Diario de aprendizaje V (Gonzalo)

Quisiera en este diario comentar qué opino de la obra de Tomas Val ”Llegada para mí la hora del olvido”.

La obra tiene argumentos a favor y en contra, muchos a favor, pero también poderosos en contra, que hacen que, en mi humilde opinión, la balanza se incline hacia un ”no me gustó la obra”.

Franco ve la muerte cercana y escribe a modo de diario sus reflexiones sobre su pasado, pero también habla de presente y reflexiona del futuro. Escrito de forma impecable acerca al lector a Franco que, bajo el caráter divino que se otorga, puede justificar cualquier acto que realice, pues él, ser celestial, actúa como tal.

Entiendo que Val quiere desmitificar al ogro, ponerlo al nivel de un demente ridículo para que por fin le llegue la hora del olvido. La forma es la adecuada, en forma de diario, con regresiones en el tiempo y miradas al futuro. Me gusta su estilo y la línea argumental, casi todo.

La balanza, en mi opinión, se inclina hacia el fiasco cuando hablamos del fondo. Cierto que se puede, se debe quizás, rebajar al monstruo a una piltrafa, hacerle lo que le hizo a varias generaciones de españoles, humillarle, pero, la pregunta es la siguiente: ¿para qué mentir si la verdad es ya suficiente?, ¿qué necesidad había de inventar monstruosidades si la realidad ya es lo suficientemente monstruosa? Creo que es aquí donde peca el libro de Val, en su falta de rigor ante la verdad. En una verdad que supera la ficción, Franco existió y sus atrocidades hay que contarlas para que todos las conozcamos, hay que destruir el mito, pero para ello no hay que ponerse en el nivel de las revistas del corazón y acumular chismorreos de vecinas.

Claro que hay alguien que puede decir que ”los hay que se creen todo lo que leen en una novela”, y es cierto. Me gusta leer novelas y aprender a la vez, por eso opino que con esta novela el autor ha perdido una oportunidad de, siendo riguroso, llegar por fin a los españoles y a todos aquellos interesados en la historia reciente de España. Inventar la vida de un personaje histórico tan importante y tan cercano no es la forma. ¿Os imagináis que alguien escribe algo tan fuerte y falso de Kekkonen*? Y os preguntaréis: ¿para qué? Pues lo mismo digo yo, ¿para qué?

*Las comparaciones son odiosas y comparar a Kekkonen con Franco no tiene sentido. Sólo quería llamar la atención de lo reciente que son estos personajes. De Nerón, el famoso emperador romano, podemos escribir lo que queramos, él ya está olvidado, pero Kekkonen y Franco no. Desfortunadamente, Franco no.

4 thoughts on “Diario de aprendizaje V (Gonzalo)”

  1. Pienso que en tu diario has sacado a la luz la pregunta esencial: ¿para qué? La novela me dejó vacía la cabeza, y por eso ni siquiera puedo decir si me gustó o no. Es importante escribir algo sobre las monstruosidades, y estoy de acuerdo de que Val no ha tenido éxito en declarar algo nuevo. Quizá sea un contraste a la realidad dejar las brutalidades en la historia e inventar el monstruo bueno.
    El estilo satírico de la novela no es para mí, (no me divierte ni me hace pensar – para mí es redundante) y, a lo mejor, es la razón por la que no puedo ver al fondo de la obra.

  2. La pregunta que formulas acerca de la novela de Val —¿qué puede aportar la imaginación creativaa una realidad que ya en sí resulta rocambolesca?— me parece muy interesante y muy buen punto de partida para un trabajo.

    Sin embargo, me llama la atención que reflexionas sobre la novela en términos de mentira/verdad: “¿para qué mentir si la verdad es ya suficiente?”, preguntas y también haces referencia a la “falta de rigor ante la verdad” en la novela.

    Tu planteamiento me resulta curioso porque, en general, se considera la novela un género de ficción, y ficción, según un diccionario, significa: 1) Acción y resultado de fingir; 2) Invención; 3) Cosa imaginada (wordreference.com). O sea, que prácticamente podemos considerar novela como sinónimo de mentira (en el diccionario de la Real Academia la tercera acepción de la palabra novela es “Ficción o mentira en cualquier materia”) y, por lo tanto, acusar a una novela de mentir resulta algo contradictorio.

    Desde luego, hay muchos tipos de mentira y también muchos tipos de novela. Aunque a mí me parece problemático y poco operativo calificar una obra de ficción en términos de verdad y mentira, creo que sí es importante reflexionar sobre las implicaciones éticas y políticas de la literatura (por ahí va también tu argumentación, si no me equivoco). Una obra de ficción puede perseguir —consciente o inconscientemente— fines políticos positivos o nefastos, y creo que es necesario ser consciente de ello. En todo caso, hay que recordar también que la relación entre la literatura de ficción y la llamada realidad histórica es muy compleja, y no llevar a cabo juicios rápidos y superficiales.

    Me parece que no te gusta el libro porque no es fiel a la Historia, porque en tu opinión no sirve para aprender sobre el pasado cercano. ¿Pero es tarea de una novela enseñarnos Historia? ¿Debe una obra de ficción ser fiel a los datos históricos? Si es así, ¿en qué se diferencia, pues, una novela de un libro de historia?

    Constatas que el objetivo de tu diario es comentar lo que opinas sobre la novela de Val; a continuación, reconoces los pros y las contras de la novela y das tu opinión. Lo haces bien, pero creo que a veces puede ser más fructífero analizar una novela desde otro punto de vista que el de los propios gustos o opiniones. En este caso, por ejemplo, echo de menos un poco más de análisis: en vez de simplemente rechazar las “mentiras” que se cuentan en la novela, sería interesante preguntar por qué el autor ha decidido escribir un relato inverosímil, qué efecto busca, qué quiere decir con este tipo de planteamiento. Asimismo, creo que sería interesante reflexionar sobre el personaje de Franco en la novela, o sea, si este modo de construir el personaje sirve realmente para condenar al dictador o si, por el contrario, contribuye a exculparlo.

  3. Me parece muy interesante lo que cuentas, Elina. Tienes razón, una novela es un género de ficción y como tal puede contar lo que quiera. No ha de ser fiel a la historia una buena novela, cierto.
    Eso sí, e insisto, si trata de un personaje que todos conocemos tanto, tan cercano a la mayoría de los españoles, en este caso, si se quiere conseguir algún efecto mayor, ya sea exculparlo, ya sea condenarlo, se tendría que tener más cuidado con lo que se cuenta, pues todo lo perseguido puede caer en saco roto bajo los ojos de un lector medio (de ideas moderadas) como yo.
    Me siento un español muy normal, por lo que creo que puedo servir de ejemplo. Este libro está muy bien escrito, ya lo dije en mi diario de aprendizaje, la forma es excelente a mi parecer, pero el fondo…, estamos hablando de Franco, y si se quiere llegar al corazón de los españoles no creo que se deban contar tantas tonterías, porque deja de inmediato de ser serio, se pierde en la nada. Si la idea es escribir una buena novela, vale, el escritor la ha escrito, ahora, si ha querido llegar a los corazones, modificar la forma de pensar de alguien, me temo que no ha logrado nada. Quién sabe si dentro de cincuenta años este libro se convierte en una joya, pero ahora, tal y como están las cosas, tan frescas todavía… Es lo que pienso.

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