Reflexiones sobre lo vivido psíquico de la gente en guerra

La guerra civil española me era prácticamente desconocida antes del curso así que poco tengo que decir sobre ella. El impacto enorme que parece haber tenido en la mente española no lo llego a distinguir de la mentalidad de esta nación que precedía la guerra. Por ello voy a hablar de mis reflexiones sobre el proceso psíquico que debe de tocar los españoles.

Observando los fenómenos en España al estallar la guerra hay que decir que tienen aspectos en común con los fenómenos que tuvieron lugar en Alemania de la época. En el centro está el imagen fuerte de un personage absoluto e inflexible. Con el tiempo este imagen se vuelve de más en más claro y absoluto hasta llegar sin más efectos a afectar la gente como si fuera hipnótico. Un sólo imagen puede llegar a suscitar emociones extremas y dedicación, aún autodestructiva, en la gente. Como si fueran programados de responder de tal manera a tal estímulo, de tener ciertas emociones y reacciones (o cadenas de reacciones) desde un sólo imagen. Fue el imagen de Franco, caudillo de España, que actuaba en la mente española mucho de la misma manera que el imagen del Führer en la mente los alemanes nazis. Las reacciones parecen tan inmediatas como si realmente fueran reacciones, o sea respuestas directas sin mediación reflexiva. Por la fuerza y contradicción que presenta este fenómeno con la mente humana dominante antes de los sucesos tengo una impresión que los acontecimientos de la época de guerra y de posguerra ya estaban subyacentes en la sociedad y esperaban un momento oportuno para meterse en marcha. Todo eso de igual manera que en Alemania de la época donde la sociedad con sus problemas profundos ya estaba en crisis y esperando a una explosión.  En este proceso el imagen del personage carismático, sea Franco en España e Hitler en Alemania, serviría del embrague /interruptor que llegaría a dar esperanza a la nación con sus problemas y con una identidad confusa.

Lo que marcaba la guerra civil española era su brutalidad. A diferencia de varias guerras interiores que tuvieron lugar en paises europeos a la época la de España fue muy inhumana e inexplicablemente violenta y nada más por la manera de que llegó a tocar a toda la sociedad, desde dentro y con sus miembros más inofensivos, se la puede llamar con buena razón una guerra civil. Fueron ante todo los civiles que se volvieron víctimas en esta guerra. Sería posible que al estallar una guerra entre “hermanos” los sentimientos invueltos serían más profundos y el amor se convirtiría en ira dando como resultado una guerra más violenta que entre naciones. Como un equilibrio que se hace: más amor vale más ira. Esto también podría ser una de las razones por las que la memorización de una guerra interior sería más dolorosa y entonces tomaría más tiempo que en casos de guerras entre naciones. El hecho de tener que llevar cada uno el resentimiento hacia los próximos pero también el imagen de sí mismo no como matador sino como cometedor de fratricidio, origen de varios sentimientos negativos que uno tendría que aceptar como parte de su propia naturaleza: la verguënza, el arrepentimiento. Simbólicamente esta memorización tendría el mismo valor que el acto de tener que quitarse una bala de las tripas: al encontrarse la bala en proximidad de órganos vitales y al moverse el mal (la bala) existe el riesgo de que se toque algo vital. Según la misma simbología una bala en las extremidades igualiaría la memorización de la guerra entre naciones, doloroso pero no fatal ya.

En el proceso de la memorización la historia escrita juega un papel importante. Lo escrito representa lo aceptado, es decir la verdad. Escribiendo la historia de una guerra interior tiene el problema de nunca llegar a satisfacer a todos. No existe unidad ni unanimidad al interior del país. Quién será entonces quien establecerá la verdad? Y quién la aceptará? Quién puede enseñar la historia escrita? Cuenta la Sra Teofila Herreruela por ejemplo el caso de su suegra Isabel en uno de los documentales de la clase y constata ella, testiga de horrores en su propia familia, viuda desde setenta años y maestra, que nunca tuvo la oportunidad de contar en sus clases de historia lo que sabía y había visto ella misma. La historia se escribe por los vencedores. Y la historia se escribe en los libros de escuela. Pero allí no cabía la historia de una maestra. Y ahora nos tiene su discurso (en honra de un día de memorización de los víctimas) y lo finaliza con este colmo: que todo fue una mentira, que las promesas del propio caudillo no valían nada, que mató a sus ciudadanos que nada no habían hecho. Que no era por no haber cometido un délito contra el orden que no te matarían. Al llegar otros tiempos  la historia se reescribe. La verdad se redice. Desde el punto de vista de una nación tiene que ser muy doloroso esta falta de unanimidad que obliga hasta los niños de exponerse a la contradicción entre las verdades de sus padres y la de su maestro. Y los padres que han vivido la guerra o la tienen en su heritage social desde sus padres tienen que callarse si no quieren introduir esta división de verdades en la mente de aquellos. Además hay que tener en cuenta que con la guerra civil no se terminó la división de la nación española. Lo difícil con la época de posguerra es que aparenta a la paz y acaba siendo aún más peligroso para los que no están con los podertenientes.

