Sobre el uso de símbolos y ruinas

21 May 2010 – blog Dominio Público

RICARD VINYES

05-21.jpgNuestro paisaje simbólico está en cambio. Monumentos a próceres fascistas se desvanecen en la madrugada sin dejar rastro. Estatuas de militares golpistas son confinadas, de repente y sin aviso, en lugares ocultos a la mirada; y bien parece que las melodramáticas águilas negras de San Juan alzaron el vuelo sin dejar rastro en las cornisas donde anidaron siete décadas.
Una parte de nuestra sociedad pidió con insistencia que los símbolos de la dictadura fuesen retirados del espacio público; y con razón, porque esas efigies, esos pájaros, nombres, dardos y arcos victoriosos, ese palacio del miedo en Cuelgamuros, son ejemplo tan solo de dos cosas: la violencia como proyecto y la humillación como instrumento.
Transcurridos 30 años, el resultado de esa demanda ha sido el artículo 15 de la Ley de reparación 52/2007 de 26 de diciembre, que establece la retirada de todo el ajuar faccioso; con salvedades: las que ampare la presunta condición de arte. En cualquier caso, la ley permite una limpieza notable. Y ahora que eso es posible, considero urgente meditar los términos de su retirada. ¿Deben desaparecer sin más? Opino que no. Pensar qué hacer con todo ello es más efectivo que la precipitada solución terminal, porque esa siempre existirá. No se trata de usar los iconos de la dictadura y actuar en ellos para establecerlos como pieza didáctica para “aleccionar-sobre-lo-que-pasó”, sino para levantar interrogaciones, curiosidad –esa acción que Nabokov definió como la transgresión en estado puro– sobre la ética de nuestra sociedad, puesto que los símbolos es de ética de lo que hablan. Resignificar es otorgar la posibilidad de debatir nuevos contenidos para la memoria pública, que no es otra cosa que la imagen del pasado públicamente discutida. Derribar o transformar un monumento o edificio sin meditar su provecho es una pérdida grande, tras la cual sólo aparece el vacío. ¿Era eso lo deseado, un vacío permanente?
El 20 de noviembre de 2005, Montserrat Iniesta, una de las más interesantes museólogas de este país, directora de Vinseum, se dirigió a la sala de reserva del museo y regresó con el busto del dictador que había presidido el Salón de Plenos del Ayuntamiento. Estaba en buenas condiciones. Colocó en el vestíbulo una peana y sobre ella la cabeza de piedra de aquel símbolo principal de la dictadura. Añadió una mesa y puso en ella un libro con páginas limpias, lo asistió con un bolígrafo de tinta azul y un videomatón cercano a una esquina de la sala. Dispuso luz templada y colgó en la entrada el nombre de aquella instalación: Escolta, Franco. Acto seguido, convocó a los ciudadanos a visitar el busto para decirle a Franco lo que nunca le habían podido decir, por escrito, o de viva voz, podían hablar o entonar una canción. El resultado fue integral: aplausos y recriminaciones. Radio, televisión y prensa se hicieron eco de aquella propuesta con un entusiasmo desconocido en los eventos conmemorativos y sus aburridas liturgias. Nunca se habló tanto de Franco ni de memoria como en aquellos días. El espacio de la instalación que exhibía el símbolo central de la dictadura se convirtió en fuente de la memoria democrática con la interpelación permanente de ciudadanos que expresaron sus opiniones sobre el dictador, y sobre la bondad o la maldad de aquella iniciativa. En síntesis, alguien había pensado cómo actuar en los procesos sociales que pueden generar los símbolos. Aquel acto constituye una decisión de referencia para pensar con sosiego, más allá de la iconoclasia simple, precipitada.
El mismo año, Rudolf Herz se reunía con un albañil suabo a quien el Ayuntamiento de Dresde había entregado las piezas del enorme monumento a Lenin, retirado del centro de la ciudad. Llegaron a un acuerdo. Herz montó el busto de Lenin y sus dos anónimos guardianes en la plataforma descubierta de un camión tráiler, y cruzó Europa durante cuatro semanas. Denominó la operación Lenin on tour. Se detenía en mercados y plazas, o ante edificios y lugares emblemáticos y concurridos. Retrató las reacciones de los transeúntes. Hubo de todo, botes de pintura y flores, asombro, deleite, curiosidad. Entrevistó y filmó ciudadanos ante la efigie, y constituyó un archivo cuya exposición podía verse en el Museo Ludwig de Colonia el pasado otoño. Impresiona el debate generado. Herz contó el objetivo de su actuación: “Mostrar Lenin a mis contemporáneos para que me muestren ellos el Lenin del siglo XXI”. La piedra puede ser dialógica.
Imagino pasear por España la nave con la que el generalísimo surcaba las aguas extrayendo peces que ilustraban los noticieros, y que ahora muere en una llanura de Burgos, pasto del ácido y la yedra, despojada de sentido y de valía. La imagino ante el arco de la Victoria, en Moncloa, o frente al Ayuntamiento de Quintanilla de Onésimo, o ante el Parlamento. Y que alguien filme y guarde.
Retengo, por encima de cualquier otro, el proyecto que Horst Hoheisel presentó al concurso público para realizar el Memorial del Holocausto en Berlín. Situaba sendos pilares con los nombres de los principales campos de extermino ante los dos pabellones que encuadran la puerta de Brandeburgo. El siguiente paso consistía en dinamitar el conjunto monumental. Así, las ruinas de la puerta de Brandeburgo, el monumento que encarna la “grandeza nacional de Alemania”, entrelazadas con los nombres de los campos de la muerte, serían el Memorial del Holocausto. Como era de esperar, el proyecto no prosperó. Pero me parece una buena sugerencia para el Valle de los Caídos, mucho más que mutarlo en un ridículo museo de la Guerra Civil. Sí, sugiero ese proyecto para el Valle. Desde luego, antes deberían sacar los restos allí recluidos; y a los benedictinos, claro, que nadie por un descuido se olvide de ellos, pobre gente.

