La justicia argentina acepta el recurso de los familiares de las víctimas del franquismo

Ahora será la Cámara Federal de Apelaciones la que finalmente decida si se inicia la causa que investigue los crímenes de la dictadura

El País19/05/2010

La Justicia federal de Argentina ha aceptado el recurso de apelación planteado por familiares de víctimas del franquismo tras haber sido rechazada la apertura en este país de una causa que investigue los crímenes de la dictadura, según los abogados de los demandantes. La jueza federal María Servini de Cubría ha notificado a los letrados que representan a los querellantes que les concede el recurso, por lo que será la Cámara Federal de Apelaciones la que finalmente decida si se inicia la causa, ha explicado el abogado Ricardo Huñis, uno de los redactores de la demanda.

La apelación fue presentada el pasado 12 de mayo, cinco días después de que la magistrada rechazara la denuncia presentada el 14 de abril y ampliada posteriormente con nuevas víctimas, que, arropadas de una decena de organismos humanitarios, se amparan en el principio de “jurisdicción universal” para que se investiguen en Argentina los crímenes de la dictadura de Francisco Franco. Servini de Cubría rechazó la apertura de la causa después de considerar vinculante el dictamen del fiscal Federico Delgado, para quien es “ilegal” el inicio de un proceso que en España desarrollan “numerosos tribunales”, indicó.

Los abogados de los demandantes sostienen que actualmente no existen causas abiertas en España que investiguen los crímenes del franquismo, por lo que esperan que la Cámara acepte la apelación y habilite a la jueza a solicitar información judicial a las autoridades españolas.

* * * * * *

La querella en Argentina por crímenes franquistas avala a Garzón

Familiares de víctimas piden a la justicia argentina que juzgue los crímenes de Franco

Yo, el Supremo

El tribunal no ha querido evitar la desmesura de un juicio que expulsa a Garzón de la Audiencia

El País (editorial) – 15/05/2010

Es todo un espectáculo internacional que la justicia española haya sentado en el banquillo, por haber intentado dar una respuesta desde el ámbito judicial a la tragedia de los desaparecidos del franquismo, a un juez de reconocido prestigio por sus iniciativas contra los crímenes de las dictaduras latinoamericanas. El estupor es mayor a la vista del ensañamiento con que sus colegas han llevado su persecución hasta el límite de negarle una salida digna, como era autorizar su traslado a la Corte Penal Internacional antes de su suspensión cautelar como juez de la Audiencia Nacional.

La unanimidad del Consejo del Poder Judicial (CGPJ) al votar ayer la suspensión del juez Garzón parece indicar que el órgano de gobierno de los jueces no tenía otra alternativa legal. Era, en efecto, demasiado tarde para otra decisión, una vez que el instructor Varela hubiera decretado la apertura de juicio oral y que fracasase, por falta de tiempo y de suficiente apoyo en el Consejo, el intento in extremis de un sector del mismo por darle al juez una salida honorable autorizándole su marcha en comisión de servicios, como había solicitado, antes del pronunciamiento sobre la suspensión. La Comisión Permanente del Consejo, reunida ayer tras el pleno de la suspensión, decidió aplazar la decisión sobre el permiso para el traslado del juez.

La baza esencial de la partida que ha llevado a este desenlace estaba ya jugada desde el momento en que el Supremo aceptó a trámite la querella por prevaricación, planteada por dos organizaciones ultraderechistas que acusaban a Garzón de haberse atribuido competencias que no tenía al intentar abrir un proceso penal por los crímenes del franquismo. La Sala pudo haber archivado la querella simplemente siguiendo el criterio de la fiscalía, que descartaba que fuera delito sostener unas posiciones discutibles pero que eran idénticas, por ejemplo, a las defendidas por tres de los miembros de la Sala Penal de la Audiencia Nacional que se pronunció sobre la competencia.

También pudo haberla archivado aplicando el criterio del Supremo en la sentencia Botín, según el cual no cabe abrir causa con sólo la acusación popular, pese a que fue luego modificada en el caso Atutxa, con un voto crítico de Varela. Pero si el argumento de admitir la querella sobre la endeble base de que la tesis de la “prevaricación no puede ab initio considerarse tan absurda como para descartarla”, ya hizo pensar en una parcialidad llamativa, esa impresión se ha ido confirmando en cada uno de los trámites ulteriores, hasta culminar en el postrer gesto de acelerar la apertura de juicio oral en cuanto se conoció la petición de Garzón de traslado a La Haya.

