Canción escrita por las presas de la Carcel de Ventas

(Madrid, 1940)

Cárcel de Ventas.
Hotel maravilloso.
Lleno de lujo e higiene.
A todo confort.
Donde no hay.
Ni camas ni comidas.
En los infiernos.
Se está mucho mejor.
Hay cola atroz.
En los retretes.
Vivo cemento dan por pan.
Lentejas único alimento.
Un plato al día te darán.
Lujoso baldosín.
Disfrutas por el colchón.
Al levantarme, tengo deshecho.
Un riñón.
A eso de las siete.
Tocan a diana.
Nos levantamos todas en tropel.
Vienen a darnos.
Las sopas carceleras.
No hay más remedio que comer.
Lentejas por aquí.
Judías por allá.
Y luego un bombardeo.
Que es cosa fatal.
(Generalísimo) piensa.
En las presas.
Que la justicia.
No se haga esperar.
Que la sarna empiece a hacer estragos.
Y es un mal.
(General, general).
A eso de la nueve.
Nos pasmos la lendrera.
Este es un caso difícil de explicar.
Saltan los piojos tan grandes.
Como fieras.
Que hasta en la celda.
Nos hacen patinar.
Hay (fascistonas) y (pajilleras).
Cuánto nos quieren humillar.
Pero tenemos en las venas.
Sangre (rojilla) de verdad.
Tenemos que aplastar.
A Franco el vividor.
Y el pueblo madrileño.
Será (vencedor).
Bravo Negrete.
Los presos te saludan.
Yo sé que tú.
Nos traes la libertad.
Quiero volar contigo.
Para siempre y a los rojos.
Mis hermanos abrazar.
(Generalísimo).
Que tu justicia.
No se haga esperar.
Que ya estamos.
Pagando muy caro.
El delito de ser social.

Fuente: Foro por la Memoria 

Arrestado un coronel por criticar la Ley de la Memoria Histórica en un escrito

El general Blas Piñar arremete contra los mandos del Ejército en una carta

MIGUEL GONZÁLEZ El País – Madrid – 22/02/2008

Genio y figura. Aunque el Ejército ha experimentado una profunda transformación en el último cuarto de siglo, no puede decirse lo mismo de algunos capitanes ultras que protagonizaron graves episodios de indisciplina en la Transición y fueron rehabilitados por el sistema democrático.

El general de brigada Blas Piñar Gutiérrez, hijo del fundador del partido de extrema derecha Fuerza Nueva y firmante en 1981 del Manifiesto de los 100, un panfleto en apoyo a los golpistas del 23-F, ha aprovechado su pase a la reserva, en enero pasado, para remitir una carta a los tenientes generales en activo con duros reproches hacia los mismos y críticas al Gobierno.

El jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Carlos Villar, del que depende Blas Piñar tras su pase a la reserva, ha abierto ya un expediente disciplinario, que debería saldarse en los próximos días con la imposición de un arresto, ya que éste se negó incluso a retirar la misiva cuando fue requerido para ello.

Quería una brigada

En tono irrespetuoso hacia sus superiores, el general se queja de haber sido marginado por el Gobierno socialista y no haber sido defendido ni escuchado por éstos. Critica, por ejemplo, que no se le diera el mando de una brigada ni la Gran Cruz del Mérito Militar. Lo cierto es que, pese al grave episodio que protagonizó hace 25 años, ha llegado al generalato, lo que no logra la gran mayoría de los coroneles.

Piñar dirigió en septiembre de 2002 la agrupación española en Bosnia-Herzegovina, coincidiendo con la visita del Príncipe de Asturias. En enero de 2004, el Gobierno del PP le ascendió a general de brigada. Hasta enero pasado, ha sido subdirector del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, en Granada.

Piñar expresó su voluntad de pasar a la reserva si no se le daba el mando de una brigada, pero Defensa le recordó que los generales no pasan a la reserva a voluntad propia, sino por decisión del ministro. Las fuentes consultadas estiman que, a la luz de su actitud, fue un acierto no acceder a sus pretensiones.

El segundo acto de indisciplina conocido ayer lo protagonizó el coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda, quien ha sido destituido como comandante militar de A Coruña y Lugo tras elaborar un escrito plagado de críticas y opiniones personales sobre la Ley de la Memoria Histórica.