Ricard Vinyes es historiador

Ilustración de Alberto Aragón

Franco deja de ser un secreto

35 años después de la muerte del dictador, las copias de sus documentos son de acceso libre en el Centro de la Memoria Histórica de Salamanca

TEREIXA CONSTENLA El País09/05/2010

Los papeles de Franco ya están en un archivo público. Cualquiera puede consultarlos en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca, que recibió en octubre los rollos de microfilme que habían permanecido guardados seis años en la caja de seguridad del Ministerio de Cultura. Ocultos, como si quemasen. Son copias de 27.490 documentos (más de 100.000 páginas) pertenecientes a la Fundación Francisco Franco, que ha custodiado los originales con hermetismo y sin las garantías de acceso de un archivo público. Desde la muerte del dictador, los papeles permanecieron hasta los años ochenta en casa de su viuda, Carmen Polo. Fue ella quien invitó al historiador medievalista Luis Suárez Fernández a examinarlos. “Descubrí una documentación desordenada y valiosa, que me costó cinco años ordenar, pero no tuve ningún monopolio. Procuré ayudar a muchas personas”, explicó a este diario. Suárez, que exigió trabajar con fotocopias “para evitar problemas”, publicó el resultado de su investigación en Franco y su tiempo, revisado y corregido en Franco. Crónica de un tiempo. Además, supervisó la publicación de seis volúmenes con documentos hasta 1942. “Luego el proyecto se paró por falta de dinero”, indicó. Lo cierto es que historiadores como Paul Preston, autor de una celebrada biografía sobre Franco, no tuvieron acceso al material de la fundación, que abarca desde 1938 a 1976. Incluso Javier Tusell recurrió a Luis Suárez para acceder a papeles sobre el atentado de Carrero Blanco. Tras la ayuda de 150.841,22 euros concedida por el Ministerio de Cultura entre 2000 y 2003 para digitalizar los papeles, la Fundación Francisco Franco entregó a cambio una copia a la Administración que, paradójicamente, permaneció guardada en la caja de seguridad ministerial. EL PAÍS ha seleccionado algunos documentos interesantes que ya son accesibles en Salamanca.