Tras consumarse la vergüenza de ayer, a Garzón sólo le queda ahora esperar que no le cercenen su derecho de defensa como ha sucedido en la instrucción. Varela valoró como “una desconsideración” para con sus compañeros del Supremo el testimonio pericial de jueces y expertos juristas nacionales e internacionales sobre la interpretación legal en que sustentó Garzón la causa por los crímenes del franquismo. Es de esperar que esos compañeros rechacen un argumento que huele a rancio corporativismo y permitan que ese testimonio se produzca en el juicio oral.

Una condena en estas condiciones del juez Garzón añadiría una herida más a las todavía sin cerrar de miles de familiares de víctimas sin sepultura de la Guerra Civil y del franquismo; familiares que no han podido hacer el duelo que en todas las culturas sigue a la pérdida de seres queridos. El argumento de no reabrir heridas se tornaría en cruel sarcasmo y obstáculo para la construcción de una memoria compartida y un reconocimiento hacia todas las víctimas, de uno u otro bando, de la Guerra Civil y de la represión que siguió a la victoria de uno de ellos.

“Garzón es el último exiliado del franquismo”

Familiares de víctimas del franquismo creen que el juez se va a La Haya como “refugiado político” para huir de la persecución

NATALIA JUNQUERA El País11/05/2010

Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, considera que el juez Baltasar Garzón se ha convertido en “el último exiliado del franquismo”, al conocer la noticia de que ha pedido su incorporación al Tribunal Penal Internacional como consejero. Para la asociación se trata de “una solución para el conflicto generado por el Tribunal Supremo, que ha perseguido al juez hasta hacerlo renunciar a la posibilidad de defenderse y convertirlo en un refugiado político en La Haya”.

La asociación que asiste a los familiares de las víctimas del franquismo considera la marcha de Garzón como una “amputación a la justicia española”. “Que el único juez que se ha atrevido a investigar estos crímenes se tenga que marchar de España es un estrechamiento de la democracia”, opina Silva. El colectivo cree que es “un hecho de extrema gravedad como precedente para otros jueces que intenten investigar los crímenes del franquismo”.

“Es probable que dentro de la Audiencia Nacional o del Tribunal Supremo se haya llegado a un acuerdo para buscar una vía que no le lleve al banquillo”, asegura la asociación, que opina que “la imagen de Garzón sentado en el banquillo de los acusados por investigar 113.000 desapariciones forzadas tendría unas duras consecuencias políticas” ya que de celebrarse una vista oral, “es muy probable que pasaran como testigos en el juicio contra Garzón algunos de los principales exponentes de Derecho Penal Internacional y sus declaraciones podrían haber continuado evidenciando la persecución política que se le ha hecho al juez y denunciado la parcialidad del Poder Judicial español en su desamparo a las víctimas de la dictadura franquista.

Concentración frente al Congreso

Por otra parte, respecto al acuerdo entre PSOE y IU-ICV para que el Gobierno se comprometa a asumir la exhumación de fosas, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica espera que sea “por fin la solución a las familias de los desaparecidos” y recuerda que muchos familiares han muerto sin haber recibido “ayuda del Estado” para localizar a sus seres queridos enterrados en cunetas desde que en diciembre de 2007 se aprobó la ley de memoria. Por ello, solicitan al Gobierno que cree “con urgencia” una “oficina central de atención a los familiares de los desaparecidos y no un laberinto en el que las víctimas tengan que pelearse con una administración autonómica para ir luego en busca de la ayuda del Estado central”. La asociación añade: “La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega no puede pretender que los familiares tengan una bronca política con las comunidades del PP”.

Esta tarde familiares de víctimas convocados por la Plataforma contra la impunidad del franquismo se concentrarán frente al Congreso para pedir al Estado el empujón definitivo a la ley de memoria, la búsqueda de desaparecidos y la investigación de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura.

* * * * * *

* * * * * *

VergaraPúblico – 12/05/2010

Víctimas vencidas y víctimas vencedoras

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ IBARRA – El País –  26/04/2010

Se pensaba que, cuatro décadas después, las dos Españas era una idea superada por nuestra convivencia democrática. Es lamentable afirmarlo, pero no es así. Sigue existiendo la brecha que nos separa y nos divide. Debe ser que la Transición no salió tan bien como se pensaba y que dejamos veredas abiertas por las que algunos se adentraron, convirtiéndolas, con el paso del tiempo, en autopistas por las que se vuelve a circular hacia el rencor, el odio y la división.

