Diario de aprendizaje IV (Enrique)

El próximo 2009 se celebrará el septuagésimo aniversario de la terminación de la Guerra Civil y han sido ya más de tres décadas las transcurridas desde el pistoletazo de salida que invirtiera el rumbo político de nuestra querida patria, “España Camisa blanca de mi esperanza… donde entendernos sin destrozarnos, donde sentarnos y conversar…” conforme el cántico de paz, musicalizado por Ana Belén con éxito en los ochenta, del poeta zamorano León Felipe a quien, como Machado y muchos otros, “cubre el polvo de un país vecino”. (Recordar la significativa estadística que Ruth refirió en su presentación sobre el intelecto en el exilio). La Transición; nada más y nada menos que el delicado desmantelamiento de un fuertemente arraigado régimen caduco de totalitarismo político, paternalismo despótico, represor y supresor de libertades fundamentales para pasar a una vehementemente anhelada sociedad de las libertades; algo insólito en la história del país.

Dos obras, una literaria y otra cinematográfica, conforman el material que nos representa ese periódo histórico del fin del Franquismo (instaurado “por la Gracia de Dios” tras la Guerra Civil),  que hemos tratado durante estas dos semanas: la novela Llegada para mí la hora del olvido publicada en 1997 del  escritor y periodista especializado en literatura Tomás Val Sáez (1961-) y la película cargada de humor ¡Buen Viaje, Excelencia! estrenada el 2003 bajo la dirección y guión de Albert Boadella (1943-) e interpretada por el grupo catalán Els Joglars. (Se agradece a nuestra profesora su elección pues ambas obras de contenido jocoso e irónico se complementan muy bien. Además por actuar como eficaz revulsivo “relativizador o desdramatizador” de la “franquitis aguda” que bajo un sol radiante a muchos nos ennubla, como os dije en la última clase sin sorna alguna).   

Entendiendo que en un curso de literatura parezca sacrílego decir aquello de que “más vale una imagen que mil palabras”, haré referencias al filme y hablaré sobre la personalidad del Caudillo. La cinta regida por el prestigioso actor y dramaturgo español, director de tan exitosa compañía teatral (el ciego del bar, cupones en pecho y mueca de bobalicón) muestra al espectador un Caudillo crepuscular, decrépito, demenciado y senil, meditabundo, divagante, con sus recuerdos anclados en el pasado haciendo en las noches de insomnio balance de su álbum necrológico, con sus hojas plagadas de muertos  en las postrimerías de su existencia, años 1973-75. Todo un contraste entre ese anciano decrépito, de carne y hueso, y aquel Caudillo todopoderoso con aureola celestial que entraba bajo palio en los templos, Padre de la Patria, Generalísimo de todos los Ejércitos en permananente cruzada contra la amenaza del Comunismo, los enemigos de la Patria y de la Civilización Cristiana, etc., etc. (la misma cantinela siempre). Y sin duda los siglos venideros vendrán a adorar al hombre más grande, justo y defensor de la Cristiandad que España ha tenido: Franco (como recrea Val). Además la película ofrece una reflexión, no solo sobre la sombra de un caudillo degradado, sino también sobre la miseria mental y la ridiculez que entraña la decadencia del poder absoluto. El ingenio humorístico posibilita una visión distanciada y didáctica de la historia. 

No son pocos los elementos que rememora de aquellos tiempos:  

