Diario de aprendizaje III (Hanna)

En este diario quería responder a la sencilla pregunta de por qué me ha gustado Soldados de Salamina, lo que resultó ser un tema más difícil que pensaba. Leí el libro con ganas y me detuve pensando en ello también después de terminarlo, o sea se cumplieron los dos requisitos importantes para un buen libro. Aquí intentaré profundizar un poco algunos aspectos más interesantes.

Estoy de acuerdo con Jukka Koskelainen, quien en su crítica en Helsingin Sanomat dice que es asombrante que Cercas haya conseguido incluir tantas cosas en las pocas páginas de la novela. Yo creo que por mucho el encanto de la obra reside precisamente en la multitud de níveles y en la complejidad. Sin embargo, por el mismo, es difícil abordar la obra como un conjunto. Son varias historias solapadas, y se puede leer el libro de varias maneras. Cada acercamiento provoca una nueva serie de ideas.

Soldados de Salamina, como todas las obras en este curso, trata de la Guerra Cívil. A pesar del tema común, la novela de Cercas es bastante diferente respecto a los libros anteriores en varios aspectos, pero la diferencia fundamental será que mira al pasado desde el presente (o desde la época contemporánea). Creo que esto es también la razón fundamental por que me ha gustado tanto. Como vimos en clase, es una obra posmoderna y pertenece al género de metaficción. Creo que en esta época posmoderna tiene un acercamiento necesitado a la Guerra Cívil, porque de cierta modo trata el pasado a partir de las necesidades del presente. La obra trata cuestiones que preocupan a todo el mundo y por eso tiene un toque universal: la necesidad de entender la historia, los antepasados y entender quienes somos, y la problematica que conlleva.

Aunque en principio el núcleo de la obra son los hechos ocurridos hace 70 años en otro lado del continente, las cuestiones que plantea no están atados a un lugar o a una época particular. Yo acabé interpretando que se trata fundamentalmente de la distancia entre los sucesos y sus representaciones: el protagonista del libro intenta interpretar las representaciones del pasado o el pasado a partir de las representaciones. Por mucho que intetemos evitarlo, la distancia sea temporal o física siempre altera la mirada que tenemos. Normalmente la interpretación sucede a nível subconsciente, pero este libro nos obliga a fijarnos en el proceso y tomar una postura activa y crítica. Puede ser una exageración decir que tenga valor didáctico, pero creo que da unas herramientas útiles en un mundo que rebosa de representaciones.

En Soldados de Salamina se unen muchos de los temas del curso, con lo cual para responder la pregunta inicial, creo importante tener en cuenta el contexto en que he leído la obra. La obra, que es inmutable en sí, seguramente ha adquirido otros significados gracias al curso y en otra ocasión, la hubiera leído de otra manera. Se podría decir que es precisamente la experiencia de la lectura que me ha gustado tanto. En general, la lectura fue interesante, y también contradictoria. El autor es presente en toda la obra, pero en un momento me dí cuenta que ya no sabía si estaba pensando en Javier Cercas ficticio o en el autor real. Me preguntaba constantemente cuales de los hechos eran puramente ficticios y cuales no. Sin embargo, esta incertidumbre más bien me fascinó que molestó.

Lo que sí me molestó era saber que el autor ”real” era profesor de literatura y conocería todos los trucos narrativos. Sabía que la intención era causar confusión entre la ficción y la realidad, algo que consiguió hacer en mi caso. De cierta modo me sentí manipulada, pero esto se convertió en una parte más de la lectura y también llevó hacia las cuestiones relacionadas a la naturaleza del conocimiento humano. La reflexión de Soldados de Salamina no se transmite sólo por el contenido (el diálogo etc.) sino también por la estructura de la obra.

http://www.hs.fi/kirjat/artikkeli/Francon+mies+joka+ei+kuollutkaan/HS20040313SI1KU026re

Diario de aprendizaje IV (Enrique)

El próximo 2009 se celebrará el septuagésimo aniversario de la terminación de la Guerra Civil y han sido ya más de tres décadas las transcurridas desde el pistoletazo de salida que invirtiera el rumbo político de nuestra querida patria, “España Camisa blanca de mi esperanza… donde entendernos sin destrozarnos, donde sentarnos y conversar…” conforme el cántico de paz, musicalizado por Ana Belén con éxito en los ochenta, del poeta zamorano León Felipe a quien, como Machado y muchos otros, “cubre el polvo de un país vecino”. (Recordar la significativa estadística que Ruth refirió en su presentación sobre el intelecto en el exilio). La Transición; nada más y nada menos que el delicado desmantelamiento de un fuertemente arraigado régimen caduco de totalitarismo político, paternalismo despótico, represor y supresor de libertades fundamentales para pasar a una vehementemente anhelada sociedad de las libertades; algo insólito en la história del país.

Dos obras, una literaria y otra cinematográfica, conforman el material que nos representa ese periódo histórico del fin del Franquismo (instaurado “por la Gracia de Dios” tras la Guerra Civil),  que hemos tratado durante estas dos semanas: la novela Llegada para mí la hora del olvido publicada en 1997 del  escritor y periodista especializado en literatura Tomás Val Sáez (1961-) y la película cargada de humor ¡Buen Viaje, Excelencia! estrenada el 2003 bajo la dirección y guión de Albert Boadella (1943-) e interpretada por el grupo catalán Els Joglars. (Se agradece a nuestra profesora su elección pues ambas obras de contenido jocoso e irónico se complementan muy bien. Además por actuar como eficaz revulsivo “relativizador o desdramatizador” de la “franquitis aguda” que bajo un sol radiante a muchos nos ennubla, como os dije en la última clase sin sorna alguna).   

