El horror de la Guerra Civil, a golpe de viñeta

Carlos Giménez vuelve a la actualidad del cómic con su álbum ’36-39. Malos tiempos’

ÁLVARO PONS El País25/11/2007

En 1977, con una democracia apenas incipiente, Carlos Giménez (Madrid, 1941) comenzaba a publicar en las páginas de la revista Muchas Gracias la serie Paracuellos, en la que plasmaba los recuerdos de su paso por un colegio del Auxilio Social durante los primeros años de posguerra española. Tras haberse formado en la aventura y la fantasía, el dibujante de personajes tan famosos como Gringo, Delta 99 o Dani Futuro, optaba arriesgadamente por la introspección, surcando caminos prohibidos o voluntariamente olvidados durante las cuatro décadas anteriores.

Conscientemente o no, Paracuellos se convertía así en el primer capítulo escrito de una reivindicación de lo que ahora conocemos como nuestra memoria histórica. A medida que buscaba en su pasado, Giménez iba construyendo un legado de valor incalculable: el de los sentimientos de toda una generación de españoles. Tras Paracuellos llegó Barrio, contando la vida en las calles españolas de los años cincuenta. Después, la hilarante Los profesionales, una obra que ofrece, además, un fresco único de una sociedad que comenzaba a reivindicar unas libertades que habían sido cercenadas.

Un trabajo de notario de la vida de la calle que se complementaría a la perfección con el día a día de la transición que reflejó en las historietas que realizaba semanalmente para la revista El Papus, recopiladas en el volumen España Una, Grande y Libre. Treinta años de trabajo que dejan una densa obra que se puede considerar como sinónimo de la historia de este país, pero protagonizada por aquellos que nunca salen en los libros de historia o las enciclopedias.

De forma obligada, esta trayectoria le llevaba a enfrentarse al origen de todo lo que había contado durante ese tiempo: la Guerra Civil española. “Lo intenté un par de veces. Yo suelo tener unos dossiers donde guardo las ideas básicas que luego desarrollaré y uno de ellos era sobre la Guerra Civil. Quería hacerlo coincidiendo con uno de los aniversarios de la guerra, pero no sabía muy bien cómo, por lo que al final lo dejé, reconvirtiéndolo en una historieta de Barrio”, cuenta Giménez.

Un difícil tratamiento al que había que añadir que, por primera vez, se enfrentaba a hechos que no había vivido en primera persona: “Necesitaba recopilar historias y anécdotas, alguien que me las contase y, además, me las contase bien. Al final lo conseguí y comencé a preparar esta obra”. Nace así 36-39. Malos tiempos, primer volumen de una tetralogía que busca narrar la devastadora Guerra Civil española desde una perspectiva diferente: la de la gente de a pie. No es la historia de la Guerra Civil, sino de aquellos que la padecieron en sus carnes: “Yo no soy historiador. Ni tengo los datos ni me interesan las fechas o las batallas. Sólo he querido contar lo que es la puta guerra. El hambre, el miedo, las bombas, todo lo que traen las guerras. Lo cuento desde la perspectiva del que la sufre, del que tiene hijos y no sabe si les va a poder dar de comer, o incluso si mañana estarán vivos. Por eso voy adelante y atrás en el tiempo, para que los datos dejen de tener importancia y sólo lo tengan las personas”.

Pero contar la guerra no es fácil. Mostrar el horror puede implicar caer fácilmente en el morbo de lo vacuo, de banalizar el dolor y convertirlo en un espectáculo sanguinolento. Una dificultad que tenía clara desde el principio: “No me interesa mostrar cómo destripan a alguien o cómo le vuelan la cabeza. He evitado las imágenes de género de terror, no por herir la sensibilidad del espectador, sino porque voy por otro lado. Yo intento contar el hecho, no el morbo del hecho. En esta historia de muertes y desolación, intento evitar que se vean las muertes y la desolación. Trato de evidenciar lo tremendo de la guerra, lo injusto de las bombas, de los tiros en la nuca, de los paseos, esa veda que se abre para matar al ciudadano por parte de los dos bandos. Que cuando sitúas a la gente en un caldo de cultivo para el odio, lo único que produce es odio”.

