Diario de aprendizaje I (Enrique)

Respecto a la teoría del análisis de la novela como texto narrativo, todo lo aprendido de modo sistematizado y esquemático (narrador, focalizador, personaje; analépsis y prolepsis en cuanto al tiempo; lenguaje empleado; intertextualidad) me ha resultado tan práctico como ignorado hasta participar en el curso de Literatura española contemporánea  (sin duda para recomendar). Ahora resulta más fácil deslindar conceptos y utilizarlos como instrumento de análisis. Existen algunas diferencias terminológicas entre uno y otro curso.   Además, tales conocimientos básicos sobre narratología revierten positivamente en la asignatura de Historia Universal de la Literatura de “Metodiopinnot”.  

Respecto al Franquismo, leyendo ’Comrades’ -’Queridos Camaradas’, en español- del prestigioso historiador inglés Paul Preston, en el capítulo que trata sobre Millán Astray se adolece de falta de neutralidad historiográfíca. Pese a la certeza de hechos, el tono descalificativo de algunas de sus aseveraciones e interpretaciones refleja la tendencia antes aludida. Todo un atrevimiento, viniendo precisamente de un inglés. No olvidemos que en el Ejército británico hay cuerpos que no se caracterizan precisamente por su delicadeza, amén de los marines estadounidenses y los legionarios franceses, entre otros muchos. (Durante la IMEC pasé seis meses en el Tercio).    

Según Preston, al lector, foráneo o no, pero sí ajeno a tales hechos y realidades, le quedará clara y desgarradamente marcada la imagen del legalmente constituido, ilegalmente derrotado y ferozmente masacrado y perseguido Ejercito popular, rojo o republicano a manos de las tan inconstitucionales como salvajes fuerzas golpistas o nacionales: la víctima y el verdugo; una visión demasiado simplista de tamaño conflicto bélico. Yo creo que existió totalitarismo radical en ambos bandos.   

Sobre una época tan turbulenta, aunque sólo sea a modo de conjetura, cabría también plantearse qué habría sido de España, de los españoles y de los pretendidos logros reformistas republicanos de no haberse impuesto un régimen autoritario derechista como el que se impuso: ¿se habría respetado el principio de la indisolubilidad territorial de la patria?, ¿se hubiese detenido el poder destructivo de la invasión nazi en los Pirinéos franceses?, ¿no habría aprovechado la Unión Soviética semejante coyuntura política -interna y externa- para desplegar sus tentáculos sobre la Peninsula?, ¿cuál habría sido su coste humano y económico?, ¿continuaría aún?  

No trato de defender el Franquismo, es condenable en muchos aspectos (cruenta represión de sus detractores, abusos de poder,  injusticias, limitación de libertades fundamentales a lo largo de casi cuatro décadas). En 2006 el Consejo de Europa ya lo condenó oficialmente por su violación de los derechos humanos.

Sobre el impasible carácter del Caudillo, ya de pequeños nos habían contado que en cierta ocasión una de las muchas mujeres con hijos pequeños y maridos condenados a la pena capital logró ser recibida en audiencia. Le rogó clemencia y Franco la tranquilizó. Tras su término cuentan que él dijo: “Pobre, no sabe que ya es viuda”).  

No. Sólo constato que para todos aquellos que nunca lo cuestionamos (nacimos,  nos educamos y vivimos felizmente durante parte de aquel régimen dictatorial) se disfrutó en España de auténtica paz, seguridad (orden público), libertad (movilidad geográfica; no me refiero a la política ni sindical, ni a la de la mujer cuyo tratamiento legal era absolutamente vejatorio), progreso, unidad nacional y de la lengua (un país hoy semifragmentado y con falta de solidaridad interterritorial), unidad familiar, profundo sentimiento religioso (resumido, entiéndase como solidaridad y respeto para con el prójimo y temor de Dios; hacíamos ejercicios espirituales) y alto sentido de la honradez, respeto a la Ley, a la propiedad privada, al poder de las autoridades, etcétera.

Luego junto a lo negativo, a mí no me cabe cuestionar que también tuvo repercusiones y aspectos más que positivos.  

