Diario de aprendizaje II (Anna)

En este diario de aprendizaje voy a seguir con el interesantísimo tema de la memoria, concentrándome en la memoria histórica del maquis creado por la literatura. La palabra maquis proviene del francés “maquisard” significando matorral o lugar poblado de matorrales. Parece increible que los guerrilleros resistieran en el monte años y años, aislados de sus familias y de la sociedad. Y muy triste el hecho de que a gente con una fortísima fe en su ideología, poco a poco se le vayan quitando todas las ilusiones de vivir una vida normal. Su vida en el monte se puede comparar a la de unos animales perseguidos, como lo hace también Julio Llamazares en “Luna de lobos”. En un capítulo de la novela Ramiro (si me acuerdo bien) cuenta como se cazaban lobos en su pueblo. Es una buena comparación, ya que para los maquis también el espacio, las posibilidades de sobrevivir y las iluciones del regreso con sus familias van de poco a menos a lo largo del tiempo. Es como un círculo que se hace cada día más pequeño.

En la película “El silencio roto” hay una escena casi al principio, cuando Lucia vuelve al pueblo y pregunta: ”¿Todavía hay gente en el monte? Pero la guerra ya ha terminado.” Parece que en la España de entonces generalmente no se sabía la cantidad de “los del monte”. Luego, el régimen franquista rebajó a los maquis a la categoría de delincuentes comunes. Se hablaba de “bandoleros”, y la gente les temía. Pero también para la democracia,  parece que el maquis se haya convertido en un incómodo residuo del pasado. Los gobiernos democráticos han negado distintas peticiones  para que los años que los maquis pasaron en el monte se reflejen en sus pensiones y para que se revisen los procesos judiciales que los condenaron como “bandoleros”, “malhechores” y “terroristas”. (Carmen Moreno-Nuñez p.236)

Una cita de El Mundo del 20 de mayo 2001:

 “…todos los diputados del Congreso, puestos en pie, sellaban con una salva de aplausos la rehabilitación histórica de los guerrilleros antifranquistas que se echaron al monte al acabar la Guerra Civil para huir de la sangrienta represión de los vencedores, primero, y organizar la resistencia a la dictadura, después. Pero el gesto de sus señorías fue sólo moral, y dejó un regusto agridulce en el veterano luchador: la Guardia Civil borrará de sus archivos la humillante etiqueta de «bandoleros» y «malhechores» que el franquismo colocó a los casi 7.000 maquis que desafiaron, con sus sueños de libertad y democracia, a la España grande y libre de la posguerra.

 … la cicatería del PP impidió que el Congreso reconociera el carácter militar de la guerrilla, y con él, el pago de pensiones o indemnizaciones a los supervivientes: los pocos que no murieron en combate o fueron fusilados en las cárceles franquistas, sobreviven hoy en la estrechez de sus raquíticas pensiones. «Su reconocimiento presenta obstáculos legales», afirma el diputado popular Manuel Atencia, argumentando que los maquis no están incluidos en la legislación especial sobre la Guerra Civil, la misma que permitió resarcir a los militares republicanos o facilitar el regreso de los exiliados.” 

Carmen Moreno Nuño afirma en su obra “Las huellas de la Guerra Civil, Mito y trauma en la narrativa de la España democrática” que la recuperación de la memoria histórica del maquis ha resultado ser especialmente trabajosa. Muchos historiadores se han quejado de la falta de la accesibilidad a los archivos de la Guardia Civil y el Ejército.  Mientras el maquis francés llegó casi a ser un mito nacional, en España la guerrilla antifranquista ha sido hasta recientemente una de las areas más desconocidos por el público y más abandonadas por la historiografia tradicional.

En la literatura española existen tres modelos básicos de representación de maquis según se hayan producido en la España de Franco, en el exilio o en la España democrática. Los tres tipos de presenter a los maquis son: de bandoleros, de héroes y de supervivientes.

Durante los años 40 el maquis llega a ser un amenazante foco de oposición armada y una seria preocupación para un gobierno recientemente constituido. Según Paul Preston, el maquis constituye la oposición más seria al régimen. En los años 50 y 60, el maquis se convierte en un tema literario. Los supervivientes de la guerrilla llegan a ser víctimas de una version official que los tacha de criminales y bandoleros. Es entonces, cuando se atreve a llevar el maquis a la literatura. El resultado es una literatura popular de contenido melodramático que mezcla el idealismo politico con el sentimentalismo. En la mayoría de estas novelas, la muerte del guerrillero es la única solución posible ante un problema político insalvable, dado que la España de Franco niega a los guerrilleros el perdón, la reconciliación y la posibilidad de reinserción en la sociedad. Voy a tomar como ejemplo de las novelas nacionalistas “El ladrido” de Òscar Muñiz Martín, publicada en 1969. En “El ladrido”, el mito se ha convertido en un instrumento de manipulación – declara los guerrilleros del monte “pura leyenda”. Los dos guerrilleros que presenta, Mauro y el Valiente, forman una estereotípica pareja de “malos” con una irracionalidad animal y frialdad astute. A esto se añade una pasión imposible que el Valiente desencadena en una joven. La novela franquista presenta a la mujer como “salvadora” del hombre en pecado. Sin embargo, la muerte es el único final posible.

Para la literatura republicana es característico presentar a los maquis como heroes; una vision que también llega a ser mitificadora. Se conocen pocas novelas sobre el tema, y están escritas en el exilio. lo que lleva a una vision idealizadora. Un ejemplo de novelas sobre el maquis escrito en el exilio es “Juan Caballero” de Luisa Carnés, publicada en Méjico D.F. en 1956. Es una novela que de ninguna forma habría pasado la censura en España: narra el encuentro de un jefe guerrillero y la esposa de un jefe local de Falange al estilo de la novela rosa.

Es evidente que la literatura ha tenido un papel importante en la propaganda y todavía sigue influyendo en el modo de ver las cosas. Durante la democracia, la novela ha llegado a ser instrumento de la recuperación de la memoria. La literatura de la democracia tiende a ver cada vez más a los vencidos de la Guerra Civil, incluyendo a los maquis. Identifica a los maquis con supervivientes enfrentados a extremas condiciones de vida de las que no pueden salir. Según Moreno Nuño, “Luna de lobos” de Llamazares es una de las novelas más importantes publicadas durante la democracia sobre la guerrilla antifranquista.  La novela “Maquis” de Alfons Cervera, publicada en 1997, es una vision novelada de los que más perdieron dentro del terrible mundo de la guerrilla: sus familiares y enlaces.  

