La descripción de la tortura en El vano ayer (el cuarto trabajo)

Elijé este tema porque era el tema que más emociones provocó en mí en el libro El vano ayer de Isaac Rosa. El resto del libro me parecía un poco aburrido, pero tan pronto como empezaron las descripciones de la tortura, el libro despertó mi interés. La narración era al mismo tiempo fascinante y repugnante. Por una parte quería seguir y seguir leyendo, no podía parar, pero por otra parte me daba asco y quería cerrar el libro. Y aquí estoy leyéndolo y pensándolo otra vez.

La tortura se realiza por los policías que interrogan a estudiantes. Algunas veces quieren confesión, algunas veces que den nombres, y algunas veces su comportamiento llega a ser pura violencia y sadismo. Dan bofetadas y golpes más fuertes que finalmente deja su víctima “hecho un jirón, con dolores por todo el cuerpo y arabescos de sangre” (ROSA, 2010: 166) y ejecutan medidas de tortura muy estremecedoras, como por ejemplo la tortura con agua, el descoyuntamiento y el rompimiento de los partes de cuerpo, y las descargas eléctricas. También usan tortura mental, la espera de la tortura.

Pero la cuestión que el autor-narrador plantea es ¿cómo podemos referirnos a la tortura en una novela? El autor-narrador prueba diferentes maneras.

“Podemos hacerlo [refiriendo a la descripción de la tortura] […] desde la indefinición, la suposición, abandonando al protagonista en el momento en que es tumbado sobre una mesa, desnudado, amordazado; y a continuación incluir un tragicómico manual de torturas para que sea el lector el que complete el círculo, el que relacione, el que, en definitiva, torture al protagonista, imagine sus músculos tensados, su piel probando coloraciones ajenas” (ROSA, 2010:381-382).

Si el lector tiene buena imaginación, esta manera puede ser muy eficiente. Pero el autor-narrador destaca que “en ese caso [de la indefinición y la suposición] descuidamos nuestro propósito y lo dejamos a merced del criterio del lector” (ROSA, 2010: 382). El lector puede elegir que no quiere imaginar tanto, que no quiere participar en la tortura, que piensa en algo otro.

Entonces, el autor-narrador considera otra manera mejor: “A veces es necesario abandonar por un momento ambigüedades, juegos literarios, relatos horadados que precisan la complicidad del lector para que los complete con su inteligencia, con su imaginación, con sus propios miedos y deseos; a veces es necesario el detalle, la escritura rectilínea, cerrada, completa, descriptiva sin concesiones” (ROSA, 2010: 381). Así la única opción de escapar para el lector es saltar las páginas o cerrar el libro. “Porque hablar de torturas con generalidades es como no decir nada; […] hay que recoger testimonios, hay que especificar los métodos, para que no sea en vano” (ROSA, 2010: 384-385).

Sin embargo, esta manera no es del todo satisfactoria tampoco, porque “eso [el dolor] sólo puede conocerse al  experimentarlo, no existe vocabulario que lo describa, es mentira que se pueda informar del dolor al lector, es posible describir la tortura exteriormente, pero el dolor no, sólo puede sentirse […]” (ROSA, 2010: 410).

En el libro La voz dormida de Dulce Chacón la autor ha elegido la forma menos brutal de escribir el sufrimiento y la tortura. En su narración no se describe detalladamente las fases de la violencia, sino que muchas veces se muestra solo el resultado. Ella dice que ha tenido que hacer  “de tamiz para suavizar la historia” porque “la ficción no soporta tanto horror” (elmundolibre.com, 15/10/2002). Esto es una opinión contrario con la opinión de Isaac Rosa.

Isaac Rosa ha dicho en un artículo que “Esa imagen dulcificada que se ofrece tanto en la ficción y también en el ensayo es la que intento contrarrestar. […] El miedo al lector que no van a encontrar condiciona a muchos autores a la hora de escribir sus libros y optan por otro tipo de escritura. Si hubiera pensado de esa manera no habría hecho esta novela” (tribuna entrevista, 10/2004).

En mi opinión, creo que la mayor parte de lectores estaría acuerdo con Dulce Chacón, con la forma de describir más suavemente la tortura. Creo que a la mayor parte se interesa la tortura pasado en los tiempos de Franco, pero no tanto que querían tener pesadillas. Queremos cultivarnos y saber que pasó, pero solo hasta el cierto punto, hasta nuestra zona de comodidad. Si el autor va más allá, muy fácilmente cerramos nuestra mente, nuestros ojos, nuestros oídos. La vida sería demasiada dura si tuviéramos que sentir todo el dolor que los otros han sentido. Cada uno tiene ya sus propios dolores en su vida.

