La herencia de un exilio en Volverse Palestina y en Tela de sevoya: cómo tratan las obras la lengua y cultura “perdida”

Lina Meruane, descendiente de inmigrantes palestinos a Chile, y Myriam Moscona, descendiente de judíos sefardís inmigrantes a Bulgaria y luego a México, son ambas herederas de un exilio; Meruane de un exilio de los palestinos, y Moscona de un exilio de los sefardís. En este trabajo me interesa analizar cómo tratan las obras “Volverse Palestina” de Meruane y “Tela de sevoya” de Moscona esa herencia de un exilio y la pérdida de la lengua y cultura de los ancestros. Ambas obras relatan una historia familiar y un viaje en búsqueda de las raíces y de los orígenes, pero de una manera un poco distinto.

“Volverse Palestina” relata el viaje concreto y mental que la autora hizo a Palestina, hoy en día parte de Israel, en busca de sus orígenes. Es por una parte una crónica de viaje y un recorrido familiar, y por otra una investigación sobre la historia de Palestina, del conflicto israelí-palestino, y del lenguaje. Consta de recuerdos, de lecturas y de reflexiones sobre el pasado y el presente. Está organizada en tres secciones: la primera se sitúa en Chile donde la autora se interesa sobre las historias familiares de la inmigración a América Latina, en la segunda empiezan el planteamiento y las preparaciones de su viaje a Palestina y la tercera es su viaje concreto a Palestina.

Los temas centrales de la obra son la pérdida y el olvido de memorias, de historias, de las tierras y de la lengua y de los nombres, y a través de ellos, la pérdida de un parte de la identidad. Y de allí surge el intento de la búsqueda de la identidad y de las raíces. Primero la autora se sienta cierta distancia a su identidad palestina, sienta que sería “un regreso prestado, un volver en el lugar de otro”. “Lo palestino ha sido siempre para mí un rumor de fondo, un relato al que se acude para salvar de la extinción un origen compartido” (Volverse Palestina, p.17). Ella no habla árabe y se siente una chilena “comuna y corriente”. Pero empieza a interesarse sobre sus raíces y finalmente las tierras y la historia de sus abuelos y de su padre llegan a ser algo personal. Esto está reflexionado también en el título de la obra, porque cuando la autora “vuelve” a Palestina, también se vuelve Palestina, o sea la autora siente que llega a formar parte de esa herencia, de esa identidad palestina, de esas tierras. En el inicio el propósito del viaje era más bien nostálgico, con la curiosidad por el origen del apellido, pero en el final llega a ser más importante hacerse parte de la situación presente de los palestinos y también el proceso de cómo volver a un lugar que de hecho ya no existe.

“Tela de Sevoya” es una mezcla de varios relatos: relata el viaje de la autora a Bulgaria en busca de los últimos hablantes del judeoespañol, de sus orígenes familiares y de las últimas comunidades sefardíes de Bulgaria, pero también es una memoria del judeoespañol. Es un ensayo histórico y una crónica de viaje, conteniendo relato, poesía, y elementos autobiográficos, donde el pasado y el presente y lo imaginativo y el real se mezclan. Está escrito utilizando tanto el castellano como el judeoespañol y está compuesta de seis fragmentos que alternan en la novela: “Distancia del foco” conduce al lector a la historia familiar, “Molino de viento” incluye los sueños y el mundo imaginario de la autora, “Del diario del viaje” narra el viaje de la autora en busca de las raíces maternas y paternas, “Pisapapeles” es una reflexión de la condición sefardí y la historia del judeoespañol y “Kantikas” y “La cuarta pared” son un intento de rescate del judeoespañol a través de poemas, cartas y fragmentos de diarios.

Como “Volverse Palestina”, “Tela de sevoya” está marcado también con una serie de pérdidas: la pérdida del padre del autor, la pérdida de la patria (España y Bulgaria), y el peligro de la pérdida de la propia lengua, el judeoespañol. Pero el tema más importante sin duda es la lengua. Como está mencionado en la novela, la historia de los sefardís no está marcado por un solo exilio, sino por una cadena de exilios, pero lo que se ha conservado durante siglos y lo que es una base fundamental de la cultura y de la identidad sefardí, es la lengua común, el judeoespañol. La autora también se siente fuertemente ligado al pasado y a sus raíces justo a través de judeoespañol que oía hablar de niña, y la lengua se convierte en una manera en que es posible comunicar con los muertos y con el pasado en peligro de desaparecer. Aunque la autora viaja a Bulgaria y trata la situación histórica y la diáspora de los sefardís, son más importantes las memorias, la memoria personal de la autora y la memoria colectiva de los sefardís. Y estás memorias están tejidos con y del judeoespañol: “La única forma de traducción que la memoria tiene a sus alcances es el lenguaje. […] En ella conservamos los fotogramas de toda la cinta vital que nuestro cerebro nos traduce en forma de recuerdos.” (Tela de sevoya, p.81).