Para terminar, algunas citas del libro de Carmen Moreno Nuño sobre el tema del silencio, ya que el primero que me llamó la atención del franquismo fue el silencio (“Silencio roto”, “La voz dormida”…): “Silencio y trauma van inseparablemente unidos, ya que el silencio es efecto y respuesta al trauma. …El silencio es un instrumento de represión, pero también es una respuesta psicológica a esa represión, es decir, el silencio es síntoma de un estado traumático; además, el silencio hace más difícil la curación del trauma….El silencio protege falsamente a las víctimas del trauma, pero sobre todo, protege a los otros, a los que tuvieron la suerte de escapar del trauma y todavía huyen de él.” (pp.237-239) 

Fuentes: Carmen Moreno Nuño:Las huellas de la Guerra Civil, Mito y trauma en la narrativa de la España democrática, Madrid, Ediciones Libertarias, 2006

http://www.elmundo.es/2001/05/20/espana/997883.htmlhttp:/

www.elmundo.es/elmundo/2009/02/04/opinion/2590520.html

http://www.youtube.com/watch?v=q7xMFPJaX5w  

Artículos

Muchos de vosotros habéis tratado en el primer diario el tema de cómo se ha procesado el recuerdo de la guerra y el franquismo en la España después de la Transición. Voy a poner en la carperta que está delante de mi despacho dos artículos excelentes sobre este tema: uno es de Santos Juliá (“Echar al olvido”) y el otro de Paloma Aguilar Fernández (“Guerra Civil, franquismo y democracia”); ambos fueron publicados en Claves de razón práctica.

Asimismo, voy a poner en la carpeta un artículo sobre La voz dormida. Es de M. Edurne Portela, se titula “Hijos del silencio: Intertextualidad, paratextualidad y postmemoria en la voz dormida de Dulce Chacón”, y fue publicado en Revista de estudios hispánicos (tomo XLI, nº 1, enero de 2007) .

Diario de aprendizaje II (Leena)

La sangre siempre tira, en España incluso más que en Finlandia. A los familiares se los ayuda hagan lo que hagan y, como vemos en Luna de lobos, ni siquiera el huir de la sociedad y lanzarse al monte hace que rompan los lazos familiares. En este diario de aprendizaje voy a analizar las relaciones entre los guerrilleros y sus familias. Los guerrilleros republicanos y los huidos —el maquis— contaban con una extensa red de colaboradores, sin la cual no hubieran persistido tanto tiempo. Los cuatro soldados de la novela bajan a menudo al pueblo de La Llánava a por comida, cigarrillos, ropa y mantas, entre otras cosas. 

En un documento titulado “12 preguntas sobre el maquis”, publicado en torno a unas jornadas para el conocimiento y estudio de la guerrilla antifranquista (Andorra, 2003), se aborda el tema del apoyo social de la guerrilla:  El apoyo social se plasmaba en acciones concretas [–] Los guerrilleros encontraron cobijo en las casas de estos simpatizantes y colaboradores, fueron provistos por ellos de elementos de subsistencia, se les suministró información (prensa, noticias acerca de los movimientos represores, y pistas para guiar los golpes económicos y demás actuaciones), y les sirvieron de contacto-enlace con otros grupos.”(1)  Muchos de estos simpatizantes eran mujeres: madres, esposas, hermanas, hijas… Es difícil calcular con exactitud el número de colaboradores, pero “más de 60.000 enlaces acabaron en la cárcel, sólo durante el periodo de mayor represión, la llamada etapa del terror, de 1947 a 1949” (1), lo que demuestra indiscutiblemente que estamos ante un fenómeno muy extendido.

En este diario de aprendizaje, me voy concentrar en la evolución de los lazos familiares que unen al narrador-protagonista, Ángel, con su hermana y su padre. Transcurre casi una década en la novela y el protagonista sufre cambios profundos. Por tanto, describiré cómo evoluciona su relación con la familia a lo largo de la novela, parte por parte.

La primera vez que se habla de la familia de Ángel es cuando él ve a su hermana Juana desde lo lejos. La contempla con cariño y se fija en que la chica lleva el pañuelo amarillo que le regaló él mismo. Ángel baja a ver a Juana, pero ella se asusta al verlo y apenas sabe decir otra cosa que “Te van a matar” (2, p. 22), palabras que retumbarán en los oídos de Ángel. A pesar de que Ángel aún no lleva mucho tiempo en el monte, parece que su familia ya perdió la esperanza de volverlo a ver en vida.

Cuando bajan todos los compañeros al pueblo por la noche, el padre de Ángel no está, puesto que lo han llevado al cuartel. Ángel se queda escondido esperando a que vuelva. De vuelta, el padre le advierte a su hijo del peligro. Parece “delgado, muy delgado, envejecido. Y, en sus ojos, un poso de impotencia se mezcla con la rabia.” (p. 29). Ángel se queda profundamente afectado por este encuentro y toma conciencia de lo mal que están sus seres queridos por su culpa. Describe el rayo de luna que entra por la ventana como una “barra de plata helado” (p. 29), lo que hace referencia al miedo que siente y, tal vez, a la muerte. Cuando sale de casa, las cuatro campanadas del reloj de la torre de La Llánava derraman sobre el corazón de Ángel como “una sustancia fría, mineral y amarga” (p. 30).

Al principio de la segunda parte Ángel baja a casa de su novia, María, por tres noches. María le dice: “No podéis seguir así, Ángel. No podéis estar siempre viviendo como animales.” (p. 68). Antes de que Ángel empiece a sentirse una alimaña, María lo ve convirtiéndose en una. Ángel siente lástima por María, porque está “condenada para siempre a esperar a una sombra, a un fantasma. A alimentar el recuerdo de un hombre que jamás volverá.” (p. 68) En este punto de la historia, Ángel ya se ve a sí mismo como un fantasma. Ha dejado de creer que un día termine su huída y pueda volver a la vida normal.

