Reflexiones finales

En este último diario voy a aprovechar la oportunidad de reflexionar sobre el curso y todo lo aprendido. Es un curso de la literatura (incluyendo algunas películas) pero a través de las novelas analizadas me ha ofrecido una mejor imagen de España en general; entiendo un poquito más sobre su historia y su actualidad. La literatura y el cine nos transmiten actitudes e información sobre el momento de su producción. En este curso hemos tenido la oportunidad de entender qué tipo de actitudes existen en la España actual en cuanto al pasado trágico.

Lo que más me ha chocado es la inmensidad de la demanda por tratar el pasado, expresada por la gran parte de la población española. Se ve claramente en los numerosos libros y películas publicadas sobre la guerra y la dictadura, en asociaciones como ARMG (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica), en la Ley de Memoria Histórica (2007) y sobre todo, en la continua discusión en los medios de comunicación sobre la condenación del franquismo, la apertura de las fosas comunes y en muchas otras cosas. Sin duda la palabra correcta es el boom de la memoria.

Este boom es un fenómeno muy interesante, pues nos dice algo sobre la sicología humana en cuanto al tratamiento del pasado. Todo lo que está surgiendo en España sugiere que la mayoría de la población (mire Público 10.5.2010) no tiene miedo de abrir las heridas, al contrario, hay una sensación de que el trabajo de duelo aún está por terminar. Por otro lado, el tema es como la política en España, divide la población en dos según las ideologías. Efectivamente, el PP afirmó en 2007 que la Ley de Memoria Histórica divide la sociedad española y en vano abre las viejas heridas. También opinaron que el tratamiento del tema es contrario al espíritu conciliador de la Transición. Sin embargo, votaron a favor de algunos puntos, como la ayuda a las víctimas de la guerra y el franquismo. Aznar opinó que “no es tarea del gobierno desenterrar tumbas” (BBC). Pregunto que ¿si el gobierno no se encarga del tratamiento del pasado, quién reserva ese derecho/esa obligación entonces? La guerra y la dictadura tocaron al país entero, de ahí que ahora el asunto pertenezca a todos. El boom tiene sus antecedentes en diversas leyes y decretos establecidos en las últimas décadas pero creo que ahora está más vivo que nunca y no se ve final para las discusiones acerca de los horrores cometidos durante la guerra y la dictadura. España ha recibido apoyo de otros países en el proceso de desvelar los crímenes, por ejemplo de Colombia: “La verdad es un derecho fundamental para quienes han sido víctimas de graves violaciones de derechos humanos y por ello recomendamos a España continuar avanzando en la implementación de la Ley de la Memoria Histórica” (Público 6.5.2010)

No creo que sea una coincidencia que todo esto está ocurriendo ahora y no antes. Una cuestión de que se oye hablar es si la democracia actual en España nació como consecuencia del “pacto del olvido”. Podemos también preguntar si la literatura se apuntó a ese pacto. López Merino menciona en su ensayo a algunas personas que opinan que sí: «Tanto en lo político como en lo cultural, la transición a la democracia vendría marcada por un rechazo de los proyectos críticos, por el olvido colectivo como pacto de convivencia nacional, activándose así una lógica de “demanda represiva” o “política de borradura”»  (2008). Sea como sea, está claro que España y también todo lo cultural ha pasado esa fase y no hay vuelta atrás.

De esta reflexión nace la siguiente pregunta que me interesa: ¿cómo responden la literatura y el cine a este boom actual y a la sed de los españoles de sacar los temas antes prohibidos? Hay que empezar pensando cuales son los fines de los autores y cineastas. ¿Quieren informar, provocar interés por el pasado, chocar, acusar, justificar ciertos hechos, declarar algún grupo como víctimas o simplemente entretener utilizando acontecimientos trágicos del pasado? Las obras publicadas después del franquismo son tantas que probablemente en ellas caben todos los motivos mencionados y muchos más. En general, se ha dado voz al bando vencido al que se prohibió cualquier expresión referente a la guerra durante la dictadura.

Durante el curso hemos leído novelas que tratan el pasado de formas distintas. Luna de lobos y La voz dormida llevan al lector directamente al pasado, mientras Soldados de Salamina, El vano ayer y Llegada para mí la hora del olvido relacionan la investigación del pasado con el presente y analizan y critican el proceso de intentar reconstruir el pasado. Esto es característico especialmente para las dos primeras, pues la tercera es algo difícil de clasificar por ser tan distinta que las otras novelas que hemos tratado. Es interesante intentar dividir obras en grupos, porque así se puede opinar más fácilmente qué tipo de obras creemos más eficaces en la transmisión del mensaje. Labanyi hace la división entre obras en las que el pasado nos persigue hasta el presente y las obras en las que hay una clara ruptura entre el pasado trágico y el presente. A mí me gustan las ideas de Labanyi, aunque también opino que generaliza demasiado algunas cosas. Cada lector es diferente y no creo que necesariamente tenga razón cuando dice que en las obras con una ruptura clara que optan por el realismo documentada se pueda producir un “feel-good factor” en el lector. Es posible que este tipo de obras no permiten tan fácilmente relacionar el pasado con el presente pero no estoy muy segura de sentirse “morally improved by having momentarily shared the suffering represented in the text” (112). En lo que sí estoy de acuerdo es en que las obras con “haunting motif” suelen recordarnos mejor de que no podemos entender completamente como era la vida en el pasado y como se sienten las víctimas de los horrores. Creo que cuanto menos la obra intente capturar todo lo ocurrido, más nos consigue informar del impacto increíblemente grave de los horrores. Las obras que rechazan el realismo puro y duro honran más, por decirlo así, la dificultad de describir una trauma. Me gusta lo que dice López Merino:

Articular históricamente el pasado (…) no significa conocerlo como verdaderamente ha sido. Pretender «hacernos con» los verdaderos hechos pasados mediante el cotejo de los textos disponibles es sólo una ilusión alentada por los productores de historia de la literatura, que son quienes esculpen esa verdad. Resulta mucho más fructífero y esclarecedor limitarse a desvelar cómo se ha forjado esa «verdad» en lugar de inventariar, catalogar y periodizar nombres, títulos, etapas y tendencias.

