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Pensamientos de una escritora “chilestina”, Lina Meruane: Volverse Palestina

 

La introducción de la novela
La novela Volverse Palestina (2014) de Lina Meruane cuenta autobiográficamente la historia de la escritora. La obra consiste en tres partes. En la primera parte, La agonía de las cosas, la historia de su familia, cómo llegaron de Palestina a Chile, tiene un estilo reflejo e incluso un poco humorístico. Cuenta entre otros cómo se encontraron sus abuelos y cómo se mudaron a Chile alrededor del año 1915.   En la segunda parte, El llamado palestino, la narradora refleja sus raíces, habla de sus viajes alrededor del mundo y quiere regresar a Palestina.
La tercera parte, Palestina en pedazos, es la más larga y quizás más interesante. La narradora actualmente viaja a Palestina. Encuentra unas personas bastante interesantes y multidimensionales allí: una pareja cuya mujer Zima es palestina musulmana y el hombre Ankar/Munir el nieto de un judío y criado cristiano por su madre, luego converso de animismo y sikhismo y al final un converso a islam por Zima. También hay una mujer Maryam Abu Awad, la hija de la sobrina del abuelo de la narradora, que le cuenta a la narradora que el apellido originario de su familia no es Meruane sino Saba. También la narradora conoce a Ira, un hombre judío que está en la escuela judía-árabe y Alan y Anne, dos activistas en Gaza. Y las vecinas judías, las viejas Aviva y Moriah, ambas experimentado antisemitismo y por eso quieren defender a los palestinos. Aviva sobrevivió de un campo de concentración con sus padres y Moriah desciende de judíos rusos que huyeron de los pogromos. En el fin la narradora va a volver a casa y no sabe si ha vuelto o pueda volver nunca.

 

El marco teórico: el contexto histórico

En este ensayo utilizo el artículo de Tahia Abdel Nasser. El artículo examina representaciones de Palestina a través de paisajes culturales, políticos y literarios entre el mundo árabe y el latinoamericano, se concentra en Volverse palestina (2014) de Lina Meruane, donde la escritora chilena de origen palestino mira hacia atrás o atraviesa a Palestina. El aspecto central es la conexión entre Palestina y América Latina.
En cuanto al contexto histórico, según Jabra Ibrahim Jabra (apud Tahia Abdel Nasser) la pobreza grave que sucedió en Palestina hacia finales del siglo XIX causó que un gran número de hombres jóvenes de Belén (Bethlehem) emigraran a América del Sur y América Central. A principios de los años 1920, el efecto de la inmigración era claramente visible en muchos edificios y casas vacías cuyos propietarios se habían marchado desesperados y negligentes, lo que caracterizaba a cienes de casas y agros alrededor de la ciudad. Los que se marcharon de Palestina, buscaban prosperidad en América Latina. Simultáneamente, la presencia de las largas comunidades palestinas en Chile, Honduras y Argentina crearon vínculos históricos y culturales con Palestina. Dentro de estas redes sociales, escritores chilenos de linaje palestino han explorado estos vínculos más explícitamente y contribuido a las corrientes de literatura y cultura árabe-latinoamericanas. Por ejemplo, en Chile los escritores (como Mahfud Massis) han revisitado a estas redes sociales entre Palestina y América Latina, explorando las experiencias de desposesión y diáspora distintamente palestinas (Abdel Nasser 2017: 239).
En cuanto al contexto histórico, dice Abdel Nasser (2018: 240-242) a finales del siglo XIX había grandes olas migratorias a los Países latinoamericanos. El artículo se concentra en Chile, que según Abdel Nasser es hogar de la diáspora palestina más larga consistiendo de inmigrantes árabes de Beit Jala y Beit Sahour. En 2011 Chile reconoció el estado soberano de Palestina y en 2014 varios países latinoamericanos, incluyendo Chile, condenaron el ataque de Israel hacia Gaza. Esta solidaridad fue iniciada entre otros por las organizaciones de la diáspora palestina y grupos a la izquierda.
El contacto árabe-latino alcanza a tres olas migratorias del mundo árabe predominantemente de Levante a las Américas a finales del siglo XIX y a comienzos del siglo XX. La primera ola ocurrió durante el Imperio otomano (en 1860 y 1914), la segunda durante el mandato británico (1918-1948) y la tercera durante el establecimiento de Israel (1948 y 1967).  Los árabes que inmigraron del Imperio otomano con pasaportes turcos empezaron a ser llamados “turcos”.  Según Carol N. Fadda-Conrey (apud Abdel Nasser), en América Latina muchos inmigrantes árabes comenzaron a trabajar como buhoneros o dueños de tiendas pequeñas, pero lograron alcanzar prosperidad en sus nuevos países, aún manteniendo relaciones fuertes con sus países de origen. Entre otros en Chile, la diáspora árabe tenía papel en la vida política, cultural y económica. Los descendientes de inmigrantes árabes en América Latina exploran raíces palestinas y ofrecen más redes sociales de intercambio entre América Latina y el mundo árabe.