Luego, Ángel pasa por casa y se queda horrorizado, sin palabras ante su hermana, que está muy mal porque la han pegado los guardias civiles. Está claro que la familia de Ángel sufre mucho. A los guerrilleros les da mucha pena la mala suerte y soledad de sus seres amados, y les entristece aún más el hecho de que la culpa por todas las desgracias la tengan ellos. En el capítulo XIV, Ángel siente pena por el marido de Juana, porque “ha comenzado a sufrir ya las consecuencias de entrar a formar parte de mi vida” (p. 159).

En 1943, Ángel contempla el pueblo de La Llánava meditando: “son ya seis años los que llevan así, viviendo en silencio, aterrados, en la indecisión de la pena que les mueve a ayudarnos y el miedo, mayor cada vez, a las represalias.” (p. 116). Con esta frase, resume de manera perspicaz la situación angustiosa del pueblo; está entre la espada y la pared.

En la última parte, Pedro, el marido de Juana, sube al monte para avisar a Ángel que el padre de éste está muriendo. Cuando cae la noche, Ángel se lanza monte abajo y entra en su casa por la puerta principal burlando la vigilancia de los guardias civiles porque quiere despedirse de su padre. Todos los que se han juntado para velar el cadáver se asustan y Juana lo echa de allí. No tiene sitio en la compañía de otras personas, está condenado a la soledad del monte. Otra vez, la naturaleza refleja la pena del protagonista: rompe a llover “como si nunca más hubiera de volver a amanecer” (p. 163).

Al final de la novela, Juana y Pedro esconden a Ángel en una fosa subterránea. Pasa un mes allí, sin ver la luz del día. Luego vienen los guardias civiles a registrar la casa, se llevan a Pedro y golpean a Juana, lo que —por fin— lleva a Juana a pedirle a su hermano que se marche de allí. Los años han ido diluyendo los lazos que los unían. “Los dos estamos ahora frente a frente, distantes, sin mirarnos, sin hablarnos, como si ya no fuéramos hermanos.” (p. 181). A Ángel ya no le queda nada en el pueblo, ni siquiera su propia familia lo quiere allí. Por eso, opta por dejar su tierra y se va, despistado, solo, perdido ante un futuro desconocido.  

1) http://www.loquesomos.org/elpalabro/leer/12%20preguntas%20sobre%20el%20maquis%20guerrilla%20antifranquista1.pdf 

2) Julio Llamazares: Luna de lobos. Barcelona 2000 (segunda edición).

Diario de aprendizaje I (Seija): Luna de lobos

Los lobos

Luna de lobos (1985) por Julio Llamares es una novela sobre los ”maquis”, las guerrillas antifranquistas que huiron a los montes durante la guerra civil española y los comienzos de la era franquista. Como se dice el título, lobos tienen el papel metafórico en la novela. En mi diario de aprendizaje voy a concentrarme en la tema de los lobos. ¿Por qué Llamares ha elegido esto animal a representa los maquis? También voy a reflexionar ¿cómo es esta especie de fiera pintado en el libro? Quiero saber su significado escondido.

Como en el todo el mundo, en España la gente creen que el lobo es un animal muy peligroso. Ha sido muchas lobos en España rural, pero los campesinos tradicionalmente prefieren los matar cuando los ven.  El protagonista y narrador de la novela, un maqui que se llama Ángel, explica que en la sierra ”cazan lobos todavía como los hombres primitivos: acorralándoles.” (p.112). No obstante – y quizá por eso – los combatantes para justícia son representados como los lobos. Son cazados y injustamente tratados, todo el tiempo en peligro de extinción.

Pero en la novela también hay gente que tienen admiración mezclado con miedo. Un niño los mira a los maquis con veneración:
”- Son ellos, ¿verdad? Los del monte.
Lo ha dicho entre feliz y asustado. Como si una manada de lobos hubiera pasado a su lado sin hacerle daño.” (p.66).

Para los anti-republicanos los maquis no tenían más valor que los animales. Don José, el dueño de la mina, dice: ”Para unos, sois unos simples ladrones y asesinos. Y, para otros, aunque no lo digan, sois unos pobres desgraciados que lo único que hacéis es tratar de salvar la vida.” (p.81). Es interesante notar que la jerarquía permanece entre los ricos y los pobres. Aunque han raptado don José, todavía los maquis le dan de usted. También le dan de usted a la cura de La Llánava, don Manuel, en el mismo tiempo que están amenazándole con una metralleta. Pero estos personajes – dueños y curas etc. – nunca les dan de usted a los maquis, por mucho que tienen miedo o están a la merced de ellos.

Si los maquis son como lobos, los franquistas, la guardia civil y los partidarios suyos son perros. Muchas veces los perros ladran cuando los del monte entran en un pueblo. Los perros son domésticos, familiares. Los lobos temibles y libres, aún perseguidos. Los lobos tienen miedo a los perros, los persequidores. Perros siempre los ”ve entrar con un gruñido hosco entre los dientes.”( p. 116). Pero incluso un perro puede convertirse en algo peligroso. Puede cambiar por completo, convertirse en un lobo:
”Coja usted un animal doméstico, el perro más noble y más bueno […] Enciérrelo en una habitación y azúcelo. Verá cómo se revuelve y muerde. Verá cómo mata si puede.” (p.82).

Es claro que los maquis tampoco no están inocentes. Como todos, tienen que comer y sobrevivir. Algunos veces roban cabras. Encima, forzan otros personajes a ayudarles. Esto no está tan sorprendente. Aunque hay mucha gente que los soportan, hay otros que no quisieran correr el riesgo. Como dice un pastor que les da carne: ”[…] tendrás que apuntar a la cuenta del lobo unos cuantos corderos más.” (p.68). Tampoco los maquis no dudan matar un hombre si lo consideran necesario. Son excluidos de la sociedad, y no tienen una posibilidad a revolver.

La lenguaje de la novela es muy bonita. Hay muchas capítulos que describan el paisaje, la luna o el cielo en maneras poéticas: ”La luna se ha asomado, entre las nubes, y baña de plata helada las ramas de los robles. Un espeso silencio sostiene hoy la bóveda del cielo, la arcada de agua negra que se comba mansamente sobre el valle.” (p.21). Hay metáforas y comparaciones asombrosos: ”A la puerta del chozo hay una caldera con agua. Sumerjo la cabeza y su lengua me atraviesa como una cuchillada.” (p.69). Y el lobo aparece una y otra vez. La noche olfatea como un lobo herido. (p.12). ”El viento aúlla como un lobo esparciendo la lluvia en todas las direcciones.” (p.38).