Todo el libro en sí es un intento de rescate o un homenaje para el judeoespañol y en cierta manera el judeoespañol es la protagonista de la novela. Cómo cita Cassani (Cultura Latinoam., 2017) a Moscona, “cuando una lengua muere, no desaparecen solo sus palabras, sino un mundo entero”. Pero mientras se recuerda y mientras se utiliza el lenguaje, el origen común no muere, y las muertes también siguen vivos. El título, “Tela de sevoya”, es el judeoespañol como marco idéntico que en la mente de la autora tiene varias capas, varias dimensiones, varias voces, varias memorias.

 En conclusión, la perdida y el olvido (de las tierras, de la lengua, de la cultura, de la historia) y la búsqueda de identidad y de las raíces son muy fuertemente presentes en ambas obras. Martín (El País, 2015) escribe sobre “Volverse Palestina” que es una llave con que Meruane trata de abrir su propia memoria palestina, pero, de hecho, en ambas de estas novelas se mencionan el hecho de que algunos de los expulsados (palestinos o sefardís) todavía conservan las llaves de sus antiguas casas, cómo símbolos de identidad, y ambas novelas se pueden considerar como llaves para abrir la propia memoria de las autoras. Pero lo que es diferente, es que mientras Meruane da más importancia a las tierras de sus padres y a la historia y a la situación actual de Palestina, Moscona trata más la lengua (el judeoespañol), que es más importante que la posición geográfica. Pero, de todos modos, la herencia que las autoras parecen tener no es una herencia traumática. Aunque la memoria palestina o sefardí es dolorosa, ambas autoras no parecen buscar justicia o provocar angustia en el lector, sino que las novelas son más bien un intento de luchar contra el olvido y la perdida de esas raíces y de esas memorias.

 

Bibliografía:

Meruane, Lina: “Volverse Palestina” (2015). Barcelona, Literatura Random House.

Moscona, Myriam: “Tela de sevoya” (2014). Barcelona, Acantilado.

Abdel Nasser, Tahia: “Palestine and Latin America: Lina Meruane’s Volverse Palestina and Nathalie Handal’s La Estrella Invisible”, Journal of Postcolonial Writing (2018, 54:2, 239-253). En: https://matskut.helsinki.fi/bitstream/handle/123456789/1171/Nasser_Palestine%20and%20latin%20America%20Lina%20Meruane%27s%20Volverse%20Palestina%20and.pdf?sequence=1

Cassani, Alessia: “El ladino como ‘maquina del tiempo’ en Tela de sevoya de Myriam Moscona“, Cultura Latinoam (vol. 25, núm. 1, enero-junio 2017, pp. 208-219). En: https://matskut.helsinki.fi/bitstream/handle/123456789/1197/Cassani_El%20ladino%20como%20maquina%20del%20tiempo%20en%20Tela%20de%20sevoya.pdf?sequence=1

Martín, Luisgé: “El regreso del que nunca estuvo”, El País (14.7.2015). En: https://elpais.com/cultura/2015/07/08/babelia/1436365990_063684.html

Representación de Europa y de los europeos en ”Näkymättömät kädet”

“Eurooppaan voisi melkein ojentaa käden ja kouraista kultahiekkaa. Harraga [*la migración ilegal a Europa] on köyhän ainoa mahdollisuus”, comenta Nadim (p.18) cuando está con Rashid viendo Europa al otro lado del mar, y añade que es mejor morir una vez que sentir vergüenza el resto de la vida.

Näkymättömät kädet” de Ville Tietäväinen trata la migración en Europa a través de historia de migrantes norteafricanos quienes van al sur de Europa, al país prometido de prosperidad, en busca de una vida mejor. En este trabajo me interesa analizar cómo se representa a Europa y a los europeos en la obra y qué simbolizan. Al mismo tiempo que la obra nos abre las causas de la migración, nos revela la realidad triste y aplastante que puede esperar a los migrantes en Europa por causa de cómo son recibidos y tratados.

