Diario de aprendizaje V (Leena)

Uno de los temas centrales en El vano ayer es el excesivo uso de la violencia y de la tortura por la policía franquista. Según calcula un ficticio policía al que el autor concede la palabra al final de la novela: “118 de las 254 páginas precedentes se refieren de forma más o menos directa a la represión, a la brutalidad policial, esto es, un 44,7 % de las páginas” (p. 266). En este diario de aprendizaje voy a analizar dos aspectos de la tortura: en primer lugar, cuál era su finalidad durante la dictadura y, en segundo lugar, por qué ha optado el autor por dedicar tantas páginas de su novela a ella. Es evidente que la policía se pasaba de la raya habitualmente durante el régimen de Franco; la tortura era la orden del día. A pesar de ello, cabe preguntar ¿para qué sirve recontar lo más lamentable de aquella época tan detalladamente? 

Para justificar el uso de la tortura como método interrogatorio, se suele presentar el argumento de que cierta presión psicológica y, sobre todo, física hace que los interrogados suelten la lengua y colaboren con más ganas. Así, se obtiene información de vital importancia. Sin embargo, las confesiones y los datos obtenidos por medio de la tortura no son de fiar. El torturado dirá cualquier cosa para escapar el dolor. Si adivina qué es lo que quieren sus interrogadores, les contará eso exactamente, sea o no cierto. Una víctima de la brutalidad policial cuenta: “No fue en realidad un interrogatorio, [–] sabían lo que querían saber. Lo que buscaban era que me inculpase en varios delitos para los que no tenían a nadie, que firmase mi declaración de culpabilidad.” (p. 158). La verdad no les interesaba a los agentes de policía, ni la justicia tampoco. Lo importante era encontrar a un culpable – uno cualquiera – si iba a quedar algún caso sin resolver. El propósito siempre fue “resolver cuanto antes el caso, al menos a ojos de la opinión pública, ante la que debían dar una imagen de eficacia” (p. 165). El sistema judicial era cómplice de la policía franquista: “tribunales, fiscales, abogados, participaban de la misma farsa” (p. 162).

Es más, queda bien claro que la tortura no se empleaba en interrogatorios policiales sólo para obtener información y confesiones. Un compañero de André cuenta que los policías continuaron maltratándolo incluso cuando ya estaba medio inconsciente: “en realidad pienso que no siguieron interrogándome, que se convencieron de mi ignorancia y que el resto de la noche fue ya puro sadismo, por hacerme daño, para que no olvidase mi paso por Sol, para grabar en mi cuerpo el tamaño de mi culpa.” (p. 130). A menudo se les iba la mano a los torturadores y desahogaban su ira sobre los interrogados.

La violencia servía como advertencia; se quería dar una lección a los disidentes de una sola vez. Según un policía: “nosotros pegábamos fuerte [–] es la única forma de que se tomen en serio tus advertencias para la próxima vez” (p. 91). La intención era provocar temor. El mismo policía, quizá en respuesta a las reprimendas de la posteridad, trata de justificar su conducta con la excusa de que “éramos unos mandados” (p. 89) y que “nos calentaban antes de cargar, dentro de la furgoneta o en la comisaría antes de salir para una manifestación. Nos ponían rabiosos” (p. 91). Es peligrosamente fácil conseguir que una persona completamente normal actúe como un monstruo. Lo único que se necesita es que le quiten toda responsabilidad por su conducta y que deshumanicen a su adversario. Desde la Alemania nazi hasta las prisiones americanas en Irak, la justificación de cualquier atrocidad suele ser que los culpables sólo hacían lo que les mandaban y que no sabían de qué se trataba.

En la Universidad Autónoma de Madrid asistí a un curso sobre la dictadura militar de Chile para el cual hice un trabajo sobre la violencia policial. El trabajo consistía en estudiar minuciosamente un caso concreto y relacionarlo con su marco histórico. El profesor me fotocopió cientos de folios de material auténtico: testimonios, informes, protocolos, artículos, etc. El caso que me tocó era la muerte de un joven obrero que fue detenido por casualidad durante una jornada de protesta (en la cual no participaba; estaba volviendo a casa de su lugar de trabajo). Lo pegaron en la furgoneta policial hasta que perdió la consciencia. Luego, lo tiraron de un puente y murió ahogado.

Llevábamos todo el semestre hablando de la represión durante el régimen de Pinochet, así que por supuesto que sabía que las violaciones de los Derechos Humanos eran entonces práctica corriente. Había leído los resultados de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación y, por tanto, conocía el número exacto de víctimas y las épocas cuando la represión fue la más intensa. Sin embargo, no creo que hubiera llegado a entender qué significaban esas cifras. Me afectó mucho profundizarme en el caso de aquel chaval. Conocía su nombre y apellidos, fecha de nacimiento, color de pelo, altura, estado civil, ocupación y domicilio. Leí los testimonios de su madre y de varios amigos suyos, así como los de los guardias civiles y de los demás detenidos (que consiguieron escapar con vida). Hojeé el informe de autopsia, decenas de páginas de protocolos policiales y todos los artículos que se publicaron sobre el caso en la prensa. Para mí, él era el rostro de la violencia policial. Después de terminar el trabajo, me hice miembro de Amnistía Internacional.

En El vano ayer, Isaac Rosa vuelve capítulo tras capítulo al tema de la tortura, la cual es descrita amplia y detalladamente. Varios de los personajes pasan por el malfamado sótano de la comisaría de Sol, y acaban – en estado lamentable – en el hospital. Se dan y se reciben incontables puñetazos, patadas, porrazos y golpes en la novela. Rosa incluso nos facilita unas páginas de un manual de torturas, en el cual se explican escrupulosamente los métodos “quirófano” y “barra” (pp. 131-133). Por si acaso el lector no es capaz de imaginarse el dolor que provocan estos métodos, Rosa procede a describir la tortura desde el punto de vista de la víctima. La focalización provoca que el lector se identifique con la víctima y se involucre más en la historia.

Isaac Rosa mantiene que “cuando hablamos de torturas, si realmente queremos informar al lector [–] es necesario detallar, explicitar, encender potentes focos y no dejar más escapatoria que la no lectura [–] Porque hablar de tortura con generalizaciones es como no decir nada; cuando se dice que en el franquismo se torturaba hay que describir cómo se torturaba, formas, métodos, intensidad; porque lo contrario es desatender el sufrimiento real” (p. 156). Creo que tiene razón; por lo menos a mí se me agota muy rápido la imaginación y, además, prefiero no pensar en cosas desagradables. Confieso que soy de los “lectores débiles, indulgentes, garantistas, que elijan absolver al detenido, desamordazarlo, devolverle sus ropas y conducirlo ante un juez” (p. 156). 

Otra cuestión es si es necesario someter al lector a la verdad llana y lisa. ¿No seríamos más felices si no supiéramos nada de la injusticia y del sufrimiento que llenan nuestro mundo? Al fin y al cabo, ¿por qué entristecernos por algo que no nos corresponda? Según una famosa cita de Giacomo Leopardi: “La felicidad está en la ignorancia de la verdad”. No obstante, pienso que es importante estar al tanto de lo que pasa en el mundo, conocer la verdad. Si los casos de tortura y de violencia  sólo fueran hechos históricos, podríamos olvidarlos sin remordimiento. Sin embargo, no se trata de meros acontecimientos históricos. Los Derechos Humanos siguen siendo violados hoy en día. Por eso, tenemos que dejar que la Historia nos enseñe algo para que no repitamos los mismos errores en el futuro.

