El Supremo rechaza la recusación de Varela planteada por Garzón

El instructor del incidente coincide con el juez en que este quería ayudar a Garzón al asesorar a Manos Limpias y Falange

JULIO M. LÁZARO El País07/05/2010

El magistrado del Tribunal Supremo Andrés Martínez Arrieta ha rechazado la recusación instada por el juez Baltasar Garzón contra el instructor Luciano Varela por haber asesorado a Manos Limpias y Falange Española de las JONS en sus escritos de acusación contra Garzón por investigar los crímenes del franquismo. Al rechazarse la recusación, la causa volverá a Varela, que puede dictar el auto de apertura del juicio oral que determinará la suspensión de funciones del magistrado de la Audiencia Nacional.

Martínez Arrieta, que ha resuelto el incidente de recusación en un tiempo récord, considera que las resoluciones dictadas por Varela “son adecuadas” a lo establecido en la ley procesal penal, por lo que “no pueden objetivizar la pérdida de imparcialidad que se denuncia”. Arrieta coincide con Varela en que al señalar a Falange y a Manos Limpias cómo debían presentar sus escritos, lo que Varela buscaba era “reforzar y actuar las garantías derivadas del principio acusatorio que ampara al imputado en el procedimiento penal”, es decir, ayudar a Garzón. Por tanto, no cabe “hablar de parcialidad del instructor”.

El instructor de la recusación se suma así al argumento del “reforzamiento de las garantías” de un imputado mediante la “subsanación” de sendos escritos de acusación en los que se pide para Garzón la pena máxima de 20 años de inhabilitación como juez. Ese mismo argumento fue el que centró los respectivos informes tanto del recusado Luciano Varela como el de Falange Española de las JONS, que pese a haber sido expulsada del procedimiento sigue interviniendo en el mismo.

Según Martínez Arrieta, las dos resoluciones dictadas por Varela, rectificando los errores de Falange y Manos Limpias, fueron “adecuadas” a lo establecido en la ley procesal penal, por lo que “no pueden objetivizar la pérdida de imparcialidad que se denuncia”. Por tanto, no cabe “hablar de parcialidad del instructor” Luciano Varela.

En su auto de inadmisión, Martínez Arrieta sigue el informe realizado por el propio Varela y señala que la “subsanación, y por lo tanto la concesión de un plazo, es una consecuencia de una interpretación constitucional del proceso penal”.

Dicha interpretación, que se hizo en un proceso laboral en el que un juez dio un plazo a las partes para subsanar los defectos de una demanda laboral, es aplicada por Martínez Arrieta al proceso penal como “una auténtica obligación del órgano judicial”, de modo que “el juzgador debe advertir a la parte actora la existencia de defectos en la demanda y concederle un plazo de subsanación”.

En definitiva, para el instructor de la recusación, las rectificaciones de Varela a los escritos de Falange y Manos Limpias “no son más que la manifestación del deber que la ley procesal impone al juez de instrucción”, y que sea realizado por el instructor o por la parte “no objetiviza la pérdida de imparcialidad que se denuncia”.

Al tratarse de una inadmisión a trámite de la recusación, Martínez Arrieta ha decidido hacer una excepción y no imponer las costas del incidente a Garzón. La causa ha sido devuelta ya a Varela, cuyo sustituto, Julián Sánchez Melgar, ha estado un solo día al frente de la instrucción.

Aunque la Sala de lo Penal del Supremo tiene aún que pronunciarse sobre la nulidad de actuaciones instada por el defensor de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, dicho pronunciamiento no suspende la causa principal, por lo que Varela ya tiene las manos libres para sentar a Garzón en el banquillo. Además, el tenor de la resolución de Martínez Arrieta, dejando a salvo la “imparcialidad” de Varela y la adecuación de sus resoluciones a la legalidad, marca el camino a la Sala sobre la nulidad de actuaciones.