Algunas obras sobre la guerra y el franquismo me han afectado profundamente. Una película de que me acuerdo ya del año pasado es El espíritu de la colmena, también tratada en el artículo de Labanyi. Creo que es un ejemplo muy bueno del “haunting” y de cómo representar las cosas indirectamente. Aunque el mensaje es claro la censura no pudo prohibir la película. Entre las obras que más me gustaron en el curso caben por ejemplo Luna de lobos por su belleza de descripción y por su fluidez y Llegada para mí la hora del olvido por su ironía y su originalidad. Es importante que la generación que escribe ahora tenga manos libres a la hora de tratar el pasado y creo que cualquier forma de acercar el tema puede funcionar. A mí me impacta la sustitución de datos y hechos por otros recursos narrativos pero como he dicho, cada lector es un mundo y está claro que sobre gustos no hay nada escrito.

En fin, en mi caso el curso ha provocado reflexión interna tanto sobre la situación actual de España como sobre el rol de la literatura (y el cine) en la reconstrucción del pasado y en la respuesta a la demanda creciente de hablar del pasado. Naturalmente también ha servido para mejorar los conocimientos históricos y para analizar éstos y la literatura desde varios puntos de vista. Creo que la historia y la actualidad de España son temas importantes también en otros países y es esencial poder analizar la dictadura y la transición a la democracia con la palabra libre. Efectivamente, el tema del curso está de moda, si no, ¿cómo entonces una serie como “Cuéntame” puede llegar a tener tanto éxito incluso en nuestro país? No creo que se trate de mera diversión, es más probable que la gente aquí quiera tener una ventanita a un pasado que no pueden entender pero que interesa.

 

BBC Mundo. “España aprueba la Ley de Memoria Histórica” (31.10.2007) http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7072000/7072004.stm

López Merino, Juan Miguel. “Hacer historia: crítica literaria y poesía posfranquistas” Tonos 15, (2008)  http://www.um.es/tonosdigital/znum15/secciones/estudios-18-Poesia%20posfranquista.htm                   

Público. 1) “Los españoles, a favor de investigar los crímenes del franquismo” (10.5.2010) http://www.publico.es/espana/311445/espanoles/favor/investigar/crimenes/franquismo

                 2) “México y Cuba piden a España que investigue el franquismo” (6.5.2010) http://www.publico.es/internacional/310519/mexico/cuba/piden/espana/investigue/franquismo

Labanyi, Jo. “Memory and Modernity in Democratic Spain: The Difficulty of Coming to Terms with the Spanish Civil War” Poetics Today  28:1 (2007)

La imagen de Franco y la crítica social en Llegada para mí la hora del olvido y en ¡Buen viaje, Excelencia!

En las últimas semanas hemos tradado dos representaciones de Franco muy originales: la novela Llegada para mí la hora del olvido por Tomás Val y la película ¡Buen viaje, excelencia! por Albert Boadella. En este diario voy a comentar ambas obras, concentrándome en la imagen que dan sobre el dictador y en la crítica social que contienen.

La perspectiva de la novela de Val es, en mi opinión, sorprendente en su originalidad y extrañez, pues nos ofrece las memorias de Franco utilizando la palabra del propio dictador. La extrañez viene del hecho de que en la novela tengamos un Franco viejo y enfermo que escribe sus memorias en las que retrata una larga etapa histórica de España. Debido a su enfermedad y alta edad, lo que escribe parece más a delirios surrealistas que a recuerdos agudos de los tiempos de su régimen. Éstos últimos también están presentes pero no forman el núcleo u idea principal de la novela. Creo que justamente por esta postura la novela es distinta y deliciosa. Val ni siquiera intenta capturar el pasado basado en hechos reales sino que deja que domine el surrealismo y el mundo interior del viejo Franco. Todo esto tiene una consecuencia extraordinaria: es el propio dictador que nos ofrece motivos para criticar su régimen. Linage Conde hace una interesante observación: a pesar del surrealismo y las mínimas referencias históricas la novela “da una visión más exacta de ese pasado que bastantes obras de apariencia historiográfica (…) (1).