No es extraño que algunas cosas se hicieran mal, porque la correlación de fuerzas era desigual. De una parte, todo el aparato del franquismo, intacto, poderoso y retador, y, de otra, una izquierda débil, radicalizada y temerosa de no saber encontrar el hueco apropiado para que España se adentrara por la senda democrática y constitucional.

Han pasado 70 años y sería necesario que los demócratas fuéramos capaces de transmitir nuestros sentimientos sin revancha, cuando nos referimos al salvajismo sobrevenido del golpe de Estado del año 1936. Y desde esa voluntad noble, se puede ser consciente de que, si no recuperamos la España que perdió en las trincheras, no es que tengamos una sola España, es que tendremos media España. Teníamos la España de Franco, pero llegó la Democracia y es justo que España recupere el patrimonio de la otra España silenciada. También aquellos perdedores eran España. Nadie puede pretender cambiar la realidad sino explicarla. La guerra la ganó Franco. No hay duda. Ese no es el debate.

Quiero comprender a muchos de los que estuvieron en el bando ganador. Muchos ganadores fueron también sufridores de una guerra que ganaron. Los soldados ganadores también fueron arrancados de sus hogares, marchitaron sus esperanzas y su juventud, abandonaron a sus padres ya ancianos, a sus esposas, a sus hijos. Muchos fueron lanzados a un combate en el que no querían participar, les obligaron a sobrevivir entre la pólvora y la sangre. Sin querer combatieron, sin querer mataron y sin querer murieron. Aquella guerra asustó tanto a los que ganaron como a los que perdieron, porque, al final, todos perdieron, perdió España. No es guerracivilismo estudiar los excesos de los vencedores, pero tampoco ha de serlo entrar en la averiguación de las torpezas republicanas.

No tendremos la paz de todos hasta que sepamos todas las situaciones que padecimos. Para que nadie pueda albergar reservas mentales, los demócratas aceptamos, sin objeción alguna, que se estudie, que se revise el periodo republicano, que se aireen las luces y las sombras de esos años convulsos de la historia de España. Pero, de igual forma, como medio completo de higiene, porque no tiene sentido asear sólo medio cuerpo, tenemos que aceptar que se estudie el periodo completo de la Guerra Civil y la posterior dictadura, también por los excesos que protagonizaron los vencedores. Pero ahí, entre los que vencieron que murieron y los que murieron que perdieron, es de justicia recibirlos con honor, porque creían defender unos ideales y, ante tal creencia, no caben discriminaciones. El soldado merece el respeto, pero no lo merece el asesino, ese otro personaje que, instalado a veces en la retaguardia, era el manijero que señalaba los ajustes de cuentas, en frío y sin piedad.

Es necesario entender que la ley aprobada sugiere también abrir las puertas de par en par a la verdad histórica, a esa historia de hace 70 años que nos heló el corazón, pero donde hubo, en un sitio u otro, gente de bien, personas que creían en una idea y lucharon por ella y hasta dieron la vida. La memoria histórica no es un instrumento para afilar el arma arrojadiza, sino una idea noble para devolver al presente nombres y circunstancias, a fin de que también moren en los vivos esas páginas reencontradas con toda la dignidad posible. Y aunque todavía hay resquemores porque no hay circunstancias más sangrantes que los enfrentamientos en una guerra civil, es lo cierto que hemos de tender a una serenidad amable, aunque sea a contrapelo de nuestro dolor, pensando que la gran mayoría de los combatientes no fueron culpables, porque ellos no provocaron ni decidieron ir al combate.

Los hijos o nietos de aquellas víctimas no quieren ya sacar los colores a nadie, ni buscar afrentas, ni pedir venganza. El deseo de estas personas es muy sencillo, es ejercer el derecho de enterrar dignamente a sus muertos y dejar clara su memoria. Muchos familiares no saben dónde están los restos de sus padres o de sus abuelos. Cada uno desea pacificar su propia vida dando sepultura a sus seres queridos. Eso persiguen quienes participan ahora en la Recuperación de la Memoria Histórica, dar satisfacción a un sentimiento humano, cumplir con un ritual indispensable para aliviar el dolor, desagraviar a aquellos que cayeron, con el último gesto que les pueden dedicar, darles una tumba y renovarles el recuerdo. La voz de los herederos de esos perdedores no dice más que una cosa: “Que mis muertos y su papel en esa terrible historia quede aclarado y descansen en paz”.

