El Supremo admite una querella contra Garzón por prevaricación

crimenes del franquismo

El magistrado de la Audiencia deberá declarar en calidad de imputado por la causa contra el franquismo.- El juez asegura que la ley es “igual para todos” y se defenderá “en su momento”

ELPAÍS.com 27/05/2009

El Tribunal Supremo ha admitido a trámite una querella presentada por Manos Limpias contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en la que se acusa al magistrado de prevaricación, por excederse en sus competencias en la investigación de los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo, según ha podido saber ELPAÍS.com de fuentes judiciales. La admisión de esta querella, que obligará al magistrado a declarar en calidad de imputado cuando sea requerido por el tribunal, se adopta en oposición al criterio de la Fiscalía, que había informado en contra.

Tras conocer la decisión del Supremo, Garzón ha manifestado que la ley “es igual para todos” y ha añadido que está “tranquilo” y que se defenderá “en su momento” de la acusación de Manos Limpias. El magistrado ha asegurado que no tiene conciencia de haber cometido delito alguno al pedir los certificados de defunción de los responsables de la dictadura franquista.

El Supremo cita el informe de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en el que se oponía a que el juez investigara los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura y negaba la competencia de la Audiencia, informa Julio M. Lázaro. El ponente de la resolución ha sido el magistrado Adolfo Prego, quien hasta la última renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) desempeñó el cargo de consejero a propuesta del PP.

“Esta sala, sin valorar ni prejuzgar lo sucedido, entiende que no se dan las condiciones para rechazar la admisión a trámite de esta querella; lo afirmado en la querella no es algo que, ab initio, pueda considerarse ajeno al tipo penal de prevaricación, al menos como hipótesis que no se advierte sea ni absurda ni irracional”, indica el alto tribunal en su auto, firmado por el presidente de la Sala de lo Penal, Juan Saavedra, y los magistrados Adolfo Prego, Joaquín Jiménez, Francisco Monterde y Juan Ramón Berdugo. Luciano Varela ha sido el juez designado como instructor, quien a su vez fue el ponente de la resolución de la querella presentada por dos abogados contra Garzón por cobrar de una universidad de EE UU, entre marzo de 2005 y junio de 2006, y que hoy ha archivado definitivamente el Supremo.

Suspensión cautelar

La organización ultraderechista Manos Limpias ha explicado que en su querella también solicita que el CGPJ suspenda cautelarmente de sus funciones al juez mientras termina de instruirse ese procedimiento. El presidente, Miguel Bernard -ex responsable de Fuerza Nueva-, considera que Garzón cometió prevaricación, es decir, dictó resoluciones injustas a sabiendas de que lo son, al iniciar un procedimiento para la investigación y exhumación de las fosas del franquismo sin tener competencia para ello y en contra del criterio de la propia Fiscalía de la Audiencia Nacional.

En la querella, presentada el pasado 26 de enero, Manos Limpias exponía que el juez prescindió “total y absolutamente del procedimiento establecido, de la irretroactividad de la ley penal, de la ley de amnistía de 1977 y de sus propios actos y autos, en los que rechazó como genocidio los asesinatos de Paracuellos del Jarama”.

Durante el año pasado, el magistrado abrió la investigación para esclarecer las responsabilidades de los crímenes cometidos durante la dictadura. El juez acusaba al General Francisco Franco y a otros 44 miembros de sus Gobiernos y miembros de Falange de “delitos contra Altos Organismos de la Nación y la forma de Gobierno, y detención ilegal con desaparición forzada de personas en un marco de crímenes contra la humanidad”.

En lo que respecta a la apertura de fosas de los represaliados por la dictadura, Garzón se inhibió en noviembre en favor de los 62 juzgados territoriales donde se encuentran enterrados los cuerpos, pero añadía que debían investigarse las desapariciones y las sustracciones de niños. El juez tomó esta decisión después de declarar extinguida la responsabilidad penal de Franco y del resto de mandos de la dictadura. Para el Supremo, “cuando la muerte es anterior a una condena y la condena por ello no ha existido, lo que se extingue es la acción penal, lo cual determina que si el proceso estaba abierto porque vivía la persona, se archive de plano, y si no lo estaba resulte absolutamente imposible incoarlo”.