Diario de aprendizaje III (Anna)

De los padres y otros demonios

En este diario voy a analizar la novela ´Llegada para mí la hora del olvido´ de Tomás Val desde un punto de vista psicológico, concentrándome en lo que la novela cuenta de los padres de Franco tanto como en mi experiencia de lector y los sentimientos evocados por la lectura de la novela. El título debe algo a García Marquéz, como la misma novela.

La novela ´Llegada para mí la hora del olvido´de Tomás Val me parecía poco divertido. No me hizo reir, como tampoco la película`Buen viaje Exelencia´ de Els Joglars. Sí, yo veo lo grotesco y lo carnavalesco en esa película. También entiendo que exista cierta necesidad de burlarse del dictador. Me parece que es un camino necesario hacia la memoria, hacia un pasado demasiado doloroso. A veces es más fácil tratar temas difíciles con cierta ironía. Sólo hay que pensar cuantas parodias se han hecho de Hitler – la más famosa es seguramente la película Dictador de Charlie Chaplin. Pero hacer una parodia es muy difícil – y más aún cuando la realidad en sí ya parece más absurdo que la parodia.

En vez de hacerme reir, la novela ´Llegada para mí la hora del olvido´ me reveló un Franco que casi me daba pena. Veía algo muy trágico en su persona – trágico y repugnante. Veía un niño abandonado y despreciado por su padre, un hombre lleno de inseguridad, a quién el poder y la violencia daban un sentido de control de sí mismo y de los demás. Y veía el retrato de un viejo moribundo que no sabe quién es y por lo tanto tiene que repetir para sí mismo: “Soy Francisco Franco, Caudillo de España” (p.19) y comprobar en la enciclopedia quién es: “FRANCO Bahamonde, Francisco, Caudillo de España por la gracia de Dios” (p. 24). Un anciano que se ha convertido en una figura que adorna únicamente las monedas y que desea, al final de su vida, ser un simple humano. Su vida nada más que consiste en desfiles, muerte y homenajes. (pp.123-124.)

Por cierto, es un juego interesante que el autor hace con el monólogo interno del personaje de Franco para ganar las simpatías del lector. ¿A ver, que es lo que nos cuenta del niñez de Franco? “1892 es la fecha de mi encarnación, hijo de hembra que vino al mundo para adquirir cuerpo, un 4 de diciembre, mientras el mar escupía el viento como saliva.” (p. 28) Utiliza terminos religiosos, como ´la encarnación´. El mar es un elemento esencial para Franco, y tiene una conección con la muerte: “ El paisaje de mi infancia está nublado y es fiero, es agua y metal y manchas de aceite y gritos. El Ferrol, cuando yo me encarné, era un monstruo agonizante, una maquina oxidada, un astillero tocado de muerte en el que barcos inconclusos llenaban los paseos del muelle como deshechos esqueletos de ballenas. …Es sencillo nacer y es igualmente fácil morir. Y vivir tampoco es muy complicado, todo es dejarse llevar tunnel adelante, flotar en la corriente.” (p. 43)

Me gustan las interpretaciónes psicológicas, y me parece importantísimo el papel de los padres del Franco. Creo que el autor Tomás Val ha querido darnos alguna explicación psicológica para entender la personalidad de Franco. Sin embargo, no creo que conozcamos su personalidad sino a través de sus actos, de su atracción a la muerte y a la religion.

El padre de Franco, Nicolás, es el gran ausente, el objeto de su desprecio. Lo que siente Franco por su padre es una mezcla de odio y añoranza. „Toda mi vida fue un camino hacia tí, padre…¿Qué más querías de mí? He llegado hasta el cielo, padre; he entrado bajo palio en las catedrales, he mirado de frente a los dueños del mundo…He sido amo de la vida y de la muerte y nada te satisfizo. Hasta te inventé, te dí una vida literaria en la que eras héroe.” (p.149) Con estas lineas se comprueba la necesidad de Franco de ser aprobado por su padre y satisfacerle. Val hace también referencia a las biografías inventadas de Franco. Franco acusa a su padre por haber muerto a destiempo.

La madre de Franco, Pilar, tampoco parece haber sido muy cariñosa. Lo contrario: en las palabras del anciano se unen la madre y el temor. Ella le solía decir: “Tú piensa cada noche que el angel negro puede venire a visitarte mientras duermes y haz un examen de conciencia.” (p.167) Y también: “Duérmete, Francisco, que la noche se deshace en jirones y rondan las almas penantes de la Santa Compaña” Dice Franco: ”Pobre madre , qué hermoso miedo el que tratabas de imbuirme y qué ignorante estuviste siempre de mi temores.” (p. 95) El pequeño Francisco consolaba a su madre Pilar, y dormía con ella en la cama matrimonial.

La repugnacia que sentí al leer el libro se intensificó a partir de la página 125, donde Franco cuenta del nacimiento de su hijo. A su concepción participan Franco vestido de Caudillo Victorioso, Carmen Polo en su camisón de boda, agujereado en el centro, y el brazo de Santa Teresa. (pp.133-134.) Primero no entendí lo del brazo incorrupto, pero después de haber leido esta novela, me he encontrado con el brazo de la santa varias veces. Coindiciendo con la fecha del nacimiento del hijo, se convoca una gran manifestación en la Plaza de Oriente. Franco quiere presentar a su hijo y heredero. Pero el niño nace muerto y Franco le deja fuera para que fuera pasto de lobos. Franco se siente humillado por no ser padre de un varón. (p.138)

Me chocó el tono despectivo con que Franco habla de los españoles: “Sentí desprecio por esta España miserable que había conquistado. Desprecié también mi yo anterior, mi etapa de Dios, por haberme ocupado y preocupado de estos seres anodinos, de estas personas insignificantes que se llaman españoles.” (p.178) Es un imágen muy triste de un pueblo que vive una doble vida: la vida dura, silenciosa y temerosa de cada día y otra que parece como una escena montada de un teatro, reservada para los momentos de saludar a Franco. El concepto de la muerte es interesante, y de alguna forma la muerte tiene un papel importante en la cultura española. Ya casi en las últimas páginas (p.230) dice Franco: “ España es una inmensa prisión de la que no se sale sino mediante la muerte.”

El monólogo de Franco es un monólogo interno, salta de una cosa al otra como se le ocurre. Son unas memorias curiosas, porque él también se imagina lo que pasará después de su muerte: Franco ha desaparecido, rezarán los titulares de los periódicos, comunicarán los embajadores, gritarán los obispos desde los púlpitos catedralicios, se susurrarán temorosos y acariaciantes los seminaristas. Franco ha desaparecido, vocearán acaso las campanas de toda España y los curas fascistas, excitados bajo la sotana, predicarán que he ascendido en cuerpo y alma a los cielos. A la mierda entonces la Transición, los partidos politicos, las conspiraciones, las absurdas esperanzas de la democracia; adiós a las elecciones añoradas, adiós a la amnesia de los ministros falangistas, adiós a todo. Adiós a España, que entrará en una espera de siglos, que se convertirá entera en un santuario franquista, preservando todo rastro de memoria, aguardando la segunda llegada, la parusía del Caudillo.” (pp.111-112)

Me llamó la atención la profundez de unos frases sobre el destino (pp.148-149): “Existe un destino, pero no lo aceptamos más que cuando es inevitable, cuando llegamos a ser viejos. No hacemos la historia, editor: se va haciendo ella misma.” Yo veo una contradicción entre estas frases y el hecho de que Franco se considera Dios.

