El SOS republicano que nadie atendió

Europa ignoró en 1937 las reiteradas peticiones de auxilio de la República ante la intervención del Eje Berlín-Roma

DIEGO BARCALA – Público – 31/01/2010

telegrama

En nombre del Gobierno español tengo la honra de comunicarle que España notifica por el presente telegrama su retirada de la Sociedad [de Naciones] de conformidad con el artículo primero párrafo tercero del pacto. Ministro de Asuntos Exteriores”, Ginebra, 9 de mayo de 1939. Este escueto mensaje enviado a Suiza por Ramón Serrano Suñer, titular de Exteriores nombrado por Franco, concluyó la relación diplomática que la Sociedad de Naciones y el Gobierno de la República mantuvieron durante la Guerra Civil. El Ministerio de Cultura ha adquirido la valiosa documentación a la que ha tenido acceso Público, que describe la petición de auxilio desesperada de políticos, artistas e incluso soldados desde el frente antela invasión fascista.

La comunidad internacional hizo oídos sordos al SOS republicano. El peso de Francia, y sobre todo Gran Bretaña, en la Sociedad de Naciones provocó que las denuncias de la República ante la invasión de las tropas fascistas de Mussolini (Italia era un miembro de la organización) fuese en vano. “La intervención extranjera en nuestro país hace correr a la paz europea la amenaza de guerra internacional que se proyectó primero en territorio español extendiéndose a nuestras costas (…) esta situación obliga al pueblo español a levantar ante el mundo la voz de su más encendida protesta por la acción criminal de sus agresores”, dice un telegrama firmando por José Giral, como ministro de Estado de España, ante la Sociedad de Naciones el 24 deagosto de 1937.

[leer todo el artículo]

telegrama2

Narradores sin límites

La ruptura de fronteras con América Latina, la mezcla de géneros y la búsqueda de cosas distintas caracterizan la narrativa española del siglo XXI. Javier Cercas, Agustín Fernández Mallo y Almudena Grandes trazan el mapa literario en un debate convocado por Babelia sobre los derroteros de la literatura.

WINSTON MANRIQUE SABOGAL y JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS – El País – 30/01/2010

narradores

Mezcla, legado, lengua, España, Latinoamérica, pop, Internet, unidad, exploración. Nueve son las palabras con las que se empezaría a escribir el destino de la narrativa de España en el siglo XXI. O mejor hablar desde ya de la narrativa en español como de una lengua común que involucra a 19 países más en América Latina para borrar las fronteras geopolíticas en literatura. Es el gran territorio de La Mancha, como lo llama Carlos Fuentes, con 400 millones de hispanohablantes, que comparten un mismo idioma y herencia literaria que cada día aumenta su presencia e interés internacional.

Escritores de una lengua y no de un país. Así lo reivindican tres autores españoles que representan una diversidad de estilos y una búsqueda de temas y formas literarias que se proyectan hacia el futuro: Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962), Almudena Grandes (Madrid, 1960) y Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967). Los tres invitados por Babelia a un debate sobre La narrativa española contemporánea y sus derroteros.

[leer todo el artículo]

La Guerra Civil aún no ha terminado

El gran acontecimiento del siglo XX español divide por generaciones a los escritores

W. M. S. / J. R. M. – El País – 30/01/2010

“Estamos terminando y no hemos hablado de la Guerra Civil”. Un caos cruzado de voces siguió a esa frase de la redacción de Babelia, tal vez la más previsible de la conversación. “Yo no hablo de la Guerra Civil”, dijo Agustín Fernández Mallo como un resorte. “Pues yo hablo constantemente”, replicó Almudena Grandes, que siguió tirando del hilo: “La Segunda República española y la Guerra Civil —y no lo he dicho yo, es algo que le oí decir a Juan Pablo Fusi y me pareció luminoso— es uno de los grandes momentos de la historia de la humanidad. Estaba ahí antes de que nosotros decidiésemos escribir sobre ella. Estaba y estará. Más antiguo es el imperio romano y le hacen series de televisión todos los años”. En el caso de Grandes y Cercas, la cosa está clara. ¿Pero en el de Fernández Mallo y su generación?

A. F. MALLO. Es un tema que no me interesa. Es un acontecimiento que yo no he vivido de primera mano ni de segunda. No es algo que estéticamente me llame.

J. CERCAS. Lo curioso es que nos estemos preguntando por qué Agustín no escribe sobre la Guerra Civil. Es que no tiene ninguna obligación.

PREGUNTA. Claro que no, pero es el gran tema del siglo XX para cualquier español, escritores incluidos, ¿no?

