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Un estudio de 1970 muestra que sólo el 20,8% de los españoles quería una monarquía “después de Franco”

El abogado Joan Garcés rescató en la obra ‘Soberanos e intervenidos’ una encuesta del informe Foessa 1970 sobre la situación social en el España en el que se recoge las preferencias de los ciudadanos para el futuro.  El 49% de los españoles apostaba por una república.

Francisco Franco y el entonces príncipe Juan Carlos, en el balcón del Palacio Real, en el acto de apoyo al régimen el 1 octubre 1975.

Francisco Franco y el entonces príncipe Juan Carlos, en el balcón del Palacio Real, en el acto de apoyo al régimen el 1 octubre 1975.

MADRID.- El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez dijo en 1995 a la periodista Victoria Prego que durante la Transición manejaba encuestas que pronosticaban que, en caso de referéndum, los españoles elegirían la opción repúblicana. La confesión ha levantado un sinfín de reacciones, entre las que se encuentran los que han alegado que en aquella época Suárez ya padecía alzheimer. “Lo que dice ni se ajusta a la verdad ni al sentido común”, escribió el director de El Mundo Pedro G. Cuartango, que alegó que el expresidente “ya estaba muy afectado por el deterioro mental que le produjo el mal neurodegenerativo que padeció hasta su muerte”

Más allá de que las afirmaciones de Cuartango entran en contradicción con la biografía del propio Suárez, la Fundación Foessa ya había realizado en 1970 una encuesta en España sobre sus preferencias para “después de Franco”. Fue en el Informe sociológico sobre la situación social en España, 1970  que rescató el abogado Joan Garcés para la obra Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles (Siglo XXI de España Editores).

Encuesta recogida en la obra 'Soberanos e intervenidos' de Joan Garcés

Encuesta recogida en la obra ‘Soberanos e intervenidos’ de Joan Garcés

La encuesta pregunta a los españoles por el “sistema preferido para después de Franco” y la respuesta es clara: el 49,4% apuesta por la República, mientras que la monarquía cosecha el 20,8% de los apoyos. Un 29,8% decía que prefería un sistema “como el actual”, es decir, la continuidad del franquismo.

La misma encuesta desgranaba el apoyo a cada opción por sectores. El 76% de los estudiantes preferían una república, también el 53% de los abogados, el 45% de los empleados, el 43% de los médicos y el 30% de los obreros. Por su parte, la opción de la monarquía borbónica conseguía el apoyo del 1% de los estudiantes, el 23% de los abogados, el 5% de los empleados y el 5% de los obreros. Sorprendentemente, la opción mayoritaria en el grupo de “obreros” es la continuidad del régimen franquista, con un 55% de apoyo.

Perpetuar la subordinación de los republicanos

Joan Garcés, que ha sido asesor de Salvador Allende, explica que la revelación de la confesión de Suárez a Victoria Prego “no revela nada que no fuera conocido por quien quisiera conocerlo”. “Algunas de las encuestas hechas en los años setenta son de libre acceso, como las publicadas por la Fundación Foessa, o por otras instituciones, españolas y extranjeras, que corroboran lo que Adolfo Suárez dijo en 1995, el amplio y continuado respaldo a la forma republicana de gobierno entre los españoles”, señala en declaraciones a Público. 

El abogado explica que el “cambio de régimen fue pensado para perpetuar la subordinación de los republicanos españoles”

El abogado, que en 1974 formó parte del equipo personal de François Mitterrand en las elecciones a la Presidencia de la República francesa, explica que con estas encuestas en la mano “el cambio de régimen de partido único (la Falange fascista) al del pluripartidismo entre 1975 y 1977 fue pensado para perpetuar la subordinación/discriminación de los republicanos españoles” por lo que las “instituciones creadas a partir de 1975 buscaron tener bajo control al electorado antes de que se abrieran las urnas por primera vez desde las elecciones de febrero de 1936”.

Así, Garcés, ganador en 1999 del conocido como Premio Nobel Alternativo, defiende que “la ley electoral fue y se mantiene hoy para primar el voto rural (más conservador) sobre el resultado del voto de los grandes centros urbanos”. Además, explica, “el distrito provincial (en vez del unipersonal existente antes de 1939), las listas cerradas y bloqueadas, tuvieron, y tienen, como finalidad que los diputados/senadores elegidos estén subordinados a quien les pone en (y les quita de) las listas electorales, más que a sus electores, etc.”.

