Diario de aprendizaje III (Eriikka)

La novela Soldados de Salamina ofrece varios hilos temáticos interesantes (tales como la búsqueda de un padre, la vejez, el heroísmo), pero lo que voy a tratar brevemente a continuación, es el tema de la memoria junto con su contrario, el olvido. Este análisis partirá de ideas ancladas al título de la novela. Para limitar el tema todavía más, pasaré por alto la autoreflexión que la novela efectúa sobre la cuestión de la formación de la memoria y la textualización del pasado. El título de la obra Soldados de Salamina sugiere irónicamente que la guerra civil española representa para los españoles de generaciones posteriores a la guerra algo tan lejano y desconocido en la historia como la batalla naval de Salamina (430 AEC) entre las tropas persas y griegas. El narrador/protagonista subraya esta idea en dos ocasiones de la primera parte de la novela:

“[- – -] empecé a sentir curiosidad por Sánchez Mazas; también por la guerra civil, de la que hasta aquel momento no sabía mucho más que de la batalla de Salamina [- – -] y por las historias tremendas que engendró, que siempre me habían parecido excusas para la nostalgia de los viejos y carburante para la imaginación de los novelistas sin imaginación” (21)

“[- – -]desde que el relato de Ferlosio despertara mi curiosidad nunca se me había ocurrido que alguno de los protagonistas de la historia pudiera estar todavía vivo, como si el hecho no hubiera ocurrido apenas sesenta años atrás, sino que fuera tan remoto como la batalla de Salamina” (43)

En realidad sesenta años es un tiempo muy corto en la historia de la humanidad, y el evento de la antigüedad sirve para poner la guerra civil española en una escala relacional, a través de la cual lo podemos percibir como un acontecimiento bastante reciente. El narrador se auto-acusa por este olvido en primera persona, sin señalar culpables, pero implícitamente apela a lectores que puedan relacionarse con este personaje/narrador. Podemos leer estos párrafos como una manera de describir, incluso de criticar a una mentalidad colectiva de una generación a partir de una experiencia individual.

Dentro de la novela, Soldados de Salamina también representa el olvido de otra manera, a través del libro que Sánchez Mazas había prometido escribir, pero que nunca escribió:

“[- – -] Sánchez Mazas nos dijo que iba a escribir un libro sobre todo aquello, un libro en el que apareceríamos nosotros. Iba a llamarse Soldados de Salamina; un título raro, ¿no? También dijo que nos lo enviaría, pero no lo hizo.” (73)

“Soldados de Salamina”, por lo tanto, como el título del “relato real” que escribe el narrador dentro de la novela, es el libro que Sánchez Mazas no escribió y reivindica así la memoria de los “amigos del bosque”, es decir les vuelve a pagar la deuda en que quedó Sánchez Mazas. Aquí surge claramente la idea de que las generaciones posteriores que nada tenían que ver con los acontecimientos de la guerra civil, pueden ser los que toman un rol activo en la reivindicación de la memoria de quienes padecieron el olvido. Hay dos ideas recurrentes en la novela sobre la relación de la memoria, la escrita y el olvido. Por un lado, se asocia la muerte con el olvido, es decir, el ser olvidado es como estar muerto, por otro lado la memoria (especialmente a través de lo escrito) viene a ser una manera de mantener a alguien vivo hasta después de muerte, o de pagar una deuda (idea esta que incluso uno de los paratextos de la obra, la nota del autor, llega a reforzar):

“También pensé que Figueras pensaba que, si alguien escribía acerca de su padre, su padre no estaría del todo muerto.” (53)

“[- – -] se acuerda porque, aunque hace sesenta años que fallecieron, todavía no están muertos, precisamente porque él se acuerda de ellos. O quizá no es él quien se acuerda de ellos, sino ellos los que se aferran a él, para no estar del todo muertos.” (201)

A través del personaje de Miralles y sus amigos muertos en la guerra, Soldados de Salamina también viene a simbolizar a todos los soldados olvidados de la historia que han servido para “salvar a la civilización”. Es de notar que la batalla de Salamina es comúnmente considerada en la historiografía occidental como decisiva para la salvación de la llamada civilización occidental frente al imperio persa. Esto vuelve a ser irónico tomando en cuenta que los griegos, al igual que los republicanos, luchaban en contra de fuerzas más numerosas y mejor equipadas, pero en vez de perder, vencieron. Tanto los republicanos como los nacionalistas sentían que estaban luchando para salvar a la civilización, y Sánchez Mazas, si es que realmente aludió en varias ocasiones a la Batalla de Salamina, lo habrá hecho también desde esta perspectiva. Sin embargo, desde el punto de vista del presente, después de la larga dictadura franquista, la interpretación simbólica de Salamina puede cambiar. Tampoco hay que buscar demasiados paralelismos entre estos eventos históricos, pero creo que parte de la simbología puede interpretarse también a nivel político.