Finalmente, parece que no hay un libro actual sobre la guerra civil española que no menciona el silencio. Luna de lobos no es una excepción. En el desenlace Ángel dice: ”Hasta que, poco a poco, hube que reconocer que él, el silencio, era el único amigo que me quedaba ya.” (p.127)

Aquí tenéis dos vídeos. El primero es de Youtube. Es un extracto de la película “Luna de Lobos” (1987). La segunda no tiene nada en común con la guerra civil española. Es sólo un webpage sobre la conservación de los lobos en España.

http://www.fapas.es/pacto_lobos.htm

Diario de aprendizaje I (Anna)

En este diario de aprendizaje voy a concentrarme en algunos aspectos de sufrimiento. Hablando de guerras, quizás lo más difícil de entender es el carácter inhumano de la guerra: las humiliaciones y la crueldad. Sin embargo, no son tan raros – a lo mejor no son actos inhumanos; a lo mejor tenemos que aceptar la visión del ser humano con una libertad de elegir entre lo bueno y lo malo. Pero, las circunstancias muchas veces nos llevan a la injusticia – para salvar a sí mismo, uno denuncia a su vecino o a su hermano. Durante la represión franquista, los que resisten hasta el último momento, son los maquis. Pero, pasando los años en el monte, lo suyo vuelve a ser más bien una lucha por la supervivencia que la ideología política.

Tengo que admitir que sabía poco de la guerra civil y el franquismo. En los años 80 y 90, cuando pasaba largos ratos en España, no se hablaba de estos temas. Pero ya veo que son elementales para entender la España de hoy. Ahora los españoles todavia tienen cierta inseguridad de como deberían confrontarse con el pasado. Un proceso semejante han tenido los alemanes con su pasado nazi, pero la intervención de los aliados y el control internacional les obligó a confrontar el pasado traumático y la culpa colectiva. Aún así, los alemanes siguen luchando con eso. En España, parece que este proceso acaba de empezar. 

De alguna forma, cada generación va a tener que buscar su modo de ver a las cosas. En Finlandia tenemos una situación parecida con nuestra guerra civil del 1918, de la cual tampoco se hablaba hasta los últimos años. Hay otro vínculo interesante entre España y Finlandia. A un lector finlandés le puede chocar la manera de la cual Helen Graham presenta en su libro ‘The spanish civil war – a very short introduction’ a la Brigada Internacional. Dice que para entender a la Brigada Internacional como un fenómeno histórico, hay que tener en cuenta sus orígenes en la diaspora europea. Muchos de los que se fueron a luchar para España republicana, huían de dictaturas derecha-nacionalistas. Graham da como un ejemplo los finlandeses que habían huído de la represión nacionalista dirigido por Mannerheim después de la guerra civil del 1918.

Lo que caracteriza la época del franquismo es el miedo y el no fiar en nadie. Los espacios públicos eran inseguros, pero la casa también era insegura y frágil. El concepto de lo privado no existía. Las mujeres, sino trabajaban o iban a visitar a sus familiares emprisionados, fueron vigilados por la Sección Femenina, una organización del falange. La intención era construir una sociedad hierárgica. Mientras a las mujeres repúblicanas se les rapaba, mujeres de media clase de zonas conservativas vivían una vida facíl dónde un papel importante llevaba la vida pública de la iglesia católica.

Igual a otros sistemas totalitarias, el franquismo se veía responsable de la educación de la nueva generación. ‘Los niños perdidos’ eran niños, a los que se quitaron de sus madres, muchas veces encarceladas, y que fueron adoptados por familias del régimen. Miles de niños de familias obreras tuvieron que ingresar a institutos del estado, cambiar sus nombres y su identidad. Los niños tenían que “pagar los pecados” de los padres – al mismo tiempo que eran “rehabilitados”. Los reformatorios franquistas de los años 40 se les pueden comparar con los campos de concentración de los nazis – ambos eran fábricas de deshumanización. Muchos republicanos fueron incluso llevados a campos de concentración alemanes.

La sicología del totalitarismo se ha investigado mucho en Alemania. También se ha discutido sobre la personalidad de Hitler. De la vida privada y la personalidad de Franco sabemos poco, casi nada. Sería interesante saber más de él.  Aunque una sola  persona no llegara a hacer lo que él hizo, sin ayuda de, por ejemplo, la iglesia católica, algo en su personalidad habrá sido. El maltrato físico y sícico de la represión produjo personas con la identidad destruida. Después del conflicto militar, cientos de miles de prisioneros republicanos fueron tratados con una crueldad sistemático. Antés de destruir los cuerpos de ellos, los franquistas tenían una necesidad de destruir sus mentes. Y si no fueron matados, salían sicologicamente “reformados” por la represión y sus experiencias en la cárcel. 

Según la ley de Memoria Histórica del 2007, los tribunales franquistas y sus condenas fueron declarados ilegítimos. Hay muchas preguntas sobre el franquismo, las que los españoles de hoy no pueden ignorar. A lo mejor, no existen respuestas, pero plantear el problema ya es un paso importante.  

Diario de aprendizaje I (Eeva)

Me parece que después de cada lección del curso sobre la guerra civil española tengo que considerar de nuevo si quiero continuar en las clases o no. No te preocupes, Elina; es sólo un curso más entre muchos. El problema no es la enseñanza ni el contenido ni nada por el estilo, sino mi propio carácter: me vuelve a conmover tanto la historia aterradora que me quedo inquieta. Mi tolerancia contra las atrocidades, tanto de la historia humana como del presente, es prácticamente inexistente. Lo que más me deprime no es el egoísmo del ser humano ni sus indicios en nuestra realidad, sino la conciencia de que yo soy incapaz de hacer algo, de prevenir actos correspondientes en el futuro.