De acuerdo con el auto emitido el año pasado por el magistrado, Franco y los militares golpistas desarrollaron una “actividad criminal planeada y sistemática de desaparición y eliminación de personas por razones ideológicas”, lo que significó un “crimen contra la humanidad como claramente se definió en el Estatuto y Tribunal de Nüremberg”.

Noche y Niebla

MANUEL RIVAS El País – 30/05/2009

Si la oblicua maquinaria puesta en marcha contra Garzón avanza, asistiremos al kafkiano proceso de un tribunal que encausa, en carne, a la Justicia. No sería la primera vez que en España se quema en figura a un hombre justo, pues el sambenito ya se lo han puesto, pero esta vez, de culminarse, esa maldad activa lo mancharía todo. La democracia en España sufriría su peor golpe desde el 23-F. Garzón sería nuestro Dreyfus. La secuencia de los hechos se presenta ante los ojos con la claridad de un storyboard. Una partida de leguleyos de ultraderecha presenta una querella contra el único juez que intentó investigar los indubitables crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura fascista (olvidemos el eufemismo de “franquismo”), crímenes al estilo del decreto NN (Noche y Niebla) de Hitler. Los que comparan la iniciativa de Garzón con una “causa general”, estableciendo un pérfido paralelismo, parecen ignorar lo que semejante expresión significó en el régimen programado de terror que siguió a la guerra: a la altura de 1944, se registran más de 400.000 represaliados. Prosigamos. Quien actúa como ponente en esta versión castiza de Un enemigo del pueblo ha mantenido públicamente posiciones que acaso en otros contextos, como la Alemania democrática, no le permitirían ejercer la más noble función. En la siguiente viñeta, el partido de la derecha jalea como un triunfo la admisión a trámite de la querella contra Garzón. Mientras tanto, en España hay oficialmente 130.000 víctimas NN. Sus familiares fallecen sin ver que en su país se cumpla el mandato de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas: reconocimiento, reparación, justicia. En la Ilíada, Aquiles arrastra y maltrata el cuerpo ya muerto de Héctor. Los dioses, reunidos en asamblea, le obligan a honrar al fallecido. Es un episodio inaugural de la ética. ¿Dónde están los dioses? Y, por favor, para la náusea, ¿dónde quedan los servicios?

Diario de aprendizaje V (Eeva)

En este último diario de aprendizaje quiero, por mi parte, seguir un poco más con el tema del que hablamos en la última clase. O sea, quiero volver a los libros que hemos leído para resumir tanto el contenido del curso como mis propias reflexiones sobre los temas tratados.

Empecé con The Spanish Civil War: A Very Short Introduction de Helen Graham. Aunque no era una lectura obligatoria, lo quería leer para tener una idea general sobre el contexto del que surgen las obras. Me resultó muy útil; aunque tratamos los acontecimientos históricos en las primeras clases, era más fácil adoptar la información después de también haber leído sobre qué pasó. Sin embargo, tengo que admitir que al mismo tiempo que me resultó útil, también fue difícil. Tenía dificultades al tratar las atrocidades. Lo que más me deprimía no era el egoísmo del ser humano ni sus indicios en nuestra realidad, sino la conciencia de que yo soy incapaz de hacer algo, de prevenir actos correspondientes en el futuro, como también mencioné en mi primer diario.

Luna de lobos de Julio Llamazares me gustó mucho. En mi segundo diario de aprendizaje escribí “Luna de lobos es una mina de metáforas, el lenguaje de la novela es tan poético que se puede encontrar matices interesantes en casi todas las frases”. Todavía lo pienso, pero también tengo que admitir que, después de haber leído todos los libros, éste ya me parece menos especial. Aunque el lenguaje sigue inspirándome, la idea, o sea, la manera de contar la historia de los maquis es bastante tradicional.

La voz dormida de Dulce Chacón me causó confusión. Normalmente no tengo dificultades de explicar por qué me gusta o no me gusta algo. Esta vez sí. El libro no me gustó mucho, aunque al mismo tiempo me cautivó. Puede ser que fue porque es tan fácil de leer por todo el diálogo; en cualquier caso también me fastidió toda la repetición, así como lo romántico que era. Sin embargo pienso que es un libro importante justamente porque está escrito de tal manera que también la gente que normalmente no se interesa por las obras de guerra lo puede encontrar.