Felipe González, en el punto de mira

El control de las élites sobre el proceso de democratización del Estado para conseguir establecer una monarquía parlamentaria se ratifica en el hecho de que los partidos republicanos no fueron legalizados hasta después de las primeras elecciones generales el 15 de junio de 1977.  Isabelo Herreros, exsecretario general de Izquierda Republicana durante la Transición, señala en un reportaje de Público lo siguiente:

“Primero hubo un encuentro con Manuel Fraga, ministro de la Gobernación hasta julio de 1976, donde nos dijo que hasta que no quitásemos la ‘R’ no se nos legalizaría, ni con ese gobierno ni con ninguno de la Monarquía. Con el gobierno de Suárez apenas hubo contactos, pues la única interlocución era a través de Juan José Rosón, gobernador civil de Madrid entre 1976 y 1980, y siempre dijo que el obstáculo era el PSOE. Nos animaba a convencer a Felipe González, Javier Solana o Enrique Múgica, al parecer los más intransigentes con nuestra legalización. Presentamos los papeles cuando se abrieron los plazos. Martín Villa remitió al Tribunal Supremo la documentación, pero no para que nos legalizasen si no para que vieran si en nuestra actuación había hechos delictivos y así proceder contra nosotros“.

Luisa Carnés, la feminista olvidada de la generación del 27

Luisa Carnés vuelve a la vida después de 80 años de olvido con la reedición de su novela ‘Tea Rooms’, donde retrata las condiciones de trabajo de las mujeres obreras de la II Répública. Un viaje al pasado tan actual y certero que remueve las entrañas.

Luisa Carnés, la feminista olvidada y silenciada de la generación del 27

Luisa Carnés, la feminista olvidada y silenciada de la generación del 27

MAITE GARRIDO COURIEL – 4/11/2016 – Público

MADRID.- Las calles de Madrid huelen a revuelta y a miseria. Son los comienzos tumultuosos de los años 30 de un siglo que le queda mucha guerra por vivir. Pero todavía no. Todavía son tiempos de cambio aunque huelan a hambre atrasada y a ropa vieja. Por esas calles mugrientas camina una joven Luisa Carnés*, escritora autodidacta y periodista autónoma pero también camarera, sombrerera y trabajadora del textil.

Ella va a retratar como nadie lo que son las condiciones de la mujer trabajadora en ese Madrid de la II República. Porque sabe lo que es pasar hambre y lo que es trabajar desde los once años. Su mirada es aguda y su pluma afilada. Escribe cuentos y novelas periodísticas y la crítica literaria de la época ya la reconoce como una de las revelaciones literarias del momento. “Esta mujer humilde, que gana su vida como una obrera y que da a su juventud firmeza melancólica, posee el don indiscutible del novelista”, publicaba el Heraldo de Madrid en 1929. “Es la revelación de fortísimo temperamento de artista”, escribía La Gaceta literaria dos años antes.

Carnés pertenecía por derecho pero sin saberlo a la Generación del 27, esa que tan bien ha tratado la historia a sus hombres y que tan olvidadas ha dejado a sus mujeres. Decía Dostoyevski que la pobreza y la miseria forman al artista, la desigualdad además, te hace ver la realidad con unas lupas hechas con culos de botella rota.

A pesar de ser “la figura literaria más interesante de la juventud femenina española” fue arrollada por una Guerra Civil que la engulló y la sepultó bajo los escombros del olvido

“Aquí, las únicas que podrían emanciparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios, de los banqueros, de los mercaderes enriquecidos; precisamente a aquellas que no les preocupa la emancipación, porque nunca conocieron los zapatos torcidos ni el hambre, que engendra rebeldes”, escribía en su novela periodística Tea Rooms. Mujeres obreras. La misma novela que acaba de ser reeditada y que la ha traído hasta nuestra actualidad 80 años después de que la escribiera. Porque a pesar de ser “la figura literaria más interesante de la juventud femenina española”, como publicaba el diario La Libertad en 1930, lo cierto es que Luisa Carnés fue arrollada por una Guerra Civil devastadora que la engulló y la sepultó bajo los escombros del olvido durante más de medio siglo.

Hasta que un profesor de historia dio con ella por azar a comienzos de los años 90. “Buscaba textos de apoyo para mis clases sobre la vida cotidiana y la situación de la población en la II República. Ese fue el primer paso, encontré a una autora prácticamente desconocida porque en esos años no se había editado nada de ella en España. Solamente quedaba, si es que quedaba, lo que se había publicado en los años 30”, recuerda Antonio Plaza, historiador y el auténtico revitalizador de la obra de Carnés.

Cubierta de la obra

Cubierta de la obra

Ese fue el punto de partida de una cadena de casualidades, aunque la siguiente no tuvo lugar hasta 15 años más tarde, cuando la editorial Hoja de Lata se la encontró de nuevo por azar. “Coincidimos en Barcelona con David Becerra autor del ensayo La guerra civil como moda literaria (Clave intelectual, 2016) que nos habló de una novela sensacional de una autora española absolutamente olvidada. La novela era Tea Rooms y la autora, Luisa Carnés”, explica a Público el editor Daniel Álvarez. “Es una novela rompedora en lo formal y de una vigencia preocupante en la temática, con unas reivindicaciones para las mujeres trabajadoras que en muchos casos no se han resuelto en estos ochenta años que han pasado desde que la novela fuera publicada”.