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Consulta íntegro el auto que rechaza la recusación de Varela

Varela afirma que rectificó a los acusadores en defensa de Garzón

Falange dice que el instructor es “absolutamente imparcial”

JULIO M. LÁZARO El País06/05/2010

El juez del Tribunal Supremo Luciano Varela, que instruye la causa abierta al juez Baltasar Garzón por su investigación del franquismo, ha asegurado que las resoluciones en las que asesoró a Falange Española de las JONS y a Manos Limpias sobre cómo debían rehacer sus escritos de acusación “estaban dirigidas, única y específicamente, a ordenar el debate procesal para garantizar mejor el derecho de defensa del imputado”, es decir, de Garzón.

Varela presentó ayer el preceptivo informe sobre la recusación instada por el juez Garzón contra él por tener “interés indirecto” en la causa, al haber dado a Manos Limpias y Falange la oportunidad de rectificar las incorrecciones de sus escritos, en vez de expulsarles directamente del procedimiento como hizo el Tribunal Supremo con el PP en el caso Filesa.

Varela sostiene en su informe que adoptó esas decisiones para garantizar mejor la defensa de Garzón, pese a que “resulta obvio”, dice, “que no es así como lo interpreta el juez querellado en su recusación”.

Respecto al escrito de acusación de Falange Española de las JONS, el juez Varela asegura que “era subsanable”, pero que “por no atender en plazo el requerimiento efectuado, acordé el pasado día 23 de abril el apartamiento de la causa de Falange Española de las JONS”.

Sin embargo, lo cierto es que Falange no sólo ha recurrido su expulsión de la causa, sino que sigue actuando en el procedimiento contra Garzón. De hecho, ayer el Supremo remitió al abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, el informe de Falange sobre la recusación de Varela.

En el mismo, los falangistas dicen no encontrar motivos de duda sobre la “absoluta imparcialidad” del juez instructor, Luciano Varela, y niegan que el auto en que les conminaba a subsanar los defectos y por lo que luego fueron expulsados del procedimiento contuviera “orientaciones o consejos”. Por el contrario, se apuntan también a la tesis de que lo que Varela pretendió fue la “protección del derecho de defensa” de Garzón. Falange considera además “poco menos que grotesco” que la defensa de Garzón se felicite por su expulsión del procedimiento y califica la recusación de Varela de “abuso de derecho”.

Volviendo al informe de Varela, el instructor del Supremo afirma que respecto al escrito de Manos Limpias la alternativa a mantener su escrito de acusación no exigía más que la “exclusión de excesos, inocuos para el contenido subsistente”.

No obstante, Varela no explica por qué, si los excesos eran “inocuos”, ordenó retirarlos en un plazo de un día, señalando además los folios que debían eliminarse y que constituían los dos tercios del escrito de Manos Limpias. Ni tampoco explica por qué Manos Limpias incorporó en un tercer escrito el añadido de que el acusado Garzón actuó dictando resoluciones “a sabiendas de su injusticia”, según especificaba la providencia de Varela.

El juez del Supremo concluye afirmando que no tiene “interés directo ni indirecto alguno en el conocimiento de la causa” y que sus decisiones cuestionadas por Garzón “no pueden ser objetivamente vistas como muestra de inclinación de ánimo alguno ni a su favor ni en su contra”. “He de manifestar que no admito ni comparto la apreciación de la causa de recusación invocada”.

Por otra parte, el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, presentó ayer dos nuevos escritos en los que impugna sendos recursos de Falange Española de las JONS contra su expulsión del proceso por no haber presentado su escrito a tiempo.