Europa simboliza en la obra claramente tanto la salvación como la ruina, el paraíso y el infierno. En mente de Nadim y luego de Rashid, como también de muchos otros migrantes, Europa es un sitio de posibilidades y de riqueza y por eso intentan viajar allí. Las razones pueden variar, por ejemplo Nadim alberga esperanzas de mujeres y coches y otras cosas de lujo y Rashid solo quiere poder sostener a su familia, pero todos se quitan Marruecos porque consideran Europa como una salvación a su situación desesperada. Los traficantes de personas prometen trabajo y dinero en Europa y Europa es visto tan atractivo que merece llegar allí por cualquier medio y precio. “En Europa se aprecia a quien intenta”, piensan. Pero desgraciadamente la realidad llega a ser bien diferente: Nadim ahoga ya en el viaje de barco, y Rashid termina primero en Almería trabajando en invernaderos en condiciones inhumanos, luego en Barcelona como vendedor ambulante sin suceso, y al final cuando pierde su trabajo, su alojamiento y todo lo que le queda, pierde finalmente también su mente y se suicida. Aunque intenta y trabaja muy duro, no encuentra nada que miseria e injusticia y vive incluso peor que en Marruecos, vive en “un cuarto mundo”. La única persona a quien le va finalmente bien es el primo de Rashid, pero para las otras personas hubiera sido mejor quedarse en Marruecos.

Hay algunos personajes que tienen una imagen más pesimista de Europa ya desde el principio y que intentan advertir de los peligros de Europa, como el padre de Rachid y un otro hombre marroquí:

”Löytäisit sieltä vain valheen joka tuhoaisi sinut. […] Siellä [Euroopassa] jumalalla on kahdet kasvot. Siellä hän rakastaa ahneita menestyjiä.” (p.55-56)

”Pääsy nöyryyttävästä kurjuudesta ja paluu vauraana sankarina. Se kaikki on PETOSTA! Älkää uskoko kehenkään, joka sanoo löytäneensä sieltä Paratiisin. Hän on kadottanut itsensä ja on lähempänä helvettiä! […] Minäkin lähdin Eurooppaan vain ”muuttaakseni olosuhteita”. Mutta kun näin kirkkaat valot ja materian, unohdin velvollisuuteni. Kaivoksissa tuhosin terveyteni hiilipölyllä ja viinalla. Raadoin vuosia erossa perheestä vain, jotta saisin joskus asua heidän kanssaan rakennuttamassani talossa. Sinä aikana läheiset hävisivät tahoilleen.” (p.26-27)

 Así que en realidad el paraíso de Europa es una ilusión o un paraíso solo para los europeos. A los migrantes se les lleva a la ruina, o de manera que uno se va a morir allí o ya en el viaje allí, o que obtiene riquezas, pero pierde el sentido de la realidad olvidado los valores de su propio país y dando prioridad a las vanidades. A Europa se representa así también como un lugar de vicios y pecado, y a los europeos se describe como egoístas, voraces y viles quienes hacen lo que les dé la gana e intentan ser dueños del mundo. También en Marruecos todavía después de la independización poseen todo lo más valioso, como fábricas, tiendas, y minas.

”Eurooppalaiset ovat halpamaisia ja sydämeltään kovia […] perhe ei merkitse niille mitään. Vanhukset häädetään kotoa, sukulaisuussuhteet katkaistaan, vaimoja ja tyttäriä… […] Hän [Jumala] on luonut koko Euroopan vain koetellakseen meidän uskoamme. […] Palvovat rahaa ja muita epäjumalia, eivät rukoile, paastoa, päihtyvät ja syövät saastaa, varastavat, tappavat toisiaan jopa itsensä, koettavat nousta jumalan yläpuolelle! Mutta jumalan pohjoiset kasvot vain hymyilevät.” (p.57)