¿Cómo es el Franco de la novela? Creo que para contestar esta pregunta hay que considerarla desde dos puntos de vista distintas. En el primer lugar, podemos observar lo que dice Franco de sí mismo. Por ejemplo, destacan los numerosos nombres con que se llama a sí mismo. Entre estos tenemos Dios. Efectivamente, como afirma Liikanen, Franco parece poseer características sobrenaturales, entre ellas la capacidad de resucitar a muertos o conocer el futuro (694). El tiene asumido el rol como el Caudillo, la cabeza superior de España y siente desprecio hacía su pueblo. Aunque se considera Dios, le da la responsabilidad al pueblo por todo lo sucedido: Ellos lo quisieron así, yo sólo me dediqué a soñar, ellos me pusieron en la mano el látigo y ellos se arrodillaron para que les golpeara la espalda.” (148). No hay señales de afecto o amor; le gustaría incluso matar a su esposa, Carmen Polo. El momento en que pude ver a un Franco con sentimientos fue la muerte de su hijo. La lamentaba y el lector casi puede empezar a sentir empatía hasta que Franco tiró el cuerpecito de su hijo para que se lo comiesen los animales. Este es un ejemplo que me hace opinar que Liikanen acierta cuando dice “(…) resulta evidente que el propósito del novelista es desvirtuar en seguida cualquier irrupción de simpatía o posible conmiseración con el tirano” (696). En mi opinión este es un recurso estilístico que hace que la novela sea original y escrita de una forma inteligente: no conforme con expresar la crueldad del tirano sin más, porque eso convertiría la novela en una crítica directa y sosa. De alguna forma, le deja la oportunidad a Franco de ser bueno y humano pero él la rechaza una vez tras otra.

Se podría pensar que las características divinas y la consciencia de la superioridad convertirían la novela en una aburrida alabanza del dictador hacía sí mismo. No obstante, hay momentos cuando Franco se siente frustrado y capturado por su posición y a consecuencia intenta incluso huir de su rol. También se puede decir que existe un tipo de autocrítica por la parte de Franco, pero esto tiene que ver con su profundo desprecio hacía su pueblo: “Sentí desprecio por esta España miserable que había conquistado. Desprecié también mi yo anterior, mi etapa de Dios, por haberme ocupado y preocupado de estos seres anodinos, de estas personas insignificantes que se llaman españoles. […] ¿Qué caudillo era yo que tenía semejantes siervos? ¿Qué gobernante de mierda que tenía bajo su mando tan miserable país? ¿Qué Dios que se conformaba con tan lamentables adoradores?” (178)

Para formar una imagen de Franco tenemos que considerar también como los demás le ven en la novela. Evidentemente, la gente en su alrededor le trata de Excelencia y cumple cada petición suya. Sin embargo, los diálogos con su esposa nos abren una ventana a su ámbito familiar en que Franco aparece como un viejo y, a veces, ridículo. Carmen Polo le llama cariñosamente Paco y en la relación entre ellos se puede ver bien la similitud de la novela con la película. Carmen se preocupa por él y sentencia claramente que le “falla el riego”. En la novela distingo  dos fases que alternan: por una parte los delirios y memorias de Franco y por la otra las interrupciones como los diálogos con Carmen que “despiertan” al lector y le devuelven a la realidad.

Cuando digo que hay que considerar la imagen de Franco desde dos puntos de vista, me refiero  al punto de vista formada por todas estas cosas ya mencionadas y al punto de vista que podemos formar desde entre las líneas. No destacan solamente las cosas que Franco hace o las cosas que se dicen de él, sino la tendencia general del texto por el surrealismo, por desplazamientos, por delirios. La novela es rara y así provoca en mí una imagen de locura y de enfermedad mental.

Sin duda la representación de Franco en la novela es extraordinaria pero hemos tenido la oportunidad de ver otra obra original, la película ¡Buen viaje, Excelencia! ¿Cómo es el Franco de la película? En él se pueden observar claramente las consecuencias de la enfermedad de Parkinson. La película cuenta los dos últimos años de su vida, cuando ya estaba debilitado tanto mental como físicamente. Está dependiente de los cuidados de los demás, especialmente de la mujer alemana que se convierte en su mano derecha.

La película ridiculiza a Franco de una forma muy directa, mientras que la ridiculización en la novela se halla dentro de las líneas. En la película Franco aún sigue siendo Excelencia y tiene el poder de la palabra: todos le sirven y hasta la orquesta tiene que tocar cuando va a comer. El contraste entre toda la lujuria y el dictador enfermo y débil es tan grande que crea algunas escenas absurdas y entretenientes.

Hay semejanza evidente entre los Francos de las dos obras en el sentido de que el dictador se pierde en sus recuerdos: en la película vemos por ejemplo una escena donde Franco pasea en las ruinas de un pueblo e imagina la muchedumbre saludándole y exaltándole. Sin embargo, también hay diferencias entre las representaciones del dictador. Éstas se deben, en gran parte, por las diferencias integrales entre las dos obras: en el libro escuchamos la voz de Franco, mientras que en la película le observamos desde fuera. El Franco de la película provoca, por lo menos en mí, más empatía. Está ya muy mal de salud y también podemos ver las dificultades que tiene para moverse. Hay que recordar que las memorias están escritas durante los cinco últimos años de su vida y la película nos muestra los dos últimos años de ahí que su salud ya se haya deteriorado más. Ya no hay rastro de “Dios” o Caudillo todopoderoso y cruel sino aquí tenemos un anciano cualquiera.

Evidentemente las dos obras son críticas, pero no solamente hacía Franco. La película, en mi opinión, nos muestra lo pasajero que es el poder y como al final de la vida no nos llevamos nada con nosotros. También las ruinas del pueblo nos recuerdan de la crueldad de la guerra y la represión: Franco veía, o imaginaba, a un hombre atado que estaba siendo torturado. Ahora sólo quedan las ruinas y el silencio. El libro, por otro lado, como dice Liikanen, es una crítica amplia contra la sociedad entera que permitió en su pasividad y colaboración que Franco gobernase tantos años. Efectivamente, me he preguntado muchas veces cómo actuaba el pueblo español ante la represión y qué habría pasado si hubiese reaccionado de otra forma. Entiendo que el miedo de una nueva guerra silenció la mayoría de la rebelión al principio del régimen pero siendo una persona que siempre ha vivido en una democracia me cuesta entender el relativo silencio hasta el final de la vida de Franco. Si yo fuera española y especialmente más mayor, creo que la novela tendría incluso una voz acusadora. Creo que Val demuestra inteligencia y perspectiva con el planteamiento de la crítica.

