Campaña para retirar la cruz de O Castro de Vigo

Un grupo por la memoria histórica recoge firmas para que se cumpla la ley

T. CUÍÑAS / P. OBELLEIRO El País21/04/2010

La Asociación Viguesa pola Memoria do 36 lleva un mes recogiendo firmas para exigir al Ayuntamiento de Vigo la retirada de la cruz erigida durante la dictadura en la falda del monte de O Castro en honor a los caídos de la Guerra Civil. El colectivo, con algo más de un centenar de socios, ampara su petición en la Ley de Memoria Histórica que, en su artículo 15.1, establece que “las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos y menciones conmemorativas de exaltación personal y colectiva de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura”.

“Es un monumento que debe ser retirado por su tamaño, su ubicación frente al Ayuntamiento y en un parque público, su sentido religioso en un Estado que se dice aconfesional, su impacto visual contaminante y especialmente por su significado político de exaltación del franquismo”, manifiesta la asociación en uno de los numerosos escritos dirigidos al alcalde vigués, el socialista Abel Caballero.

Al tiempo que se reavivaba la campaña y tras recibir la autorización de la Dirección Xeral de Patrimonio y el Obispado de Tui-Vigo, Caballero ha comenzado a dar cumplimiento a un acuerdo del gobierno local de abril de 2008 para la retirada de la simbología del régimen franquista en las fachadas de varias iglesias del municipio. “Con la cruz de O Castro lo tiene aún más fácil, puesto que se trata de un monumento que no está catalogado como bien artístico ni se encuentra en terreno eclesiástico; por tanto, se puede retirar sin necesidad de más permisos y en cumplimiento de una ley que faculta esa posibilidad”, aclara el presidente del colectivo, Telmo Comesaña, quien lamenta que el regidor sólo convocase una vez, en lo que lleva de mandato, el Consello Local da Memoria para tratar esta clase de asuntos.

La construcción de la cruz, de 12 metros de altura, fue un proyecto impulsado por la Jefatura Local de Falange en 1959 e inaugurado por Franco en 1961. Costó más de 900.000 pesetas en una época en la que el salario de un obrero de la factoría cercana de la panificadora no llegaba a las 800 pesetas semanales. En los años cohenta, el primer gobierno del entonces alcalde socialista, Manoel Soto, despojó al monumento de la simbología fascista y hace dos años se construyó una subestación eléctrica bajo el conjunto. “Hubiese sido el momento propicio para quitarla de ahí”, afirma el presidente de la Asociación Viguesa pola Memoria do 36.

Las adhesiones a la iniciativa se pueden formalizar a través de los miembros del colectivo, los tres sindicatos principales y la mayoría de las asociaciones de vecinos hasta el próximo 1 de mayo. La intención de los promotores, casi todos descendientes de víctimas de la represión franquista, es entregarlas en el registro municipal a finales del próximo mes. “Estamos comprobando que muchos ciudadanos acogen la propuesta con entusiasmo e interés, porque es necesaria para sacudirse la dictadura, así que esperamos que los políticos no desaprovechen este nervio”, dice Comesaña.

Al tiempo, ayer se presentó en A Coruña el recuento aún inacabado de asesinados durante la represión franquista, entre 1936 y 1977, en la capital coruñesa y nueve municipios de su entorno. El listado, elaborado por un equipo de historiadores en cumplimiento del convenio entre la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica de A Coruña y el proyecto interuniversitario Nomes e voces, alcanza los 600 nombres y excluye a los muertos partidarios de los sublevados militares. El informe, abierto para su ampliación, incluye a los ejecutados; a aquellos que fueron paseados y que, pese a su desaparición, han sido dados por muertos; e incluso a personas naturales de la comarca coruñesa que murieron lejos de sus casas, en algunos casos en campos de concentración de Francia y Alemania. También se sumaron víctimas que, siendo de fuera, murieron en esta zona.

La idea de la comisión y los historiadores es dar ahora mayor difusión a esta primera lista para completarla con la colaboración ciudadana a través de su web (www.memoriadacoruna.com) o vía telefónica (645029338). Gracias a exhaustivas pesquisas en registros civiles o de cementerios, actas de consejos de guerra y bibliografías, se logró poner nombre y apellidos a casi todas esas 600 víctimas entre las cuales sólo figuran 10 mujeres. Quedan 28 “desconocidos”.

Una bandera republicana en el Arco de la Victoria

Medio centenar de personas se han concentrado en el monumento para pedir la retirada de símbolos franquistas.- El encierro simbólico por Garzón acoge una terapia de grupo para víctimas

NATALIA JUNQUERA – El País – 15/04/2010

Medio centenar de personas se concentran bajo el Arco de la Victoria para pedir la retirada de los símbolos franquistas.- CRISTÓBAL MANUEL

Medio centenar de personas se ha concentrado esta tarde frente al Arco de la Victoria de Moncloa, en Madrid, para pedir la retirada de símbolos franquistas. Entre restos de un botellón y en presencia de la policía han colocado una bandera republicana de unos cinco metros de largo en el monumento que inmortaliza la victoria del bando franquista de la Guerra Civil.