Nadie debe ganarnos en generosidad a quienes, desde la izquierda, hemos contribuido a la Democracia. Las víctimas de los que se sintieron vencedores ya tuvieron la oportunidad de honrar a sus muertos. ¿Creen ellos que ya es hora de que las víctimas de los que perdieron tengan también esa misma oportunidad? Porque hay el mismo dolor humano en unos que en otros, porque el dolor no sabe de siglas, de ideologías ni de banderas.

La mayor parte de los contendientes en la Guerra Civil fueron víctimas, víctimas vencidas y víctimas vencedoras. Otros, los menos, son los culpables de subvertir un orden que estaba democráticamente construido y cimentado. No podemos -ni debemos- bendecir lo criminal, pero sí queremos que cada uno reivindique la memoria de quienes, sin ser culpables, padecieron, murieron y fueron olvidados. Desde la izquierda, vivido lo vivido y aprendido lo aprendido, y habiendo escuchado de labios de gente que venció confesiones de dolor y desasosiego, porque no quisieron ser protagonistas de lo que hicieron, confieso que no albergo resquemor alguno. Pero comprendo y apoyo, en toda su dimensión humana, la esperanza, la última esperanza, para brindar el último homenaje a los anónimos e ignorados, gracias a un deseo que no es reaccionario ni vengativo. Esa es la voluntad sincera de recuperación de la Memoria Histórica.

No cabe la menor duda, pues, de que la Ley de Memoria Histórica pretende ayudar a que todo el mundo pueda cumplir ese deseo de encontrar y enterrar dignamente a sus muertos. Lo acontecido desde su aprobación por las Cortes, con el último episodio judicial que tanto nos divide, no está permitiendo que eso ocurra de la forma en que querían y quieren familiares y demócratas amantes de la concordia y reconciliación. Se debería intentar, por todos los medios y con máxima celeridad, una modificación de esa ley o la elaboración de otra que obligue a todas las instituciones del Estado a facilitar los medios de todo tipo para que ese objetivo pueda ser alcanzado, separando al muerto de las circunstancias de su muerte o asesinato.

Y cuando las fuerzas políticas consideren necesario aclarar las circunstancias de esas muertes, que se revise lo pactado en la Transición, que se legisle en función de la justicia y que ningún juez encuentre en esa legislación ningún resquicio para, unilateralmente, alterar lo que se haya decidido en nombre de la soberanía nacional. El Gobierno tiene la obligación de liderar este proceso que nos devuelva la concordia.

Juan Carlos Rodríguez Ibarra es ex presidente de la Junta de Extremadura.

Familiares de los últimos muertos de Franco se unen a la querella en Argentina

NATALIA JUNQUERA El País26/04/2010

Flor Baena, hermana de Humberto, uno de los cinco últimos fusilados del franquismo (27 de septiembre de 1975) y miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico), va a adherirse el próximo viernes a la querella interpuesta en Argentina contra el genocidio franquista. También la viuda de José Luis Sánchez Bravo, otro de los ejecutados aquel día, integrante de la misma organización, según comunicó a este diario el abogado Gustavo García desde Buenos Aires. El Ministerio de Justicia acaba de denegar a la viuda de Sánchez Bravo la indemnización como víctima del franquismo, añadió.

“Yo sigo luchando, me acuerdo todos los días de él”, explicó la hermana de Humberto Baena. García cree que hay muchas posibilidades de que la querella se admita a trámite en los tribunales argentinos. “La juez a la que le ha tocado fue la primera en juzgar el robo de niños durante la dictadura argentina”.

Además, el viernes se depositarán en los juzgados federales de Buenos Aires los nombres de más de 5.000 gallegos ejecutados y desaparecidos y en qué circunstancias. “En Galicia no hubo guerra apenas, pero sí un genocidio. En Chile hubo 3.000 muertos, en Galicia, casi el doble”, declaró García, que anunció la inminente constitución de una Fundación Gallega contra la Impunidad, donde se integrarán asociaciones y familiares de desaparecidos.

