La búsqueda de la verdad y la fuerza del destino en Soldados de Salamina

En la novela Soldados de Salamina, Javier Cercas intenta buscar una verdad universal “una verdad literaria”. Cercas explica “en el libro no es la verdad concreta, la verdad de los hechos, la verdad periodística, la verdad histórica; yo no busco eso. Yo busco una verdad universal, una verdad literaria… mi libro no habla exactamente de la guerra civil, habla de otras cosas, habla de los héroes, de los muertos, etc.”(Cercas en Payne, 2004).

Queda claro que una de las principales motivaciones de Cercas, al escribir la novela, es recuperar la memoria histórica de la guerra civil y enmarcarla como parte de la larga historia de conflictos y guerras presente en la raza humana. Se podría pensar que esta verdad tiene que ver, según la dominante interpretación histórica, con la lucha fraticida cainita que tomo lugar en España: lucha inevitable entre dos bandos donde se cometieron crímenes y acciones heroicas en iguales proporciones. Villalba (2009) afirma que la novela de Cercas se enmarca en el punto de vista promovido por el franquismo para quitar responsabilidades al bando nacionalista, y que representa un intento de la memoria histórica española de asimilar, reformular y procesar la guerra civil.

Wibrow (2012) sostiene que, al inicio de la novela se presenta la Guerra Civil como un acontecimiento antiquísimo que no tiene mayor importancia en la vida del personaje principal Cercas y que solo le empieza a interesar cuando se entera del fusilamiento fallido del fundador del falangismo Sánchez Mazas:

“empecé a sentir curiosidad por Sánchez Mazas; también por la guerra civil, de la que hasta aquel momento no sabía mucho más que de la batalla de Salamina o del uso exacto de la garlopa, y por las historias tremendas que engendró, que siempre me habían parecido excusas para la nostalgia de los viejos y carburante para la imaginación de los novelistas sin imaginación.”

Es decir, la obra busca transcender las circunstancias y las consecuencias de la guerra civil, el franquismo y la transición para contar una historia sobre la lucha entre el bien y el mal, y la agresividad de la naturaleza humana, que podría ser contada en cualquier parte del mundo. Los personajes envueltos en la guerra civil no tienen control de su futuro y reciben respetuosamente los roles que el destino les otorga. Por supuesto, todo esto sin que ellos se den cuenta y creyendo firmemente que son ellos los que están tomando las decisiones: por ejemplo, el destino de los hermanos Antonio y Manuel Machado, aparte de reafirmar la historia de Caín y Abel, señala la importancia del lugar de residencia y de las maniobras del ejército para determinar la ideología política y los caminos opuestos que cada uno tomaría.

Con la finalidad de darle balance a la historia del fusilamiento mostrando el lado republicano, el personaje Cercas emprende una búsqueda desesperada del soldado que perdonó la vida a Sánchez Mazas. El encuentro entre los dos despierta sentimientos de compasión y admiración en el personaje Cercas que empieza a ver en Miralles el papá que perdió al comienzo de la novela. Según Villalba, el padre del autor Cercas había sido falangista, por lo que el reemplazo de la figura paterna en el encuentro con Miralles, constituye un complejo de eliminación del padre falangista, un intento de aliviar la culpa familiar de la responsabilidad de haber contribuido al inicio de la guerra.

Miralles y Sánchez Mazas son ambos víctimas del destino y la circunstancia. Ambos no pudieron decidir en qué lugar iban a vivir o en qué clase social iban a nacer. En la novela, la clase social, la ubicación geográfica y el pasado familiar conforman factores que dirigen la vida de los personajes y los manejan como autómatas por el resto de su vida.