Con el pretexto de informar sobre los escudos y símbolos preconstitucionales, el coronel remitió el pasado 8 de enero un escrito a su superior, el jefe de la Subinspección del Ejército con sede en Valladolid, en el que aseguraba que la ley “poco o nada tiene que ver” con el reconocimiento y ampliación de derechos de las víctimas de la Guerra Civil o la dictadura, que es su objetivo oficial. “Tampoco pretende reconciliación alguna, sino la supresión de los símbolos de los malos”, agrega el escrito.

Aunque La Voz de Galicia, que ayer adelantó la noticia, describió el escrito como aséptico, el mismo incluye frases como la siguiente: “La Segunda República no fue otra cosa que un golpe de Estado civil y cualquier vestigio de su legalidad desapareció el 11 de mayo, antes de haber transcurrido un mes de su proclamación”, en referencia a la quema de iglesias y conventos

El militar sugiere incluso incumplir la ley, al señalar que, “en el ejercicio de sus funciones y utilizando cuantas posibilidades deje la misma, los oficiales deben procurar la permanencia de los símbolos que forman parte auténtica de la memoria histórica y son matriz del actual ordenamiento constitucional”.

Hernández, que pasa a la reserva en julio, ha sido castigado con un mes de arresto, aunque la sanción podría elevarse a dos meses si se concluye que ha cometido una falta grave.

Escrito sobre la Ley de la Memoria Histórica

– “La ley poco o nada tiene que ver con el reconocimiento o ampliación de derechos […] Tampoco pretende reconciliación alguna, sino la supresión de los símbolos de

los malos […] La Segunda República no fue otra cosa que un golpe de Estado civil, cualquier vestigio de su legalidad desapareció el 11 de mayo de 1931 […] En el ejercicio de sus funciones y utilizando cuantas posibilidades deje la misma, los oficiales [del Ejército] deben procurar la permanencia de los símbolos que forman parte auténtica de la memoria histórica y son matriz del actual ordenamiento constitucional”.

Firmado: Coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda. Comandante Militar de La Coruña y Lugo. 8 de enero de 2008.

Almodóvar rodará la vida de Marcos Ana

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El director manchego adquiere los derechos de la biografía del poeta comunista

JOSEBA ELOLA El País – Madrid – 17/02/2008

Hace algo más de cuatro meses, el domingo 30 de septiembre, Pedro Almodóvar se enamoró de una historia. Fue un fogonazo que le asaltó al leer las páginas de este periódico.

Aparecía publicado en el suplemento Domingo un avance de las memorias de Marcos Ana, poeta que se convirtió en voz de los presos de la era franquista. Relataba su salida de prisión tras 23 años entre rejas: la luz cegadora, los mareos al circular en coche, el incómodo reencuentro con la libertad y el vértigo ante su primera experiencia amorosa, a los 41 años. Ese hombre temeroso que nunca había estado con una mujer, sus titubeos, esa prostituta que se enternece con su historia y no quiere cobrarle, ese paseo de madrugada por la Gran Vía y esa noche inolvidable se convirtieron rápidamente en celuloide en la cabeza del cineasta manchego. Al día siguiente, el mismo lunes por la mañana, Almodóvar pedía que le enviaran el libro. A los cuatro días decidía que quería conocer a Ana y hacer la película. La semana pasada cerró el acuerdo para hacerse con los derechos.

Subiendo las escaleras camino de su piso, Marcos Ana se queja de la rodilla, pero sube como un tiro: “No tengo tiempo para estar enfermo, por eso estoy así a los 88 años”, dice. Desde luego, aparenta 65. Una foto del Che Guevara preside su librería. Con un puñado de cuadernos de poemas entre las manos, cuenta que su relación con el director manchego puede ser el inicio de una gran amistad, “como en el final de Casablanca”. Ana -nacido Fernando Macarro Castillo, adoptó los nombres de su padre y su madre para firmar- ingresó en prisión a los 19 años y sobrevivió a abominables torturas y a dos condenas de muerte. En el año 1954, encerrado en una celda de castigo, empezó a escribir poemas apoyándose del revés del plato que le daban para comer. A la luz de un minúsculo candil, hecho con un tintero, alcohol y mecha, compuso versos que pronto trascendieron los muros de prisión y empezaron a ser publicados por comités de solidaridad en el exilio. Los compañeros presos que salían en libertad los memorizaban para poder dictarlos a su salida. Se convirtió así en una voz intramuros de la España perseguida.