Intoxicación

ANTONIO ELORZAEl País –  24/04/2010

En el filme La noche de los muertos vivientes, los difuntos abandonaban sus tumbas para entregarse al saludable deporte de devorar a los humanos. El caso Garzón tuvo como punto de partida las demandas de los familiares de quienes fueron ejecutados desde la sublevación franquista, pero no son estos muertos los que ahora ocupan la escena. De hecho, para los adversarios del juez no han existido nunca, salvo en los autos condenatorios a la hora de recordar la irregularidad del procedimiento propuesto para recuperar sus restos. Ninguno de ellos piensa en cuál sería la mejor fórmula compatible con la ley para atender esa demanda social de los descendientes de las víctimas. Los auténticos muertos vivientes del día son las organizaciones fascistas que plantearon las querellas y seguirán obrando así, sirviéndose de las complicidades en el seno del Estado de derecho. Su resurrección ha sido además posible por la supervivencia larvada de una mentalidad filofranquista que ahora encuentra la posibilidad de repuntar, nada menos que rehabilitar un genocidio y eliminando a quien pretendió hacer justicia sobre el mismo.

Los autos del juez Varela intervienen en ese sentido por omisión, al no plantearse si desde julio de 1936 tuvo o no lugar un crimen contra la humanidad, ni cual sería la instancia más adecuada para ofrecer justicia a las víctimas. El caso del juez Adolfo Prego, protagonista de la admisión de la querella, es ya harina de otro costal. Habla en público sin tapujos, y así, desde la revista de la Hermandad del Valle de los Caídos nos explica que en los años cincuenta, esto es, bajo Franco, había más machismo pero menos asesinatos de mujeres. ¿Por qué? Entonces “había respeto, moral, conciencia del bien y del mal”, sumisión a “valores superiores”. Perdido eso en España, nación “milenaria”, “el hombre se convierte en una bestia” y mata ancianos, mujeres y niños. La nación española, nos dice entre metáfora y metáfora -antológica la de la Constitución y el chorizo-, resulta hoy destruida desde el BOE; es decir, por las normas promulgadas del Estado democrático. Semejante magistrado está en condiciones de aplicar tales planteamientos más allá del caso Garzón, desde el Tribunal Supremo. ¿Qué más queremos?

La crítica del ex fiscal Jiménez Villarejo apuntaba con argumentos convincentes al desastre que una actuación judicial así sesgada contra un “juez justo” está causando a la convivencia democrática. Sólo los grupúsculos franquistas se benefician de la ofensiva: Villarejo lo subrayó con toda razón y magistrados como Varela debieran haberlo tenido en cuenta. Una vez obtenida la patente de corso, acusarán a todo aquel que se mueva: Villarejo y el rector Berzosa son los primeros afectados. Buen servicio a la democracia.

En torno al eje del PP, la reacción de la derecha contra el acto de la Complutense ha sido brutal. Por supuesto ningún medio, personaje o tertuliano se pregunta si hubo justicia o injusticia en los objetivos de Garzón y en los procedimientos contra él. Y si la Universidad y los sindicatos tienen o no razón para protestar contra el olvido forzoso del franquismo. Ahí están todos en una puja para ver quién encuentra las palabras más contundentes: “aquelarre”, “chekismo”, “guerracivilismo”, “semi-bolcheviques” o bolcheviques a secas, “extremismo izquierdista”. Un alto cargo de la Comunidad se ceba en la actuación del rector Berzosa. Alude a su aspecto físico: sin duda él mismo no se mira en el espejo. La autonomía universitaria, a la basura. Rajoy supera sus conocidos límites como político convirtiéndose en inquisidor surrealista, al solicitar dimisiones de altos cargos socialistas por asistir a un acto legal. Y Rosa Díez habla de “golpe contra la democracia”.

Cierra el círculo la infamia eficazmente administrada. Portada del diario “líder de información”, día 14: “El Supremo acusado de torturas entre aplausos de la izquierda”. Puro montaje, ya que frente al auto de Varela, lo dicho por Villarejo fue que bajo el franquismo fiscales y jueces encubrieron las torturas. Verdad incuestionable. Y citó expresamente al TOP, no al Supremo, como puede comprobarse consultando el vídeo de Libertad Digital. Ante las cámaras pude comprobar que al número dos de la Cosa los documentos prueba de la falsificación no le impresionan. Se mantuvo agresivo en la falsedad. Y es que la intoxicación ha sido muy eficaz; sus ecos se han escuchado en todos los medios derechistas, presentándose gracias a ello como los paladines de una conciencia democrática fiel a esa transición que los defensores de la memoria republicana intentarían dinamitar. Crímenes contra la humanidad: provocación. Hay que blindar al franquismo. Elogiable lealtad.

