Diario de aprendizaje II (Leena)

La sangre siempre tira, en España incluso más que en Finlandia. A los familiares se los ayuda hagan lo que hagan y, como vemos en Luna de lobos, ni siquiera el huir de la sociedad y lanzarse al monte hace que rompan los lazos familiares. En este diario de aprendizaje voy a analizar las relaciones entre los guerrilleros y sus familias. Los guerrilleros republicanos y los huidos —el maquis— contaban con una extensa red de colaboradores, sin la cual no hubieran persistido tanto tiempo. Los cuatro soldados de la novela bajan a menudo al pueblo de La Llánava a por comida, cigarrillos, ropa y mantas, entre otras cosas. 

En un documento titulado “12 preguntas sobre el maquis”, publicado en torno a unas jornadas para el conocimiento y estudio de la guerrilla antifranquista (Andorra, 2003), se aborda el tema del apoyo social de la guerrilla:  El apoyo social se plasmaba en acciones concretas [–] Los guerrilleros encontraron cobijo en las casas de estos simpatizantes y colaboradores, fueron provistos por ellos de elementos de subsistencia, se les suministró información (prensa, noticias acerca de los movimientos represores, y pistas para guiar los golpes económicos y demás actuaciones), y les sirvieron de contacto-enlace con otros grupos.”(1)  Muchos de estos simpatizantes eran mujeres: madres, esposas, hermanas, hijas… Es difícil calcular con exactitud el número de colaboradores, pero “más de 60.000 enlaces acabaron en la cárcel, sólo durante el periodo de mayor represión, la llamada etapa del terror, de 1947 a 1949” (1), lo que demuestra indiscutiblemente que estamos ante un fenómeno muy extendido.

En este diario de aprendizaje, me voy concentrar en la evolución de los lazos familiares que unen al narrador-protagonista, Ángel, con su hermana y su padre. Transcurre casi una década en la novela y el protagonista sufre cambios profundos. Por tanto, describiré cómo evoluciona su relación con la familia a lo largo de la novela, parte por parte.

La primera vez que se habla de la familia de Ángel es cuando él ve a su hermana Juana desde lo lejos. La contempla con cariño y se fija en que la chica lleva el pañuelo amarillo que le regaló él mismo. Ángel baja a ver a Juana, pero ella se asusta al verlo y apenas sabe decir otra cosa que “Te van a matar” (2, p. 22), palabras que retumbarán en los oídos de Ángel. A pesar de que Ángel aún no lleva mucho tiempo en el monte, parece que su familia ya perdió la esperanza de volverlo a ver en vida.

Cuando bajan todos los compañeros al pueblo por la noche, el padre de Ángel no está, puesto que lo han llevado al cuartel. Ángel se queda escondido esperando a que vuelva. De vuelta, el padre le advierte a su hijo del peligro. Parece “delgado, muy delgado, envejecido. Y, en sus ojos, un poso de impotencia se mezcla con la rabia.” (p. 29). Ángel se queda profundamente afectado por este encuentro y toma conciencia de lo mal que están sus seres queridos por su culpa. Describe el rayo de luna que entra por la ventana como una “barra de plata helado” (p. 29), lo que hace referencia al miedo que siente y, tal vez, a la muerte. Cuando sale de casa, las cuatro campanadas del reloj de la torre de La Llánava derraman sobre el corazón de Ángel como “una sustancia fría, mineral y amarga” (p. 30).

Al principio de la segunda parte Ángel baja a casa de su novia, María, por tres noches. María le dice: “No podéis seguir así, Ángel. No podéis estar siempre viviendo como animales.” (p. 68). Antes de que Ángel empiece a sentirse una alimaña, María lo ve convirtiéndose en una. Ángel siente lástima por María, porque está “condenada para siempre a esperar a una sombra, a un fantasma. A alimentar el recuerdo de un hombre que jamás volverá.” (p. 68) En este punto de la historia, Ángel ya se ve a sí mismo como un fantasma. Ha dejado de creer que un día termine su huída y pueda volver a la vida normal.