Escribir sus memorias era una de sus asignaturas pendientes. Ya en una madrugada de 1963, apenas dos años después de salir de prisión, su amigo Pablo Neruda le abroncó tras una larga noche en que Ana le contó su vida: “¡Somos unos insensatos, las palabras se las lleva el viento, si hubiéramos tenido un magnetofón ya tenías escrito el libro!”, exclamó el poeta chileno. Ana, humilde hasta decir basta, nunca osó negociar la publicación de sus poemas: “La poesía era un arma más para luchar por las libertades, no sé si mis versos son buenos o malos, sólo sé que fueron necesarios”, dice con la lucidez de un hombre que sigue viviendo a contrarreloj, ganándole tiempo al tiempo, intentando recortar el efecto de 23 años entre rejas. Hace tres años, las presiones de sus amigos le llevaron a ponerse a escribir por fin sus memorias, Decidme cómo es un árbol (Editorial Umbriel-Tabla Rasa), el material en el que se basará Almodóvar, que hará dos películas antes de ésta (en mayo empieza a rodar Los abrazos rotos).

Gran amigo de Rafael Alberti, Ana es un comunista convencido: “Lo único que puede compensarme a mí es el triunfo de mis ideales”, dice con voz cadenciosa, profundo. “Solidaridad es hoy la palabra más hermosa y más necesaria. Este mundo es muy injusto y eso tiene que explotar. Muchos jóvenes saben que otro mundo es posible”.

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Un hombre bueno

PEDRO ALMODÓVAREl País – 17/02/2008

El superviviente Marcos Ana representa el mejor modelo de reconciliación, una asignatura que cada década parece más pendiente en nuestro país.

Marcos ha sobrevivido a varias penas de muerte, a muchas jornadas de tortura en las que le dejaban por imposible, convertido en un amasijo de carne, a la durísima vida carcelaria, en condiciones dantescas, expuesto a todas las enfermedades del cuerpo y de la mente. Pero especialmente, Marcos Ana ha sobrevivido con una limpieza impresionante al odio. Él es lo contrario al discurso de las “heridas abiertas”, las suyas, profundas y persistentes (22 años, desde el año 39 al 61, arrastrándose por distintas cárceles franquistas, dan para muchas y variadas heridas) como decía, sus heridas las cerraron sus propias ganas de vivir y de convivir. Su pasión por la vida, y por la vida de los otros.

Es emocionante, cuando en el libro decide no dar el nombre de un compañero que le denunció (aunque a causa de esta denuncia le cogieron y le condenaron a muerte), no le nombra pensando que el traidor tendrá en la actualidad, hijos, sobrinos y nietos, que no son responsables de su traición y que ahora se sentirían avergonzados.

Marcos Ana es un modelo de víctima, en estos años en que las víctimas salen a las calles (todo su derecho) a gritar su dolor (nada más humano) pero que en ocasiones desafinan de un modo estridente. Marcos es una víctima que no pide venganza. Pide que el horror que el pueblo español vivió durante y después de la guerra no se vuelva a repetir

Es muy importante, y ya sé que es un tema delicado (todo mi respeto y solidaridad a las víctimas de todo tipo de violencia), es esencial que las víctimas no sean un impedimento para la reconciliación.

Marcos Ana representa todo esto. Y por ello le admiro, le quiero, y porque en el trato personal es lo más parecido a un ángel. No he conocido a nadie tan bueno. Por eso me gustaría hacer una película sobre su vida. No existen tantos hombres buenos sobre los que hacer películas, en mi cine, desde luego, brillan por su ausencia. Pero naturalmente no es por su bonhomía, por rara que sea esta cualidad, por lo que quiero hacer la película.

Su libro de memorias Decidme cómo es un árbol contiene en todos sus capítulos material cinematográfico de primer orden. Da para varias películas, muy distintas y de diversos géneros.

La que a mí me interesa, la que espero abordar dentro de dos o tres años, una vez que termine las dos películas que tengo entre manos, empezaría con Marcos Ana saliendo de la cárcel en el año 61. Según él mismo confiesa era un niño de 42 años que se da de bruces con la libertad, en el Madrid de principio de los 60. La experiencia física fue durísima, sus sentidos no están acostumbrados a los espacios abiertos y extensos, ni a la luz, montar en un vehículo le provocaba vómitos. Tampoco está acostumbrado a la presencia de las mujeres jóvenes. Le atraen enormemente pero reacciona como un niño.

Hay imágenes muy plásticas en el libro cuando describe su fascinación por el sexo opuesto. Cuando ve una mujer, la sigue a escondidas hasta que desaparece en la boca del metro, o tras la puerta de su casa.

