El Colonialismo Moderno

Las colonias de América empezaron a independizarse a finales del siglo XVIII, después de unos cinco-seis siglos de sometimiento bajo el mandato de las metrópolis europeas. La primera de todos fue los Estados Unidos que declaró la independencia en el 1776, y fue seguido de Haití en el 1804.

En cuanto a las colonias españolas y portuguesas, éstas se separaron de sus metrópolis poco más tarde como resultado de unas largas guerras de independencia que se produjeron a lo largo del siglo XIX. Las primeras naciones se independizaron a principios del siglo, entre éstos Ecuador, México, Colombia y Argentina, pero las últimas no llegaron a declararse independientes hasta finales del siglo, como es el caso de Cuba, por ejemplo.

Entonces, ¿podemos afirmar definitivamente que estos países que fueron sometidos bajo un mandato basado en una explotación descarada y supremacía económica, política, cultural y social, sean finalmente naciones independientes con derechos igualados? Lamentablemente, para nada lo son. Estas antiguas colonias de América, que hoy en día, junto a África y partes de Asia, llamamos el “Tercer Mundo”, han pasado de vivir una época de colonialismo a otra, denominada la de neocolonialismo. Los EE.UU. puede considerarse como una excepción en cuanto a las colonias europeas, ya que después de su independización, más adelante se convertiría en una de las potencias centrales junto a las ex-metrópolis.

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Origenes del neocolonialismo

Según el blog Historia Mundial Contemporánea 07L, el término colonialismo se refiere a un control directo de las potencias centrales sobre los territorios y pueblos colonizados. Neocolonialismo, en cambio, se refiere a un control cultural, político, lingüístico y sobre todo económico, es decir, un control más bien indirecto. También se habla del imperialismo moderno en cuanto a describir el mismo fenómeno.

El imperialismo moderno tuvo su origen a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, cuando algunos dirigentes políticos y otros intelectuales empezaron a difundir el ideal imperialista, el cual se refería a una expansión de las metrópolis sobre las antiguas colonias por causa de necesidades económicas de los países industrializados. La expansión, por consiguiente, se ejerció tanto en África y Asia, como en América Latina.

Imágen 2: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Karikatur_Das_Verh%C3%A4ltnis_Arbeiter_Unternehmer.jpg

Se justificaba, entre otras razones, con la necesidad de garantizar la estabilidad económica de los países desarrollados y con “la responsabilidad del hombre blanco” de expandir la civilización a los países subdesarrollados.

Uno de los imperialistas modernos más conocidos fue Theodor Roosevelt, el presidente de los Estados Unidos en los años 1901-1908, que proclamó el derecho de los EE.UU. para ayudar a las naciones latinoamericanas que se vean amenazados por una intervención y para fomentar la estabilidad de sus gobiernos. Roosevelt implementó la política del big stick, la cual en la práctica significaba intervenciones militares, expansión de los monopolios y explotación de los recursos naturales en las antiguas colonias.

 

El Nuevo Pacto Colonial

En la época del colonialismo las potencias europeas crearon el llamado Pacto Colonial con el que se aseguraban que todo el beneficio de la explotación de los recursos naturales en las colonias sea para las metrópolis. Se prohibía, no solo la exportación de los recursos a otros países, sino también la importación desde éstos. El Pacto terminó con la independización de las colonias, pero para sustituirlo de alguna manera en el 1950 se generó el denominado Nuevo Pacto Colonial, con el que las ex-metrópolis podían seguir explotando y aprovechando de sus antiguas colonias. Con el Nuevo Pacto se ha creado otra vez una situación de dependencia económica de las ex-colonias respecto a los países occidentales.

De este modo, aunque las antiguas colonias se vean aparentemente independientes, en la realidad lo son muy poco. Para ello existen varias razones: En primer lugar, los países del “Tercer Mundo” carecen prácticamente del capital propio, por lo que se ven incapaces de invertir en el desarrollo de sus economías y en el bienestar de sus sociedades. Por tanto, son obligados a pedir créditos a los países desarrollados, normalmente a un interés elevado, y así se crea una relación de deudor-acreedor entre estas economías. Tampoco disponen de recursos para desarrollar nuevas tecnologías, por lo que deben exportarlas del occidente a un precio elevado, y al final el capital prestado vuelve otra vez a las potencias centrales.

Imágen 3: http://daniela-aranzales.blogspot.fi/2012/10/las-venas-abiertas-de-america-latina.html

Además, con el fenómeno de la globalización, que se podría entender como otra forma de llamar al imperialismo moderno, las empresas multinacionales occidentales han empezado a trasladar sus producciones a los países subdesarrollados, los cuales disponen de mano de obra mucho más barata a la de su país de origen. De nuevo se crea una relación de dependencia no sana entre estos países, ya que las multinacionales sí pueden crear muchos puestos de trabajo, pero a la vez hacen que el mercado de empleo dependa demasiado de ellas. Las empresas aprovechan de la mano de obra barata y de la pobre situación económica para producir y exportar materias primas a un coste bajo, pero al mismo tiempo los países explotados se ven obligados a importar productos de fuera a un coste muy elevado.

En los últimos tiempos hemos visto algunos casos en los que un país ha procurado librarse del poder del occidente, como puede ser el ejemplo de Venezuela, pero no han tenido éxito.

Imágen 4: pinterest.es

 

Conclusión

A lo largo de su historia las antiguas colonias europeas han pasado por unas épocas muy duras bajo el mandato de los colonizadores, y aun habiendo conseguido independizarse de ellos, todavía no lo han podido hacer del todo, ya que económicamente dependen demasiado de sus ex-colonizadores u otros países occidentales. El capitalismo, y globalización como su producto, son sinónimos del imperialismo moderno – ejercido por las mismas potencias occidentales y por sus empresas multinacionales. No obstante, a pesar de las circunstancias con las que nos enfrentamos hoy en día, a lo largo de la historia hemos podido ver que ha merecido la pena luchar por los derechos que pertenecen a cada una de las naciones: libertad económica, ideológica y cultural. Sin embargo, hoy en día conseguir esta libertad se debe considerar preocupación de todas las naciones, ya que todos nosotros podemos influir con nuestros actos en el desarrollo de dichos derechos. Para conseguirlo hay que empezar dando el primer paso, el de informarnos y concienciarnos.

 

Fuentes:

 

Escrito por Anna K.