Entendiendo que en un curso de literatura parezca sacrílego decir aquello de que “más vale una imagen que mil palabras”, haré referencias al filme y hablaré sobre la personalidad del Caudillo. La cinta regida por el prestigioso actor y dramaturgo español, director de tan exitosa compañía teatral (el ciego del bar, cupones en pecho y mueca de bobalicón) muestra al espectador un Caudillo crepuscular, decrépito, demenciado y senil, meditabundo, divagante, con sus recuerdos anclados en el pasado haciendo en las noches de insomnio balance de su álbum necrológico, con sus hojas plagadas de muertos  en las postrimerías de su existencia, años 1973-75. Todo un contraste entre ese anciano decrépito, de carne y hueso, y aquel Caudillo todopoderoso con aureola celestial que entraba bajo palio en los templos, Padre de la Patria, Generalísimo de todos los Ejércitos en permananente cruzada contra la amenaza del Comunismo, los enemigos de la Patria y de la Civilización Cristiana, etc., etc. (la misma cantinela siempre). Y sin duda los siglos venideros vendrán a adorar al hombre más grande, justo y defensor de la Cristiandad que España ha tenido: Franco (como recrea Val). Además la película ofrece una reflexión, no solo sobre la sombra de un caudillo degradado, sino también sobre la miseria mental y la ridiculez que entraña la decadencia del poder absoluto. El ingenio humorístico posibilita una visión distanciada y didáctica de la historia. 

No son pocos los elementos que rememora de aquellos tiempos:  

Personajes: Nuestro protagonista; su esposa Doña Carmen Polo de Franco (1900-1988), Señora de Meirás, Grande de España, “la Collares”, pues parecía llevar uno colgado al cuello hasta para “eso”, amén de sus enjoyadas manos, con quien celebró las Bodas de Oro en 1973, dama caritativa de estrecha moral católica (al referirse a Hitler lo refiere como “amancebado con una fulana”, fíjese Vd.), muy presente en la novela, que pasó a la historia gracias a la merienda campestre de 1917 donde conoció a Paco; su única hija Carmen Franco y Polo (1926-), duquesa de Franco, también conocida como Nenuca, Carmencita y Morita (madre de siete hijos); su hijo político Cristobal Martínez-Bordiú (1922-1998), , Marqués de Villaverde, médico especialista en cirujía cardio-vascular (que en 1984 fue suspendido durante cinco años del cargo de jefe del Departamento de Cirugía Cardiovascular que ocupaba desde 1971), el Yernísimo,  chulesco y todo un donjuán; su cuñado Ramón Serrano Suñer (el que lo acompañaba en la reunión con Hitler) conocido como el Cuñadísimo, un inteligente jurista, uno de los principales artífices del Régimen y promotor de la División Azul dada su germanofilia; los temibles bereberes del Rif; su padrino en la fulgurante carrera militar, Millán Astray, y sus férreamente disciplinados “legías” (los canarios enjaulados); la Guardia Mora, su fiel escolta en los actos multitudinarios; “los Grises”, la temida Policía Armada; su primo y sempiterno ayudante Pacón, Francisco Franco Salgado; el padre Bulart, su confesor; el equipo médico habitual, con la rivalidad profesional existente entre el Dr. Bustelo y la “loquera”, Dra Müller (si bien no se cita las cantidades de jalea real que, como elixir de la eterna juventud, el paciente ingería); Torcuato Fernández Miranda, profesor de Derecho Político, presidente del Gobierno a finales de 1973 y luego autor material de la “Ley para la reforma política”, instrumento legal que permitió desmontar el régimen franquista legalmente con la aprobación de las propias Cortes nombradas por Franco, conocida como el “hara-kiri franquista”; y naturalmente Carlos Arias Navarro, fiscal, presidente del Gobierno entre 1973-76, quien con voz temblorosa y lágrimas en los ojos inmortalizó ante las cámaras de tve aquel “Franco ha muerto” y dio lectura al discurso póstumo de Franco para los españoles; etc. 

Objetos: El yate Azor (mientras que S.S. M.M. navegan en el Bribón) y las enormes capturas junto a las que se fotografiaba, como ocurría en las monterías también (con el Rey Juan Carlos compartía el gusto por la caza); la milagrosa Mano de Santa Teresa, su reliquia inseparable; los gemelos de campo que le permitieron orientar tantas estratégias militares contra sus enemigos; los automóviles Dodge Dart GL (gran lujo) de aquellos tiempos; etc.

Acontecimientos y lugares: El Palacio del Pardo (hoy convertido en residencia de los altos mandatarios que visitan el país); el Desfile de la Victoria (por eso en España hay por todos lados avenidas de la Victoria y antes había avenidas del Generalísimo –como en Rusia hay plazas del Alzamiento–); el popular programa-concurso “1, 2, 3 responda otra vez”; la sintonía de despedida de tve; el mensaje tradicional de Nochebuena (que ha continuado S.M. el Rey D. Juan Carlos); el Noticiario Documental NO-DO (que entre 1942-1981 se proyectaba en los cines antes de la proyección de la película (y que nuestro protagonista veía en en su palacio entre cabezadas); el diario sensacionalista El Caso; la rutinaria inauguración de pantanos y centrales hidroeléctricas, junto a los que han quedado lápidas conmemorativas; la manifestación junto al Palacio de Oriente (1.10.1973), el último acto multitudinario que celebró ya muy tocado de salud; el traslado en estado comatoso a la Residencia Sanitaria de La Paz, de la Seguridad Social; el ambiente ruidoso y amontonado del típico bar español (que no es santo de mi devoción), donde se percibe el izquierdismo aflorante y el gracejo popular con dichos como el de “Franco es como el cruzado mágico, levanta a los caídos , oprime a los de dentro y engaña a los de fuera” (el cruzado mágico de Playtex era una famosa marca de sujetador que realzaba el busto femenino), o el de los reproches lanzados a los cuatro vientos  por Ramón Fontseré (quién también hace de Caudillo) “Si es que nunca habéis tenido c. pa’ cargaros al viejo…  porque nosotros que somos unos hijos de la gran p. vigilábamos y estábamos alerta”; etc. 

