Diagramas de pertenencia en “Conjunto vacío” de Verónica Gerber Bicecci

En este trabajo analizaré el uso de los llamados diagramas de Venn en la novela Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci, autora y artista visual mexicana. No es mi intención exponer el contenido de diagramas individuales sino buscar interpretaciones para su uso: ¿por qué la protagonista de la obra elige usar estos diagramas particulares? Es una obra en que la forma es muy distinta a la forma habitual, utilizando dibujos entre los párrafos del texto como medio de narración paralela, no como mera ilustración, y la relación entre el lenguaje y los dibujos es muy simbiótica. Muchos de los dibujos son diagramas de Venn, originalmente desarrollados por el matemático John Venn en 1880 para describir las relaciones lógico-matemáticas de inclusión y exclusión (CAAC 2019). En la obra describen las relaciones entre distintos personajes o entre los personajes y los universos.

Principalmente, la novela es una historia de autoficción de la protagonista, que también se llama Verónica. Es hija de padres exiliados de Argentina a México en 1976, durante la dictadura militar de Argentina, ella misma nacida en México a principios de los ochenta. Sin embargo incluye otras historias también, cada una vinculada en la suya de alguna manera. Hay varios temas en la novela y en este análisis los temas centrales son las consecuencias transgeneracionales del exilio, la búsqueda de la identidad y de las raíces y las relaciones con otras personas.

La protagonista intenta bosquejar sus relaciones interpersonales y su lugar en el universo a través de dibujar diagramas de Venn. Esta costumbre casi se vuelve una obsesión, aunque es fácil entender que le sirven bien los dibujos cuando no sabe escribir con palabras. Los diagramas dan nuevas perspectivas para las relaciones y los acontecimientos, y la protagonista escribe en la página 84: “Visto así, ‘desde arriba’, el mundo revela relaciones y funciones que no son del todo evidentes”. Necesita esta nueva perspectiva y distancia a sus propias emociones.

Una posibilidad obvia es interpretar los diagramas de Venn a través de la teoría de la pertenencia, discutida por ejemplo en el artículo de Lähdesmäki et al. (2016). La pertenencia está relacionada con los antedichos conceptos de inclusión y exclusión y con la distancia/cercanía (aquí principalmente emocional). De hecho, cuando Verónica explica su gusto por los diagramas (p. 84), utiliza el verbo pertenecer:

[…] un jitomate pertenece al conjunto de jitomates (JI) y no al de cebollas (C) ni al de chiles (CH) […] pero también de que tienen cosas en común, como el hecho de que todos podrían pertenecer al conjunto salsa pico de gallo (SPG) […] y unir fuerzas contra algún otro conjunto…

Es discutible, si se pueden describir relaciones humanas, siempre tan diversas, con conceptos exactos de lógica o matemáticas. Simplifica las situaciones bastante, lo que puede causar interpretaciones erróneas. No obstante, da mucha claridad y también belleza para acontecimientos difícilmente explicados.

Además, se puede dar una justificación más política a los diagramas. También esta interpretación se puede ver dentro de la teoría de la pertenencia, porque por ejemplo según Yuval-Davis la pertenencia puede incluir un aspecto nacional-político (apud Lähdesmäki et al. 2016: 239). La protagonista cuenta (p. 84), que durante la dictadura en Argentina se prohibió la enseñanza de los diagramas de Venn en las escuelas. Escribe:

Los diagramas de Venn son herramientas de la lógica de los conjuntos. Y la dictadura, desde la perspectiva de los conjuntos, no tiene ningún sentido porque su propósito es, en buena medida, la dispersión: separar, desunir, diseminar, desaparecer. Tal vez es eso lo que les preocupaba, que los niños aprendieran desde pequeños a hacer comunidad, a reflexionar en colectivo para descubrir las contradicciones del lenguaje, del sistema.