Para terminar quiero volver a lo absurdo, a lo grotesco. A pesar del tono trágico de la obra, algo de humor encontré. Me gustó, por ejemplo, el toque absurdo que la novela da mezclando cosas de la vida cotidiana de ´Paco y Carmen´ con el monólogo de Franco. “- Come, Paco, que se te va a quedar fría la merluza – me advierte Carmen Polo-. Y a propósito, ¿no tienes la impresión de que es congelada?” (p. 39)

Diario de aprendizaje IV (Maria)

Llegada para mí la hora del olvido, de Tomás Val, es una novela interesante sobre la vida de Franco y, más en concreto, sobre los últimos instantes de su existencia. Como no se me ocurre ningún tema especial del que escribir, en este diario voy a simplemente repasar algunas ideas que me han surgido al leer la novela y al tratarla en clase.

En la novela Tomás Val trata de reflejar un autorelato de la propia vida de Franco, en la que trata los inicios en el levantamiento contra la República, los momentos en que Franco comienza a gobernar, los viajes que hace por la geografía española, los momentos con su mujer Carmen Polo, las relaciones con sus subordinados, los momentos de lucidez y olvido de su etapa cercana a la muerte, etc. En la novela se refleja a un Francisco Franco pensativo y analizador, consciente de todo lo que desarrolló a lo largo de su vida, sus “éxitos” y sus “fracasos”. No es otra historia diferente a la que podría haberse escrito sobre otros dictadores como Stalin, Hitler o Mussolini que fueron personas con un carácter marcadamente megalómano, que fueron amantes de sí mismos. Su mayor deseo consistía en ser admirado, bajo el pensamiento de que ellos proceden directamente del deseo divino a ser el guía espiritual de toda una nación. Creo que Tomás Val presenta en el libro muy bien la vida y los pensamientos de un dictador.

A pesar de todo lo que se decía en clase, a mí no me parece un relato demasiado exagerado o lejano de la realidad. En el libro se relatan episodios que se pueden constatar a través de la historia. Refleja varias etapas de la vida del Francisco Franco “hombre”, del Francisco Franco “marido”, del Francisco Franco “militar”, del Francisco Franco “gobernante”, que aunque escrito desde un punto de vista literario, creo que al final no es muy diferente a lo que la población y sociedad española ha percibido de Franco en sus cotidianas vidas.

La crueldad con la que Franco trataba a sus adversarios y enemigos queda muy bien recogida en el libro, sobre todo en los inicios de la guerra y en sus primeros años como gobernante. También queda muy bien recogido el papel que su mujer Carmen Polo ejercía ante la sociedad española, la de una mujer ultracatólica y de pensamientos retrógrados y ultraderechistas. El deseo de Franco de ser considerado como un semi-Dios parecía ser en sí mismo un fin del matrimonio Franco-Polo. Creo que Carmen Polo quería convertir su marido en Dios para ser ella la Diosa. El cuidado por la imagen de Franco, la idolatría enseñada en las escuelas hacia su figura, los viajes por la geografía española en la que se aclamaba su presencia, etc., constituyeron una propaganda de poder utilizada por Franco, al igual que otros regímenes dictatoriales como el de Hitler en Alemania utilizaron la imagen del dictador como propaganda publicitaria del régimen.

En el libro también se reflejan las miserias y penalidades del Franco “hombre”. Me gusta el toque de primera persona que hace que el relato del libro meta al lector en la piel del propio Franco. Si bien, en sus últimos días la lucidez de pensamiento de Franco no coincide con la realidad en la novela, debido a la enfermedad de Parkinson que sufría. Aún así es interesante ver como el Franco “hombre” del libro, trata de repasar su vida y sus hechos antes de abandonar este mundo, para darse al final cuenta, de que en el fondo era un ser humano, y que no hay nadie quien se escapa del último fin del mismo, que no es otro que la muerte.

Para acabar, me gustaría destacar la fluidez con la que Tomás Val escribe a cerca de situaciones sucedidas en la vida de Franco, sobre todo, relatadas desde el punto de vista del propio dictador. Sin duda, como cualquier libro que trate de la Guerra Civil, Francisco Franco o la dictadura, gustará o no en función de la ideología del lector, si bien, todos estaremos de acuerdo, en que se trata de una novela diferente e impactante a las que normalmente se escriben.

 

Diario de Aprendizaje IV (Hanna)

Las impresiones que el libro Llegada para mí la hora del olvido y la película Buen viaje, Excelencia dan sobre la personalidad de Franco me hicieron pensar bastante,especialmente porque estaba leyendo muchas cosas sobre él para mi presentación al mismo tiempo que leía el libro. En este diario de aprendizaje voy a hablar un poco sobre las diferentes imágenes de la personalidad de Franco

La película Buen viaje, Excelencia está burlando a Franco. El personaje es ya viejo, senil y estúpido que ya no tiene sentido común y no recuerde nada ni entiende lo que está pasando alrededor. La diferencia entre el personaje y cualquier viejo demenciado es que el personaje presentaba a un dictador que seguía en su puesto a pesar de su condición. El Franco senil era un reflejo de los vicios que supuestamente tenía: cuando uno ya es viejo y su salud mental y físico ya está en esa condición toda la auto-critica desaparece. Los autores de la película quieren decir que realmente a Franco le gustó torturar a la gente, tenía quizá un complejo de inferioridad y quería compensarlo con varios detalles: quería parecer al jefe grade y alto, tenía vicio de la musica militar, etc.

El libro Llegada para mí la hora el personaje de Franco está escribiendo un autobiografía, pero en muchas partes parece ser un diario suyo. El el libro Franco está, en su propio voz, describiendo sus sentimientos, deseos, alucinaciones y ilusiones. El Franco del libro está loco. Su salud mental es la protagonista del libro. Todo lo que escribe refleja de algún modo sus sentimientos distorsionados sobre el mundo, del país, sí mismo y sobre las personas que están alrededor. Él se ve como un dios. A la vez está admitiendo que no tiene todo el poder, por ejemplo, ve su mujer Carmen Polo superior de él.

Ni el libro ni la película quieren crear una imagen realista sobre Franco: los dos están aprovechando las posibilidades que da la falta de material sobre su vida privada y la personalidad. Buen viaje, Excelencia burla a Franco, ya que, por fin, es posible hacerlo. Llegada para mí la hora del olvido critica a Franco con su propio voz y crea la impresión de una persona loca. Lo curioso es que los dos pueden ser ciertos. Es, en realidad, bastante probable que en sus últimos años Franco era igual que muestra la película, suponiendo que tenía parkinson y demencia. Sin embargo,si su estado mental y físico realmente hubiese sido tan malo, ya no habría sido él quien tenía la responsabilidad sobre la situación, sobre él siguiendo en él poder. Entonces, ¿quién lo habría tenido?