J. C. Yo antes de los 38 o los 39 años no había escrito sobre el pasado. Pero llegas al entorno de los 40 y, por algún motivo, el pasado sale. Bueno, es lógico, porque a los 40 años empiezas a tener pasado… Por otro lado, en realidad yo no escribo sobre el pasado sino, y ése fue para mí el gran descubrimiento, sobre el hecho de que el pasado es el presente, es decir, de lo que estamos fabricados con él. El pasado es la materia de la que estamos hechos. Cuando hablo de la Guerra Civil o de la Transición, hablo de ahora. Detesto la novela histórica, me parece un oxímoron: o es novela o es historia.

A. GRANDES. En 1972 estaba con mi madre en la cocina y al comentar un Hola donde vimos una foto de Josephine Baker, que vivía en el sur de Francia con 17 hijos adoptivos e iba vestida con un chándal y un turbante. Al lado había una foto suya de los años veinte, con una estrella en los pezones que le había puesto la revista. Mi madre me dijo que mi abuela la había visto bailar en Madrid. Todo lo que yo he escrito después sobre la memoria en España arranca de ese momento, el momento en que comprendí que el progreso no es una línea recta. Yo creía que era más moderna que mi madre y que ella lo era más que mi abuela, pero descubrí que mi abuela era más moderna que yo. Y que la obligación de los españoles de ahora es aspirar a ser tan modernos como nuestros abuelos. Y no sé si vamos a llegar. Yo he escrito desde esa óptica toda mi vida.

J. C. De todos modos, lo de los temas es para mí algo secundario. Lo primario es someter la lengua a la máxima tensión verbal, llevarla al punto de incandescencia, pero no por el brillo, sino porque así podemos luminar con una luz distinta el tema que abordamos. Yo parto de imágenes. Hubo una vez una imagen que me obsesionó y que resulta que transcurría hacia el final de la Guerra Civil. A mí lo que me interesaba era formular de la manera más compleja posible la pregunta que había en esa imagen, la de un señor que tiene que matar a otro y no lo mata. Y tuve que ir a la Guerra Civil para escribir Soldados de Salamina.

A. F. M. Yo de lo que sí podría escribir es del 23-F. Es algo que viví de adolescente y que me marcó.

J. C. Es que yo sólo escribo de las cosas que me pasan. Y la Guerra Civil me pasó.

Carlos Giménez, la posguerra a través de los ojos de un niño de cómic

El dibujante y guionista opta a un premio en el Festival Internacional de Angulema

RICARDO GRANDE El País30/01/2010

comic_Carlos_Gimenez_Paracuellos

El cómic Paracuellos cuenta con dos grandes bazas: un dibujo atractivo y un guión autobiográfico sobre la posguerra franquista. Ambos méritos se deben a la misma persona, el dibujante Carlos Giménez (Madrid, 1941), que en pequeñas viñetas retrata sus vivencias en un hogar de Auxilio Social, uno de esos lugares donde el franquismo internaba a niños huérfanos o que no podían ser mantenidos. El autor, que vive y trabaja en la capital, atiende al teléfono y comenta la obra que le hace ser candidato a uno de los galardones del Festival Internacional de Cómic. “Con la edad, aprendes quién eres y a lo que puedes aspirar. Yo creo que no me van a dar el premio”, pronostica, sin darle mucha importancia.

Quizá no sean tan pesimistas los responsables del Salón del Cómic de Barcelona de 1999, que le concedieron la distinción a Mejor Obra y Mejor Guión. “En Francia, Paracuellos siempre ha tenido lo que se llama buena acogida: no hablamos de un gran éxito, pero se ha ido publicando y ha llegado a estar entre los cuarenta o cincuenta obras destacadas…” comenta el propio autor, que no tiene claro el por qué tantos lectores españoles y franceses se acercan a su obra. “Alguna virtud tendrá, vaya usted a saber… las personas a las que firmo ejemplares suelen ser profesionales de la enseñanza. Para saber como funcionaba un barrio en los años cuarenta o cincuenta es más atractivo este cómic que un libro de texto, supongo”, opina.

El cómic por el que ahora está nominado apareció en los años setenta. Consiste en una colección de historias cortas, que el autor da por terminada, y que se ha reeditado varias veces. También ha trabajado para la revista El Papus y ahora adapta el guión cinematográfico Año 1000: La sangre. “Tiras de prensa, semanal… he hecho de todo”. Su obra más conocida es un alegato contra la guerra que siempre es “canalla, muy dura. Nunca es necesaria y llamarla preventiva no es más que un ardid”.