Después de las primeras clases del curso he dado muchas vueltas a varios temas de los que podría escribir mi diario de aprendizaje. He pensado lo difícil que es saber, al fin y al cabo, qué habría hecho yo si hubiera estado en la misma situación. O sea, aunque está clarísimo que el franquismo representa un modo de ver las cosas completamente contrario a lo mío, yo no puedo jurar que, si ahora me echaran a España de los años 30, luchara cuerpo a cuerpo para apoyar la República y la ideología mía. No sé si pudiera asumir la responsabilidad; si me opusiera por ejemplo mi familia o mis vecinos. También he pensado en la guerra civil de España en comparación con la guerra civil finlandesa así como, en particular, con las guerras fino-soviéticas de los años 30 y 40. En esas guerras, se puede decir que Finlandia luchaba contra la República española combatiendo sólo en frente diferente, en Carelia, junto con los estados fascistas. ¿De que lado estoy yo, o habría estado si hubiera vivido en aquella época? Además de pensar en estas cosas, he dado vueltas al totalitarismo, a cómo surge repetidamente y cómo seduce la gente. He pensado en lo que pasó en los países que no se sometieron al poder derecha. No sé que opinar, después de haber pensado tanto, me da miedo a opinar.

A pesar de todos estos pensamientos, al fin decidí a concentrarme en cómo se cuenta la historia. Quiero reflexionar los motivos y las maneras, así como la justificación detrás de la historia contada por la memoria colectiva.

Se dice que la historia la escribe quien gana. Fue así también en España durante la dictatura; la historia que fue contada como la verdad era más bien una forma de la propaganda estatal. Era una arma ideológica de los franquistas (Graham 2005: 139). Lo interesante en el caso de España es que, durante la época de la transición, la historia se cambió de la historia de los vencedores a la historia de los perdedores. Si no me equivoco, la historia contada por los nietos de la guerra, o sea, por la nueva generación, pertenece en gran parte al bando de los perdedores, está contada desde su punto de vista. No me malinterpreten, yo también prefiero colocarme en ese mismo bando, simpatizo con los republicanos. Aun así, en cuanto a los cuentistas, me interesa el cambio marcado, de un bando a otro. Primero pensé que será por la vergüenza; si fuera yo en su lugar, no querría admitir la intolerancia o la barbarie de mis padres o abuelos. Sin embargo, después de haber pensado un poco más, llegué a la conclusión de que (también) en el bando de los vencedores todo el asunto de la guerra debe haber sido explicado a la descendencia como una necesidad absoluta, no sólo para excusarse sino también para superar la culpabilidad. Pero ¿dónde están las versiones explícitas de estas explicaciones? ¿Existen representaciones modernas sobre la guerra del lado de los vencedores? ¿Todavía escriben la historia los que ganan? ¿Cómo es su historia?

Sea como sea, los vencedores sí han escrito una historia durante la dictatura, los perdedores la escriben ahora sin o con los vencedores. El otro punto interesante en cuanto al tema es la motivación del acto de contar la historia de una cierta manera. Las razones de las cuales surgen las historias son completamente distintas. Como ya he mencionado, durante la dictatura, la historia que fue contada como la verdad era más bien una forma de la propaganda estatal. Según Graham (2005: 139), en los años 70 y 80 también los estudios publicados por la oposición fueron alterados ideológicamente. Sin embargo, fuera de los objetivos ideológicos, los motivos de las historias son considerablemente diferentes: la historia contada por los vencedores durante la dictatura procuraba constantemente hacer recordar el resultado de la guerra, o sea, reprimir y sojuzgar los perdedores. Se podría llamarla una historia escrita por, además de vencedores, también por sádicos. En contraposición, la historia más reciente escrita por los perdedores surge de motivos más bien altruistas: surge del  deseo de rehabilitar, de rehonrar a los parientes y otros republicanos. Surge de la solidaridad y de la búsqueda de consolación (Graham 2005:142-144).

Para terminar, quiero tratar del tema que, desde mi punto de vista es el más contradictorio en cuanto a la memoria colectiva. Es la historia escrita por los perdedores, que no ha sido escrita por los perdedores.  Digo contradictorio porque pienso que el tema, si bien es simplísimo, también da lugar a muchas preguntas. Lo que estoy planteando es que, por mucho que exista el llamado lazo de sangre, al fin la historia de los perdedores no es suya, sino una historia de los ajenos. Tiene todo el sentido que la mayoría de los cuentistas no han atravesado ni la guerra civil ni la dictatura: los nietos, preguntando sobre la guerra, sacan a la luz la historia guardada en silencio porque, como dice Graham (2005:143) ellos, por contraste con sus padres y abuelos, no tienen miedo. Lo que me preocupa en el tema es la justificación: ¿tienen el derecho de abrir las heridas que el tiempo ha curado? Otra vez pido, no me malinterpreten. Yo estoy de acuerdo de que la verdad se debe contar y las injusticias se deben  revelar, eso tiene sentido. El problema es que a pocos, probablemente a nadie quien ha sobrevivido la guerra, es un asunto del sentido y razón, sino de la emoción. Es aquí exactamente, donde el núcleo del problema, mi problema, está: las emociones, los sentimientos del individuo, ¿son algo a que podemos reservarnos el derecho? Se dice que la nueva generación cuenta la historia porque no les da miedo. Y, ¿si les dan miedo a los protagonistas y a los personajes de la historia? No tiene que ser un temor razonable, no tiene que ser un temor ajeno. Puede que sea un temor, un terror que se ha quedado dentro de la persona, puede que sea el silencio la única manera de sobrevivirlo. Puede que sea que no pensar en la causa de ese temor es la única manera de seguir adelante. En particular me inquieta una cita de la obra de Graham, de la página 143 (el énfasis es mío):

                      “For the now elderly victims of forced labour or lengthy political imprisonment, the purpose is that what was done to them should be publicly acknowledged before they die.”

Seguro que muchos sobrevividos piensan asi. Pero ¿hay aquellos que usan el silencio y el olvido para poder superar lo que ha pasado? ¿No les dejamos olvidar? ¿Les obligamos a recordar y, de esa manera, sentir todas las emociones que no querrían?


GRAHAM, Helen: The Spanish Civil War: A Very Short Introduction. Oxford, Oxford University Press, 2005.

Diario de aprendizaje I (Maria)

En este diario quería reflexionar un poco lo tratado en clase con mis experiencias personales en España. Quiere decir que el texto tendrá muchas observaciones personales que de ninguna manera se pueden considerar ni correctas ni falsas. Es simplemente como yo veo España.