Especialmente impactantes fueron las crueles torturas, los fusilamientos en la charlótica escena de guerra y las ejecuciones a garrote vil, el atentado mortal del Almirante Carrero Blanco y su chófer (como inicio de la lacra terrorista que llega hasta nuestros días) y la masacre de la Calle Correo. Destacar el simbolismo del pajarito muerto, cazado durante una de las sesiones de tiro de pichón de salón que Su Excelencia practicaba y la doctora Müller recoge diciendo “país de bárbaros”. La entrada “agachapado” por el arco del “Todo por la Patria” (que figura en las fachadas de los cuarteles de la Guardia Civil), el paseíllo triunfal por los callejones ruinosos y vacíos, engalanados y vitoreantes por momentos, de un pueblo con Suspiros de España como melodía de fondo, la tétrica llegada con la guerrera llena de condecoraciones y en calzoncillos largos a la audiencia de altos mandos y los desvaríos, así como las visiones oníricas de remordimientos y temores que entre jamacucos experimentaba, junto a las asunciones y destituciones del Príncipe Juan Carlos del poder a modo de títere político, no pasan desapercibidas. Oír himnos de emblemáticos Cuerpos de Ejército como la Legión y los Regulares, e incluso el propio Himno Nacional, y la mofa hecha con sus símbolos me pareció más fuera de lugar.  

Permítaseme añadir que, pese a la modernidad que ha alcanzado el país y su notable desarrollo económico, sobre todo en las últimas décadas, a la octava economía más rica del mundo cabe auspiciarle un futuro nuevamente glorioso. Sin embargo, en el subconsciente colectivo de su ciudadanía  siguen difusamente anclados los desastres de aquella guerra y sus sectarismos, así como el largo período de sufrimiento y tiranía o bienestar y seguridad (según se mire) que supuso el Franquismo. Quizá por ello las  inclinaciones políticas de muchos españoles las oriente la herencia ideológica familiar, pues casualmente siguen fragmentadas en tres bloques ideológicos desde hace casi un siglo: la izquierda, la derecha y el nacionalismo independentista. Entre periodistas y escritores las rivalidades resultan más que manifiestas. Como ejemplo recuérdese el intercambio de acusaciones que mantuvieron el que fuera ministro de Cultura de la UCD, Ricardo de la Cierva, y catedrático de Imagen Román Gubern (conocido de Estefania) con la polémica reedición de Raza, la novela de Franco, con motivo del 20-N de 1997. (Véase en la dirección El mundo.es. Cultura. La reedición de Raza). 

La gran descentralización administrativa ha fomentado un férreo apego a cada terruño territorial, a sus parcelas de poder y sus identidades culturales, separándolas cada vez más. Algo que contradice a todas el sentido de la solidaridad interterritorial y la unidad del Estado. Como aderezo, los escandalos de corrupción que acontecen en nuestra sociedad política actual y los soterradamente acaecidos durante el Franquismo (el artículo publicado sobre la familia Franco el 23.3.2008 en Helsingin Sanomat ilustra suficientemente el caso), si bien, en términos comparativos Franco pareció tratarse de un dictador “de segunda”, comparado con los expolios a mansalva del régimen Nazi hasta 1945 y el institucionalizado oficialmente por el comunismo de la U.R.S.S. durante ocho décadas.   

Este tal Paquito, luego Franquito y finalmente Caudillo de España por la Gracia de Dios, el hijo más grande del Ferrol y el más querido de toda la patria, fue un niño frágil, de baja estatura, con una voz retenida por el frenillo y un estudiante del montón. Algunos compañeros de la Academia lo atildaron de gallego poco culto, tímido y receloso. Todo pareció cambiar tras su primera misión en África, y sobre todo tras la gravísima herida que recibió en El Biutz en junio de 1916. Pero a pesar de su buen comportamiento durante las batallas, demostrando un desprecio por su propia vida y la ajena que sorprendía por su frialdad calculada, siguió siendo Franquito para los altos oficiales, y todavía Sanjurjo en 1936, cada vez que dudaba si Franco se decidía o no a intervenir en el Alzamiento, preguntaba: “¿Qué va a hacer Franquito?”