Una de las primeras noches en libertad encuentra a un antiguo compañero, que le lleva a un cabaret. Poco después le deja solo, con una de las prostitutas a la cual le ha pagado para que le atienda toda la noche. Esa primera noche con una mujer es lo que quiero contar. A lo largo de esa noche aparecerá todo su pasado, y el pasado de la prostituta a la que no me queda más remedio que relacionar con alguno de sus compañeros de prisión para cerrar la historia…

Juntos recorrerán el Madrid nocturno de la época, intercambiando soledades. Es la historia del primer amor de Marcos Ana, una prostituta que al final de la noche no le cobró, porque noches como aquella no tienen precio.

Diario de aprendizaje I (Ilona)

Estudiar la historia española de los últimos casi 80 años me ha parecido sumamente interesante e importante. Lo que tal vez más me haya hecho pensar durante este curso es un tema que me ha tormentado ya antes: el problema de la dictadura, sea derechista o comunista. Una dictadura represiva que persigue a sus críticos, los que no están de acuerdo con la ideología official, encarcelándolos y torturándolos, sigue existiendo en muchos países del mundo (Coréa del Norte, Cuba, Birmania etc.) En la política rusa actual, no lejos de Finlandia, también existen espantosas tendencias de despotismo, como la censura de los medios de comunicación críticos del presidente y de su gobierno y la eliminación de periodistas y otros que se atreven presenter una opinión que difiere de la official. Lo que estas distintas dictaduras tienen en común, y lo que explica hasta cierta medida su existencia, es que  benefician ciertos grupos de la sociedad, aunque sean minoritarios, son influenciales.

Tanto Julián Casanova como Gabriel Jackson destacan en sus artículos la importancia del reconocimiento de los crímenes de la dictadura. Sin embargo, dice Jackson que “no son los afectados más inmediatos -las viudas e hijos de las víctimas republicanas-, sino sus nietos, quienes impulsan el movimiento para crear un recuerdo veraz y digno del periodo entre 1931 y 1975”. Quizás sea así con la mayor parte de aquellos ‘afectados más inmediatos’, pero no es completamente cierto en cuanto al artista  Carlos Giménez: no sé si impulsó un movimiento, pero participó en “crear un recuerdo veraz y digno” cuando públicó el primer album de la serie Paracuellos ya en 1977.

Las historietas “Paracuellos” de Giménez, incluídas en las lecturas complementarias del curso son otra cosa que me ha impresionado, primero porque el tebeo me fascina como forma de arte y representación de la historia, del pasado, pero también porque aprendí de ellas un nuevo aspecto de la dictadura franquista. En estas historietas Giménez relata sus experiencias en los Hogares de Auxilio Social, que eran instituciones de corte falangista para niños de padres republicanos muertos en la Guerra, encarcelados o con problemas económicos. En estos colegios, la educación se componía básicamente de la religión y de la instrucción militar. La experiencia y el punto de vista de un niño que sufrió durante la dictadura franquista, me parecen muy interesantes: parecen, si posible aun más trágicos que los de un adulto, ya que en la infancia nuestra identidad no se ha formado aún, sino estamos en una fase importante de desarrollo intellectual y emocional y dependemos de los adultos que nos rodean.

En un artículo que escribió como prólogo a una obra de Giménez Antonio Martín cita a Carlos Groocke, jefe de Informaciones e Investigaciones que en 1941 se refirió a los niños acogidos en los Hogares «Comprende usted… estos niños no son responsables. Y representan la España futura. Queremos que lleguen a decir un día: sin duda la España falangista fusiló a nuestros padres pero fue porque lo merecían. […] Los que, pese a todo, a los veinte años nos odien todavía, serán los que no tengan valor alguno. Los desperdicios». (Max Gallo según Antonio Martín, http://www.carlosgimenez.com/obra/paracuellos.htm) Por lo tanto, los Hogares eran una herramienta más del Gobierno franquista para humillar y reorientar niños de familias republicanas, y negarles su historia.

Hanna habló en su diario de la importancia de la historia para la identidad de una persona. El tema de la identidad y los factores que influyen en su formación,  me interesan mucho y quiero terminar este texto con una cita del artículo de Antonio Martín, en la que explica el daño que sufre una persona, y especialmente un niño, cuando se le prohibe tener su historia personal. ”Durante los años del franquismo se intentó ocultar, borrar, negar la historia previa, creando un enorme vacío vital en el que nos movíamos los que entonces éramos niños. Debido a ello tuvimos que aprender desde cero quiénes éramos y dónde estábamos, comenzando por volver a dar vida a lo que parecía, y el régimen quería, muerto. Esta larga tarea por la recuperación de nuestras señas de identidad se ha llevado gran parte de nuestro esfuerzo y tiempo y explica muchos de nuestros errores”.