En fin, ambas obras nos muestran un lado de Franco muchas veces ocultado o ignorado de una forma sarcástica y aguda. Son ejemplos de las obras de nuestra época que permite una crítica colorada con humor. Lo revolucionario es que ahora hay obras de franquismo y de los horrores del régimen que me hacen reír y por eso me alegro de haberme familiarizado con estas dos obras en particular.

Bibliografía:

Val, T. (1997) Llegada para mí la hora del olvido. Madrid: Alfaguara.

Linage Conde, A. “Paleopatología e historia”. http://www.ucm.es/info/aep/boletin/actas/31.pdf

Liikanen, E. Dictador en el espejo: Llegada para mí la hora del olvido de Tomás Val como retrato de Franco y su régimen. http://www.letras.ufmg.br/espanhol/Anais/anais_paginas_%20503-1004/Dictador%20en%20el%20espejo.pdf

¿Son sexistas la novela y la película Soldados de Salamina?

Elina K.

En las últimas semanas hemos tratado la novela Soldados de Salamina por Javier Cercas y las reacciones que ha provocado en el público. Una reacción inesperada ha sido llamarla sexista. Me interesé en averiguar qué aspectos en la novela pueden justificar esta postura.

Algo que hay que aclarar es qué es lo que se entiende con `sexismo´? Esta palabra se utiliza muchas veces con descuido y por eso vamos a ver como el Diccionario de la Real Academia Española la define:

sexismo.

  1. m. Atención preponderante al sexo en cualquier aspecto de la vida.
  2. m. Discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro.

La diferencia más notable entre el libro y la película es que en la primera el protagonista-narrador es un hombre mientras que en la película la protagonista es una mujer, Lola Cercas. Según Hermans el hecho de que la novela haya sido criticada por ocultar a las mujeres ha podido influir en que el director Trueba optase por una mujer protagonista. Antón critica la voz narrativa de la novela por ocupar una perspectiva que presenta a las mujeres como más débiles, salvadas y protegidas por los hombres, mientras que el título `héroe` se otorga únicamente a los hombres, especialmente a los soldados, que salvan la civilización. Antón argumenta su punto de vista por varios fragmentos en los que se habla de los anónimos héroes, los hombres que murieron por una causa y merecen ser recordados. Antón también ve que la novela refleja la importancia de los vínculos masculinos como el recuerdo del padre y la amistad fiel entre los hombres. Según ella las mujeres de la novela aparecen en el ámbito doméstico y sirven para satisfacer las distintas necesidades de los varones. Estoy de acuerdo con Antón de que el número de mujeres en la novela es escaso pero no veo que en la novela el rol de las mujeres sea tan `miserable´. Para mí, no se dice mucho sobre el papel de la mujer, es decir, sí se les oculta pero no se da una perspectiva claramente sexista.

Antón subraya el papel activo de la mujer española en la guerra que no se refleja en la novela. Será cierto que las mujeres participaron de varias maneras en la guerra pero hay que recordar que en aquellos tiempos la sociedad española era evidentemente patriarcal y no se veía muy bien que una mujer luchase en el frente. Creo que la novela no quiere negar la importancia de la mujer en la guerra y la importancia de recuperar la memoria de ella, pero tampoco se puede requerir que cada novela la resalte de la misma forma que hace por ejemplo La voz dormida.

En la novela el personaje femenino más visible es Conchi. Según Antón, se le presenta como un sex-symbol y Cercas se siente algo avergonzado por ella. Antón da ejemplos de conversaciones en que Conchi parece tonta, vulgar e ignorante. Además es mentirosa e hipócrita y presume por tener un novio intelectual. Antón también se fija en las antiguas novias de Cercas: están presentadas como una lista y tenían trabajos poco prestigiosos. A Conchi se le utiliza en la novela para pasar del drama al chiste, para darle humor y un tono más ligero. A pesar de ser como es, Conchi tiene una función importante: anima a Cercas para seguir escribiendo y es su gran apoyo. Creo que Antón ve en esto algo de `detrás de un gran hombre hay una gran mujer´ cuando habla de Conchi como un espejo que devuelve fortalecida la imagen masculina. Otra vez, estoy de acuerdo con Antón sobre algunas cosas. Sí, en la novela Conchi se presenta un poco especial y quizá tonta. Ningún personaje masculino se presenta de la misma forma, pero tampoco siempre se escribe de ellos de una forma especialmente respetuosa. Creo que a Conchi se le puede ver como objeto de sexismo pero también se le puede ver como un carácter importante en la novela: ¿cómo cambiaría la novela si Conchi fuera una mujer seria e inteligente? Perdería el toque humorístico y se haría más aburrido, creo yo. Es posible que Javier Cercas (real) haya creado a Conchi consciente del riesgo de críticas feministas pero no pudo resistir insertar un personaje tan delicioso en la novela.

