondad sin fisuras. Pero en muchas obras tenemos abundancia de ejemplos contrarios: basta echar una mirada a los antihéroes medio locos, ausentes y oscuros de El embrujo de Shanghai, una magnífica novela de Juan Marsé, o a los protagonistas poco heroicos de Soldados de Salamina que intentan actuar de manera acertada a pesar de la polarización del mundo en que viven. A lo mejor el maniqueísmo que tenemos que rechazar está integrado en la manera de leer e interpretar: la adherencia a un bando muchas veces determina nuestra actitud hacia el personaje. Quizás por esto el autor de El vano ayer elige un protagonista cuya orientación política queda fuera de la vista.

La mala memoria resulta nocivo ya en la cita inicial de la novela, dos líneas del poema de Antonio Machado, que ha también dado el nombre a la novela: “El vano ayer engendrará un mañana / vacío y ¡por ventura! pasajero”. En este caso el mañana vacío es lo que vivimos hoy y el vano ayer es la manera vana de representar el pasado. Con variados experimentos estilísticos el autor logra indicar cómo la forma de narrar establece limites para el contenido. Son ejercicios de estilo en el espíritu de la famosa obra de Raymond Queneau, y el más destacado de ellos es un capítulo que cuenta la vida de Franco en el estilo medieval de El cantar de mío Cid. Ironiza ingeniosamente la imagen que Franco quería construir de la historia del país, pero al mismo tiempo es un ejemplo maravilloso de cómo la forma puede avasallar el contenido. El estilo llamativo sirve para parodiar los conceptos anticuados de la historia que siguen teniendo vigor en la España de hoy. El autor comenta a la revista Ladinamo que ”tal vez la literatura no sirva para cambiar el mundo, pero sí está sirviendo para conservarlo” (Rendueles), de ahí la crítica constante.

En misma entrevista Isaac Rosa acusa la serie Cuéntame, junto a muchas novelas, de estandarizar el franquismo ”mediante intrigas vacías, o con recursos del peor sentimentalismo”. Con más de dos cientos horas emitidos a millones de espectadores, la serie es en efecto una masiva institución de la memoria ficticia. Un bloguero especializado en críticas televisivas, Ficción con T, analiza la serie: ”el tono general es definitivamente amable, a veces en exceso. Y a este respecto hay que decir que la voz en off de Carlos Hipólito no ayuda, a pesar de tratarse de un actor muy competente, ya que no hace sino acentuar la amabilidad de un relato en el que esa cualidad a veces está francamente fuera de lugar. Ver unas imágenes del archivo histórico de TVE en las que unos guardias civiles dan una paliza a un manifestante y que acto seguido una voz de narrador de cuento infantil diga lo mucho que le gustaba de joven una tal Karina o una tal Mayka no es precisamente acertado.”

Sin embargo, es inevitable preguntar igualmente si los autores tienen derecho de convertir una época, en que muchos sin duda vivían una niñez dulce, en mera tortura, palizas y represión, o sea, si estos niños no tienen derecho a la nostalgia por el mero hecho de que existía simultáneamente una represión que nada tenía que ver con ellos. De hecho, el punto de narración de Cuéntame no me parece mal elegida, porque más que una vez el niño que no conoce las extrañezas o los tabúes del dictadura puede a través de su ignorancia plantear una crítica aguda pero fresca y inocente hacia todo lo absurdo que estaba presente en la vida diaria del franquismo. Naturalmente, no se puede presentar mucha violencia en una serie familiar, pero cuando por curiosidad estaba viendo el último capítulo (109) que se transmitió aquí, me llamaba efectivamente la atención como las agresiones de los policías que disolvían una manifestación limitaban en sus muecas poco simpáticos (son menos afables incluso sus colegas en las socialdemocracias nórdicas). En fin, no creo que Rosa desee liquidar todo sentimiento nostálgico, más bien quiere poner en tela de juicio la supremacía de la historia sentimental que debe mucho a instituciones gigantescas como Cuéntame.

Hay un capítulo en la novela en que, para dar más perspectiva, el autor deja que un anarquista narre las torturas que padeció durante el franquismo. Aquí Rosa rompe con dos convenciones: en primer lugar la tortura inhumana de un activista poco peligroso y poco importante está mostrado con todo detalle y llevada, no hasta fin como el torturado en su agonía ya empieza a querer, pero tampoco falta mucho y el trato deja lesiones horribles e incurables en la víctima. Aquí la novela no oculta ni insinúa ni termina a medias. No muestra un héroe que con la increíble fuerza de convicción o la solidaridad a los compañeros o a miembros de la familia aguanta hasta la muerte, (tampoco un antihéroe débil que tras un par de golpes les traiciona). A lo contrario, la tortura desmesurada de un pobre hombre solitario, que poco tiene que ver con la trama, está revelada en totalidad. La representación de las atrocidades no es excepcional solamente en cuanto al contenido; tampoco la forma de narrarlas es lo que hemos acostumbrado leer. Carece absolutamente de cualquier sentimiento o suspense elaborado con recursos narrativos: el tratamiento terrible está expuesto de una manera simple y declaratoria como en la consulta de médico. El narrador dice que intenta no desatender el sufrimiento real, pero el intento queda corto porque las palabras no son capaces de transmitir el dolor como lo son los electrodos. Casi me sorprendió mi propia inmunidad ante la pura brutalidad, porque me sufría más con la tortura menos destrozador de un estudiante descrita en la misma novela. Será por el tono clínico con que el anarquista contaba su historia.

Aunque la novela no siempre da muchas respuestas, no se cansa de hacer preguntas, y una vez leído El vano ayer, no creo que ya pudiera leer más novelas, ver más películas o series televisivas relacionadas al tema sin recordar la perspectiva crítica que la novela ha ofrecido. Es posible que el objeto principal de la crítica que plantea El vano ayer, no es la ficción de ”mala memoria” en sí, sino la manera poco crítica de aceptarla: creerlo todo como si no fuera una obra de ficción limitada, como si no fuera, al igual que la novela de Rosa, un solo intento subjetivo de reconstruir el pasado.

Echevarría, Ignacio: ”Una novela necesaria”  12.6.2004.

Ficción con T: Cuéntame cómo pasó; Nostalgia con fondo. El País 9 de febrero de 2007.

