Otro episodio de la infamia, en un banquillo argentino

El general Olivera protagoniza el juicio más importante a la dictadura después de los procesos a Videla y Massera

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ El País11/02/2009

El general argentino Jorge Carlos Olivera Rovere compareció ayer ante el Tribunal Oral Federal Número 5 de Buenos Aires con un impecable terno gris y paso reposado, propio de sus 82 años de edad. Miró de frente, casi sin pestañear, a los familiares de los asesinados y desaparecidos, y se sentó con la espalda rígida, sin hacer caso a los murmullos de “asesino” que recorrieron la sala. El general Olivera Rovere está acusado de ser el máximo responsable de los centros clandestinos de detención y tortura que funcionaron en Buenos Aires durante los años de la dictadura y su juicio es, quizás, el más importante que se ha desarrollado en Argentina contra los responsables de aquella barbarie, una vez procesados los integrantes de la propia Junta Militar, como Videla o Massera.

Olivera y los otros cinco altos mandos que comparecieron ayer con él (dos generales, dos coroneles y un teniente coronel, subjefes de la misma zona militar) representan al terrible Primer Cuerpo del Ejército que encabezó la represión política en Buenos Aires a partir de 1976. En concreto, y para esta causa, Olivera está acusado de cuatro asesinatos (cuatro refugiados uruguayos, entre ellos los diputados Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez, que fueron arrebatados a la puerta de sus hoteles el 18 de mayo de 1976 y cuyos cuerpos aparecieron tres días después en un coche abandonado), 116 secuestros y desapariciones, y numerosos delitos de tortura. Entre sus víctimas puede figurar también el escritor y periodista Haroldo Conti.

El general Olivera casi logró salir impune, a pesar de la larga lista de crímenes que se le imputan. Con la llegada de la democracia fue procesado, pero su eventual condena quedó interrumpida gracias a las leyes de perdón y amnistía. Reabiertas las causas en 2003, fue de nuevo detenido y estuvo preso durante tres años, hasta que la Cámara de Casación lo puso en libertad a la espera de juicio.

Así pues, Jorge Carlos Olivera llegó ayer al Tribunal tranquilamente, desde su domicilio porteño. El secretario de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, Eduardo Luis Duhalde, que asistió a la sesión, aseguró que “las pruebas colectadas son tan abrumadoras” que considera que la condena está asegurada. “Espero que sea condenado al máximo de la pena prevista”, añadió. Dada su edad es, sin embargo, poco probable que vuelva a pisar la cárcel.

El juicio, que durará varios meses debido al gran número de testigos citados, empezó en medio de una fuerte polémica porque los jueces del Tribunal Federal impidieron la entrada de cámaras de televisión y fotográficas, en contra, se supone, de las órdenes ya dadas por la Corte Suprema que ampara el derecho a la publicidad de los juicios. Los jueces de este tribunal decidieron autorizar únicamente a un cámara del canal público de televisión y a un fotógrafo para que entraran en la sala durante tres minutos. La televisión rechazó el acuerdo y el fotógrafo no pudo hacer ninguna foto sensata, porque los jueces decidieron sorprendentemente que los tres minutos habían acabado antes de que el procesado entrara en la sala. “Queremos ver la cara del asesino”, protestaban en la puerta familiares de las víctimas. El tribunal, integrado por los jueces Daniel Obligado, Guillermo Gordo y Ricardo Frías, se mostraron también inflexibles al exigir a las representantes de las Abuelas de la Plaza de Mayo que se despojaran de sus famosos pañuelos blancos, por considerarlos “símbolos” inapropiados.

Entre los testigos figuran algunas de las víctimas que consiguieron sobrevivir a su paso por alguno de los centros de detención controlados por el Primer Cuerpo del Ejército, cuyo jefe era el tristemente célebre general Carlos Suárez Mason, el más despiadado de los despiadados, muerto en 2005, a los 81 años, de un ataque al corazón. Lugares como El Banco, el Olimpo o Automotores Orletti forman ya parte de la historia de la infamia en Argentina.

Belloch escandaliza en Zaragoza dando una calle al santo Escrivá

El alcalde socialista rebautiza una vía dedicada a un golpista

CONCHA MONSERRAT El País14/02/2009

La decisión del alcalde de Zaragoza, el socialista Juan Alberto Belloch, de dedicar una de las calles del centro de la ciudad al fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer, quien nació en la localidad oscense de Barbastro, ha encendido una polémica que crece más deprisa que el caudal del Ebro y que tiene también muchas posibilidades de desbordarse. Belloch ya ha advertido que la decisión ha sido suya y que no dará su brazo a torcer.