Su inseguridad en la vida civil se convertía en lo  contrario en la vida militar. Tenía fama de reglamentista, duro, implacable hasta la crueldad, pero también exigente consigo mismo y concienzudo en sus movimientos de liturgia militar o de guerra. Fue precisamente allí donde se construyó la base de su pedestal de oficial africanista, muy diferente a los otros militares echaos palante, puteros, jugadores de la soldada y de valor caliente. Antes de atacar ponía los prismáticos entre él y el enemigo. Cuando el histriónico Millán Astray organizó la Legión Extranjera, escribió a los tres comandantes de Infanteria más jóvenes para mandar banderas (pequeños batallones), y Franco mandó la primera de ellas, con imposición de una disciplina que rayaba en la crueldad. El pelotón de castigo trabajaba duramente, con las mochilas rellenas de piedras, y los legionarios indisciplinados eran fusilados sistemáticamente. Franco no tuvo nunca prejuicios humanitarios. La compasión y la piedad ante los sufrimientos de sus semejantes no entraban en su mentalidad. Con sus compañeros legionarios era seco, casi sin muestras de amistad o afecto, lo respetaban y temían, pues como militar tenía mucho prestigio. Se cubrió, desde entonces, con una falsa máscara impasible y severa. El Tercio fue un instrumento definitivo en su carrera militar y para los cimientos de su carrera política. 

Tras su llegada a la jefatura del Estado se convirtió en un hombre puntualísimo y siempre muy serio y distante. Parecía no abandonar ni un solo instante su aspecto antipático de persona perfecta. Evitaba sonreír ni tener un gesto amable o humano. Muy estirado, para parecer más alto y disimular su tripita ya incipiente. Conforme a declaraciones de su hermano, siempre tuvo el complejo de su pequeña estatura y de su tendencia a engordar. Saludaba muy reglamentariamente y ponía mala cara o decía algo desagradable si las cosas no salían como él esperaba.  

Según Ricardo de la Cierva, que habló varias veces a fondo con él, Franco era un introvertido pero no un introspectivo. Entre su mirada interior y el núcleo de su personalidad se levantaba una tenaz muralla de prejuicios enquistados que no le  permitía la menor posibilidad de revisión de sus fuertes principios. Entre ellos, la idea histórica de España nacida en los años del Desastre, que no se atribuía a causas naturales (Ejército, etc.) sino esotéricas, como la acción masónica y la enemistad tradicional de los países de Occidente. La Iglesia y la fe cristiana en cuanto a la implantación ideológica. La milicia como carrera absorbente. Todo este conjunto de bases ideológicas iba implantándose en la mente militar de Franco –que fue por encima de todo un militar– durante su agitada vida, hasta que pudo resumirse en la reacción contra la República , que amenazaba a esa carrera, y en los moldes autoritarios de Alemania e Italia, dos naciones de Europa admiradas. Era también constante en forma de presión ideológica la admiración imitativa hacia el vecino Portugal, regido con mano de hierro y guante de seda por Antonio de Oliveira Salazar.  La vida familiar de Franco fue siempre su recurso serenador. Si se quiere resumir en una palabra la personalidad de Franco, esa es el poder, el mando, como él decía. Lo subordinó todo, hasta su profundo e innegable patriotismo, a su permanencia vitalicia en el poder, aferrado a pretextos de todo tipo (la necesidad de su presencia para la solución del asunto Sahara, etc.).     

Vázquez Montalban dice: “Yo me quedo con aquella perla que le dedicara Joaquín Arrarás cuando lo imaginaba conduciendo la nave de la nueva España, la nave de la muerte, la tortura, la expatriación, la desidentificación para tantos de sus compatriotas: Timonel de la dulce sonrisa”. (Obsérvese la expresión de serenidad y bondad de la fotografía –retocada- con sello oficial y firma. Véase en dirección Curiosidades Marco1/firmas y foto/foto oficial). 

Al final de la obra de Val, tras despejarse las razonables dudas sobre si convertirse en Sumo Pontífice con lo inadecuado del atuendo, su naturaleza humana se impone a la divina y el personaje que inspiró tantas líneas para nuestra asignatura como fantasmas para sus pasillos novelescos, después de una larga agonía cruzó ineluctablemente el umbral de la eternidad.  FRANCISCO FRANCO (4.12.1892-20.11.1975).

FUENTES 

Biografía de Franco (fuente derechista). http://www.generalisimofranco.com/biografia/biografia.htm 

Canción: España camisa blanca (interpretada por Ana Belén y Miguel Ríos). http://es.youtube.com/watch?v=PWvjSO6zbF4 

Curiosidades Marco1 http://www.filaperso.com/CURIOSIDADES/Curio_Marco_1.html 

De la Cierva, Ricardo (1977). La Historia se confiesa. Tomo IV. ¿Cómo era de verdad Francisco Franco? págs. 261-280. Editorial Planeta, S.A. Barcelona. 

El mundo.es. Cultura. La reedición de Raza. http://www.elmundo.es/1997/11/20/cultura/20N0108.html

La Butaca.net. Revista de cine.                                                                                                         http://www.labutaca.net/films/19/buenviajeexcelencia.htm 

Manuel Vázquez Montalván. De Franquito a ¡Franco, Franco, Franco! El País Semanal 29/11/1992 http://www.vespito.net/historia/franco/franft.html

Diario de aprendizaje IV (Ruska)