En cuanto a otros personajes femeninos, destaca que son escasos y anónimos (con alguna excepción). Según Antón en la novela se nombran a 111 varones distintos frente a 18 personajes femeninos. Solamente hay una política, las demás son, entre otras, madres, novias, hijas, monjas, presas y hay una prostituta también. Como he dicho antes, esto puedo reflejar la realidad de España en aquella época: las mujeres tenían menos poder político y más importancia en la retaguardia y otros puestos que los hombres. Antón opina que los personajes femeninos tienen nula aptitud para la heroicidad. Diciendo esto insinúa que los héroes son los más visibles, los que mueren luchando en el frente. Creo que Antón ignora la consciencia que domina hoy en muchas mentes sobre los héroes y heroínas ocultadas: ahora se exalta también a las personas de la retaguardia, como en Finlandia pasa con las mujeres de la Guerra de Invierno. Lo que me molesta en todo esto es como se habla de una guerra: existe una competición para ver quién era la `más victima´ o el `más héroe´.

Antón pregunta cómo es posible que en un “relato real” no aparecen más mujeres, por qué el autor no las quiere ver. Creo que ella ve la novela de distinta manera a la mía. Para mí no se trata tanto de un “relato real” como de una historia ficticia de un periodista frustrado y su proyecto de investigación cuyo fruto no es especialmente brillante. La novela habla de la obsesión, de un proceso de creación y de la insuficiencia de su resultado y de la identificación de algunas personas de cuyos nombres nadie se acuerda. Es decir, la novela es mucho más que un mal intento de un relato real colorado con ficción.

Creo que es exagerado llamar la novela misógina. Es posible que Cercas oculte a las mujeres intencionadamente o sin querer, pero no puedo notar odio hacía las mujeres. Así opino también sobre la película. Conchi es parecida a la Conchi de la novela: se viste de forma provocativa y es vulgar. Es lesbiana y no puede entender porque Lola prefiere a los hombres cuyos pensamientos están guiados por el deseo sexual. En esto podemos ver incluso un rechazo hacía los hombres. Lola parece una mujer seria y profesional y así compensa la vulgaridad de Conchi. Sin embargo, se crea una ligera tensión sexual por el simple hecho de que la protagonista es una mujer y la mayoría de otros personajes siguen siendo hombres como en la novela. De haber sido un hombre el protagonista es posible que la película fuera más sosa. Hermans critica la decisión del director de sustituir al protagonista masculino por una mujer (p.93), pero en mi opinión ha sido una decisión acertada. Además de crear tensión representa a una mujer que está tomada en serio por sus entrevistados, es decir, representa a una mujer independiente y creíble, reduciendo el sexismo.

Tanto la novela como la película tienen más rasgos para analizar que no puedo tocar aquí. Sin embargo, espero haber demostrado que especialmente en la novela abundan las cosas que se pueden considerar desfavorables a las mujeres. Aún así, no llamaría ninguna de las obras sexista o misógina, aunque estoy de acuerdo con Antón de que las mujeres empeñan un papel secundario en la novela. Además, si bien hay rasgos sexistas en la novela, para mí Cercas (ficticio) no es un hombre especialmente fuerte, más bien está perdido y frustrado. Creo que hay que ver más que un “relato real” en la historia, que al fondo contiene ironía, humor y filosofía de la vida. Veo que Antón se preocupa en vano que “en las guerras -las de verdad y las de la ficción- se activa la arenga de la reacción patriarcal”. Cada obra sobre la guerra publicada provoca conversación sana y hace que se defienda la memoria de tanto los héroes como las heroínas.

Antón, Eva. Soldados de Salamina. Guerra y sexismo: otro ejemplo narrativo de la reacción patriarcal.  http://www.nodo50.org/mujeresred/cultura/soldados_de_salamina.html (cons.26.3.2010)

Hermans, Hub. El silencio llevado al cine: Cercas, Trueba y Los Soldados de Salamina. P.77-97. En: Foro Hispánico.

Miradas sobre pasado y presente en el cine español (1990-2005). Ed. Feenstra &Hermans. http://books.google.es/books?id=GkW8UzJbgs8C&pg=PA77&lpg=PA77&dq=sexismo+en+la+pelicula+soldados+de+salamina&source=bl&ots=jSPPm5ZRoh&sig=NSRyfPt58T3DLks2kLhWcWKpi1k&hl=es&ei=mRiuS4PGJZSF-Qaywb2-DQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=8&ved=0CB0Q6AEwBw#v=onepage&q=&f=false (cons.26.3.2010)

Real Academia Española. Diccionario de la Real Academia.  www.rae.es

Los maquis en Silencio roto y La luna de lobos

Elina K.

En este diario voy a analizar la imagen ofrecida de los maquis por dos obras que hemos visto en el curso, la película Silencio roto y la novela Luna de lobos. Como ya hemos hablado sobre Luna de lobos en la clase, voy a concentrarme en la película, brevemente comparándo la imagen de maquis dada por ella con la imagen dada por el libro.

Antes de entrar en el tema, el nombre de la película se puede interpretar de varias maneras. Por una parte, como se da cuenta Deveny, en la primera secuencia de la película los pájaros están cantando y este sonido tranquilo y natural está roto por el sonido de disparos. Más tarde el silencio está roto por los gritos de las personas que están siendo torturadas por la Guardia Civil. De esta forma yo también entendí el título. Por otra parte, Conteras ofrece otra interpretación. Como él afirma, desde hace pocos años la Guerra Civil y la dictadura son temas muy populares en la literatura y en el cine; el silencio impuesto por 40 años de dictadura está siendo roto ahora. Esta interpretación se refiere al “pacto de olvido” que la gente ya no puede guardar pero el cual quizá fue necesario para una transición tranquila.