Foucault, Michel: Tiedon arkeologia. (L’archéologie du savoir, 1969.) Traducido por Tapani Kilpeläinen. Tampere: Vastapaino, 2005.

Foucault, Michel. “Film and Popular Memory: An Interview with Michel Foucault.” Radical Philosophy 11 (1975): pp. 24-29.

Rendueles, César: ”Isaac Rosa. La anamnesis del franquismo” Ladinamo Nov-dic 2004.

Rosa, Isaac: El vano ayer Barcelona: Seix barral , 2004.

ante la pura brutalidad, porque me sufría más con la tortura menos destrozadora de un estudiante descrita en la misma novela. Será por el tono clínico con que el anarquista contaba su historia.

Aunque la novela no siempre da muchas respuestas, no se cansa de hacer preguntas, y una vez leído El vano ayer, no creo que ya pudiera leer más novelas, ver más películas o series televisivas relacionadas al tema sin recordar la perspectiva crítica que la novela ha ofrecido. Es posible que el objeto principal de la crítica que plantea El vano ayer, no es la ficción de ”mala memoria” en sí, sino la manera poco crítica de aceptarla: creerlo todo como si no fuera una obra de ficción limitada, como si no fuera, al igual que la novela de Rosa, un solo intento subjetivo de reconstruir el pasado.

Punto de vista de dios

Normalmente si tratamos de imaginarnos a un narrador cuyo punto de vista se asemeja al de dios, nos viene a la mente el narrador del realismo: todopoderoso, omnipresente pero inlocalizable, aparentemente objetivo y justo. No obstante, el caso de Llegada para mí la hora del olvido es todo lo contrario: el narrador de la novela de Tomás Val es un dios autodeclarado, introvertido, subjetivo y delirante – el Francisco Franco demenciado de sus últimos años. La visión del dictador está restringida por sus conocimientos, observaciones y imaginación; pero no obstante es más amplia de lo que se podría suponer. Tiene imaginación vívida y se refleja bastante (casi demasiado) para ser un dictador atroz, calculador y ignorante que con sus aspiraciones de poder ha causado la muerte de cientos de miles de conciudadanos. De hecho la novela une en su protagonista algunas características que le hacen parecer más que un mortal ordinario.

En una sola voz narrativa, la novela conjunta una multitud de diferentes voces y puntos de vista acerca de Franco. Coexisten voces elogiosas e injuriosas, las de la historiografía, de la propaganda franquista y de la mitología popular. De esta manera se nos presenta una imagen que es bastante completa en su multidimensionalidad causada por la gran cantidad de enfoques (suponiendo que el pasado o una persona histórica está compuesto de todas las cosas que logramos conocer sobre de él), pero al mismo tiempo inverosímil o hasta surrealista en su polifonía. (No hay polifonía en el sentido bajtiniano ya que todas las voces son filtradas a través del dictador y su postura, muchas veces irónica). No obstante, si dios es todo o un ser que es consciente de todo, la polifonía subraya también el aspecto divino del protagonista, aunque en la mayoría de los casos es más sencillo explicar la penetración del dictador en los pensamientos de sus súbditos como fantasía del protagonista, como por ejemplo en la siguiente cita donde se ve también la pregunta fundamental de la obra: “Quién soy, quién soy, mi voz sonámbula recorre el caserón, toca generala en los cuarteles, pone las catedrales en rebato, alerta a las sirenas policiales, moviliza todo el cuerpo diplomático, los curas rurales se ponen la sotana porque se asustan de repente ser hombres, los obispos recuperan de pronto su fe en dios y todo el país, hasta los barcos de altamar se olvidan las minas movedizas de peces, se ponen a averiguar quién es Francisco Franco.” (23)

Además de la consciencia amplia hay incluso otros elementos relacionados con la divinidad asumida por el dictador. Uno de los más importantes es la existencia de la vida postmortal. Durante las horas solitarias en el Pardo a Franco le aparecen generales muertos, víctimas de fusilamiento o garrote y además su propio padre. También está recordando como hizo resucitar su primer víctima en Burgos en 1936, un joven oficial a quien ha matado arbitrariamente, sólo para demostrar su poder. Tantos muertos han sido en su camino que de algún modo es lógico que le siguen hasta el fin de la vida y no es difícil de interpretar los elementos sobrenaturales de la obra como fantasía o delirios de Franco, porque nunca aparecen para otras personas y los resucitaciones no tienen testigos.

El elemento que mejor podría comprobar la divinidad de Franco es su capacidad de ver más allá de su muerte. En un pasaje donde quiere acentuar la distinción entre él y los dictadores ficticios que “no llevan más trajes que las palabras” dice que “[u]n caudillo tiene más poderes y puede soñar el tiempo verdadero de después del acabóse y hasta puede leer en una noche todos los libros que sobre él aún no se han escrito” (29) Efectivamente nombra varios historiadores reconocidos, entre ellos Paul Preston que se ha publicado casi toda su obra después de la muerte de Franco. Sin embargo, más revelador aun es que no solamente conoce la fecha de su propia muerte, sino también la de su mujer que se murió trece años tras la muerte de su marido: “Santa Carmen Polo de Franco, nacida en Oviedo en 1922 y muerta en olor de santidad en Madrid, el 6 de febrero de 1988, bajo un Gobierno socialista” (86) (Obsérvese que el demenciado dictador equivoca en la fecha de nacimiento con dos décadas.)