Soldados de Salamina de Javier Cercas me encantó. El libro contiene varias ideas interesantes, como la de la novela contra el relato real, la de la autoficción así como la de los personajes que son reales y ficticios a la vez. También es interesante el uso de diferentes estilos dentro de una sola obra. Cuando hablamos en la última clase de las obras opiné que este libro está escrito para la gente a quien le gustan las novelas policíacas, pero como hizo notar Hanna, no es necesariamente así. Es muy probable que se aburrieran leyendo la segunda parte. Pues, ¿para quién está escrito? Yo ya no sé. ¿A los lectores de El País? Fuera para quien fuera, desde mi punto de vista es una obra que trata de manera bastante explícita la temática de memoria, así como otros temas interesantes, como el de los héroes, y lo hace usando estilos y recursos literarios interesantes.

Llegada para mí la hora del olvido de Tomás Val es, desde mi punto de vista el libro que más destacó de los demás. Como hablamos en la clase, las dos primeras obras que leímos usaron un método similar para conseguir la meta que, en mi opinión, tienen todas estas obras: hacer recordar el pasado, dar posibilidad de sentir algo por primera vez en muchos años, buscar algún tipo de reconciliación entre el pasado y el presente. Las primeras dos obras lo hacen por medio de contar una historia de un individuo, o un grupo de individuos; Soldados de Salamina y El vano ayer lo hacen mostrando al lector las partes con las que hay que tener cuidado, que hay tantas historias que hay personas contándola. Pero Llegada para mí la hora del olvido, aunque es un cuento sobre un individuo y aunque también muestra que la historia contada depende del narrador, es distinto. Como dije en la clase, me parece un poema largo. Se puede preguntar si el libro o la película Buen viaje excelencia son posturas contra la duración del régimen de Franco.

El vano ayer de Isaac Rosa es el libro que más me gusta de este grupo. Trata temas difíciles de manera nueva. Logra provocar pensamientos mientras da lugar a preguntas. El problema, o sea, mi problema es que no puedo criticar un libro tan bueno y tan interesante, sino que me quedo impresionada.

Me doy cuenta de que en vez de hacer lo que dije que iba a hacer, o sea, volver a los libros que hemos leído para resumir el contenido del curso y mis propios reflexiones sobre los temas tratados, he sólo dado las reflexiones, y ni siquiera las he dado de los temas tratados sino sólo de los libros. Para concluir brevemente, quiero decir que durante este semestre ha aprendido mucho sobre la historia reciente de España así como sobre cómo leer libros de manera alternativa. Temáticamente ha destacado la memoria, he dado cuenta de que repetitivamente vuelvo a pensar el tema. Escribí mi primera diario de aprendizaje sobre el tema, ahora tendría que volver a leerlo para ver cómo ha cambiado mi opinión.

El horror de la Guerra Civil, a golpe de viñeta

Carlos Giménez vuelve a la actualidad del cómic con su álbum ’36-39. Malos tiempos’

ÁLVARO PONS El País25/11/2007

En 1977, con una democracia apenas incipiente, Carlos Giménez (Madrid, 1941) comenzaba a publicar en las páginas de la revista Muchas Gracias la serie Paracuellos, en la que plasmaba los recuerdos de su paso por un colegio del Auxilio Social durante los primeros años de posguerra española. Tras haberse formado en la aventura y la fantasía, el dibujante de personajes tan famosos como Gringo, Delta 99 o Dani Futuro, optaba arriesgadamente por la introspección, surcando caminos prohibidos o voluntariamente olvidados durante las cuatro décadas anteriores.

Conscientemente o no, Paracuellos se convertía así en el primer capítulo escrito de una reivindicación de lo que ahora conocemos como nuestra memoria histórica. A medida que buscaba en su pasado, Giménez iba construyendo un legado de valor incalculable: el de los sentimientos de toda una generación de españoles. Tras Paracuellos llegó Barrio, contando la vida en las calles españolas de los años cincuenta. Después, la hilarante Los profesionales, una obra que ofrece, además, un fresco único de una sociedad que comenzaba a reivindicar unas libertades que habían sido cercenadas.

