La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Curso de literatura española contemporánea

La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Franco y Hitler

Este artículo salió ayer en El País:

Franco y Hitler: un odio interesado

El dictador respondió de su puño y letra a la felicitación de Hitler por la victoria fascista en España

Los papeles de Franco

Fotografiada (trucada por la dictadura) del encuentro de Hitler y Franco en Hendaya

El Eje fue un salón de desconfianza a tres bandas. Hitler, Mussolini y Franco. El trío quería dominar Europa y perpetuarse en el trono con poder absoluto. Para ello, se necesitaban. Pero, al tiempo que se enviaban telegramas de felicitación y agradecimiento, como el que publicamos hoy perteneciente a la Colección José María Castañé, se colaban espías por el patio trasero que realizaban informes sobre las mutuas debilidades y en cuanto se daban la vuelta se criticaban como porteras.

Hitler y Mussolini despreciaban a Franco. Los dos acabaron en el hoyo tragándose sus fracasos políticos y militares. El español murió en la cama tras haber jugado todas las bazas a su favor: las del fascismo y, después, dulcificando su imagen como el protector paterno para la patria que él jamás tuvo en casa, las de las democracias occidentales.

La novia a cortejar en los años treinta era Alemania. Franco mandó a Berlín hombres de toda confianza y consiguió su apoyo. Para el dictador español, la alianza nazi fue clave a la hora de ganar la guerra. Para Hitler, aunque algunos de sus colaboradores le quitaran importancia, fue fundamental tener bajo su yugo a España y Portugal con dos regímenes de su cuerda sin necesidad de invadir nada.

Imagen: Telegrama de Franco para Hitler.

El alemán no tardó en atender sus ruegos bajo los efluvios wagnerianos de Sigfrido. El 24 de julio de 1936, apenas una semana después del golpe militar, se decidió. Cuando salía de una representación de la tercera parte de El Anillo del Nibelungo, en Bayreuth, dirigida por Wilhelm Furtwängler, le esperaban una delegación de emisarios de Franco con el empresario alemán Johannes Bernhardt como cabeza visible. Le pidieron 10 aviones de transporte de la mayor capacidad posible, 20 piezas antiaéreas de 20 mm., 6 aviones de caza Heinkel, ametralladoras y fusiles con munición en abundancia y bombas aéreas de varios tipos, hasta 500 kilos.

Al principio, dudó: “Esa no es forma de empezar una guerra”, clamó, tal y como recoge Paul Preston en su biografía sobre Franco. Pero después, Hitler dobló el requerimiento. Para empezar, 20 aviones y 5.000 soldados en una acción acorde con lo que retumbaba en sus oídos. Lo llamó Operación Fuego Mágico (Unternehmen Feuerzauber), un homenaje al héroe con trazas de superhombre que atraviesa las llamas para liberar a Brunilda.

Las acciones de los alemanes en la guerra tuvieron varios frentes. El más salvaje fue el bombardeo de Guernica. Pero la colaboración estuvo teñida de constantes tiranteces que acabaron con la negativa de Franco a involucrarse en la ofensiva europea.

Aún así, guardó las formas y envió un mensaje de agradecimiento para Hitler nada más terminar la Guerra Civil que pertenece a la colección Castañé y, según Preston, es desconocido: “Al recibir vuestra felicitación y la de la nación alemana por la victoria final de nuestras armas en Madrid os envío con la gratitud de España y la mía personal los sentimientos más firmes de la amistad de un pueblo que en los momentos difíciles ha sabido encontrar sus verdaderos amigos”.

Imagen: Nota original de Franco a Hitler.

El lenguaje resulta propio de la afectada verborrea fascista. La realidad de sus apreciaciones hay que buscarla en otras frases. Sobre todo, del lado contrario. Por ejemplo, como la que Hitler soltó al conocer la desaparición de otro de los generales golpistas: “La verdadera tragedia para España fue la muerte de Mola, ahí estaba el auténtico cerebro, el verdadero líder. Franco llegó a la cima como Poncio Pilatos al Credo”.

Ya escocía entre los nazis la negativa que se produjo en Hendaya en 1940. Allí Franco, se quejó ante su cuñado, Ramón Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores, progermánico y una de las figuras más poderosas del régimen: “Estos alemanes lo quieren todo sin dar nada a cambio”. Ellos pensaban igual. Según algunos testigos, tras el fracaso estrepitoso de aquellas conversaciones, Hitler acabó considerando a Franco “un cerdo jesuita”. En 1942, también le dedicó una flor con tintes racistas: “Cuando aparece en público está siempre rodeado de la guardia mora. Ha asimilado todo el manierismo de la realeza y cuando vuelva el rey será el ideal mozo de estribos”.

Lo que todo esto prueba, aparte de pésimo gusto, es que a lo que se daban con fruición enmascarada en hipocresía era a la política, las alianzas y la estrategia común. Eso sí, con la nariz tapada: “Las intenciones de Hitler al involucrarse en la guerra española respondían a todo, menos al cariño personal”, comenta Preston.

Nazis y fascistas italianos vinieron bien para lo que vinieron. Pero como observa Preston en su memorable estudio de referencia, lo que realmente apuntaló al régimen fue su alianza con otro estado: El Vaticano. Ahí no se dieron fisuras. Al terminar la guerra, a través de la radio, Pío XII, le consagró: “Con inmenso gozo, bendigo a los nobilísimos y cristianos sentimientos de que han dado pruebas inequívocas el jefe del Estado y tantos caballeros”. Amén.

Franco en las librerías

Este artículo publicado en El Confidencial versa sobre los nuevos libros sobre el franquismo que saldrán este año, que es el 40 aniversario de la muerte de Franco. Vale la pena también ver las fotos de la manifestación por el 39 aniversario de la muerte del dictador que ilustran el artículo.