Los grupos más representados de europeos en la obra son las autoridades y los que dan trabajo a los migrantes ilegales, entonces los que realmente actúan muy terriblemente humillando y abusando los migrantes, tratándoles como animales o prisioneros de guerra. Los únicos europeos representados como no racistas ni egocéntricos en la obra son los trabajadores de la Cruz Roja quienes intentan dar razón a los guardias de fronteras, quienes a su vez son representados extremadamente racistas. “¿Y ustedes clasifican las personas a ellos a quienes se permite la circulación libre y una vida digna, y a ellos a quienes no?” les preguntan los dos trabajadores de la Cruz Roja. No aparecen muchos europeos comunes y corrientes, pero la definición de “personas decentes”, europeos decentes, es dado a las personas que “golpean la bola blanca en un campo de golf”, como describe Rashid en una escena. Estas personas no son violentas, pero tampoco hacen nada para evitar las injusticias. Son los que concentran en su propia vida cerrando sus ojos de los migrantes y de sus manos invisibles. Los que juegan golf justo al lado de la miseria se los invernaderos, los que compran tomates los que han cultivado los migrantes en condiciones inhumanos y con un sueldo de miseria.

Tampoco visualmente Europa (en este caso más concretamente España) no es representado muy atractivo, no hay hermosas imágenes de tarjetas postales o de lugares turísticos que se ve normalmente, sino que regiones alejadas y muchos callejuelas y escenarios de noche. Casi única representación bonita es en el final con la estatua y con la vista que tiene desde arriba cuando Rashid se suicida. La combinación de colores de gris, marrón, negro y amarillo hacen que las imágenes parecen sucias y este ambiente parecido poco a un fin del mundo pertenece a través toda la obra. Y todo parece bastante parecido, Europa no parece nada más atractivo que Marruecos, sino que a veces incluso aún menos atractivo.

En resumen, Europa y los europeos no son representados de una manera muy halagüeños en la obra y reciben crítica bastante duro. Evidentemente algunas descripciones o representaciones son muy generalizados y exagerados, pero se puede encontrar una semilla de verdad en ellos y nos hace notar que Europa no es igual para todas las personas. La Europa que conocen los europeos puede ser muy diferente de la Europa que llegan a conocer los migrantes. Yo creo que los europeos sí que somos un poco egocéntricos y que la obra nos intenta sacudir un poco y despertarnos de nuestra burbuja.

Un migrante ilegal en los invernaderos acusa a los europeos de abrir las fronteras solo para recibir mano de obra necesario, de haber gastado miles de millones de euros para que los pobres se quedaran pobres, de gastar todo el dinero en quitar las consecuencias de la migración y no las causas, de no querer cambiar el sistema porque el sistema y la economía funciona para ellos mismos. Los europeos no quieren que nadie rompe la perfección de su paraíso. Y muy tristemente todo esto es un poco de verdad. Vivimos nuestra propia vida sin mirar alrededor, somos “las personas quienes golpean la bola blanca en un campo de golf”. Cerramos las fronteras y dejamos la pobreza y miseria fuera para proteger los valores europeos que resultan muchas veces reservados solo para los europeos. Europa tiene dos caras y los europeos tienen un poco de doble moralidad.

 

Bibliografía

Tietäväinen, Ville (2011). Näkymättömät kädet. WSOY.

El título de la novela “La Fila India” de Antonio Ortuño

La obra “La Fila India” de Antonio Ortuño del año 2013 se sitúa en México y cuenta sobre las violencias que conlleva la migración de los centroamericanos que tienen que pasar por México para poder llegar a Estados Unidos. Aunque es ficción, intenta reflejar la situación real que está ahora sucediendo en México, siendo el libro a la vez una crítica a los mexicanos. En este texto reflexionamos el título de la novela, que tiene muchos interpretaciones y significados. Primero me parece adecuado aclarar el origen del término y después pasamos al análisis de lo que significa en la obra y en el mundo actual.

La expresión fila india significa simplemente “fila que forman varias personas una tras otra” (RAE). Ya de allí podemos sacar muchas interpretaciones en cuanto a la novela, pero es el origen del término que nos revela más cosas y abre una plataforma de discusión muy fructífero. Indican varias fuentes, que el término proviene de la época del descubrimiento de América y refiere al hecho de que los indígenas americanos, los indios, caminaron en fila por varios motivos. Uno de los motivos era abrir el paso en las selvas o bosques, porque allí no había caminos, y otra una estrategia de defensa, porque así dejaron una sola huella que impedía que el enemigo supiera el número exacto de personas a las que perseguían o se tendrían que enfrentar. También muchas veces pisaban sobre las mismas huellas que dejaba el primero, y el último de la fila borraba las huellas para eliminar pistas. Las filas tenían un orden jerárquico, en que la persona más importante, normalmente un varón, iba siempre frente de la comitiva.