A la luz de esta información surge la próxima pregunta: ¿por qué quiere describir la protagonista su propia realidad a través de un método que una vez fue prohibido? Aquí algunas propuestas. Primero, el uso del método prohibido se puede ver como una reacción a lo que habían sufrido sus padres: para ellos habría sido imposible describir sus emociones y pensamiento con este método. O aún más trágico, tal vez no podían expresar sus emociones de ninguna manera antes de y durante el exilio, lo que resultó en su divorcio, en la desaparición al menos simbólica de la madre y en las dificultades emocionales de la siguiente generación. En el caso de la familia de Verónica, la dictadura de una manera venció, aunque habían logrado exiliarse los padres: “separar, desunir, diseminar, desaparecer” es lo que les pasó, y ahora intenta Verónica buscar un conjunto, una unión y una aparición. Segundo, puede ser que la protagonista ve los conjuntos subconscientemente como amenazas, igual que los vio la dictadura, porque ha sido herida y abandonada tantas veces en sus relaciones, por ejemplo con su madre y en las relaciones amorosas. Sin embargo, busca la sensación de unión –la pertenencia, en otras palabras. Por consiguiente se puede ver el uso de los diagramas de Venn como una manifestación de las heridas transgeneracionales de la dictadura y del exilio, y también como una protesta (retrasada) contra la dictadura y como una crítica contra la violación de la libertad de expresión ejercida por la dictadura de Argentina. Con el uso de las diagramas, la protagonista no solamente se sitúa en su “universo personal” sino también en la historia y la política del país del exilio de sus padres.

En conclusión, se puede ver el uso de las diagramas de Venn como una representación o un símbolo de pertenencia personal y política, también en un significado transgeneracional. “Lo personal es político”, como dice la conocida frase feminista. Al escribir este trabajo encontré información sobre otra artista visual de la misma generación que Verónica, la argentina Amalia Pica, que también ha trabajado con las diagramas de Venn (CAAC 2019). Quiero concluir mi trabajo por citar su nota de prensa, ya que pienso que dice exactamente lo que intenta decir y hacer Verónica también:

Gran parte de mi trabajo proviene de ese deseo casi infantil de ser entendido, y creo que muchas de las formas en que inventamos para hablar entre nosotros tienen que ver con ese extremo deseo de alcanzar… 100% de empatía con otras personas. Eso nunca sucederá, pero el hecho de que lo intentemos… es hermoso, de alguna manera.

 

BIBLIOGRAFÍA

CAAC (2019): El CAAC presenta la primera exposición en España de la artista argentina Amalia Pica. Nota de prensa sobre la exposición de Amalia Pica [disponible en línea en: http://www.caac.es/prensa/dossiers/Nota-de-Prensa-Amalia-Pica.pdf, consultada el 02/11/2020].

GERBER BICECCI, Verónica (2017): Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas de calabaza.

LÄHDESMÄKI, Tuuli, et al. (2016): “Fluidity and flexibility of “belonging”: Uses of the concept in contemporary research”. Acta Sociologica 59:3, págs. 233-247.

La desaparición de Mamá(M) como representación de enfermedad mental en Conjunto vacío

En este trabajo trataré el tema de la desaparición del personaje Mamá(M) en la obra Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci e intentaré responder a la pregunta de por qué la narradora describe la desaparición de esta manera. No se explica explícitamente lo que le ha pasado a la madre de la protagonista Verónica, pero la narradora sí proporciona varias pistas sobre el destino de ella.

La desaparición de Mamá(M) es un acontecimiento muy importante en la vida de la protagonista-narradora, su hija Verónica. Se implica que la madre desaparece cuando ella tiene 14 años, pero nunca se explica lo que le pasó exactamente. No obstante, queda claro que algo raro está pasando en el apartamiento de la madre (o “búnker”, como lo denominan la protagonista y su hermano); las cosas se mueven sin que nadie las mueva y se escuchan voces, aunque nadie debería estar allí:

En el búnker las cosas se cambian de lugar. O al menos parece. Estaba segura de que había dejado un libro sobre el escritorio y no en el librero, o los zapatos en la sala y no en mi recámara. Podría jurar que compré yogur y ya no había. (129)

La primera noche sola volví a escucharla hablando en la sala. La luz de la computadora ya no iluminaba el camino así que me guie con las paredes. Nadie. Regresé a cama. (29)

La narradora da una explicación casi sobrenatural ya que implica que las cosas extrañas que acontecen en el búnker se explican por el hecho de que el búnker “había logrado producir algún tipo de singularidad espaciotemporal”. (18) También da la impresión de que Mamá(M) simplemente ha abandonado sus hijos y se ha ido a algún sitio desconocido. Sin embargo, no creo que esto sea el caso. Tal como afirma Deffis, para entender la obra es imprescindible que el lector intente descifrar lo que se dice e ilustra en ella (2020, 26). Aunque la narradora no da una respuesta explícita al misterio de la madre, sí que da pistas continuas al lector. Yo pienso que la respuesta está en el búnker –la madre sigue allí físicamente, pero mentalmente está en otro lugar–.