El asunto arrancó cuando el Ayuntamiento se dispuso a aplicar la Ley de Memoria Histórica. Entre las propuestas para renombrar las calles dedicadas a personajes franquistas, el alcalde incluyó una singular: que la calle dedicada al general Sueiro (miembro del primer claustro de profesores de la Academia General Militar junto a otros destacados militares golpistas que llegó a desempeñar una capitanía general) pasara a homenajear al fundador del Opus. Se da la circunstancia de que en ella hay un colegio propiedad de esa organización católica.

Desde entonces se vienen sucediendo las manifestaciones de ciudadanos en contra de la iniciativa de Belloch. Frente a ellas, el alcalde socialista argumenta que Escrivá es un aragonés de renombre universal y que, además, es santo. “No hay un marxista culto que se oponga a esto”, dice, “porque, independientemente de cuales fuesen sus ideas, que han generado bastantes catástrofes en la humanidad, es un hombre importante. A un señor no se le pone una calle por consenso, sino por méritos. Y la verdad es que [Escrivá] los tiene: ser santo”.

El concejal de IU, José Manuel Alonso, ha puesto el grito en el cielo. Pero la contestación más dura a la iniciativa del alcalde la protagonizó el jueves un socialista histórico: el diputado constituyente Antonio Piazuelo, hoy diputado regional, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza y medalla de oro de la ciudad. En una carta durísima, Piazuelo acusa al alcalde de fraude de ley: “Me permito recordar que en uno de los últimos Gobiernos presididos por el General Franco, con participación de cuatro ministros del Opus, se produjeron las últimas condenas a muerte de antifranquistas. Dedicarle una calle [al fundador del Opus Dei] me parece un fraude de ley claro y rotundo que tendrá, espero y deseo, defensa y contestación jurídica”.

En la misma línea se pronunció ayer el historiador Julián Casanova, autor del libro La Iglesia de Franco. Escrivá, señala, “no tuvo que ver con la violación de derechos humanos (…), pero el Opus mantuvo el aparato de la dictadura y a sus miembros nunca les importó que ese aparato asesinara a miles de españoles y violara los derechos humanos más elementales”.

La inclinación del alcalde de Zaragoza por la Iglesia no es nueva. Ya en las primeras primarias del PSOE sorprendió al entonces candidato Josep Borrell llevándole a rezar ante la virgen del Pilar, “cosa que yo hago nada más llegar a Zaragoza”, le dijo.

Este mismo año, apoyó el rechazo de la compañía de transportes urbanos a la campaña de anuncios con el lema: Probablemente Dios no existe.

Así fue… en las artes y en las calles

José Enrique Ruiz-Doménec viaja por la historia de España a través de sus hitos culturales y cotidianos – La Hispania romana y la Guerra Civil acotan la obra

MIGUEL ÁNGEL VILLENA – El país – 14/02/2009

“La historia del matrimonio de Alfonso XII con su prima María de las Mercedes, hija de los condes de Montpensier, se hizo para ser recitada en las plazas públicas, como la de su tataranieto Felipe de Borbón con Letizia Ortiz se hizo para las cámaras de televisión”. Con este párrafo, el historiador José Enrique Ruiz-Doménec ilustra el papel que la Monarquía jugó para asentar la Restauración, un sistema político que se prolongó en España durante más de medio siglo (1876-1931).

La relevancia concedida a los movimientos culturales y a la vida cotidiana, junto a una cuidada elección de anécdotas históricas que llegan a elevarse a categorías, como en la famosa boda de Alfonso XII que ha llegado al imaginario popular e incluso al cine, figuran entre los ejes de España, una nueva historia (Gredos). El libro, que aparecerá la semana próxima, responde al intento de Ruiz-Doménec, historiador formado en Francia y en el Reino Unido, de ofrecer una obra de síntesis, divulgativa y rigurosa al mismo tiempo.

“Analizar los factores humanos”, señala el catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, “y cómo inciden en los grandes hechos históricos ha sido mi objetivo. Hay que tener en cuenta que detrás de cada decisión con trascendencia se halla el factor humano. Cuando hablo de nueva historia, de un enfoque distinto para abordar la evolución de España, quiero decir que estoy mezclando el microrrelato con el macrorrelato, subrayando siempre la importancia de las mentalidades, de la vida cotidiana y de la cultura. De este modo, utilizo mucho las obras de artistas como Cervantes, Quevedo, Farinelli, Larra, Sorolla, Falla o Pardo Bazán para ayudar a entender las distintas épocas de España, más allá de los sucesos políticos o los avatares económicos”.