En cuanto a la obra en cuestión, como cuenta el autor en una entrevista de YouTube (2014), el título tiene un doble juego entre los burócratas y los migrantes. Por un lado, refiere a la comitiva de funcionarios que siempre caminan en fila india, en orden jerárquica, y por otro a la migración de centroamericanos “como una interminable hilera de hormigas” que pasan por México con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Podemos entender la fila india tanto concreta como metafóricamente. Están involucrados el poder, la jerarquía, la esperanza de una vida mejor y cierta fatalidad.

La conexión entre la fila india y la jerarquía se ve muy obvio en la novela. La palabra la fila india se repite muchas veces en el texto, refiriendo justamente a los funcionarios y se describe su orden escalonada así: “[…] tras el prínceps, caminan ojerosos, en fila india, los habitantes del segundo nivel. No queda ya entre ellos revoltoso alguno que aspire al sitial superior. […] Así pues, aquellos que persiguen en su marcha al funcionario alfa son incondicionales, por vocación o conveniencia, y sus propios siervos se apresuran tras ellos […]. Alrededor, polillas en torno al foco, los pretorianos” (63-64). El Delegado es siempre quien va primero en la fila india y luego vienen los otros por niveles, y los guardaespaldas están manteniendo el orden.

Aunque la jerarquía es estricta también puede engañar: no es siempre el primero quien verdaderamente está en mando. Cuando muere el Delegado se nos revela que Vidal era también detrás de todo y quizás el verdadero funcionario alfa. Pero cuando viene el nuevo Delegado, le dice: “[…] no pueden pensar que te mando. No puedes dejar que vayan a tu lado en la fila. Nadie. Ni siquiera yo” (223). Porque uno de los motivos para la fila india es una estrategia de defensa, como de los indios: no dejar que una sola huella o si es posible, borrar todas las huellas. El Conami finge de lamentar los horrorosos hechos de Santa Rita y a ayudar a los migrantes, aunque en realidad está corrupto y parte de responsables de todo. Pero la idea es que nadie sepa quiénes son los corruptos y cuántos son. Si uno cae, en la fila india generalmente el quien va primero, siguen en pie los otros. La fila india es eso que siempre hay alguien detrás de alguien y los que vienen muy detrás, no tienen más remedio que obedecer si quieren asegurar su empleo y su seguridad. Entonces los funcionarios solo hacen lo que tienen que hacer, para sobrevivir. Aunque Irma no es tan indiferente a la situación como los demás de la Conami, ella tampoco atreve de salir de la fila india, no atreve de luchar de verdad, y no atreve a denunciar a Vidal en cuanto sepa quién es, para no ser matado ella o su niña.

Y la jerarquía se ve afectado por muchos otros aspectos también: además de las jerarquías sociales entre los funcionarios, hay también clara jerarquía entre hombres y mujeres porque es el varón el más fuerte y quien quiere mandar, entre ricos y pobres porque son siempre los ricos que tienen el poder, entre mexicanos y centroamericanos porque los mexicanos piensan ser por encima de los centroamericanos y entre gringos y migrantes porque para los gringos al final todos los migrantes parecen iguales, vienen de donde vienen. Una jerarquía en todo, en toda la sociedad. Siempre hay un líder quien decide por nosotros, quien va primero y quien puede ver como son las cosas de verdad, y quienes vienen detrás no pueden ver lo que está adelante, o no quieren ver. Y los migrantes están los últimos en la fila. Ellos no pueden decidir sobre el ritmo, son destinados a seguir con el ritmo que se les está marcando.

Y aparte de la jerarquía, la fila india es también directamente la fila de los inmigrantes que están intentando llegar a Estados Unidos en un flujo continuo, a veces realmente en una fila, en caravana. Simbólicamente podríamos pensar que están en medio de una selva llena de horrores y quieren llegar a un lugar más seguro y tienen que abrir paso para un futuro mejor. Una fila india hace pensar también en una fila de prisioneros, porque también de una manera los inmigrantes son prisioneros de su situación, de su país, y de México. Solo que las cadenas no son visibles.