El arco, de 40 metros de altura, se diseñó nada más terminar el conflicto, pero no se terminó hasta 1956. Lleva una placa en la que se lee en latín: “A las armas aquí vencedoras, la mente que vencerá siempre le dedica este monumento”, y en principio formaba parte de un complejo conmemorativo más amplio, con un monumento a José Antonio Primo de Rivera, que continúa detrás del arco, y una estatua ecuestre de Franco que finalmente decidió trasladarse al espacio que ocupó hasta hace cinco años en Nuevos Ministerios. “Cuando se terminó de construir el arco, los tiempos habían cambiado. Los aliados de Franco habían perdido la Segunda Guerra Mundial y el régimen, que entonces quería acercarse a EE UU prefirió ser más discreto. Por eso al terminarse, no se inauguró el arco y la estatua se llevó a otro lugar”, explica Jesús de Andrés, profesor de ciencias políticas en la UNED experto en símbolos del franquismo.

Terapia de grupo

Mientras, el aula de la facultad de Relaciones Laborales de la Complutense donde tiene lugar el encierro voluntario en apoyo del juez Garzón ha acogido hoy una sesión de terapia de grupo. Familiares de víctimas del franquismo, como Carmen Páez, que busca a su abuelo, un guardia de asalto que dejó cinco hijos, o Fausto Canales, que lucha para rescatar los restos de su padre del Valle de los Caídos, adonde fueron llevados sin su consentimiento, compartieron sus historias.

Todos elevaron la voz, de indignación, al recordar el final de su proceso, la paralización de la investigación que le reclamaron al juez Garzón. “Me daba confianza, me sentía arropada por él. ¿Ahora quién nos va ayudar a dignificar el nombre de mi abuelo y el de todos los que lucharon por España? Todavía somos malos y rojos? ¿Todavía tenemos que tener miedo?”, se preguntaba Carmen Páez.

Después, un hombre que no dice su nombre toma la palabra: “A mi hermano lo condenaron a muerte, al final se salvó. Yo soy un niño del auxilio social. Con diez años, he hecho trabajos forzados. Quería dar las gracias al juez Garzón porque nos ha dado un motivo para unirnos y recordar las tropelías y penalidades que pasamos. No podemos olvidar víctimas”.

Sin recursos suficientes

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) atiende a los familiares de las víctimas del franquismo en una oficina en la calle Francisco Madariaga, 30, en Madrid todos los miércoles. El local se lo ha cedido Psicólogos sin Fronteras. Están desbordados y denuncian que la oficina de atención a las víctimas del franquismo del Ministerio de Justicia ha llegado a remitirles cinco casos.

“La oficina estatal es una ventanilla. Allí no les escuchan, ni les dan ayuda psicológica. Nos remiten casos, cuando nosotros no tenemos ni para pagar Internet”, ha declarado Carlos Agüero, coordinador del centro de atención a las víctimas de la ARMH, que graba en vídeo a los familiares. “Sin sus testimonios será imposible exhumar de dentro de diez años, o que los hijos de los nietos sepan qué pasó. Hay pasajes de la historia más negra de este país que sólo están en la memoria de las víctimas. Llevamos diez años diciendo que esto es urgentísimo pero nadie nos hace caso”, ha añadido.

En esta oficina, donde han atendido a 103 personas, también ofrecen ayuda jurídica sobre las indemnizaciones que pueden solicitar “porque los octogenarios no entienden el lenguaje del BOE”, explica Agüero. El desamparo en el que se encuentran los familiares ha propiciado la aparición de empresas que piden dinero a las familias para hacer exhumaciones.

Caso por caso, casa a casa, los voluntarios de la oficina se han entrevistado con familiares de víctimas, “algunas en situaciones insalubres” y han tropezado con muchos obstáculos en los archivos que guardan las pistas sobre el paradero de los desaparecidos. “El 99% de las parroquias nos han puesto problemas”, ha denunciado Agüero.

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Peces-Barba: “Garzón no es un prevaricador”

Defensa retira la estatua ecuestre de Franco de Capitanía

Peralta anunció que la escultura del dictador no se correspondía “ni con la imagen del Ejército español ni con la imagen de la democracia española”

PABLO FERRI El País06/04/2010

Una grúa eleva la escultura ecuestre de Franco tapada con una sábana para su traslado a Bétera.- JOSÉ JORDÁN

Envuelta en una sábana blanca, a modo de sudario, la estatua ecuestre de Francisco Franco que dominaba el patio de la Capitanía General de Valencia ha partido a su nuevo destino, un cuartel del ejército en Bétera. Sin sobresaltos, ni gritos, ni brazos alzados al viento, varios operarios del ministerio de Defensa controlaron que una grúa gigantesca hiciese levitar el monumento al caudillo sobre la valla de la sede militar hasta la base de un camión.