 

Bibliografía:

PRESTON, Paul: La guerra civil española. Barcelona, Mondadori, 2004.

Artículos:

CASANOVA, Julián: “Después de tanta memoria…“. El País, 20/09/2007.

JACKSON, Gabriel: “El reconocimiento del pasado trágico“. El País, 02/04/2006.

MARTÍN, Antonio: La obra nacional del Auxilio Social. En la página web: http://www.carlosgimenez.com/obra/paracuellos.htm 15/02/08

Diario de aprendizaje I (Ruth)

En este curso, que en principio me interesaba por el tema y la literatura, estoy aprendiendo mucha historia. Mi conocimiento de la Guerra civil española hasta hace unos diez años era sobre todo culturo-mítico-emocional.  Sobre todo se trataba de representaciones: canciones, posters, películas, algunos libros, los relatos de conocidos de mis padres.  Crecí con “Morir en Madrid” y las canciones republicanas, con una serigrafía de “Guernica”, escuchando historias de exiliados y brigadistas, leyendo a Rafael Alberti o a León Felipe. Y con una frase de la Pasionaria en un pequeño cuadro colgado en la pared:  “Más vale morir de pie que vivir de rodillas”. Pero sin tener una visión general y amplia de la guerra civil ni del franquismo. Un día, leyendo “Por quién doblan las campanas” pensé que debería saber un poco más sobre esa época.  Leí algunos libros, articulos, de vez en cuando encontraba algo interesante en internet y le seguía el rastro. Pero no había sistematizado mis conocimientos.  De ahí el gran interés con que seguí las tres primeras clases del curso donde  aprendimos las circunstancias históricas, los hechos más importantes de la guerra civil y sus consecuencias, y las distintas etapas del franquismo. Hasta ahora no había tenido la oportunidad de ver la propaganda franquista. Como la republicana, la de la resistencia francesa, la nazi o la soviética, la franquista es hija de la época y responde a arquetipos, estereotipos y clichés. Las representaciones de un hecho (o de un mito ) nos forman tanto como el hecho mismo. Y tanto los republicanos como los rebeldes han utilizado la propaganda en una forma muy directa y apelando a los sentimientos patrióticos más básicos, mostrando quién es el enemigo, con quién hay que solidarizarse.

Los  artículos leídos (Jackson, Casanova, Pradera, Cercas, Preston, etc) y el material de clase me han permitido acceder a datos que desconocía totalmente, como la cantidad de ayuda que recibieron en soldados, armas o materiales republicanos y franquistas. También ponerle fecha aproximada a algunos hechos como la huelga de mineros de Asturias o la batalla de Madrid ha sido importante para mí.  Aprender datos sobre la situación de la mujer en España durante la dictadura de Franco ha sido casi chocante al conocer, o por lo menos tratar de entender el alcance del nacional-catolicismo en esferas de la vida privada que desconocía.

Lo que no deja de sorprenderme es cómo la guerra duró tres años. Cuanto más leo, mi impresión es que la lucha republicana frente a los alzados nació muerta. Me emociona esa lucha sin héroes, o con anti-héroes del pueblo republicano, con tan pocas posibilidades militares frente a los ejércitos organizados con los que se enfrentó. No deja de entristecerme, aún hoy la injusticia de ver un régimen elegido democráticamente derrocado por una dictadura militar. No fue la primera, ni fue la última. América Latina aprendió muchas lecciones de dictadores europeos. Pero es una de las que más duelen.

Como en cualquier país luego de catástrofes humanas, faltan muchos, de ambos lados, pero de uno faltan muchos más, muchos más sufrieron  juicios sumarios, humillaciones, cárcel, escarnio,  muerte.  El verdugo no fue sólo el que ordenaba o el que obedecía órdenes, el verdugo fue también el silencio.

¿Y hoy? a casi setenta años del comienzo del oscurantismo franquista, a más de treinta de la muerte de su instigador y creador, todavía no se ha recuperado la memoria histórica “aparcada” según Cercas durante la Transición.   La pregunta  subyacente, en artículos sobre la muerte de Franco o cada vez que se abren fosas comunes resultados de los “paseos”, es ¿por qué? o ¿para qué? o ¿de qué sirve recordar, homenajear, restituir honores, poner nombres en lápidas que no existían? Alguien dijo que no se puede construir sobre los muertos.  Los que no quieren recordar dicen que todo eso pasó hace demasiado tiempo.  Sólo hace treinta y siete años que murió Franco. El ejercicio de la memoria activa, de la recuperación de la memoria histórica quizás no sirva para no repetir errores, pero quizás sirva para construir un país de paz. Países como Chile, Uruguay o Argentina, están en el doloroso y accidentado proceso  de la recuperación de la memoria histórica, abriendo fosas conocidas sólo por los represores de las dictaduras de los años ´70, creando museos donde hubo centros de tortura, recuperando niños robados. Sólo hace un poco más de treinta años que sucedió. Pero si en esos países no es fácil construir un futuro, menos lo será sin la transparencia, sin revisar leyes de “obediencia debida”  o indultos indebidos.  Sin devolver la dignidad a sus muertos.