Ya nos ha quedado muy claro que la Guerra Civil de España fue una guerra horrible. Se mataron hasta entre primos y hermanos y muchas veces los jóvenes no sabían ni para qué luchaban. Después de la guerra hubo 40 años de represión, asesinatos, autarquía, pobreza, megalomanía de Franco, apartamiento del exterior etc. Franco llevó España a la Edad Media y durante los últimos 30 años este país ha tenido que hacer un gran trabajo para salir adelante. La gente ha tenido que tragar muchas cosas para llegar a la democracia. Las personas han tenido que callarse la boca y no han podido condenar los militares que cometieron cientos y cientos de crímenes durante la dictadura.

Hoy en día España no es un país sino que de cierta manera son 17 países. Yo he vivido en la comunidad autónoma que quizás lo más España es, en Castilla y León, y lo peor de todo (con todo el cariño que tengo hacia esta ciudad), en Valladolid. Hay gente de fuera que juega con el nombre de la ciudad y la llama “Fachadolid”. Para muchos vallisoletanos es algo que realmente no quieren oír hoy en día. Es cierto que en Valladolid el PP lleva gobernando muchos años pero aún así es muy exagerado llamar “fachas” a las personas que viven allí. Algunos lo toman muy personalmente y les duele de verdad. Sólo hay que entrar en los foros por Internet para ver cuanta discusión y comentarios causa cuando alguien se atreve, una vez más, llamar a los ciudadanos vallisoletanos fachas sólo porque es un estereotipo.

No sé si alguien de vosotros ha visitado Valladolid pero es una ciudad muy curiosa. Obviamente lo que voy a decir son generalizaciones pero en Valladolid la gente realmente es distinta comparado con otras ciudades de España. Son más fríos, secos, y rancios que en ningún otro sitio que he visitado en España. Hasta mis amigos que son de allí utilizan el adjetivo “supercastellano” al referirse a una persona que se ha comportado de manera muy fría o seca. Alberto (mi novio) y yo muchas veces hacemos bromas de la “amabilidad pucelana” (Valladolid se llama también Pucela) cuando entramos en un bar y vemos otra vez la cara de mala leche con la que nos atienden en la barra. Dicen que es por la forma de vida de Castilla, por la cultura tradicional y religiosa, y hasta por el clima. Algo tendrá que ver también la sombra del pasado que se deja sobre la ciudad cuando es llamada Fachadolid. Los jóvenes de hoy en día no pueden entender para qué tienen que sufrir por los crímenes de sus abuelos, si es que se puede considerar un crimen haber sido “facha” en los circunstancias que todos conocemos. A lo mejor son crímenes solamente del Generalísimo Franco.

En Valladolid hay todavía un monumento a la memoria, un tipo de estatua de la Falange. Está situado en el cerro de San Cristóbal, unos seis kilómetros del centro de la ciudad. Para mí es un vertedero, lleno de mierda y nadie quiere verlo. Aquí os adjunto una foto que he sacado.

 

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Todavía hoy el partido segundo más grande de España, el Partido Popular, sigue siendo el único partido democrático español que no ha condenado el franquismo. Tampoco quiere cumplir la Ley de Memoria Histórica en la que se trata de reponer el honor y la dignidad de los caídos en la Guerra Civil, sobre todo del bando republicano, por ejemplo quitando símbolos franquistas de las ciudades españolas. Dice el PP que no hay que remover el pasado. Allá ellos.

Yo tuve la suerte de estar en España la primavera pasada cuando había elecciones. Vi con mis propios ojos que el país está dividido en dos, en los del PP y en los del PSOE. Me daba un poco de miedo ver qué fuerte es el bipartidismo. Los otros partidos no tenían ninguna posibilidad de triunfar en las elecciones porque nadie les escuchaba. A los grandes debates de la televisión sólo se invitó a Rajoy y a Zapatero lo que a mí personalmente me chocó. El periodismo en España está también muy politizado y las noticias parecen una cosa u otra según qué medio se escoge. De cierta manera todo tiene dos lados, el lado de PP y el lado de PSOE. A mí no me parece nada buena esa división en dos. Por una parte fomenta el odio y la falsedad en las noticias y por otra me trae recuerdos horrorosos del pasado aunque sepa que esas barbaridades no volverán a pasar en España. Sé que el país no caerá nunca más en el error de una Guerra Civil. Yo tengo fe en España.

Tengo que añadir una cosa. Unas dos horas después de haber puesto el diario aquí me mandaron esto por correo. Es para divertirnos un poco…

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Diario de aprendizaje I (Marianne)

Sobre la pérdida de la memoria

Me he preguntado el entusiasmo con el que tanto los periódicos como los escritores españoles tratan la época franquista y especialmente el tema Guerra Civil. Franco murió ya hace 34 años y la mayoría de los sobrevivientes de la guerra también se ha convertido en polvo. El mundo, así como España ha cambiado, pero los acontecimientos detrás de generaciones nos soplan historias y reivindican justicia. Desmond Tutu, arzobispo que dirigía el sistema surafricana de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, ha escrito que la pérdida de la memoria no es para siempre: el olvido hace que el pasado vuelva a perseguir a los descendientes. 

Como finlandesa el marco de referencia a través del que veo el pasado y con el que comparo la Guerra Civil española es la otra guerra civil en la Europa del siglo XX, la finlandesa. Las dos guerras se separan sólo por unos veinte años que en esta escala de un siglo ya no resulta ser una diferencia significativa. Ambas fueron sangrientas y resultaron de una polarización social y política. En cuanto a la Guerra Civil finlandesa, se dice que todavía todo el mundo sabe del que grupo formaban parte sus antecesores. Sin embargo, no sé mencionar por el nombre a nadie quien lo sepa decir ni quien hubiera sabido decirlo hace veinte años. Igualmente, he oído decir y he leído que los españoles quieren recuperar la memoria y tener derecho a encontrar con su propia historia, los parientes desaparecidos. No lo he oído decir a la gente ordinaria sino a los periodistas, los profesores – las personas de mucha influencia. Parece que algunos prefieren pasar adelante sin tocar las heridas, otros necesitan la influencia terapéutica de la discusión. Pero, no sé decir quienes son. 