“¡Es el momento de las víctimas del franquismo. Saquen sus fotos a la calle!”

Actores, escritores y familiares de desaparecidos llaman a participar en la manifestación del sábado contra la impunidad.- La protesta se repetirá frente a las embajadas españolas en Buenos Aires, Bruselas, París y Londres

NATALIA JUNQUERA El País22/04/2010

Representantes de familiares de víctimas del franquismo presentan en la sede del CGPJ 100.000 firmas en apoyo al juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.- ULY MARTÍN

Actores, actrices, escritores, redes sociales y víctimas del franquismo han hecho esta mañana un llamamiento para que todos los familiares de las víctimas del franquismo acudan el sábado con una fotografía de sus desaparecidos y ejecutados a la manifestación convocada para este sábado, a las 18.30 en la madrileña plaza de Cibeles contra la impunidad de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura. “Nos parece muy grave que las mismas personas que rompieron la legalidad para imponer el terror hoy utilicen las leyes para burlar a los descendientes de los que ellos mismos ejecutaron”, ha explicado el poeta Luis García Montero. “No pretendemos presionar a ninguna institución judicial pero nos creemos con derecho a protestar ante un acto que ensucia la democracia española”. “Algunos políticos muestran sin velos su apoyo a Falange. Espero que el sábado muchos den su apoyo a las víctimas del franquismo”, ha añadido.

Artistas por Garzón

Cartel de la manifestación convocada por artistas españoles para el sábado 24 de abril en apoyo al magistrado.-

Hilda Fartante, una de las familiares de víctimas que encabezará la manifestación del sábado ha explicado con rabia cómo los asesinos de sus padres, ambos maestros, presumían de ello. “Yo tenía cinco años cuando les mataron, y los asesinos bajaban a las tabernas y se jactaban de haber matado a dos o tres rojos asesinos… 74 años después, la misma jugada. El juez que quiso juzgar estos crímenes sentado en el banquillo por Falange española”.

Taty Almeida. de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas, ha asegurado que su colectivo ha querido estar presente en la manifestación de este sábado porque “el dolor une a muchas madres” y ha animado a la gente a participar. “¡Fuerza! ¡No bajen los brazos! A nosotras nos llamaban las locas, las locas de la plaza de mayo, y estas locas van a cumplir ya 33 años”.

Gervasio Puerta, presidente de la Asociación de Ex Presos Antifranquistas ha leído un comunicado en el que exigía, en nombre de todos los presos, el archivo de la causa contra el juez Baltasar Garzón: “En los procesos del franquismo, los abogados que nos asignaban no nos defendían. Y hoy he leído en la prensa que el juez Varela no defiende la justicia sino que ayuda a las personas que nos han denunciado…”

Carlos Agüero, coordinador de la oficina de atención a las víctimas de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha anunciado que el encierro simbólico que ha tenido lugar estos días en defensa del juez Garzón y en contra de la impunidad de los crímenes del franquismo, terminará mañana con un concierto de Luis Pastor y que esta tarde, a las 18.00 el abogado Carlos Slepoy explicará la querella interpuesta en Argentina por genocidio contra el régimen franquista. También ha agradecido al rector de la Complutense, Carlos Berzosa, que les haya cedido la facultad de Relaciones Laborales de la Universidad como cuartel general de la memoria todos estos días y ha hecho un llamamiento a la participación en la manifestación. “Convirtámosla en un homenaje a todos los que murieron por nuestra democracia. Es el momento de las víctimas. Saquen esas fotos tapadas durante tanto tiempo. Hemos acompañado a la calle a otras víctimas mientas las del franquismo han sido invisibles. No les dejen solos ahora”.

La actriz Aitana Sánchez Gijón, hija de un exiliado del franquismo, también ha llamado a la participación para protestar “por lo más grave que le ha ocurrido a la democracia española desde el 23-F”.

