Violencia, venganza y jerarquía en La fila india

La novela de Antonio Ortuño La fila india (2013) cuenta la historia de Irma, una trabajadora social que llega a la Conami (La Comisión Nacional de Migración) de la ciudad de Santa Rita en el sureste de México. Irma, o la Negra, como se llaman los otros, encuentra con una mujer salvadoreña, Yein, que ha sobrevivido de un masacre. Yein tiene una historia muy obscura; su marido había pagado el viaje desde Centroamérica. En México, los polleros que custodiaban la marcha del ferrocarril subieron sus exigencias: o les entregaba a la mujer o los bajarían y les dispararían, violaron a una mujer, Yein había ardido en el albergue, como tantos más. Irma ayuda a Yein a vengar a los polleros; Yein los explota pero muere ella misma. Irma va a huir con su hija, también Irma, a los Estados Unidos. También se sigue el monólogo interior del ex marido de Irma. En el fin Irma se entera que el líder de la Conami, Vidal Aguirre Glendale, es también el líder de los polleros.

Violencia, jerarquía, venganza

La fila india tiene varios temas centrales; la venganza, la jerarquía, la violencia, la crueldad; todo lo que está pasando en la vida de los inmigrantes centroamericanos en México. Sin embargo, hay algunos elementos para aliviar al lector; Yein sí consigue explotar los polleros pero muere también ella misma. Y aunque Irma y la pequeña Irmita vayan a los Estados Unidos, las cosas en México apenas cambian. El traidor Vidal continúa manipulando al nuevo Delegado en la Conami, sigue habiendo inmigrantes pobres (o pobres inmigrantes, sufren tanto) y polleros…
Otro tema es la jerarquía. Hay dos categorías en la obra: “nosotros” y “los otros”.  Nosotros son los mexicanos, especialmente los mexicanos ricos, los otros son los mexicanos pobres y los centroamericanos. Nosotros son más gringos, van a Disneylandia, son supuestamente “más altos”. Los otros son “más bajitos”, llegan del sur, son maltratados. Se ve la diferencia en los nombres que favorecen: Los niños pobres en Santa Rita usan nombres dignos de cantantes del Mar Caribe. Los niños ricos, de peones del siglo XIX. Jay, Chad, Byron, Yaimira, Leididi o Lizibeth lucen las caritas cujadas de churretes, corretean sin zapatos por las brechas anexas a la plaza del Farolito y tienen lo que los nativos han llamado desde hace decenios ”pelitos de ensartar chaquira”; el cabello crespo de los descalzonados. Entretanto, Eduviges, Aristeo, Marciano o Petra tienen peinados sedososy distraen el tedio ecolar con algún artilugio electrónico (página 145). Personalmente a mí me parece que el valor humano sigue creciendo cuando se sube al norte; los Estados Unidos y su gente son la “créme de la créme”, los mejores. Los Estados Unidos es visto como Disneylandia o Tierra Prometida.
En cuanto a los nombres de los hijos pobres y las ideas de la gente pobre que tienen de Los Estados Unidos, La fila india está muy cerca de la realidad. Por ejemplo, en el documental Which way home de Rebecca Cammisa, hay niños que vienen de condiciones extremadamente pobres en Centroamérica (Guatemala, Honduras, El Salvador) y también algunos tienen nombres bastante estadounidenses: Olga, Freddy, Kevin. Y sus ideas de Estados Unidos son de ciudades y torres grandes, Manhattan, todo lo grande. Ellos, como Yein en la novela, han viajado en tren y algunos han sido testigos a cosas espantosas. Kevin ha visto a 15 hombres violando dos mujeres, fue muy doloroso para él ver a las mujeres sufriendo. Y también los niños del documental van a los albergues en México, como en la novela. Entonces, el escritor Ortuño ha logrado crear una imagen muy realista de la vida de inmigrantes.
La jerarquía no está solo en México entre la gente rica y pobre, no solo entre los mexicanos y centroamericanos, sino también en la Conami. Y ahora voy a las partes muy satíricas e irónicas de la obra. Primero, la Conami es dirigida por el diablo de Vidal, el líder de los polleros. Y simultáneamente, es él quien escribe las disculpas oficiales y promete hacer todo lo bueno para “ayudar” a los inmigrantes centroamericanos. Cada versión oficial termina así: Finalmente, se pondrá en marcha un programa de apoyo para cubrir los gastos hospitalarios, terapéuticos y funerarios generados por estos lamentables acontecimientos.
En el fin de la obra, habla Irma de Vidal: La abogada era optimista, sólo advirtió que tendría que responder interrogatorios. No me preocupaba. Bastaba con no hablarles de Vidal para que mi neurosis se redujera. No necesitaba culpar a nadie más que al Delegado. O al resto del país (página 225). Este fragmento muestra no solo la hipocresía de Vidal sino la hipocresía de todo México; como Vidal, el país no cambia.