Un trabajo de notario de la vida de la calle que se complementaría a la perfección con el día a día de la transición que reflejó en las historietas que realizaba semanalmente para la revista El Papus, recopiladas en el volumen España Una, Grande y Libre. Treinta años de trabajo que dejan una densa obra que se puede considerar como sinónimo de la historia de este país, pero protagonizada por aquellos que nunca salen en los libros de historia o las enciclopedias.

De forma obligada, esta trayectoria le llevaba a enfrentarse al origen de todo lo que había contado durante ese tiempo: la Guerra Civil española. “Lo intenté un par de veces. Yo suelo tener unos dossiers donde guardo las ideas básicas que luego desarrollaré y uno de ellos era sobre la Guerra Civil. Quería hacerlo coincidiendo con uno de los aniversarios de la guerra, pero no sabía muy bien cómo, por lo que al final lo dejé, reconvirtiéndolo en una historieta de Barrio”, cuenta Giménez.

Un difícil tratamiento al que había que añadir que, por primera vez, se enfrentaba a hechos que no había vivido en primera persona: “Necesitaba recopilar historias y anécdotas, alguien que me las contase y, además, me las contase bien. Al final lo conseguí y comencé a preparar esta obra”. Nace así 36-39. Malos tiempos, primer volumen de una tetralogía que busca narrar la devastadora Guerra Civil española desde una perspectiva diferente: la de la gente de a pie. No es la historia de la Guerra Civil, sino de aquellos que la padecieron en sus carnes: “Yo no soy historiador. Ni tengo los datos ni me interesan las fechas o las batallas. Sólo he querido contar lo que es la puta guerra. El hambre, el miedo, las bombas, todo lo que traen las guerras. Lo cuento desde la perspectiva del que la sufre, del que tiene hijos y no sabe si les va a poder dar de comer, o incluso si mañana estarán vivos. Por eso voy adelante y atrás en el tiempo, para que los datos dejen de tener importancia y sólo lo tengan las personas”.

Pero contar la guerra no es fácil. Mostrar el horror puede implicar caer fácilmente en el morbo de lo vacuo, de banalizar el dolor y convertirlo en un espectáculo sanguinolento. Una dificultad que tenía clara desde el principio: “No me interesa mostrar cómo destripan a alguien o cómo le vuelan la cabeza. He evitado las imágenes de género de terror, no por herir la sensibilidad del espectador, sino porque voy por otro lado. Yo intento contar el hecho, no el morbo del hecho. En esta historia de muertes y desolación, intento evitar que se vean las muertes y la desolación. Trato de evidenciar lo tremendo de la guerra, lo injusto de las bombas, de los tiros en la nuca, de los paseos, esa veda que se abre para matar al ciudadano por parte de los dos bandos. Que cuando sitúas a la gente en un caldo de cultivo para el odio, lo único que produce es odio”.

Por eso, los personajes de 36-39. Malos tiempos no son ni los políticos ni los generales, son los vecinos de la calle, aquellos que vivían tranquilamente y que se encontraron con una guerra que no habían pedido, que se vieron involucrados contra su voluntad en bandos que no habían inventado. “La española fue una guerra confusa, no eras de una ideología, sino de donde te pillaba. Si estabas en Valladolid, eras franquista, y en Madrid, rojo. Y si te pillaba mal, la habías jodido. Nadie sabía realmente lo que era”.

Es el relato de cómo el miedo al otro comienza a calar en el hombre hasta deshumanizarlo completamente y convertirlo en un asesino. Un testimonio que se atreve, sin partidismos, a denunciar las barbaridades que los dos bandos hicieron: “Una vez empieza la guerra, el miedo nos convierte a todos en asesinos”, dice Giménez, “pero sin olvidar quiénes fueron los causantes”. En una de las historias de este álbum no puede evitar tomar voz a través de uno de los personajes y lanzar un durísimo alegato contra las guerras. “No hay guerras buenas, nadie tiene la razón ni los motivos para empezarlas. Si pensamos en todas las guerras, las anteriores y las de ahora, nadie tiene derecho a comenzarlas. Una guerra sólo tiene sentido para el que la piensa, no es buena para nadie. El único beneficiario de una guerra es el hijo de la grandísima puta que la empezó”.