Llegada para mí la hora del olvido y Buen viaje excelencia

La novela “Llegada para mí la hora del olvido” de Tomás Val y la película “Buen viaje excelencia” me hicieron gracia. En las dos se describe al dictador Francisco Franco, quién fue probablemente la persona más temida de la historia de España, como una persona vieja, estupida, medio loca, tonta, etc. Se nota que obviamente después de tantos años bajo la rígida dictadura de Franco, se quiere hacer venganza de una persona que destruyó la vida de tanta gente inocente matando y torturando. Tanto en la novela como en la película hay un sabor fuerte a ironía. Franco ya es viejo y lo único que tiene en la mente son las pesadillas de las cosas malas que hizo durante la vida y el temor a la muerte. Es como cualquier anciano que sufre de la dementía y piensa si lo que hizo durante la vida sirvió para algo o no. Yo pienso que en la novela el personaje es más triste que en la película, porque en la novela está deprimido y aunque aún se cree divino, piensa en las cosas tristes, como en la muerte de su hijo recién nacido y la muerte de su padre con quien nunca tuvo una relación buena. También se siente muy solo y piensa que probablemente nunca amó de verdad a su esposa, Carmen Polo, y que ella tampoco le amó de verdad a él, sino solo se casó con él porque supo que iba a ser famoso en la vida y quiso conseguir fama através del matrimonio. En un punto del libro Franco (=Paco) hasta deja a su esposa y se va de la ciudad sin decir nada a Carmen, porque ya está harto de gobernar y de la gente que le rodea, que sólo está esperando su muerte. Trabaja por un tiempo de acomodador en un cine hasta que vuelve a su casa (surrealismo). Pienso que cuando uno lee la novela puede hasta sentir pena por el “monstruo”, por el horrible dictador fascista, que pienso, que casi todo el mundo debe odiar por los hechos sadistas que hizo, o que mejor dicho, mandó hacer. Aunque no podamos entender cómo pudo alguien hacer algo tan cruel a otras personas, aún podemos sentir pena por el pobre viejo que se siente solo y piensa que nadie le ama de verdad.
La película fue mucho más divertida en mi opinión, porque en ella los personajes son todos muy irónicos y un poco divertidos. Carmen Polo es una señora envejezida con una voz vaga e irritante, y no entiende nada de la enfermedad de Franco, porque aunque está muy mal, no lo llevan al hospital, sólo por el hecho de que no quiere, bueno, también porque no quieren que la gente se entere del mal estado en que está. Intentan disimular todo el tiempo que Franco está en perfecta condición, aunque de verdad está ya muy cerca de la muerte. Todo se hace según Franco quiere, aunque sea la cosa más ridícula (por ejemplo si él no tiene hambre, los demás no pueden comer tampoco). Pero de todas formas através de la ironía podemos imaginar como fue la realidad durante la etapa del franquismo. Que todo se rodeaba entorno a él y ninguna decisión se hacía sin él. Pero ya cuando las personas importantes que vivían con Franco notaban que no estaba bien, empezaban a robar y hacer otras cosas por el estilo detrás de su espalda. Pero esto no nos sorprende nada, porque cómo podía alguien considerarlo una persona fuerte y jefe del estado, si pescaba dentro de su casa y estaba ya loco y veía esas visiones tan extrañas en las que aún pensaba vivir en el pasado. Franco ya no era tanto una amenaza para ellos como antes, aunque aún no se atrevían a mostrarlo a él.
No sé si éticamente sea muy bueno hacer comedia con un personaje que fue la pesadilla para casi todo el país de España, pero alomejor ha pasado bastante tiempo para que la gente pueda ya reír de ello. Pero de todas formas, no creo que la gente que sufrío a causa de Franco le haga mucha gracia la película o la novela, porque como ya sabemos tratan del dictador que fusiló sistemáticamente una cantidad incalculable de gente.

A modo de conclusión

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Como terminamos la última clase sin tiempo para llevar a cabo una síntesis de las novelas estudiadas durante el curso, os prometí postear la parte de las conclusiones de un artículo mío sobre las cuatro primeras novelas (Luna de lobos, La voz dormida, Llegada para mí la hora del olvido y Soldados de Salamina). Escribí el artículo hace dos años y quedáis avisados de que no se trata de una obra maestra, pero espero que os sirva para algo. Todo tipo de comentarios y objeciones son bienvenidos. Una vez más, muchas gracias por participar en el curso, ha sido un gran placer trabajar con vosotros.

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Las cuatro novelas analizadas hablan del pasado reciente y aún hiriente de España, la Guerra Civil y el franquismo, desde el punto de vista “posmemorial”, esto es, mezclando elementos procedentes de la memoria transmitida, conocimientos históricos adquiridos por distintos medios e imaginación creativa. No obstante, las obras resultan muy diferentes entre sí, ya que cada uno de los novelistas ha elegido un enfoque y unas estrategias narrativas muy distintas. Luna de lobos resucita a cuatro huidos acorralados en las montañas de León; La voz dormida narra la historia de un grupo de mujeres republicanas en la cárcel de Ventas; Llegada para mí la hora del olvido consiste en las supuestas memorias del Caudillo; y Soldados de Salamina nos presenta a un falangista fusilado por los rojos y a un soldado republicano exiliado mediante la investigación histórica de un escritor en los años noventa. En conjunto, las novelas basadas en la posmemoria construyen, por lo tanto, un pasado plural, consistente en muchas voces, muchas historias y muchos puntos de vista.