Ya desde el inicio de la obra queda bastante claro que la madre tiene algún tipo de paranoia, quizás síntomas de esquizofrenia. Por eso ha montado el búnker en primer lugar: “Un sistema perfectamente cerrado que Mamá(M) construyó antes de desdibujarse […]. (18) La narradora también nos hace saber que la madre no se siente segura, siente que algo o alguien le está amenazando a ella y a sus hijos:

Era temprano en la mañana, estábamos saliendo a la escuela y mamá dijo que no. Dijo que era mejor quedarse en casa. Dijo que no prendiéramos la tele, que no prendiéramos nada. Dijo que había que guardar silencio. (16)

Mamá(M) empieza a hablar de los árboles del parque. Dice que en las cortezas se ven rostros. Que todos esos rostros miran hacia la casa. Que todos esos rostros nos miran.
Nos ordena dejar de regar las plantas. (16)

La presencia de síntomas mentales está muy fuerte justamente antes de la desaparición de la madre. Sin embargo, la narradora nunca dice que la madre se salió del búnker –dice que “empieza a difuminarse” (15) y que “al final ya no podíamos verla” (16)–. Según mi interpretación, Mamá(M) nunca se fue a ningún sitio, sino no solamente se cerró en el búnker, pero también en su mundo interno donde está a salvo de los que le persiguen. Sabemos que la madre se ha exiliado a México para huir de la dictadura argentina, lo que muy probablemente también es la causa de sus síntomas.

Para responder a la cuestión de por qué se describe la enfermedad mental de la madre de este modo, necesitamos tener en cuenta varios puntos. El primer es que Mamá(M) “se desapareció” cuando la protagonista tenía sólo 14 años –o sea, era una niña–. Una enfermedad mental de un pariente cercano siempre es un acontecimiento traumático que es difícil de entender, especialmente para una niña de 14 años.

A lo largo de la obra también queda claro que a veces la narradora no sabe o no quiere expresar sus sentimientos mediante palabras, así que acaba usando diagramas o dibujos: de allí podemos deducir que tiene una mente bastante analítica, ve el mundo vía imágenes, entiende su vida mediante diagramas. Por lo tanto, interpreto la “desaparición” de la madre como una metáfora de intentar explicar y entender que ella ya no está mentalmente en el lugar donde debería estar, que ya es imposible establecer contacto con ella. La madre ha desaparecido del universo de Verónica, ha escapado a un mundo que no está en ningún sitio que conozca Verónica o su hermano:

“Les hicimos creer que Mamá(M) estaba ahí –aunque ni siquiera nosotros podíamos verla–. Había cruzado una frontera que ni mi Hermano(H) ni Yo(Y) sabíamos cómo cruzar.” (19)

Desde mi punto de vista, los diagramas que presenta la narradora-protagonista dan la última prueba de que la madre está en un mundo aparte. El diagrama siguiente muestra perfectamente que la madre ha construido su propio mundo que no está en México ni en Argentina, sino “Mamá(M) encontró la forma de quedarse justo en medio, en un lugar donde nadie puede encontrarla.” (35) P1 representa México, P2 Argentina.

Figura 1 (p.35)

En este trabajo he argumentado que la desaparición de la madre de Verónica, que se narra de una manera poco explícita en la obra, funciona como una metáfora de una enfermedad mental. La protagonista intenta procesar un acontecimiento muy traumático para ella de la manera que le resulta la más lógica y que reflecta el punto de vista de una niña. Sin embargo, la manera de describir la enfermedad de la madre también reflecta una imagen del mundo muy analítica y visual, que encaja perfectamente con la tendencia de la narradora de expresar pensamientos mediante diagramas y dibujos en vez de palabras.

Bibliografía:

DEFFIS, Emilia (2020): “‘La necrópolis interior’ en Conjunto vacío de Verónica Gerber Bisecci”. Anclajes XXIV (2), pp. 17-32.