Y como es habitual en él, consigue que el lector note cómo se le encoge el corazón al leer historias terribles, pero sin perder nunca el horizonte de la sinrazón de la guerra, como en esa historia en la que un hombre se encuentra con el asesino de su padre en un bar. “La guerra es el absurdo, un montón de mierda. Incluso cuando se mata, se mata mal y a destiempo. Este tipo, que tenía razones para hacerlo, no lo hace cuando se encuentra al asesino de su padre, sino más tarde, por una tontería, porque estaba inmerso en una cadena de matar y de mierda, en la que al final, no se sabe por qué, se mata”, afirma contundentemente el autor. La venganza pierde su sentido en un mundo donde la supervivencia es la única regla: “Es increíble que al mismo tiempo que la gente vivía al límite, sin saber si perdería la vida por una bomba o un chivatazo, la vida transcurría. Con todo ese horror, la gente iba al teatro, había que zurcir los calcetines o ir al bar. La gente se olvida de la guerra, porque el ser humano tiene una capacidad de supervivencia tremenda”.

Cuatro álbumes, que publicará Ediciones Glénat y que conformarán un durísimo pero sincero relato del mayor horror que ha vivido nuestro país, dando voz a aquellos que nunca saldrán en las enciclopedias, pero que llenaron los cementerios de este país con tumbas anónimas.

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Cien personalidades de la cultura piden el Príncipe de Asturias para Carlos Giménez

De la Iglesia y González Ledesma, entre otros, solicitan que el historietista de ‘Paracuellos’ compita por el galardón en la categoría de Artes

ELPAÍS.com – Madrid – 01/05/2009

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Imbroda pide a Defensa que busque sitio a la estatua de Franco o se quedará en la calle

El monumento conmemora la llegada a Melilla de La Legión comandada por Franco en 1921

El País – 13/04/2009

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, ha asegurado hoy que no retirará la estatua de Franco de la ciudad, la única que queda en España en una vía pública, a no ser que el Ministerio de Defensa le busque otra ubicación en algún acuartelamiento o en el Museo Militar. A preguntas de los periodistas, Imbroda ha manifestado que la estatua se retirará para “llevarla a algún sitio concreto”, por lo que se va a tramitar “por escrito” al Ministerio de Defensa la solicitud de que sea trasladada a alguna dependencia del Ejército. “Si no, si resulta que esto no está cuajando, se quedará ahí”, ha afirmado la primera autoridad melillense.

Imbroda ha querido dejar claro que el monumento, que se encuentra situado en Melilla a la entrada del puerto de la ciudad, a los pies de las murallas antiguas, no está dedicada a Franco como caudillo, sino al comandante de La Legión que en 1921 salvó a la ciudad del sitio en el que se encontraba. “Estamos hablando del año 1921, de un militar y del Ministerio de Defensa”, ha dicho el presidente, quien ha considerado que la estatua tiene poco sentido que se lleve a un museo civil o arqueológico, de ahí que se pida una ubicación a Defensa. En el caso de que no se encuentre otro emplazamiento, el mandatario autonómico ha aseverado que seguirá en el mismo lugar en el que se encuentra y en el que está como comandante de una unidad militar, no como Generalísimo. […]

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Como en la última clase hablamos de la retirada de símbolos franquistas, os pongo aquí una foto de la protesta contra la retirada de la estatua de Franco (Madrid, 2005).

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Cercas: “El Rey hizo cosas en el 23-F que no debería haber hecho”

El escritor presenta ‘Anatomía de un instante’, una revisión poco complaciente de la reacción al golpe de Estado

JESÚS RUIZ MANTILLA El País16/04/2009

Javier Cercas cree que la sociedad española está suficientemente madura como para enfrentarse a toda la verdad sobre el 23 F. Esto incluye la indagación en las reacciones y las acciones de los principales personajes, desde Adolfo Suárez hasta el Rey, pasando por la sociedad civil, el Ejército y toda la clase política. Es lo que ha hecho el escritor en su último libro Anatomía de un instante (Mondadori), presentado este jueves en el hotel Palace, justo en frente del Congreso de los Diputados, donde se vivió aquella noche fría y tensa.