Para conseguir esos objetivos resulta necesario que el historiador escriba como un novelista o, incluso mejor, como un periodista. “Mi maestro Georges Duby me impuso como deberes que aprendiera a escribir bien, con ritmo y estilo. Es básico para una buena narración histórica saber contar los acontecimientos para que los comprenda cualquier lector de periódicos y no sólo los eruditos. De hecho, yo escribo historia por responsabilidad ciudadana”.

Persuadido de que Internet ha acabado con la necesidad de notas a pie de página y con las bibliografías infinitas, Ruiz-Doménec no tiene dudas de que el éxito que vive el género histórico en España, desde la novela al ensayo pasando por las biografías, obedece a las carencias del sistema educativo.

El autor defiende un salto interpretativo y argumenta que muchas fechas históricas han afectado más a la memoria colectiva que a la realidad diaria de los que la vivieron. Y a la hora de analizar, el catedrático de Historia Medieval, aunque con vocación de generalista, resalta las dos o las múltiples Españas que convivieron en algunas etapas de la Edad Media.

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Vencidos y saqueados

Los republicanos españoles pagaron la derrota no sólo con la vida, la cárcel o el exilio. Los tribunales políticos del franquismo también confiscaron sus bienes y fijaron abultadas multas

TEREIXA CONSTENLAEl País – 15/02/2009

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Margarita Xirgu era un icono del teatro, un meteorito que horadó el casticismo de las tablas con su apuesta por la vanguardia europea. Para media España, un símbolo del compromiso de una generación de artistas de entreguerras. Para la otra media, una roja con un pasado que expiar. El expediente de la actriz es uno de los 36.018 resueltos hasta noviembre de 1941 por los 18 tribunales regionales de responsabilidades políticas, creados para castigar a los perdedores de la Guerra Civil por su ideología, a golpe de multas e incautaciones.

Por ellos desfilaron desde presidentes de la República como Manuel Azaña o Niceto Alcalá Zamora hasta insignificantes militantes de partidos del Frente Popular que alguien ponía en la diana del tribunal. Daba igual que el procesado estuviese en España o en el exilio; daba igual que estuviese vivo o muerto. En el peor de los casos, la familia pagaba el ajuste de cuentas. Así que Xirgu, de notoria afinidad republicana, no se libró de esta persecución, que comenzó mientras ella estaba de gira en México. “Es persona de izquierda, figurando afiliada en Izquierda Republicana. En octubre de 1934 tuvo oculto en su casa a Manuel Azaña, del que era íntima amiga, así como de Marcelino Domingo

[ministro de Instrucción Pública]. Le cogió el Movimiento Nacional en el extranjero, no habiendo regresado a su patria, dedicándose a realizar propaganda roja en festivales, representaciones teatrales y giras. Protege a los elementos marxistas en una finca que ha adquirido en Chile”.

Por tales “hechos graves”, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Barcelona le confiscó todos sus bienes en 1941, la inhabilitó para ocupar cargos “de toda clase” a perpetuidad y la condenó al destierro, también perpetuo. Entre las propiedades incautadas se incluían tres viviendas en Barcelona y la casa de Badalona, donde Azaña se había alojado tras su retención en el puerto barcelonés en 1934, y por la que también habían pasado Federico García Lorca y Jacinto Benavente.

Margarita Xirgu jamás regresó del exilio, a su juicio, el peor de los males. […]