Como no se sabe mucho sobre la vida privada o la personalidad del Franco, los artículos que han sido escritos sobre él dan imágenes muy variadas. Dentro del serie de artículos “25 años después de Franco”1 de El País se puede ver puntos de vista diferentes. Por ejemplo Manuel Vicent 2 escribe:

Franco tenía muy desarrolladas sólo las virtudes menores. No era noble, magnánimo o preclaro, sino taimado, obstinado, receloso, desconfiado, con un instinto finísimo para percibir el lado malo o débil de cada persona que sabía aprovechar muy bien en beneficio propio.”

En realidad sólo era un militar. Tenía en la cabeza una papilla somera ligada con algunas ideas extraídas de aquí y de allá del Tradicionalismo y de Acción Española, con cuatro tópicos de la Historia de España y lugares comunes sobre los peligros del comunismo, las asechanzas de la masonería y del valor patriótico que le sirvieron de adobo para su guión de la película Raza. “

Su artículo crea una imagen de Franco como una persona simple, que creía en un mundo en blanco y negro. Según este artículo parece una persona mediocre, obsesionada y sin buenas habilidades sociales. La impresión de Paul Preston sobre Franco es diferente. Su articulo del mismo serie está titulado “El gran manipulador”3

El proceso comenzó tan pronto como sus aventuras en África empezaron a llamar la atención de la prensa. El joven comandante descubrió enseguida un talento para la manipulación que puso en práctica con los periodistas.”

Sin embargo, cuando comenzó la guerra civil, su sentido instintivo del valor de la prensa volvió a serle útil. No hay duda de que el ascenso de Franco al poder en la zona nacional se basó en sus indiscutibles cualidades y triunfos militares y en su astuto e implacable empeño en ser Generalísimo y posteriormente Caudillo. “

Sin embargo, sería absurdo sugerir que Franco era todo imagen, sin nada de sustancia. Al asegurarse la ayuda del Eje, prácticamente garantizó el triunfo, pero su empeño también fue esencial para la victoria de los nacionales. Tenía la capacidad -la misma que tiene un buen entrenador deportivo- de mantener la moral de sus seguidores en ebullición. “

El Franco de Paul Preston parece mucho más inteligente que el de Vicent: era un estratégico, que tenía unas cualidades por las cuales habría logrado su puesto. En algunos momentos el articulo habla sobre Franco con un tono positivo incluso.

Con las imágenes diferentes sobre Franco podemos llegar a conclusiones distintas. Si creemos que Buen viaje, Excelencia o Llegada para mi la hora del olvido tiene algo de razón, ¿en qué posición dejamos a los españoles? ¿Que un estúpido mediocre enfermo les ha mandado por tantos años? Por el bien de los españoles, me gustaría creer que Franco no era tan estúpido, y que Paul Preston tiene algún razón en su artículo. Puede haber sido un obsesionado que sólo quería su propio bien, y, como dice Manuel Vicent “Como dictador Franco sólo tuvo una ambición sin fisuras: durar, durar, durar hasta morir en la cama y una vez muerto ser enterrado con honores de faraón y que su falo se transformara en una gigantesca cruz de granito orlada de evangelistas”, pero un imbécil solo no crearía una dictadura de tantos años. Claro que podemos preguntas si Franco era , en realidad, un títere y el poder verdadero estuvo en unos manos diferentes, pero esa especulación dejamos para otro momento.

1 http://www.elpais.com/especiales/2000/franco/

2 http://www.elpais.com/especiales/2000/franco/vicent.htm

3 http://www.elpais.com/especiales/2000/franco/preston.htm

Diario de aprendizaje IV (Eeva)

Cuando leía el libro Llegada para mí la hora del olvido  de Tomás Val me dí cuenta de los varios apartados en los que Franco hace un tipo de autoevaluación, o sea, responde a su propia pregunta de  quién es, quién es Francisco Franco, dando una lista de características. Me parecía que destacaron, por un lado, rasgos negativos, y por otro, pomposidades absurdas. En este diario de aprendizaje quiero volver a esas descripciones que da protagonista-Franco de sí mismo para ver cuál es, al fin y al cabo, la faceta que domina en las evaluaciones que hace.  

En el primer capítulo,  el protagonista-Franco goza de una fuerte confianza de sí mismo. Niega que sea un simple verdugo, dice que lo es todo, es el destino. Dice que es más poderoso que los dictadores sudamericanos. En el capítulo siguiente no hace evaluaciones descriptivas de sí mismo, está cuestionando quién es, quién es el Franco. En cambio, en el tercer capítulo habla de sí mismo repetidamente, y parece que ya tiene dificultades de decidir cuál es, el todopoderoso o el tirano senil. Por un lado dice que es Excelencia, César, Protector, Maestro de Periodistas, Bastión, Tea, Jefe del Estado, Guía, Cruzado del siglo XX, Generalísimo, pero también dice que es el Dictador, el Usurpador, el Tirano, el Viejo Asesino, el Enano Cabrón, el Fascista y un simple y viejo escritor. Dice que era igual que Felipe II, que su padre Carlos I. Era la reencarnación del Cid, lo menciona dos veces, y era la cabeza visible de la cristiandad. Era el Magno,  el vigía de occidente, era uno de esos emisarios que el cielo envía cada dos o tres ciclos, lo que también menciona más que una vez. Dice que todavía es Dios-Franco, Franco-Dios, el auténtico resucitador, el Cruzado de Dios.       

                                                                                                                     

En el cuarto capítulo, primero niega, después afirma que es un asesino. Hace notar que ha sido más benevolente con todos los condenados de lo que treinta millones de españoles lo son con él. Dice que ha sido un nuevo Hermes, un mensajero del acabóse y un infatigable batallador de la incertidumbre. Piensa que es el hacedor de milagros,  de nuevo un enviado celestial. Es el Dios-Padre, aunque lo sea reencarnado en hombre bajito y barrigón y justiciero y aficionado a las quinielas.  Es la historia, es España, y lo hace notar varias veces. Aunque por otro lado dice que es viejo, y que es el olvido, vuelve a recordar que es la mano que alimenta a todos, el embajador de la muerte, el Dios vencedor, que es Júpiter. 

En el quinto capítulo Franco está bastante seguro de su superioridad, aunque no lo piensa tanto como en los capítulos anteriores. Sólo menciona que es el único superviviente de los tiempos bíblicos, cuando era posible dividir el mar en dos mitades, cuando la mano alzada del rey era la voluntad divina. Le parece que sólo él recuerda que es Dios, y para que todos vuelvan a tenerlo presente tendría que realizar un milagro sangriento. No sólo es Dios, sino el Dios de Falo Incomparable. De nuevo dice que es España, pero admite que también es una pesadilla.                                                                                                                                  

En el capítulo siguiente los dos lados del personaje le aparecen de manera casi igual: de un lado se ve como más viejo que ningún viejo de España, el más anciano del mundo, Franco el doliente, Franco el senil. Es el Odiado, un Tirano de interior, un arcitecto de camposantos. Por otro lado, se ve como el Supremo, el Supremo Dios, como Zeus, Tánatos y Prometeo. Piensa que es Todopoderoso,  el Invencible, el que poseía la baraca que lo hacía inmortal. En cambio, en el capítulo que sigue, el protagonista parece perder su fe en si mismo: no se describe como un ser superior, sino como un pobre novelista, como fueron Jaime de Andrade y Jakin Boor, así como  un estorbo, un ancla y una atadura. Otra vez dice que es viejo y cansado, es un Franco que nunca pudo ser hombre.  