En un principio me perturbaba la clarividencia sobrenatural del protagonista porque no sólo parecía innecesario en cuanto a la historia que cuenta la novela sino también incongruente con la imagen abyecta y desfavorable que representa de él. ¿Tiene sentido juntar en el personaje poderes cuya existencia puede acreditar que es algo más que un anciano demente? En este aspecto la novela actúa como un dictador caprichoso que de repente fuerza a sus súbditos en algo aparentemente absurdo, y al mismo tiempo hace añicos la última posibilidad del realismo o verosimilitud. Se trata de un acto de metaficción absoluta en que el lector se ve forzado a tomar postura sobre las diferentes niveles de la ficción y la realidad, reflexionar quién fue el Francisco Franco histórico que tanto parece al protagonista pero no puede ser él. De esta manera reinvidica la función original de la metaficción que ya desde hace décadas ya no ofrece resistencia a la lectura y se ha convertido en un recurso literario frecuente y placentero en vez de suscitar preguntas sobre la naturaleza de la literatura y del conocimiento humano. Al mismo tiempo demuestra de un modo muy concreto cómo el período de tiempo que nos separa de un determinado momento histórico, junto con los acontecimientos y interpretaciones que este período ha producido están siempre presentes en la imagen que somos capaces de reconstruir del momento histórico en cuestión. Este enfoque rompe con el concepto de tiempo lineal porque, si bien el futuro se basa en los acontecimientos del pasado, la historia más reciente cada vez ejerce una gran influencia sobre las interpretaciones de la historia anterior. Así podemos observar que el punto de vista de la novela no es de los años setenta, es retrospectivo y el autor no intenta ocultarlo: es visible por ejemplo en algunos topónimos: en la página 42 Franco habla de la Gran vía, aunque durante su régimen fue denominada Avenida de José Antonio. Sin embargo, no se trata de un anacronismo, porque la obra está operando en varios niveles temporales a la vez.

La visión que transmite la obra de Val sobre el dictador envejecido es muy inquietante en su complejidad narrativa pero a la vez verdaderamente original. Aunque casi todos los aspectos sobrenaturales tienen una explicación natural dentro del mundo de la obra, en cuanto al tiempo incluye metaficción historiográfica que verdaderamente ofrece resistencia a la lectura. La novela y su narrador tiranizan la lectura de manera que nos invita reconstruir activamente la imagen que tenemos de Francisco Franco.

VAL, Tomás. Llegada para mí la hora del olvido. Madrid: Alfaguara, 1997.

¿Cómo convertir en novela un relato real?

En la novela Soldados de Salamina de Javier Cercas un personaje llamado Javier Cercas decide  escribir un libro que ”no sería una novela, sino sólo un relato real, un relato cosido a la realidad, amasado con hechos y personajes reales, un relato que estaría centrado en el fusilamiento de Sánchez Mazas y en las circunstancias que lo precedieron y siguieron” (52). No obstante, falla en su amasijo y no consigue completar la costura, porque se tropieza con dos problemas. En primer lugar, se da cuenta de lo falso y imposible de su intento de transcribir la realidad o la historia sin cambiar nada en este acto. También llega a entender que en Sánchez Mazas no va a encontrar el héroe que ha buscado.

El relato real que escribe el narrador-protagonista forma la segunda de las tres partes de la novela. Es fácil de notar, como también hace el protagonista, que falta algo de su libro y que está quedando flojo. Pero ¿por qué la historia de Sánchez Mazas, por sí sola, no vale una novela? Como vemos en la frase citado en el inicio, hasta el protagonista ve el relato real como algo inferior a una novela. Es sólo un relato real. En este sentido, es importante notar como Cercas el personaje menosprecia a sí mismo y todo lo que hace: es una persona insegura, lo que podemos advertir por ejemplo en el desdeño con que trata a su novia (a quien sin embargo se agarra), o en las bromas despectivas que continuamente gasta a las dos novelas que ha escrito. A mi ver esta inseguridad causa que intenta aislar el relato real de todo lo que tiene que ver con él, todo lo personal, todo el punto de vista, y relatar los hechos como si él no existiera como intermediario.

En el relato real Cercas se oculta detrás de un narrador impersonal y un estilo copiado de cualquier biografía (en contexto de la novela, un parodia bien logrado) creyendo que la tradición del género literario le trajese autoridad y le salvase de la responsabilidad. Si el autor del relato real lograse de verdad transformar lo pasado como tal en escritura, el resultado final carecería tanto el estilo como la estructura, solo tendría una sustancia histórica desordenada. Sin embargo el relato real de Cercas cumple una estructura cronológica rígida y convencional y hasta parece que pretende ser lo que los formalistas rusos llamaron fábula, una línea de sucesos sin trama. (Para entender la falta de trama en el relato real, basta ver el anticlímax de sus últimas frases: ”[h]oy poca gente se acuerda de él, y quizá lo merece. Hay en Bilbao una calle que lleva su nombre.”) Pero curiosamente, parece que es la novela que está formada por la desordenada sustancia histórica, porque al mismo tiempo es la novela escrito por el autor real y la novela que el protagonista va a escribir, lo que parece ser la única solución posible para hacer encajar las dos novelas y para perfeccionar la metaficción, puesto que si una novela incluyera la otra, no podrían ser la misma. La novela, en contraste con el relato real, desarrolla unas ideales barthesianas revelando el proceso de escribir y mostrando los motivos más íntimos del punto de vista (el amor fracasado, la muerte del padre, la frustración profesional) y, lo más importante, implicando el escritor dentro de la ficción y deconstruyendo de esta manera la división artificial entre la ficción y la representación de la realidad.

El protagonista de Soldados de Salamina se interesa en Sánchez Mazas porque se identifica intensamente con su historia. El paralelismo entre el escritor fracasado y el cobarde falangista queda muy claro. Cercas el personaje proyecta sus propios fracasos y desilusiones en Sánchez Mazas y al parecer convive el alivio de su salvación, a lo mejor porque cree que él mismo no va a tener una salida de la desgracia en que vive. Cercas en su relato real incluso sale en defensa de Sánchez Mazas varias veces: dice que aunque no es un gran escritor, es ”un buen poeta menor” (80), justifica su ideología fascista sosteniendo que es ”falso falangista” (136) y que ”es probable que […] nunca en su vida haya creído en nada; y, menos que nada, en aquello que predicaba y defendía” (138); también parece que siente un pinchazo de culpa porque el protagonista de su relato real no ha escrito el libro que prometió a los amigos del bosque.

