Una guerra, cuatro historias

Durante el curso hemos leido cuatro obras de la Guerra Civil de España – cada una muy distinta. Voy a concentrarme en ellas y refleccionar sobre sus caracteres.

Empezabamos con La voz dormida (2002) de Dulce Chacón. El libro es bastante emocionante y ha dado un aspecto humano a la Guerra, más concreto. La obra hacía comprensible la vida diaria después de la guerra, lo que no es tan evidente en los demás libros que leímos. La humanidad de los caracteres y la triste realidad de la obra son aún más aumentados por el hecho de que es basada en personas reales.

Soldados de Salamina (2001) es un libro de distinto tipo – la metaficción es un concepto interesante y da dimensiones adicionales a la obra. Se cuestiona si es el autor hablando, si son sus opiniones las expresadas, si a él le han realmente pasado los acontecimientos de los que cuenta. Además, la segunda parte del libro, escrita como el resultado de la investigación hecha en la primera parte y que continúa en la tercera, le trae la historia más cerca al lector, que testigua el proceso de escribir e investigar del autor. ¿Porqué el autor ha elegido presentar la obra incompleta en la mitad de su obra? Es un rasgo particular del libro; al mismo tiempo que uno lee del proyecto del protagonista de averiguar la historia de Sánchez Mazas, uno también tiene acceso al resultado, aunque solo en parte. El lector conoce a autores diferentes; el ficticio de caracteres imaginarios, el autor de la segunda parte, del que no sabe si es el real o el ficticio, o una combinación, y el autor de la obra total de las tres partes.

Soldados de Salamina es la unica obra de las cuatro que explica un poco el perspectivo de los fascistas, o de uno de ellos, aunque no mucho. Los demás franquistas no tienen un papel importante como individuos. Sin embargo, da un toque humano al fascista que tenía un sueño discutible que acabó en una dictadura horrorosa.

Los rojos de ultramar (2004) de Jordi Soler tiene algo en común con Soldados de Salamina: el autor cuenta de sus propias experiencias. Sin embargo, el libro no se centra en el autor mismo, sino en el abuelo de él, que ha vivido la guerra. Parece casi increíble la historia del abuelo en la selva de México, planeando la muerte de Franco con sus compañeros. Parece increíble, pero recuerda al lector de cuánto cambiaba la vida de tantos la victoria de los franquistas. No poder regresar a casa y esperar decenas de años para, por fin, poder regresar a la casa y a la ciudad que ya no son las suyas. Lo brutal que era el destino de los perdedores, también de ellos que lograron salir del país.

Espacios en blanco (2017) de Miguel Francisco era una experiencia fascinante, no solo por ser cómic sino también por lo detallado que es. Como en las dos obras anteriores, en Espacios en blanco el autor también aparece en el libro contando su propia historia familiar. Después de haber leído los otros libros con tanta información de la guerra y eventos reales, me quedaba esperando un poco más. Algo concreto de la guerra, algún sentimiento o pensamiento, más sufrimiento. No obstante, luego realizaba que así es la realidad, porque en la vida real las historias tampoco son tan exuberantes como en la ficción. La cruda escasez de datos concretos, a su vez, da más credibilidad, sinceridad y autenticidad a la obra.

Las obras abren el mundo de la Guerra Civil de distintas maneras, y el lector recibe una imagen diversa de los posibles destinos después de la Guerra. También tienen rasgos en común: La voz dormida y Soldados de Salamina son escritos por alguien sin un vínculo familiar, pero se basan en personas reales, mientras que Los rojos de ultramar y Espacios en blanco son unas historias muy personales. Tanto en estas dos obras como en Soldados de Salamina el autor participa en la historia. Las obras son distintas entre sí, pero las une el horror de la guerra y la incapacidad de olvidarla de los que la han vivido, pero también la necesidad de entenderla de los que no la han vivido.

2 Replies to “Una guerra, cuatro historias”

  1. Hola Linnea! Gracias por tu tabajo! Me gustó mucho, pienso que da una buena idea de las características propias de cada obra. Lo que especialmente me ha gustado es el último parrafo en que comparas estas cuatro novelas y hablas de las diferencias y similitudes entre ellas. Habría sido interesante saber aún más de tus opiniones personales de las obras.

    Me gustó también la estructura de tu trabajo y que hablas de las novelas según el orden en que las hemos leído.

    Un trabajo interesante y cuidadosamente hecho!

  2. Gracias por tu trabajo, Linnea. Me gusta el enfoque de tu trabajo, o sea, el objetivo de ofrecer una visión de conjunto de las obras que hemos leído en el curso. Consigues determinar varias características compartidas sin perder de vista las particularidades de cada una de las novelas. ¡Muy bien!

    Solo quiero comentar una cuestión de terminología. Cuando hablamos de obras ficticias, es importante diferenciar el autor real de la obra literaria del narrador y del protagonista de la misma, aunque las tres figuras tengan el mismo nombre y la obra esté basada en las experiencias personales del autor. Como vimos en clase, el Javier Cercas que aparece en Soldados de Salamina no es el autor real y también Jordi Soler ha “literaturizado” los personajes que aparecen en la obra. En ocasiones, utilizas el término ‘autor’ de modo ambiguo. De todas formas, es solo un detalle y creo que se entiende bien lo que quieres decir.

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