En el capítulo ocho Franco recobra las fuerzas, recuerda de nuevo que es España, es un representante de la raza inmortal. Es el único Dios, el enviado del Cielo, el Cid de la cristiandad, el Cruzado. No es un líder democrático, un simple representante, un pálido reflejo del pueblo. En el capítulo siguiente siente la superioridad diciendo que es el paisaje, que es la vida. Es el héroe, el Invicto, pero también recuerda que es viejo, un ex dictador y un dios desaparecido. Algunas veces cree que es el único que piensa en España. Hacia el fin de la novela el protagonista repite todo lo que antes creía que era. Un día fue Dios,  era España, El General Invisto, el Falo Incomparable, el Que Supo Plantearle Cara a la Bestia Teutona, el Amado de las Papas, el Preferido del Cielo. Era el Rey de la Cristiandad, Obispo de Roma, Monarca de Occidente, Sucesor de Pedro, Emperador de Cristo. Estaba llamado a ser el auténtico Mesías, el dios-guerrero, el que llegara con la trompeta y la espada. Sin embargo, otras veces se veía como un político democrático derrotado por las urnas: impotente, olvidado y condenado a vivir únicamente de recuerdos. Por fin entendió que era un sujeto de mediana edad, un patético monigote vestido de Generalísimo; que era bajo, rechoncho, blando, temeroso, de gestos histriónicos y de voz aflautada. 

A la luz de las evaluaciones que he sacado, parece que la faceta dominante del protagonista es la idea de su propia superioridad. Numeralmente dominan las descripciones en las que el protagonista está visto como algo sobreterrestre, divino o pomposo, mientras rasgos negativos son menos frecuentes. También hay algunas descripciones que son, a la vez, tanto pomposas como negativas, como por ejemplo “el embajador de la muerte”. 

Echando un vistazo a las autoevaluaciones de Franco se puede ver que, durante toda la obra el protagonista lidia con la autoimagen contradictoria que tiene. Parece que, hasta el fin de la novela el protagonista-Franco, por un lado, quiere (hacer) recordar su superioridad, pero, por otro lado, ya no puede negar su maldad y debilidad. En cuanto lo comprende, intenta buscar una explicación para sus actos: en el último capítulo dice “Paso las pocas horas de lucidez que la agonía me concede revisando el ayer, buscando el inicio de todo, el acto primigenio que me convirtió en lo que soy.”   

 

Diario de aprendizaje IV (Seija)

El cuerpo grotesco de la generalísimo

He notado que la novela Llegada para mi la hora del olvido por Tomás Val ha causado debate en la clase. La misma cosa ocurrió con la película ¡Buen viaje, excelencia! La discusión en los corridores de la escuela y aquí, en el mundo virtual de Internet, ha sido un poco más crítico que usual.

Por un lado, es de mal gusto y políticamente incorrecto a ridiculizar un personaje que tiene Parkinson’s enfermedad. Por un otro lado, esto tipo de humor es una fase necesaria cuando la gente está recuperando de la trauma causada por la dictatura y opresión. Creo que es muy importante desgarrar los símbolos del poder, hacerlos diminutos y absurdos. Entonces, en esto diario de aprendizaje voy a explorar ¿cuales son los pasos que necesitamos para recuperarnos?

Un otro focus de mi diario es el carnaval y el grotesco. Me parece que es esencial pensar en estos elementos para entender las dos obras del curso. Quiero defender las maneras que las obras utilizan a presentar Franco y la dictadura. Creo que los aspectos del grotesco y carnaval son muy adecuados en algunos casos, como eso. El subversivo nos ayudan sentir más poderoso. Asímismo un individuo y la sociedad pueden regenerarse después de la trauma colectiva.

En mi trabajo de fin de carrera (enfermera) investigaba las consecuencias de la violencia. Mi tesina era sobre la violencia doméstica, pero quizá podemos aplicar las resultados a entender otros tipos de consecuencias traumaticos, y ¿que necesitamos para recuperar?

Un personaje quien ha sufrido trauma (y ahora está a salvo) se siente dolor para las cosas que ha perdido, miedo para la violencia que quizá va a repetir otra vez, culpabilidad para ”había hecho algo para merecer el sufrimiento”, y finalmente odio para las injusticias. La recuperación también tiene fases positivas, como la regeneración de la identidad, el planteamiento de los límites nuevos, la consecución de la justicia, y la paz con el pasado. Sin embargo, no es posible conseguir estas fases positivas sin la experiencia de los sentimientos dolorosos. Por ejemplo, si quieres plantear límitos y reglas nuevos, tienes que estar seguro de que la situación ya no es peligroso. La psique humana es muy interesante: aunque la voz de la razón dice que no tienes motivos para creer que el dictador va a revolver (porque está muerto), la mente no lo cree. Por eso, la gente quiero ridiculizar el dictador, hacerlo el carácter inofensivo y diminuto. El humor grotesco sirve la causa. Las pesadillas desaparecen cuándo el monstruo se convierte en un idiota.

Las dos obras – la novela Llegada para mi la hora del olvido y la película ¡Buen viaje, excelencia! – tienen elementos del grotesco y rasgos distintivos del carnaval. Están curiosos en una manera muy extraña. Según Mikhail Bakhtin el carnaval establece nuevos modos de interrelaciónes entre individuos. Nos muestra una visión del mundo al revés. Ya no es el mundo que conocimos, sino que algo diferente y subversivo, algo nuevo y revolucionado. Lo alto se converte al bajo, y vice versa. Bakhtin explicar que el carnaval subvierte el orden establecido.

El carnaval no tiene actores y espectadores. Vivimos todos juntos en el carnaval si nos
atrevemos a participar en sus locuras. Eso tipo de arte no es para los críticos profesionales, sino que para la gente en general. Tu lo no ves, tu lo vives! Existe para tí y gracias a tí, porque tu también eres un parte de la sociedad.

Un concepto relacionado con el carnavalismo es ”un cuerpo grotesco”. El grotesco es raramente bonito. Él nos provoca y irrita. En esa manera, nos da una oportunidad para sentir odio. También el grotesco puede hacernos reír. La resultad es que no tenemos que sentir miedo o dolor. En la literatura, muchas veces descubrimos el cuerpo grotesco en conexión con los conflictos políticos. Tradicionalmente, el grotesco ha sido utilizado cuándo los escritores han querido ridiculizar los reyes y curas. De repente, la gente ordinario tiene poder! Pueden regenerar su identidad. Franco con Parkinson’s enfermedad es solamente un ejemplo del cuerpo grotesco en la historia de la novela. En mi opinión, Llegada para mi la hora del olvido y ¡Buen viaje, excelencia! son ejemplos del arte que se llamamos realismo grotesco.