Guerra Civil Casado se confiesa

Se conservan las conclusiones escritas el 17 de noviembre de 1936 por José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, al tribunal popular que lo condenó a muerte en Alicante, en las que se declara ajeno a la organización del golpe militar de julio y defiende la inocencia de su hermano Miguel y su cuñada Margarita Larios, juzgados en el mismo proceso. Franco también conservó la carta que le envió el coronel Segismundo Casado en la que justifica su golpe contra el Gobierno de Juan Negrín, partidario de resistir el empuje de los sublevados, en 1939: “La necesidad urgente de asfixiar un golpe comunista, que de haber triunfado hubiera desplegado un régimen de terror sin precedentes y de otro lado el deseo de satisfacer los anhelos pacifistas del pueblo me impulsaron a derribar a un gobierno abigarrado con todos los vicios políticos imaginables”. Casado expresa su temor por la deriva: “Me preocupa la reacción que pueda experimentarse y la posibilidad de que desahuciado el Consejo de Defensa se creara un estado caótico, que retrasaría extraordinariamente la obra de reconstrucción de España”.

Entre los documentos se incluyen algunos militares como los planos de la sección de información del ejército sublevado, que identifica los objetivos (depósitos de material, fábricas, cuarteles o sedes políticas) para bombardear en ciudades catalanas.

II Guerra Mundial

“Liquidación de judíos”

“Continúa la liquidación en masa de judíos, no sólo los que aún vivían de los tres millones y medio que residían en Polonia, sino los traídos de Austria, Checoslovaquia, Bélgica, Holanda, Noruega, Francia y Yugoslavia; un lugar hasta ahora ignorado llamado Tremblinka [sic], ha adquirido la lúgubre reputación de ser el elegido para estas matanzas terribles”, escribe el embajador Ginés Vidal en un escrito reservado dirigido al ministro de Asuntos Exteriores sin fechar. En la carta informa de la resistencia polaca contra los ocupantes nazis y de su efecto en la Gestapo: “Antes, cuando caía asesinado de vez en cuando algún alemán, se adoptaba en el acto la providencia de ahorcar o fusilar a 40 o 50 polacos; hoy, después de la sangrienta y encarnizada réplica de las repetidas organizaciones y de la hasta ahora infructuosa acción intentada contra ellas, la Gestapo se limita a efectuar detenciones en cierto número, entre el cual suelen figurar no pocos inocentes”. De la conocida entrevista entre Hitler y Franco en Hendaya hay información sobre la trastienda: el colosal enfado del embajador, excluido de este encuentro y de otros mantenidos entre el ministro Serrano Suñer y el Führer. El diplomático, indignado, escribe él mismo a máquina un “capítulo de quejas” sobre Serrano Suñer para ser entregado en exclusiva a Franco. “Al ir a entrar en el despacho [de Hitler] detrás del ministro, no le fue permitido hacerlo manifestándosele que se había acordado un cambio en el protocolo (…) El embajador ignora lo que se trató en la entrevista”. Curiosa resulta la nota de diciembre de 1940, donde se detalla la visita de una comisión alemana al Campo de Gibraltar para estudiar un “ataque al Peñón por el frente de Levante, utilizando para ello fuerzas alpinas”.

Monarquía Los espías de don Juan

La desconfianza enturbió siempre las relaciones entre Franco y don Juan, cuyas idas y venidas eran escrutadas por el entorno del régimen. Así ocurre con la comida que organiza en mayo de 1958 el Instituto Español en Nueva York en honor del conde de Barcelona y el Príncipe. En un mensaje “estrictamente confidencial”, el embajador ante la ONU José Félix de Lequerica cuenta el ambiente y las conversaciones. “La única falla en relación con la visita del conde de Barcelona y Don Juan Carlos ha sido su negativa -la del Príncipe, mejor dicho- a visitar las Naciones Unidas, a donde yo le había invitado (…) En rigor podía no ir él, como no ha ido a otros sitios. Pero ¿qué inconveniente había para una visita turística del Príncipe, joven estudiante, deseoso de conocer la exterioridad de una institución establecida en Nueva York?”.

Otro embajador de hiperactiva pluma era el de Lisboa, dada la cercanía a la residencia de don Juan. El 4 de julio de 1958 escribe a Franco a propósito del entorno monárquico: “Como todos ellos son extremistas y desean el camino de la violencia para derrocar al régimen, naturalmente, mi persona les produce una irritación verdaderamente extraordinaria”. También la Falange era toda oídos: lo cosechado se plasmaba en un Boletín de actividades monárquicas.