A pesar de la variedad formal, las cuatro novelas del corpus tienen también varios elementos en común. Todas adoptan una postura moral favorable a los vencidos de la guerra y tres de las cuatro reivindican a alguna figura histórica, como a los maquis, a las mujeres resistentes o a los soldados anónimos. Sin embargo, ninguna de las novelas hace apología de la ideología concreta de estos colectivos, sino que se las observa siempre desde una distancia crítica. Como ha indicado Norma Sturniolo, las obras narran más bien “la tragedia de hombres y mujeres ante una situación límite, se profundiza en las reacciones que genera tal situación, como el miedo, el dolor, el desesperado apego a la vida.”[1] El conflicto y sus causas ideológicas pertenecen claramente al pasado; lo que perdura es la huella que dejaron los acontecimientos en la memoria colectiva y en las personas que los vivieron. Lo que reivindican los novelistas es, principalmente, el derecho a la memoria y a conocer la historia reciente del país, manipulada durante el franquismo y silenciada por los políticos en la Transición. Como dice María Coira, “[n]ovelar el pasado puede ser leído, pues, como no-velar el pasado; es decir, correr el velo con que ha sido cubierto o encubierto.”[2]

Las obras comparten también una vinculación emocional con el pasado. Cada una de ellas constituye una excursión al pasado, a la vida de las generaciones inmediatamente anteriores. Mediante la escritura, los novelistas buscan no sólo una conexión intergeneracional sino también una continuidad entre el ayer y el hoy. La Guerra Civil es considerada como el principio del presente y resulta imprescindible para entender la sociedad española de hoy. Por lo tanto, las novelas basadas en la posmemoria no estudian el pasado a causa del pasado mismo, sino que lo utilizan como una herramienta para comprender la actualidad y para construir un futuro diferente. El objetivo no es detener “el pasado que no pasa”, sino superarlo. Los novelistas parecen sugerir que, para liberarse del lastre del pasado dictatorial, primero hay que conocerlo y admitirlo; no se logra una verdadera reconciliación mediante un silencio pactado o un olvido fingido, sino hablando, a través de un diálogo polifónico y abierto.

Como resultado del análisis de las cuatro obras que forman el corpus, se pueden distinguir tres facetas distintas en la construcción literaria de la memoria histórica. La primera consistiría en la reivindicación de un grupo marginalizado concreto, como el de los huidos en la novela de Llamazares y la de las mujeres resistentes en la de Chacón. La segunda faceta implicaría la problematización de esa postura algo simplista y la introducción de un planteamiento histórica y políticamente más complejo y equitativo, que se vería realizado en la novela de Cercas. Y la tercera, representada por la novela de Val, supondría un desprendimiento del realismo y de la verosimilitud histórica del discurso, y la búsqueda de la liberación del pasado mediante la imaginación creativa y el uso de la ironía.

Aunque el reducido corpus de este estudio impide dar validez general a los resultados obtenidos, creo que éstos pueden resultar interesantes como hipótesis para futuros estudios sobre el tema de la posmemoria literaria con un corpus más amplio. Asimismo, para estudiar con más profundidad la aportación “posmemorial” a la discusión sobre la Guerra Civil y sus secuelas, sería necesario comparar la obra de estos autores, nacidos en los años cincuenta y sesenta, con la de las generaciones anteriores, publicada tanto antes como después del fin de la dictadura, en España y en exilio. Este tipo de trabajo global, aún sin realizar, podría revelar aspectos interesantes sobre la evolución de la novela española sobre la Guerra Civil y sus secuelas.


[1] STURNIOLO, N.: “El final de la guerra civil. 60 años después”. DeLibros, 126, 1999, p. 36.[2] COIRA, M.: “Historia y ficción: versiones narrativas”, en J. M. Pozuelo Yvancos, F. Vicente Gómez (eds.), Mundos de ficción [Actas del VI Congreso de la Asociación Española de Semiótica], Vol 1, Murcia, Universidad de Murcia, 1996, p. 492.

Diario de aprendizaje IV (Ruth)

Soldados de Salamina, Javier Cercas, 2001, Barcelona.

Leí  Soldados de Salamina por segunda vez. Y volvió a gustarme. La primera la había leído de forma lúdica, pero ya me había llamado la atención, lo mismo que a J.A. González Sainz en su artículo La obsesión y el secreto (Letra Internacional, 75, 2002, pp. 69-71): el personaje-autor persigue casi como en una novela policial a un no-asesino, a alguien que otorga/ posibilita la vida. Personalmente no sé si se puede hablar de perdón a los enemigos (Santos Juliá, El azar y la piedad,  Letra Internacional, 75, 2002, pp 69-71) ni de redención entre facciones opuestas (E. Poniatowska, El sueño de los héroes,  La Jornada. unam.mx.2003.07.06).  En mi opinión podría decir que se trata de piedad o compasión pero desde un punto de vista personal. El soldado que no-mata no está pensando “voy a perdonar a mis enemigos”. Siente compasión personal por otra persona. Decide no matar. Me atrevería a decir que lo hace desde un punto de vista sartreano: tomo la responsabilidad personal de no matar y me atendré las consecuencias. Porque en esos escasos momentos en que el soldado mira a Sánchez Maza tiene que haber pensado qué podría pasar si lo descubrieran. Si alguien llegara y le dijera “cómo que no hay nadie ¿y este hijo de mala madre,  creador del falangismo, qué es?”. En esos segundos tiene que haber sopesado la vida y la muerte, su vida y su muerte. ¿por qué no lo mata? ¿para qué no lo mata? (Poniatowska, id). Sólo lo puede saber el soldado. Para mí, una interpretación más entre todas las que he leído, es simplemente un rasgo responsable de humanidad frente a la deshumanización que implica una guerra fraticida que ya terminaba.

Volví a disfrutar con la novela que se va  construyendo dentro de la novela, con todos los conceptos de realidad ficcionada, de novela casi real, de las intenciones de realismo y veracidad,  de las idas y vueltas del peridiodista de investigación.  De la verdad inventada. Miralles es mucho más real que todos los otros personajes. Creo que todos quisiéramos que exista. Que se haya dado ese abrazo tan literario con un novelista de verdad. Uno de los momentos más interesantes en el libro es el encuentro personaje-escritor con el escritor-personaje que es Bolaño,  hilo de Arianna reencontrado, da pie a la tercera parte: el encuentro con Miralles, donde el personaje-autor da lo mejor de sí mismo.