Seija Vilén

Diario de aprendizaje IV (Leena)

Al leer la novela Llegada para mí la hora del olvido de Tomás Val y, aún más, al ver la película ¡Buen viaje, excelencia! me molestó que se burlara de la senilidad de Franco en sus últimos años de vida. Me pareció que en vez de reírse del dictador nos estábamos riendo de las personas que padecen la enfermedad de Parkinson.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno que afecta las células nerviosas, o neuronas, en una parte del cerebro que controla los movimientos musculares. [–] Los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden incluir:

  • Temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara
  • Rigidez en los brazos, las piernas y el tronco
  • Lentitud de los movimientos
  • Problemas de equilibrio y coordinación

A medida que los síntomas empeoran, las personas con la enfermedad pueden tener dificultades para caminar o hacer labores simples. También pueden tener problemas como depresión, trastornos del sueño o dificultades para masticar, tragar o hablar.[i] 

Reconozco que era ridículo que Franco todavía estuviera en el poder a los 80 años, pese a su lamentable estado. Ciertamente era un acto absurdo, ya que era completamente incapaz de gobernar. El hormigueo que ocasionaba cada capricho del viejo moribundo y la pomposidad de su Corte eran ridículos. Sin embargo, hay una diferencia entre mofarse de que Franco se subiera a un taburete para parecer más alto y mofarse de que se cayera del taburete a causa de su enfermedad.  

No obstante, la enfermedad del viejo y débil Franco no es lo único que provoca la risa; la novela subraya otros aspectos del personaje de Franco, también. El más destacado es, quizá, sus numerosas manías. El Generalísimo está obsesionado con la muerte y con el ejército; quisiera gobernar el país “a punta de pistola” (p. 115). Se usa la voz del propio narrador-protagonista para ridiculizarlo. Cuanto más enfáticamente se proclama Dios Todopoderoso, más se hace el ridículo en nuestros ojos. En la escena donde Franco se observa desde fuera en su pueblo natal de Ferrol, se describe a sí mismo: “El General Invicto, el Falo Incomparable, el Que Supo Plantarle Cara a la Bestia Teutona, el Amado de los Papas, el Preferido del Cielo no podía ser ese patético monigote vestido de Generalísimo. Bajo, rechoncho, blando, de gestos histriónicos, de voz aflautada, temeroso (eso sí lo reconocí como un rasgo típicamente mío) ante la mujer de sonrisa hierática”. (p. 223) 

Además de denigrarlo a Franco, la novela denigra a Carmen Polo, esposa de Franco, pintando una imagen horrorosa de ella. La Carmen Polo de Llegada para mí la hora del olvido es fría, antipática, de corazón empedernido, calculadora, obsesionada con las reliquias, convencida de su propia santidad. Es cómplice de Franco; lo incita a gobernar con mano de hierro y se alegra de cada sentencia de muerte. 

—Desengáñate, Paco —solía decirme si alguna vez le comentaba algo acerca de las sentencias—, todo el que llega a tus manos merece la muerte. La propia petición de clemencia ya es una aceptación de culpabilidad. Deja que la justicia siga su curso. (p. 96) 

Parece hasta peor y menos humano que el propio Franco (aunque eso probablemente se deba al hecho de que se la vea con los ojos de Franco). En gran parte era por la religiosidad de Carmen Polo que la Iglesia llegó a tener tanto poder en la España de Franco y, por consiguiente, oprimir a los que no cuadraban con una ideología ultracatólica. No obstante, si su único pecado fuera que de joven se hubiera casado con un tal Francisco Franco, Carmen Polo habrá sido injustamente castigada en la novela. Miles de españoles tuvieron que sufrir por la maldad de Franco, eso sí, pero ¿se sabe con certeza cuál fue el papel de Carmen Polo?

Sin embargo, después de habérmelo pensado, creo que este tipo de novelas y películas son necesarios. Las décadas de la dictadura franquista estuvieron marcadas por el silencio y el miedo. La verdad y las voces críticas se sofocaron y, hasta hace muy recientemente, las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo no han podido siquiera quejarse, ni hablar de pedir recompensas. Aún no se ha llegado a superar la cultura de impunidad. Franco murió tranquilamente en la cama y mientras vivía, estaba prohibido incluso la crítica más mínima. Su alma vigiló la Transición y el ex dictador sigue teniendo simpatizantes. Hay personas que todavía están convencidos de que un golpe de estado fue necesario en su tiempo y que gracias al franquismo, España entró en la edad moderna. 

Una vez estuve hablando con unos sudamericanos (de la clase alta, sin duda) y me explicaron que países como Chile, Argentina y Uruguay no hubieran podido desarrollar sin pasar por una época de dictadura militar. Me aclararon que “los latinos necesitamos a alguien que nos obligue a laborar, somos perezosos de naturaleza. Es gracias a los militares que salimos de la mierda. Tal vez en Finlandia eso no sea necesario, pero en América Latina sí”. Me quedé tan asombrada que no supe qué decir. Me temo que es una actitud no totalmente ajena a cierta clase de personas en España. 

Chile vivió una dictadura militar de 17 años de duración (1973 – 1990), muy parecida al régimen franquista. La transición a la democracia tuvo lugar bajo la mirada del general Augusto Pinochet, lo cual impedía cualquier medida judicial para condenar a los militares por las violaciones de los derechos humanos, tan características de la época de Pinochet. La primera década de la democracia estuvo llena de temor e incertidumbre. Sólo la detención de Pinochet en Londres en 1998 puso fin a la impunidad y marcó el inicio de los juicios internacionales no sólo contra el propio Pinochet sino también contra otros ex gobernantes que violaron los derechos humanos.[ii] 

Mientras estaba en el poder, Franco despertaba un miedo inmensurable en muchos españoles. Era símbolo de la represión; un verdadero monstruo. La propaganda del régimen hacía todo lo posible para dar a entender que Franco era poco menos que el Hijo de Dios, un héroe de guerra sin igual, sucesor de los Reyes Católicos y de Cid el Campeador. Llegada para mí la hora del olvido, al revelar lo irrisorio de estos pensamientos, ayuda a España a superar su trauma. Le quita a Franco la aureola y revela el hombre de carne y hueso detrás de la cuidadosamente fabricada imagen de superhombre.

Puede ser una experiencia liberadora para las víctimas del franquismo poder reírse de un Franco senil, temeroso de su propia esposa, sumergido en el mundo de los fantasmas. Por vez primera uno tiene derecho a contradecir la propaganda. En los últimos años hemos visto cómo se retiraron las estatuas de Franco en las plazas de España y, al mismo tiempo, en la literatura y en el cine se deshace la imagen del guerrero victorioso en la que varias generaciones de españoles aprendieron a creer. Significará una apertura, una victoria para la libertad de pensamiento, el final del temor.   


[i] http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/parkinsonsdisease.html  

[ii] Auli Leskinen: Ei huomista ilman eilistä. Chilen ihmisoikeuspolitiikan kehitys 1990 – 2006. Yliopistopaino, Helsinki 2006.

Diario de aprendizaje V (Gonzalo)

Quisiera en este diario comentar qué opino de la obra de Tomas Val ”Llegada para mí la hora del olvido”.