Personajes: Nuestro protagonista; su esposa Doña Carmen Polo de Franco (1900-1988), Señora de Meirás, Grande de España, “la Collares”, pues parecía llevar uno colgado al cuello hasta para “eso”, amén de sus enjoyadas manos, con quien celebró las Bodas de Oro en 1973, dama caritativa de estrecha moral católica (al referirse a Hitler lo refiere como “amancebado con una fulana”, fíjese Vd.), muy presente en la novela, que pasó a la historia gracias a la merienda campestre de 1917 donde conoció a Paco; su única hija Carmen Franco y Polo (1926-), duquesa de Franco, también conocida como Nenuca, Carmencita y Morita (madre de siete hijos); su hijo político Cristobal Martínez-Bordiú (1922-1998), , Marqués de Villaverde, médico especialista en cirujía cardio-vascular (que en 1984 fue suspendido durante cinco años del cargo de jefe del Departamento de Cirugía Cardiovascular que ocupaba desde 1971), el Yernísimo,  chulesco y todo un donjuán; su cuñado Ramón Serrano Suñer (el que lo acompañaba en la reunión con Hitler) conocido como el Cuñadísimo, un inteligente jurista, uno de los principales artífices del Régimen y promotor de la División Azul dada su germanofilia; los temibles bereberes del Rif; su padrino en la fulgurante carrera militar, Millán Astray, y sus férreamente disciplinados “legías” (los canarios enjaulados); la Guardia Mora, su fiel escolta en los actos multitudinarios; “los Grises”, la temida Policía Armada; su primo y sempiterno ayudante Pacón, Francisco Franco Salgado; el padre Bulart, su confesor; el equipo médico habitual, con la rivalidad profesional existente entre el Dr. Bustelo y la “loquera”, Dra Müller (si bien no se cita las cantidades de jalea real que, como elixir de la eterna juventud, el paciente ingería); Torcuato Fernández Miranda, profesor de Derecho Político, presidente del Gobierno a finales de 1973 y luego autor material de la “Ley para la reforma política”, instrumento legal que permitió desmontar el régimen franquista legalmente con la aprobación de las propias Cortes nombradas por Franco, conocida como el “hara-kiri franquista”; y naturalmente Carlos Arias Navarro, fiscal, presidente del Gobierno entre 1973-76, quien con voz temblorosa y lágrimas en los ojos inmortalizó ante las cámaras de tve aquel “Franco ha muerto” y dio lectura al discurso póstumo de Franco para los españoles; etc. 

Objetos: El yate Azor (mientras que S.S. M.M. navegan en el Bribón) y las enormes capturas junto a las que se fotografiaba, como ocurría en las monterías también (con el Rey Juan Carlos compartía el gusto por la caza); la milagrosa Mano de Santa Teresa, su reliquia inseparable; los gemelos de campo que le permitieron orientar tantas estratégias militares contra sus enemigos; los automóviles Dodge Dart GL (gran lujo) de aquellos tiempos; etc.

Acontecimientos y lugares: El Palacio del Pardo (hoy convertido en residencia de los altos mandatarios que visitan el país); el Desfile de la Victoria (por eso en España hay por todos lados avenidas de la Victoria y antes había avenidas del Generalísimo –como en Rusia hay plazas del Alzamiento–); el popular programa-concurso “1, 2, 3 responda otra vez”; la sintonía de despedida de tve; el mensaje tradicional de Nochebuena (que ha continuado S.M. el Rey D. Juan Carlos); el Noticiario Documental NO-DO (que entre 1942-1981 se proyectaba en los cines antes de la proyección de la película (y que nuestro protagonista veía en en su palacio entre cabezadas); el diario sensacionalista El Caso; la rutinaria inauguración de pantanos y centrales hidroeléctricas, junto a los que han quedado lápidas conmemorativas; la manifestación junto al Palacio de Oriente (1.10.1973), el último acto multitudinario que celebró ya muy tocado de salud; el traslado en estado comatoso a la Residencia Sanitaria de La Paz, de la Seguridad Social; el ambiente ruidoso y amontonado del típico bar español (que no es santo de mi devoción), donde se percibe el izquierdismo aflorante y el gracejo popular con dichos como el de “Franco es como el cruzado mágico, levanta a los caídos , oprime a los de dentro y engaña a los de fuera” (el cruzado mágico de Playtex era una famosa marca de sujetador que realzaba el busto femenino), o el de los reproches lanzados a los cuatro vientos  por Ramón Fontseré (quién también hace de Caudillo) “Si es que nunca habéis tenido c. pa’ cargaros al viejo…  porque nosotros que somos unos hijos de la gran p. vigilábamos y estábamos alerta”; etc. 