Pero sin embargo, es necesario que las cosas brutales no pasen otra vez, y para evitar esto la única manera es escribir detalladamente sobre los hechos. Aunque dé asco, aunque no quieras saber más, esto es la única manera para conseguir atención. Si se hubiera descrito la tortura a la misma manera que en La voz dormida no hubiera despertado mi interés.

¿Cómo debería el autor describir la tortura, entonces? Creo que Isaac Rosa y Dulce Chacón tienen ambos razón. La ficción no soporta tanto horror que en el mundo ha verdadero pasado, porque ficción es nuestro modo de divertirnos. Pero tampoco tenemos que cortarlo del todo, o modificarlo. Podemos describir la tortura como era, podemos hacer que el lector siente el dolor de la víctima, pero no hay que darse a excesos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

ROSA, ISAAC, 2010. El vano ayer. PDF.

15/10/2002. ”Dulce Chacón: «’La voz dormida’ ha levantado ampollas»”, elmundolibre.com [online], http://www.elmundo.es/elmundolibro/2002/10/15/anticuario/1034694175.html

10/2004. “El franquismo torturó y ejecutó hasta el último momento”, tribuna entrevista [online, PDF], http://www.fsc.ccoo.es/comunes/recursos/99922/29408-Entrevista_2.pdf

Los dolorosos efectos del exilio (tercer trabajo)

“El exilio es el hecho de encontrarse lejos del lugar natural (ya sea ciudad o nación) y puede definirse como la expatriación, voluntaria o forzada, de un individuo mientras que alguna circunstancia deniega explícitamente el permiso para regresar por amenazas de cárcel o muerte. Algunos autores utilizan el término “exiliado” con el sentido de “refugiado”. Puede ser una forma de castigo y soledad.”  Así  el Wikipedia define el término “exilio”.

Pero después de leer Los rojos de ultramar de Jordi Soler, uno se entiende, que el concepto del exilio es mucho más amplio. El autor mismo ha dicho: “el exilio es mucho más que no estar en el sitio donde has nacido, y […] es mucho más que no poder regresar: es no poder volver, aunque vuelvas” (EL PAÍS, 10/12/2007). El exilio afecta al exiliado y a su familia tanto físico, como psíquico. Es mutilación de una persona y su vida, un desarraigo cultural. Quería escribir sobre este tema, porque es el tema principal de Los rojos de ultramar,  y Jordi Soler ha hecho muy buen trabajo describiéndolo en su libro, utilizando las memorias de su abuelo Arcadi.

Durante la Guerra Civil y la posguerra, medio millón de ciudadanos españoles se vieron forzados a irse de España y desplazarse a otros países, como por ejemplo a Francia, a México y a Argentina, huyendo de la represión del general Franco. Los republicanos que se refugiaban en Francia, eran encerrados en campos de concentración, como Arcadi. Argelès-sur-Mer, donde Arcadi fue capturado, era el más grande. Más de cien mil españoles tenían que pasar durante meses a la intemperie y experimentar las condiciones extremas. Las posibilidades de sobrevivir y además de liberarse, eran muy pocos. Cada día había muertos de frío, de enfermedad o de desesperanza. Arcadi pasó allí dieciséis meses antes de lograrse a escapar, y con la ayuda de embajador de México, Luis Rodriguez, se exilió en México y se instaló en la selva de Veracruz,  donde constituyó una plantación de café.

Evidentemente, el exilio cambió totalmente la vida de los refugiados españoles. “No sólo habían perdido la guerra, también su país, su casa, su familia y sus libros, todos esos elementos que nos hacen personas” (SOLER, JORDI, 09/06/2014). Había que rehacer la vida. Había que sobrevivir.  Era exilio casi totalmente de su vida pasada, todo lo que les quedaba era el futuro.  Y en muchos casos, no era fácil empezar de cero. Arcadi lo hizo bastante bien, pero eso requería mucho trabajo. “[…] los exiliados se sienten asediados, entre otros elementos por la naturaleza hostil a la que no están acostumbrados” (COLCHERO DORADO, 2008: 18).