Diario de aprendizaje I – (Eriikka)

Ya que veo que me resulta imposible hacer un comentario breve de un tema tan complejo y polémico como la Guerra Civil Española o la época de franquismo en un espacio tan limitado como este diario de aprendizaje, prefiero comentar nada más un tema actual, La Ley de Memoria Histórica, que me ha llamado la atención y que me parece relevante considerando el enfoque de este curso.

Nombres como “la Ley de Memoria Histórica” o “la Asociación para la Recuperación de la Memoria” me sonaron al inicio como algo salido de un cuento de Borges. Pero después de haber estudiado los antecedentes y el contexto, veo que estos términos encuentran su justificación histórica, y una primera tentación de acusar a los políticos actuales de inventar nombres altivos a sus proyectos se desmorona, ya que el término parece haberse establecido en el discurso público español desde hace tiempo. Queda claro también que no se trata de fijar una versión “verídica” de los hechos históricos, o de establecer algo parecido a una historiografía oficial. (Eso sería preocupante.) La función principal es de dar aunque sea una mínima consolación moral a las víctimas de las represiones franquistas y a sus familiares, en forma de un reconocimiento jurídico y político. Se trata de enderezar un entuerto de la época de transición, de reparar la injusticia histórica y el pecado político de la evidente desigualdad en el trato de las víctimas de la guerra. Como afirma Julián Casanova en su artículo (El País 20/09/2007), “sólo las víctimas de la represión [—] y de la violencia de la dictadura [—] necesitan la reparación moral y el reconocimiento jurídico y político después de tantos años de vergonzosa marginación”. Sin embargo, habría que tener cuidado para no incentivar una situación opuesta pero igual de parcial al de los años de franquismo. En teoría esto no debería significar que se olviden de las víctimas en el lado nacionalista, aunque siempre corre el riesgo de tal “hipercorrección histórica”. La frase de Casanova simplemente implica que los del lado nacionalista ya han recibido su parte de la reconciliación. Está claro que como tal la reconciliación viene tarde, y tampoco estoy totalmente convencida de hasta qué punto una indemnización remunerada sirve de solución, aunque seguramente habrá también quienes lo necesiten. (Ni hablar de que seguramente el procesamiento de todo tipo de solicitudes será un lío burocrático sin precedentes. [Ver artículos 4 a 9 de la Ley.]) De todas maneras, si todavía es posible restituir algo de dignidad a esas personas y sus familias, bien. Al fin de cuentas, el valor simbólico de la ley puede bastar para muchos. Varias fuentes comprueban que el silencio colectivo fue institucionalizado y por ende, quedó arraigado en la sociedad española. (Ver por ejemplo el artículo de Rodrígues al que vuelvo más adelante.) Y quizá, en ese sentido, es cierta la frase de Casanova, en el ya mencionado artículo: “[l]a democracia española necesita esa ley” aunque pienso que ninguna democracia debería necesitar semejante ley, sino que el concepto de democracia ya debería implicar una capacidad de promover y mantener una memoria histórica que también permita un debate histórico. Veo ahora que no habría que juzgar a esta ley fuera de su contexto histórico particular.