Oaknin cita a García, según quien las obras, hasta la aparición de La voz dormida, han ignorado el protagonismo de la mujer en las cárceles, en los maquis y en la lucha clandestina. Si La voz dormida es una novela que representa el tema desde punto de vista de la mujer, Silencio roto es una película que hace lo mismo. No solamente la protagonista es una mujer, sino también hay varias otras mujeres a las que se da la voz. Durante la película entramos en las mentes de estas mujeres, mientras los hombres del pueblo tienen un rol más pasivo.

Dado que la protagonista es una mujer y sabiendo que generalmente los maquis tenían actitudes negativas hacía la estancia de las mujeres en el monte, en Silencio roto no observamos la vida de los maquis desde cerca. Más bien, formamos una imagen de los maquis con los ojos de las mujeres del pueblo. En esto la película difiere del libro Luna de lobos: el protagonista de la novela es un maqui y nos ofrece una visión del monte, de la naturaleza, del frio que hacía, del cansancio y del hambre que pasaba. A veces él y sus compañeros bajaban a los pueblos, donde estaban por ejemplo las mujeres de algunos de ellos. Ahora en Silencio roto estamos en ese pueblo, mirando a los maquis desde allí.

La película representa las diferentes fases de los maquis. Deveny llama a estas fases la resistencia, el triunfo pasajero y la derrota final (p.4). Al principio los maquis tienen que huírse de la Guardia Civil pero resisten, en la segunda fase consiguen tomar el pueblo al entrar en la iglesia durante la misa pero al final están capturados y ejecutados. Los años van pasando a lo largo de la película, movemos del 1944 al 1948. Los acontecimientos coinciden con lo que dice Secundino Serrano en la entrevista por Muñoz: los años del 37 al 44 se caracterizan por los huídos, la guerrilla en sí tiene lugar del 45 al 47 y los últimos años del 48 al 52 están ya marcadas por la inevitable derrota. Según Serrano, apasionado investigador de “los del monte”, solamente los años 44-45 ofrecieron una verdadera posibilidad para un cambio de regimen.

Aunque la película nos muestra el triste fin de los maquis y especialmente del amado de Lucía, Manuel, los maquis se caracterizan por la esperanza. En general, no se les ve tan sufridos como se podría esperar. Están motivados por su ideología, quieren terminar con la injusticia y la opresión y luchar por un mundo mejor aunque les cueste la vida. Sin embargo, como nota Devey, Manuel no es ideólogo y podemos ver como a veces le cuesta un poco, pide un tipo de justificación de Lucía para lo que están haciendo. Aún así, se les ve a él y a sus compañeros llenos de ilusión. También es verdad que la ilusión fue lo único que les quedaba, no podían rendirse. A mí me quedó grabado en la mente lo que Lucía decía muchas veces a Manuel, que no se le borren la sonrisa, su felicididad. También en este sentido la película difiere del libro. En Luna de lobos el protagonista parecía haberse convertido en un animal solitario del monte, no había luz al final del túnel. Aguantaba y se arrastraba adelante, sobrevivir parecía ser su única meta. Se acabó en el escondite parecido a una tumba. Creo que esto simboliza que ya estaba ´muerto´ de cierta forma. Podemos ver como Silencio roto da una imagen más viva e incluso optimista de los maquis hasta el último momento, mientras Luna de lobos describe su gradual derrota.

Se podría decir que la película tiene carácter más “colectivo” que el libro; con esto quiero decir que para mí la película es una ventana a la situación del pueblo y a la represión general, mientras la novela es una historia más personal. En la película queda claro el desdén de las autoridades hacía el pueblo, que está representada por ejemplo por la calada al cigarillo por la parte del guardia civil cuando las mujeres están esperando que descubra el cádaver o por la escena donde le obligan a uno beber la botella entera de aceite. La relación entre el pueblo junto con los maquis y la Guardia Civil es más personal en la película que en el libro. En la novela la Guardia Civil es una fuerza omnipresente e impersonal mientras en la película vemos anécdotas como las anteriores.

También hay similitudes en las presentaciones de la película y del libro. En ambos los maquis se ven como una unidad, van siempre juntos. Se niegan a rendirse, son fieles a su causa y sus compañeros. En ambas obras también ellos practican violencia aunque por ejemplo en Silencio roto no supera a la violencia practicada por la parte de la Guardia Civil. Además, ambas obras representan como España se había convertido, en palabras de Serrano, en una ratonera: huírse era muy difícil tanto por las situaciones en Portugal y en Francia como por motivos personales como la familia. Otra cosa que tienen en común las dos obras es el pesimismo en cuanto al entorno de los maquis. En la novela hay mucha descripción del monte que es un medio exigente para vivir y en la película podemos ver llegar el invierno al pueblo pobre de posguerra. El amor está allí tanto en la novela como en la película. En el libro uno de los protagonistas tiene mujer y eso afecta sus planes. En la película el amor es uno de los temas principales y le da un toque diferente en comparación con la novela. En ambos casos el amor funciona para personalizar y “humanizar” a los maquis: además de la ideología tienen sentimientos.

Creo que tanto en Silencio roto como en Luna de lobos ´los del monte´ ganan nuestras simpatias. Se representan como hombres resistentes y valientes, sin hacer que parezcan héroes, por lo menos en ese momento. Son dos historias diferentes sobre los maquis pero con ciertas similitudes. Creo que las diferencias en las imagenes de maquis resultan de las diferencias entre los protagonistas. En la película Lucía no está en el monte para experimentar las circunstacias duras; si hubiera estado, quizá la película representaría a los maquis de la forma parecida a la de la novela.