Estados Unidos Kennedy, benévolo

Siempre vitales, las relaciones con Estados Unidos se pueden rastrear en numerosos documentos. Hay telegramas y cartas de 1952 del embajador Lequerica informando sobre personas y obstáculos que torpedean el acuerdo entre ambos países (bases a cambio de ayuda económica) como el respeto a la libertad religiosa (exigencia protestante) y la antipatía del presidente Truman hacia la dictadura franquista. Nada que ver con la actitud que muestra el presidente Eisenhower en marzo de 1960, tras su visita a España. Su común frente anticomunista pesa más que la falta de libertades española. “Comparto su opinión de que la ofensiva comunista no es hoy exclusivamente militar, sino principalmente política y económica (…) Tenemos que continuar en nuestra política de seguridad colectiva y medidas con ella relacionadas para contener la expansión comunista”, le escribe a Franco.

Tres años después, con Kennedy en la Casa Blanca, las relaciones no se enturbian. El embajador de entonces, Antonio Garrigues, relata así una cena “informal e íntima” con el clan: “El presidente se dirigió a mí y me dijo: ‘Bueno, ahora España es un país rico, creo que están ustedes ya en los 1.300 millones de reservas; son mucho más ricos que nosotros. Yo creo que no van a tener más remedio que hacernos un Plan Marshall para los Estados Unidos’. Todos nos echamos a reír y naturalmente expliqué en ese mismo tono ligero lo pobres que éramos”. Ya sin guiños jocosos, Kennedy se mostró “muy complacido” por la mejoría económica española, pero preocupado por “el problema de la sucesión tanto en España como en Portugal” y por el futuro de América Latina. El embajador invita a visitar España a Robert Kennedy, mano derecha de su hermano. Con Nixon, se estrechan más las relaciones. El 17 de agosto de 1971, envía un mensaje personal a Franco para anticiparle las fulminantes medidas anticrisis que anunciará horas después y que impactarán sobre España. Congelación de salarios y precios, bajada de impuestos, suspensión de la convertibilidad del dólar en oro y sobrecarga temporal sobre las importaciones. “Reconozco que estas medidas afectarán a España a la vez que son vitales para nosotros”, escribe.

América Latina Chapuza contra Castro

Con el sello de reservado se pueden leer las cartas enviadas por personal diplomático desde La Habana informando sobre la conspiración descubierta en marzo de 1966 para asesinar a Fidel Castro. “Los detalles rocambolescos de la trama hacen ver que es una obra puramente amateur. Esto parece indicar que la CIA (aunque la CIA tampoco es quizás una organización que trabaja a la perfección) no ha participado directamente en este complot, lo cual no excluye que haya utilizado y pagado los servicios de las personas complicadas”, relata el encargado de negocios en una carta dirigida al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella.

Rendido admirador de Franco se confiesa Juan Domingo Perón en una carta fechada en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1947, tras su visita a España: “Cierto, ciertísimo es, mi querido general, que la Argentina ha sabido comprender la epopeya de España en el punto y hora que vos supiste devolverle la grandeza a que secularmente estaba acostumbrada. Cierto que, a pesar de la nefasta propaganda dirigida por los enemigos de todo lo que es común y amado por nuestros pueblos, la verdad de España triunfa por la razón que iluminó el brillo de vuestra espada”. “¡Pido a Dios que nuestras patrias no salgan jamás de los derroteros de su común destino!”, rogaba Perón.

Oposición interna La policía no es tonta

A Enrique Tierno Galván no le quitaban ojo. Un informe del 2 de agosto de 1961 detalla sus reuniones con otros opositores antes de partir para una estancia de ocho meses en Estados Unidos durante la que espera entrevistarse con el presidente Kennedy para insistirle que España sufre “una dictadura militar que suprime toda libertad”. “A todas las reuniones llevaban a algunas de las esposas de los invitados para impedir que la policía les detuviera bajo pretexto de acto político clandestino”. En otro informe de la Dirección General de Seguridad de 1965 se detalla la asamblea en la que participan el periodista Emilio Romero, entonces director de Pueblo, y el sindicalista Marcelino Camacho con trabajadores metalúrgicos. Romero, para evitar problemas, se presentó voluntariamente ante la policía para dar su versión de la reunión y aclarar que “su actividad se desarrolla dentro del régimen”.