Aunque el relato real se centra alrededor de una sola persona, el protagonista Sánchez Mazas queda un poco distante, del modo que parece faltar el héroe. Si bien es cierto que Cercas identifique con Sánchez Mazas, esto es visible solamente en la relación entre las dos primeras partes de la novela, pero no en el relato real en sí, porque Cercas el personaje cuidadosamente evita inscribir su postura en el relato. Oculta la identificación porque tiene que ver con los aspectos negativos de su propia personalidad. El heroísmo (tanto como el antiheroísmo, en esto no se difieren) no es más que un punto de vista admirativo, una admiración proyectada a otra persona, deseo de entenderla o adquirir su punto de vista. Cercas no consigue admirar a Sánchez Mazas, no le interesa demasiado su punto de vista y no es capaz de ver heroísmo en el poeta falangista por lo que no puede transmitirlo en su libro. Si un antihéroe es una persona que lucha sobre todo contra sus propios defectos (ver Brans), Cercas de la novela es un antihéroe ejemplario mientras que Sánchez Mazas del relato real no llega a ser ni siquiera un antihéroe, porque Cercas acentua su pasividad y su lucha (aparte de los esfuerzos para huir y esconder) en mayoría de las veces nos pasa inadvertido. De hecho, Carlos Yushimito del Valle observa que lo que Sánchez Mazas proporciona para la novela es su función complementaria, el mero hecho de que a través de él el autor puede presentarnos varios personajes que cruzan su camino, o, como lo expresa Yushimoto, su ”generoso ejercicio de los instintos humanos”.

En cambio, en Miralles Cercas encuentra un protagonista ideal, un soldado antiheroico que más por la necesidad de las condiciones que por su propia voluntad lucha años y años contra el fascismo, pero que en un momento decisivo decide actuar por ideales que son aun superiores a la causa. Respecto al acto heroico del soldado republicano aparecen en la novela dos definiciones de héroe muy interesantes: Roberto Bolaño define el heroísmo como un acto individual y correcto en determinado momento. Según esta definición para ser héroe basta una sola decisión acertada durante toda la vida, lo que encaja hasta la perfección con el caso de Miralles. Luego tenemos la definición menos elaborada que Miralles plantea según la cual los héroes son ellos que han muerto luchando en una guerra. La definición tiene sentido solamente cuando recordamos que el heroísmo es una actitud admirativa hacia otra persona: un verdadero héroe pocas veces se lo considerará a sí mismo un héroe, sino que su admiración está proyectada en algún otro. Al final no tiene mucha importancia cuál es el motivo que Cercas encuentra para la amnistía de Sánchez Mazas por parte de Miralles (o tampoco si Miralles es el soldado indulgente), porque es precisamente esta búsqueda humanista que le convierte a Cercas en héroe de una historia de superación ya que durante el proceso gana nuevamente su autoestima y ve el futuro bajo otro aspecto.

La novela manifiesta en varios niveles que la historia no puede existir sin la percepción humana. Solamente a través de la memoria y el activo proceso de recordar, los  hechos pasados siguen vivos. La historia es una construcción mental  y por este motivo es más sincero hacer visibles los procesos y las estructuras en que se funda y no dejarlos ocultas detrás de una falsa impersonalidad y una autoridad engañosa.

BRANS, Jo “The dialectic of hero and anti-hero in Rameau’s nephew and Dangling man Ebsco Publishing 2002.

CERCAS, Javier, Soldados de Salamina. Barcelona: Tusquets Editores, Col. Andanzas, 433, 2001.

LLUCH PRATS, Javier “La dimensión metaficcional en la narrativa de Javier Cercas” AISPI. Actas XXII (2004).

YUSHIMITO DEL VALLE, Carlos: ”Soldados de Salamina: Indagaciones sobre un héroe moderno” Espéculo, número 23/2003 Madrid.

La voz dormida, un glosario

En este diario de aprendizaje quiero hacer algo distinto. La idea de realizar un glosario para la novela me surgió, porque de la primera vista la novela parecía tan llena de referencias históricas que invitaba a aumentar un poco los conocimientos sobre la Guerra Civil y la posguerra españolas. Asimismo la sustancia histórica de la novela me parecía algo apartado de la ficticia que bien podía haber existido sin aquella, aunque entonces la novela ya sería otra. Sin embargo la autora, que también ha mostrado su dedicación política por ejemplo en el movimiento contra la guerra de Iraq, evidentemente quiere narrar, en vez de una historia cualquiera, otra que influya en lo que la gente piensa sobre unos acontecimientos que son decisivos para el país y, de una manera u otra, forman parte de la identidad de su población.

De hecho tan ansiosa parecía en despertar “la voz dormida” que a veces me daba la impresión de que el valor testimonial predominaba el valor literario. Las cicatrices de operación entre el material histórico y la imaginación no siempre se han borrado completamente, aunque se intenta ocultarlas por ejemplo con una voz narrativa extremamente estilizada (al mismo tiempo que hace muy evidente la deuda a los sucesos reales anexando los agradecimientos alargados y los documentos (pseudo?)históricos). El glosario indica que las referencias históricas son más habituales donde se introduce un nuevo personaje y está narrado su pasado. A lo mejor por esto, las referencias se hacen menos frecuentes hacia el final, a medida que el argumento se avanza con más agilidad, los personajes son ya más familiares y la historia que se cuenta ya es más de la propia autora que de todas las personas que ella agradece por haberle regalado la suya. De las 56 entradas del glosario la mitad, 28, surge en la primera parte, en la segunda parte hay 16 y 12 en la tercera.

A pesar de todo lo que he dicho sobre la clara separación entre lo ficticio y lo histórico en la novela, componer el glosario me hizo notar que a veces las referencias servían para caracterizar a los personajes de manera indirecto pero muy eficaz; entre otros, este es el caso de Tomasa cuyo carácter enigmático, duro y complejo se explica a través de los episodios traumáticos que ha vivido. Evidentemente, para entender las matices pintadas de esta manera, es preciso conocer los puntos de referencia. Me adelanto a publicar este diario por si acaso pueda ser de utilidad para quienes todavía están en medio del proceso de escribir los suyos.

Albatera 126. En Alicante, el primer campo de concentración después de la guerra civil donde fueron internados 15 000 republicanos entre las cuales se seleccionaban los que iban a ser fusilados. pagina web. vídeo

Alicante (el puerto de) 37. En la primavera de 1939 el puerto de Alicante se convirtió en la última esperanza para unos 60 000 personas que intentaban exiliarse de la República derrotada. Los barcos esperados nunca llegaron.

Álvarez Piñer, Luis (1910-1999) 401. Poeta español de la Generación del 36 que recibió el Premio Nacional de Poesía en 1991.

Azaña, Manuel (la ley de) 38. El ministro de la Guerra Manuel Azaña redactó en 1931 una ley que entre otras medidas redujo el número de militares, suprimió academias y concibió para los oficiales una formación civil para disponer de tenientes y capitanes.

