Diario de aprendizaje III (Seija)

Un viejo hermoso

Soldados de Salamina por Javier Cercas nos cuenta la historia de Rafael Sánchez Mazas, pero – como discutimos en la clase – la novela también hace examen introspectivo y estudia la significancia de la memoria. En esto diario de aprendizaje me voy a concentrar en el carácter de Miralles, especialmente cuando estaba viviendo en un asilo francés. Miralles era uno de los heroes del libro, un personaje muy distintivo. Sin embargo, su historia hubiera quedado totalmente olvidado si no ha llegado Cercas a buscar las memorias cubiertas.

”No sabía que Miralles hubiera hecho la guerra.”
Así dijo la hermana Françoise, uno de los encargados en el asilo. Seguramente, sería muy utíl saber que tipo de vida los habitantes ancianos había tenido antes. Pero la hermana no lo sabía. Eso es el caso también en muchas residencias de la tercera edad en Finlandia. Hay algunos que utilizan biografías cortas para mejor entender las experiencias y la conducta de los ancianos viviendo en un institución. Desgraciadamente, muchas historias son ignorados. Quizá eso es aún más verdad con la historia de los inmigrantes:
”Iba a decirle que Miralles no había hecho una guerra, sino muchas, pero no pude, porque en ese momento vi a Miralles caminando por el desierto de Libia hacia el oasis de Murzuch, joven, desharrapado, polvoriento y anónimo llevando la bandera tricolor de un país que no es su país, de un país que es todos los países y también el país de la libertad” (p. 194).

La hermana Françoise siguió deciendo que no viene alguien a ver a Miralles: ”tiene un carácter un poco difícil”. Claro que tenía, después de hacer ”no una, sino muchas” guerras. Sin embargo, la hermana podía ver una calidad cubierto en Miralles: ”su corazón es de oro”. La hermana estaba justificando el conducta del hombre, defendendo su carácter auténtico. Y tenía razón. Por ejemplo, cuando Miralles se levantó trabajosamente para salir, no quería ningun ayuda: ”Quite, quite, ya le pediré que me eche una mano cuando me haga falta” (p. 184). En esa manera, Miralles quería mantener su honor y independencia. Aunque parecía hosco, también no quería molestar a nadie. No necesitó servicios. Era uno de los tíos bruscos, no fue a hacer nada con los sentimientos dulcísimos. Pero cuando Cercas estaba en punto de salir a España, Miralles le pidió un favor: ”Hace muchos años que no abrazo a nadie.” (p. 204)

Las monjas siempre consideraba Miralles una personaje que necesitaba su cuidado. Era un paciente y un niño. Cuando la hermana Françoise describó la embolia que había paralizado el costado izquierdo de Miralles, ella ”hablaba como la directora de un orfanato tratando de colocarle a un cliente potencial un pupilo díscolo” (p. 194). Una embolia en el cerebro derecho causa paralización del costado izquierdo y, muchas veces, angustia y dificultades con las memorias nonverbales. También es posible que el individuo no puede recognizar todas las emociones tras las palabras. Estos síntomas son diferentes que los de un hombre con la embolia en el cerebro izquierdo, y pueden ayudarnos mejor entender Miralles. Encima, el síndrome post-traumático es bastante común entre los veteranos. La guerra es una experiencia muy estremecendo, y es posible que las memorias se esconden sin embolias o dementia. Como dijo Miralles:
”La verdad es que no lo recuerdo muy bien, todo fue muy confuso. Recuerdo que oímos disparos y que echamos a correr […] No sé cuánto duró la batida, pero de vez en cuando se oían disparos, y era que habían cazado a alguno.” (p. 192)

En fin, Miralles se convertió en un padre suplente para Cercas. Eso me parece muy apto, porque Cercas había mentionado su padre muchas veces, lamentando que nunca escuchaba los cuentos de su propio padre. Quizá la gente realiza que ha perdido algo hasta que está demasiado tarde. Pero afortunadamente hay muchas maneras de formar una familia. ”[…] y los seis alquilaríamos un coche y haríamos excursiones por los pueblos de los alrededores y formaríamos una familia estrafalaria o imposible y entonces Miralles dejaría de ser definitivamente un huérfamo (y quizá yo también)” (p. 206).

Al fin y al cabo, Miralles es un carácter multidimencional: un aislado viejo oliendo ”a medicinas y años de encierro y de verdura hervida”, un hombre ordinario quién disfruta las cosas simples y prohibidos (comida sabrosa, tabaco…), un huérfano sin pasado, el símbolo de las memorias casi pronto olvidados, un misterio para buscar, un heroe nonviolente, la llave para la novela.

2 thoughts on “Diario de aprendizaje III (Seija)”

  1. Primero quiero pedirte disculpas por no haber comentado tu diario antes, se me había colado por equivocación.

    Me gusta mucho tu análisis de Miralles. Yo siempre he pensado en él desde un punto de vista muy literario (la función que tiene en la obra, etc.) y tu análisis, tan humano y compasivo, me ha revelado una nueva forma de ver el personaje.

    En la última frase de tu trabajo describes a Miralles como un héroe no violento; ésa es la impresión que me dio a mí también, pero a la vez me parece contradictorio que se represente como una persona muy pacífica a un soldado profesional que no hizo otra cosa en su vida que luchar en distintas guerras.

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