Sobre los antecedentes historicos resulta patente que el país seguía careciendo de un adecuado y estable poder político. El descontento social de las clases obreras, la anarquía reinante, los caóticos y sangrientos enfrentamientos y las ansias de poder -bien revolucionario terrenal, bien absolutista divino- unido a la lógica inhibición de las grandes potencias en un conflicto nacional coadyuvó inevitablemente a su estallido y posterior prolongación. Consabido es que el eje fascista ayudó al bando nacional, lo que le permitió utilizar España, “el cortijo de Franco”, como pista de pruebas armamentísticas, así como que el supuesto ¿dilema estaliniano? se despejó casualmente el mes, sinónimo a revolución rusa, del 36. De este modo la URSS pudo quedarse con todas las reservas de oro del Estado español que el Gobierno republicano le envió para abonar su deuda (como mínimo). Ese oro jamás volvió a las arcas del Estado.     

En aquella España no cabían gobiernos dictatoriales cuestionables (Dictadura de Primo de Rivera). La tendencia republicana fue tan numerosa que ocasionó el exilio del monarca don Alfonso XIII. Durante la II República las ambiciones reformistas, aunque acertadas por progresistas y justas, fueron en extremo radicales, apresuradas e inconsensuadas en su implantación, pues chocaban de frente con los poderes económicos y con la mitad del pueblo. Durante el bienio negro posterior gana la derecha y los papeles se invierten, la sed de venganza se acrecienta y los desordenes de orden público y laboral se suceden. La situación se va escapando del control gubernamental y se sofoca con la intervención de cuerpos armados de élite como la Legión (“como matar moscas a cañonazos”).  

La amenaza potencial del poderío ofensivo que tan desproporcionada medida represiva supuso no fue calibrada lo suficientemente por los líderes republicanos, nuevamente vencedores en el 36, como ocurrió.  Finalmente, trabajadores armados y brigadistas extranjeros frente a tropas de ejercito entrenadas en los duros y continuos combates de la zona del Protectorado y muchos otros civiles alistados a sus filas, lo que no impidió a que la represión, entendida como asesinatos selectivos, no fuese extremadamente cruel en ambos bandos. (No cabe creer que en una guerra civil un bando es el malo y asesino y el otro el bueno y “menos asesino”).

De Córdoba, Sevilla y Málaga nos contaban que en las zonas republicanas persiguieron a todo aquel que antes de la guerra tenía algo, fuese una finca, un negocio o una situación de vida más desahogada. Los encarcelaban y los fusilaban, a menos que escapasen o se escondiesen.  A uno de mis abuelos le confiscaron su coche y una empresa constructora y al otro una próspera finca de regadío. Unos de mis tíos varones, aún menores de edad, tuvieron que esconderse en el campo en sitios increíbles porque también los perseguían como a sus padres. Los rojos también expoliaban, violaban y mataban . Los religiosos y religiosas fueron sus víctimas predilectas. Contaban que antes de tirarlos aún vivos a pozos, o sitios por el estilo, les cortaban los órganos sexuales y las extremidades superiores para hacerlos sufrir cruelmente. Se profanaban y destruían iglesias y se perseguía a los fieles más representativos. 

Afirmar, como se ha hecho, que en situación de guerra, eso era obra sólo de elementos incontrolados y no apoyados por el Gobierno, dada la clara animadversión gubernamental hacia todo lo religioso, puede ser creíble sólo en parte. 

Durante los traslados de presos nacionales, el Gobierno republicano permitía su desvio a otros puntos para irlos asesinando por miles. Como ejemplo, los asesinatos ocurridos en Paracuellos del Jarama, siendo comisario de Orden Público el ya nonagenario, lúcido, astuto y eterno fumador Santiago Carrillo Solares, primer secretario general del Partido Comunista de la democracia actual. (Pese a su ideología y antecedentes, siempre me ha resultado tan atrayente como carismático. Continúa dando conferencias pese a su avanzada edad).     

Al anochecer los nacionales comenzaban a dar sus tradicionales “paseos o paseillos” del horror (en andaluz se decía en diminutivo para más sorna). Los invictos estaban en casa tranquilos e incluso acostados, se los llevaban en coches y camionetas y los asesinaban a tiros junto a las cunetas en las afueras de las ciudades o a las tapias de los cementerios.  

Cuando los niños éramos demasiado traviesos, para apaciguarnos nos decían “cuidado que como seáis malos os van a dar el paseillo”. Al oír eso se te quitaban las ganas de seguir molestando. Esta frase se puede asociar con la que le decían a los niños holandeses de “que viene el Duque de Alba”).      

Respecto a la pregunta ¿por qué ganaron los nacionales? sería coherente añadir que también debido al igualmente considerable apoyo popular. Esta parte de la población sintió su integridad física, seguridad laboral, sus creencias religiosas (España es un país tradicionalmente católico, y “la fe mueve montañas”) así como sus ideales más conservadores amparados por el bando franquista. Al inicio de la guerra fueron 29 provincias, frente a 21, las que se adhirieron al bando nacional. Esto ya es bastante significativo. El Gobierno republicano en su vivo afán de reforma pareció ignorar las demandas de esta parte de la población.      

