El papel de los republicanos exiliados en México y su relación con los nativos del país en la novela Los rojos de ultramar de Jordi Soler

En este trabajo voy a profundizarme en el papel de los republicanos exiliados en México y su relación con los nativos del país en la novela Los rojos de ultramar de Jordi Soler. Arcadi, el abuelo del narrador, es un republicano catalán que se tiene que huir de su país después de la Guerra Civil española. Acaba en la selva de Veracruz en México donde funda una plantación de café, en La Portuguesa, con otros cuatro exiliados republicanos. Los exiliados llegan a México y tienen que empezar a construir su vida de nuevo y bastante rápidamente alcanzan un nivel de vida superior a la de los nativos que trabajan como sus criados.  

 

Aunque los exiliados eran los que entraban en la tierra de otros y en su país de origen habían pertenecido, en cierta manera, al grupo de los discriminados, en este nuevo terreno formaban parte de la clase superior, conviviendo al lado de la clase más baja, los nativos. Su formación anterior les daba la oportunidad de avanzar en la vida y Arcadi consiguió crear una carrera de abogado y con los otros republicanos crearon la plantación de café exitosa en la selva. En la novela se menciona que “esta división es el típico esquema social latinoamericano donde los nativos morenos y los blancos conviven en paz siempre y cuando los nativos entiendan que los blancos son los que mandan”. Esta diferencia social se manifiesta en pequeños detalles en la novela, por ejemplo, cuando la familia de Arcadi es una de las únicas que tienen televisor en la zona, los nativos se quedan detrás de la ventana viéndolo, como si fuera algo mágico. En la novela esta división de los dos grupos se manifiesta, no solo en las historias contadas, sino también en las palabras del narrador. Los nativos se ven como inferiores a los blancos; el narrador cuenta como su madre se casó con su padre, un abogado de buena familia, es decir, una familia mexicana donde no había indios.  

 

Aunque los republicanos tenían nativos como sirvientes en sus casas, también trabajaban junto a ellos, por ejemplo, cuando empezaban a sembrar los cafetos después de conseguir el terreno para sus cultivos. Aunque convivían en paz con sus criados y por ejemplo Laia, la madre del narrador, crecía junto a Teodora, una de los criados, siempre detrás de sus mentes recordaban su posición social, y por ejemplo en el mercado era Teodora que iba cargada de las canastas, sin recibir ayuda de su amiga. El narrador lo compara, justificadamente, con la época de la colonia. Cuando Teodora tuvo su hijo, Lauro, también él, más tarde, seguía sirviendo a sus patrones junto a su madre. 

 

No obstante, aunque existía esta división en los nativos y los blancos, los republicanos, especialmente Arcadi, intentó disminuir el abismo entre los dos grupos sociales. Arcadi intentó cambiar el rumbo de la vida de Lauro y así también la de las futuras generaciones. Para “sacarlo de ese círculo que parecía una maldición, lo inscribió a la escuela, le compró ropa y lo trató como a uno más de la familia. Más tarde Lauro entró a la universidad y hasta consiguió algunos trabajitos que después de algún tiempo dejó para volverse a su posición habitual, de un nativo inferior a los blancos. A pesar de los intentos Arcadi no pudo cambiar la situación reinante en su comunidad.  

 

Obviamente este esquema de discriminación estaba tan inculcado en las mentes de todos, ya antes de la llegada de los exiliados españoles, que era difícil de olvidarlo. Como este modelo ya seguía vigente desde hace siglos, es normal que los exiliados seguían viviendo, por lo menos en parte, según este modelo social. Aunque en alguna manera estaban en la misma posición con los nativos, siendo discriminados por sus compatriotas, no tenían tanta empatía hacía sus nuevos cohabitantes como se podría haber esperado. Sin embargo, también intentaban romper el círculo vicioso en que vivían los nativos, sin tener éxito.

 

Entonces los culpables de esta situación discriminadora no eran solamente los exiliados españoles, sino también la falta de voluntad de cambio y la subordinación de los nativos frenaban la transformación. Como ellos, durante generaciones, habían ido acostumbrándose a su posición, no veían nada mal en el esquema. Los españoles, por su parte, estaban conscientes de esta contraposición y seguían aprovechando de ella después de fracasar en el intento de cambiar la situación. Aceptaron su posición en la comunidad, como lo habían aceptado sus inferiores. 

 

Fuentes

Soler, Jordi. (2004). Los rojos de ultramar. Alfaguara.

2 Replies to “El papel de los republicanos exiliados en México y su relación con los nativos del país en la novela Los rojos de ultramar de Jordi Soler”

  1. Hola Heidi! Muchas gracias por tu trabajo, ha sido un placer leerlo. ? Haces una descripción detallada sobre El papel de los republicanos exiliados en México y su relación con los nativos del país en la novela Los rojos de ultramar. Tu texto está bien redactado y me ha gustado tu forma de expresarte. Me interesaría saber, ¿como ves tú el intento de Arcadi de cambiar la vida a Lauro? ¿Porque crees que Arcadi le intenta cambiar la vida dándole oportunidades a través de la educación y los trabajillos que le organiza? Supongo que Lauro rechaza estas oportunidades por el esquema de discriminación está demasiado arraigado en la sociedad, como adviertes en tu comentario. No obstante, yo he pensado que Arcadi de alguna manera se sentiría culpable del desequilibrio social y por eso le intenta apoyar a Lauro para que tuviera un futuro un poco más exitoso que sus familiares. También sería interesante el punto de vista del narrador – hasta que punto acepta la discriminación, y si se puede interpretar sus palabras como una denuncia de la injusta situación…

  2. Gracias por tu trabajo, Heidi. Haces un buen análisis de las divisiones étnicas y de clase en la obra de Soler. Tu texto está bien redactado y estructurado, y las citas del libro están bien elegidas y apoyan tu argumentación. Sin embargo, una pequeña observación al respecto: a mí me parece que la frase del narrador que citas al final del segundo párrafo (“de buena familia, es decir, de una familia mexicana donde no había indios”) es irónica, o sea, creo el narrador no expresa su propia opinión, sino que más bien se burla de los prejuicios de la sociedad.

    En cuanto a los intentos de Arcadi de cambiar la situación las personas que trabajan para él y sus compañeros, tengo que decir que sus esfuerzos me parecen bastante limitados. En lugar de intentar cambiar las estructuras, se preocupa por cambiar la vida de un solo individuo. Como indicas en tu trabajo, él y los demás catalanes en realidad se aprovechan de una situación de desigualdad que se parece mucho a aquella contra la que lucharon en España.

    Por lo general, me gusta mucho tu trabajo, pero no estoy del todo de acuerdo con lo que dices en la primera parte del último párrafo. Aunque es cierto que se advierte bastante inercia en los nativos tal como son representados en la obra, me parece demasiado decir que aceptaban sin rechistar la desigualdad reinante. Como explica el narrador, al mejorar la productividad de, también aumentaba el descontento en la plantación:

    “Las ventajas productivas que tenía el aumento de la población de trabajadores de la plantación comprendían también el germen de descontento social que comenzó a hacerse grande y a volverse en un punto de choque permanente entre los empleados y los patrones, los unos empezaban a sentir como afrenta las posiciones de los otros, que vivían ahí mismo en sus casas grandes, separados por una alambrada de las casas chicas de ellos” (Soler 2004: 200).

    En 1961, se produjo una revuelta en La Portuguesa y, curiosamente, el líder de la protesta acabó entablando una amistad con Arcadi (fueron encarcelado juntos) y le introdujo la organización Izquierda Latinoamericana.

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