El Valle de los Caídos es una ruina

Un informe de Patrimonio Nacional advierte de que los desprendimientos de las gigantescas esculturas suponen “un serio riesgo de daño para las personas”

DIEGO BARCALA – Público – 02/05/2010

El Valle de los Caídos ha echado el cierre por causa de fuerza mayor: el riesgo para los visitantes causado por los desprendimientos que sufren los conjuntos escultóricos gigantes que Juan de Ávalos diseñó al gusto de Francisco Franco. Un informe de Patrimonio Nacional del pasado 11 de noviembre de 2009, al que ha tenido acceso Público, destaca el “ritmo de deterioro muy peligroso y considerable” experimentado por el monumento durante el último año.

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Apología restaurada de Falange Española

VergaraPúblico – 03/05/2010

Sólo cien falangistas en Madrid

Proclamas amenazantes e insultos en la marcha a favor del procesamiento del juez Garzón y en defensa de la legalidad de la organización ultraderechista

BRUNO G. GALLO El País25/04/2010

De la mano de su padre, un chaval de unos ocho años cantaba el himno franquista Cara al Sol , mientras su hermano menor ondeaba una bandera falangista que le doblaba en altura. Aún no se sabía la letra, pero, como los otros cien asistentes a la manifestación, elevaba el brazo con el saludo fascista. Terminaba así frente al Tribunal Supremo una protesta que, durante una hora, había recorrido la madrileña calle Génova con cánticos insultantes y ambiente festivo.

Había niños, envueltos en enseñas nacionales, y hombres que se hicieron viejos de repente durante la guerra. Como Antonio López, hijo de un capitán fusilado, que, “al contrario que la mayoría de los de aquí”, llevaba en la cartera el carné de cuando la falange era Movimiento Nacional. Con su gorra de “la guardia de Franco”, coreaba: “¡Pasamos y vencimos!”.

Pese a los intentos de la organización por suavizar las proclamas, hubo improperios y mofas para todos: jueces, políticos de todo pelaje, gentes del cine y, por supuesto, el comunista Santiago Carrillo. Megáfono en mano, un falangista iniciaba los cánticos ante una decena de cámaras de medios españoles y extranjeros. Dentro de la marcha, comentarios de ánimo: “No os peguéis mucho, que somos pocos”, “esta noche seguro que salimos en el telediario”.

Y tras la caminata, el mitin. Uno de los dirigentes, Ignacio Menéndez, dio gracias irónicas a Pedro Almodóvar, Pilar Bardem y otros por “destapar la caja de Pandora” y sacarlos a la calle. El jefe nacional, Manuel Andrino, amenazó: “Ningún papel administrativo nos impedirá defender España incluso con las armas. (…) De momento no manejamos armas, entonces se tendrán que sentar de igual a igual como con ETA”.

Poco antes, una dirigente sugería la posibilidad de “abrir otra vía judicial”. Porque la manifestación la había convocado La Falange (10.300 votos en 2004), pero la querella contra Baltasar Garzón la presentó Falange Española de las JONS (14.000 votos en 2008), que precisamente ayer reunía a su Consejo Nacional para responder a su expulsión de la causa, y se desvinculaba de la marcha.

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Movilización contra la impunidad de los crímenes del franquismo

Concentraciones en Argentina, Francia y Portugal

Varela expulsa a Falange del ‘caso Garzón’ por una sutileza legal

Manos Limpias, que ha seguido sus indicaciones, continúa con la acusación

JOSÉ YOLDI El País24/04/2010

El juez Luciano Varela, instructor de la causa contra Baltasar Garzón por tratar de investigar los crímenes del franquismo, expulsó ayer del proceso a Falange Española de las JONS, por medio de una sutileza legal, como es la interpretación del plazo para la presentación del escrito. Falange ejercía la acción popular y solicitaba 20 años de inhabilitación para el magistrado por delito de prevaricación. La otra acusación popular, el pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias, que también reclama 20 años de inhabilitación para Garzón, y resulta por tanto imprescindible para continuar con el proceso, sí consiguió cumplimentar con éxito el requerimiento siguiendo las indicaciones de Varela.