Barroso, Martina 212. Una de las Trece rosas, 24 años al morir. imagen

Batallón Alicante Rojo 38. Fundado en noviembre de 1936, el primer batallón que resistió la ofensiva extranjera. Era compuesto por milicianos muy jóvenes.

Belchite 175. Un pueblo en la provincia de Zaragoza que fue completamente destruido por la guerra en septiembre de 1937. En sus ruinas se han rodado numerosas películas, como El laberinto del fauno.

Benemérita 238. Es como se llama popularmente la guardia civil.

BOE 405. El Boletín Oficial del Estado

Brunete (la batalla de) 53. Ejercito republicano intentaba disminuir la presión nacionalista al oeste de Madrid y aliviar la situación en el frente norte en julio de 1937. Se murieron unos 40 000 soldados en las ofensivas.

Burgos (el penal de) 73. La prisión se ha llamado la universidad antifranquista por la gran cantidad de presos políticos y su actividad antifascista. Imágenes de prisiones franquistas.

Campo de almendros 126. Decenas de miles de caídos en el puerto de Alicante se llevaron en este campo de concentración provisional sin higiene ni alimentación. Max Aub publicó la novela Campo de los almendros en 1967.

Cárcel Modelo de Madrid 83. El prisión principal de Madrid hasta el noviembre de 1936 cuando los prisioneros fueron trasladados porque las tropas sublevadas habían avanzado hasta la Ciudad Universitaria. Ver también Kolstov y Paracuellos de Jarama.

Carnicero de Extremadura 238. Capitán de la Guardia Civil Manuel Gómez Cantos destacó por la dura represión del movimiento guerrillero, lo que le valió el apodo.

Castilblanco (sucesos de) 209. En los últimos días de 1931 una manifestación de jornaleros en paro fue disuelto ilegalmente por la guardia civil. Como protesta, la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra convocó una huelga y cuatro guardias civiles fueron brutalmente matados en una manifestación. Los sucesos tuvieron repercusión nacional y agravaron la tensión política.

Castuera (el campo de concentración de) 240. Un campo de concentración extremeña de la inmediata posguerra (1939-1940) donde supuestamente había 9000-30 000 presos. Existen pocas testimonios sobre el campo, pero es posible que se exterminaba gente arrojandola en una mina, como pasó a los hijos de Tomasa en la novela. vídeo

Causa general 72. La Causa General Instruida por el Ministerio Fiscal sobre la dominación roja en España. Un extenso proceso de investigación en los años 1940-1969 que sirvió como instrumento de represión y propaganda.

CEDA 52. La Confederación Española de Derechas Autónomas, alianza de partidos políticos católicos de derechas, fundada en marzo de 1933.

Cerro Umbría 29. Al sur de Salamanca. mapa y fotos

Colomé, Antoñita 20. (1912- 2005) cantante, bailadora, y actriz de enorme producción cinematográfica.

Comité de Euskadi 184. Comité vasco del Partido comunista.

Conesa, Julia 212. Modista que había afiliado a las JSU por instalaciones deportivas en 1937, pero ya no estaba en contacto con la organización. Fue acusada hasta de haber sido “cobradora de tranvías durante la dominación marxista”. Una de las Trece rosas, tenía 19 años cuando le ejecutaron.

Cruz Laureada de San Fernando 97. La más preciada condecoración militar española al valor heroico. imagen

Federacion Nacional de Trabajadores de la Tierra 209. Una federación adscrita a la Unión General de Trabajadores (UGT), fundada en 1930, era el resultado de la implantación del sindicalismo socialista en el medio rural. Propulsó ocupaciones de tierras a lo largo de la República y fue disuelta tras la guerra civil.

Gabaldón, Isaac 213. Comandante de la Guardia Civil, encargado del “Archivo de Masonería y Comunismo”, su hija de 18 años y su chófer fueron asesinados en un oscuro incidente del que fueron acusados tres militantes de las JSU. Como represalia, 56 jóvenes de las JSU encarcelados (en su mayor parte antes del asesinato), 43 hombres y 13 mujeres, conocidas como las Trece Rosas, fueron condenados, por “adhesión a la rebelión”, a pena de muerte.

Gámez, Celia 20. Actriz y cantante española oriunda de Buenos Aires, supuesta amante de Alfonso XIII y Millán Astray que en su canción “Ya hemos pasao” burlaba la consigna “No pasarán” de los republicanos en la defensa de Madrid.

garbanzos (tortura) 11. Hacer caminar, hincado con las rodillas desnudas, encima de garbanzos secos era tortura utilizada por la Policía y la Guardia Civil. Garbanzos agudos horadaban la piel de la rodilla, se clavaban en los ligamentos del detenido.

González, Virtudes 216. Modista asesinado a los 18 años, una de las Trece rosas.

Junta de Casado 185. El coronel republicano Seguismundo Casado (1893-1968), convencido de la inutilidad de prolongar la guerra, condujo el 4 de marzo de 1939 un golpe de estado contra Negrín que tuvo que huir a Francia. Los golpistas querían negociar con Franco, pero este aceptó solamente una rendición incondicional.

Junta de Defensa de Madrid 83. Un organismo republicano creado en noviembre de 1936 por el socialista Francisco Largo Caballero. Se encargó de la defensa a toda costa de la ciudad de Madrid ante la posibilidad de que ésta cayera en manos franquistas durante la Guerra Civil.

Juventudes Socialistas Unificadas 56. Una organización política juvenil que unificó en marzo de 1936 la Unión de Juventudes Comunistas de España del PCE y las Juventudes Socialistas de España del PSOE. Actuaba en defensa de los intereses de la juventud trabajadora, promulgaba educación en el marxismo y el internacionalismo proletario, y agrupaba la juventud contra el fascismo y por la victoria del socialismo. Llegó a tener 250.000 afiliados y formar sus propios batallones entre las fuerzas leales a la República, que se distinguieron particularmente en la defensa de Madrid. Fue disuelta en la posguerra y sus miembros fueron sometidos a la persecución, encarcelamientos y fusilamientos.