La obra llega a realizar como un tipo de tributo de recuperación de memoria a todos los soldados que lucharon para “salvar a la civilización” en la historia de la humanidad sin saber siquiera bien por qué estaban luchando. Este soldado universal, representado por el personaje de Miralles, que “[- – -] llevando la bandera de un país que no es su país, de un país que es todos los países y que sólo existe porque ese soldado levanta su bandera abolida [- – -] sin saber muy bien hacia dónde va ni con quién va ni por qué va, sin importarle mucho siempre que sea hacia delante [- – -]” (209) no es ni más ni menos que la imagen opuesta al soldado universal de la famosa canción “Universal Soldier” de Buffy Sainte-Marie (1964) (más conocida por la grabación de Donovan) que, en el espíritu de su época, establece una crítica partiendo de los mismos presupuestos, pero apelando por la responsabilidad individual de cada ser humano. Aquí vemos la transformación que sufre el narrador a lo largo de la novela, algo parecido a una experiencia religiosa. La novela parte del interés de un narrador, que se declara pacifista, por un soldado que decidió no matar. Sin embargo, hacia el final se establece un elogio a este soldado por otras razones. No hay que olvidar que estos soldados que ni saben bien por qué están luchando, pero avanzan con la fe de que lo estarán haciendo por alguna causa buena, existen de los dos lados. Para el Cercas del final de la novela, representan los verdaderos héroes, con quienes estamos en deuda, pero podríamos pensar que todos estos soldados (tanto muertos, como vivos y olvidados) representan también la absurdez y la futilidad de las guerras.

Fuentes: Cercas, Javier (2001) Soldados de Salamina, Tusquets, Barcelona.

3 thoughts on “Diario de aprendizaje III (Eriikka)”

  1. Gracias por tu diario, Eriikka. Me parece un buen trabajo por varias razones. En primer lugar, defines bien el tema que vas a tratar al principio del diario y eres consecuente con tu elección; en segundo lugar, me gusta el modo en que utilizas citas de la novela para justificar tus argumentos; y en tercer lugar, tus observaciones y reflexiones sobre la memoria/el olvido me parecen interesantes, especialmente todo lo referente a la Batalla de Salamina, tema que no tocamos en las clases, y la idea de la memoria como deuda. Asimismo, tu trabajo está bien estructurado, ya que avanzas de temas más concretos hacia una interpretación global de la novela.

    Sin embargo, creo que habrías podido explicar de forma un poco más clara las ideas que desarrollas en los dos últimos párrafos. Se trata sólo de detalles y cuestiones de expresión, pero voy comentar brevemente algunas frases porque creo que pueden causar malentendidos o por lo menos resultar ambigüas.

    1. Cuando hablas de la relación simbólica entre de la Batalla de Salamina y la guerra civil, dices “[…] los griegos, al igual que los republicanos, luchaban en contra de fuerzas más numerosas y mejor equipadas, pero en vez de perder, vencieron.” Seguramente todos entendemos qué es lo que quieres decir, pero la formulación de la frase puede dar la idea (equivocada) de que también los republicanos vencieron su propia batalla [como mucho, podemos pensar que la están ganando ahora, moralmente, gracias al interés de los “nietos de la guerra” en las injusticias cometidas por el franquismo].

    2. En el penúltimo párrafo dices: “Tanto los republicanos como los nacionalistas sentían que estaban luchando para salvar a la civilización, y Sánchez Mazas, si es que realmente aludió en varias ocasiones a la Batalla de Salamina, lo habrá hecho también desde esta perspectiva.” En cuanto a esta frase, no me queda muy claro cuál es la perspectiva a la que te refieres: ¿Crees que Sánchez Mazas hizo la referencia a la Batalla de Salamina pensando que tanto unos como otros creían estar luchando para salvar la civilización, o quizás que él pensó que sólo los suyos lo estaban haciendo?

    3. Y en cuanto al último párrafo, hay una frase que queda un poco al aire cuando hablas de la transformación del protagonista: “La novela parte del interés de un narrador, que se declara pacifista, por un soldado que decidió no matar. Sin embargo, hacia el final se establece un elogio a este soldado por otras razones.” Creo que habrías podido explicar un poco mejor cuáles son, en tu opinión, las otras razones a las que haces referencia.