“La historia de España hay que contarla sin fechas ni generales, hay que mostrar lo que le pasaba a la gente de a pie. La guerra no la hacen ellos, pero siempre las pierden. Siempre tienen más bajas que los militares. No me interesan los estrategas ni las grandes frases. Tenemos que analizar cómo aguantó la gente de la calle y, a partir de ahí, sacar conclusiones. El héroe es el que consigue subsistir”, dice convencido.

El autor no entra a valorar sus excelentes dibujos, cuyos trazos amables no restan dureza a la vida en estos centros donde la religión y la disciplina eran la norma. Las páginas nos muestran como chicos con cara de no haber roto un plato se convierten en carceleros y castigan a sus compañeros. Giménez habla sin dudar: “El niño es siempre inocente. Incluso el verdugo o la máquina de matar actúan porque le han enseñado. Detrás de esto siempre está la mano de un adulto”.

Escribir Paracuellos le costó alguna lágrima. “La posguerra no tiene por qué ser tan dura como la guerra. Pero, en la nuestra, no se hizo una sola concesión”. Hervir su infancia, a pesar de todo, mereció la pena. “Cuando escarbas en esta clase de asuntos biográficos, sufres. Recuerdas las carencias, a tu madre, todo. Una vez que lo has dibujado, es distinto. Antes, comentaba con frecuencia todo aquello pero ya no. Tengo los fantasmas exorcizados. Incluso empiezo a olvidar cosas…”

Niños robados

Elina K. preguntó ayer en clase sobre los niños robados. Si os interesa el tema, os recomiendo el documental “Els nens perduts del franquisme” (2002) de Montse Armengou y Ricard Belis. Lo tengo en el despacho y también se puede ver en Youtube. Os pongo aquí la primera parte:

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=quWOiX2S9Yw]

Si os cuesta el catalán,  podéis leer el artículo de Vicenç Navarro sobre el mismo tema publicado en el El País con el título “Los niños perdidos del franquismo“.

Hay también una novela reciente que trata el tema del robo de niños a las presas republicanas: Mala gente que camina de Benjamín Prado (2006). La tengo en el despacho, por si alguien quiere leerlo.

mala gente

Marruecos pide que España compense a la Guardia Mora

Exige que se repare económicamente a los marroquíes que lucharon con Franco en la Guerra Civil

guardia_mora

Foto: la guardia mora de Franco

Público – 28/01/201

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de Marruecos, Taib Fasi Fihri, pidió a España que conceda a los soldados marroquíes que participaron en la Guerra Civil española y a sus familias reparaciones por los daños que sufrieron. “Marruecos invita a España a una nueva lectura audaz de la memoria común, con serenidad y lejos de todo prejuicio, siguiendo un método científico para iluminar las zonas de sombra”, señaló anoche el ministro en una comparecencia ante la Cámara de Representantes, según informa la agencia oficial marroquí MAP.

Fasi Fihri indicó que no se sabe con precisión el número de marroquíes que combatieron en España, pero que las estimaciones oscilan entre los 100.000 y los 130.000 —mientras que las fuentes españolas los sitúan en 80.000—,y aseguró que entre los reclutados había unos 9.000 niños. Según la Asociación Marroquí de Antiguos Combatientes, cerca de 2.000 de estos soldados siguen vivos en las provincias del norte de Marruecos y en el Sáhara Occidental.

“Ha llegado el momento de que se haga justicia”

Este colectivo denuncia que las pensiones que reciben son muy inferiores a las vigentes en España o América Latina. Ahora, el Gobierno marroquí considera que “ha llegado el momento de que se haga justicia a estos combatientes y a sus herederos”, especialmente mejorando sus condiciones materiales, añadió Fasi Fihri.

Para el ministro, las reparaciones deben negociarse “en el marco de un diálogo constructivo” que consagre las relaciones entre ambos países y “concrete la voluntad de depurar definitivamente la herencia colonial”.


A quien corresponda

En los años sesenta, dos millones de españoles tuvieron que emigrar al extranjero, y muchos de manera irregular. Los inmigrantes presentes en España son hoy lo que fueron tantos de nuestros padres y abuelos

emigracion inmigracion 2

JOSÉ ANDRÉS TORRES MORA- El País – 29/01/2010

Diciembre de 1962. Un hombre joven lucha por reprimir sus lágrimas ante el cónsul de Alemania en Barcelona. La policía de aquel país lo ha expulsado por no tener los papeles en regla. El cónsul le grita que debe ir hasta Málaga, de donde es, a arreglar sus documentos. Pero el joven no tiene dinero, sólo un billete de vuelta a Frankfurt. La secretaria del cónsul rellena nerviosamente un impreso y lo pone delante de su jefe para que lo firme. El cónsul lo firma, se lo da al joven, y le dice: ya puedes volver a Alemania. Aquel hombre joven era mi padre.