GERBER BICECCI, Verónica (2017): Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas.

El exilio y la postdictadura argentina en “Conjunto vacío” de Verónica Gerber Bicecci

En este trabajo analizaré cómo se trata la temática de la memoria postdictatorial en Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci. Aunque se han publicado muchas obras sobre este tema, Conjunto vacío permite acercarse al exilio y a la postdictatura argentina desde un punto de vista tanto personal, social como político poniendo el foco en las consecuencias del exilio que se alargan en el tiempo. Esto es visible incluso en la expresión escueta de la obra a la que la autora en una entrevista se refiere como “el exilio del lenguaje” (Editorial Almadía 2015). A pesar del interés que ofrece el análisis de los aspectos lingüísticos de la obra, el objetivo de este trabajo es estudiar cómo se representan las concecuencias del exilio y de la dictadura militar argentina en la temática de Conjunto vacío.

Verónica, la protagonista de la obra, sufre desde hace años de la desaparición de su madre. El sentimiento de abandono define su vida, sus relaciones de pareja y sus recuerdos del pasado; ella se siente atascada en su vida, vuelve a repetir el mismo tipo de errores en sus relaciones y el trauma del pasado se convierte en un obstáculo que le parece insuperable. Ella misma habla de la renuncia, la renuncia de volver a empezar cuando todas sus historias acaban en la misma manera. No sabe explicar lo que le pasa a su madre, lo cual le impide encontrar sentido en su vida: ”Cuando un suceso es inexplicable se hace un hueco en alguna parte. Así que estamos llenos de agujeros, como un queso gruyere. Agujeros dentro de agujeros.” (Gerber Bicceci 2015: 44). La desaparición de la madre es particular en el sentido de que la protagonista no puede “ir a un lugar como la Plaza de Mayo a exigir que nos la devuelvan” (Gerber Bicecci 2015: 99) como los que perdieron sus famialiares durante las represiones de la dictatura argentina. Es más bien por las concecuencias alargadas del régimen por las que Mamá (M) pierde su capacidad de estar presente en la vida de sus hijos. Este tipo de desaparición, que la protagonista describe como una herida que “abre un poco más cada día” (Gerber Bicecci 2015: 79), es más complicado que la muerte, ya que impide la curación con el paso del tiempo. Es un conjunto vacío que representa la paradoja de la existencia y de la ausencia de su madre con una entidad matemática que existe pero sin ningún contenido (Deffis 2020: 20).

Otra de las consecuencias de un pasado traumático de la familia es el silencio impuesto por la dictadura. La protagonista busca expresarse mediante los dibujos porque “hay cosas […] que no se pueden contar con palabras” (Gerber Bicecci 2015: 25), pero por las lagunas de conocimientos sobre su historia familiar siente que solo le quedan huecos que no sabe rellenar. Su padre era posiblemente un revolucionario, por lo cual sus padres tenían que salir de Argentina, pero todos en la familia se desmienten y el silencio se impone sobre el asunto. Nunca se habla de Argentina si no para comentar cosas triviales como el gusto de los argentinos por duraznos en almíbar. Por esta razón, resulta importante la historia de Marisa, una mujer exiliada cuyos papeles la protagonista ordena después de su muerte, ya que los ecos de su vida se convierten en un universo paralelo con “pinta de una salida de emergencia” (Gerber Bicecci 2015: 79) para la protagonista y le permiten reflexionar el trauma del exilio a través de la vida de otra persona. Sin embargo, esta puerta se cierra cuando sufre una nueva ruptura y se da cuenta de que después de un final siempre vuelve a empezar para fracasar de nuevo: “Muchos principios distintos solo puede ser sinónimo de muchos frascasos, de narraciones mutiladas” (Gerber Bicceci 2015: 101).  La protagonista es incapaz de encontrar palabras para expresar su dolor o compartir su soledad. El peso de un secreto que nadie entiende ni intenta entender y la incapacidad de encontrar respuestas a las incógnitas de la historia familiar le condenan al silencio.