“a finales del ‘41, es un momento muy importante para la historia de Europa. Porque toda Europa es Nazi. Y Miralles está ahí, no porque quiera, cuidado, es por casualidad. Miralles no es un hombre convencido por sus principios, nada parecido, es un hombre que quiere vivir, nada más. Es un santo … Yo lo veo como un santo, un héroe. Pero por casualidad.” (Cercas en Payne, 2004)

No obstante, hay una gran diferencia entre Miralles y Sánchez Mazas: Miralles no siguió el plan predestinado tan al pie de la letra como el ideólogo fundador de la falange. Miralles se rebela y decide perdonar la vida al falangista huido sin ningún motivo aparente y contra de lo que se esperaba de sus antecedentes y circunstancias. Es en este acto, irracional y contraproducente, que Miralles se transforma en el héroe que el personaje Cercas admira tanto.

En la novela existen distintos tipos de héroes. Los que ganaron la guerra de la historia y tienen su panteón y sus elegías. Los que perdieron la guerra y son olvidados. Los que ganaron la guerra de la literatura y son adorados como mártires que lucharon por un ideal. El personaje de Bolaño opina que “el héroe no es el que mata, sino el que no mata o se deja matar…” recordando el acto de sacrificio que Salvador Allende realizó para salvar muchas vidas que hubieran perecido en la toma al Palacio de la Moneda. No creo que Miralles sea este tipo de héroe porque dicho personaje es un guerrero de mil batallas que no titubeó en tomar las armas con los anarquistas al inicio de la guerra y que sobrevivió las diversas campañas en África y Europa. Miralles nunca pudo o quiso sacrificarse por los demás y tal vez es por ello que no se siente como un héroe. No podemos saber qué tipo de acciones tuvo que realizar para lograr sobrevivir a su larga trayectoria de combatiente cuando todos sus amigos murieron, pero podemos deducir que fueran experiencias terribles llenas de crueldad, egoísmo y falta de moral donde lo importante era sobrevivir a toda costa en lugar de luchar por un ideal.

“Los héroes sólo son héroes cuando se mueren o los matan. Y los héroes de verdad nacen en la guerra y mueren en la guerra. No hay héroes vivos, joven. Todos están muertos. Muertos, muertos, muertos… Desde que terminó la guerra no ha pasado un solo día sin que piense en ellos. Eran tan jóvenes… Murieron todos…”

Es comprensible que un sobreviviente de la guerra no quiera enorgullecerse por sus acciones en innumerables batallas ni quiera hablar de sus acciones cuando tantas otras personas, mejores o peores, amigos y enemigos, quienes realizaron acciones tal vez más heroicas y fueron quizás mejores personas, no lograron regresar con vida.

“Ninguno probó las cosas buenas de la vida: ninguno tuvo una mujer para él solo, ninguno conoció la maravilla de tener un hijo y de que su hijo, con tres o cuatro años, se metiera en su cama, entre su mujer y él, un domingo por la mañana, en una habitación con mucho sol… A veces sueño con ellos, y entonces me siento culpable: les veo a todos, intactos y saludándome entre bromas, igual de jóvenes que entonces, porque el tiempo no corre para ellos… preguntándome por qué no estoy con ellos, como si los hubiese traicionado, porque mi verdadero lugar estaba allí; o como si yo estuviese usurpando el lugar de alguno de ellos; o como si en realidad yo hubiera muerto hace sesenta años en cualquier cuneta de España o de África o de Francia y estuviera soñando una vida futura con mujer e hijos, una vida que iba a acabar aquí, en esta habitación de un asilo, charlando con usted.”