 

Marco teórico: cómo ve Abdel Nasser la novela Volverse Palestina

Lina Meruane (nacida en 1970) es descendiente de inmigrantes palestinos en Chile y una de las escritoras contemporáneas chilenas más prominentes. Meruane dedica su obra Volverse Palestina a su padre “que se niega a regresar” y as sus amigos Ankar y Zima “que se niegan a partir”.  En esta obra autobiográfica Meruane conmemora el viaje que hizo a Palestina en marzo 2012 para rastrear los orígenes de su apellido. Aunque la escritora no logra visitar la casa de su padre, su viaje le ofrece un vistazo a la historia poco sabida de la inmigración de sus abuelos a Chile. Volverse Palestina se concentra en la autora Meruane en Chile, la inmigración de su abuelo a América Latina y su propio viaje a Palestina.
Volverse Palestina se concentra en corrientes multidireccionales transatlánticas, rastreando migración árabe a América Latina y la vuelta de Meruane a Palestina. Cuando su padre recuenta la historia de su migración a América Latina, Meruane empieza a buscar las raíces de su apellido. Cree Meruane que su padre comenzó a ver atrás y retrasar de nuevo su historia en la ciudad chilena donde él creció y donde los nombres iniciales palestinos están inscritos en al alfabeto latino en las tiendas. Escribe Abdel Nasser que mientras los nombres de inmigrantes árabes fueron latinizados –por ejemplo, el Issa árabe llega a ser Salvador español – el abuelo de la escritora retiene el apellido además de los vínculos a Palestina. Meruane piensa que tiene que volver a la casa de su abuelo en Chile por la petición de su padre. Escribe Abdel Nasser (2018: 245): “ Meruane thinks to herself, “Empecemos a volver” (16; Let’s return) to her grandfather’s house in Chile at the behest of her father, the verb “volver” echoing a “return” to the land of her ancestors”.  Cuando la autora vuelve a la casa de sus abuelos y rumia la herencia de los palestinos en Chile, simultáneamente contempla la posibilidad de la vuelta a Palestina. Volverse Palestina ofrece un cuento de vuelta en español, y este cuento cuidadosamente rastrea las rutas entre Palestina y América Latina. También contribuye al corpus de Palestina en árabe y en inglés, iluminando otras experiencias palestinas: la migración palestina a América Latina y la vuelta palestina de la palestina chilena a Palestina (Abdel Nasser 2018: 244-248).

 

Mis reflexiones y pensamientos personales

La historia de la familia de Meruane parece ser como directamente de lo que escribe Abdel Nasser. El abuelo de Meruane emigró a Chile de Levante alrededor del año 1915, cerca de la primera ola migratoria de que habla Abdel Nasser.
Otro asunto interesante es la castellanización de los nombres: el abuelo de Meruane se llamaba Issa (que significa Jesús en árabe) y su abuela se llamaba Milade pero cambiaron sus nombres a Salvador y María. Una cosa muy irónica en la novela era el apellido; el abuelo había conservado el único rasgo palestino, el apellido Meruane, pero cuando la escritora va a Palestina, se entera que Meruane ni siquiera es el apellido original de la familia. También la familia de Meruane ha sido llamado “turcos” en Chile.