Matilde es la joven protagonista que entra a trabajar en un refinado salón de té cerca de Sol. A través de su mirada, trasunto de la autora, vemos las miserias de un grupo de mujeres trabajadoras en una ciudad que hierve con una crisis que nos es muy familiar y lo hace, además, de una forma muy cinematográfica. “Su estilo literario es muy fresco, retrata la realidad de una forma muy visual donde hay escenas que parecen de película”, afirma Antonio Plaza. Los temas son crudos: explotación laboral, abortos clandestinos, maternidades obligadas, sumisiones múltiples, pero entre tanta ignominia, un atisbo de esperanza puesta en la mujer nueva: “Las mujeres se preparan para luchar contra la guerra, para luchar por su emancipación. Antes no había más que dos caminos abiertos: el del matrimonio y el de la prostitución, pero ahora ante la mujer se abre un nuevo camino”, escribía en Tea Rooms.

El feminismo de Luisa Carnés se refleja abiertamente en un artículo suyo del 33 dedicado al voto de la mujer, seis o sietes meses antes de que Clara Campoamor consiguiera el voto femenino en el Congreso. “Es muy posible que Carnés y Campoamor se conocieran en un Madrid con un círculo que seguramente no era muy amplio de mujeres intelectuales que escribían, que se pronunciaban y que eran activistas. Las dos venían de familias de pocos medios: Clara Campoamor era hija de una portera de origen humilde al igual que Luisa, que trabajó desde pequeña en un taller de sombreros”, nos cuenta el historiador.

La paradoja del destino quiso que ella confeccionara los sombreros de aquellas mujeres que luego se les denominó las ‘Sinsombrero’, sus coetáneas, artistas y creadoras de la Generación del 27 olvidadas por la historia también, pero recientemente recuperadas. “Falta Luisa en ese grupo de las Sinsombrero, porque ella, además, es doblemente sin sombrero”, nos dice por teléfono Juan Ramón Puyol Carnés, nieto de la escritora. “Ese grupo de mujeres eran personas de élite intelectual con acceso a libros y cultura, una procedencia muy distinta a la de mi abuela, pero que compartían con ella inquietudes, pensamientos, actividad, dedicación y logros”.

Volver a la vida

Para la familia de la autora, la reedición de Tea Rooms por parte de Hoja de Lata, ha tenido el don de volver a la vida a Carnés para el gran público. “Ha sido un proceso psicológico muy fuerte, sobre todo para mi padre”, explica Puyol. “Él guardó en una caja todas la cartas de mi abuela, sus fotos, sus manuscritos, sus papeles…”. Una caja que se mantuvo cerrada y que contenía toda una vida en el exilio y su experiencia de la guerra. Durante la contienda escribió en periódicos de corte comunista y con el final de la Guerra Civil huyó a Francia primero y luego a México, donde vivió en el exilio hasta su prematura muerte. Siempre con la pena de no poder volver a España: “Hemos engendrado hijos para una patria ajena”, escribía. Así de simple, así de tremendo.

Como una Irène Némirovsky española y proletaria, Carnés poseía un agudo sentido de la observación que la dotaban de una perspectiva histórica inaudita y afilada

El historiador Antonio Plaza fue el primero en ayudar a abrir esa caja de los recuerdos: “Se había mantenido intacta durante años con todas las novelas inéditas de su madre”, nos cuenta. Luisa Carnés nunca pudo volver a España. Un 8 de marzo de 1964, el Día de la Mujer, tuvieron un accidente con el coche en el que Luisa perdió la vida. Tenía 59 años.
“Fue muy duro para mi padre abrir los recuerdos durante tantos años silenciados”. Como una Irène Némirovsky española y proletaria, Carnés poseía un agudo sentido de la observación que la dotaban de una perspectiva histórica inaudita y afilada. En esa caja reposaba lo profundo, lo abismal, lo desgarrado y lo violento de su estilo. La sensibilidad exquisita de quien sabe transmitir porque parte de la experiencia vivida.

Ahora, gracias a la reedición de Tea Rooms. Mujeres obreras, Luisa Carnés vuelve a caminar por las calles de su Madrid, pero esta vez en los comienzos de otro siglo.

Las otras vidas literarias de Luisa Carnés

Peregrinos de Calvario (1927). Su primer libro de cuentos por el que salta a la fama en la literatura de la época.

Natacha (1930). Recoge la vida de una chica que trabaja en un taller textil. Es su alter ego, Natalia Valle, del que toma el nombre para escribir después como seudónimo tanto en España en el 36 como en México hasta el 51.

De Barcelona a Bretaña (1939). Testimonio sobre los hechos acaecidos durante los últimos meses de la Guerra Civil en Cataluña, su huida hacia la frontera, junto a otros miles de refugiados, y su estancia en un centro de internamiento en Francia.

El eslabón perdido (1957). La primera novela editada en España después de su muerte en exilio.

*Luisa Carnés dejó escritos otros tantos libros inéditos e inacabados por su prematura muerte, más un montón de artículos escritos antes y durante la Guerra Civil para distintas publicaciones. Su historiador y su familia siguen luchando porque se reedite el resto de su obra