La circularidad y el desorden del tiempo, que se reflejan tanto en la forma como en el contenido de la obra, son un síntoma de las pérdidas de la protagonista y de su incapacidad de soltar el pasado. Observa que “el pasado, al parecer, no desaparece, se queda allí flotando en algún lugar y no deja de reconfigurarse” (Gerber Bicecci 2015: 150), pero que no es posible volver atrás, aunque a veces sí se vuelve a empezar un recorrido en un camino similar y se repiten los mismos errores. Por consiguiente, la protagonista desea distanciar el pasado para no tener que enfrentarlo y a la vez entender qué le pasó a su familia en los años de la dictadura. Reconoce que no puede conseguir ninguna de las dos cosas. Su madre y el misterio de su desaparición están tanto en el pasado como en el futuro. También quiere volver a los lugares que le habrían pertenecido si no fuera por el exilio, pero es incapaz de regresar en el tiempo: “Es extraño llegar a un lugar que se corresponde contigo pero al que no perteneces. […] Encontrar un hueco justo de tu tamaño, pero no poder llenarlo (Gerber Bicecci 2015: 165). De todo esto surge la fragmentación temporal que la protagonista intenta romper mediante los conjuntos de Venn para dar orden a la dispersión absurda que causan el exilio y la dictadura.

Aunque la protagonista evita hablar directamente de la dictadura militar argentina, admite que su vida y la vida de sus seres queridos ha cambiado por ella: ”Al parecer las consecuencias de la dictadura surgen después, mucho después. El exilio es una forma de retardarlas. Tarde o temprano: FLURPPPP, una fuerza extraña te succiona, no hay escapatoria.” (Gerber Bicecci 2015: 113). Desde pequeña ha entendido que su familia está dispersada por el mundo por la imposición de la dictadura y que la sombra del exilio también afecta a los que se quedaron. El caso de sus abuelos es ilustrativo. La construcción del piso de arriba se paró cuando los padres de la protagonista migraron a México y la casa de los abuelos se quedó parada en el tiempo. El abuelo se murió y la abuela dejó de vivir en el presente. El exilio deja heridas profundas también a las personas que se quedan atrás.

En conclusión, las concecuencias del exilio y de la dictadura militar argentina se representan en la temántica de Conjunto vacío mediante tres temas centrales: el abandano que sufre la protagonista por la desaparición de su madre, el silencio impuesto por la dictadura y la circularidad y el desorden del tiempo que fragmentan la realidad e imponen un orden de caos.  Conjunto vacío representa en una forma particular cómo el exilio y la memoria de la postdictadura se convierten en experiencias personales y sociales que pasan de generación en generación y se alargan décadas después de la caída del régimen. Sin embargo, la obra también demuestra que es posible dar orden en el caos, encontrar una voz y entender, si no superar, el dolor de la pérdida, convirtiéndose así en una declaración política contra la violencia simbólica de las dictaduras.

REFERENCIAS:

DEFFIS, Emilia (2020). “’La necrópolis interior’ en Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci”. Anclajes, XXIV, 2, pp. 17-32.

EDITORIAL ALMADÍA (21 de julio de 2015). “Conjunto vacío | Entrevista a Verónica Gerber Bicecci”. [Archivo de Vídeo] Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=8aHY8xKeU7Q&ab_channel=EditorialAlmad%C3%ADa

GERBER BICECCI, Verónica (2015). Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas de calabaza.

El valor del Hermano(H) en la obra Conjunto Vacío

En este trabajo analizaré cuál es la importancia y el valor semántico del personaje del hermano, escrito en forma de Hermano(H) a lo largo de la novela, de la protagonista en la obra Conjunto Vacío de la autora mexicana Verónica Gerber. Esta obra puede ser, y ha sido categorizada como perteneciente al género de la autoficción, en el que la línea entre la autora, la narradora y la protagonista se difumina y la trama es más o menos fiel a los hechos conocidos sobre la vida real de la autora. Se hace evidente desde el principio, que la propia autora tiene un hermano en la vida real, y es a él a quien está dedicado el libro: 

 “A mi hermano Ale, la otra mitad del conjunto vacío” 

Aunque no podemos estar completamente seguros de si la descripción que se da en la obra sobre el personaje del Hermano(H) se correlaciona con el hermano real de la autora en la vida real, todavía me parece que vale la pena observar cómo la autora ha decidido escribir sobre este personaje en el libro, que de alguna manera puede reflejar al hermano a quien se ha dedicado el libro. A continuación, voy observar las cosas que el lector descubre sobre el personaje del Hermano(H) y analizaré brevemente su significado en el libro y para la protagonista, Verónica. 