Especialmente impactantes fueron las crueles torturas, los fusilamientos en la charlótica escena de guerra y las ejecuciones a garrote vil, el atentado mortal del Almirante Carrero Blanco y su chófer (como inicio de la lacra terrorista que llega hasta nuestros días) y la masacre de la Calle Correo. Destacar el simbolismo del pajarito muerto, cazado durante una de las sesiones de tiro de pichón de salón que Su Excelencia practicaba y la doctora Müller recoge diciendo “país de bárbaros”. La entrada “agachapado” por el arco del “Todo por la Patria” (que figura en las fachadas de los cuarteles de la Guardia Civil), el paseíllo triunfal por los callejones ruinosos y vacíos, engalanados y vitoreantes por momentos, de un pueblo con Suspiros de España como melodía de fondo, la tétrica llegada con la guerrera llena de condecoraciones y en calzoncillos largos a la audiencia de altos mandos y los desvaríos, así como las visiones oníricas de remordimientos y temores que entre jamacucos experimentaba, junto a las asunciones y destituciones del Príncipe Juan Carlos del poder a modo de títere político, no pasan desapercibidas. Oír himnos de emblemáticos Cuerpos de Ejército como la Legión y los Regulares, e incluso el propio Himno Nacional, y la mofa hecha con sus símbolos me pareció más fuera de lugar.  

Permítaseme añadir que, pese a la modernidad que ha alcanzado el país y su notable desarrollo económico, sobre todo en las últimas décadas, a la octava economía más rica del mundo cabe auspiciarle un futuro nuevamente glorioso. Sin embargo, en el subconsciente colectivo de su ciudadanía  siguen difusamente anclados los desastres de aquella guerra y sus sectarismos, así como el largo período de sufrimiento y tiranía o bienestar y seguridad (según se mire) que supuso el Franquismo. Quizá por ello las  inclinaciones políticas de muchos españoles las oriente la herencia ideológica familiar, pues casualmente siguen fragmentadas en tres bloques ideológicos desde hace casi un siglo: la izquierda, la derecha y el nacionalismo independentista. Entre periodistas y escritores las rivalidades resultan más que manifiestas. Como ejemplo recuérdese el intercambio de acusaciones que mantuvieron el que fuera ministro de Cultura de la UCD, Ricardo de la Cierva, y catedrático de Imagen Román Gubern (conocido de Estefania) con la polémica reedición de Raza, la novela de Franco, con motivo del 20-N de 1997. (Véase en la dirección El mundo.es. Cultura. La reedición de Raza). 

La gran descentralización administrativa ha fomentado un férreo apego a cada terruño territorial, a sus parcelas de poder y sus identidades culturales, separándolas cada vez más. Algo que contradice a todas el sentido de la solidaridad interterritorial y la unidad del Estado. Como aderezo, los escandalos de corrupción que acontecen en nuestra sociedad política actual y los soterradamente acaecidos durante el Franquismo (el artículo publicado sobre la familia Franco el 23.3.2008 en Helsingin Sanomat ilustra suficientemente el caso), si bien, en términos comparativos Franco pareció tratarse de un dictador “de segunda”, comparado con los expolios a mansalva del régimen Nazi hasta 1945 y el institucionalizado oficialmente por el comunismo de la U.R.S.S. durante ocho décadas.   

Este tal Paquito, luego Franquito y finalmente Caudillo de España por la Gracia de Dios, el hijo más grande del Ferrol y el más querido de toda la patria, fue un niño frágil, de baja estatura, con una voz retenida por el frenillo y un estudiante del montón. Algunos compañeros de la Academia lo atildaron de gallego poco culto, tímido y receloso. Todo pareció cambiar tras su primera misión en África, y sobre todo tras la gravísima herida que recibió en El Biutz en junio de 1916. Pero a pesar de su buen comportamiento durante las batallas, demostrando un desprecio por su propia vida y la ajena que sorprendía por su frialdad calculada, siguió siendo Franquito para los altos oficiales, y todavía Sanjurjo en 1936, cada vez que dudaba si Franco se decidía o no a intervenir en el Alzamiento, preguntaba: “¿Qué va a hacer Franquito?”