Ahora se dice que ya no se quiere hablar de vencedores porque todos están pagando por lo pasado. Identificarse como vencedor significaría excluirse a sí mismo de su pueblo. La “monopolización de la memoria” por los podertenientes durante la dictadura  debe de haber afectado lo vivido realmente de una minoría, es decir lo de los niños de posguerra cuyos padres aceptaron callarse de su vivido. Cuántos fueron realmente? Aunque sea una referencia casi inexistente, pienso que el hecho de no haber conocido yo personalmente un solo español cuyos padres se habrían callado dentro de la casa significa que la verdad quiere vivir. La verdad, tal como cada uno la conoce. La verdad subjetiva. A lo mejor hubieron padres que se callaron por el miedo de meter a sus hijos y a sí mismos en peligro, pero se puede también comprender el riesgo que corren los padres que eligen diferentemente: quieren vivir mentalmente, quieren existir, quieren que se admita lo que han vivido y no sólamente quedar en vida.

Lo que más me ha tocado son estas experiencias de individuos, lo que veían y lo que sentían. En uno de los articulos del curso se habló del caso de una mujer embarazada que se hizo echar en un pozo profundo con seis de sus siete hijos. Pasó en uno de los pueblos del norte montañoso. Parece que se mezclaron sentimiento de celos y de ira, no las ideas o ideologías de la guerra. Este caso me hace pensar que la guerra también a veces sirve de excusa para los individuos de echar lo menos preciable de su propia naturaleza encima de un otro. Entonces serían víctimas los que en otros tiempos serían superiores de alguna manera a los agresores: más ricos, más guapos, con algún caracter de más. Quizás. Pero detrás de estos celos aparentes deben haber verdaderos sentimientos de malestar liados con las circunstancias. Desde un punto de visto moral también se puede decir que, aunque este tipo de crímenes no son de menor importancia cuando cometidos por los extranjeros, en un aspecto posterior a la guerra pueden resultar más difíciles sobrepasar si fueron hechos por el propio pueblo. Tres generaciones no son mucho para olvidar los hechos de la guerra. Y mucho menos si uno tiene que vivir integrado entre los que en otros tiempos hubieran sido sus enemigos.

En estas circunstancias, qué podrían conseguir las dichas comisiones de verdad? No podemos meter en duda el hecho que nada de lo pasado no lo podrían deshacer. Nada podrían volver de concreto, ni personas ni vidas. Aún los sentimientos de quién que sean, por ser experiencias tan subjetivas podrían aprofundizarse en unos al mismo tiempo que otros sentirían una gratitud ante el proceso analítico y la admisión de hechos. Pero los vividos y las memorías quedarían allí donde están. Las verdades subjetivas no cambiarán. Quienes tienen memoría propia la tienen independientemente de las verdades establecidas desde fuera. Y quienes no las tienen (las experiencias propias) sólo pueden tirar conclusiones una vez de más. Quizás son estas conclusiones las que nos dirigen en la continuación y pueden servir de ejemplos para no olvidar. Pero no estaría bien de poder también olvidar a partir de un momento? Si lo hecho no se deshace no sería posible de dejar el pasado y empezar a vivir ahora? En la clase discutimos un poco el tema de abrir o no una fosa tantos años después. Hay que ser muy fuerte para abrir heridas que son profundas. Quizás algunos de nosotros se cicatrizan más de prisa que los demás.. Quizás nunca habrá una unanimidad y un olvido sano. Quizás siempre los habrán quienes se molestan.. De hecho, la idea que me está molestando con las comisiones de verdad es que al fin presentarían sólo una verdad de más. Y sería una verdad peligrosa puesto que estaría establecida por una comisión de verdad. Quién podría ya decir una palabra de más?