Para comenzar, ¿qué cosas concretas terminamos descubriendo sobre el Hermano(H) y su vida? Muy a principios se revela que se trata de un hermano mayor: será dos o máximo tres años mayor que la protagonista/narradora, ya que en la página catorce se narra que el Hermano(H) tenía diecisiete años dos días antes de que Verónica cumpliera quince años. Es el primogénito de la familia. Es historiador, pero como lo pone la narradora: “vive de hacer documentales” (Gerber 2015: 121). Llegamos a saber que tiene novia, con quien se muda poco después de que Verónica regrese al “búnker” después de que su novio, “Tordo(T)”, le rompiera el corazón. En la obra se descubre que el Hermano(H) ha sido bastante unido con su madre cuando ésta todavía estaba presente en sus vidas; él le solía compartir sus secretos, tales que ni siquiera compartió con su hermana. Por lo tanto, la pérdida de la madre debe haber sido una pérdida desgarradora para el Hermano(H) también. 

Cabe señalar que la presencia del Hermano(H) en la vida de Verónica a lo largo de los años también tiene el impacto de llevarla eventualmente a dos de los hombres con los que se cruza en la novela: Jürgen(J) es el alemán con quien Verónica comienza a salir tras la ruptura con Tordo(T). Se conocen en una fiesta organizada por una amiga de Verónica, quien era una antigua compañera de clase del Hermano(H). Luego, más tarde, Verónica termina conociendo a Alonso(A) después de que la novia del Hermano(H) le consigue el trabajo de arreglar todos los bienes muebles que pertenecen a la difunta madre de Alonso(A). Entonces, también de esta manera, su personaje tiene un impacto notable en la historia. 

Veo que los hermanos de la obra están unidos por los recuerdos compartidos de su infancia y crianza, así como por su herencia cultural, que solo comparten entre ellos: Verónica viaja a Argentina a la casa de la familia de su madre por iniciativa de su hermano, quien le propone irse para el viaje a fin de año. Parece que ambos comparten la experiencia de estar en la casa de su abuela de manera similar: la casa está estancada en el tiempo, y el Hermano(H) incluso advierte a Verónica antes de entrar a la casa: “[N]o ha cambiado nada (…) Está todo más viejo, eso sí, incluida ella. Más lleno de polvo” (Gerber 2015: 165). Los hermanos comparten el trauma de ser, en cierta manera, abandonados por su madre tras su “desaparición”, y la soledad que les ha hecho sentir: 

“Me veo sentada con mi Hermano(H) en el comedor (…) ¿Qué más podíamos hacer? Descubro lo solos que estábamos, los dos. Lo desamparados que estábamos mi Hermano(H) y Yo(Y).” (Gerber 2015: 133.) 

En las partes del libro donde se narra la interacción entre los hermanos, las conversaciones y el comportamiento se presenta como algo bastante casual y práctico, las conversaciones no se convierten en nada muy profundo o emotivoAunque sí implican señales de que el Hermano(H) está realmente preocupado e interesado por su vida, por ejemplo, cuando le pregunta sobre su situación laboral o su voluntad de viajar a Argentina, traer un gato a su casa, etc. Sin embargo, en muchas ocasiones Verónica reflexiona sobre las conversaciones entre ella y su hermano, donde sí han discutido bastante profundamente sobre sus vidas y la “desaparición de su madre”: 

“Desaparecer es parecido, pero la muerte, creo, deja una herida grande (enorme), de golpe, que cierra poco a poco; y la desaparición – al contrario – hace una herida chiquita, dudosa que se abre un poco más cada día. (La teoría de las heridas la acuñamos mi Hermano(H) y Yo(Y) durante las muchísimas horas vacías que pasamos en el búnker).” (Gerber 2015: 79.) 

Considero que el personaje del hermano lleva un papel importante a lo largo de la narración como el aliado de Verónica. Él es el único personaje que permanece como una figura presente en su vida, no la traiciona ni termina abandonándola. Sigue presente en su vida. En muchas ocasiones sentí como si la narradora hablara de él como un tipo de cómplice: 

“Nosotros (mi Hermano(H) y Yo(Y)) tenemos otro tipo de problemas con el calcio (…) Dicen que cada respuesta a una pregunta es una nueva pregunta. Eso también es algo que nos une: ni los astrónomos, ni las buscadoras de desaparecidos, ni mi Hermano(H) y Yo(Y) sabemos nada.” (Gerber 2015:51-52.) 