Como muchos otros exiliados, Arcadi y sus amigos catalanes nunca se arraigaron del todo en México, sino que consideraban que estaban en México temporalmente. “Los prósperos empresarios cafeteros son conscientes de que lo que han conseguido supone una garantía de futuro, y que no pueden quejarse de lo que han llegado a hacer ni del porvenir que les espera, la queja viene, por tanto, por no haber sido ellos los que han elegido ese futuro, sino que les haya sido impuesto por otras personas y circunstancias adversas“ (COLCHERO DORADO, 2008: 19). Este pensamiento, de no haber podido elegir su futuro ellos mismos, es muy esencial, porque esto hace que el exiliado es, y siempre será, una especie de esclavo, un condenado.

Cuando España en 1955 ingresó en la ONU, Arcadi y sus aliados crearon el complot para matar a Franco y regresar a España. El complot fracasó, sin embargo, y en un accidente Arcadi perdió el brazo izquierdo.

“La extremidad amputada será un recuerdo constante de su pasado, al mismo tiempo que podemos pensar que dicha mutilación de Arcadi no es sino una metáfora, que “el exilio republicano [fue] extirpado de la historia oficial de España” (16). La falta, la pérdida del brazo, no es sólo una ausencia física, sino una parte importante de su psique, una parte que, aunque pudiera parecer imprescindible, se nos demuestra que no lo es. El personaje se adapta a su nueva vida, crea una nueva vida, en otra tierra, y es perfectamente capaz, a pesar de la presencia constante del pensamiento del regreso. El exilio, pues, como hemos dicho, mutila, y la idea de volver, la repetición de la historia, no recupera ni elimina la herida”(COLCHERO DORADO, 2008: 25-26).

Dos años después de la muerte de Franco, Arcadi finalmente viaja a España, a Barcelona. Pero ya prevé que va a pasar. “Los tres meses que habían destinado para ese viaje de reencuentro terminaron reduciéndose a quince días en los que Arcadi se paseó como una sombra por el territorio de su vida anterior (SOLER, 2004: 85)”. Intentó buscar referentes, buscar a sí mismo, pero no reconocí nada. Su hermana era solo una voz, su antiguo piso ya no existía, y la lengua catalán que había preservado tenía un notorio acento del ultramar. El Barcelona que conocía ya no existía en otros lugares que en sus filminas. Vivido ya más años en México que en España, Arcadi tenía ahora su vida y su hogar allí, en México, y no en España.  España era el país que se le habían quitado a su familia, y no había regreso.

Con todos los horrores y dificultades el exilio hace también cambios profundos en la personalidad. La frase  “era la guerra de otro” (SOLER, 2004: 7), repite muchas veces en el libro, porque Arcadi de España y antes de la guerra no es el mismo hombre que Arcadi de México, después de la guerra y los años pasados.

“La aparente locura de Arcadi al final de la novela, aislado del resto del mundo, de la realidad que él mismo construyó en ese pedazo de la selva, bien puede ser una representación de la claudicación total en la que se encuentra el personaje, que no considera a España ya como su casa, pero al que tampoco hemos escuchado alabar a México en ningún momento. […] La incertidumbre en que se encuentra su identidad, se ve perfectamente reflejada en sus cambios radicales de los últimos años, pero sobre todo en ese exilio voluntario, que ha elegido para terminar sus días” (COLCHERO DORADO, 2008: 30-31).

El exilio trasciende lejos. Soler comenta que “los nietos de la guerra también somos mutilados. Es como una metáfora [la falta del brazo de Arcadi]: esa mano que les faltaba era la España que nos faltaba a nosotros” (MORA, 10/06/2005). También ha dicho, que “el exilio es […] no pertenecer ya a lugar alguno, aceptar la condición de extraño, tener siempre que reinventarse” (EL PAÍS, 10/12/2007).

Soler describe en una entrevista en un vídeo, que es mexicano en España y español en México (EL exilio Jordi Soler). “[…] el exilio es una condición con la que cargas de por vida”.

 

 

Biografía:

SOLER, JORDI, 2004. Los rojos de ultramar. PDF

COLCHERO DORADO, ROSARIO, 2008. Recuperación del olvido en Los rojos de ultramar de Jordi Soler. Chapel Hill. PDF

SOLER, JORDI, 09/06/2014. “Una casa para los españoles al otro lado del mar”, El País [online], http://economia.elpais.com/economia/2014/06/09/actualidad/1402339556_825074.html

SOLER, JORDI, 01/02/2008. “La ignorancia”, El País [online], http://elpais.com/diario/2008/02/01/opinion/1201820404_850215.html