El pasado jueves, el juez Varela había dictado una resolución por la que declaraba que los escritos de acusación presentados por las acusaciones populares, tanto Falange como Manos Limpias, no cumplían los requisitos legales, porque no se ceñían a los hechos e incurrían en valoraciones sobre circunstancias ajenas al proceso. Por ello dio una serie de indicaciones a los querellantes para que subsanasen los defectos que presentaban sus escritos de acusación y los acomodasen a la legalidad en el plazo de una audiencia.

Falange ya ha anunciado que el próximo lunes recurrirá la decisión del juez por considerar que su apartamiento del proceso obedece a “cuestiones ideológicas”, mientras que en medios de las asociaciones de memoria histórica estiman que la expulsión de la formación política obedece a una “operación de maquillaje”, ya que no queda estético que el grupo que se sublevó contra el Gobierno legalmente constituido en 1936 sea el que lleve al banquillo de los acusados al juez que pretendía investigar su presunta participación en miles de desapariciones forzosas y crímenes contra la humanidad.

En la providencia dictada ayer, Varela razona que el procurador de Falange no había atendido al requerimiento formulado para subsanar los defectos en el escrito de acusación, por lo que “se le tiene por precluido en su derecho a formular acusación y apartado de la querella”. Varela, sin embargo, da por cumplimentado el requerimiento por parte del pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias y de la Asociación Libertad e Identidad, que actúan bajo la misma dirección letrada.

En la resolución por la que rechazaba los escritos de acusación, Varela llegaba a decir del presentado por Falange que “lejos de limitarse a la mera descripción de los hechos, se extiende en múltiples valoraciones de tal suerte que resulta arduo diferenciar cuales sean los hechos cuya verdad o falsedad ha de ocupar la defensa del acusado y a cuya acreditación ha de orientarse la actividad probatoria”.

Aunque el escrito de Falange fue presentado durante la mañana del viernes, la Sala Penal tendrá muchas cosas que resolver en breve, desde el recurso de Garzón a esa facilidad otorgada por Varela para subsanar defectos a las acusaciones, hasta el recurso de Falange contra la decisión de apartarle del procedimiento.

Mientras, como nada tiene efectos suspensivos, Varela podría acordar la apertura de juicio oral para suspender a Garzón.

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Últimos cartuchos

El fiscal niega la legitimación a Manos Limpias y a la Falange para enjuiciar a Garzón

El País – 23/04/2010 (editorial)

El ministerio fiscal quemó ayer sus últimos cartuchos procesales en su intento de parar la inminente apertura de juicio oral a Baltasar Garzón por la causa relativa a las fosas donde todavía yacen sin identificar numerosas víctimas del franquismo. A los argumentos hasta ahora esgrimidos por el fiscal en su firme oposición a que la controvertida pero jurídicamente sostenible actuación del juez de la Audiencia Nacional sea considerada un acto prevaricador, ha añadido uno nuevo: la deslegitimación procesal de los querellantes, el sindicato ultra Manos Limpias y Falange Española de las JONS, para sentar a Garzón en el banquillo.

La tesis que sustenta el ministerio fiscal, y que le da pie para pedir una vez más el sobreseimiento de la causa deriva de la llamada doctrina Botín sobre la acción popular que, aunque enmendada poco después por la misma Sala Segunda del Supremo por la llamada doctrina Atutxa, fue mantenida por el instructor de la causa contra Garzón, Luciano Varela, en un voto particular discordante con el llamativo cambio de criterio de sus compañeros. La doctrina Botín y la del voto particular del magistrado Varela mantienen que la acusación popular carece de legitimación por sí sola, a falta de acusación particular o de acusación pública, para llevar a un ciudadano a juicio en los llamados procedimientos abreviados, relativos a los delitos menos graves.

