Diario de aprendizaje de Anna IV

El vano ayer de Isaac Rosa es una novela inquietante. Al leerla pensaba varias veces que debería empezarla otra vez desde el principio. Cada capítulo contiene observaciones que Rosa formula con una clarividencia impresionante. Hay mucha crítica hacia novelistas y cineastas que han tratado el tema del franquismo en sus obras: “…todos esos elementos que han sido adulterados por novelistas de guante de seda, cineastas industrializados y hasta alguna serie de televisión que ha culminado la corrupción de la memoria histórica mediante su definitiva sustitución por una repugnante nostalgia.” (p.22).

Rosa parece tener una visión crítica también del lector – y del autor. La cosa más irritante de la novela es el juego que Rosa hace con los papeles del autor y lector. Los  papeles del autor y del lector se mezclan. Es el autor quien escribe, pero, al final, ¿quién tendrá más poder, el autor o el lector? ¿Quién decide lo que va a pasar en la novela? La manera de escribir que tiene Rosa es muy curiosa. Tiene una capacidad de desnudar a todos: a sus personajes, pero más todavía al autor y al lector.

En El vano ayer no hay personajes “buenos” y personajes “malos” – está división en dos no existe. Creo que esto es bastante raro sobre todo en novelas que tratan del tema de totalitarismo. El autor mismo se recuerda (p.38): “Mucho cuidado con los héroes, con los luchadores ejemplares, esculturas de una sola pieza que ni sombre proyectan bajo el sol; mucho cuidado con los héroes, especialmente si son jóvenes. De la misma forma que debemos tener precaución con los villanos, que como los héroes se burlan del autor y se enrocan en caracteres sin aristas, como marionetas del bien o del mal.”  Puede ser que el ser humano tenga una necesidad innata de cualificar cosas de “buenas y malas”, pero cuando un niño crece, se da cuenta de que entre blanco y negro existe el gris. Pero todos no crecen nunca, en este sentido. En España, me parece que el tratamiento de la dictadura se ha basado bastante en cualificar la gente en “los buenos y los malos”. Si “los buenos” del ayer son “los malos” de hoy y viceversa, la cosa no cambia. Yo creo que el mensaje principal de Isaac Rosa es que hay que evitar los extremos tanto en la bondad como en el horror, y que la verdad siempre es subjetiva:  “…pues los monstruos de la bondad asustan tanto como los del horror.” (p.52).

Leyendo la novela el lector se enrolla en la historia. El juego que Rosa hace es convertir al lector de un observador en un participante activo. Por lo tanto, el lector tiene responsabilidad. Con ese truco Rosa logra crear una idea de responsabilidad que nos toca a todos. Con la misma vista aguda psicológica trata al autor. Los párrafos que tratamos en la clase me hicieron pensar que Rosa compara el autor con un dictador. Por ejemplo, escribe: “…aquí se manifiesta nuestro poder, es nuestra la decisión y podemos elegir su salvación…” (p.183), y más adelante: “…ahora debemos elegir, quién se salva y quién se condena…” (p.184) y: “…nos encontramos por última vez con la oportunidad de salvar la vida al policia herido…” (p.186). En el mismo capítulo, el lector pose características sadistas: “…la exigencia de acción es tiránica…” (p.187) y “…hasta llegar a Paris o a Toulouse y al fin descansar, si se lo permitimos, esclavo de nuestro aburrimiento y nuestro anhelo de aventura.” (p.188).