Poniatowska critica a Cercas dos posiciones despreciativas , mirando desde arriba a Conchi y a los campesinos. Aún pensándolo desde un punto de vista feminista, no todos los personajes tienen que ser políticamente correctos, un personaje es como es, aunque no nos resulte simpático. Como pienso que son muchos periodistas y novelistas de habla hispana, machistas inocentemente (sí, ya sé, hoy en día nadie es inocente). No pienso que Cercas no se haya dado cuenta de lo que escribía. Simplemente es un toque más de “realidad” en la novela. Poner a Conchi a la altura del Cercas personaje hubiera sido poco creíble en la sociedad española en la que se mueve Cercas. Y él pretende hacer una novela “donde todo sea verdad”.

Diario de aprendizaje III (Ruth)

La voz dormida, Dulce Chacón, Alfaguara, Madrid 2002

Quizás uno de los puntos más importantes de la novela, es que las mujeres aquí no son tratadas como iconos, heroínas ni mitos, sino mujeres de carne y hueso, no sólo porque sabemos que existieron sino por no pretender ser símbolos, aunque al final de la novela tengamos esa sensación.   Tomasa no es Madre Coraje, es una mujer llena de dolor a quien le han matado a su familia. Ni Tensi es el mito de la maternidad que trasciende su propia muerte.  Es una mujer que ama a su marido hasta sus últimas consecuencias, con el orgullo de ser roja, pero sin erigirse en estatua para las próximas generaciones.

Heroínas, sin pedestal, sin Historia, son todas esas mujeres que fueron consecuentes con sus ideales y que a pesar de ellas se vieron envueltas en una guerra. Algunas marcharon al frente o al maquis, obligadas por las circunstancias, no porque soñaran con ser soldados ni guerrilleras. En todas las situaciones excepcionales, la revolución mejicana, la rusa, la guerra en vietnam, muchas mujeres se vieron en la posición de soldados o reemplazando en la retaguardia a los hombres en sus trabajos, a veces en cargos de prestigio. Y Dulce Chacón habla de ellas.

Terminada la contienda, las mujeres rara vez conservan esa situación considerada de prestigio por los hombres.  Vuelven a sus labores:   ahora que sus hombres están de vuelta se les “permite” cuando no se las obliga a volver a su habitat “natural”: el hogar.

Las mujeres de Chacón viven sobre todo en en un mundo claustrofóbico, dentro y fuera de la cárcel. Las escenas de la cárcel de Ventas están muy bien logradas, si bien hay tensión dramática, no nos encontramos con melodras ni dramatismo exagerado. Así era (y en muchos países es) la vida en la cárcel, una cotidianeidad de ignominias e impotencias. La vida de los personajes fuera de la cárcel llevan una vida ritmada por las visitas a esta  y se sienten prisioneros/rehenes  de la situación de vencidos. Incluso los que están en el maquis están prisioneros de la realidad política, a pesar de estar en el monte.

Como varias de las novelas que estamos leyendo (y las películas también) hay en el libro de Dulce Chacón una intención de veracidad, un intento de acercarse a los hechos factibles.  Los persnajes femeninos tienen cuerpo y voces reales, en cambio en mi opinión, los personajes masculinos son más icónicos y estereotipados. En eso coincido con Antonio López Quiñones, La guerra persistente, Madrid, Iberoamericana, 2006. Los personajes masculinos son más chatos, responden a la figura del militante, más que al personaje. Los personajes de La voz dormida, salvo excepciones (Pepita), no se preguntan si podrían actuar de otra manera a lo ordenado, como en Soldados de Salamina,  porque obedecen a los modelos con que han sido creados.  En el intento de Chacópn de recuperar  voces dormidas hay un cierto maniqueísmo, los del partido son buenos y fusilarán cuando haya que fusilar al enemigo o a quien represente un peligro para la misión o el partido, los malos no dudarán en fusilar a Tensi, que acaba de dar a luz.  La discusión entre Paulino y el cura me hizo pensar en una frase de Alfredo Bryce Echenique  en La vida exagerada de Martín Romaña, Argos Vergara, Barcelona, 1981 “Inés pasó del catolicismo más militante al comunismo más pío”. Lo que retrata como en el caso de Paulino un militante doctrinario.

Leyendo el libro de Chacón me he conmovido, sobre todo en las escenas de solidaridad de la cárcel, que son las que más realistas me parecen. Los sentimientos de las presas hacia su propio cuerpo, hacia la suciedad, por ejemplo. Las condiciones de higiene y de salud. Aunque López Quiñones critique que la cárcel “privilegia la coincidencia de pareceres y la convergencia en las acciones” allanando disidencias, pienso que en aquella época y en otras más recientes, la cárcel por razones políticas implica asumir posiciones colectivas y de pertenencia para poder sobrevivir.

Tampoco coincido con López Quiñones cuando critica que en La voz dormida no se discutan los aspectos fundamentales del comunismo o de la república. Sería como volver a los años ´50 ó ´60 cuando los personajes de una novela explicaban las ideas marxistas. Por suerte no es el objetivo de Chacón, sino mostrar cómo las personas,  deciden defender esas ideologías a costa de la vida o de la cárcel.