Koltsov, Mijail 83. (1898-1940 o 1942) Periodista soviético que visitó España primero trabajando para Pravda y luego para el Comisariado de asuntos interiores en 1936-37. Se ha dicho que era el agente personal de Stalin en España y posiblemente el responsable de los fusilamientos de Paracuellos en Madrid a finales del 1936.

La Tempranica (Julián Romea) 222. El guión del actor romántico Julián Romea (1813-1868) fue convirtido en una zarzuela por el compositor Gerónimo Giménez (1854-1923) estrenada en 1900. El argumento se trata del amor imposible de una gitana por un señorito andaluz en el ambiente típico granadino. La canción “La tarántula e un bicho mu malo”.

ley de fugas 394. Ejecución extrajudical en que se simula la fuga del detenido para poder fusilarlo legalmente sin levantar un proceso. Se la aplicaba ya contra bandoleros andaluces en el siglo XIX, y fue procedimiento frecuente contra los maquis y otros enemigos del franquismo, cuando no podían ser condenados a muerte por la vía judicial.

Líster, Enrique (“él sí que tuvo lo que había que tener” – Tomasa) 53. (1907-1994) Político de PCE y comandante en el Ejército Popular de la República que mostró su habilidad en la defensa de Madrid, en Brunete donde ocupó la población casi sin bajas y en Teruel donde los nacionales sin embargo vencieron la batalla con su contraofensiva. Exilió a Francia tras el golpe militar del coronel Casado.

Los Santos de Maimona 237 .Una localidad de la provincia Badajoz que los nacionales ocuparon en su camino desde Sevilla a Madrid. A su lado queda Zafra, el pueblo natal de la autora.

Molina, Miguel de 20. (1908-1993) Cantante malagueño de copla. Exilió acusado de haber ayudado al ejercito republicano y ser homosexual. La canción “Ojos verdes“.

Movimiento Nacional 213. Mecanismo fascista durante la dictadura que pretendía ser el único cauce de participación en la vida pública. Según su doctrina corporativa las llamadas entidades naturales de la sociedad eran familia, municipio y sindicato.

Mundo Obrero 272. Una publicación del PCE que durante la mayor parte de la República y la Guerra Civil se publicó como diario de gran difusión. Tras la la guerra se publicó en el exilio y además algunos ejemplares fueron elaborados clandestinamente en las cárceles porque era valiosa para las actividades comunistas antifranquistas. Portada del Mundo Obrero del año 1947 elaborado a mano en el penal de Ocaña.

naranjero 323. Metralleta de las tropas republicanas. imagen

Negrín, Juan (la paz consentida por) 32. (1892-1956), médico y político socialista fue Presidente del Gobierno republicano nombrado tras la dimisión de Largo Caballero en mayo de 1937. No quería aceptar la paz incondicional propuesta por Franco y prolongaba la resistencia hasta que el golpe de estado de Casado lo hizo imposible. De este modo el hecho de que en la novela Tomasa considera la paz ”consentida” por Negrín una ofensa a los que continúan en la lucha, subraya la dureza ideológica de la personaje.

Negrín, Juan (lentejas de) 357. Presidente Negrín trabajaba de forma infatigable para lograr la victoria sobre los sublevados, y hasta visitaba varias veces en el frente para insuflar ánimo a sus combatientes. El ex-médico quería garantizar la alimentación suficiente para los soldados, y se hicieron famosas sus raciones de comida ”las lentejas de Negrín” que eran abundantes, aunque no particularmente variadas.

Olivenza 56. Municipio en la frontera de Portugal en Extremadura.

Paracuellos de Jarama 83. Durante la Batalla de Madrid en noviembre y diciembre de 1936, en Paracuellos de Jarama, al lado del aeropuerto de Barajas, fue realizado la matanza de miles de prisioneros considerados opuestos al bando republicano. Fuero extraídos de diferentes cárceles en las llamadas ”sacas” y fusilados en la vega del río Jarama.

Pétain, Henri (los españoles caídos en manos de) 307. El primer embajador de Francia en la España franquista y el presidente de Francia de Vichy (1940-44) no tenía ninguna simpatía por los refugiados españoles. Se calcula que alrededor de 275.000 españoles pasaron por los campos de internamiento franceses.

Primera región militar 213. En España hay ocho Regiones militares.

Socorro rojo 266. Un servicio social internacional creado por la Internacional Comunista en 1922 para funcionar como una Cruz Roja política. El SRI condujo campañas de apoyo a los prisioneros comunistas y reunió apoyo material y humanitario en situaciones especificas.

Solidaridad Obrera 115. Organización anarcosindicalista creada en 1907 para reorganizar los sindicatos catalanes. En 1910 fue ampliada a confederación obrera a nivel estatal, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Colaboró con otras fuerzas del Bando republicano contra los nacionalistas y continuaba la resistencia militar cerca de diez años tras el fin de la guerra.

Teruel (toma de) 52 En diciembre de 1937 los republicanos recuperaron en una ofensiva enorme una capital de provincia por la primera vez durante la guerra. En mes siguiente el triunfo republicano está arruinado por la contraofensiva de los sublevados; mueren miles de republicanos y 14.000 quedan prisioneros. Reportaje en El País

Trece Rosas 56. El 5 de agosto de 1939, trece mujeres, la mitad menores, fueron ejecutadas junto con 47 hombres despúes de un juicio sumario como represalia por el asesinato de un comandante de guardia civil y su hija y su chófer. Una de las historias más trágicas de la posguerra, cargada de valor simbólico. Reportaje en El País

Trijueque (Batalla de Guadalajara) 41. Tropas franquistas e italianas intentaron la conquista de Madrid por el norte en marzo de 1937. El resultado fue 6.500 republicanos muertos o heridos y 900 prisioneros, pero el ataque fue rechazado. La localidad Trijueque quedó en medio del frente y sufrió importantes daños.

UHP 55. Unión Hermanos Proletarios como en la novela o más bien Uníos Hermanos Proletarios o Uníos Hijos del Proletariado. Era una consigna de la alianza obrera suscrita por tres uniones de trabajo en la zona norte en 1934, pero más tarde fue una proclama habitual del bando republicano en todas partes (Reme era murciana).

Unión Nacional Española (UNE) 366. Una organización antifranquista constituida en Francia en 1942 y liderada por el PCE para el exilio republicano.