Sara Velasco, representante de las redes sociales, ha explicado que la convocatoria de manifestación se ha extendido a 20 ciudades españolas y también frente a las embajadas españolasen Buenos Aires, París, Bruselas y Londres. Luis García Montero ha aclarado que la manifestación convocada por Falange para ese mismo día, “ese acto más de provocación”, no afectará a su protesta, con recorridos diferentes. Además, habrá un “dispositivo policial para evitar cualquier mezcla o enfrentamiento” ha tranquilizado a los familiares.

* * * * * *

100.000 contra la suspensión de Garzón

Ayer se plantaron ante la Audiencia Nacional para registrar 150.000 firmas de apoyo al juez de la Audiencia, Baltasar Garzón. Hoy, los familiares de ejecutados en el cementerio de Ocaña (Afeco) en Toledo, han acudido a la sede del Consejo General del Poder Judicial con al menos 100.000 de ellas, impresas y procesadas con nombre y apellido. Los firmantes se han presentado allí el mismo día en que el órgano tenía previsto decidir la suspensión cautelardel magistrado, encausado por supuesta prevaricación en la investigación de los crímenes del franquismo.

La resolución del CGPJ deberá esperar a que el Tribunal Supremo anuncie la apertura del juicio oral contra Garzón. Las asociaciones de víctimas del régimen seguirán presionando hasta ese momento para evitar la suspensión con iniciativas como la de hoy. Los defensores del juez han presentado, junto a las firmas, un documento en el que exigen al órgano de control que “ante esta insólita situación, el Poder Judicial no proceda a la suspensión”.

La reivindicación es, prácticamente, inasequible. El CGPJ tiene previsto convocar un pleno extraordinario para acordar la suspensión en cuanto el juez instructor del caso, Luciano Varela, de paso al juicio oral.

“Es un escarmiento para que ningún juez se atreva a investigar el franquismo”

Los familiares de las víctimas viven el proceso a Garzón como una segunda derrota

NATALIA JUNQUERA El País18/04/2010

Lucio García muestra una pegatina contra la impunidad de los crímenes del franquismo.- CARLOS ROSILLO

Lucio García busca a cinco desaparecidos. Garzón era su última oportunidad. “Tengo casi 70 años, ¡no puedo esperar 70 más!”, dice con lágrimas en los ojos. Como él, decenas de familiares de víctimas, muchos ya ancianos, han deambulado esta semana por el aula universitaria madrileña donde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y la Fundación Contamíname han organizado un encierro simbólico de apoyo al juez. A ratos elevaban la voz, indignados por volver a ser derrotados por la Falange. Y a ratos lloraban, porque muchos se sienten culpables de lo que le pueda pasar a Garzón.

Algunos de estos ancianos se han hecho expertos en temas judiciales. Conocen perfectamente el nombre del juez del Tribunal Supremo que instruye la causa de prevaricación por la investigación de los crímenes del franquismo. Hablan con soltura de la Ley de Amnistía, del Convenio Europeo de Derechos Humanos, de la declaración de Naciones Unidas contra las desapariciones forzadas. Y no se resignan.


Manuel Muñoz muestra dos retratos de su padre y su hermano.- ÁLEX CEA

“A mi familia la destruyeron. Mataron a mi padre, un campesino analfabeto, por ser de UGT. Vinieron a buscarlo una madrugada. Lo sacaron en calzoncillos, le ataron con unos alambres… Y lo mataron”, recuerda Manuel Muñoz Frías, de 79 años, uno de los familiares de víctimas del franquismo que acudió a pedir ayuda al juez Baltasar Garzón.

Le faltaban dos meses para cumplir los seis años cuando mataron a su padre, pero la escena se le quedó grabada y, 73 años después, es incapaz de contarla sin romper a llorar. “A mi padre se lo habían llevado hacía unos días y mi madre estaba cosiendo, intentando pensar en otra cosa. Entonces llegó un amigo de la familia y le dijo: ‘Mercedes, ha pasado lo peor: Han matado a Miguel’. Mi madre gritó y le dio un cabezazo a la máquina de coser. Empezó a sangrar. Mis hermanos empezaron a llorar al verla a ella con la cara llena de sangre y yo también, aunque entonces no entendía lo que estaba pasando”.