Por eso, los personajes de 36-39. Malos tiempos no son ni los políticos ni los generales, son los vecinos de la calle, aquellos que vivían tranquilamente y que se encontraron con una guerra que no habían pedido, que se vieron involucrados contra su voluntad en bandos que no habían inventado. “La española fue una guerra confusa, no eras de una ideología, sino de donde te pillaba. Si estabas en Valladolid, eras franquista, y en Madrid, rojo. Y si te pillaba mal, la habías jodido. Nadie sabía realmente lo que era”.

Es el relato de cómo el miedo al otro comienza a calar en el hombre hasta deshumanizarlo completamente y convertirlo en un asesino. Un testimonio que se atreve, sin partidismos, a denunciar las barbaridades que los dos bandos hicieron: “Una vez empieza la guerra, el miedo nos convierte a todos en asesinos”, dice Giménez, “pero sin olvidar quiénes fueron los causantes”. En una de las historias de este álbum no puede evitar tomar voz a través de uno de los personajes y lanzar un durísimo alegato contra las guerras. “No hay guerras buenas, nadie tiene la razón ni los motivos para empezarlas. Si pensamos en todas las guerras, las anteriores y las de ahora, nadie tiene derecho a comenzarlas. Una guerra sólo tiene sentido para el que la piensa, no es buena para nadie. El único beneficiario de una guerra es el hijo de la grandísima puta que la empezó”.

Y como es habitual en él, consigue que el lector note cómo se le encoge el corazón al leer historias terribles, pero sin perder nunca el horizonte de la sinrazón de la guerra, como en esa historia en la que un hombre se encuentra con el asesino de su padre en un bar. “La guerra es el absurdo, un montón de mierda. Incluso cuando se mata, se mata mal y a destiempo. Este tipo, que tenía razones para hacerlo, no lo hace cuando se encuentra al asesino de su padre, sino más tarde, por una tontería, porque estaba inmerso en una cadena de matar y de mierda, en la que al final, no se sabe por qué, se mata”, afirma contundentemente el autor. La venganza pierde su sentido en un mundo donde la supervivencia es la única regla: “Es increíble que al mismo tiempo que la gente vivía al límite, sin saber si perdería la vida por una bomba o un chivatazo, la vida transcurría. Con todo ese horror, la gente iba al teatro, había que zurcir los calcetines o ir al bar. La gente se olvida de la guerra, porque el ser humano tiene una capacidad de supervivencia tremenda”.

Cuatro álbumes, que publicará Ediciones Glénat y que conformarán un durísimo pero sincero relato del mayor horror que ha vivido nuestro país, dando voz a aquellos que nunca saldrán en las enciclopedias, pero que llenaron los cementerios de este país con tumbas anónimas.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Cien personalidades de la cultura piden el Príncipe de Asturias para Carlos Giménez

De la Iglesia y González Ledesma, entre otros, solicitan que el historietista de ‘Paracuellos’ compita por el galardón en la categoría de Artes

ELPAÍS.com – Madrid – 01/05/2009

(Leer todo el artículo)

Diario de aprendizaje V (Seija)

Leyendo el artículo “Memory and Modernity in Democratic Spain”, pensaba a las formas (realismo versus fantasmal, sobre todo) que utilizamos a presentar historia. Por ejemplo, El vano ayer por Isaac Rosa nos presenta el pasado en la manera muy cruel: las atrocidades son reveladas una tras otra, repetidas hasta la náusea. Sin embargo, esta novela “sitúan la controversia sobre la memoria en un infrecuente lugar: la memoria no es aquí respuesta, sino la única pregunta válida.” Así dijo el editor de Seix Barral. Sí, la memoria es una pregunta, un enigma, el verdadero apareciendo por entre las nubes del olvido. Seguramente, El vano ayer nos da más preguntas que respuestas. Sin embargo, no voy a discutir esta novela en mi diario de aprendizaje. Intento a analizar la TV-serie Cuéntame cómo pasó y las reacciones de su espectadores (sin más despropósitos aquí…)

Cuéntame cómo pasó  comenzó en Televisión Española en 2001. El primer capítulo nos introduce a la familia Alcántara. Ciertas cosas nunca cambian: están todos juntos frente al televisor, viendo el Festival de Eurovisión, como hacemos nosotros aquí, ahora. En 1968 Massiel de España era victorioso, y todo el mundo (pues, toda la España…) se alegraba. En esa manera la escena causa la impresión apacible y jovial, pero a la larga aparecen los tópicos más graves. Durante el curso de “La guerra civil y el franquismo en la novela española actual”, cada domingo por la mañana he visto la tele, tumbado en el sofa sin hacer nada más que observar la vida de los Alcántara.