La causa contra Garzón encaja como anillo al dedo con esta doctrina: no hay acusación particular, por la sencilla razón de que no existen perjudicados, ni tampoco acusación pública porque ningún daño ha producido Garzón al “interés público y social” en su intento de prestar una tutela judicial efectiva a los familiares de las víctimas del franquismo que acudieron a su jurisdicción. La causa sólo se sustenta en una acusación popular a la que el propio instructor Varela, con una benevolencia y compresión que ya quisieran para sí otros querellantes, ha debido corregir para que no sea tan patente que se mueve por estrictos intereses particulares -el derecho al honor de los falangistas o revindicaciones de “un alto grado ideológico”- al amparo de una presunta defensa del interés social.

Es cierto que la doctrina Atutxa sobre la acción popular es la vigente, y no la doctrina Botín, pero el hecho de que esté recurrida ante el Tribunal Constitucional prueba que es una cuestión todavía abierta y sobre la que no se ha dicho la última palabra. El instructor Varela ha pasado por alto en sus autos este debate doctrinal, a pesar del papel señalado que ha jugado en él. Pero nunca es tarde. El fiscal le ha recordado que ese debate existe y que debería llevar o bien al sobreseimiento o, en todo caso, a dejar en suspenso la apertura del juicio oral contra Garzón. Porque podría suceder que el Tribunal Constitucional avalara como correcta la doctrina Botín y que Garzón hubiera sido juzgado con una interpretación inadecuada de las leyes procesales.

Caamaño reclama “una reflexión” sobre la acusación popular

El País23/04/2010

El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, afirmó ayer que “una de las cosas más difíciles que hay que explicar fuera” de España es la figura de la acusación popular que permite querellas como la de Falange Española de las JONS contra el juez Baltasar Garzón. Es decir, explicar “cómo alguien puede tener la iniciativa de ejercer una acción penal sin ser víctima del delito ni el fiscal”. Caamaño abogó por “reflexionar sobre ello”. Personalmente, dijo que le plantea “problemas políticos y jurídicos” el hecho de que la acusación popular “tenga tanto margen de actuación”.

El ministro hizo estas declaraciones en la cadena SER, preguntado sobre si considera que Falange está legitimado para sentar a Garzón en el banquillo precisamente por investigar los crímenes del franquismo. Caamaño reconoció que en la opinión pública “existe cierta perplejidad” por el caso, pero también defendió la actuación de los tribunales españoles ante los ataques recibidos y las acusaciones de politización. Para el ministro, asuntos como este “oscurecen otras tareas de la justicia”.

En el mismo sentido, defendió a los magistrados del Tribunal Constitucional ante las afirmaciones del presidente de la Generalitat, José Montilla, que los acusó de ser “jueces de parte”. Caamaño afirmó que el hecho de que los magistrados estén escogidos en su mayoría por el PSOE o el PP no los hace “ni de uno ni de otro”, en el sentido de que obedezcan consignas. Caamaño fue letrado del Tribunal Constitucional.

En cuanto a la renovación de cuatro de estos magistrados, pendiente desde diciembre de 2007, se alineó con el presidente del Gobierno y reconoció que la responsabilidad es de los partidos, pero descargó la “culpa” sobre el PP.

El fiscal insiste en que Garzón no sea sometido a juicio

Pide aplicar la ‘doctrina Botín’ y subraya las contradicciones de Varela

JULIO M. LÁZARO El País23/04/2010

El fiscal del Tribunal Supremo ha reiterado al juez instructor Luciano Varela su petición de sobreseimiento del proceso abierto al juez Baltasar Garzón por investigar el franquismo, al considerar que los hechos no son constitutivos del delito de prevaricación. El fiscal se opone también a la apertura del juicio oral que han solicitado las acusaciones de Falange Española de las JONS y Manos Limpias, por entender, en aplicación de la conocida como doctrina Botín, que carecen de legitimación procesal para instarla.