“La verdad es la verdad. ¿Que si creo que este país está suficientemente maduro para soportarla? Pues sí. No creo que este libro vaya a provocar ninguna catástrofe”.

Pero habrá que esperar a las reacciones que su lectura provoque. Sobre todo en lugares como la Casa Real, donde ciertos hechos e interpretaciones relatados en el libro pueden resultar incómodos. En cuanto al papel de don Juan Carlos, Cercas es tajante: “El Rey no organizó el golpe, está claro, lo paró. Nadie podía pararlo si no era él, que tenía el poder de hacerlo. Pero eso no significa que tengamos que santificarlo. El Rey también se equivoca, e hizo cosas que no debería haber hecho. La verdad es que lo facilitó y en eso se equivocó, como se equivocó gran parte de la clase política”.

Cercas relata en el libro cómo el ambiente insoportable, “de depresión generalizada en todo el país”, que se vivió el año anterior al golpe fue lo que desencadenó que los militares culpables y los cabecillas -el teniente coronel Tejero, el general Armada y el teniente general Milans del Bosch- se vieran alentados para cometerlo.

“Nadie estuvo a la altura. Tampoco la sociedad civil. Muy pocos dieron la cara aquella noche. No hubo una reacción seria. Los golpistas hasta mucho después no comprendieron que nadie quería aquello. Como país no actuamos de manera brillante, ni estuvimos a gran altura. Fue un mal momento”.

“El deseo de acabar políticamente a toda costa con Suárez obsesionaba a todo el mundo, desde la oposición hasta al propio Rey”. Eso es lo que, según Cercas, da alas a los golpistas, y eso es lo que sin duda va a traer más polémica en los próximos meses.

El nuevo libro de Cercas es un cruce muy eficaz e insólito de géneros. De hecho, al principio el autor quería hacer una novela. Pero cuanto más se iba metiendo en la historia mejor se dio cuenta de que lo responsable era abandonar esa idea. “Hay muchas ficciones y muchas leyendas sobre el 23-F. Por eso yo decidí prescindir de la ficción. Mi trabajo ha sido como el de una asistenta, me he dedicado a limpiar la casa de falsedades, pero aún así seguirán existiendo leyendas sobre el 23-F”. Pese a que su empeño no ha sido, como cualquier experto en marketing desearía, contar toda la verdad y demás pamplinas, Cercas ha querido acercarse lo más posible a ella, aunque cree que es una tarea todavía difícil. “Ya no existen grandes enigmas sobre el 23-F. Lo digo después de haberlo leído todo y hablado con muchos de los protagonistas. Lo que quedan son zonas de sombra. No hay historiadores académicos que se hayan ocupado del golpe. La razón es que no existen documentos. Pero yo me he dedicado a mirar, a escuchar y a leer con atención. A fijarme en esas cosas que todo el mundo hemos visto pero que no hemos acertado todavía a interpretar”.

Entre todo lo que le ha servido para la investigación, resalta un documento: “La grabación de 35 minutos del asalto. Apenas hemos visto cinco segundos de manera repetitiva y reiterada, pero esos 35 minutos son algo alucinante y extraordinario. Uno de los grandes documentos de la historia de España. El libro parte de ahí”. Un momento en el que sólo tres diputados permanecieron sentados en sus escaños cuando tronaban los disparos en el techo del Congreso. “Lo normal era tirarse al suelo y no podemos juzgar a quienes lo hicieron, pero el gesto de aquellos tres personajes [Suárez, Gutiérrez-Mellado y Carrillo] fue algo simbólicamente extraordinario”. Tanto, que aquel rasgo heroico preocupó muchísimo los días posteriores a la clase política. “Ha habido determinados políticos importantes que, una vez pasado el golpe, se preguntaban ‘¿alguna vez nos van a preguntar esto?’ Creían que el hecho de que se tiraran al suelo lo iban a pagar electoralmente”.