Un tema central en la novela es identidad. Meruane ha nacido y crecido en Chile y apenas habla árabe (salvo por ejemplo marjaba). Pero cuando pasa la novela, ha encontrado algo palestino en sí. Por ejemplo, cuando Meruane llega a Tel Aviv, las autoridades israelíes la sospechan y realizan acciones totalmente absurdos:

Llevo repuestos para mi máquina de insulina. Entre esos repuestos hay agujas, agujitas. Pero el supervisor se queda en la frase anterior o no conoce la palabra “needles”. ¿Qué máquina?, dice. Oigo la adrenalina subiendo como pito en su laringe. Me meto la mano entre las tetas y extraigo el aparato que me mantiene viva. (p.63-64)

Las autoridades israelíes piensan que incluso las máquinas de insulina son sospechosos, si pertenecen a una persona de origen palestino. La parte crucial donde Meruane realmente piensa en su palestinidad está en taxi:

El hombre-de-la-kipá acepta por fi llevarme aunque se sola. – – – Él dice, como hablándose de sí mismo, que no le entusiasma venir a Yafo. A ninguno de los taxis; no nos gustan los árabes, dice,  sombrío, asombrosamente franco, y a los árabes no les gustan los judíos.

Mis palabras salen con hastió. No se gustarán pero no les queda más opción que convivir porque nadie se va a ir de aquí. (p.102)

Sí, convivir es la única opción, ¿por qué no hacerlo en paz? En mi opinión Meruane intenta introducir gente que realmente lucha por paz. Por ejemplo, la pareja Ankar y Zima son un ejemplo de que dos personas de diferentes etnias pueden formar una relación. Y aunque la soberanía de Israel está clara, en la escuela Max Rayne en Jerusalén, los niños árabes y judíos pueden estudiar juntos. En la escuela hay un funcionario judío que se llama Ira, le cuenta a Meruane que hay padres judíos que quieren que sus hijos conozcan a los árabes, que crezcan con ellos, y a pesar de las diferencias (Ira me lanza una mirada reprobatoria) terminan por amistarse (p.88).
También es emocionante leer de los activistas norteamericanos Alan y Anne quienes trabajan con una tropa de israelíes y palestinos contrarios a la integración propuesta por ciertos sectores y a favor de la convivencia entre dos pueblos distintos, donde nadie se vea forzado a renunciar a lo propio ni al derecho de reclamo (p.94). Alan le dice abiertamente a Meruane que antes él fue sionista. Y no un sionista “ligero” sino un sionista de esos que quieren expulsar a todos los palestinos de sus tierras, de esos que creen que Dios les ha dado el derecho exclusivo a esas tierras. Es increíble como un sionista de ese tipo pueda llegar a ser un activista que lucha por paz. Si se habla de la gente que lucha por paz, no hay que olvidar a las viejas vecinas Aviva y Moriah de quienes he hablado en la introducción de la novela y  quienes han aprendido qué es opresión (holocausto, pogromos) y la quieren prevenirla en el mundo de hoy en día.

De todos modos, Volverse Palestina es una novela que pone al lector (o en mi caso, a la lectora) a pensar en la situación en Palestina e Israel. Claro, no la puedo solucionar, pero puedo ser consciente de lo que está pasando en esta esquina del mundo.
Quiero terminar este ensayo en dos frases pequeñas: Paz con vosotr@s:

Shalom aleichem
Salam aleikum

 

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-Amina Saara Soliymani-

 

Fuentes:

 

-MERUANE, Lina (2014): Volverse Palestina

 

 

-NASSER, Tahia Abdel (2018): “Palestine and Latin America: Lina Meruane’s Volverse Palestina and Nathalie Handal’s La estrella invisible“. Journal of Postcolonial Writing, 54:2, 239-253.

 

-IMAGEN: https://www.teepublic.com/es-mx/pegatina/1856395-shalom-salam-peace