La doctrina Botín, llamada así en referencia al presidente del banco Santander, fue establecida por el Tribunal Supremo en febrero de 2008 y exoneró a Emilio Botín de ser juzgado por el caso de las cesiones de crédito. Aquella doctrina estableció que si el Ministerio Fiscal no acusa y tampoco lo hace la acusación particular ejercida por el perjudicado u ofendido por el delito (acusador particular), no cabe abrir el juicio oral exclusivamente a instancias de la acusación popular.

Poco después, en abril de 2009, el Supremo modificó esta doctrina para poder sentar en el banquillo al ex presidente del Parlamento vasco Juan María Atutxa, acusado de desobediencia al Tribunal Supremo. El alto tribunal indicó que para aquellos delitos que carecen de perjudicados concretos y nadie puede ejercer la acusación particular, una acusación popular puede instar el juicio oral aunque el Ministerio Fiscal no acuse. Así, con la acusación popular de Manos Limpias, Atutxa fue juzgado en el Supremo y resultó condenado.

El fiscal explica que la doctrina Atutxa es una tesis en contra del reo que puede vulnerar derechos fundamentales y que ha sido objeto de un recurso de amparo apoyado por el fiscal, y admitido a trámite por el Tribunal Constitucional.

El representante de la ley considera después “muy conveniente” traer a colación la “acertada” postura del juez Varela a través de su “razonado” voto particular en la sentencia Atutxa y en el que, en síntesis, se pronunciaba en contra del cambio de criterio de la doctrina Botín a la doctrina Atutxa. A pesar de tanto jabón, Varela tampoco está de acuerdo con la doctrina Botín, aunque formuló un voto particular concurrente a la sentencia que exoneró de juicio al banquero. En cualquier caso, el fiscal concluye interesando el sobreseimiento y oponiéndose en todo caso a la apertura del juicio oral.

Por otra parte, Manos Limpias remitió ayer su escrito de acusación al Tribunal Supremo, corregido según las indicaciones facilitadas por el juez Varela para acomodarlo a las prescripciones legales. Manos Limpias exige la inhabilitación de Garzón por 20 años. El escrito de Falange Española de las JONS presentaba más problemas, lo que podría ser aprovechado por el juez instructor Varela para quitarse de en medio a Falange y evitar las connotaciones que conlleva mantener a ese “movimiento” en el banco de la acusación.

El arte de la adaptación política

La trayectoria de Juan Antonio Samaranch fue un constante ejercicio de transformación a lo largo del siglo

ENRIC COMPANY El País22/04/2010

Samaranch, primer embajador español en la URSS, y el vicepresidente del Parlamento, Ivan Poliatov, en 1977.- UPI

Nacido en Barcelona el 17 de julio de 1920 en el seno de una familia de la burguesía textil, la larga vida de Juan Antonio Samaranch consistió en una insuperable exhibición del arte de la adaptación al entorno sociopolítico. Un arte que le llevó a ser uno de los españoles que ha dirigido durante más tiempo, 21 años, una de las más relevantes organizaciones de ámbito mundial.

Burgués por nacimiento, el joven Samaranch se afilió a Falange Española cuando la retórica antiburguesa era una de las características de la versión española del fascismo, al principio de la década de 1950, y en 1954 ocupó su primer cargo político como concejal del Ayuntamiento de Barcelona. Corrían tiempos duros y Samaranch fue entonces uno más de Falange, en la que hizo amistades que durante años le acompañarían en su carrera como dirigente político-deportivo durante el franquismo. Una de ellas era la de Pablo Porta, largos años presidente de la federación de fútbol. Hasta su boda con Bibis Salisachs, con la que tuvo dos hijos, eran famosas las fiestas que hasta altas horas de la madrugada celebraba con sus amigos. Por ello el grupo era conocido como La Brigada del Amanecer.

Samaranch estuvo en el franquismo desde 1938, cuando, movilizado por la República, decidió pasar a Francia y desde allí a la zona de España controlada por los sublevados. Tras la guerra, se graduó en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona y comenzó una trayectoria en la que alternaba la atención a los negocios familiares, la práctica deportiva y una intensa dedicación a la política. En 1954 fue nombrado concejal del Ayuntamiento de Barcelona. Y ya no paró.