Personalmente pienso que si no es uno de los libros más sólidos o mejor escritos de los que hemos leído en este curso, sí es uno de los primeros que pone a las mujeres en el mapa de la historia de la Guerra Civil y el franquismo, uno de los más conmovedores, y sobre todo un canto a la libertad.

“Franco era como el mago de Oz: frágil, pequeño e inseguro”

El hispanista Paul Preston presenta un ensayo en el que desmonta las mentiras difundidas sobre el dictador

EUROPA PRESS / El País– Barcelona – 21/04/2008

El historiador británico Paul Preston acaba de publicar El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco (Ediciones B) donde desgrana la personalidad del Caudillo, marcada por su condición de “vulnerable, pequeño e inseguro” por la que se refugiaba “en un disfraz”, algo que al inglés le recuerda al Mago de Oz, según indicó ayer en rueda de prensa.

Durante la época de Africa, Franco fue el Héroe del Rif para convertirse en el Cid del siglo XX en la Guerra Civil y luego, durante la Segunda Guerra Mundial, en un Felipe II obsesionado por reconstruir un imperio, relató Preston acerca de esa personalidad cambiante en la que siempre predominaba el afán por mentir y tergivrsar la realidad a su favor, según dijo.

“Eran unas mentiras tan infantiles que parecía imposible que las pudiese decir” pero “cuando se tiene el control totalitario de los medios, se puede decir cualquier cosa”, remachó el historiador, y puso como ejemplo una “mentira colosal”: Franco justificaba las penurias que pasó España durante la posguerra aduciendo que la culpa la tenía América, porque tenía envidia del sistema falangista, recordó Preston.

Mediocre y mentiroso

En el libro, que publica en catalán la editorial Edicions Base, se explica que Franco, “mediocre y mentiroso”, pudo mantenerse 40 años en el poder por la “inversión de terror” que hizo, por la “capacidad de manipular a sus colaboradores” y por el contexto internacional, en el que las potencias “sabían las mentiras de Franco pero les convenía” no revelarlas, aseguró.

La falta de sentimientos del dictador le facilitó mucho las cosas, ya que le capacitaba para pedir sin remordimiento la muerte de sus enemigos y para usar a sus soldados como carne de cañón, expuso Preston, aunque puntualizó que tampoco se puede decir que “disfrutase de la sangre”.

“Estoy harto de Franco”

“Es un poco exagerado decir que la única faceta de Franco era la de mentiroso, pero sí que es la que cada vez me llama más la atención”, reconoció Preston, para el que el Caudillo tenía “graves problemas psicológicos” y una fe ciega en la victoria y una suerte equiparable a la de un buen entrenador de futbol, además de que era capaz de animar a las tropas con su voz aguda y floja.

“Estoy harto de Franco”, espetó el historiador, aunque le motiva seguir investigando porque los medios de comunicación anglosajones le siguen brindando a Franco una buena fama que, según él, no merece.

El gran público anglosajón no ponen a Franco en el contexto de Hitler porque le sobrevivió 30 años y, antes y después de 1945, “pero sobretodo después”, el Caudillo puso en marcha una potente maquinaria de propaganda para reconstruir la historia y presentarse como el gran militar que ganó la Guerra Civil, el liberador de España de la Segunda Guerra Mundial y el inspirador del crecimiento económico de los años 60, premisas que para Preston son falsas.

Preston (Liverpool, 1946) consideró que lo que falta saber aún de Franco es el grueso de sus documentos personales, que están en paradero desconocido después de que en los años 60 se especulara con su venta, aunque un porcentaje muy pequeño de ellos se recogen en la Fundación Nacional Francisco Franco, según dijo el historiador.

Recientemente nombrado miembro del Institut d’Estudis catalans (IEC), Preston ofreció una conferencia sobre Franco ayer a las 19 horas en el Museu d’Història de Catalunya.

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Sobre Isaac Rosa y El vano ayer

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En internet hay muchas críticas sobre El vano ayer y también entrevistas a Isaac Rosa. Os pongo aquí algunos enlaces:

CRESPO, Marciano: “El franquismo torturó y ejecutó hasta el último momento” [entrevista a Isaac Rosa]. Tribuna, octubre de 2004 [http://www.fsap.ccoo.es/comunes/temp/recursos/22/29408.pdf].

ECHEVARRÍA, Ignacio: “Una novela necesaria”. El País, 12/06/2004 [http://www.elpais.com/articulo/semana/novela/necesaria/elpepuculbab/20040612elpbabese_16/Tes].

RENDUELES, César: “Isaac Rosa. La anamnesis del franquismo”. Ladinamo, 13, 2004 [http://www.ladinamo.org/ldnm/articulo.php?numero=13&id=324].

Os recomiendo también la siguiente novela de Isaac Rosa:

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y un artículo sobre ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil!:

GOYTISOLO, Juan: “Ejercicio de valentía y lucidez”. El País, 17/03/2007 [http://www.elpais.com/articulo/narrativa/Ejercicio/valentia/lucidez/elpepuculbab/20070317elpbabnar_9/Tes].

Más sobre la Sección Femenina

Encontré estos documentos reunidos en un blog titulado Mangas verdes:

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Ya no hay mujeres como las de antes Extractos de “Sección Femenina”, de la Falange Española y de las JONS, editado en 1958

Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo. Especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero.

Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.

Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.

Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador. Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y estress, y sus necesidades reales. Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.

Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres. Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo en la mañana. Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo interior con talante positivo.

Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama… si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche. En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte.

Sacado de “Economía doméstica para bachillerato y magisterio” Sección Femenina 1958.