Entonces, ¿por qué un soldado tan experimentado, curtido en mil batallas, decide perdonar la vida de un intelectual falangista? En la opinión de Wibrow, este acto constituye el clímax de la novela y es una alegoría al perdón como forma de procesar los dolorosos recuerdos de la Guerra Civil. Wibrow tiene razón en que la novela tiene un fin conciliatorio y busca la comprensión entre los herederos de los dos bandos. Sin embargo, pienso que el acto de Miralles constituye un momento de liberación, donde el soldado republicano decide no seguir el trágico destino cainita de España rebelándose contra el destino y decidiendo por su cuenta que acción tomar en lugar de seguir las ordenes. Miralles es “un hombre acabado que tuvo el coraje y el instinto de la virtud y por eso no se equivocó nunca o no se equivocó en el único momento en que de veras importaba no equivocarse…”

En realidad nunca sabremos si fue Miralles el soldado que salvó a Sánchez Mazas y para el personaje Cercas esa cuestión ya no tiene la menor importancia. Lo importante es recordar a todas las personas que murieron en ambos bandos, a los que perdieron la guerra de la literatura y la guerra de la historia, y a los que murieron sin que nadie reconociera su contribución. El acto de Miralles se presenta como un ejemplo que el pueblo español puede seguir, es decir, España puede rebelarse contra su destino cainita, unificarse, perdonar y reconciliarse con su pasado conflictivo y doloroso.

Referencias

Biografía de Javier Cercas: http://www.biografias.es/famosos/javier-cercas.html 

Payne, John (2004). “Open Forum – An interview with Javier Cercas: language, history and memory in Soldados de Salamina”. International Journal of Iberian Studies 17 (2): 117 – 124.

Villalba, Manuel (2009). “Ambiguity and Historical Interpretation in Javier Cercas’ Soldados de Salamina”. Ciberletras Revista de crítica literaria y cultura 22: http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v22/villalba.html

Wibrow, Patricia (2012). “Configuración de la memoria en Soldados de Salamina”. Tropelías Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada 18: 216 – 229.

4 thoughts on “La búsqueda de la verdad y la fuerza del destino en Soldados de Salamina

  1. Hola Isabel. Has escrito de modo claro y fluido, y te has concentrado en las cosas esenciales en el libro. El conepto de la busqueda de la verdad es muy curioso, porque nunca llegamos a saber la verdad. Este molesta a poco (al menos a mi :D). Pero esto es suficiente, sin embargo, para el escritor, y el escritor supone que también será suficiente para los lectores. Cercas piensa que hay cosas más importantes que la verdad concreta.

  2. Isabel, tu trabajo me parece muy bien documentado y analizado. Opino que es importante tu punto de vista sobre la responsabilidad de ambos bandos en esa cruenta guerra. Haces una reflexión muy personal e interesante sobre la predestinación en los párrafos cinco y siete. Las citas a Villalba y Wibrow son muy acertadas. La información sobre el padre de Cercas es un buen dato. Tu opinión y la de Wibrow sobre Miralles se complementan muy bien. Comparto tu enfoque sobre lo universal del tema, y me parece que tu conclusión sobre la memoria y la reconciliación son el verdadero mensaje del libro. Tu trabajo es fácil de leer y proporciona nuevos puntos de vista muy bien argumentados.

  3. Gracias chicas por sus comentarios!! 😀
    Me alegra que el mensaje de mi texto haya sido comprensible. Era un tema un poco filosófico y me preocupaba que el análisis podía haber sido muy abstracto.

  4. Gracias por tu trabajo, Isabel. Gracias también a Elina y Yanira que ya han comentado muchos aspectos de tu trabajo. Al igual que Yanira, yo también creo que la última frase de tu trabajo resume perfectamente el mensaje de la novela.
    Tu trabajo está muy bien construido, redactado y argumentado. Ya hemos discutido mucho la novela y lo único que quiero añadir aquí es que me parece muy acertado lo que dices sobre Miralles y el heroísmo. He pensado en lo mismo muchas veces. Una persona que ha luchado en tantas guerras tiene que haber vivido y cometido muchas crueldades, así que entiendo muy bien que el personaje niegue a considerarse un héroe. Además, al contrario que Cercas y Miralles, yo tiendo a pensar que en una guerra difícilmente hay héroes, o por lo menos yo prefiero buscar mis héroes en otros contextos.

Leave a Reply