Su inseguridad en la vida civil se convertía en lo  contrario en la vida militar. Tenía fama de reglamentista, duro, implacable hasta la crueldad, pero también exigente consigo mismo y concienzudo en sus movimientos de liturgia militar o de guerra. Fue precisamente allí donde se construyó la base de su pedestal de oficial africanista, muy diferente a los otros militares echaos palante, puteros, jugadores de la soldada y de valor caliente. Antes de atacar ponía los prismáticos entre él y el enemigo. Cuando el histriónico Millán Astray organizó la Legión Extranjera, escribió a los tres comandantes de Infanteria más jóvenes para mandar banderas (pequeños batallones), y Franco mandó la primera de ellas, con imposición de una disciplina que rayaba en la crueldad. El pelotón de castigo trabajaba duramente, con las mochilas rellenas de piedras, y los legionarios indisciplinados eran fusilados sistemáticamente. Franco no tuvo nunca prejuicios humanitarios. La compasión y la piedad ante los sufrimientos de sus semejantes no entraban en su mentalidad. Con sus compañeros legionarios era seco, casi sin muestras de amistad o afecto, lo respetaban y temían, pues como militar tenía mucho prestigio. Se cubrió, desde entonces, con una falsa máscara impasible y severa. El Tercio fue un instrumento definitivo en su carrera militar y para los cimientos de su carrera política. 

Tras su llegada a la jefatura del Estado se convirtió en un hombre puntualísimo y siempre muy serio y distante. Parecía no abandonar ni un solo instante su aspecto antipático de persona perfecta. Evitaba sonreír ni tener un gesto amable o humano. Muy estirado, para parecer más alto y disimular su tripita ya incipiente. Conforme a declaraciones de su hermano, siempre tuvo el complejo de su pequeña estatura y de su tendencia a engordar. Saludaba muy reglamentariamente y ponía mala cara o decía algo desagradable si las cosas no salían como él esperaba.  

Según Ricardo de la Cierva, que habló varias veces a fondo con él, Franco era un introvertido pero no un introspectivo. Entre su mirada interior y el núcleo de su personalidad se levantaba una tenaz muralla de prejuicios enquistados que no le  permitía la menor posibilidad de revisión de sus fuertes principios. Entre ellos, la idea histórica de España nacida en los años del Desastre, que no se atribuía a causas naturales (Ejército, etc.) sino esotéricas, como la acción masónica y la enemistad tradicional de los países de Occidente. La Iglesia y la fe cristiana en cuanto a la implantación ideológica. La milicia como carrera absorbente. Todo este conjunto de bases ideológicas iba implantándose en la mente militar de Franco –que fue por encima de todo un militar– durante su agitada vida, hasta que pudo resumirse en la reacción contra la República , que amenazaba a esa carrera, y en los moldes autoritarios de Alemania e Italia, dos naciones de Europa admiradas. Era también constante en forma de presión ideológica la admiración imitativa hacia el vecino Portugal, regido con mano de hierro y guante de seda por Antonio de Oliveira Salazar.  La vida familiar de Franco fue siempre su recurso serenador. Si se quiere resumir en una palabra la personalidad de Franco, esa es el poder, el mando, como él decía. Lo subordinó todo, hasta su profundo e innegable patriotismo, a su permanencia vitalicia en el poder, aferrado a pretextos de todo tipo (la necesidad de su presencia para la solución del asunto Sahara, etc.).     