La narradora escribe sobre el Hermano(H) como ese tipo de cómplice que los hermanos a veces pueden obtener en la vida del uno al otro: ese individuo que se entiende y conoce exactamente las raíces del otro, e incluso puede ofrecer ayuda en reflejar en como los acontecimientos de la infancia han moldeado la vidaPienso que la narradora escribe sobre el Hermano(H) en forma realista: no le está glorificando en ninguna manera, sino lo trata como un ser humano normal. No escribe sobre el en tal forma que nos haría pensar que la protagonista lo considere superior o más perfecto. El Hermano(H) también es la única persona que comparte la historia de Verónica con su madre y el trauma que ambos conllevan tras su desaparición. Mi percepción también es que, en la obra, la única persona con la que Verónica realmente habla de su madre es con su hermano, que es el único que entra en “el búnker”, la casa de su madre, aparte de ella. 

Para concluir, considero que en su obra Conjunto Vacío Verónica Gerber logra retratar el valor que el hecho de tener hermanos puede tener en la vida de alguien, especialmente para aquellos que han crecido en familias rotas o infelicesLos hermanos no son del tipo que se encuentra en la vida, como amantes o amistades cercanas, cuyo impacto a menudo podría expresarse en forma de historia de miles de formas diferentes, en múltiples páginas. No se escribe muchas canciones de amor sobre hermanos y hermanas, no es el amor lo que a menudo se expresa explícitamente. Más bien, el significado y el efecto que los hermanos tienen en tu vida a menudo puede detectarse como algo implícito: el amor, la seguridad y la alianza que te dan está ahí, sin duda, entre líneas. Al menos así es como yo lo veo. 

Bibliografía:  

Gerber, Verónica 2015: Conjunto VacíoLa Rioja: Pepitas de Calabaza. 

El tema de la desaparición en Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci

Conjunto vacío (2015) de Verónica Gerber Bicecci trata del tema de desaparición, que es un tema recurrente en la historia familiar que la protagonista intenta comprender. La ruptura le fuerza a la protagonista, Verónica, a volver a la casa de su infancia donde empieza la búsqueda para entender los traumas familiares y su propia historia. Voy a analizar el tema de la desaparición en la novela y la manera en que Gerber Bicecci lo extiende a los contextos históricos.

La desaparición de la madre de la protagonista, como muchos otros aspectos en Conjunto vacío, se presta a varias interpretaciones. La ausencia de la madre se puede interpretar como una mudanza fuera de la casa familiar o como una ausencia psicológica. En la memoria de Verónica esa desconexión de la madre, física o psicológica, se culmina en el momento en la cocina de la casa donde se rompe “algo tan simple y demoledor como una estúpida taza de café” (p. 127). Los recuerdos alrededor de esa taza, tal como las descripciones sobre el deterioro de la casa familiar, describen el proceso en que la madre “empieza a difuminarse” (p. 15), en que deja de escuchar y hablar con sus hijos. Se puede entender que la condición de la madre se trata de una postrauma del exilio de la dictadura argentina. La depresión de la madre resulta en síntomas que la hacen volver la casa en un “búnker”, una casa abandonada y descuidada, y perder la conexión con sus hijos. Esto hace que la protagonista y su hermano se sientan inseguros y solos. La protagonista concluye: “creo que nunca he estado más sola que cuando Mamá(M) desapareció” (p. 133).

Esa desaparición colora toda la novela y afecta los pasos en la vida de Verónica. La protagonista recuerda: “Nos costaba mucho trabajo creer que los sucesos no tuvieran siempre un lado oscuro- – -” (p. 25). Gerber Bicecci ilustra el trauma del exilio como un trauma trasgeneracional que afecta toda la familia. Para la abuela de Verónica el “desaparecer” es una palabra tabú que evadir con innumerables sinónimos. En Conjunto vacío la salud mental inestable de la madre afecta la vida de la protagonista y la de (su) Hermano(H), pero la ausencia de la madre es algo que les cuesta explicar. Falta una manera de discutirla, encajarla y darle un contexto de una historia más consabida. Los hermanos se sienten perdidos con sus preguntas:

A veces también hemos pensado que la historia de Mamá(M) tendría más sentido si pudiéramos ir a un lugar como la Plaza de Mayo a exigir que nos la devuelvan, a preguntar: ¿dónde estás? Pero es absurdo porque no desapareció como los demás, ¿o sí? Es absurdo porque, si mi Hermano(H) y Yo(Y) pudiéramos reclamarla ahí, no habríamos nacido. (p. 99.)