Para concluír, en las dos obras hay muchas más cosas que se podría decir sobre los maquis y de otros temas, especialmente del rol de la mujer y la simbología, pero mi intención ha sido explicar que impresión las obras me dieron personalmente de los maquis. Ambas historias son tristes, aunque la otra con algo de esperanza. Creo que pueden ser representaciones hasta cierto punto realísticas de la época tan triste. Lo que me gusta en ambas obras es que no exaltan a ningún grupo, más bien ofrecen una imagen de los horrores que tuvieron lugar en la España de posguerra.

-Contaras, Pablo. Silencio roto (solo en parte). El franquismo y la transición en la historiografía vasco-navarra. Vasconia 34, 2005, 383-406. Acceso web: www.euskomedia.org/PDFAnlt/vasconia/vas34/34383406.pdf (cons.24.2.2010)

-Deveny, Thomas. Una nueva perspective sobre los maquis: Silencio roto y La guerrilla de la memoria. Acceso web: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/11402/1/Quaderns_Cine_N3_05.pdf (cons.24.2.2010)

-Garcia, Luis. Entrevista a Dulce Chacón. En: Literaturas.com. Revista Literaria Independiente de los Nuevos Tiempos, 2003, 5. Acceso web:
http://www.literaturas.com/05EspecialMaxAubDulceChaconAbril2003.htm

-Muñoz, Beatriz. Secundino Serrano: Maquis, historia de la guerrilla antifranquista. Acceso web: http://www.uce.es/DEVERDAD/ARCHIVO_2001/15_01/31_maquis.html.  (cons.24.2.2010)

-Oaknin, Mazal. La reinscripción del rol de la mujer en la Guerra Civil española: La voz dormida. Acceso web: http://www.ucm.es/info/especulo/numero43/vozdorm.html (cons.24.2.2010)

Niños de la Guerra Civil española en la Unión Soviética: su función propagandística

Diario de aprendizaje I – Elina K.

En la clase mencionamos brevemente los niños que fueron evacuados a otros países durante la Guerra Civil española, “los niños de la guerra”, y me interesé en el tema. Recuerdo haber visto el año pasado un documental sobre los niños mandados a Gran Bretaña que me ayudó a entender un poquito mejor de qué manera la guerra afecta a los niños y qué tremendas violaciones de derechos humanos  tuvieron lugar en las familias a las cuales se les quitaron sus niños.  El fenómeno de las expediciones de niños es muy vasto: fueron evacuados a varios países en varias ocasiones. Por lo tanto he querido limitar mi diario y voy a tratar los niños que fueron enviados a la Unión Soviética.  A parte de hablar sobre las expediciones voy a analizar otro rasgo importante y en mi opinión interesante: los fines propagandísticos para los cuales estos niños evacuados sirvieron por la parte de los Amigos de la Unión Soviética.

Tras estallar la guerra en 1936 fue el Gobierno de la II República quien se responsabilizó por proteger a los civiles puestos en peligro directamente por los bombardeos (Garrido: p.1). Creó Comité de Refugiados cuya meta era realojar a los civiles. La cooperación de varias organizaciones nacionales  e internacionales, junto con la Dirección de Asistencia Social, logró que a partir de 1937 miles de niños fuesen enviados a países extranjeros de una forma sistematizada. En total unos 34.000 niños fueron evacuados a Francia, Inglaterra, Bélgica, México y muchos otros destinos para salvarles de los horrores de la guerra. De estos niños cerca de 3.000 salieron a la Unión Soviética (Alted), que se vio obligada a ayudar a la República después de que Alemania e Italia mostrasen su apoyo a los sublevados. La Sección Española de los Amigos de la Unión Soviética (AUS) fue una de las organizaciones más activas en la evacuación de niños y educadores a la Unión Soviética  (Garrido: p.2).

Los niños fueron evacuados a la Unión Soviética en cuatro plazos: la primera expedición, de 72 niños, tuvo lugar el 21 de marzo 1937. La siguiente, tres meses más tarde, consistió en casi 1.500 niños, siendo la expedición más grande.  Las dos últimas tuvieron lugar en septiembre 1937 y en octubre 1938 y consistieron en 1.100 y 300 niños, respectivamente (Alted). Tantos niños pequeños como adolecentes fueron obligados a dejar a sus familias; las edades variaron entre tres y 14 años. Los niños llegaron a Leningrado, desde donde fueron trasladados a “casas infantiles para niños españoles”, preparadas especialmente por este propósito por la Unión Soviética. En total fueron 16 casas en las cuales los niños fueron atentados y educados por profesores y personal auxiliar ruso y español. Los destinos de estos niños variaron: unos estudiaron una carrera y se incorporaron a la vida soviética, otros murieron en batallas y aún otros trabajaron más tarde como especialistas y traductores (Alted).

¿Cómo era la vida de estos niños en la Unión Soviética? Alted nos nice que la mayoría de ellos consideran la etapa desde la llegada a las Casas hasta el 1941, cuando el ejército alemán atacó la Unión Soviética, la más feliz de su infancia.  Según ella “no les faltó de nada salvo la presencia de los padres”. Personalmente me cuesta creer que allí se quedó la cosa; como veremos a continuación, cabe sospechar que la información mandada a España sobre el estado de los niños fue falseada a veces. Además, la falta de la presencia de los padres debe ser algo que impacta las vidas de los niños para siempre.  Un niño de la guerra opina, según Garrido (p.10): “Yo estoy convencido de que los padres nunca deben separarse de los hijos, pase lo que pase”.