La variación en la persona me recuerda a la variación en el tiempo utilizada por Dulce Chacón en La voz dormida. Si Chacón logró trasladar al lector a un tiempo pasado y que lo viva como un presente, Rosa logra convertir al lector a los personajes de su novela. No es sólo questión de que el lector se identifique con los personajes; él es un personaje, y otro, y otro más. Con un cambio de la tercera persona a la primera, el lector se convierte al huido: “…corre ahora que estás a tiempo, no te detengas ni mires atrás hasta que salgas del bosque y cruces un nuevo campo de cultivo…” (p.187). Utilizándo la primera persona del plural Rosa nos pone todos al mismo nivel. El autor no es mejor o peor que el lector, a quién Rosa no deja andar sin responsabilidad. El cambio de persona sucede con una sutileza impresionante, y el lector casi no se da cuenta de lo que ha pasado. Sólo se siente incómodo, sin entender el porqué. “…el estudiante coge el arma y se levanta, nunca ha tenido una pistola en las manos pero apunta con destreza al herido, esos gestos se aprenden también en las películas, todos sabemos cómo debemos empuñar el arma, separamos un poco las piernas para afirmarnos en el suelo, adelantamos los brazos en horizontal, una mano empuña y la otra refuerza sujetando por debajo, una pistola pesa más de lo que aparenta, por el inesperado peso y por nuestros nervios tiembla cuando la encañonamos contra el herido…” (pp.185-186). Pobre lector – Rosa hace con él lo que le da la gana: le convierte al huido y del huido al asesino.

Lo que me gusta es que Rosa trata a todos con la misma clarividencia, hace comentarios directas y carece de sentimentalidad. Sus frases son largísimas y a veces necesitaba una y otra lectura y reflección para entender lo que quería decir, o por lo menos imaginaba entender. Lo que distingue la obra de Rosa de muchas otras novelas, es el hecho de que Rosa no intenta contar una historia como suelen ser contadas: que tengan un principio y un fin y unos personajes a quienes vamos a conocer más profundamente que nunca conoceremos a nadie en la vida real – ni a nosotros mismos. No, Rosa crea personajes contradictorias y  pluridimensionales – y el lector los llega a conocer del mismo modo que se suelen hacer amistades en la realidad: uno te cuenta algo y el otro un poco más y luego llega el tercero que te cuenta todo lo contrario. Por lo tanto, los personajes de Rosa se parecen más a unos personajes reales que unos personajes de novela. El lector tiene que tener paciencia, porque Rosa no le cuenta como son las cosas, sino como podrían ser.

Rosa escribe (p.17): “¿Será posible, en fin, que la novela no sea en vano, que sea necesaria?” Me parece que esta novela suya, como las que la han seguido (estoy esperando su lectura), son necesarias.

4 thoughts on “Diario de aprendizaje de Anna IV”

  1. En tu diario mencionas varios puntos sobre El vano ayer que, desde mi punto de vista son los que hacen la novela tan buena e interesante.

    Yo estoy de acuerdo contigo de que uno de los temas principales de Rosa es la división entre el bueno y el malo, o sea, la inexistencia de esta división. En mi opinión, es una de las mejores ideas del libro; el tratamiento contradictorio de los personajes crea un sentido de realismo, que no es algo común ni en las obras literarias con planteamiento realista.

    Lo interesante, desde mi punto de vista, es que Rosa critica, como haces notar, novelistas que tratan la guerra civil en sus obras, mientras él mismo también trata el mismo tema en sus novelas. Me pone a pensar si es porque se excluye del grupo de los escritores, o porque sabe adoptar una actitud irónica contra sí mismo. Teniendo en cuenta que una de sus novelas se llama ”Otra maldita novela sobre la guerra civil” pienso que se trata del último. En cuanto al papel del autor, así como el del lector, creo que aborda el problema con la misma ironía. Por qué lo ves irritante?

    La comparación que haces entre la variación en la persona de Rosa y la variación en el tiempo utilizada por Dulce Chacón me parece interesante. Aunque yo me di cuenta de los dos fenómenos, no los había pensado similares.

  2. A lo mejor no encontré la palabra exacta para expresar lo que quería decir sobre el juego con los papeles del autor y del lector. Quizá más que irritante lo veo como una cosa excitante y que me causó confusión. Estoy de acuerdo contigo en que hay mucha ironía en la manera de Rosa de tratar el tema.

  3. ¡Excelente análisis, Anna! Me parece que has captado muy bien el planteamiento de la novela y lo examinas con sutileza. Además, se nota que has disfrutado leyendo el libro y me alegro por ello. Yo también creo que Isaac Rosa tiene una extraordinaria capacidad de análisis y, además, un buen sentido de la ironía.

Leave a Reply