Cada rincón, vigilado. Cada protesta, reprimida. Incluso las no estrictamente políticas como el boicot celebrado en Algeciras en 1961 por el abusivo precio de los cines de verano y la mala calidad de los filmes, que desembocó en enfrentamientos violentos entre el público y la policía. Y también eso, según los ojos del régimen, acababa al servicio de los otros: “La situación ha sido aprovechada posteriormente por elementos hostiles”.

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Epitafios, escopetas y enchufados

“Los españoles no reconocemos nuestro propio genocidio”

Gustavo García Abogado español que ha abierto la ‘vía argentina’ contra el franquismo

ANA DELICADO – Público – 01/05/2010

El letrado Gustavo García. -  A.D.

El letrado Gustavo García. – A.D.

El abogado español Gustavo García entregó el pasado viernes en los tribunales de Buenos Aires una ampliación de la querella que el pasado 14 de abril solicitaba, por primera vez en Argentina, que se juzguen los crímenes del franquismo. A las cuatro víctimas que presentaba esta primera causa, García suma ahora 4.500 gallegos que fueron asesinados por los responsables de la dictadura.

¿Cuál es la base de su demanda?

Vamos a denunciar que hubo un genocidio en Galicia, como así en España.

¿En qué consistió el genocidio en Galicia?

Allí no hubo una guerra, porque a los dos días del alzamiento franquista se acabó la resistencia. Así comenzó una matanza vil y unilateral. Según el escritor Alfonso Rodríguez Castelao, se mató a 30.000 personas, y según la memoria histórica, a unas 25.000.

¿Por qué también debe hablarse de genocidio en España?

Siempre digo que los armenios tienen un problema tremendo porque los turcos no admiten el genocidio que cometieron. Los españoles tenemos un problema peor, porque no reconocemos nuestro propio genocidio.

Hay quienes alegan que se cometieron atrocidades en ambos bandos.

En Galicia no se puede decir eso, porque nadie se enfrentó a quienes ya gobernaban. Además, el bando nacional decidió una política de exterminio, pero los republicanos no hacían eso, no tomaban Guadalajara y planeaban arrasar con todo. En la querella se presentan frases que dijo Franco, como la de: “vamos a exterminar a todos los que no piensan como nosotros”. No son comparables los crímenes de un lado y los del otro.

¿Cómo surgió la iniciativa de ampliar la querella?

En 2006 la conselleira de Cultura, Ángela Bugallo, con mucho dinero público, ordenó a tres universidades gallegas (Vigo, Santiago y A Coruña) un proyecto que se llama Los nombres, los lugares, las voces, que trata de recopilar los casos de los gallegos víctimas del franquismo.

¿Cuál fue la evolución de ese programa?

Cuando Garzón abrió una causa para investigar los crímenes de la dictadura, la Consellería de Cultura aportó los datos de 3.800 gallegos. Ahora, una de cuyas primeras decisiones del Gobierno de Núñez Feijóo fue la de quitar toda la financiación pública al proyecto.

¿Por qué ha dicho en una ocasión que este no es un problema de derechas o izquierdas?

Nuestro país es diferente de lo que hubiera podido ser sin el exterminio. Si a los 25.000 gallegos, que eran lo mejor de la sociedad, no los hubieran masacrado, Galicia no sería la de hoy. A España no sólo le faltan las mejores cabezas pensantes, sino que además vivimos 40 años de terror absoluto.

Carpetazo al caso del policía que portó un llavero de Franco estando de servicio

Bajo la imagen del dictador, podía leerse la frase “No se os puede dejar solos”

Público – 29/04/2010

El Ministerio del Interior ha dado carpetazo a la investigación abierta contra un policía nacional de Valencia que, el pasado día 9, portó un llavero con la imagen de Franco en su uniforme estando de servicio, han confirmado a Público.es fuentes policiales, informa Óscar López Fonseca.

Bajo la imagen del dictador, podía leerse la frase “No se os puede dejar solos”.

Interior ni siquiera ha abierto expediente al subinspector y ha optado por cerrar la información reservada que se había abierto tras salir a la luz las imágenes, tomadas el 9 de abril en plena polémica sobre la actuación policial en el barrio de El Cabanyal.