Vázquez Montalban dice: “Yo me quedo con aquella perla que le dedicara Joaquín Arrarás cuando lo imaginaba conduciendo la nave de la nueva España, la nave de la muerte, la tortura, la expatriación, la desidentificación para tantos de sus compatriotas: Timonel de la dulce sonrisa”. (Obsérvese la expresión de serenidad y bondad de la fotografía –retocada- con sello oficial y firma. Véase en dirección Curiosidades Marco1/firmas y foto/foto oficial). 

Al final de la obra de Val, tras despejarse las razonables dudas sobre si convertirse en Sumo Pontífice con lo inadecuado del atuendo, su naturaleza humana se impone a la divina y el personaje que inspiró tantas líneas para nuestra asignatura como fantasmas para sus pasillos novelescos, después de una larga agonía cruzó ineluctablemente el umbral de la eternidad.  FRANCISCO FRANCO (4.12.1892-20.11.1975).

FUENTES 

Biografía de Franco (fuente derechista). http://www.generalisimofranco.com/biografia/biografia.htm 

Canción: España camisa blanca (interpretada por Ana Belén y Miguel Ríos). http://es.youtube.com/watch?v=PWvjSO6zbF4 

Curiosidades Marco1 http://www.filaperso.com/CURIOSIDADES/Curio_Marco_1.html 

De la Cierva, Ricardo (1977). La Historia se confiesa. Tomo IV. ¿Cómo era de verdad Francisco Franco? págs. 261-280. Editorial Planeta, S.A. Barcelona. 

El mundo.es. Cultura. La reedición de Raza. http://www.elmundo.es/1997/11/20/cultura/20N0108.html

La Butaca.net. Revista de cine.                                                                                                         http://www.labutaca.net/films/19/buenviajeexcelencia.htm 

Manuel Vázquez Montalván. De Franquito a ¡Franco, Franco, Franco! El País Semanal 29/11/1992 http://www.vespito.net/historia/franco/franft.html

3 thoughts on “Diario de aprendizaje IV (Enrique)”

  1. Muchas gracias por tu diario, Enrique.

    Tu texto se compone, a mi ver, de unos párrafos introductorios y dos partes principales (de las cuales la primera versa sobre la película de els Joglars y su relación con la realidad histórica de los años finales del franquismo y la segunda sobre la biografía de Franco), separadas por una breve reflexión acerca de la herencia del franquismo en la España actual. Tu diario es bastante más largo de lo que se pedía y, por lo tanto, creo que no habría sido una mala idea introducir subtítulos para facilitar la lectura. Además, los subtítulos muchas veces ayudan a estructurar mejor un trabajo, ya que de algún modo obligan a delimitar más claramente el asunto que se va a tratar bajo cada título. En todo caso, está muy bien que indicas (en el tercer párrafo de tu texto) qué asuntos vas a tratar a continuación (“haré referencias al filme y hablaré sobre la personalidad del Caudillo”). Para el lector resulta mucho más fácil seguir un texto cuando tiene una idea, por muy aproximada que sea, de lo que va a seguir.

    Me ha gustado mucho la frase en la que describes tanto la novela de Val como la película de Boadella como un “eficaz revulsivo ‘relativizador o desdramatizador’ de la ‘franquitis aguda’”. Creo que por allí va la intención de ambas obras, ansiosas de destronar para siempre el ex-Caudillo de España por la (des)gracia de Dios. Asimismo, me parece interesante tu referencia a “la decadencia del poder absoluto”, tema al que sobre todo Tomás Val dedica mucha atención en la novela y no sólo en cuanto a Franco, sino también pensando en los numerosos dictadores latinoamericanos, también muy presentes en las páginas de Llegada para mí la hora del olvido. Como indicas, el humor sirve en ambas obras de un medio de distanciamiento, pero me parece curioso que en tu opinión la película ofrece una visión didáctica de la historia. Desde luego, la película recrea personajes y acontecimientos reales, pero a pesar de ello no me parece una obra didáctica, sino más bien emancipatoria, dirigida sobre todo a personas deseosas de liberarse de la pesada carga de la larga dictadura.