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Rojos y judíos

JORDI SOLEREl País -15/02/2009

El éxodo de republicanos que, huyendo de la cólera vengativa del general Franco, cruzó la frontera francesa en febrero de 1939, fue repartido en varios campos de concentración que, en general, no eran más que grandes extensiones de terreno cercado con alambre, una especie de corral, vigilado por guardias senegaleses, donde los republicanos españoles vivían, dormían, defecaban y con frecuencia morían a la intemperie. El más grande y emblemático de estos campos era el de Argelès-sur-Mer, una larga playa donde murieron cientos de españoles que hoy se ha reconvertido en lugar de veraneo; en esa misma arena donde los republicanos luchaban por sobrevivir, o morían de hambre, enfermedad o desesperación, ahora los turistas beben cerveza en un chiringuito con D. J. o exponen, sobre una toalla mullida, sus cuerpos al sol. Mi abuelo, al perder la guerra, purgó varios meses en esa playa y en ese tiempo, un tiempo indecente para vivir a la intemperie, experimentó una serie de cambios que fueron transformando el signo del campo de concentración: al principio era una prisión exclusiva para republicanos pero conforme la Segunda Guerra Mundial fue consolidándose comenzaron a llegar judíos y gitanos, dos pueblos que, junto con el éxodo republicano, constituían entonces una tribu errante que no tenía lugar en Europa, y que en la España franquista contaba incluso con un eslogan, con una idea machacona que decía, muy a la manera de Bush y su Eje del Mal, que todas las desgracias del mundo se debían a un complot de rojos, judíos y masones.

Luego vino el horrendo capítulo de los campos de concentración y de exterminio nazis donde volvieron a coincidir judíos y republicanos, en una proporción, y a partir de un proceso de selección, que desde luego los convierte en tragedias que no pueden compararse. Sin embargo, aquél es un capítulo, el de los rojos y los judíos en el mismo campo de concentración, que por salud mental, y para no perder la perspectiva histórica, no deberíamos olvidar; sobre todo en esta temporada en que España acaba de ser declarada, por el prestigioso Pew Research Center de Washington, el país más antisemita de Europa; un deshonor mayor que es la suma de la clásica, y añeja, animadversión del mundo católico frente al judío, y de la educación franquista que durante décadas reforzó esta animadversión.

Mientras Europa, después de la Guerra Mundial, lidiaba con el genocidio nazi, trataba de digerirlo y hacía un examen de conciencia a nivel colectivo y personal, en España los judíos seguían perteneciendo a ese eje del mal que Franco con tanto empeño y desparpajo había promocionado. Alejandro Baer, enun estupendo artículo publicado en estas mismas páginas, nos contaba cómo la Noche de los Cristales, ese pogromo antisemita que organizaron los nazis en 1938, fue condenado por la República española y justificado, e incluso aplaudido, por el bando franquista. Cuarenta años de discurso oficial antisemita es tiempo suficiente para contaminar a varias generaciones, para deformar la visión que tiene el país del pueblo judío y de los individuos que lo componen. ¿Que España es el país más antisemita de Europa? Según el Pew Research Center lo es, pero también es el país que tiene la curia más poderosa, vociferante y arcaica del planeta, dos anomalías complementarias que deberían revisarse seriamente como eso que son, anomalías en un país europeo, en la octava economía del mundo, anomalías como esos huesos de los combatientes republicanos que sus familias no pueden desenterrar.

Quiero decir que el antisemitismo español tiene mucho de tara, tiene que ver con esa zona de burricie que el dictador extendió durante décadas para perfilar un ambiente que sirviera a sus propósitos, y así como es necesario que cada ciudadano pueda desenterrar a sus muertos de la Guerra Civil (para que después pueda enterrarlos en santa paz), también es imperativo un análisis personal sobre esa pulsión antisemita que, según ese centro de investigadores de Washington, posee la mitad de España.

La guerra entre Israel y Palestina ha puesto esta pulsión al rojo vivo, en las manifestaciones de Madrid y Barcelona hemos oído consignas y leído pancartas que tienen que ver más con el antisemitismo puro y duro que con la guerra misma. En la de Barcelona, por ejemplo, vimos fotografías de respetables ciudadanos barceloneses a los que, exclusivamente por el hecho de ser judíos, les habían pintado un blanco en la frente, y, hace unos días, fue vandalizada una de las sinagogas de la ciudad por un grupo de exaltados que piensan que con ese acto apoyan la causa palestina. Y esto acaba de suceder en Barcelona, una de las ciudades, no está de más recordarlo, que se cita a menudo como ejemplo de urbe civilizada y tolerante.

He empezado estas líneas en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer porque aquel episodio, casi olvidado, ilustra el flanco bárbaro de España, y en general de Europa. En aquella playa, expuesta a los cuatro vientos, españoles y franceses vivían encerrados por ser rojos y judíos, los dos sin un país al cual regresar, sin un rincón que les sirviera de refugio y con un futuro inmediato rigurosamente negro, ambos víctimas de un prejuicio que, en el caso de los judíos, sigue operando con alarmante virulencia, un prejuicio que en España le debe mucho al eje del mal que vislumbraba el dictador, que tiene mucho de tara y, con bastante frecuencia, es una forma de la ignorancia y la sandez.