No lo podemos saber a ciencia cierta, pero se calcula que en torno a un tercio de los españoles que emigraron a Alemania lo hicieron de manera irregular. No sé muy bien qué quieren decir quienes afirman que los españoles emigrábamos con papeles. Ni para qué lo dicen. Pero no es del todo verdad. En los años sesenta, después de una Guerra Civil y cinco lustros de dictadura, aproximadamente dos millones de españoles tuvieron que emigrar al extranjero, y muchos lo hicieron de manera irregular. Ése fue el balance del gobierno de las élites de nuestro país cuando pudieron gobernar sin competencia política, sin sindicatos, sin libertad de prensa. Es decir, cuando pudieron gobernar sin lo que todavía algunos consideran trabas molestas.

A su regreso a España aquellos emigrantes trajeron algo más que las divisas ahorradas. La convivencia con los trabajadores de países democráticos y más desarrollados que el nuestro fue una escuela de modernidad para nuestra clase obrera. La combinación entre emigración y dictadura produjo por unos años la paradoja social de una clase trabajadora más viajada y cosmopolita que el grueso de la clase media. Cuando en nuestro país algunos intelectuales aún se debatían entre el maoísmo y el trotskismo, una buena parte de nuestros emigrantes tenían clara su apuesta por la socialdemocracia. Ellos fueron un pilar fundamental para el proyecto de cambio que lideró Felipe González. Se ha dicho que tal proyecto era claro: ser como Europa. Pero no hubiera sido tan claro sin la experiencia de Europa de tantos españoles, sin su peculiar Erasmus.

[leer todo el artículo]

Cómics sobre la Guerra Civil

Hoy os mostré rápidamente unas viñetas del cómic Paracuellos de Carlos Giménez. Si os gustan los cómics, tal vez os interese también el álbum Las serpientes ciegas de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí, también ambientada en la guerra. El álbum ganó el Premio Nacional de Cómic en 2009.  Aquí os pongo una pequeña muestra:

paginas-las-serpientes-ciegas-2

Os dejo también el enlace de una crítica de Las serpientes ciegos que apareció en El País en noviembre de 2009 con el título “El cómic como análisis descreído“. Por si alguien quiere leer Paracuellos o Las serpientes ciegas, los tengo en el despacho.

En el blog “Cómic español y memoria histórica” encontraréis más sugerencias.

Cambio de día y hora

Como acordamos hoy, la clase del jueves 18 de febrero queda cancelada. En su lugar, tendremos clase el miércoles 17 de febrero de 16 a 18 horas. Confirmaré en breve el aula. Gracias a todos por la flexibilidad.

Estimado Stalin, écheme del país

Las dramáticas cartas de los escritores Bulgákov y Zamiatin al dictador muestran un Estado de represión y censura que les prohíbe publicar novelas

PEIO H. RIAÑO – Público – 28/01/2010

Para Stalin, la producción de almas fue mucho más importante que la producción de tanques. “Nuestros tanques son inútiles cuando quienes los conducen son almas de barro”, arenga a 40 escritores rusos el dictador durante un encuentro en la suntuosa mansión de Gorki, en 1932. Once de ellos no sobrevivirían a las depuraciones. Había que alimentar las almas de la revolución con letras hinchadas de épica y orgullo, había que olvidarse de la libertad creativa. Era el momento dela propaganda.

La producción y transformación de aquellas almas era un asunto de suma importancia para Stalin, que llegó a definir a los escritores como “ingenieros del alma”, tal y como recogió el escritor y periodista holandés Frank Westerman. El modelo debía ser la fiel representación de la realidad sobre el desarrollo de la Unión Soviética. Gorki se encargó de articular lo que se dio en llamar el realismo soviético y de enfrentarlo como programa literario al resto del mundo: no a Joyce, no a Proust, no a todo aquel que no escribiera para las barricadas. No a los autores con burguesía: “Nuestros dirigentes son nuestros maestros y amigos, nuestros camaradas en el sentido pleno de la palabra”.

Tanto Mijail Bulgákov (1891-1940) como Evgeni Zamiatin (1884-1937) debieron creerse las palabras de Gorki al pie de la letra y escribieron directamente al “maestro” Stalin para levantar la censura que asfixiaba sus novelas y teatro. Una actitud ingenua muy peligrosa. No hubo represalias contra dos de los escritores disidentes más famosos del momento, dos autores tercos como Daniil Charms, AnnaAjmatova o Joseph Brodsky.

[leer todo el artículo]