Pero los falangistas volvieron. “A los 20 días, se llevaron a mi hermano, que aún no había cumplido los 18 años, a las trincheras para luchar en el bando de los asesinos de su padre. Desertó. Le cogieron. Le mandaron a un campo de concentración en Ávila y luego a otro en Sevilla, y allí lo torturaron hasta la muerte…” cuenta Manuel. “Y después, volvieron a por ella. La metieron en la cárcel por ser esposa y madre de rojillos”, cuenta Manuel. “¿Se imagina lo que le debió de pasar por la cabeza viéndose en una celda, viuda, con un hijo muerto y siete sin padre ni madre?”.

Los falangistas que se llevaron a su madre la soltaron a los 100 días sin ninguna explicación. Su hermano Juan, que entonces tenía 16 años, decidió ir a luchar con el bando republicano. “Hizo la guerra en España, huyó a Francia, después luchó contra los nazis en el maquis francés. En mi casa pasaron muchos años sin que supiéramos nada de él. Un día, cuando ya le habíamos dado por muerto, cuando ya le habíamos llorado, recibimos una carta suya diciendo que estaba vivo y que se iba a casar. Cuando se la di a mi madre, se desmayó”.

Manuel viajó desde Málaga a Madrid para poder asistir el pasado martes al acto de apoyo al juez Garzón convocado por UGT y CC OO en la Universidad Complutense. Pero no pudo entrar. “Cuando llegué, la sala estaba invadida de gente. No cabía nadie más”, lamenta. Llevaba en la mano un largo escrito que quería leer en público y que finalmente tuvo que guardarse en el bolsillo. Entre otras cosas, decía: “No siento ya odio. No me mueve la venganza. Pero no puedo tolerar que en la sentencia del juicio de mi padre se diga que fue un traidor a la patria. Garzón me dio la esperanza de poder enterrarle y dignificar su nombre. Ahora la justicia está protegiendo al agresor y castigando al agredido. Me resulta doloroso e indignante que se admita a trámite una querella de los pistoleros de caminos, los de los tiros en la nuca, los de las manos manchadas de sangre, los que tanto tienen que ver en los crímenes que Garzón investigaba”.

También Lucio García Torreros viajó desde Cáceres para participar en el acto de apoyo a Garzón, el juez que ordenó abrir la fosa donde fueron enterradas su abuela y sus dos tías, una de ellas embarazada, en Villanueva de la Vera. “Fue la primera que se abrió después del auto, pero sólo encontramos las hebillas de los zapatos, en posición de enterramiento. El suelo es muy ácido y no quedaban restos óseos”, relata. “En este país, hasta que se abrieron las fosas, a la gente no se le ha quitado el miedo a hablar. El día que estábamos exhumando la fosa de mi abuela, vino gente del pueblo a contarme cosas”.

Lucio supo que a su abuela y sus dos tías las había matado “un falangista que se llamaba Andrés”. Que el asesino había obligado a unos albañiles a enterrarlas y que al advertirle de que el cuerpo de una de ellas todavía se movía, “el falangista le dio un garrotazo en la cabeza. Era la embarazada”. Que antes de asesinarlas, les habían rapado la cabeza, obligado a beber aceite de ricino y paseado por la calle, para humillarlas. “Las habían visto todos los vecinos…”.

– ¿Por qué las mataron?

“Hay un escrito de Queipo de Llano que explica que querían sembrar el terror. Yo supongo que la mejor manera de aterrorizar a la gente es matar a inocentes, cuantos más mejor. Mi abuela tenía 69 años y era analfabeta. Una de mis tías estaba embarazada y tenía un niño de año y medio que quedó huérfano, porque los asesinos también mataron a su marido, mi tío. Mi madre tenía 36 años cuando pasó todo esto y se salvó porque se había refugiado en Madrid. Nunca me ocultó lo que había pasado, y sufrió mucho”.

Lucio cuenta que el día que leyó el auto por el que el juez Garzón se decidía a investigar el asesinato de su abuela, sus tías y sus tíos, los crímenes del franquismo, fue uno de los más felices de su vida. Y que desde entonces ha pasado intermitentemente de la euforia a la desilusión, hasta el desconsuelo final. “Después del auto, el fiscal dijo que esos crímenes eran delitos comunes y estaban amnistiados. Y ahora dicen que Garzón pudo cometer un delito. Yo creo que es como un escarmiento. Que lo hacen para que nadie más se atreva nunca a investigar los crímenes del franquismo”.