En conclusión, creo que el título del libro es muy bien pensado y tiene que ver con todo lo que está pasando en el libro y en la sociedad en general. De hecho, todos nosotros estamos caminando en fila india, de una manera u otra. La sociedad nunca es igualitaria para todos, siempre hay gente que está primero y gente que viene atrás, y siempre son los más poderosos que deciden el ritmo con que estamos caminando y el destino. Estamos todos una fila india de hormigas trabajadoras, quienes hacen solo lo que tienen que hacer. Leemos las noticias, leemos libros, miramos películas, pero no salimos de nuestra fila india, porque o no podemos ver el destino o no lo queremos ver. Y como escribe Alicia Escárcega Freixas (2014) muy bien en su pequeña reseña de la novela: La vida humana es un lento camino hacia la muerte, como el de los prisioneros piratas que ven caminar por la tabla a los sacrificados que sólo preceden por poco su propio deceso. Aquí la idea, más que un juego metafísico, indica bien la fatalidad a la que se avecina lentamente México y que se cimenta en la completa desidia con la que vemos pasar, uno tras otro, a todos nuestros muertos.” La novela y su título nos hace pensar, ¿será posible romper esa fila india, esa jerarquía, esa indiferencia, esa fatalidad?

 

Fuentes:
Entrevista con Antunio Ortuño en Youtube (7.1.2014). En: https://www.youtube.com/watch?v=hG-9m1A6X_4.

Escárcega Freixas, Alicia: “Reseña: La fila india, de Antonio Ortuño”, Revista Digital Universitaria (1.2.2014, vol.15, No.2). En:
http://www.revista.unam.mx/vol.15/num2/art14/

(Origen del término ”fila india” consultado en:
https://supercurioso.com/por-que-se-dice-ir-en-fila-india/
https://okdiario.com/curiosidades/origen-del-termino-fila-india-2275641
https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/por-que-se-dice-ir-en-fila-india/.)

Actitudes y prejuicios hacia (in)migrantes

La (in)migración genera mucha controversia social, política y económica. La inmigración se ha convertido en uno de los principales problemas en muchos países a través del ‘Crisis migratoria’, y también el sentimiento antiinmigrante ha crecido en los últimos años. Los (in)migrantes están vistos como una amenaza a la sociedad o al país. ¿Qué hay detrás de estas actitudes, y qué dicen de nosotros? ¿Es la actitud antiinmigrante un mecanismo de defensa “natural” ante los cambios percibidos como consecuencia de la incorporación de los inmigrantes?

La principal causa de la oposición de la (in)migración es evidentemente el miedo. Existe el temor de enfrentar competencia en el mercado laboral o que los (in)migrantes sean una carga a la sociedad y al bienestar, la preocupación por la inseguridad y el miedo de la pérdida de una identidad nacional. Estos primeros surgen especialmente en países donde hay inseguridad económica y recursos limitados de empleo, vivienda, sanidad, etc. Pero el último, la amenaza de la identidad colectiva, está presente en todos los países, basada especialmente en lo étnico. La llegada continua de población extrajera provoca efectos negativos en la cultural nacional, levantando el orgullo nacional y etnocentrismo. También se puede hablar de xenofobia.

El miedo detrás de las actitudes hace que los (in)migrantes son vistos como inferiores (o culturalmente o individualmente), criminales, y personas que valen solo a los trabajos que nosotros no queremos hacer. Sin embargo, muchas veces el único “crimen” de estas personas es querer una vida mejor. Y cruzando mares y fronteras, aunque saben lo que puedan experimentar a lo largo del camino, muestran un gran determinación, perseverancia y talento inventivo. ¿Tendríamos nosotros el mismo valor? ¿Y acaso no son justamente estos valores que apreciamos en el mundo laboral? También se olvidan los lados positivos que pueda tener la (in)migración, aunque la verdad es que los inmigrantes son necesarios, incluso imprescindibles, especialmente ahora cuando la población está envejeciendo en muchos países y se necesita más mano de obra.