La obra tiene argumentos a favor y en contra, muchos a favor, pero también poderosos en contra, que hacen que, en mi humilde opinión, la balanza se incline hacia un ”no me gustó la obra”.

Franco ve la muerte cercana y escribe a modo de diario sus reflexiones sobre su pasado, pero también habla de presente y reflexiona del futuro. Escrito de forma impecable acerca al lector a Franco que, bajo el caráter divino que se otorga, puede justificar cualquier acto que realice, pues él, ser celestial, actúa como tal.

Entiendo que Val quiere desmitificar al ogro, ponerlo al nivel de un demente ridículo para que por fin le llegue la hora del olvido. La forma es la adecuada, en forma de diario, con regresiones en el tiempo y miradas al futuro. Me gusta su estilo y la línea argumental, casi todo.

La balanza, en mi opinión, se inclina hacia el fiasco cuando hablamos del fondo. Cierto que se puede, se debe quizás, rebajar al monstruo a una piltrafa, hacerle lo que le hizo a varias generaciones de españoles, humillarle, pero, la pregunta es la siguiente: ¿para qué mentir si la verdad es ya suficiente?, ¿qué necesidad había de inventar monstruosidades si la realidad ya es lo suficientemente monstruosa? Creo que es aquí donde peca el libro de Val, en su falta de rigor ante la verdad. En una verdad que supera la ficción, Franco existió y sus atrocidades hay que contarlas para que todos las conozcamos, hay que destruir el mito, pero para ello no hay que ponerse en el nivel de las revistas del corazón y acumular chismorreos de vecinas.

Claro que hay alguien que puede decir que ”los hay que se creen todo lo que leen en una novela”, y es cierto. Me gusta leer novelas y aprender a la vez, por eso opino que con esta novela el autor ha perdido una oportunidad de, siendo riguroso, llegar por fin a los españoles y a todos aquellos interesados en la historia reciente de España. Inventar la vida de un personaje histórico tan importante y tan cercano no es la forma. ¿Os imagináis que alguien escribe algo tan fuerte y falso de Kekkonen*? Y os preguntaréis: ¿para qué? Pues lo mismo digo yo, ¿para qué?

*Las comparaciones son odiosas y comparar a Kekkonen con Franco no tiene sentido. Sólo quería llamar la atención de lo reciente que son estos personajes. De Nerón, el famoso emperador romano, podemos escribir lo que queramos, él ya está olvidado, pero Kekkonen y Franco no. Desfortunadamente, Franco no.

Diario de aprendizaje III (Marianne)

La novela Soldados de Salamina me hace pensar en dos asuntos: Primero ¿Qué fue la lucha de Salamina? y segundo ¿cómo analizar una novela lo hace más interesante? En este diario voy a considerar la primera cuestión, los datos de la lucha y cómo se trata en la novela, y más tarde, en el último diario, volveré al segundo tema.

A veces cuando leo un libro español me siento muy ignorante, no tengo ni idea de las referencias a la historia o a la literatura. Me he dado cuenta de que eso ocurre especialmente cuando leo novelas españolas (y puede que también con las otras novelas no inglesas). Tal vez el énfasis de la cultura inglesa lo conocemos mejor por el estatus que tiene la lengua en el mundo actual, pero las otras culturas nos quedan al margen. La mitología e historia griega parece ser más visible en la literatura español, y también se ve que el conocimiento de la religión y la Biblia es más profundo (- conocimientos que forman parte de la cultura general que no es medida por el Informe PISA).

La batalla de Salamina tuvo lugar en 480 a. C. en el golfo Sarónico que rodea la isla de Salamina (cerca de Atenas) entre las unidas ciudades estado griegas y el Imperio Persa. Éste tenía una flota de unas 1200 naves, mientras que la unión de los griegos, solamente 366. Como los griegos sabían que las naves persas, grandes y difíciles de manejar, tendrían una ventaja en el mar abierto, los engañaron a entrar en el estrecho de Salamina, donde la flota persa fue derrotada. Tras la batalla, los persas se retiraron poco a poco del mar Mediterráneo, y los griegos empezaron a reforzar su imperio.

En la novela de Cercas el título Los soldados de Salamina fue inventado durante la guerra por Sanches Mazas, quien pensaba escribir la novela sobre sus aventuras con ese título. Para el protagonista Javier Cercas al principio la batalla de Salamina es tan lejana como la Guerra Civil y los primeros pasos de la dictadura franquista, pero vía la investigación para su libro se familiariza con la temática de la batalla que coincide con la de la Guerra Civil. Sanches Mazas nunca publicó la novela, y por eso Cercas utiliza el título para su propio relato real sobre las andanzas de Sanches Mazas.

No entiendo seguramente qué es la comparación entre la Guerra Civil o los personajes y la batalla de Salamina que presenta la novela. A lo mejor el resultado de la guerra se ve como los franquistas suben de los barracones al trono, o puede que refiera simplemente a Sanches Mazas – a un hombre cobarde nada luchador, que sobrevive y llega a ser un hombre de poder. Sin embargo, no creo en la primera ni en la segunda alternativa. En realidad, toda la novela se refiere a la batalla de Salamina, no solamente la segunda parte.

Creo que las historias de batallas tienen que contar una historia del heroísmo – son las grandes luchas en difíciles circunstancias. En Sanches Mazas no veo ningún rasgo del heroísmo, (aunque él mismo se hubiera visto como un héroe). En cambio, son las otras personas – los amigos del bosque, los vecinos de la comarca, y naturalmente, el soldado que no dispara – que se arriesgan y luchan.

Mis fuentes de la batalla de Salamina, el libro Suuret taistelut y el DVD, describen una derrota de la flota persa, pero en la wikipedia (español) la victoria de los griegos no parece tan evidente. Dice que, aunque la situación estratégica cambió (que las persas ya no reinaban en el mar Egeo), nadie ganó la batalla. Pero me inclino a creer que la victoria de la batalla fue de los griegos, porque se salvaron ante una situación poco probable. Al final Sanches Mazas es como las persas, aunque pertenece al parte vencedor, poco a poco se desaparece de la escena y se convierte en una persona insignificante.

Es curioso la composición de la novela: En la ficción tradicional los héroes se salvan, los malos y los cobardes, no. En esta novela, Sanches Mazas se salvó en realidad en contra de todas las expectativas literarias. Sin embargo, la ficción supera la realidad creando un héroe, Miralles, cuyas hazañas justifican la salvación de la persona real. 

Fuentes:

Revie, Alistair. Foster, Thomas. Graham, Burton. Suuret taistelut maalla, merellä ja ilmassa. Karisto. 2005.

Maailmanvaltojen synty. Menestyksen perusta 3. Kreikka. –DVD. Bonniers Publications International A/S.2007.

Diario de aprendizaje III (Maria)

Leer Soldados de Salamina ha sido una lucha entre la ficción y la realidad, y a veces me daba hasta miedo. Entendí lo fácil que es engañar a un pobre lector como yo. Sólo por utilizar a sí mismo como narrador y por repetir muchas veces que iba a escribir un relato real se me olvidó que la única parte que pretendía ser real era la segunda, la que se titulaba Soldados de Salamina. Claro, al leer la primera parte me sorprendía que dijera esas cosas de su novia (que obviamente iba a ser una ex después de haber leído la novela) pero aún así no dudé de su palabra. Al principio creí que toda la novela era verdad, no al pie de la letra pero en su mayoría sí.