Debido a la ley universal, el vencedor declara a los culpables y escribe la historia. En Finlandia la historia era la de los blancos hasta los años de 60, y no es hasta entonces cuando empezó a dar paso a la verdad de los rojos. En España la conciencia de la historia parcial supervivía en la memoria privada y habría sido descubierta también por los jóvenes hacia los finales de la dictadura. La memoria colectiva no se había deteriorado durante la era a pesar de la enseñanza de la historia propagandista del vencedor de la guerra. Pero si el pasado no fue olvidado, y así ya saben la verdad, ¿qué quieren alcanzar con las demandas de abrir las fosas? ¿De qué se alimenta la reclamación? En su libro “Anteeksiantaminen -Tie tulevaisuuteen” escribe Desmond Tutu que con la negación de los crímenes se quita a la víctima su dignidad humana y el tratamiento de las violaciones de los derechos humanos simplemente admitiéndolas devuelve a las víctimas su dignidad humana. Los franquistas ya recibieron la recompensa nada más establecer el régimen y ellos ya no tienen la necesidad de abrir los archivos. Sus hijos, sin embargo, pueden cuestionar la historia otra vez.

La negación de la verdad republicana ha creado una necesidad de recuperar la historia. No obstante, por décadas de clandestinidad, una parte de la memoria ya no existe, y las historias fictivas están rellenando este hueco. Según Tutu la verdad no es sólo una. Son tantas como las personas y la subjetiva experiencia de la verdad es tan importante para la gente que la verdad considerada probada lo es para el juzgado. 

En la II Guerra Mundial los finlandeses tuvieron que unirse y luchar por una causa común. El proceso de democratización de España probablemente ha conseguido la misma sensación de solidaridad. Pero hay una causa simple que hace que no se resuelva el debate sobre la investigación del pasado: todos tienen diferentes necesidades de llegar a las raíces. Y, sin embargo, nueva información es excavada cada día.   

Bibliografía:Tutu, Desmond. Anteeksiantaminen – Tie tulevaisuuteen. Ajatus kirjat. 2001.

Diario de Aprendizaje I (Hanna)

Recuerdos del Franquismo

Después de la época de Franco, que estuvo en el poder de 1939 a 1975, muchos de los trofeos franquistas han sido quitados: los nombres de las calles han sido (una vez más) cambiados, y las estatuas han sido quitadas. Pero no todos, y la cuestión es si se deberían quitar los que quedan o no.

Durante el franquismo, se renombraron muchas calles con nombres que tenían relación directa con Franco o algún general de su bando. Había avenidas “del Generalísimo”, plazas “del General Franco” etc. En cada pueblo se veía la dictadura en el callejero; por ejemplo, en Salamanca, la actual Gran Vía se llamaba “Generalísimo Franco”. En todos los pueblos y ciudades de España se levantaron monumentos en homenaje a Franco, a batallas contra los republicanos y la gente que los combatió, y a importantes personajes de la dictadura que se formó tras la Guerra Civil.

Después de la muerte del “Caudillo”, estos trofeos han sido poco a poco quitados. Las calles han vuelto a tener sus nombre originales, y las estatuas han sido quitadas. Este proceso ha sido lento y, de hecho, todavía no ha terminado. En los últimos años, estatuas franquistas han sido removidas de las calles de Santander y Zaragoza, la primera incluso antes de que la Ley de Memoria Histórica(2007) estableciera que “los escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura” debieran ser retiradas de los edificios y espacios públicos1.

Las estatuas y las calles con nombres franquistas que todavía existen provocan mucho debate entre los españoles. Visto desde fuera, es decir, desde el punto de vista de una extranjera, sería bueno dejar algunas de estas estatuas y nombres de calles tal y como están ahora para recordarnos la época de la dictadura. Forman parte de la historia, parte de la memoria histórica, que no debe ser olvidada. Tantos años de dictadura no pueden desaparecer sin dejar huellas, pues son ellas las que nos hacen recordar que pasó y que no debemos dejar que ocurra otra vez. Pero en España el tema se ve de modo diferente: según la mayoría de la gente, los símbolos de franquismo existen solamente para glorificar el régimen de Franco. Lo curioso es que así piensan los dos bandos: los que dicen que hay que quitarlos y los que creen que hay que conservarlos.

Hay mucha gente en España que cree que la época del franquismo fue buena. Quieren dejar las estatuas y otros trofeos en sus lugares, porque aprecian a Franco y al franquismo. Esa gente ha tenido familia de derechas durante la Guerra Civil, ha sido educada en la época del franquismo, según sus normas, y sigue creyendo en lo que les han enseñado sobre el mundo. Muchos son de mediana edad, de clase alta, muchas veces de familias religiosas o militares, es decir, la gente que más aprovechó los frutos de la dictadura, los que estaban en el poder. Son los que realmente creían que la época de la dictadura era una época de paz. Actualmente, ellos votan al Partido Popular, que nunca negó sus raíces franquistas.

Los izquierdistas, descendientes o no de los republicanos, y también muchos otros que no quieren glorificar la memoria del franquismo, quieren quitar las estatuas, porque para ellos las estatuas no sirven más que para dar mérito a la dictadura. Cada estatua les parece un intento de justificar las crueldades que hubo durante la guerra y la época del franquismo, de menospreciar el sufrimiento del pueblo, y una aceptación de la política de la época de la dictadura. Así que para ellos no se puede dejar ningún símbolo del franquismo en la España actual.

Aquí, una vez más, se ven los contrastes que existen en España. Por un lado, es fácil entender el punto de vista de los que quieren quitar las estatuas, ya que si aceptaran el argumento de que hay que conservar estos símbolos franquistas porque forman parte de la memoria histórica, el campo opuesto lo tomaría como una victoria. Por otro lado, si alguien defendiera la legitimidad histórica de las estatuas, se les acusaría de fascista.

Por lo visto, a los españoles el tema de franquismo les sigue molestando. A pesar de haber conseguido pactar una transición a la democracia que ha recibido muchos elogios por parte de la comunidad internacional, la división del país sigue presente en la sociedad española.