    Estas últimas observaciones son sólo comentarios puntuales; en conjunto, tu trabajo me parece bueno y contiene ideas muy interesantes.

  2. Tienes razón, las expresiones que mencionas de los últimos párrafos no están muy claras, y creo que yo misma al escribirlas estaba consciente de eso, pero por inercia las dejé así. Por ejemplo en la tercera frase que mencionas, lo de “por otras razones”, ya al escribirla, me imaginaba como una de mis maestras de los tiempos de liceo lo hubiera subrayado con rojo y añadido “demasiado vago, explica”. 🙂

    La primera frase quizá hubiera sido más clara de esta manera: “Esto vuelve a ser irónico tomando en cuenta que los griegos, al igual que los republicanos, luchaban en contra de fuerzas más numerosas y mejor equipadas, pero en vez de perder, como lo hicieron los republicanos, los griegos vencieron.” (Aún así no deja de ser una frase caótica, a la que no le haría mal una reformulación total.)

    En la segunda frase me refería a que Sánchez Mazas se identificaba con los griegos y sentía que él estaba salvando a la civilización occidental frente a la amenaza de la “barbarie del comunismo”. Así, pienso que por ese motivo él dice a los “amigos del bosque” que iba a nombrar el libro sobre ellos “Soldados de Salamina” para simbolizar el hecho de que ellos, al ayudarle, formaban parte de los soldados de Salamina, salvadores de la civilización. Ahora, esto es irónico teniendo en cuenta que desde el punto de vista actual, los republicanos fueron los que defendían la democracia frente a lo que llegó a ser la dictadura de Franco; es decir, Sánchez Mazas, sin saberlo, era uno de los “persas”. Y de ahí lo que yo dejé no más a nivel de insinuación diciendo que “la interpretación simbólica [- – -] puede cambiar”. (Otra frase ambigua, porque no sólo “puede cambiar” sino que cambia de verdad.)

    Y el tercero, el vaguísimo “por otras razones”, pues ahí me refería a que el narrador ya transformado elogia a Miralles, no ya con el interés en quien decidió no matar, sino en quien decidió sacrificar su vida para luchar, no sólo en la guerra civil, sino también como voluntario en la Legión Extranjera francesa. La admiración que le siente es la admiración hacia un soldado idealizado en su cabeza, un soldado “universal”. Lo muestran pasajes como este: “igual que lo hacían los viejos guerreros homéricos, igual que lo hubiera hecho un soldado de Salamina.” (201) El narrador elogia a Miralles porque se siente endeudado con él, (y esta deuda obviamente no se debe al hecho de haber dejado que Sánchez Mazas viviera) y quiere demostrar que no hay ni una persona que no esté endeudada con soldados como él, es decir, procura despertar la conciencia de los lectores. (Y en este sentido, veo que el personaje ficticio de Miralles representa a todos los “soldados desconocidos” de la historia, a los que la obra quiere dar su reconocimiento.) Pasajes de estas (de esta “llamada de conciencia”) abundan hacia el final de la obra:
    “[- – -] llevando la bandera tricolor de un país que no es su país, de un país que es todos los países y también el país de la libertad y que ya sólo existe porque él y cuatro moros y un negro la están levantando mientras siguen caminando hacia delante, hacia delante, siempre hacia delante.”(194)
    “[- – -] no hay ni uno sólo que no esté en deuda con él.” (195)
    “[- – -] mientras la gente caminaba por esta plaza de Francia y por todas las plazas de Europa atendiendo a sus negocios, sin saber que su destino y el destino de la civilización de la que ellos habían abdicado pendía de que Miralles siguiera caminando hacia delante, siempre hacia delante.” (195)
    “[- – -] porque no imaginaba que en aquel momento la civilización pendía de él, estaba salvándola y salvándonos sin saber que [- – -]” (196)

    En fin, sé que no era necesario responder al comentario, y que son sólo detallitos, pero creo que tampoco hizo mal aclarar un poco las ideas y no fue ninguna molestia hacerlo.

  3. Aunque no era necesario que contestases a mis comentarios, me alegro de que te hayas tomado el trabajo porque ahora tus ideas quedan mucho más claras.

    Una observación más: no es nada fácil explicar cómo se crea un efecto irónico en una obra literaria (por lo menos sin estropear o aguar el efecto), pero creo que logras hacerlo muy bien al explicar cómo Sánchez Mazas se convierte en uno de los “persas”. Un plus por eso!

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