La casualidad ha querido que todo empezara y acabara a las 12.00, cuando sonaban las campanas del convento de Santo Domingo. La grúa levantó el Franco a caballo de sus anclajes y lo posó en una caja de metal sobre el camión que debía llevarle a su nuevo destino.

La retirada del monumento no ha congregado a ultraderechistas como cuando se trasladó, en 1983, del centro de la plaza del Ayuntamiento a la Capitanía General.

El delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, declaró ayer en Castellón que la estatua del dictador no se corresponde “ni con la imagen del Ejército español ni con la imagen de la democracia española” y por ello “están siendo retiradas en todo el Estado”.

Ni vestigio del franquismo

Defensa ha eliminado de los cuarteles el 80% de los símbolos de la dictadura – Pendiente de Cultura la estatua de Franco en la base de la Legión en Melilla

MIGUEL GONZÁLEZ El País04/04/2010

Más de tres horas de trabajo de una docena de operarios hicieron falta para trasladar a un almacén de la Armada, el pasado día 18, la estatua ecuestre del general Franco que, entre 1967 y 2002, presidió la Plaza de España de Ferrol, mal llamado de El Caudillo. Durante los últimos ocho años, la mole de seis metros de altura y siete toneladas aguardó en un patio del arsenal a que el Ayuntamiento, su legítimo propietario, decidiera su ubicación definitiva. También es de propiedad municipal el monumento que, de 1964 a 1983, se alzaba ante el Ayuntamiento de Valencia y al que Defensa tuvo que buscar acomodo en Capitanía. A muchos les parecía lógico que los cuarteles fueran el último reducto de los símbolos franquistas a medida que éstos desaparecían, con notable demora, de los espacios públicos de las principales ciudades españolas, casi siempre con el pretexto de una remodelación urbanística.

Esta situación ha cambiado radicalmente con la Ley de la Memoria Histórica de diciembre de 2007, cuyo artículo 15 obliga a todas las Administraciones Públicas a tomar “las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.

Aunque muchos lo dieran por sentado, incluidos algunos alcaldes, fuentes de Defensa subrayan que los cuarteles no son los lugares más adecuados para conservar símbolos incompatibles con los valores constitucionales que los militares están obligados a proteger, incluso con el sacrificio de su vida.

– 405 objetos en el inventario. El primer paso para aplicar la Ley de la Memoria Histórica fue la elaboración de un catálogo de símbolos franquistas en dependencias militares. En total, se han inventariado 405 objetos, “básicamente, escudos preconstitucionales, placas, bustos, estatuas, vidrieras e inscripciones”, según explicó el pasado día 10 en el Congreso el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez. La mayoría de estos vestigios (225) se encontraba en instalaciones del Ejército de Tierra, seguidas de las del órgano central (121), Armada (38) y Ejército del Aire (21).

– Más del 80% ejecutado. La eliminación de 321 vestigios (el 80% del total) ya ha concluido y está en ejecución la de otros 80. La solución técnica ha sido diferente en cada caso: el traslado cuando era posible (estatuas), la sustitución (lápidas, escudos) o, en casos extremos, su ocultación a la vista del público. Por ejemplo, se optó por tapar la placa de la fachada del Cuartel General del Ejército del Aire, en Madrid; y se zanjó el asunto suprimiendo la luz que iluminaba unas vidrieras con el escudo preconstitucional en la Academia de Infantería de Toledo.

– 11 objetos amnistiados. La Ley de la Memoria Histórica permite conservar aquellos vestigios que “sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley”. Esto ha permitido a Defensa amnistiar 11 símbolos: un fresco en el Estado Mayor de la Defensa (Madrid); un conjunto escultórico en la Delegación de Defensa en Logroño; sendos escudos en la antigua prisión militar de Mahón, y las comandancias navales de Castellón y Tenerife; unas vidrieras en el Palacio de la Almudaina de Palma y en el cuartel La Rubia en Valladolid; y un grabado en la Escuela Militar de Marín. En la Capitanía de la Armada en San Fernando se salva un ventanal que reproduce el antiguo escudo de la Armada con la corona republicana; y en la base de submarinos de Cartagena, un mural que recuerda a todos los caídos, “con independencia del bando en que militasen”. Se ha descartado quitar el escudo de la antigua hípica de la Academia Militar de Zaragoza porque está previsto demoler el edificio.