Existe una paradoja: Verónica cree que, si su madre no hubiera exiliado a México, habría acabado listada como una más de los muertos o desaparecidos por la dictadura (“no habríamos nacido”). Al mismo tiempo la familia está sufriendo de una consecuencia del mismo trauma sentido por los argentinos. La Plaza de Mayo en Buenos Aires representa un lugar significativo para procesar y entender el trauma de las desapariciones de la dictadura. Las desapariciones forzadas durante la Guerra Sucia en Argentina (1976-1983) cuentan con más de 30 000 personas. Las madres que exigen saber los paraderos de sus hijos detenidos y desaparecidos se conocen como Madres de Plaza de Mayo por las demonstraciones semanales que empezaron 14 madres y que crecieron a ser un significante movimiento social y político. Verónica y su hermano buscan respuestas a una desaparición diferente, pero quedan solos con sus preguntas.

La desaparición en su sentido histórico se repite en la referencia que la escritora hace al documental Nostalgia de la luz(2010) de Patricio Guzmán. El documental chileno lleva el espectador a conocer uno de los mejores observatorios astronómicos del mundo en el desierto de Atacama. Aparte de mostrar el trabajo de los astrónomos, el documental sigue las mujeres que buscan en el desierto rasgos de sus familiares que desaparecieron durante de la dictadura chilena. El desierto solía ser el lugar de entierro en masas para los detenidos de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1988). Los intentos de ocultar los rasgos de los cuerpos han dejado solamente trozos de huesos y muestras de calcio en la tierra. Estos rasgos minúsculos en el vasto desierto son la única esperanza para las madres de los desaparecidos de encontrar respuestas para entender que pasó a sus hijos o esposos.

Ojalá los telescopios no miraran solo hacia el cielo, si que pudieran traspasar la tierra para poderlos encontrar…” dice una mujer con una pequeña ala en la mano en medio del desierto de Atacama. – – – Estas mujeres han encontrado restos de calcio de los huesos de sus muertos. Los astrónomos, en cambio, se dedican a medir el calcio de las estrellas. Nosotros (mi Hermano (H) y Yo (Y)) tenemos otro tipo de problemas con el calcio: cartones de leche que ni él ni Yo(Y) nos tomamos, pedazos de queso que desaparecen del refrigerador sin siquiera probarlos. (p. 50.)

No es sorprendente que la escritora haga referencia al documental de Patricio Guzmán. Existen varias interconexiones entre las obras. La protagonista de Conjunto vacío se dedica a dendrología en vez de astronomía, pero le asombra el documental que, tal como ella, busca respuestas a través de la ciencia a la herida que deja la desaparición. Verónica está, justo como las mujeres en el Nostalgia de la luz, en búsqueda. Ella persigue respuestas para entender qué pasó a su madre y explicaciones para su historia familiar y personal. Ambas obras son estudios artísticos sobre el pasado, la memoria, la existencia humana. Ambas se dedican a una exploración de universo e imaginación de universos paralelos buscando en ellos consuelo para la herida emocional de la perdida.

En Conjunto vacío hay numerosas pistas de entender la desaparición. He analizado cómo las referencias históricas a través de la intertextualidad y las menciones de lugares históricos tejen una historia que trata de una memoria más allá del exilio. La novela es interconectada con las dolorosas historias de las atrocidades de las dictaduras de Argentina y Chile. En escribir que “la desaparición – – – hace una herida chiquita, dudosa, que se abre un poco más cada día”, Gerber Bicecci junta las voces de todos que siguen buscando sus desaparecidos.

Fuentes

Gerber Bicecci, Verónica (2015). Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas de calabaza.
Nostalgia de la luz. (2010) Dir. Patricio Guzmán. Blinker Filmproduktion, WDR, Cronomedia y Atacama Productions.