La carrera política le llevó a presidir en 1973 la Diputación Provincial de Barcelona y a intentar, a la muerte de Franco, la creación de un partido político, Concòrdia Catalana, que recogiera el voto de la derecha que, como él, había vivido cómodamente instalada en “la situación”, como entonces se decía. El intento de partido, repleto de ex franquistas, no llegó siquiera a concurrir a las primeras elecciones democráticas. El agudo sentido de adaptación que le caracterizaba le había llevado ya a desempolvar en la sede de la Diputación el busto de su ilustre antecesor nacionalista Enric Prat de la Riba, a permitir el uso del catalán en los plenos de la corporación y, llegado el momento, a cambiar en el vetusto edificio de la plaza de Sant Jaume el rótulo que decía Diputación Provincial por el de Palau de la Generalitat. A él le tocó ceder el puesto, la presidencia, a un sucesor inesperado hasta hacía muy poco tiempo, Josep Tarradellas, cuando el presidente de la Generalitat en el exilio retornó a Barcelona a finales de 1977. Todo fue muy fluido, tanto que a Samaranch se le concedió un destino político-diplomático del que extraería rendimiento: el estreno de la embajada de España en la URSS tras el restablecimiento de las relaciones.

En la capital rusa, Samaranch pudo continuar y ampliar las relaciones con los dirigentes del olimpismo iniciadas desde que, en su juventud, fuera el representante español en la federación internacional de uno de los deportes que practicó, el hockey sobre patines (RCD Español).

Su carrera como dirigente deportivo comenzó en la década de 1940 como jefe provincial de Deportes de Falange, continuó como delegado regional de Deportes y luego como miembro y presidente del Comité Olímpico Español y de 1966 a 1970, como Delegado Nacional de Deportes, el máximo cargo político-deportivo en un régimen de origen corporativista como era el franquismo. Integrado como procurador en las Cortes durante 10 años, entre 1967 y 1977, en lo que entonces se llamaba sector azul, es decir, falangista, Samaranch fue en los primeros años de la década de 1960 amigo de Alfonso de Borbón, cuando éste aspiraba a que Franco le colocara en el trono de España. Pero, cuando en 1969 esta opción perdió la batalla, resultó que gracias al deporte, en este caso la vela, Samaranch había trabado una excelente relación con el que sí iba a ser Rey de España, Juan Carlos de Borbón. Así fue cómo aterrizó en 1977 en Moscú como mensajero de la democracia que alentaba la titubeante monarquía acabada de reinstalar en España.

Todos estos antecedentes le permitieron postularse con éxito desde la capital soviética para presidir el olimpismo internacional. Lo logró y ocupó la presidencia del COI desde 1980 hasta 2001. Durante esta larga etapa, el organismo que por décadas había dormitado en Lausana como refugio de aristócratas poco amantes del trabajo se convirtió en una corporación que administra con enorme éxito una de los mayores acontecimientos, los Juegos Olímpicos, a los que ha convertido en un negocio de una magnitud acorde con la globalización económica y cultural en curso. Además, organizó y presidió la transición del viejo COI corroído por las acusaciones de corrupción a otro dominado por los ejecutivos.

La designación de Barcelona como sede de los Juegos de 1992 permitió a Samaranch, además de proporcionar al deporte español la oportunidad de dar un salto enorme, congraciarse con una ciudad y una sociedad en la que tenía algunas deudas. Funcionó la química con el artífice local, un alcalde socialista, Pasqual Maragall. Funcionó de nuevo la conexión con los sectores dirigentes de la economía catalana. De sus antiguas actividades financieras en la década de 1960 en el Banco de Madrid y Catalán de Desarrollo junto a Jaime Castells Lastortras, un personaje situado en el entorno económico del Palacio del Pardo, y luego a partir de 1973 como presidente de la Caja de Ahorros de la Diputación Provincial, Samaranch pasó en 1987 a ocupar la presidencia de la Caja de Pensiones (La Caixa), que ya entonces era la tercera entidad financiera de España. En 1999 fue designado presidente honorario.