– Cuatro consultas a Cultura. En otros cuatro casos, el Ministerio de Defensa ha optado por consultar a la comisión de expertos creada por el Ministerio de Cultura antes de tomar una decisión. Se trata de los escudos ubicados en las fachadas del antiguo Gobierno Militar de Valencia, de la Comandancia General de Melilla y de la Comandancia General del Miño, en Tuy; así como la estatua de Franco en el Acuartelamiento Millán Astray de Melilla. Esta última es la única escultura del dictador que queda en una unidad militar y su presencia se justifica por el hecho de que Franco (representado a caballo cuando era comandante) fue uno de sus fundadores. No parece, sin embargo, que esta razón sea suficiente para que el Ministerio de Cultura avale su valor artístico.

– Ahora, la nomenclatura. Una vez completada la retirada de objetos, el Ministerio de Defensa se propone revisar las denominaciones de instalaciones militares, bases y acuartelamientos. En el Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid hay todavía unas dependencias dedicadas a Carmen Polo, esposa del dictador, y en la base aérea de Talavera la Real (Badajoz) existía una calle con el nombre de Legión Cóndor, un caso único en el mundo de homenaje a la unidad nazi que destruyó Gernika.

– Resistencia y colaboración. La eliminación de los símbolos de la dictadura ha tropezado con la resistencia pasiva de algunos mandos militares, los más apegados al franquismo, pero la tarea -realizada sin estridencias y con parsimonia, a lo largo de más de dos años- ha contado con la colaboración, por convencimiento o disciplina, de la mayoría. Sin ayuda de los cuarteles generales hubiera sido imposible completar ni siquiera el catálogo. “Todo ejército necesita símbolos y héroes a quienes honrar, pero deben ser símbolos de unión y no de división entre los españoles”, subraya un experto en historia militar. Si Franco levantara la cabeza, seguramente se caería del caballo.

Los símbolos franquistas desaparecen de la Capitanía Militar de Barcelona 35 años después

El edificio del paseo de Colón luce desde hoy el escudo constitucional

JESÚS GARCÍA El País23/03/2010

La fachada del Palacio de Capitanía Militar de Barcelona, en el paseo de Colón, luce el escudo constitucional- TEJEDERAS

La fachada del Palacio de Capitanía Militar de Barcelona, en el paseo de Colón, luce desde hoy el escudo constitucional. Los trabajos de instalación de la placa han durado tres meses y han permitido sustituir, 35 años después de la muerte de Franco, el escudo franquista con el águila, el yugo y las flechas y la leyenda “una, grande y libre”.

El escudo franquista, sin embargo, no ha desaparecido del todo: permanece oculto bajo el nuevo escudo, que ha sido superpuesto. Con esta actuación, el Ministerio de Defensa se ajusta a la ley.

Ahora ya sólo queda una instalación militar con emblemas franquistas: el edificio del Gobierno Militar de Barcelona, en el Portal de la Pau. El águila será sustituida en unos días.

Defensa borra el recuerdo de Franco en los cuarteles de Ceuta

Retira de los cuarteles los nombres alusivos de calle alusivos a la época del dictador

Público – 21/02/2010

El Ministerio de Defensa ha procedido a la retirada en la Ciudad Autónoma de Ceuta de los nombres de calles alusivos a la época de Francisco Franco que había en el interior de varios acuartelamientos de la ciudad.

Según han informado fuentes militares, los acuartelamientos del Fiscer -sede el Regimiento de Regulares-, el del Coronel Galindo -donde está la unidad Logística- y el cuartel de Montesa 3 -donde tiene su sede Caballería- tenían vestigios de la época franquista.

En estos últimos días, la Comandancia General de Ceuta ha procedido a la retirada de los nombres de las calles y otros distintivos que había en el interior de estos cuarteles relativos a la época de la Dictadura.

La medida se ha llevado a cabo en cumplimiento de una orden del Ministerio de Defensa, coordinada a través de Sevilla, para la eliminación de los vestigios que estaban en el interior de las dependencias militares de Ceuta.

El proceso para la retirada de los monumentos de la época de Franco se había iniciado a principios de esta misma semana con la retirada de dos monumentos del conocido “Convoy de la Victoria”, que conmemora el paso del Estrecho de Gibraltar de varios navíos en el año 1936.

La Comandancia General de Ceuta ha cubierto con cemento los “Piés de Franco” -obra del escultor Bonifacio López Torvizco- así como ha procedido a la retirar del lugar del mástil del cañonero “Dato”, los cuales estaban en el Monte Hacho.

En el lugar únicamente queda ahora una explanada y el monolito, ya sin los Piés de Franco y sin las placas que hacían referencia a este monumento.

En la autonomía ceutí todavía quedan más vestigios como el monumento del “Llano Amarillo”, que fue traído piedra a piedra desde Marruecos para conmemorar unas maniobras militares el 12 de julio de 1936, así como otras placas y cerámicas repartidas por distintas zonas.