Valle de Arán (Operación Reconquista de España) 367. En 1944 Valle de Arán en la provincia de Lérida fue invadido por guerrilleros antifranquistas españoles (bajo dirección comunista) desde Francia. La intención era reanudar la guerra en España en la creencia de que una vez comenzada, los aliados les ayudarían a derribar el gobierno de Franco. La ofensiva de unos tres mil hombres fue facilmente rechazado porque les faltaba el apoyo popular, el gobierno español estaba al tanto de un posible ataque y los guerrilleros no tenían armamento pesado. Fue el último intento de derrotar a Franco por la fuerza. Reportaje en El País

Varela, José Enrique 97. (1891-1951) general de división en la guerra civil, fue nombrado ministro del Ejército en el primer gobierno de la dictadura franquista (1939-1942). imagen

Ventas. La Cárcel de mujeres de Ventas fue construida en 1931 para dignificar la condiciones de las reclusas. Sin embargo acabado la Guerra Civil, la dictadura franquista convirtió la cárcel en un almacén de reclusas donde todas eran hacinadas y tratadas en pésimas condiciones. La cárcel fue construida para un número de 450 personas, pero superaba las 4000. Permaneció abierta hasta el año 1967 y estuvo ubicada en la actual calle Marqués de Mondéjar del barrio de Ventas en Madrid. imágenes

El narrador-protagonista en Luna de lobos y La lluvia amarilla

Hace un año leí la segunda novela de Julio Llamazares La lluvia amarilla (1988) y ahora Luna de lobos me ha hecho pensar otra vez sus temas y características puesto que, aunque las tramas son muy distintas, las novelas comparten muchos aspectos. Uno de los rasgos que destacan es la sensación de subjetividad y percepción íntima proporcionado por la voz narrativa de un narrador-protagonista. El tipo de narrador que Llamazares ha elaborado en sus dos primeras novelas parece perfecto tanto para conseguir la intimidad y confianza del lector como para transmitir reflexiones acerca de la soledad, la memoria, el olvido y la muerte, y proporsionar una visión del mundo que algunos autores han considerado romántica o neorromántica.

Los protagonistas de las dos novelas han optado por un aislamiento del mundo que se ha vuelto desfavorable o hóstil a sus ideales. Después de la derrota en la Guerra civil, Ángel, el narrador de Luna de lobos ha huido a los montes con tres comapañeros que a lo largo de la novela son eliminados uno tras otro hasta que el protagonista queda completamente solo. En cambio, Andrés, protagonista de La lluvia amarilla es el último habitante de un pueblo abandonado en los pirineos, un anciano que en su lecho de muerte sigue resistiendo al olvido y en vano añora un mundo perdido para siempre.

El destino de los dos narradores-protagonistas está presente ya desde las primeras páginas de las obras por el tiempo verbal empeñado por ellos mismos. En el caso de Ángel, que cuenta la historia en el pretérito, es de suponer desde el principio que va a sobrevivir los acontecimientos venideros (para contarlos luego), lo que ofrece al lector un cierto alivio en medio de la persecución jadeante que sufren Ángel y sus compañeros, mientras que la tensión de La Lluvia amarilla se debe mucho al hecho de que Andrés narra desde el tiempo presente en espera del punto final, de ”los hombres de Berbusa que vienen a buscarle” y de la muerte, lo que hace suponer que el libro no puede acabar sin que acabe también su historia.

En un diálogo, como un fragmento metaficcional, Ángel dice que, desde su sitio, ve todo al igual que dios: efectivamente, el mundo de la obra consiste en lo que Ángel percibe y nos cuenta. Aunque Ángel no este omnipresente como dios, su punto de vista está presente en lo que se cuenta y sólo puede contar lo que ve en ese momento y tan sólo lo que abarca su vista, como el mismo autor afirma (Hammerschmidt). También surge mismo tipo de metaficcionalidad en las reflexiones del narrador de La lluvia amarilla. ”El tejado y la luna. La ventana y el viento. ¿Qué quedará de todo ello cuando yo me haya muerto?” (p. 43) Aunque una nota previa en el libro afirma que el pueblo Ainielle existe, ciertamente las palabras del narrador hacen el mundo del libro existir y construyen las verdades que lo reinan. Su pregunta también tiene que ver con la idea que iguala la memoria con la vida y la muerte con el olvido. Hasta parece que Andrés no teme tanto a la muerte física como al olvido que con ella le llega para él y para su querido pueblo. Por esto espera tan ansioso a los hombres de Berbusa que, cuando le hallen, de un modo le van a liberar del agarre de la muerte. Curiosamente parece que en La lluvia amarilla no hay mucha diferencia entre los vivos y los muertos. Los muertos, al igual que los vivos, están presentes através de lo que cuenta el narrador, aunque a veces lo son más porque aparecen a Andrés como fantasmas que parecen muy reales ya que por el monólogo interior no podemos distinguir si son delirio o si es que el mundo de la obra permite su existencia. Sin embargo, al final, cuando el cuento se acaba y se acaba la vida de Andrés, las tapas del libro se cierran y su mundo, con sus vivos y muertos, deja de existir.

Una semejante asimilación de la muerte y olvido aparece ya en Luna de lobos. La nieve, un símbolo de doble sentido, que surge a veces junto con la muerte, a veces con el olvido, forma en el fin un síntesis de los dos, cuando Ángel, rechazado por su hermana, el único pariente que sigue vivo, decide dejar atrás el mundo que le ha vuelto la espalda y, huyendo en tren, sólo tiene ya “nieve dentro y fuera” de los ojos (185). Ha dejado de existir para su pueblo, como su pueblo deja de existir para él y como, para tantos años, los maquis dejaron de existir para los españoles, si no fuera por las leyendas transmitidas de boca a boca que Llamazares recuerda con cariño en un epitafio (En Babia, 94) escrito a un maquis perseverante que inspiró en parte Luna de lobos.