Todos coincidimos en que la respuesta del ejército israelí ha sido desproporcionada y en que la masacre de la población civil palestina, con énfasis en las criaturas, no tiene ni nombre ni, si me lo permiten, perdón de Dios. Pero, a partir de aquí, habría que plantearse ¿qué culpa tiene un pacífico judío de Barcelona, o de París o de la Ciudad de México, de lo que hace aquel ejército?; ¿por qué el apoyo al pueblo palestino, apoyo que, por cierto, muchos judíos comparten, tiene que derivar en la barbarie antisemita? Así como han sido importantes las manifestaciones en la calle para detener aquella guerra, con esa misma energía habría que hacer un esfuerzo por separar a los dirigentes y al ejército del Estado de Israel de las personas que, por puro azar, han nacido judías, y viven entre nosotros. Porque el antisemitismo se dirime a ese nivel, en una cena, en una mesa donde, entre los invitados, hay un judío y en cuanto brinca el tema de la guerra entre Israel y Palestina, se instala entre el pan y el vino una incómoda tensión. La cosa empieza ahí, en esa cena hipotética donde, estos días, echan un pulso la civilización y la barbarie.

Jordi Soler es escritor.

¿Debe España recordar el franquismo?

RAMIN JAHANBEGLOOEl País – 15/02/2009

La llamada Ley de Memoria Histórica ha desatado un torbellino de debates en España. Según algunos españoles, el país tiene que mantener enterrado el pasado; de no ser así, la sociedad española se desgarraría totalmente. Pero España no es el primer país que se enfrenta a la pregunta sobre si debe o no recordarse un pasado atroz. Al abordar esta cuestión, es muy importante plantearse en primer lugar quién quiere olvidar. Y en segundo, saber si alguna víctima ha olvidado.

Cuando una nación tiene el valor de hacerse preguntas sobre su pasado, no sólo se trata de recordar su historia, sino de romper el silencio y de reivindicar la dignidad de las víctimas. En consecuencia, también tenemos que preguntarnos si recordar es un fin en sí mismo o si es el principio de un auténtico proceso de reconciliación y construcción de la paz. Como señaló James Joyce, “la historia es una pesadilla de la que tratamos de despertar”.

Para poder despertar, no es preciso ni amar el pasado ni odiarlo, sólo comprenderlo y superarlo. Y sólo siendo fieles a la verdad de la historia podremos lograr ambas cosas. Conocer la verdad histórica puede ser doloroso, pero no cabe duda de que es enormemente liberador. Con ese conocimiento, una nación puede dejar de lado el dolor.

En muchos países del mundo los procesos de conocimiento de la verdad histórica estuvieron congelados durante años. En las dictaduras de países de África, Latinoamérica y Oriente Próximo, la gente se vio obligada a vivir con culpa y la dignidad se convirtió en algo sin valor. Irónicamente, eran los oprimidos, no los opresores, los que se sentían culpables. A la gente comenzó a desagradarle su pasado, pero no podía cambiarlo. Las personas eran culpables de vivir en el lugar y el momento equivocados.

Sin embargo, la historia siempre encuentra formas de juzgarse y condenarse a sí misma. Echemos un vistazo al caso de Suráfrica. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación dio a los surafricanos la posibilidad de lidiar con su pasado partiendo de una base moral consensuada y de avanzar así hacia la reconciliación. En Suráfrica, las víctimas colocaron la necesidad de verdad y de reconocimiento por encima de la necesidad de reparación. En ese país, la cuestión no radicaba en si se imponían compensaciones monetarias o reparaciones simbólicas (o ambas). Lo primordial era la necesidad de verdad en un contexto de transición política negociada. La sustitución de la justicia punitiva por la recuperación de la verdad posibilitó que todo el mundo accediera a la información, proporcionando al mismo tiempo un testimonio incontestable sobre cómo habían tenido lugar los abusos y las vulneraciones de derechos individuales. Y el hecho de revelar la verdad sirvió para prevenir posibles violencias futuras.

En el caso español, la mayoría de los pretextos presentados para no recordar la época franquista es aquello de que no debemos reabrir las heridas del pasado. Pero negando ese pasado nunca podremos cerrar tales heridas. Si una nación, o una gran parte de ella, tiene la necesidad de recordar es porque no ha olvidado. El perdón asociado al olvido es la opción más tentadora para criminales y opresores, pero siempre es mejor perdonar sin olvidar.