Irma, a su vez, logra subir en la posición bastante alta como trabajadora social aunque pertenece a grupos marginalizados; es madre soltera, mujer, y posiblemente con la piel negra. En el fin se puede ver que, a pesar de todo lo que ha pasado, Irma tiene un solo objeto: Mis planes incluían cursos acelerados de inglés y una vida dedicada al estudio, el trabajo y la observación de televisión infantil (página 226). Le alivia al lector que en el fin Irma y su hija puedan desear tener estas cosas en su vida.
El tercer tema es la venganza – en general lo excepcional que es. Irma se siente empatía hacia Yein y quiere ayudarla a vengar a los malos. Esto también puede aliviar al lector; en la vida real, apenas nunca los inmigrantes, especialmente las mujeres, pueden vengar a los polleros. Muy frecuentemente las mujeres inmigrantes han sido vistas como víctimas pasivas, como por ejemplo en Which way home. Un niño, Juan Carlos, se ha ido a Los Estados Unidos sin dinero y su madre Esmeralda se asustó mucho cuando se enteró la carta del niño, el hijito se había ido sin dinero y la madre lo considera su bebé, Esmeralda cree que Juan Carlos iría a Nueva York porque allí está su papá. También Francisco, el hermano de Juan Carlos, fue contrabandeado a California. Ahora Francisco está viviendo con su abuela Gloria quien pagó 3500 dolares al contrabandista (coyote). Gloria no quiere mostrar su cara porque se teme la deportación. Francisco quería ir y se fue, se cayó. Sentía miedo porque se temía que lo irían a dejar. Una persona de corazón bueno recogió a Francisco, sin esa persona Francisco probablemente estaría muerto. El coyote no hubiera llamado a Gloria. El sentimiento que se repite en los cuentos de los inmigrantes centroamericanos y sus familiares es miedo, siempre miedo, y la tristeza. En la novela Yein, que pertenece a la misma categoría más baja, no queda contenta con tener miedo y recibir ayuda y ser víctima, sino actúa, realmente va y venga a los polleros, explotándolos. Personalmente pienso que esto es un método del escritor a dar un poquitito de alivio para el lector, pero no sé si eso tampoco me da esperanza que muera Yein en el exploto.
Si pienso en moral en La fila india, no sé si pudiera hacerlo todo correcto si estuviera en los zapatos de Irma o Yein, u otros inocentes que sufren de la constante violencia. Cuando están rodeados por personas tan malos como Vidal, el Morro (un pollero), la policía (que algunas veces ayudan a los polleros). Entiendo a Yein, que quería solo un poco justicia para sí. Entiendo a Irma que quería ayudar a su cliente. Sin embargo, no entiendo los polleros, ni Vidal ni el ex marido de Irma, el que también tiene esclavas centroamericanas. Es algo tan odioso que no me bastan las palabras a describirlo.
Finalmente, quiero decir que esta obra es muy emotivo, porque el escritor no ha puesto sus emociones en toda la violencia que describe, quizás para hacerlo todo más real. Somos los lectores quienes tenemos que comprender lo horrible que está pasando –no solo en los países centroamericanos sino también por ejemplo en Siria o Iraq – y tratar de identificarnos con el destino de los inmigrantes y refugiados. Antonio Ortuño lo dice muy bien en la novela: Su viaje es de placer? –No.  Quiero terminar este análisis con las palabras finales de la obra, las que hablan de alguna ligereza, alivio y esperanza entre Irma y su hijita, que es el símbolo de la inocencia:
Se me nubló la vista. La niña la observó alejarse. Luego, cuando la perdió de vista. se me acercó al oído: -Llevaba el reloj de banderita de mi papá. Me encogí de hombros. La senté en mis rodillas. Miramos anochecer (página 228). Aunque no tengan nada más, tienen una a la otra. La madre y la hija.

-Amina-

 

Fuentes:

Ortuño, Antonio: La fila india (2013)
Cammisa, Rebecca: Which way home

One thought on “Violencia, venganza y jerarquía en La fila india

  1. Helene A von Martens

    ¡Gracias por tu texto, Amina!

    Expones muchos temas y puntos de vista interesantes tanto respecto a la novela y los acontecimientos de la narración como al documental de Which way home. Realmente, son muchos los pensamientos y reflexiones que provoca la novela de Antonio Ortuño, por lo cuál entiendo que has querido tratar tantos aspectos de su obra. Por otro lado, la lectura de tu reflexión se dificulta un poco por tu voluntad de expresar todo lo que evoca leer una novela tan brutal. Creo también que al momento de elaborar un comentario sobre una obra tan impactante, podría ayudar la elección de un o dos temas principales, lo cuál también ayudaría a estructurar el texto que escribes. De todos modos, me gustó mucho leer tu texto y pienso que has hecho un paralelo bien pensado entre la novela y el documental Which way home.

    Un saludo,
    Helene

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