El papel del personaje secundario Don Fernando en la novela Voz dormida (2002) de Dulce Chacón

Dulce Chacón introduce una galería amplia de personajes en su novela Voz dormida (2002). El personaje de Don Fernando representa a la burguesía urbana, una clase social distinta de los personajes principales femeninos. Es frecuentemente aludido a su apariencia al salir a la calle: se viste de una capa española. La capa simboliza un estatus que permite ventajas y protección, pero que también coloca el peso de responsabilidades sobre los hombros del propietario. La profesión de médico es considerada como una vocación, y por esa razón dejar de ejercerla es tal vez un signo de una crisis personal. Se revela que Don Fernando ha sido testigo de una matanza, y que él va en contra a su ética como médico. Por consiguiente, opta por trabajar de contable, lo que no es adecuado para un hombre de alto estatus social.

Es introducido al lector como patrón de Pepita, quien trabaja de criada en su casa. Ella tiene acceso a un secreto familiar oculto de la vista pública para mantener la apariencia de un matrimonio sin complicaciones. Ese hecho refleja las dos cosas sagradas para la burguesía, la educación formal de sus miembros y el matrimonio. Forman las constituyentes que esencialmente garantizan la continuidad de la capa social.

El médico vuelve a ejercer la medicina, curiosamente en la cárcel de Ventas donde están condenadas las protagonistas. La prisión carece de la higiene y de metros cuadrados, y la atención médica es insuficiente en su totalidad. Don Fernando demuestra su bondad al exigir mejoraciones a las condiciones pésimas de los dirigentes de la prisión.

El personaje burgués se ubica mayoritariamente en la vida urbana madrileña. Luego, conoce a la vida carcelaria y es testigo a las condiciones en que viven las mujeres encarceladas, pero al acabar el día laboral vuelve a su propia realidad. Las dos realidades son muy lejos una de otra, y Don Fernando tiene acceso a las dos. Sin embargo, en la cárcel aparece solamente como un profesional, sigue realizando su vocación tratando a las presas.

Los personajes secundarios masculinos aún más destacados son Mateo y Jaime que forman parte de los maquis. José María Izquierdo escribe en el artículo La literatura de la generación del cincuenta y la narrativa actual de la memoria (2004) que “Se recupera en ellos [los maquis] la figura del guerrillero antifranquista desde su perspectiva de luchador resistente, pero se soslaya una valoración de su posición política e ideológica.”  Al comparar la posición de los maquis con la del médico, las dos están en fuerte contraste. El compromiso político de Don Fernando merece poca explicación a lo largo de la obra, lo que da un toque de misterio al personaje. Sin embargo, es evidente que su compromiso le trae angustia en la situación sociopolítica española. A los maquis, en cambio, sus compromisos políticos, bien expuestas en la historia, les cuestan su libertad y sus parientes.

El médico es un personaje secundario estático, quiere decir que su desarrollo personal no está en el foco a lo largo de la obra. Esto no significa que es sin utilidad alguna, considerada la obra en conjunto. El personaje de Don Fernando sirve para ofrecer “un polo” burgués a los personajes principales de la clase obrera. La relación del médico con Pepita es introducido al lector como una profesional al principio. Sin embargo, los dos personajes llegan a necesitar uno a otro por razones ligadas a la situación política de la sociedad. El médico de supuestas afiliaciones izquierdas es dependiente del silencio de Pepita, mientras que a ella le hace falta el prestigio y el poder de la familia del médico. La realidad llena de interrelaciones que construye la autora refleja cómo personas de distintas clases sociales procuran mantener sus condiciones de vida en un sistema extraordinario. El lector no sabe exactamente si a él Don Fernando le gusta o le disgusta, por un lado es un personaje que siente simpatía hacia los desvalidos, pero por otro lado protege a todo lo suyo frente a la represión franquista aprovechando su privilegio. La ambivalencia que siente el lector hacia él es bien premeditada. Refleja un conflicto en que la política, las simpatías y los vínculos interpersonales no son todo blanco y negro.

El personaje de Don Fernando, aunque tiene un papel secundario en la obra, representa rasgos que forman una parte integrada de la historia en su totalidad. Sin él, la descripción de la realidad sociopolítica, y las condiciones de las mujeres del bando vencido no sería completa.

Fuentes

Apuntes de clase 20.10. Sobre La Voz Dormida (2002) de Dulce Chacón

IZQUIERDO, José María: “La literatura de la generación del cincuenta en España y la narrativa actual de la memoria“. Études romanes de Lund, 70, 2004, pp. 77-90.

2 thoughts on “El papel del personaje secundario Don Fernando en la novela Voz dormida (2002) de Dulce Chacón

  1. vsuokas

    Interesante que hayas elegido centrarte justo en el personaje de Don Fernando, porque efectivamente no es de los principales, y a lo mejor queda un poco en olvido a lo largo de la historia que gira en torno a los protagonistas. Resultan bastante claros el argumento y la estructura de tu análisis. Has tenido en cuenta varios aspectos acerca del personaje, dando una descripción completa de él, de la clase social a que pertenece, y de su papel en la obra.

  2. Elina L.

    Gracias por tu trabajo, Laura. Estoy muy de acuerdo con el comentario de Valtteri. Has elegido como objeto de análisis un personaje claramente secundario en la obra, pero consigues hacer un análisis muy completo e interesante sobre él y de su función en la obra. Me parece que das en el clavo al destacar la diferencia de clase entre la figura de don Fernando y los protagonistas de la obra. En efecto, es un personaje que pertenece a una realidad muy distinta que los protagonistas, pero su presencia en la obra se justifica por su profesión, por la que entra en contacto con las presas y los maquis. Como dices en tu trabajo, creo que el retrato de la sociedad española de la época quedaría coja en la novela sin la presencia de un personaje de este tipo.

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