Un proceso de recuerdo no sólo tiene que constituir una oportunidad para que las víctimas muestren su verdad, como hicieron los judíos respecto a la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración nazis, sino un método para que el conjunto de la sociedad construya una historia común. También sirve para que cada sociedad afronte sus pesadillas, acepte la responsabilidad de lo ocurrido y haga cambios que garanticen que esas atrocidades no vuelvan a ocurrir jamás.

El recuerdo debe ser un punto de partida que sirva para ver la propia historia con los ojos de las víctimas. Y debe ir vinculado a una nueva concepción del futuro. No tiene sentido volver la vista al pasado si no nos ayuda a crear un futuro mejor.

Una nación no puede cicatrizar sus heridas mientras la memoria colectiva esté en suspenso. La concesión de memoria histórica a las víctimas del periodo franquista es una forma de devolverle a la historia española la dignidad que merece. Pero también servirá para sacar a la luz realidades de la historia contemporánea española largo tiempo ocultas, proporcionando de manera retroactiva dignidad a los vencidos por esa misma historia. De este modo, la memoria de las víctimas del régimen franquista podría convertirse en un gran antídoto contra el odio y el prejuicio en España.

Sólo una sociedad que sepa cómo recordar al unísono sabrá cómo respetar la dignidad de la diferencia. Y el valor de ésta depende totalmente de la comprensión de sus límites. Dicho de otro modo, la historia debe escribirse por y para las víctimas que fueron abandonadas por la historia. No debemos olvidar el rastro de sangre y de lágrimas que la historia siempre deja a su paso. Un pueblo libre no puede permitirse olvidar las atrocidades de su pasado.

Ha llegado el momento de que España ponga al día su perspectiva histórica, reduciendo la brecha existente entre la memoria de las víctimas y el futuro de la democracia. La historia de la libertad tiene que ver con la posibilidad de juzgar libremente la propia historia.

Traducción de Jesús Cuéllar Menezo.

Ramin Jahanbegloo, filósofo iraní, es catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto (Canadá).

Una novela sobre la memoria política en Chile gana el Premio Primavera

Luis Sepúlveda obtiene el galardón por su obra ‘La sombra de lo que fuimos’.- José María Beneyto queda finalista

El País Madrid – 19/02/2009

El escritor chileno Luis Sepúlveda ha ganado hoy la XIII edición del Premio Primavera de Novela, dotado con 200.000 euros, con su obra La sombra de lo que fuimos, mientras que el español José María Beneyto se lleva los 30.000 euros correspondiente al finalista con Los elementos del mundo. El jurado que ha fallado este premio, que convocan cada año la editorial Espasa Calpe y Ambito Cultural de El Corte Inglés, ha estado presidido por Ana María Matute y han formado también parte de él Antonio Soler, Ángel Basanta, Ramón Pernas, Ana Rosa Semprún y Miryam Galaz, como secretaria sin voto.

Luis Sepúlveda ha escrito una novela generacional “con estructura detectivesca” que habla del desengaño de unos chilenos que recuerdan su juventud, en los años sesenta y setenta, su relación con el Partido Comunista, el golpe de Estado, el exilio y su regreso a un Chile en democracia, “un país que ya sólo existía en su memoria”, ha explicado Ángel Basanta al presentar la obra. La novela finalista es una obra muy extensa en la que José María Beneyto propone una gran reflexión sobre Alemania y Europa, el nazismo y el sentimiento de culpa, con una mezcla de géneros, ha señalado Antonio Soler.

Afincado en Gijón desde hace años, Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949) es uno de los escritores en lengua española más traducido, y, en concreto, su obra El viejo que leía novelas de amor (1989) está publicada en sesenta idiomas. Hijo de vasca y de jienense, Sepúlveda se considera miembro del grupo de escritores latinoamericanos posteriores al boom del realismo mágico y es autor además de títulos como Patagonia Express (1995), Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar (1996) y La rosa de Atacama (2000).

Por su parte, José María Beneyto es director del Instituto Europeo de la Universidad San Pablo-CEU y autor de varios ensayos, y ésta es su primera novela. Casi 300 originales, procedentes de cuatro continentes, se habían presentado a esta XIII edición del Premio Primavera de Novela.