En su artículo sobre la memoria y modernidad, Jo Labanyi nota que la narrativa realista paradójicamente nos separa de la vida real. Las imagenes son tan dolorosas que somos felices cuando la novela o la película termina. Nos quitamos un peso de encima y volvemos a casa, moralmente mejor que antes porque hemos sentido empatía por los que han sufrido tan mucho. No podemos conectar la historia en la novela o la peli con la realidad, sino que sentimos una vez más separados del pasado horrible. En mi opinión, Cuéntame cómo pasó – por mucho que sea realista – no nos presenta la historia en esa manera. Tampoco es “fantasmal”. La familia en la serie es como cualquier familia de la clase media durante la transición en España de 1970. Quizá ahora el mundo sera listo para esos tipos de presentaciones: muy humanos y faciles, pero al mismo tiempo muy graves. La serie está verdadero y bondadoso.

Sin embargo, hay gente en España a quien no les gusta la serie. En unos páginas de Internet hay discusiones sobre la programa. Muchas dicen que “la serie es estupenda” o él “recordarnos el concepto de familia y la historia que todos hemos vivido, sobre todo los que emigramos a America, y recordamos con cariño nuestras costumbres familiares.” Pero quizá “España sigue dividida ideologicamente en dos bandos.” En contra de los elogios, algunos mantener una opinión negativa sobre la serie: “es simplemente basura propagandística de la rancia izquierda”. Por ellos, más libertad significa más oportunidades para mentir.

El capítulo 69 (que vimos en Finlandía esta primavera, unos pocos semanas antes) no fue emitida por Televisión Española en noviembre de 2003 porque era el aniversario de la muerte de Franco. En el capítulo era diciembre de 1970, el Proceso de Burgos. La Asociación de Vecinos, con Toni y el párroco Eugenio, organizaba la primera manifestación anti-franquista en el barrio. Protestan contra la pena capital. Por cierto, los vecinos más conservadores le no gusta nada de la manifestación. A mí me sorprendió que en España de 2003 no era posible emitir esto episodio simplemente porque algunos querían respetar Franco. De todos modos, el episodio no era tan anarquista. Además, el capítulo 178 (ya no lo hemos visto en Finlandía) nos va a introducer a Santiago Carrillo, ex-dirigente comunista. El escenario mezclará realidad y ficcion: vamos a ver el auténtico Carrillo, no simplemente un actor posando como Carrillo. El capítulo ha creado controversia. Algunos lo aplauden, otros condenan: “Lo que me da rabia es que siempre se está hablando de las atrocidades franquistas […], que los republicanos no fueron unos santos, y por eso me jode que se trate como a un heroe a Carrillo, cuando fue, desde mi punto de vista, un cabrón con todas las letras, pero no te confundas, lo mismo te digo de Franco. Ah! y los libros de historia están para leerlos completos, no solo la parte que te interesa, que es lo que os pasa a muchos.”

Claro, la verdad nos parece diferente si la examinamos del otro lado. Pero yo estoy de acuerdo con Labanyi: por 40 años la historia de España había sido represantado por el lado de las franquistas. Es solamente natural que ahora otros memorias empiezan a aparecer. La variabilidad de las memorias es muy humano. A ser “neutral” (o sea, “leerlos completos”) no es posible si todos los libros de la historia son formulados según ideologias unilaterales.

Seija

***

Jo Labanyi: Memory and Modernity in Democratic Spain: The Difficulty of Coming to Terms with the Spanish Civil War (Poetics Today 28:1 Spring 2007).

http://www.seix-barral.es/fichalibro.asp?libro=806

http://ania.urcm.net/noticia.php3?id=7114&idcat=1&idamb=2

http://www.formulatv.com/1,20081113,9431,1.html

http://blogs.periodistadigital.com/electroduende.php/2008/11/06/cuentame-como-paso-pelicula