La Unión Soviética tenía, según Vázquez, dos líneas de propaganda (1: p.69): por una parte tenían la línea oficial, o sea, la política de frente popular antifascista y, por otra parte, la  línea de propaganda orientada a la popularización de la Unión Soviética en España, difundiendo los logros socialistas de la primera. El modelo de sociedad soviética fue la solución a los problemas, algo que tarde o temprano debía plantearse en España.  Dentro de la segunda línea cabe lo que llama Vázquez  mensajes españoles (1: p.70), incluyendo, entre muchas otras cosas, la acogida de los niños que puede ser interpretado como “un acto de solidaridad social que hace ver el cariño del estado soviético hacía la infancia” (1: p.71). Es justamente aquí donde los Amigos de la Unión Soviética juegan un papel importante; como dice Vázquez en su trabajo número (2), la mera existencia de dicha organización es un acto de propaganda. Los logros socialistas de la Unión Soviética fueron difundidos por varios medios: fotos, revistas, carteles, discos, proyecciones de cine y la radio.

Si bien el mero acto de acoger a niños españoles sirvió como propaganda, aún más impacto tendría la información sobre el tratamiento de ellos en la Unión Soviética. Los AUS  exaltaron el sistema educativo en sus folletos (Garrido: p.3). Niños con tan solo dos meses fueron integrados en el sistema escolar y las facilidades tenían en objetivo de fomentar a los niños por un oficio, el arte y la naturaleza, educándoles por medio de juegos colectivos. Los maestros fueron representados como consejeros de los padres, instruyéndoles sobre la educación socialista en otros asuntos. La propaganda se ve por ejemplo en la consigna de un centro educativo: “El que no trabaja y no intenta educarse, no puede ser un miembro digno de la sociedad comunista” (Garrido: p.4). El sistema escolar soviética fue alabada también por el secretario de los AUS, Antonio Ballester, que comunicó la situación de los niños españoles enviados en la Unión Soviética de la siguiente forma: “(…) Están provistos de toda clase de ropa…que les permite no sufrir la dureza del duro clima de la URSS…varios médicos y enfermeras atienden a su higiene (…). El comisario de la educación de la URSS ha dispuesto la traducción al castellano de todos los libros escolares que en la URSS existen (…). Todo el sistema de instituciones de educación, de recreo y de enseñanza de que disfrutan los niños soviéticos, el paraíso de los niños se ha llamado con razón, a la URSS, están puestos al servicio de los escolares españoles” (Garrido: p.7).

Efectivamente, parece que los niños españoles se lo estaban pasando bien.  Esta imagen está apoyada también por Tomás Navarro: “Los ejercicios de cultura física los hacen en común con sus compañeros soviéticos… En excursiones y deportes los chicos españoles figuran entre los más ágiles y audaces pioneros. Muchos de ellos entienden y hablan ya el ruso lo suficiente para las necesidades ordinarias de la conversación. En los días de descanso, las familias de sus amigos rivalizan en invitarles a fiestas, conciertos, cines, meriendas y paseos” (Garrido: p. 8).

Este tipo de propaganda tranquilizaría a las familias de los niños españoles. La estancia de estos niños marcaba también un cambio importante en la Unión Soviética; según Sergei Kara-Murzá la cultura española despertó un gran interés entre los soviéticos, quienes pocas veces habían tenido contacto con una cultura tan distinta (Garrido: p.8). Según Carrido, sin embargo, los contactos interculturales causaron también conflictos: entre otras cosas, los métodos de enseñanza y los libros eran diferentes y la vigilancia les parecía muy estricta a los españoles. Estos choques culturales se ocultaron en los discursos propagandísticos.

Ahora, después de haber visto unos ejemplos de la situación de los niños de guerra según algunas personas, a mí me gustaría saber hasta qué punto los niños se lo pasaron tan bien como la propaganda por los AUS sostiene. Garrido afirma que los niños atravesaron por una situación de angustia latente, que les afectaría incluso durante el resto de sus vidas (p.9). Según ella, esta angustia se produjo a partir del desconocimiento del destino de sus padres. Sea como sea, a mí me parece tremendo que los niños se convirtiesen, como lo expresa Garrido, en “un pretexto más para la riña ideológica entre los bandos” (p. 11), pues el bando franquista quería repatriarlos mientras los AUS y otras asociaciones confirmaron que la decisión de evacuarlos había sido acertada, apoyando su posición con discursos propagandísticos.

Para concluir, espero haber dejado bien claro cuál fue el papel de los niños de la guerra en la propaganda en el caso de la Unión Soviética. Es un tema que provoca emociones, pues no se puede ni imaginar el dolor que sienten los padres y los niños al separarse. Además, para muchos niños no había retorno y se pasarían por una crisis de identidad y por un sentimiento de olvido. Sin embargo, quedarse en España les hubiera podido costar la vida. Muchos de ellos no han tenido la oportunidad de averiguar el destino de sus padres hasta  la aparición de la Ley de la Memoria. Me ha gustado mucho profundizarme un poquito más en el tema  porque los niños tienen un papel importante en las guerras también hoy en día: son los más inocentes y los que más sufren. También, les recomiendo familiarizarse con algunos carteles de la guerra conmovedores en los que los niños son los protagonistas y figuras de propaganda.