EL PAÍS, 10/12/2007. “Plantación con elefante”, El País [online], http://blogs.elpais.com/el_rincon_del_distraido/2007/12/plantacin-con-e.html

MORA, ROSA, 10/06/2005. “”Los nietos de la guerra también somos mutilados””, El País [online], http://elpais.com/diario/2005/06/10/cultura/1118354406_850215.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Exilio

EL exilio Jordi Soler (un vídeo youtube), https://youtu.be/f30YPrXpaQo

Las referencias del título La voz dormida (segundo trabajo)

Resumido, el título de La voz dormida de Dulce Chacón refiere a la historia silenciada y olvidada de los vencidos en la Guerra Civil, especialmente el papel de la mujer. Esto es el tema del libro. El título tiene, sin embargo, varios matices y lados, así que me interesé en reflexionarlos con más detalladamente.

Antes de la Guerra Civil las mujeres lograron obtener algunos derechos, el derecho de la voto por ejemplo, que durante el franquismo fueron quitados. La voz de las mujeres fue silenciada así directamente, porque no era aceptable que una mujer se metiera en la política o tuviera mucho poder. La participación de las mujeres era, sin embargo, muy esencial en la guerra y posguerra españolas. “Es necesario señalar el protagonismo de la mujer, no sólo en las cárceles sino también en el maquis y en la lucha clandestina, o como apoyo fundamental en la sociedad del vencido.” (Luis García 2003: párr. 3 de 6 (originalmente citado por Mazal Oaknin)).

La vida en las cárceles era dura, y además no era permitido mostrar los sentimientos. Esto es una otra parte de la voz silenciada. El silencio y el orden tenían que dominar en la cárcel. Cuando una protagonista del libro, Elvira, no puede contener el llanto, la castigan cortando su pelo.  Las familiares, de su parte, viven en constante miedo e incerteza de lo que va a pasar a sus queridos, si están muertos o vivos,  si les fusilan o no. Ellos también tienen que controlar sus emociones. Pepita, por ejemplo, cuando va a mirar las fotografías de los muertos  en El Pico Montero, no puede revelar que conoce a uno de los muertos para que no se le investigara, tiene que controlar su mirada y sus pasos para que nadie sospechara nada.

La censura, los castigos, las condenas, los fusilamientos, los denuncios, el espionaje y el miedo marcaban la vida diaria e intentaban silenciar los republicanos. El sufrimiento era inmenso, tanto de las presas como de las familiares.  La voz dormida cuenta muy bien sobre la silenciosa lucha que las mujeres hicieron, no obstante, cada una en su manera. Todas tenían fuertes opiniones y eran fuertes personas.

La voz dormida refiere también a la voz silenciosa interna, la voz silenciosa que cada uno lleva en su propia mente. Algunas cosas fueron tan horribles y dolorosas que uno se costaba soportarlas. Por eso no se hablaron. Aunque uno hubiera tenido permiso de hablar, no necesariamente hubiera podido porque no quería recordar el pasado. Buen ejemplo de esto es Tomasa, quien guarda la tragedia que toda su familia ha muerto, echados al río delante de sus propios ojos. Quiere negar de todo eso. Solo cuando está en el silencio de la celda de aislamiento, revela su dolor en voz alta. “Grita. Para que despierte su voz, la voz que se negó a repetir la caída de unos cuerpos al agua. Porque contar la historia es recordar la muerte de los suyos. Es verlos morir otra vez.” (94) “Palabras que estuvieron siempre ahí, al lado, dispuestas. La voz dormida al lado de la boca. La voz que no quiso contar que todos habían muerto.” (95) Edurne (Hijos del silencio, p.67) dice muy bien sobre esto: “El capítulo en el que Tomasa consigue contar su historia es evidentemente esencial para entender el conjunto de la obra. “La voz dormida al lado de la boca” no sólo se refiere a la voz de Tomasa, sino a la de todas aquellas que no pudieron hablar porque el dolor y/o la represión se lo impedía.”

Y no hay que olvidar que la obra La voz dormida es escrita basado en el relato de las mujeres que vivieron la guerra y el franquismo. “—la palabra dormida de aquellos que durante décadas fueron obligados a guardar silencio es despertada y reproducida por la autora, quien representa a una nueva generación.” (Portela, Edurne: Hijos del silencio, p.53). Debido a esto, el libro no solo cuenta sobre la voz silenciada de las personas y los acontecimientos, sino que es la voz silenciada de las personas y los acontecimientos. Es la voz de las mujeres  que antes no pudieron hablar, quizás por el temor y la obligación, quizás por el dolor, pero que ahora finalmente y por la primera vez cuentan su historia. Esto completa el significado del título La voz dormida, llegando a ser perfecto.