Españoles, vuelve Franco… a las librerías

Manifestación franquista en Madrid por el 39 aniversario de la muerte de Franco. (AP)Foto: Manifestación franquista en Madrid por el 39 aniversario de la muerte de Franco. (AP)

Peio H. Riaño 10/02/2015
“La gris España de ese caudillo con voz aflautada y barriguita de quinielista acababa de ser sustituida por una España polícroma, luminosa, en la que no faltaría ninguno de los colores de los nuevos tiempos”. Así vivió el escritor Ignacio Martínez de Pisón, a los 15 años, la muerte anunciada entre los pucheros de Arias Navarro, que seis años más tarde, con el intento de golpe de Estado de “lo militarotes” se cuestionaba la nueva España: “¿Cómo podía ser que eso fuera una verdadera democracia su hasta el jefe del estado había sido designado por el mismísimo Franco?”.

El autor de La buena reputación (Seix Barral) reconoce que le habría gustado nacer en una democracia consolidada, que España es un país defectuoso, pero que sus defectos “no son los de siempre”, porque la sociedad se ha vuelto “mayoritariamente laica”. La abdicación del heredero del dictador cierra una etapa y abre otra en la que “se impone alcanzar un nuevo pacto de convivencia que sea válido para las próximas décadas”. Pisón cierra los nueve artículos del libro 40 años con Franco, que la editorial Crítica publicará en una semana, una de las novedades que van a colmarán las librerías a lo largo del año para celebrar las cuatro décadas de cuerpo presente.

Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), “posiblemente el dictador europeo menos conocido del siglo XX”, descarga con ironía el hispanista Paul Preston, el historiador que mejor ha retratado a un personaje que parece de otro sigo y, sin embargo, qué presente. “En el hoy están los ayeres, como decía Borges”, explica Enrique Moradiellos. “La Historia reciente no es un museo congelado. Estamos hechos de Historia y es algo actual que conforma nuestros principios. Somos hijos del franquismo. Generó un cuerpo de comportamiento estatal que debemos conocer, porque todavía está entre nosotros. El pasado está presente”.Manifestación contra la 'Ley mordaza', en Barcelona. (REUTERS)Foto: Manifestación contra la ‘Ley mordaza’, en Barcelona. (REUTERS)

Franco, ese desconocido dictador, todavía es objeto de controversia política. Julián Casanova, el editor de 40 años con Franco -donde están Preston, Moradiellos, Pisón, Mary Nash, José Carlos Mainer o Ángel Viñas– asegura que “esos trágicos sucesos del pasado han proyectado su larga sombra sobre el presente y, frente a ella, necesitamos miradas libres y rigurosas”. La mirada sobre el caudillo es un reclamo de libertad y rigor en el combate por la historia, contra las mentiras del pasado.

[Lee todo el artículo aquí.]

La larga sombra del dictador

Esta noticia sobre el documental Los colonos del Caudillo, publicada en La Vanguardia,  es del año 2013, pero os puede interesar:

Ambiguo estreno español de un documental en Valladolid

El festival de cine muestra una película que retrata la sombra del dictador en el presente

26/10/2013 Rafael Poch

 Ambiguo estreno español de un documental en Valladolid

Imagen de ‘Los colonos del Caudillo’, playloud.org

Tras muchas vicisitudes y ambiguos rechazos en España, el Festival de cine de Valladolid estrenó por fin el viernes el documental Los colonos del Caudillo, obra de la pareja germano-española formada por Dietmar Post y Lucía Palacios, residente en Berlín. Seguramente es la película que mejor retrata la sombra que la España de Franco aún proyecta sobre el presente, y el estreno del viernes lo ha confirmado con un incidente.

Con encomiable moderación y dando la palabra a todas las partes, Post y Palacios relatan en su película el caso de uno de los trescientos “pueblos nuevos”, Llanos del Caudillo (Ciudad Real), que el Instituto Nacional de Colonización creó, fundamentalmente en Castilla y Extremadura, con vistas a cimentar la base social del régimen en el campo de los años cincuenta. El sujeto de aquel experimento inspirado en el fascismo de Mussolini, emigró a Europa y a las ciudades españolas en cuanto tal posibilidad se abrió en los años sesenta.

En vísperas de la proyección, un hijo de uno de los personajes del bando franquista entrevistado en la obra ha amenazado, a los autores y al festival de Valladolid, con emprender acciones legales mientras su contenido no sea aprobado por el entrevistado. Si esto es sorprendente, aún lo es más que el director del festival, Javier Angulo, no haya querido divulgar esta singular circunstancia que ha rodeado al estreno y a sus autores de una especie de temerosa incertidumbre.

El incidente, “refleja claramente que cierto sector de la sociedad española no ha superado la dictadura”, dice Post, que se confiesa “asustado” y también contrariado por la discreción de Angulo. Los colonos del Caudillo fue pre-estrenada en Berlín el año pasado con asistencia de Felipe González y el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert.

“Este excelente documental ha significado una gran lección de historia, pero lo más increíble, es cómo consigue trasladarnos a la presente situación política española. Pone los pelos de punta”, dijo Dominik Wessely, cineasta y profesor de cine documental en la Escuela de Cine Documental de Colonia. La película se realizó a base de micromecenazgo y el principal pintor alemán vivo, Daniel Richter, donó cuatro litografías para financiarla. González adelantó en Berlín que, “va a sorprender a mucha gente en España”. En La Mancha hay 800 calles dedicadas a José Antonio Primo de Rivera y 500 a Franco. En toda España hay una docena de pueblos que llevan el nombre del dictador.