Apología de Franco en el iPhone

La aplicación iFranco se publicó el 14 de abril

ROSA JIMÉNEZ CANOEl País18/04/2010

Portada de la aplicación en un iPhone-

La aplicación, publicada en la misma fecha que se proclamó la II República, 14 de abril, aparece entre las destacadas en la tienda de aplicaciones de Apple para iPhone, iPod y iPad, AppStore en la categoría “Estilo de vida”.

Esta apología de Francisco Franco con una biografía sesgada, discursos en vídeo y audio ha pasado el filtro del gigante de Cupertino muy cuidadoso con los contenidos de política o sexuales. También se incluye un mapa de Google con las instrucciones para llegar al Valle de los Caídos.

Por 79 céntimos de euro se puede descargar un archivo de más de 20 megas con una biografía favorable al dictador. De hecho en la versión del programa se especifica: “iFranco. Versión 1.0. iFranco recopila información relacionada con una etapa y época especial que vivió España”.

Algo parecido sucedió en Italia. En el mes de febrero apareció iMussolini que llegó a convertirse en la aplicación más descargada.

Ruth Vilar Díaz ha creado un grupo en Facebook para evitar que este tipo de aplicaciones estén disponibles: “No más app. de dictadores para menores de edad, en la apple store”.

33.832 personas están enterradas con Franco en la mayor fosa común

El Gobierno termina el censo del Valle de los Caídos previo a la exhumación

NATALIA JUNQUERA El País27/03/2010

Francisco Franco, en el centro, el día de la inaguración del monumento y la basílica del Valle de los Caídos, el 1 de abril de 1959.-El Gobierno ya sabe cuántas personas hay enterradas en la mayor fosa común de España, el Valle de los Caídos, o al menos cuántas hay registradas: 33.833, incluido el dictador Francisco Franco. Es el equivalente a los habitantes de la ciudad de Teruel. Como el general, sólo 21.423 están identificadas, según fuentes del Ministerio de Justicia. El resto, figuran como desconocidas.

La elaboración de este censo es el primer paso para autorizar exhumaciones, el deseo de muchas familias de republicanos cuyos restos fueron sacados de la fosa común donde yacían y trasladados al Valle de los Caídos, es decir, enterrados junto a su verdugo, Franco. IU, ERC e ICV instaron al Gobierno en 2008 a elaborar este censo con el fin de devolver los cuerpos a sus familiares. Un año después, el 30 de septiembre de 2009, el Congreso aprobó la iniciativa, a la que se había sumado otra de Na Bai, para cuantificar los restos y facilitar su traslado. El compromiso era tener el censo listo antes de seis meses. Ese plazo expiraba el 31 de marzo.

Ahora, el paso siguiente es que el Ministerio de la Presidencia abra la línea de subvenciones para proyectos de recuperación de la memoria histórica, el mecanismo a través del cual se canalizarán las peticiones de exhumación de los familiares de las víctimas enterradas en el Valle de los Caídos, según las mismas fuentes. Aunque el procedimiento todavía no está en marcha, ya hay cuatro familias que han pedido sacar del mausoleo los restos de sus parientes.

Como Fausto Canales, de 75 años, hijo de Valerico y sobrino de Fidel, dos de los republicanos cuyos cuerpos robó el régimen franquista para alimentar la descomunal cripta con la que quiso inmortalizar su victoria. Lleva siete años intentando corregir “la aberración” que le supone que su padre, fusilado por falangistas, yazca junto a la autoridad que ordenó darle muerte. Vuelve a estar cerca de cumplir su deseo, como en noviembre de 2008, cuando el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz -que sustituía a Baltasar Garzón, de baja- autorizó la exhumación. Pero teme que ahora, como entonces, el proceso vuelva a torcerse: “Ya no me fío. Cuando salga la orden de Presidencia, encontrarán una nueva razón para retrasar esto. El Valle de los Caídos es un enorme tabú. La presión del PP y de la Iglesia es muy fuerte”.

Canales sabe incluso dónde está su padre, “en el columbario 198, piso primero”, porque se lo señaló un benedictino. Si todo sale bien, aún tendría que superar un último obstáculo: algunos expertos creen que el estado de los restos puede impedir su identificación.