Canción escrita por las presas de la Carcel de Ventas

(Madrid, 1940)

Cárcel de Ventas.
Hotel maravilloso.
Lleno de lujo e higiene.
A todo confort.
Donde no hay.
Ni camas ni comidas.
En los infiernos.
Se está mucho mejor.
Hay cola atroz.
En los retretes.
Vivo cemento dan por pan.
Lentejas único alimento.
Un plato al día te darán.
Lujoso baldosín.
Disfrutas por el colchón.
Al levantarme, tengo deshecho.
Un riñón.
A eso de las siete.
Tocan a diana.
Nos levantamos todas en tropel.
Vienen a darnos.
Las sopas carceleras.
No hay más remedio que comer.
Lentejas por aquí.
Judías por allá.
Y luego un bombardeo.
Que es cosa fatal.
(Generalísimo) piensa.
En las presas.
Que la justicia.
No se haga esperar.
Que la sarna empiece a hacer estragos.
Y es un mal.
(General, general).
A eso de la nueve.
Nos pasmos la lendrera.
Este es un caso difícil de explicar.
Saltan los piojos tan grandes.
Como fieras.
Que hasta en la celda.
Nos hacen patinar.
Hay (fascistonas) y (pajilleras).
Cuánto nos quieren humillar.
Pero tenemos en las venas.
Sangre (rojilla) de verdad.
Tenemos que aplastar.
A Franco el vividor.
Y el pueblo madrileño.
Será (vencedor).
Bravo Negrete.
Los presos te saludan.
Yo sé que tú.
Nos traes la libertad.
Quiero volar contigo.
Para siempre y a los rojos.
Mis hermanos abrazar.
(Generalísimo).
Que tu justicia.
No se haga esperar.
Que ya estamos.
Pagando muy caro.
El delito de ser social.

Fuente: Foro por la Memoria 

Diario de aprendizaje II (Gonzalo)

EL VOCABULARIO EN LUNA DE LOBOS por Gonzalo Hernández Reyes

Llamazares, como hablamos en clase, utiliza gran cantidad de adjetivos y sustantivos oscuros, fríos, depresivos, sombríos, decadentes reflejados en la naturaleza para expresar los propios sentimientos de Ángel, el personaje. Quisiera con este pequeño diario confirmar nuestra idea confrontando vocablos negativos con otros positivos. Para ello encontraremos el número de veces que aparece una palabra negativa y compararemos este número con su palabra antónima, por ejemplo, blanco frente a negro, noche frente a día, etcétera.

Este proceso es muy entretenido pero no tanto como podría pensarse a priori. Me he bajado de Internet el libro y una vez abierto he utilizado la opción del buscador de word (CTRL + F). Nada especial. Espero que os parezca curioso.

El vocablo luna aparece prácticamente el mismo número de veces que sol. Luna, 37 veces, sol, 33. Esto me pareció sorprendente, pero al buscar en qué contextos surge ”sol” es fácil entender que este sol no contine un mensaje positivo, sino todo lo contrario, está rodeado de situaciones dramáticas. Aquí coloco algunos ejemplos de la aparición de sol:

-La luz del sol no es buena para los muertos.

-Así nunca llegaban a saber que estaban ciegas y no podían resistir la luz del sol.

-el sol se desmorona en una charca sucia…

-Cuando se olvidan el color y la textura de la luz, cuando la luna se convierte en sol y el sol en un recuerdo,..

Con respecto a los colores. Negro o negra, 48 veces, gris, 22, mientras que blanco o blanca sólo 18 veces. También hay que añadir, como el caso anterior que blanco aparece en contextos muy negativos, donde el valor positivo de limpieza y pureza del blanco se limita a contextos relacionados con la muerte y la crudeza de la naturaleza. Algunos ejemplos de esto:

La niebla nos sepulta con un bramido blanco.

-¿Qué te pasa, Ramiro? Estás blanco como la nieve.

-Tina mira a Ramiro, blanco y desencajado a la luz del candil.

-…blanco de muerte sobre la superficie blanca de la almohada

-La paja gime con un sonido blando. Está podrida y blanca. Como mis pies. Como mi alma.

También me llamó la atención la comparación entre vivir, vida, vivo y viva con muerte, muerto, muerta y el verbo morir. El primer grupo aparece 47 veces, mientras que el segundo 54 (morir sólo aparece una vez). Esto, parece a priori extraño, pero así como en los anteriores casos estos conceptos están sacados de contextos en los que la muerte, más que la vida, hace acto de presencia. Veamos algunos ejemplos.

-Un lejano destello en sus ojos casi ciegos me dice —pobre Bruna— que está dispuesta a defender mi vida con la suya.