    En la parte del diario que trata de la película elaboras una lista de personajes centrales y “lugares de la memoria” (sobre el término, ver el artículo de Pierre Nora en Representations, 26) del franquismo. Resulta interesante porque amplias la información proporcionada en la película e introduces datos curiosos (me encantó la referencia al “cruzado mágico de Playtex”), pero habría preferido un poco menos listado y más análisis (por ejemplo, habrías podido reflexionar sobre cómo se representa a las personas y los acontecimientos reales en la película, por qué se elige una cierta forma u otra de retratarlos y si esta forma te parece adecuada o no, etc.). Esto es sólo un detalle sin mayor trascendencia, pero me ha llamado la atención que la Dra Müller esté también en tu lista, ya que a mi entender este personaje no está basado en la realidad, sino que es producto de la fantasía del guionista de la película.

    En la parte sobre Franco, veo que utilizas información procedente del artículo de Vázquez Montalbán, pero sin citarlo (habría que marcar siempre las citas directas e indirectas en el propio texto, aunque la fuente aparezca en la bibliografía al final del trabajo). Elaboras una biografía sintética e interesante de Franco, pero echo de menos una conexión más explícita con la película o la novela, sobre las que se supone que debería versar el diario.

    Para terminar de una vez por todas mi largo comentario, querría recomendarte unos libros de Váquez Montalbán que te pueden interesar: Crónica sentimental de España y Crónica sentimental de la Transición. Tengo el primero en casa y te lo puedo dejar, si alguna vez lo quieres leer. Aquí una pequeña introducción al libro (el texto de la contraportada):

    Cuando Crónica sentimental de España apareció en forma de artículos en la revista Triunfo en 1969, supuso una insólita y fresca mirada al pasado inmediato, alejada tanto de la pesadez crítica como de la autocomplacencia. Firmada por Manuel Vázquez Montalbán, por entonces un joven y casi desconocido treintañero que más tarde se convertiría en una de las voces más importantes de la España contemporánea, esta crónica presenta un recuento de los mimbres con los que se forjó la supervivencia espiritual de una generación que perdió la guerra, muchas veces sin llegar a vivirla: la canción y el deporte, la radio y el cine, lo español y lo «americano»…

    Con todo, lo importante de este libro no se limita a lo que dice, sino a cómo lo dice, en tiempos en los que según qué no podía decirse. Un libro determinante para toda aquella gente que formaba parte de la cofradía de los disidentes y sabía leer entre líneas, y que con la Crónica sentimental de España de Montalbán aprendió a respetar el afán de supervivencia psicológica de las clases populares en el erial de los tiempos de plomo.

    Y lo último: me he divertido mucho con la página “Curiosidades Marco”, sobre todo con la sección “Correspondencia curiosa dirigida a F. Franco”. Gracias por el enlace!

  2. Gracias Elina por la evaluación del diario. Me alegro de que el contenido neto -limpio de polvo y paja- haya tenido algún provecho. Sé que me he pasado de la raya escribiendo sobre las ideas que se me ocurrían pues el tema me arrastraba emocionalmente. Estructurado en subtítulos habría ganado más, es cierto.

    No sólo ya esta novela sobre la autodestrucción del personaje (César invicto, hombre chiquitín de voz nasal y aflautada que es de Dios) en base a sus recuerdos (“Escriba usted sus memorias ahora que ya está dando las últimas boqueadas”, viejo arteriosclerótico) y la película comentada, sino todo el curso de La Guerra Civil y el franquismo en la novela actual y vuestros puntos de vista durante las clases y en los diarios han debilitado mis prejuicios (no en vano nacimos cuando él era España) dejándome ver mejor los demonios que este lobo con piel de cordero (inmortal divino tiranosaurio, Yo Soy El que Soy, Juicio Final), matarife salvador de nuestra patria, su carnicera camarilla servil y su sistema de sordos (un poder sin oídos) escondían. [Con esto no exculpo a aquellas “hordas comunistas” de sus crímenes y atropellos mientras estuvieron en posesión del poder público y de las armas. “Con los comunistas hasta la muerte”, que en eso fuimos educados].