Nombrado marqués de Samaranch por el Rey en 1991, el político que hizo del deporte un talismán capaz de adaptarle a todas las situaciones contemplaba en los últimos años la evolución del olimpismo con un optimismo que le llevó, como presidente de honor del COI, a dar una batalla más, hace menos de un año, y apoyar con todas sus ya menguadas fuerzas la candidatura de Madrid para los Juegos de 2016. Esta vez no fue posible, pero lanzó ahí una vez más el mensaje que bien podría ser su lema: casi todo es posible si se saben mover los hilos adecuados en el momento oportuno.

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ESPECIAL: Juan Antonio Samaranch. El hombre que revolucionó el olimpismo

Las fiestas de Moscú

El niño que quería dirigir el deporte

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Juan Antonio Samaranch valora la figura de Franco con motivo de su muerte

12-11-2008 RTVE

Juan Antonio Samaranch, que presidía la Diputación de Barcelona cuando se produjo el fallecimiento de Franco, valora en una grabación de la época la figura del general que llevó las riendas de España desde 1939 hasta 1975. Samaranch sería presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) desde 1980 hasta 2001.

Varela orienta a Falange sobre cómo corregir su acusación

JULIO M. LÁZARO El País22/04/2010

El juez instructor del Tribunal Supremo, Luciano Varela, dictó ayer dos resoluciones insólitas en las que orienta y explica a Manos Limpias y Falange sobre cómo subsanar los defectos que contienen sus respectivos escritos de acusación contra el juez Baltasar Garzón por la causa contra los crímenes del franquismo. El magistrado da a ambas acusaciones “el término de una audiencia”, es decir, un día, para que subsanen los defectos y cumplan con los requisitos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Fuentes jurídicas consultadas ayer sobre estas resoluciones las calificaron como “lo nunca visto” en un proceso: “El instructor se dedica a corregir y orientar los escritos de las partes”. Varela cita como precedente, sin más aclaraciones, el auto del Supremo de 19 de julio de 1997 que consideró “nulo e ineficaz” el escrito del abogado Juan Ramón Montero, y expulsó al Partido Popular como acusación del caso Filesa sobre financiación ilegal del PSOE. La nulidad fue automática, no se concedió al abogado ningún plazo de subsanación, y tuvo como efecto inmediato que quedaran fuera del proceso diez acusados.

Múltiples valoraciones

En esta ocasión, sin embargo, Varela advierte a Falange de que su escrito no se atiene “de manera notoria” a las obligaciones procesales, pues en vez de limitarse a la “descripción” de hechos, se extiende en múltiples “valoraciones”, hace “constantes referencias a circunstancias personales” del acusado, e incluye otras ajenas al proceso como el “derecho al honor” de los falangistas.

En vez de declarar directamente nulo el escrito de Falange, como se hizo en 1997 con el del PP, Varela sugiere que retire acusaciones como que “Garzón se erige en juzgador de la historia y redentor del bando vencido”, que su fundamentación estaba “cargada de un alto grado ideológico”, y que no investigó hechos de los que quedan “presuntos responsables vivos, como Santiago Carrillo”.

En el caso de Manos Limpias, la orientación de Varela es aún más notoria: les requiere para que retiren directamente “las páginas 2 a 7 de su escrito” por incluir hechos ajenos al objeto del proceso. Se trata del procedimiento relativo al archivo de la querella por los fusilamientos de Paracuellos del Jarama, que el propio Varela ordenó traer a la causa contra Garzón y que por eso Manos Limpias los incluyó en su escrito. También les pide retirar los folios 20 a 63 por resultar “extemporáneos”.