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Os recomiendo también la crítica del libro de Cercas por Jordi Gracia, publicado en El País el 11/04/2009 con el título “Tres héroes de un instante“.

El mañana efímero

 A Roberto Castrovido

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.

– Antonio Machado

(Escuchar el poema)

Lecturas sobre Isaac Rosa y El vano ayer

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En internet hay muchas críticas sobre El vano ayer y también entrevistas a Isaac Rosa. Os pongo aquí algunos enlaces:

CRESPO, Marciano: “El franquismo torturó y ejecutó hasta el último momento” [entrevista a Isaac Rosa]. Tribuna, octubre de 2004 [http://www.fsap.ccoo.es/comunes/temp/recursos/22/29408.pdf].

ECHEVARRÍA, Ignacio: “Una novela necesaria”. El País, 12/06/2004 [http://www.elpais.com/articulo/semana/novela/necesaria/elpepuculbab/20040612elpbabese_16/Tes].

RENDUELES, César: “Isaac Rosa. La anamnesis del franquismo”. Ladinamo, 13, 2004 [http://www.ladinamo.org/ldnm/articulo.php?numero=13&id=324].

En el “I Congreso Internacional de Literatura y Cultura Españolas Contemporáneas”, celebrado en la Universidad Nacional de la Plata (Argentina) del 1 al 3 de octubre del 2008, se presentaron varias ponencias sobre El vano ayer. Tenéis acceso a ellas en la página del congreso.

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Os recomiendo también la siguiente novela de Isaac Rosa:

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y un artículo sobre ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil!:

GOYTISOLO, Juan: “Ejercicio de valentía y lucidez”. El País, 17/03/2007 [http://www.elpais.com/articulo/narrativa/Ejercicio/valentia/lucidez/elpepuculbab/20070317elpbabnar_9/Tes].

Javier Cercas disecciona el 23-F en ´Anatomía de un instante´

Analiza la intentona militar a partir de la foto de los políticos que no se tiraron al suelo.

08/04/2009 – El Periódico Extremadura. – MERCEDES JANSA

La foto fija de Adolfo Surárez, solo, en el banco azul del Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981, es el punto de partida elegido por Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) para desmenuzar el golpe de estado en Anatomía de un instante (Mondadori), que hoy sale a la venta. Pero la intención del escritor es ir más allá del análisis de una imagen.

A diferencia de su gran éxito Soldados de Salamina , Cercas elude la ficción y repasa con notable precisión las claves de la asonada y sus protagonistas, quedando al final el regusto de un análisis de la historia de la España del siglo XX a través de sus dos hitos: la larga dictadura y la reciente democracia.

El libro, por el que tres importantes editoriales (Tusquets, Planeta y Mondadori) pujaron a fondo para quedarse con la edición, se apunta como uno de los fenómenos de la temporada. A medio camino entre la crónica y el ensayo, Cercas no escatima datos ni análisis. Y, a veces, entra en el terreno de la intriga, sobre todo, cuando aplica la lupa a los servicios secretos en la trama golpista.

Ha leído miles de documentos y ha conversado durante cientos de horas con todos los protagonistas –excepto con Suárez, por razones de salud– para al final volcar sus conclusiones en casi 450 páginas. Pero la llama permanente de inspiración son los 35 minutos de grabación televisiva de la ocupación del Congreso por Tejero. Del análisis de esas imágenes, Cercas extrae el significado del gesto de no tirarse al suelo, como ordenaron los golpistas, de Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo, a su juicio los héroes de ese día. Fueron, sostiene, gestos de “coraje, gracia, rebeldía y libertad” de tres hombres en el ocaso de sus actividades públicas.

Los cinco capítulos se abren con un epílogo y se cierran con un prólogo de una novela, que se quedó en borrador cuando reflexionó sobre si una realidad tan intensa como la del 23-F se podría ficcionar. Cercas juega con lo que llama “simetrías de ficción” que le permiten analizar la psicología de cada personaje y las coincidencias entre antagonistas. La más importante la que establece entre Suárez y su padre, José Cercas, al que dedica el libro.

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Leer el reportaje de El País sobre el tema.