Diario de aprendizaje V (Essi)

En clase comentamos sobre la clasificación de las novelas que leímos durante el curso. En mi grupo hablamos de que aunque todas las novelas son diferentes, su objetivo es lo mismo. La función de las novelas es transmitir una imagén del pasado al lector. El siglo XX no fue favorable para Europa. En España al principio sólo querían olvidar todas las desgracias que habían vivido pero poco a poco se han dado cuenta que hay una necesidad de conocer el pasado. No se lo puede borrar de las memorias. Para entender las circunstancias de España actual hay que conocer su pasado también. Por esa necesidad se han publicado todos los libros de que tratamos en el curso.

En todas las novelas se puede notar sin dificultades cuál lado defenden. Todas simpatizan con los que perdieron la guerra y fueron oprimidos. Elina dijo que no es casualidad. La mayoría de los textos sobre el tiempo de Franco cuentan la historia desde el punto de vista de los rojos. Quizá porque su visión ha sido callada por tanto tiempo y también porque han vivido muchas injusticias y ahora se las quieren enderezar. Eran los víctimas. Escribir desde otro punto de vista podría provocar bastante polémica porque probablemente sería comprendido como una defensa de los actos del regímen del Franco aunque no lo fuera.

Primero dividimos las novelas principalmente en dos grupos: las que cuentan de los tiempos de la guerra civil como si pasar ahora, y las que revelan cómo es el proceso de escribir una novela sobre el pasado y hablan de los problemas con los cuales el autor puede enfrentarse. En el primer grupo según nosotras pertenecen las dos primeras novelas que leímos La Luna de lobos y LaVoz dormida y también La Llegada para mí la hora de olvido aunque el último libro es algo problemático clasificar porque es muy diferente que los demás. Las novelas del primer grupo no se pronuncian sobre los pasos de esrcibir una novela. Los Soldados de salamina y El Vano ayer forman parte del segundo grupo.

Jo Labanayi también divide las obras en dos grupos. Las novelas del primer grupo se concentran en la relación entre el pasado y el tiempo presente enseñando nos que el pasado tiene mucha importancia mientras las del segundo grupo nos llevan al pasado y demuestran como era vivir en España durente y después de la guera civil. Según Labanayi los textos sobre la guerra civil que nos llevan al pasado suelen provocar un sensación de alivio. El lector momentariamente comparte los sufrimientos de los protagonistas de a novela y cuando termina el libro piensa que por suerte no le tocó vivir eso. Labanayi dice que el problema con ese tipo de novelas es que el lector no percibe el vínculo entre el pasado y el presente. Yo personalmente no estoy de acuerdo. Me parece que Labanayi tiene una idea bastante pasiva del lector. El proceso de leer no se trata únicamente de absorber las palabras sino también de reflección sobre el tema. No niego que hay personas que sólo se dejan llevar por los sentimientos de los protagonistas y olvidan toda la crítica pero no son todos los lectores.

Estábamos todas de acuerdo que las novelas tienen distintos grupos objetivos. La Luna de lobos es escrito para las personas que les gustan la aventura y se aburren si la novela no se avanza. La novela es muy poética. La Voz dormida es para las mujeres. Justificamos nuestra opinión con el argumento que a los hombres no les interesan qué hacían las mujeres prisioneras cuando tenían la regla. Hay bastantes romances en el libro por los cual es más accesible para las personas que en general no se interesan mucho por las historias sobre la guerra. Además todas las protagonistas son mujeres. Los Soldados de salamina es destinado para la gente que le gustan las novelas policíacas y los relatos reales.

Creo que todas las obras tienen un papel importante en la reconstrucción de la memoria histórica. Las obras se completan y nos ayudan a descubrir un poco más del pasado callado. No es tan importante cómo son escritos ni cuál lado defenden. Todas las novelas nos transmiten el mismo mensaje: el pasado deja huellas permanentes.

3 thoughts on “Diario de aprendizaje V (Essi)”

  1. Al leer tu diario, he pensado en que difícil es clasificar obras literarias. Sin embargo, logramos hacer algunas clasificaciones y dividir las novelas que habíamos leido en grupos. Cómo indicas, yo también creo que la visión de los que perdieron la guerra tiene que salir a la luz del día.
    Es interesante que entiendes el “feel-good-factor” de Labanayi como un desprecio del lector. Yo no lo había pensado así, pero tienes un punto. Creo que aunque el lector sienta alivio al terminar con la lectura, sin embargo ha podido entender algo del pasado y esto va a formar parte de su pensamiento.
    A veces me molesta un poco – no en tu diario sino en general – la necesidad de clasificar obras, porque me parece que no hace justicia a las novelas. Por ejemplo, que La voz dormida sea un libro para mujeres y Soldados de Salamina para amigos de novelas policiacas, revela desde mi punto de vista sólo una parte estrecha de la novela. Pero entiendo que si hay que clasificar, hay que clasificar…

  2. Clasificar novelas es una tarea complicada, como indica Anna en su comentario, y hacerlo solo por el placer de clasificar no aporta mucho; lo que pretendía en clase era que intentaramos formar una visión de conjunto sobre las distintas maneras de reconstruir y representar el pasado reciente a través de la literatura en España hoy en día.

    Tú opinas que “todas las obras tienen un papel importante en la reconstrucción de la memoria histórica. Las obras se completan y nos ayudan a descubrir un poco más del pasado callado.” Estoy de acuerdo hasta cierto punto. La literatura ha servido para dar a conocer al gran público muchos aspectos del pasado, como la lucha antifranquista de los maquis, la situacón de las mujeres en la posguerra, etc. Sin embargo, a mí no me parece que sea irrelevante qué lado del conflicto defienden ni la manera en que son escritos.

    Yo creo, como Isaac Rosa, que lo que importa no es solo la cantidad de la memoria sino también la calidad de esa memoria. No me refiero a la memoria personal de los individuos, muy respetable en todos los casos, sino a la memoria cultural, colectiva, en cuya construcción los novelistas tienen un papel importante por el alcance de sus textos. Creo que construir relatos sobre un pasado conflictivo es una tarea que implica mucha responsabilidad por la gran influencia que ejerce sobre nuestro modo de comprender el pasado.

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