Respecto a las hipótesis que plantea Gabriel Jackson en el apartado ‘La noticia en otros web’, de su artículo ‘El reconocimiento del pasado trágico’, resulta frívolo cómo en base a semejantes hipótesis pone en entredicho unas condiciones históricas tan ampliamente estudiadas. No aporta pruebas fehacientes sino meros planteamientos teóricos llevados con mayor o menor acierto, adorno narrativo, al terreno que trata de defender.  Si su especie de “varita mágica” argumental tocase el otro extremo, podría hasta pensarse que Franco resultaba ser inteligentísimo y casi un bendido, extremos no ciertos.   

He recordado al polifacético Fernando Vizcaíno Casas (1926-2003), abogado, periodista y escritor. Caracterizado por su fina ironía, aunque perteneciente a la generación anterior a la del 75 de “los nietos de la guerra” que ahora nos ocupa, es un caso peculiar y  divertido. Una especie de “Arturo Pérez Reverte” de aquel entonces, sin llegar a ser miembro de la RAE. Durante la incipiente democracia algunas de sus obras fueron llevadas al cine. Franco, un personaje hasta entonces intocado, se convertía en algo esperpéntico, de ahí su éxito e interés.    

Como podéis ver, este delicado septuagenario tema me está resultando tan interesante como evocador. No son pocas las personas queridas, ya del pasado, que, ensalzando a la Iglesia o no, han vuelto a mi recuerdo relatando hechos, historias, anécdotas, mostrando armas de fuego, armas blancas, fotografías, heridas, expedientes y condecoraciones de guerra, etc. Testimonios inolvidables de aquel ayer. Citaré el lagrimeo y pesar de mi abuela materna contemplando en televisión la misa funeral celebrada en la basílica del Valle de los Caídos. Para unos la orfandaz política, para otros el regocijo.

Mi generación queda bajo el apartado de las consecuencias ideológicas. Los coletazos de aquella impronta educativa se mantienen casi intactos. Nunca, ni si quiera ahora, he creído necesario cuestionar el claro lado oscuro del franquismo. Lo sé pero sólo veo lo positivo. Contradictorio, pero mi mente funciona así.  

Como homenaje a todo aquel cúmulo de sufrimientos recordar los enternecedores poemas “Nanas de la cebolla” y “El niño yuntero” de Miguel Hernández que décadas atrás popularizara el cantautor Joan Manuel Serrat. 

Preston, Paul (2006). Comrades. London: Harper Perennial.

Preston, Paul (2004).La Guerra Civil Española. Barcelona: Novoprint.

Reader’s Digest (1977). Gran Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Tomo VI. Madrid: Selecciones del Reader’s Digest.

Jackson, Gabriel (2006). El reconocimiento del pasado trágico.   

http://www.informativos.telecinco.es/Franco/condena-europa/dictadura/dn_22117.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Matanzas_de_Paracuellos

http://es.wikipedia.org/wiki/El_oro_de_Mosc%C3%BA

http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Vizca%C3%ADno_Casas

http://es.wikipedia.org/wiki/%C2%A1Viva_Franco%21_%28con_perd%C3%B3n%29

http://es.wikipedia.org/wiki/Y_al_tercer_a%C3%B1o_resucit%C3%B3     

4 thoughts on “Diario de aprendizaje I (Enrique)”

  1. Muchas gracias por tu diario, Enrique. Como es bastante largo, no voy a comentar todo lo que dices punto por punto. Además, creo que todo el mundo ya conoce mi punto de vista por lo que he hablado en clase, y no me parece necesario repetirme aquí. Lo más interesante en tu diario es precisamente el hecho de que ofrece una vision complemente distinta a la mía, y por eso espero que todo el mundo lo lea y lo comente. Eres el único de nosotros que ha vivido el franquismo y lo conoce por dentro, para decirlo de alguna forma.

    Me alegro de que te haya sido útil la primera clase en que repasamos de modo muy rápido algunos conceptos de la narratología. Si quieres profundizar en el tema, te recomiendo el libro Narratology: Introduction to the Theory of Narrative de Mieke Bal, que está en la biblioteca (existe también una traducción al castellano).