    Sobre lo de didáctica, me refería a que enseña desde su perspectiva de parodia esperpéntica distorsionando con humor e ironía la realidad para presentar la imagen real oculta. Emancipatoria por supuesto que lo es. Si el asesinato, las balas, las armas, la pena de muerte, las sentencias y las condenas hubiesen estado prohibidos, ¿un verdugo con desmesuradas ansias de poder (“alimento envasado con fecha de caducidad”) adónde llegaría? ¿qué sentido tendría su vida?. Pero sin hacer conjeturas que atenten contra la realidad (la única fuente de verdad), la pregunta sería si un hombre al que se ha nombrado jefe del Estado tiene que dar explicaciones por las muertes que dicta. Por tanto un respeto a Vuecencia… que la historieta sobre ese viejo moribundo, cuyo cadáver será el hazmerreír de media España, no va con ella. Para mí tanto la película Buenos días, Excelencia como la novela Llegada para mí la hora del olvido me parecieron didácticas y geniales. Las obras más “medicinales” de todas las vistas.

    Especialmente agradecerte cuando dices “habría preferido un poco menos listado y más análisis (por ejemplo, habrías podido reflexionar sobre cómo se representa a las personas y los acontecimientos reales en la película, por qué se elige una cierta forma u otra de retratarlos y si esta forma te parece adecuada o no, etc.)”. Contesto que la simple idea de entresacar lo enumerado ya me llevó su tiempo, aunque no lo parezca. Creo que incluso así dicho no son pocas las miserias que rezuman algunos de los personajes por sí solos. Con el apego que se les ha profesado de por vida no me sentía ni sentiría cómodo entrándoles más a saco. (Veremos los remordimientos que tendré con lo que digo sobre el protagonista).

    Mezclé sin querer realidad y fantasía. Lo de la caricaturesca doctora lo cité no por real sino por resultarme muy divertido, como lo de los periquitos enjaulados y lo de las sesiones de NO-DO entre cabezadas. El simbolismo de las moscas, como únicas que se atrevieron a plantar cara a la dictadura, se me quedó en el tintero. Sobre los médicos que lo atendían recuerdo que se rumoreaba sobre la rivalidad existente entre el Marqués de Villaverde y algunos doctores del equipo médico habitual.
    (Aquí dice algo de eso http://www.aguaron.net/franquismo/fco4.htm)

    Entendido lo de la necesidad de citar la información entresacada sobre su personalidad. Que Vázquez Montalbán me perdone. Por su contenido resultaba evidente que estaba tomado de una de las fuentes citadas, y con el párrafo de Ricardo de la Cierva no se correspondía. (Se me ocurrió citar algo sobre este particular por seguir una idea que proponías al comentar el diario de Päivi, si mal no recuerdo).

    Creo que lo referido al principio del diario y lo reseñado sobre la autentica personalidad de Franco habla por sí sólo (desafío a la muerte en su juventud, calculadora frialdad, desmedido ansia de poder, justificación de todo por obtener y perpetuarse en el “mando”), dicho a grosso modo no sé qué más conexiones con la novela o la película se pueden sacar. A mí me da la impresión de que sería estar repitiendo lo mismo, pues la personalidad de fondo es la misma en las tres fuentes.

    Gracias por los libros aludidos, ya andaría la censura de capa caída para permitirse Triunfo algo así. Leer a estos “Prometeos, palabreros y fabulistas” claro que me interesa. La novela Dientes de leche, que me recomendó mi madre, es la primera que me gustaría me prestases para finales de mayo, si te es posible .

  3. Tengo la novela Dientes de leche esperándote aquí en el despacho desde hace mucho, pero siempre se me olvida dartelo cuando te veo. Pasa por aquí cuando quieras y te la dejo.

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