En fin, lo que atraye mi atención es esta brutalidad que tocó toda la nación española.Hombres, mujeres, guerrilleros, civiles, todo el país se puso en un ritmo frenético cometer crímenes contra humanidad hermano contra hermano. Y una vez terminada la guerra no se terminó la persecusión. Y una vez muerto el personage carismático muere la persecusión pero persiste aún esta necesidad de buscar en el pasado. Qué es este círculo? En qué termina? De qué empezó? Cuál será la étapa siguiente? Este tipo de fin sin fin definido y sin resolución determinada deja al aire la impresión de algo que está a la espera de una nueva oportunidad o un nuevo personage carismático.

[trabajo de Heidi]

3 thoughts on “Reflexiones sobre lo vivido psíquico de la gente en guerra

  1. Elina L. Post author

    Gracias por tu trabajo, Heidi. Abarcas en tu texto muchos temas diferentes y también presentas varias ideas discutibles. Voy a comentar algunos.

    Creo que tienes razón cuando dices que las guerras civiles suelen provocan heridas más profundas y más difíciles de superar que las guerras entre distintos países. También es cierto que no todos los actos de violencia en la guerra civil tuvieron que ver con diferencias ideológicas, sino que seguramente también hubo ajustes de cuentas personales. Con respecto a la historia, creo que es imposible llegar a establecer un único relato sobre el pasado que sea aceptado por todos. Tampoco creo que eso sea ideal. Más bien veo que es necesario que existan diferentes puntos de vista complementarios y también contradictorios que pueden debatirse.

    En cuanto a las ideas más discutibles que presentas en tu trabajo querría mencionar dos. En primer lugar, considero que hay que tener mucho cuidado a la hora de discutir supuestos procesos mentales de personas ajenas o de pueblos enteros. Asimismo, la mentalidad de una nación es, a mi ver, un concepto muy problemático. Si quieres discutir los efectos psicológicos o sociales de la guerra civil, deberías basarte en estudios u otras fuentes más o menos fiables. Por ejemplo, el área de la psicohistoria estudia este tipo de cuestiones. En Finlandia, el historiador Juha Siltala ha trabajado sobre la psicohistoria de la guerra civil finlandesa; no conozco estudios similares sobre la guerra civil española, pero supongo que existen.

    En España no ha habido comisiones de verdad como hubo, por ejemplo, en África del Sur, en el Perú y en Chile. El objetivo de las comisiones no es imponer una verdad, como parece que sugieres en tu texto. Su objetivo es, más bien, investigar los hechos e identificar a las víctimas y a los responsables de lo sucedido para facilitar la reconciliación. En otras palabras, lo que se quiere es evitar que las atrocidades se repitan. El trabajo de las comisiones suele basarse en miles de testimonios y en una detallada investigación.

  2. Elina L. Post author

    Se me olvidó comentar una cosa: en el final de tu trabajo sugieres, si entiendo bien, que España estaría esperando la aparición de un nuevo dictador. Creo que eso no es cierto. Más bien, en España han surgido en los últimos años movimientos ciudadanos que reclaman una profundización democrática. Me refiero a fenómenos como el 15M y el éxito de los nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos.

    1. Heidi Hiltunen

      Gracias por tus comentarios, son muy constructivos y justos. Realmente hice el trabajo como resultado de reflexiones primeros. El tema no lo conocía bien de ante mano y me ha sorprendido por su violencia. Por eso también mis observaciones son bastante radicales y tengo como una necesidad de tratar de alguna manera (aunque sea erronea) primero lo que la gente ha vivido, o sea revivir lo que me choca. El tema de psycohistoria es interesante. Creo que cuando más tendré conociencias sobre la guerra civil, más me orientaré hacia las cuestiones sociales que se pueden observar con más objetividad, como lo han hecho mis compañeros. Lo que comentas sobre las comisiones, seguramente tienes razón, el objetivo será de evitar que la historia se repita. Realmente lo único que me molesta con estas comisiones de verdad es su título, ya que en sí es bastante provocativo. Pienso que es muy improbable que algún día haya la situación en que todos los grupos se sientan representados con justicia. Quizás lo más importante que pueden hacer las comisiones es dar la palabra aunque sea por un sólo momento a los que tenían que callarse.

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