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1http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Memoria_Histórica_de_España#Disposiciones

Un ejemplo del tipo de discusión que las estatuas franquistas provocan en la España actual:

http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Granada/saluda/fascismo/elpepiespand/20090104elpand_5/Tes

http://es.wikipedia.org/wiki/Simbolog%C3%ADa_del_franquismo#Las_estatuas_del_Caudillo


Diario de aprendizaje I (Gonzalo)

La longevidad del franquismo

Quisiera en este diario llamar la atención sobre uno de los aspectos tratados en las clases y que considero que caracteriza especialmente la etapa franquista: su longevidad. Desde el Levantamiento del 18 de Julio de 1936 hasta el 20 de noviembre de 1975, día de la muerte de Franco, transcurrieron treinta y nueve años. ¿Qué hizo que una dictadura fascista sobreviera durante casi cuatro décadas y que además tuviera legitimidad internacional? Veamos:

En diciembre de 1946, la ONU, organización recién fundada un año atrás, condena el régimen dictatorial de Franco y recomienda a sus miembros imponer sanciones a España. Estas recomendaciones son seguidas por la práctica totalidad de la comunidad internacional con la excepción de la Argentina de Perón, el Portugal de Salazar y el Vaticano. Las sanciones perseguían forzar el cambio político de una España colaboradora del bando perdedor de la Segunda Guerra Mundial (1) y el consiguiente giro hacia la democracia.

Franco, rechazado por las potencias mundiales, aprovecha con creces la aparición de un invitado inesperado: la Guerra Fría.

Los ganadores de la Guerra querían un cambio político que transformara la dictadura militar en una monarquía con base democrática (EEUU y Gran Bretaña) y en un república también democrática (URSS) en la que el PCE (Partido Comunista Español) se pudiera hacer con el poder y depender por lo tanto de la influencia soviética. Estas diferencias acrecentaban el monstruo de la Guerra Fría y fueron aprovechadas al máximo por el dictador.

Franco se empleó para modificar en la medida de lo posible su imagen y transformar su vertiente falangista en una ultracatólica que tendría mayor aceptación a nivel internacional y también decreta su línea de sucesión que será la monarquía (evidentemente una república, a la que acababa de hacerle la guerra, no podía sucederle con su consentimiento).

España, que había sido excluida del Plan Marshall estadounidense (1947-1951), despertó el interés de los EEUU gracias a su importante papel estratégico y por medio del Acuerdo de Madrid de 1953 firmó con Franco la instalación de las bases militares de Torrejón de Ardoz (Madrid), Rota (Cádiz), Morón de la Frontera (Sevilla) y Zaragoza. La justificación internacional del acuerdo militar y económico no era otra que el enemigo común de ambos países: el comunismo.

La legitimación del régimen a nivel internacional continuó. En 1955 la ONU aceptó a España bajo la presión de EEUU. En 1959, lo hace la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) y el Fondo Monetario Internancional (FMI) después de la visita de Eisenhower a Madrid en diciembre del mismo año, la primera visita de un presidente norteamericano a España.

Bien es cierto que España no fue invitada a entrar en la OTAN, organización a la que no llegó a formar parte hasta 1982 y que tampoco fue invitada a los Tratados de Roma (1957), origen de la actual Unión Europea (entró en 1986), pero a pesar de ello la dictadura de Franco contaba con el apoyo norteamericano, como aliado menor, pero en definitiva como aliado, y contaba con la legitimidad necesaria para existir. La dictadura estaba a salvo.

El momento cumbre del apoyo norteamericano fue la ya mencionada visita del presidente Eisenhower a Madrid. España por aquel entonces necesitaba de eco internacional y quiso aprovechar al máximo las 18 horas que pasó el presidente norteamericano en la capital de España. Por primera vez, la recién nacida TVE enviaba imágenes a la red de Eurovisión. Diez autobuses paseaban a los 150 corresponsales extranjeros (más otros tantos españoles). Franco y Eisenhower hicieron los 20 kilómetros que separan Torrejón de Madrid en tres coches, uno de ellos descubierto, aclamados por un millón de personas. El anfitrión, pletórico, colgó 60.000 banderas, distribuyó 20.000 retratos de ambos, encendió un millón de bombillas y 360 proyectores para iluminar Madrid, y colocó arcos de triunfo florales. A Eisenhower le hicieron alcalde honorario de Marbella y miembro de honor de la Federación Española de Béisbol, además de regalarle un par de mantillas para su señora, un cuadro y libros de turismo de España. Le alojaron en el palacio de la Moncloa y le agasajaron con una cena en el palacio de Oriente, en la que Franco dijo: “Nuestros dos países están alineados en el mismo frente de la paz y de la libertad”, además de afirmar que Estados Unidos era responsable de “la paz que disfrutamos y de que el Occidente de Europa haya permanecido libre sin caer bajo el yugo comunista”.

Al franquismo le quedaba aún mucha guerra fría para protegerse.

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Foto: El abrazo de Franco con Eiseinhower en 1959.

Como conclusión a este diario de clases diría que aunque España se vio apartada de la escena internacional sí se le permitió continuar con su modelo político dictatorial por conveniencia norteamericana. España, el único país fascista sobre la tierra, enemigo político de todos, contó con el apoyo norteamericano que, siempre velando por sus propios intereses, prefirió mirar hacia otro lado y aceptar el régimen franquista. El fascismo no era ya un problema para los norteamericanos y sí lo era el enemigo común de ambos, el comunismo.

Sección de vídeos:

Vídeo sobre la amistad entre España y EEUU. La Instalación de las Bases americanas en España. 1953

http://www.youtube.com/watch?v=ibnPdLaAUCw&eurl=http://historiaaportodas.blogspot.com/2008/06/repaso-de-contenidos-y-errores-condena.html

Vídeo de la entrada de España en la ONU. 1955.

http://www.youtube.com/watch?v=sGHtdSpNqtY

Vídeo sobre la visita de Eisenhower a España en 1959:

http://www.youtube.com/watch?v=fV2-snlDCGU

España parcial a favor de EEUU y en contra de la URSS en la crisis de los misiles.

http://www.youtube.com/watch?v=P9MyQJFtDl4

Bibliografía y para más information:

http://www.historiasiglo20.org/BIO/franco.htm

http://www.fuenterrebollo.com/Gobiernos/general-franco.html

http://guerracivil.sotmar.net/pagina4.htm

(1) España permaneció en un principio neutral a la contienda. Tras la rápida conquista de Francia por las tropas de Hitler (1940) adoptó una posición de no beligerancia que cambió de nuevo hacia la neutralidad cuando se avecinaba la derrota alemana.