-…ráfagas de nieve, correr buscando la raíz más profunda de la noche, la salvación cercana de esas rocas que marcan, en lo alto de la loma, la frontera de la muerte y de la vida.

-…como buscando el tabaco para liar el último cigarro de su vida.

-Es el apego a esta tierra sin vida —sin vida y sin esperanza— el que se impone como una losa sobre nosotros.

La noche aparece nombrada 136 veces, frente a 46 del día. También el día tiene a menudo connotaciones negativas.

-Os matarían al día siguiente en cualquier cuneta como han hecho con tantos.

-Por el día, dormimos escondidos entre los matorrales. Y, al anochecer,

-Hay que matarla ahora —dice Ramiro—. Antes de que se haga totalmente de día.

Frío, 27, aparece muchas más veces que calor, 8. Claro, que algunas de las alusiones a calor no son para nada positivas. Veamos:

-El calor es húmedo, asfixiante. Fermenta sobre sí mismo como un animal corrompido. Se pudre. Impregna con su olor penetrante las maderas y el agua y el aire y el silencio.

-…entre mí y esta fosa donde el calor y la desesperación se funden en una sustancia putrefacta que comienza a invadir ya mi cuerpo …

Palabras violentas aparecen a menudo. Matar, 9, disparar, 23, las formas derivadas de violencia, 6 y destaca la diferencia de uso entre la palabra paz, 2, y guerra, 15.

Los derivados de oscuro y oscuridad aparecen 52 veces, la palabra sombra, 22 veces, mientras que luminoso, iluminado y sus formas, sólo 19 veces. Destaca sobre todo la presencia de la palabra luz que aparece 60 veces. De todos ellos cuesta encontrar uno que sea positivo y también hay que decirlo, carente de belleza. Aquí algunos ejemplos.

-Juana tiene razón. No puedo permanecer eternamente aquí, tumbado como un muerto boca arriba, sin luz, sin esperanza, con la mirada y el corazón siempre prendidos del vacío

-Hiere la luz después de tanto tiempo. Hiere con un fulgor de nieve esta luz triste y helada que ahora nace. Después de tanto tiempo. Después de tantos días sin sentirla como se sienten en la piel la lluvia o la nostalgia. Hiere la luz y

-Rasga la luz con su hoja de sangre la oscuridad inmensa de las entrañas de la tierra.

El silencio aparece 101 veces, frente a ruido, 3.

Soledad, 24 veces, compañía, 15, también, esta última usado en contextos negativos.

-…con la única compañía del caballo.

-Hasta que, poco a poco, hube de admitir que nada podría hacer por evitar su presencia y su compañía. Hasta que, poco a poco, hube de reconocer que él, el silencio, era el único amigo que me quedaba ya.

-Hace mucho que aprendí a desear menos la compañía de los hombres que la de los animales

-Las cabras, como siempre, retroceden asustadas ante mí. Lejos de acostumbrarse, cada día que pasa rehúyen más mi compañía

La palabra animal aparece 29 veces, frente a 75 que lo hace hombre (humano, sólo una vez). Hombre también aparece a menudo en contextos desagradables aunque la mayoría de las ocasiones sirve para quitarle el protagonismo, su nombre, a la persona de la que se habla.

-a pistola de Ramiro encañona la mirada de un hombre traspasado de terror y de frío.

-el instinto primario de supervivencia que puede llevar a un hombre acosado hacia la violencia

-la figura de un hombre alertado por los ladridos.

-es sólo un hombre brutal, escondido como una alimaña en las mismas montañas de las que habla.

Entre amanecer y anochecer, existe una clara diferencia. 22 a favor de amanecer, frente a 2 de anochecer. Podríamos pensar que aquí se contradice lo que hasta ahor hemos planteado, pero no. Teniendo en cuenta las condiciones en las que viven los protagonistas, el amanecer significa la oscuridad diurna, el escondite, la soledad, el silencio del interior de la tierra.

Como conclusión debo decir que, este pequeño análisis no hace más que confirmar lo que hasta ahora sabíamos. Julio Llamazares utiliza un vocabulario frío, oscuro, deprimente, a la vez encantador, hipnotizante, sencillamente genial. También quisiera añadir que este trabajo se podría ampliar estudiando la evolución del vocabulario a lo largo de la obra, o por ejemplo, dividir el estudio en adjetivos y sustantivos y analizar la relación entre ellos. Pero en esta ocasión aquí lo dejamos. Saludos y espero que os haya parecido interesante.