Llamazares, que antes de debutar como novelista publicó dos libros de poemas, conserva, como afirman María Carmen Herrero y Ana Benages Gimeno, en sus novelas el latido de la poesía. Los narradores de las dos novelas empeñan el mismo ideolecto y hasta las mismas metáforas en punto de convertirse en símbolos. Por ejemplo el río sirve en ambas novelas como un habitual símbolo de la vida y el tiempo. “El tiempo fluye siempre igual que fluye el río: melancólico y equívoco, al principio, precipitándose a sí mismo a medida que los años van pasando” (La lluvia amarilla p. 106) En Luna de lobos el río enmudece de repente “como si hubiera muerto” (p. 24) cuando Ángel se asusta al escuchar unos pasos en la oscuridad de la noche. Estos ejemplos sirven también para demostrar el diferente ritmo de las novelas y las condiciones en que viven sus protagonistas. Andrés ya no hace más que espera que llegue la muerte a poner fin a su vida que de un modo ha acabado ya (“mi corazón ya estaba muerto el día que se fueron los últimos vecinos” p. 107), y Ángel está agarrando la vida porque cualquier momento puede ser su último. Correspondientemente Luna de lobos está impregnado por diálogos que por su parte impulsan la narración. Son ausentes solamente en el final, donde Ángel ha quedado solo y predomina el monólogo interior que es también la forma narrativa de La lluvia amarilla. En cambio un recurso abundante en La lluvia amarilla, analepsis, manifiesta su ausencia casi total en Luna de Lobos.

Las dos novelas desarrollan algunos temas políticos o sociales, como es el olvido activo de “los del monte” por la historiografía franquista o la despoblación rural en la segunda mitad del siglo XX, pero aún así, como indica José María Izquierdo, a diferencia del neorrealismo y realismo social de los años cincuenta, por ejemplo, el reproche es más bien íntimo y humano, narrado por un ”yo” subjetivo que reacciona ante estos fenomenos. Los elementos naturales en las dos novelas son constantemente personificados, lo que hace las sensaciones del narrador más eminentes: “Hacia el mediodía reventaron las nubes. Ya no soportaban tanto silencio.” (Luna de lobos, p. 43) Por la intensa relación entre la naturaleza y las sensaciones del protagonista, Izquierdo ha utilizado la palabra neorromántica con respecto a la obra de Llamazares. La idea está también apoyado por un artículo de Llamazares (En Babia, p. 19) en que esboza un síntesis de la tendencia religiosa de un ser humano y el ecologismo imprescindible para nuestros tiempos. Denomina a esto nuevo panteismo. Hasta se puede arguir, al igual que hacen Herrero y Benages Gimeno, que en las novelas de Llamazares subyace una concepción del paisaje como un ser vivo capaz de guardar la memoria colectiva.

Aparte de los narradores-protagonistas, en las novelas aparecen otras personajes, pero ¿algunos de ellos se los pueden considerar protagonistas? En Luna de Lobos el grupo de Ángel está formado por cuatro hombres de las cuales Juan aparece brevemente y tiene función sólo como hermano de Ramiro. También Gildo queda distante, porque el narrador no le presta mucha interés y además muere en la mitad de la novela y así no lo llegamos conocer más que someramente. De esta manera nos queda Ramiro que, como ha notado Diana Diaconu, es el protagonista de la acción. Sin embargo, llegamos a saber muy poco de lo que él piensa o siente. Ramiro es una persona que muchas veces calla, y a Ángel le resulta difícil reconocer en él a aquel niño que conocía porque ya es “sólo un hombre lejano e inaccesible” que “observa con mirada descifrable.” (p. 72) De un modo el silencio de Ramiro le hace un personaje más compleja y vivo, pero también el acto de intentar descifrarle subraya el protagonismo de popio Ángel y incluso hace más evidente su soledad. Semejante relación, la soledad cuasada por la distancia de una persona cercana, podemos descubrir también entre Andrés y Sabina. Aunque no demasiado preocupado por los pensamientos o sentimientos de su mujer, Andrés la necesita (al igual que Ángel a su compañero) para no quedar solo y para pertenecer al mundo de vivos. Luego cuando Sabina se suicida (como Ramiro), la soledad existencial(ista) da paso a una soledad absoluta, donde el mundo interior de Ándres sustituye al mundo exterior y comienzan sus delirios. En el caso de Ángel, la muerte del compañero (y la del padre) le expulsa del seno de la humanidad hasta que resigne su identidad.

En este diario de aprendizaje he demostrado algunas semejanzas entre los narradores-protagonistas de las dos primeras novelas de Julio Llamazares. Seguramente quedan muchas para descubrir, pero de todos modos espero haber revelado algunos de los más importantes que de igual manera transmiten la sensación de subjetividad y una visión romántica del mundo junto con planteamientos sobre la soledad, la muerte y el olvido.

DIACONU, Diana N.: ”Luna de lobos de Julio Llamazares: el narrador-protagonista a partir del pacto narrativo” Anuario de estudios filológicos, Vol. 29, 2006, pp. 19-25.
HAMMERSCHMIDT, Claudia: ”Espectrología o La escritura intermedial de Julio Llamazares” 2008 http://congresoespanyola.fahce.unlp.edu.ar/programa/ponencias/HammerschmidtClaudia.pdf
HERRERO, Mª Carmen y Benages Gimeno, Ana: ”Aproximación a Luna de lobos de Julio Llamazares” http://www.alectura.educa.aragon.es/pdfmonogra/lunadelobos.pdf
IZQUIERDO, José María: ”Julio Llamazares: Un discurso neorromántico en la narrativa española de los ochenta”, Iberoromania 41/1995, pp. 55–67
IZQUIERDO, José María: ”Memoria e identidad en tiempos de amnesia: Manuel Vázquez Montalbán y Julio Llamazares”, Oslo/Lund, 1995 http://folk.uio.no/jmaria/VazquezMontalban/Vazquez =Llamazares.pdf
LIIKANEN, Elina: La lluvia amarilla de Julio Llamazares: ¿un monólogo autónomo? Helsinki, 2003. https://oa-doria-fi.libproxy.helsinki.fi/dspace/bitstream/10024/946/1/lalluvia.pdf
LLAMAZARES, Julio: En Babia, Seix Barral, Barcelona, 1991.
LLAMAZARES, Julio: La lluvia amarilla, Seix Barral, Barcelona, 1988.
LLAMAZARES, Julio: Luna de lobos, Seix Barral, Barcelona, 1985.
PARDO PASTOR, Jordi: ”Significación metafórica en La lluvia amarilla de Julio Llamazares”. Espéculo 21, año VII, julio – octubre 2002 http://www.ucm.es/info/especulo/numero21/amarilla.html