Y entonces, ¿por qué apenas ahora? Independientemente de qué tan consciente y consensual haya sido el silencio en la época de transición, pienso que muchas veces hace falta un distanciamiento temporal para poder tratar temas difíciles desde un punto de vista más analítico, menos emocional. Javier Cercas da en su artículo (El País 29/11/2005) una visión comprensiva de la época de la transición, que no cae en los clichés del “pacto de olvido”, pero apunta el problema más grave: que el conocimiento del pasado histórico se haya limitado en los ámbitos académicos, que la pluralidad de interpretaciones no se haya popularizado hasta alcanzar al pueblo. Jesús Rodríguez llama la atención sobre el mismo problema en su artículo titulado “Ese fantasma de la historia” (El País, 2000) en el que habla sobre los conocimientos limitados de los alumnos de enseñanza media sobre Franco y el franquismo, y como muchas veces la fuente de información principal viene del ámbito de la familia. Revela, asimismo, una de las razones al porqué las representaciones literarias tienen tanta importancia en la recreación del pasado: uno de los alumnos entrevistados por Rodríguez dice: “Yo me he enterado más del régimen de Franco en Tiempo de silencio o La colmena que en clase”. La Ley de Memoria Histórica pretende tomar un rol activo en esta popularización de nuevas interpretaciones sobre el pasado histórico. Es interesante ver cómo la ley ha causado tanta discrepancia en España y como, hasta cierto punto, se convirtió en una cuestión política entre el PP y el PSOE. Me pregunto también si el artículo 15 de la ley sobre la retirada de los símbolos y monumentos franquistas no esté de alguna manera en contradicción con el ideal de la memoria histórica, ya que al retirar los monumentos estamos borrando pruebas históricas que sirven para recordar a las futuras generaciones. Entiendo que la razón fundamental es porque se considera que estos monumentos ofenden a las víctimas; el acto de quitarlos es, otra vez, más que nada simbólico. De la misma manera me preocupa que explícitamente prohíban cualquier acto exaltando la Guerra Civil o el franquismo en el Valle de los Caídos (artículo 16 de la Ley) porque pienso que muchas veces no hay manera más efectiva para fomentar una actividad que prohibiéndolo.

Fuentes:

Ley 52/2007

Casanova, Julián: “Después de tanta memoria…“. El País, 20/09/2007.

Cercas, Javier: “Cómo acabar de una vez por todas con el franquismo”. El País, 29/11/2005.

Rodríguez, Jesús: “Ese fantasma de la historia”. El País 2000 “25 años después de Franco

Diario de aprendizaje I (Ruska)

Me parece muy interesante la guerra civil española y el franquismo, y sobre  todo las causas y razones por las que todo esto sucedió en España. Aunque estudié en España por 3 años y también he viajado mucho en el país, no me parece haber oído hablar casi nada sobre la guerra, pero debe ser también porque los jovenes no hablan tanto de esas cosas. Me acuerdo solamente haber oído un poco sobre Franco.

A mí me da un angustia hablar sobre la guerra, por todo lo que sufrío la gente; las matanzas, torturas etc. Pero pienso que para la gente que lo vivió debe ser un alivio hablar sobre los acontecimientos traumatizantes que tuvieron que aguantar sin poder hablar sobre ellos en voz alta durante mucho tiempo.

En mi opinión para una persona de nuestra época es casi incomprensible entender por qué la gente aguantó la dictadura por tanto tiempo sin atreverse a oponer a Franco y al fascismo, por qué tuvieron tanto miedo y no defendieron a sus amigos, sino  que hasta los vecinos denunciaban unos a otros.

El papel de la mujer  durante el franquismo también me asombra muchísimo, y no pienso que ninguna de las mujeres de hoy aceptarían unas normas tan estrictas.

Unamuno y Millán Astray

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Al iniciarse la guerra civil, Unamuno apoyó inicialmente a los rebeldes, pero posteriormente se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación. Durante el acto de apertura del curso académico (que concidía con la celebración del “Fiesta de la raza”) el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad, varios oradores soltaron los consabidos tópicos acerca de la “anti-España”.

Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso de pie y pronunció un apasionado discurso. “Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (…) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis…”.

unamuno-astray.jpg En ese punto, el general José Millán Astray (el cual sentía una profunda enemistad por Unamuno, que le había acusado inopinadamente de corrupción), empezó a gritar: “¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?”. Su escolta presentó armas y alguien del público gritó:¡Viva la muerte!”. En lo que, según Ridruejo, fue un exhibicionismo fríamente calculado, Millán habló: “¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!”. Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de “¡viva España!”. Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno que dijo: “Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de ’¡viva la muerte!’. Esto me suena lo mismo que, ¡muera la vida!’. Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (… ) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada…

Furioso, Millán gritó: “¡Muera la inteligencia!”. En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: “¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!”. Unamuno no se amilanó y concluyó: “¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España”.

