Diario de aprendizaje III (Essi)

Los Soldados de Salamina ha llegado a mucha gente. Lo que me impresionó en la novela es la manera como mezcla los hechos reales y los fictivos dejando el lector confundido. Uno tendría que buscar mucho información sobre el autor y sobre las personas que aparecen en la novela para poder distinguir la ficción y la realidad. Cercas da algunas pistas al lector pero no son fáciles de entender.

Cercas representa al soldado que no mata cuando tiene toda la rázon de hacerlo como una persona muy heróica. En mi opinión en la guerra no hay ganadores ni perdedores. Tampoco hay héroes y villanos. Los motivos del soldado nunca se revelan. Quien sabe, quizás sólo no mató por pura pereza. Además, una persona que ya ha matado talvez dezenas o más de personas pero deja de matar a una, no merece el aprecio que el propagonista de la novela le tiene.

No creo que a los soldados les guste matar. Sólo hacen lo que les han ordenado. Si no lo hicieran probablemente les matarían. En la novela el soldado es el único que ve a Sánchez Mazas. Nadie más sabe que está allí. Nadie le va a acusar de no haber cumplido con su deber. Tiene la oportunidad de hacer lo que le dicte su conciencia porque aunque no sea su decisión de matar es su dedo que apreta el gatillo. Resulta que el tipo a quién no mató no se reformó aunque obtuvo una nueva oportunidad.

—¿Hay alguien por ahí?
El soldado le está mirando; Sánchez Mazas también, pero sus ojos deteriorados no entienden lo que ven: bajo el pelo empapado y la ancha frente y las cejas pobladas de gotas la mirada del soldado no expresa compasión ni odio, ni siquiera desdén, sino una especie de secreta o insondable alegría, algo que linda con la crueldad y se re¬siste a la razón pero tampoco es instinto , algo que vive en ella con la misma ciega obstinación con que la sangre per¬siste en sus conductos y la tierra en su órbita inamovible y todos los seres en su terca condición de seres, algo que elude a las palabras como el agua del arroyo elude a la pie¬dra, porque las palabras sólo están hechas para decirse a sí mismas, para decir lo decible, es decir todo excepto lo que nos gobierna o hace vivir o concierne o somos o es este soldado anónimo y derrotado que ahora mira a ese hombre cuyo cuerpo casi se confunde con la tierra y el agua marrón de la hoya, y que grita con fuerza al aire sin dejar de mirarlo:
—¡Aquí no hay nadie!

La descripción de la mirada del soldado es bastante larga. Según mi entendimiento está basada en las entrevistas guardadas con Sánchez Mazas y en su narración. Claro que el autor tenía que idealizarla un poco para hacerla más dramática. Al final no quiere determinar la expresión del soldado sino más bien narra de lo que no se veía en su mirada. Al protagonista le intrigaba mucho la cuestión en qué pensó el soldado cuando miraba a Sánchez Mazas.

—¿Qué cree usted que pensó?
—¿El soldado? —Me volví hacia él. Con todo su cuerpo apoyado en el bastón, Miralles observaba la luz del semá¬foro, que estaba en rojo. Cuando cambió del rojo al ver de, Miralles me fijó con una mirada neutra. Dijo—: Nada.
—¿Nada?
—Nada.

El protagonista está obsesionado con encontrar un héroe para su libro. La respuesta de Miralles no le conviene. Le habría gustado que Miralles le contestara que probablemente sentía lástima o merced, algún sentimiento noble. No obstante, según el viejo no pensó en absolutamente nada. Miralles lo quiere convencer en que no comprende la naturaleza de una guerra. Estoy de acuerdo con Miralles que Cercas tiene una idea muy idealizada que poco tiene que ver con la realidad.

—¡Hay que joderse con los escritores! —Se rió abierta¬mente—. Así que lo que andaba buscando era un héroe. Y ese héroe soy yo, ¿no? ¡Hay que joderse! ¿Pero no habíamos quedado en que era usted pacifista? ¿Pues sabe una cosa? En la paz no hay héroes, salvo quizás aquel in¬dio bajito que siempre andaba por ahí medio en pelotas… Y ni siquiera él era un héroe, o sólo lo fue cuando lo mataron. Los héroes sólo son héroes cuando se mueren o los matan. Y los héroes de verdad nacen en la guerra y mueren en la guerra. No hay héroes vivos, joven. Todos están muertos. Muertos, muertos, muertos. —Se le quebró la voz; tras una pausa, mientras tragaba saliva, apagó el cigarrillo—. ¿Quiere otro mejunje de estos?

Al final dice el protagonista que lo que escribió es la historia de los olvidos. Talvez no sea tan grave si todo lo que afirma no es exactamente verdad hasta que la historia sea buena. Aunque al mismo tiempo el protagonista insite en que su libro no es una novela sino un relato real. Me parece un poco contradictorio. De todos modos, el deseo del protagonista se ha cumplido. Gracias a la novela de Javier Cercas (la persona real) la historia de Sánchez Mazas y la de otros personajes del libro no será olvidada.

3 thoughts on “Diario de aprendizaje III (Essi)”

  1. Para empezar, quiero decir que a mi me encantó el hecho de que el autor mezcle los hechos reales y ficticios. Al leer el libro quería usar el Google todo el tiempo. También me gusta el libro por muchos de los temas que tú también has mencionado en tu diario: el de los héroes, el de la conciencia etc.

    Mencionas también de paso el tema de reformarse. Yo habría querido leer más sobre el tema en tu diario; no necesariamente estoy de acuerdo de que Sánchez Mazas no se reforme. Podrías haber justificado tu idea de alguna manera.

    En efecto, desde mi punto de vista sería mejor si te concentraras en un tema, el que te parece el más interesante, y lo trataras más profundamente. Ahora resulta un poco difícil encontrar el hilo, o sea, la idea principal de tu diario puesto que empiezas con el tema de los héroes, luego cambias al tema de conciencia, luego al tema de reformarse, luego al uso de narración, luego vuelvas del autor a los pensamientos del protagonista, entonces de nuevo al tema de los héroes y, para terminar, vuelvas al tema del primer capítulo, el de novela contra relato real.

  2. Me parece que Javier Cercas (el autor real) a menudo construye sus obras alrededor de un instante o un acontecimiento mínimo que le intriga. ¿Qué pensó el soldado cuando decidió no matar al fugitivo Sánchez Mazas? De alguna forma, toda la novela es una dramatización de (o apartir de) esa mirada.

    Me gusta tu actitud crítica ante “el héroe” de Cercas. A lo mejor no pensó nada, a lo mejor la decisión de no matar fue completamente arbitraria. A mí también me cuesta ver un héroe en Miralles; su trayectoria me parece dura, quizás desdichada o hasta trágica, pero no veo heroismo en ella. Desde mi perspectiva actual –quizás por la distancia temporal, por proceder de un mundo totalmente distinto que el de los personajes de la novela–, resulta difícil, casi imposible, pensar en un soldado profesional como héroe. Me parece que idealización del personaje de Miralles, la retórica del heroismo, entra en contradicción con otros aspectos de la obra (por ejemplo, la problematización de la memoria) y con su pretensión de tratar el pasado desde una perspectiva actual y crítica.

    En cuanto al término “relato real”, creo que el autor lo utiliza de modo irónico, queriendo indicar precisamente que un “relato real” es una imposibilidad; un relato nunca es real, ya que resulta imposible transcribir la realidad con palabras. Un relato tiene siempre algo de invención, de imaginación, de creación; la realidad está en otra parte, fuera del alcance de las palabras.

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