Existe también otras cuestiones detrás del miedo a la (in)migración. En el artículo escrito por Sergio Ramírez (El País, 28.11.2018), se cita a la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie quien dice: “Es el momento de preguntar si la cuestión es la inmigración o la inmigración de tipos concretos de personas: musulmanes, negros, morenos”. En efecto, según European Social Survey, publicado en 2016, “[…] los públicos europeos se han vuelto algo más favorables hacia los migrantes procedentes del mismo grupo racial o étnico que la mayoría de la población del país. Pero al mismo tiempo, se han vuelto indudablemente menos positivos respecto a los migrantes que provienen de países no europeos (que además ya eran los migrantes menos preferidos para empezar).” Son muchas veces justamente musulmanes, negros o morenos, los que más prejuicios encuentran en Europa. Ya la palabra inmigrante tiende a tener connotaciones negativas, porque se toman muchas veces estos grupos como el arquetipo a través del cual se piensa en la inmigración.

Sergio Ramírez (op.cit.) plantea también otro punto de vista muy interesante haciendo referencia al libro de la filósofa española Adela Cortina: “Los emigrantes parecerían ser rechazados porque provienen de culturas extrañas, pero eso no es lo fundamental: no se les admite porque son pobres. […] ‘Lo que nos molesta, […] es la pobreza, no la inmigración’. […] ‘Se habla mucho de xenofobia, de islamofobia, y es verdad que existen. Pero en todos esos casos si traen dinero o algo que parece beneficioso se les acoge sin remilgos’”.

La (in)migración es algo que ha existido siempre. Pero también la xenofobia y la aporofobia (la fobia a los pobres) han existido siempre. Parece ser algo “natural”, la intención incluir y excluir, formar un ‘nosotros’ y ‘ellos’, viendo ‘nosotros’ como un grupo mejor y culpando a los otros, a ‘ellos’, del mal de las cosas. Y en el fondo de estas actitudes está siempre el miedo, el miedo de que los otros son una amenaza, que vienen a quitar nuestros trabajos, nuestras mujeres o nuestros esposos, nuestra prosperidad, nuestro bienestar o nuestra identidad. El miedo de que nosotros tendremos que renunciar a un derecho que ya tenemos. Pero los inmigrantes no quieren ser una amenaza. Son ellos quienes son amenazados. Son ellos que tienen miedo. ¿Se les puede culpar de intentar tener una vida mejor? Una vida sin miedo, sin violencia, sin pobreza, una vida que merece vivir. ¿Cuándo podremos aceptar que ellos quieren lo mismo que todos nosotros y que no es cuestión de nosotros o ellos, sino de nosotros y nosotros, de humanidad?

El problema es que vemos a los (in)migrantes como números, como una masa indeterminada y tremenda que amenaza y molesta. Cuando pensamos en números, es muy fácil dejar las cosas como están y construir muros, cerrar y vigilar fronteras, pensar en la amenaza hacia nosotros. Los relatos e imágenes de los individuos, de las personas reales, han generado, sin embargo, simpatía, indignación, furia y voluntad de ayudar. Citando otra vez a artículo de Sergio Ramírez,

“Hay que transformar en nuestras mentes los números en seres humanos. […] ‘Es el momento de replantearnos cómo pensamos los relatos’. Los relatos de esas vidas.”

“También la solidaridad está arraigada en nosotros, y podemos hacerla despertar. […] Hay que entrar en las historias individuales.”

La inmigración es una cuestión de derechos y deberes. Tanto de los inmigrantes que los demás. Y todos nosotros tenemos un deber fundamental en este debate: intentar de cambiar nuestras actitudes. En realidad, el problema no es la (in)migración ni los (in)migrantes, sino que nuestras actitudes. Hay que informarse, ver la otra cara de la situación, reflejarse a sí misma a través de esas historias y vidas. Y no pensar que el problema es de alguien otro, porque es de todos. Si pensamos así, estamos sosteniendo justo esa actitud de ‘nosotros y ellos’, que tendríamos que evitar.

 

Referencias:

HEATH, Anthnony y RICHARDS, Lindsay: “Actitudes hacia la inmigración y sus antecedentes: Principales resultados de la séptima edición de la Encuesta Social Europea”, European social survey (2016). En: https://www.europeansocialsurvey.org/docs/findings/ESS7_toplines_issue_7_immigration_Spanish.pdf

RAMÍREZ, Sergio: “¿Quiénes son esos?”, El País (28.11.2018). En:
https://elpais.com/elpais/2018/11/27/opinion/1543337722_492564.html

Video YouTube “International Migration” (14.12.2011) en: https://www.youtube.com/watch?v=lOZmqIwqur4