La esposa de Franco, Carmen Polo, toma del brazo a don Miguel y le acompaña a su casa, rodeados de su guardia personal lo que evita que el incidente acabe en tragedia. Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. El proponente, el concejal Rubio Polo, reclamó su expulsión “…por España, en fin, apuñalada traidoramente por la pseudo-intelectualidad liberal-masónica cuya vida y pensamiento […] sólo en la voluntad de venganza se mantuvo firme, en todo lo demás fue tornadiza, sinuosa y oscilante, no tuvo criterio, sino pasiones; no asentó afirmaciones, sino propuso dudas corrosivas; quiso conciliar lo inconciliable, el Catolicismo y la Reforma; y fue, añado yo, la envenenadora, la celestina de las inteligencias y las voluntades vírgenes de varias generaciones de escolares en Academias, Ateneos y Universidades“. El 22 de octubre, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector.

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Diario de aprendizaje I (Hanna)

Para poder conocer la España de hoy, hay que conocer su pasado, y inevitablemente, la Guerra Cívil (1936-1939) y la subsiguiente dictadura de Francisco Franco son los acontecimientos históricos que más han marcado la sociedad española. Sin embargo, conocer la historia no es simplemente memorizar datos, y una mayor cantidad de información no implica mayor nível de comprensión. Durante las clases he pensado mucho en las causas y las consecuencias de los acontecimientos, así que también quería concentrarme en ellas en este diario de aprendizaje. ¿Por qué hubo una guerra civil y una dictadura en España? ¿Qué tipo de consecuencias han tenido?

Es obvio que el tema es inagotable, pero para poder captar de algún modo las causas y las consecuencias de aquellos 39 años (desde el comienzo de la Guerra Civil hasta la muerte de Franco), he jugado con la idea de que aquellos años forman un núcleo de una historia, mientras que los anteriores son un preámbulo y los posteriores, un epílogo. La historia puede ser contada de muchas formas dependiendo del punto de vista, o del enfoque, y una nueva interpretación siempre tiene como resultado una nueva versión. La historia puede ser diferente también en función del lugar y el tiempo en que se cuenta, y desde luego, de la persona que la narra.

Empezando por el preámbulo: ¿por qué estalló una guerra civil en España? Como vimos en clase, según la version franquista los patriotas se vieron obligados a salvar España, que estaba en caos total por culpa de La República, y el supuesto peligro rojo del extranjero también fue un factor importante. Durante la época franquista, ésta fue “la verdad” promovida y aceptada por las autoridades. El Estado ya no tiene el monopolio de la memória, pero las ideas no cambian en una noche, así que esta versión persiste, aunque ahora es sólo una entre muchas. Para tener una visión más ámplia, habrá que distinguir entre las raíces del conflicto y los factores que actuaron como catalizador del mismo. Los vecinos y los familiares no empiezan a matarse unos a otros por cualquier motivo, y tales motivos no surgen de repente. Como consecuencia de las desigualdades sociales y regionales, que se remontaban a décadas, e incluso a siglos, España de aquel entonces era un país polarizado, pero factores como el contexto internacional, la Guerra de Marruecos, la desintegración del imperio, las turbulencias sociales conllevadas por la industrialización, la situación política nacional etc. seguramente contribuían a que al final estallase una verdadera guerra. Fue la combinación de varios factores que causó una situación política inestable, y al final, explosiva.

Se dice que el pasado siempre está presente, aunque no seamos conscientes de ello. Para saltar al epílogo, nos podemos preguntar cómo se reflejan los 39 años de Guerra y dictadura en la sociedad española de hoy. Lo que destaca en España, desde mi punto de vista, es la division: ‘nosotros’ contra ‘ellos’. Me imagino que los años de la dictadura han agravado, si no directamente causado, la necesidad de contraponer ‘lo español’ y ‘lo catalán/vasco’, o ‘la derecha’ y ‘la izquierda’. El pluralismo parece ser un concepto foráneo, lo que es lógico después de tantos años del franquismo, cuya gran empresa consistía en la construcción de una nación única y unida. Supongo que la gravedad de la situación es una cuestión de opinión, pero la división existe sin duda. También la memoria está afectada por la división, porque se reproducen distintas versiones de historia incompatibles. Por un lado, hay memorias personales y individuales, y por el otro, está la memoria colectiva. La historia es un ingrediente importante en la construcción de la identidad, con lo cual los conflictos entre las diferentes interpretaciones pueden crear conflictos entre identidades.

Cómo se puede salir adelante? El proceso ya ha empezado, por ejemplo, con la recuperación de la memoria histórica. Ya hay una generación de españoles que no tienen experiencias personales de la dictadura y que es, posiblemente, mejor capacitada para enfrentar el pasado y desenredar las memorias y los traumas. El pasado siempre formará una parte esencial de las ideologías y así también, de la política, pero el orden social ya parece haberse consolidado, así que uno no necesita tener miedo de perderlo todo, aunque se remueva el pasado.