Excelencia, esto ocurre en Auschwitz

El Gobierno de Franco supo de los horrores de los nazis contra los judíos. El joven diplomático Sanz Briz, destinado en 1944 en Budapest, envió a Madrid un informe que avisaba del exterminio en Auschwitz. Hasta ahora tenía el sello de “No mostrar”

JUAN DIEGO QUESADA – El País –  21/03/2010

Franco y Hitler en Hendaya, en 1940.- EFE

Una mañana, de los vagones bajan 45.000 judíos llegados de Salónica, demacrados y hambrientos. Unos 10.000 son seleccionados para los campos de trabajo y al resto los envían directamente al crematorio. Los que se salvan, hacinados en barracones, no soportan las duras condiciones del lugar y al poco tiempo enferman de paludismo. Los guardias alemanes, con sus botas militares y los perros, les recomiendan que vayan al hospital del campo de concentración, algo que desaconsejan los prisioneros veteranos. Saben cómo se las gastan allí. A pesar de las advertencias, los griegos se presentan en el centro médico, donde a medida que van pasando reciben en el corazón una inyección de fenol que acaba con sus vidas. Sus cadáveres se apilan más tarde en la puerta del bloque de enfermería, donde nunca entra el sol. Eso no tiene ninguna importancia aquí, en Auschwitz-Birkenau, 1943.

Estos detalles del día a día en el mayor campo de exterminio de la Alemania nazi, donde fueron aniquiladas entre 1,5 y 2,5 millones de personas, quedaron reflejados en un informe que dos jóvenes eslovacos escribieron tras escapar del lugar. El texto, escrito a máquina y en un dificultoso francés, llegó a manos de Ángel Sanz Briz, un joven diplomático español destinado en el Budapest ocupado por los nazis. Tras leerlo, remitió el documento en agosto de 1944 al ministro de Asuntos Exteriores, José Félix de Lequerica. No consta que Sanz Briz recibiese una respuesta.

Foto de archivo de los supervivientes del campo de concentración de Auschwitz tras la llegada liberadora de los soldados soviéticos, el 27 de enero de 1945.-

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Una exaltación del franquismo menos

Defensa retira la estatua ecuestre del Arsenal Militar de Ferrol y la deposita en un almacén

Público – 18/03/2010

La estatua ecuestre del dictador Francisco Franco, que permanecía en el patio de Herrerías del Arsenal Militar de Ferrol, ha sido finalmente retirada esta tarde, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. La figura ha sido trasladada en un camión a un almacén militar próximo a la escuela naval Antonio do Escaño de Caranza. Allí permanecerá en un almacén, oculta bajo una lona.

La maniobra, que fue bastante compleja por las dimensiones de la efigie de bronce, de más de ocho toneladas de peso y seis metros de altura, se inició a las cuatro de la tarde. Un arnés sujetaba tanto al jinete como a su montura, en el interior de una jaula construida para asegurar el transporte de la estatua.

Una grúa izó la estatua hasta un camión góndola, que la traslado a lo largo de un kilómetro y medio por el interior del recinto militar y del astillero ferrolano de Navantia, por un espacio restringido lejos de las miradas del público.

Fuentes militares calcularon que la maniobra podría completarse en aproximadamente tres horas y confirmaron que será el Ministerio de Defensa el que corra con los gastos del traslado. La estatua será depositada en el interior de una nave de repuestos de la Marina, en Caranza, dentro del recinto militar, donde la cubrirán con una enorme lona para mantenerla oculta.

Regalo de la ciudad al dictador

Una docena de trabajadores del Arsenal y operarios participaron esta tarde en la maniobra de traslado de la polémica estatua ecuestre entre fuertes medidas de seguridad para sujetar la pieza escultórica. La estatua fue un regalo de la ciudad al dictador en 1967, y pasó varias décadas en el centro de la plaza de España de Ferrol, puerta de la entrada a la ciudad natal de Franco.

En julio de 2002, un gobierno local encabezado por el BNG retiró la estatua para iniciar las obras de remodelación de este espacio y deposito la efigie en un lateral del patio de Herrerías, delante del Museo Naval de la ciudad.

Allí ha permanecido los últimos ocho años, y en enero el Ministerio de Defensa exigió al Ayuntamiento ferrolano la retirada de la estatua ecuestre. El 14 de enero, el alcalde de Ferrol, Vicente Irisarri, del PSOE, anunció que la corporación local, propietaria de la estatua, había acordado en Junta de Portavoces guardar la efigie en un almacén militar.