La novela está llena de historias (más o menos reales) que al final se entrelazan de forma muy sutil. Aunque aparecen muchísimos personajes, algunos sólo mencionados por nombre, no tiene nada de más porque cada uno de las personas tiene alguna función. Si no por nada más, están ahí para esforzar el sentimiento de veracidad de la novela. Es más fácil creer que es un relato real si las personas mencionadas han existido o existen de verdad. Al final hice las paces con el autor y le perdoné el supuesto engaño porque la novela me gustó mucho y además, después de investigar un poco es más fácil entender qué partes son reales y cuáles no. Sin embargo, hay algo que me sigue intrigando, hay una cosa que no me deja en paz. ¿Por qué la novela se llama Soldados de Salamina? Por qué quiere hacer referencia a una batalla entre los persas y griegos del año 480 a.C.? Esperé toda la novela a que nos diera una explicación pero nunca apareció. Sin embargo, aunque no encuentre ninguna respuesta, voy a entreteneros (o aburriros) un poco con este tema.

Voy a suponer que Cercas ha elegido ese nombre para la novela porque Sánchez Mazas iba a llamar así la novela que nunca escribió. Así se lo cuenta Angelats a Cercas:

Antes de marcharse, Sánchez Mazas nos dijo que iba a escribir un libro sobre todo aquello, un libro en el que apareceríamos nosotros. Iba a llamarse Soldados de Salamina; un título raro, ¿no?  (71)

 Angelats dice que es un título raro. Eso me hace pensar que quizás él tampoco lo entendiera muy bien, que él tampoco sabía la historia de la isla de Salamina ni entendía su conexión con la situación en que estaban. Unas líneas después Cercas dice a su jefe cómo se iba a llamar su relato real:

Le expliqué qué era un relato real. Le expliqué de qué iba mi relato real.

—Me gusta —dijo—. ¿Ya tienes título?

—Creo que sí —contesté—. Soldados de Salamina. (72)

Me parece obvio que eligiera el título por las palabras de Angelats. Así lo cuenta Cercas en el relato real sobre Sánchez Mazas:

—Y, siempre según Ángelats, añadió con alguna solemnidad—: Algún día con­taré todo esto en un libro: se titulará Soldados de Salamina. (122)

Salamina es una isla de Grecia y por lo menos para mí su historia era totalmente desconocida. Cercas da pistas sobre el significado de Salamina ya en el principio de la novela:

El problema es que si yo, tratando de salvar mi entrevista, le preguntaba (digamos) por la diferencia entre personajes de carácter y personajes de destino, él se las arreglaba para contestarme con una disquisición sobre (digamos) las causas de la derrota de las naves persas en la batalla de Salamina (…)(17)

¡Qué manera más astuta introducir la batalla de Salamina! Hasta dice “digamos” como si se le pudiera haber ocurrido decir cualquier otra cosa pero dio la casualidad de que eligió esas palabras. Introduce el tema de tal manera que creo que muchas personas lo dejarán pasar por encima, sin dar ninguna importancia ni hacer caso a lo que ha dicho. Sin embargo, más tarde en la obra llegamos a saber que fue Sánchez Mazas que supuestamente aburrió a Franco con esa misma historia. No puede ser una coincidencia. Algo nos quiere decir.

Otros aseguran que era Franco quien soberanamente se aburría con las eruditas disquisiciones sobre los temas más excén­tricos (las causas de la derrota de las naves persas en la batalla de Salamina, digamos; o el uso correcto de la gar­lopa) que Sánchez Mazas le infligía (…) (130)

Ahora bien, ya sabemos que se trata de una batalla y que los persas la perdieron. La siguiente cita nos revela algo más:

[D]esde que el relato de Ferlosio despertara mi curiosidad nunca se me había ocurrido que alguno de los protagonistas de la historia pudiera estar todavía vivo, como si el hecho no hubiera ocurrido apenas sesenta años atrás, sino que fuera tan remoto como la batalla de Salamina. (20)

Si para Cercas sesenta años atrás es poco, algo remoto tiene que haber pasado hace muchísimo tiempo, ¿no? Exactamente 2489 años atrás.

Durante la novela Cercas hace comparaciones que tienen que ver tanto con la mitología griega como con la batalla de Salamina y sus soldados. Aquí tenéis ejemplos:

—¿Qué tío?

—Mi tío Joaquim. —Aclaró—: El hermano de mi padre. Otro de los amigos del bosque.

Incrédulo, como si acabaran de anunciarme la re­surrección de un soldado de Salamina, pregunté:

—¿Está vivo?(54)

Un poco intimidado por la cercanía de Miralles, me pregunté si también los veteranos de Sala­mina tendrían ese aire derelicto de viejo camionero atro­pellado. (182)

Miralles dejó de hablar, sacó un pañuelo, se secó las lágrimas, se sonó la nariz; lo hizo sin pudor, como si no le avergonzara llorar en público, igual que lo hacían los viejos guerreros homéricos, igual que lo hubiera hecho un soldado de Salamina. (199)

Creo que en esos párrafos Cercas quiere darle importancia a la batalla de Salamina y sus soldados y levantar la curiosidad del lector. En mi caso efectivamente logra hacerlo. Quiere comparar a Miralles con los soldados de Salamina, con los viejos guerreros homéricos. ?Por qué? No lo sé.

Lo que mucho me cuesta entender es la respuesta de Cercas a la pregunta que le hace Conchi:

Por cierto, de qué va el libro.

De la batalla de Salamina.

—¿De qué? —gritó (66)

¿Por qué dice que el libro va de la batalla de Salamina? ¿Quién diría después de haber leído el libro que va sobre la batalla de Salamina? ¡Si la mayoría de los lectores probablemente ni se acordará de su existencia! La verdad es que no sé por qué me intriga tanto esta cuestión, a lo mejor no tiene ninguna importancia y me obsesiona en vano.

Aún así, para terminar, si sabemos por qué eligió Cercas este título, lo que nos queda es averiguar por qué quiso llamar su novela así el mismo Sánchez Mazas. Se da entender en la novela que Sánchez Mazas era un señor culto y leído. Visto de ese punto de vista es comprensible que él conociera los sucesos de la batalla de Salamina (hasta el punto que se puede conocer algo que ha pasado hace tanto tiempo) y por alguna razón ese combate naval entre los persas y los griegos significaba algo para él. A lo mejor metafóricamente la batalla de Salamina tiene alguna conexión con la Guerra Civil española. Sánchez Mazas, el fundador de Falange que ayudó a salvar a España de los republicanos y comunistas se ve como un soldado de Salamina que logró impedir a los persas conquistar Grecia y Europa. ¿Por qué? Me lo sigo preguntando. ¿O es que todo esto de Salamina es un invento de Cercas? ¿Que Sánchez Mazas nunca había dicho nada de la batalla y esta es la parte en la que Cercas ha añadido algo ficticio para que la historia tenga un rasgo curioso? ¿Alguien tiene una explicación para mí?

http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Salamina

http://www.salamina.gr/english/battle.htm