Luego, Ángel pasa por casa y se queda horrorizado, sin palabras ante su hermana, que está muy mal porque la han pegado los guardias civiles. Está claro que la familia de Ángel sufre mucho. A los guerrilleros les da mucha pena la mala suerte y soledad de sus seres amados, y les entristece aún más el hecho de que la culpa por todas las desgracias la tengan ellos. En el capítulo XIV, Ángel siente pena por el marido de Juana, porque “ha comenzado a sufrir ya las consecuencias de entrar a formar parte de mi vida” (p. 159).

En 1943, Ángel contempla el pueblo de La Llánava meditando: “son ya seis años los que llevan así, viviendo en silencio, aterrados, en la indecisión de la pena que les mueve a ayudarnos y el miedo, mayor cada vez, a las represalias.” (p. 116). Con esta frase, resume de manera perspicaz la situación angustiosa del pueblo; está entre la espada y la pared.

En la última parte, Pedro, el marido de Juana, sube al monte para avisar a Ángel que el padre de éste está muriendo. Cuando cae la noche, Ángel se lanza monte abajo y entra en su casa por la puerta principal burlando la vigilancia de los guardias civiles porque quiere despedirse de su padre. Todos los que se han juntado para velar el cadáver se asustan y Juana lo echa de allí. No tiene sitio en la compañía de otras personas, está condenado a la soledad del monte. Otra vez, la naturaleza refleja la pena del protagonista: rompe a llover “como si nunca más hubiera de volver a amanecer” (p. 163).

Al final de la novela, Juana y Pedro esconden a Ángel en una fosa subterránea. Pasa un mes allí, sin ver la luz del día. Luego vienen los guardias civiles a registrar la casa, se llevan a Pedro y golpean a Juana, lo que —por fin— lleva a Juana a pedirle a su hermano que se marche de allí. Los años han ido diluyendo los lazos que los unían. “Los dos estamos ahora frente a frente, distantes, sin mirarnos, sin hablarnos, como si ya no fuéramos hermanos.” (p. 181). A Ángel ya no le queda nada en el pueblo, ni siquiera su propia familia lo quiere allí. Por eso, opta por dejar su tierra y se va, despistado, solo, perdido ante un futuro desconocido.  

1) http://www.loquesomos.org/elpalabro/leer/12%20preguntas%20sobre%20el%20maquis%20guerrilla%20antifranquista1.pdf 

2) Julio Llamazares: Luna de lobos. Barcelona 2000 (segunda edición).

3 thoughts on “Diario de aprendizaje II (Leena)”

  1. Gracias, Leena. Comentaré tu diario una vez Seija haya publicado su opinión. A ti te tocaría comentar esta vez el diario de Anna.

  2. Muchas gracias por tu diario, Leena! El tema es muy interesante e importante. La guerra siempre les concierne a los todos; no sólo a los que participan directamente en la lucha.

    Los cambios en la vida y la actitud de Ángel – la evolución de los años en los montes – son reflejados en la evolución de los lazos familiares entre Ángel y sus seres amados. Lo has demonstrado muy claramento en tu diario. (Cómo Ángel empiece a sentirse una alimaña o un fantasma, y cómo deja de creer que puede volver a la vida normal – y cómo sus decisiones afecta su hermana, padre etc.)

    Cuándo yo leía la novela, pensaba que es un poco unilateral (?), pero has demonstrado que la novela progresa en dos (o más) niveles al mismo tiempo. Esto me parece muy interesante.

    Seija

  3. Tu diario me parece muy bueno: has elegido un tema relevante; tu texto está bien construido y agradable para leer; utilizas citas de forma adecuada; y te has informado sobre la realidad histórica en que se inspira la novela, pero haces una clara distinción entre esa realidad y el relato ficticio que el autor elabora sobre ella.

    Me parece que describes de forma acertada la evolución de las relaciones entre Ángel y su familia, así como el proceso de alienación de Ángel y el sufrimiento que le causa el hecho de ser la causa del sufrimiento de su familia. Sin embargo, me ha llamado la atención que no menciones en tu diario la escena en que el padre de Ángel le da a su hijo “todo el dinero que ha logrado reunir en una larga vida de trabajo” (29). A mí esa escena me conmovió particularmente y creo que muestra de una manera muy concreta la fuerza del vínculo familiar y afectivo que une al padre y al hijo.

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