 

Bibliografía:

 Dulce Chacón, La voz dormida, Santillana de Ediciones Generales, S.L., 2002.

 Mazal Oaknin, La reinscripción del rol de la mujer en la Guerra Civil Española, University College London: https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero43/vozdorm.html.

 PORTELA, Edurne: Hijos del silencio. Intertextualidad, paratextualidad y postmemoria en La voz dormida de Dulce Chacón. Revista de Estudios Hispánicos, 41, 2007, pp. 51-71.

Adoctrinamiento franquista en la educación -¿cómo es la Nación española y El Caudillo? (primer trabajo)

“Hoy la nación española es una — es grande — es libre.” La libreta Así quiero ser (el niño del Nuevo Estado) (segunda edición, Burgos, 1940) es un buen ejemplo del adoctrinamiento y absurdidad de los tiempos de Francisco Franco en España. Presenta las nuevas doctrinas del nuevo régimen conteniendo ochenta y un temas. Voy a basar mi escrito en esta libreta, concentrando sobre todo en la primera parte “La Nación Española”. Mi intención es reflexionar qué cosas se enseñaba de la nación española y de El Caudillo, qué valores se transmitieron y cómo todo esto parece a un lector crítico.

El elogio desbordante de la Nación española y de El Caudillo es obviamente una cosa muy fundamental en la propaganda franquista. “Es necesario que en toda nación hay un orden, una disciplina, una ley; uno que mande y otros que obedezcan. Entonces la nación se convierte en Estado.” El Caudillo es ciudadano mejor, superior a todos, quien legítimamente se ha elegido a su puesto, quien responde ante Dios y ante la Historia y quien es el único que sabe cómo mandar bien. “Debemos obedecer sin discutir. Quien manda sabe lo que hace y por qué lo hace. Es más difícil mandar que obedecer. El que obedece no se equivoca nunca.” El poder y la bondad de El Caudillo se representan indiscutibles e imprescindibles. La Nación española es como un hormiguero: todos tienen su deber y su puesto, y todos tienen que acordárselo.

Sin embargo, hay muchas contradicciones en las doctrinas, que en mi opinión destruyen la imagen de El Caudillo como salvador de España. Por ejemplo, sobre la cuestión de la libertad se habla que la libertad no es para un individuo, sino que hay que servir los intereses generales. “Pues si uno cualquiera quita con su libertad la de los demás, no cree en la libertad ajeno, sino que en la suya propia, o sea que no cree más que en la que le conviene. Eso no es ser libre, eso es ser déspota.” Esto es muy curioso, porque esto es justamente lo que hace El Caudillo mismo. Aunque sea superior a los demás ciudadanos, ¿no debería servir como un ejemplo o un modelo? Todo el concepto de la libertad se pierde su sentido aquí y pone en duda las intenciones de El Caudillo. Del individuo se dice así: “Yo no puedo querer para mí algo que sea a costa de los demás: eso es individualismo.” Aquí otra vez se habla de valores importantes, pero muestra obviamente que El Caudillo mismo no cumple estos valores y así su credibilidad sufre.

Se habla mucho de bienestar, de felicidad etc.; El Caudillo hace a España feliz si todos le obedecen, y también las acciones paternales del Estado son para que los ciudadanos “se sientan lo más felices posible.” Esto suena muy cursi, porque hay tanta desigualdad y violencia en los tiempos de Franco. “La revolución constructiva consiste en convertir el desorden en orden, la injusticia en justicia y la arbitrariedad en derecho.” Es justamente el contrario lo que pasó cuando Franco entró en el poder. Antes de la guerra civil había orden, justicia y derecho con la democracia, pero todo se perdió con Franco.

La disciplina, el orden y la obediencia son las cosas más importantes que se enseñan en esta libreta. El mensaje es muy fuerte, demasiado fuerte para un niño. El carácter de todos los niños es preguntar, cuestionar  y poner las cosas en duda, pero uno de los objetivos de las doctrinas es eliminar todo esto. La justificación de todas las cosas es solamente ‘así tiene que ser’. Las cosas se han empaquetado en un paquete bonito, aunque en realidad todo es un engaño.

 

BIBLIOGRAFÍA:

ASÍ QUIERO SER (EL NIÑO DEL NUEVO ESTADO), SEGUNDA EDICIÓN, BURGOS, 1940