    Quería puntualizar algunas cosas en cuanto a tu comentario sobre el título de la asignatura y las lecturas obligatorias. El título exacto del curso es “La guerra civil y el franquismo en la novela española actual” y puede utilizarse para conseguir los créditos de “Res310b Espanjan nykykirjallisuus”. En el curso estudiamos principalmente la novela española escrita y publicada en democracia. No creo que los autores tratados sean “de marcada tendencia republicana”, sino que al parecer viven bastante tranquilamente en la monarquía actual. Es verdad que el discurso que crean sobre la guerra y el franquismo sea favorable al bando republicano, pero a mi entender esa es la tendencia preponderante hoy en día entre los literatos. Después de casi cuarenta años de dictadura y censura, pocos novelistas sienten la necesidad de reproducir los tópicos franquistas (el caso de los historiadores es bastante distinto) y creo que lo que les interesa es simplemente intentar comprender lo que sucedió y narrar las historias que en su día fueron silenciados. No conozco ninguna novela de marcada tendencia franquista publicada en los últimos veintipico años que sea de interés para estudiar en una clase de literatura. Si tú tienes alguna en mente, desde luego acepto sugerencias.

    La biografía de Millán Astray en Comrades de Preston resulta algo caricaturesca, pero todo lo que dice está basado en una documentación exhaustiva, como puedes comprobar en la bibliografía del libro. Es un historiador riguroso, que por ejemplo hace un gran esfuerzo para entender a Franco en su magistral biografía titulado Franco, “Caudillo de España”. Creo que tu intento de desacreditar su trabajo simplemente por que sea británico carece de sentido; si utilizamos tu argumento, ningún alemán podría nunca criticar nada o a nadie por haber nacido en un país en que una vez tenían el poder los nazis. O tampoco podríamos criticar nada los finlandeses, ya que luchamos junto con los alemanes.

    Respecto a lo que dices sobre lo que habría sido de España si hubieran ganado los rojos sólo quiero comentar una cosa: deduzco de tu comentario que en tu opinión un régimen autoritario derechista (fascista) es preferible a un régimen comunista. Yo no sé si sabría elegir: ambos me parecen terribles. El fascista me parece terrible por sí, y el comunista porque nunca se consiguió llevar a la realidad los ideales y propósitos originales y porque en todas partes condujo a una dictadura más o menos terrible. En todo caso, el coste humano y económico del franquismo fue tan alto que no sé si un régimen comunista lo habría superado. Sobre “el principio la indisolubilidad territorial” no estoy de acuerdo contigo en absoluto. No creo que la unidad territorial sea algo sagrado, sino que me parece que todos los pueblos o regiones deberían poder decidir sobre sus asuntos y su pertenencia o no a un Estado. No entiendo por qué te parece tan terrible la autonomía o la posible independencia de ciertas regiones españolas.

    Ya han sido muchos comentarios de mi parte, espero que sigan los demás. Aunque no estemos de acuerdo, creo que es importante que todos podamos hablar y opinar libremente respetándonos unos a los otros.

  2. Disculpad la extensión de éste mi primer diario. En los restantes dejo
    recuerdos y emociones aparte y seré más objetivo y conciso.

    Me he dado cuenta de que lo que dije sobre la bibliografía obligatoria de
    esta asignatura es más que incorrecto. Perdonad mi intromisión en el tema,
    por favor. Mi subconsciente me ha traicionado.

    La asignatura y su bibliografía son competencia exclusiva del profesor
    titular. He cometido una extralimitación y retiro del diario
    la mención expresa hecha en tal sentido.

    Sobre lo demás, todo entendido.
    Gracias, Elina, por todos tus comentarios.

  3. No hace falta que quites nada de tu diario, Enrique, y desde luego que todos podéis criticar el curso, la bibliografía, etc. Simplemente quería explicar y justificar la elección de novelas. Tampoco hace falta, Enrique, que dejes aparte tus recuerdos; de hecho, me parece muy interesante que los cuentes.

  4. Gracias, Elina, por mostrar una actitud abierta a la crítica.

    Sobre una correcta crítica constructiva sí estoy de acuerdo contigo. Pero lo ocurrido fue incorrecto en el sentido de que la planificación de toda asignatura es en su totalidad competencia exclusiva del profesor titular. Esto hay siempre que respetarlo pese a las posibles discrepancias. (He sido profesor más de una década y lo sé muy bien).

    Como sabes, este es un tema del pasado que, en mi caso, involucra emociones sin querer. Ahora creo que no está de más irles tirando un poco de las riendas. Siempre es mejor una mayor apertura de miras.

    Descuida que, de ser preciso, critico pero con corrección y positivismo.

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