Author Archives: Helene A von Martens

Reflexión sobre el curso Migración en la Literatura Hispánica: migración, nacionalidad y “literatura finlandesa”

La migración es un tema muy actual ya desde hace tiempo y es internacionalmente discutido. La prensa y los líderes de los estados, especialmente los grandes, no dejan de mencionar el tema de la migración en sus portales, campañas electorales y discursos. Los medios de comunicación nos muestran diferentes puntos de vista, pero ya sean partidarios de la migración, adversarios, o algo entre los dos extremos, tendríamos que ver más allá de lo que vemos en, por ejemplo, las imágenes de las noticias. ¿Qué es la migración en realidad? ¿Cuáles son las razones para ella? ¿Quién es inmigrante? ¿Quién tiene derecho a migrar? ¿O considerarse perteneciente a una nacionalidad? ¿Qué entendemos con las palabras relacionadas a migración? Estas son unas de las muchas preguntas que hemos abordado en el curso de Migración en la Literatura Hispánica y, alguna de ellas, en el curso de Cultura y Sociedad Catalana, otro curso que cursé durante el primer semestre del año académico 2019/2020. En este último comentario trataré uno de los primeros temas del curso: “literatura finlandesa”, usándome de las preguntas sobre el derecho de la pertenencia a una nacionalidad y sobre quién se considera inmigrante.  Además, incluiré una reflexión breve sobre mi propio aprendizaje acerca del contenido.

Las obras que hemos leído son de autores que, por una razón u otra, han tenido que dejar su país natal. Nos hemos profundizado a través de comentarios escritos en algunas de ellas y, además, hemos podido disfrutar de visitas literarias tanto en clase como fuera del aula. Cada obra leída fue también tratada en clase, en el momento del cual nos planteó la profesora o nos planteamos los estudiantes las preguntas antes presentadas. Este procedimiento, a mí personalmente, me ayudó a analizar la obra y fijarme en el contenido o mensaje, de una manera que quizás no me hubiera surgido haciendo la reflexión meramente individualmente.

Mi primer comentario El problema del concepto de la literatura finlandesa nació basándose en el artículo de Katri Talaskivi: Historiatietoisuutta, muutosvastarintaa vai resurssien varjelua? Suomalainen kirjallisuusinstituutio muunkielisten kirjailijoiden (sivu)valossa (2017) y de una visita colectiva a la biblioteca de Pasila al evento “On Bridges, Voices, and Enclosures”, dónde escuchamos a escritores procedentes de diferentes países residentes en Finlandia. Tanto el artículo como la visita dio luz a varias de las preguntas mencionadas, pero la atención se dirigió especialmente a la preocupación del concepto de “literatura finlandesa” y de quién consideramos o se considera ser inmigrante, y, en el momento de redacción, a la pregunta de ¿quién tiene el derecho de considerarse perteneciente a una nacionalidad dada? Estas preguntas están ligadas una a la otra porque, al definir “literatura finlandesa” primero tenemos que definir qué o quién podemos incluir en la noción de la palabra “finlandesa”. Como presento en mi comentario, basándome en Talaskivi, el concepto de “finlandesa” en el marco de la literatura es muy rígida, ya que se basa en requisitos institucionales (véase el artículo de Talaskivi) y académicos aceptables para una persona con pasaporte finlandés, pero casi insuperables a una que no lo tenga. Es verdad que dichas instituciones tienen requisitos lingüísticos que evidentemente delimitan sin perdón lo que es “literatura finlandesa”, pero encuentro que el problema está en el hecho de que se interpreta la palabra “finlandesa” de manera demasiado estrecha. Según el diccionario Kielitoimiston sanakirja, compilado por la Institución de Lenguas de Finlandia, suomalainen (“finlandes,-a”) refiere a

  1. Suomeen kuuluva, Suomesta kotoisin t. lähtöisin oleva, Suomen asukkaille, oloille tms. ominainen; kansallisuudeltaan Suomen väestöön kuuluva; Suomen kansalainen (Kielitoimiston sanakirja.fi).

 

es decir, a “algo o alguien perteneciente a Finlandia, algo o alguien con residencia (presente o pasada) en Finlandia, precedente de Finlandia, algo característico de los residentes o condiciones etc. finlandeses; de nacionalidad perteneciente a la población finlandesa; ciudadano finlandés”. Respecto a la noción “literatura finlandesa”, según esta definición, podemos decir que no hay prácticamente ningún caso en que el escritor o la escritora no cupiera dentro de lo “finlandés”. Esto, porque todos los escritores que escriben en Finlandia y, consecuentemente, deberían poder ayudarse de las instituciones literarias finlandesas, pertenecen o residen en Finlandia, y, por lo tanto, representan algo característico de los residentes en Finlandia. El problema, obviamente, está en que las instituciones oficiales tienen otra manera de definir lo “finlandés”: el requisito de escribir en finlandés o en sueco. Es decir, ni siquiera es suficiente entender y hacerse entender en una de esas lenguas (lo cual, sin embargo, tampoco en todos los casos sería suficiente), sino que las facilidades institucionales se otorgan exclusivamente a las personas que publican en estas lenguas oficiales del país. El lector atento habrá notado que, al lado de la situación de todas las otras lenguas en que uno podría ejercer su profesión literaria en Finlandia, se posicionará también el sami, la lengua de la población originaria de Finlandia. Si el Estado de Finlandia, ocupador de las tierras de los indígenas del territorio, no incluye a esa población a lo “finlandés”, ¿cómo lo va a hacer con personas que cientos de años después establecen una vida aquí?

Esta pregunta es, sin duda, otro tema que en este comentario no podré tratar más, pero válida de tener en cuenta. Por último, quisiera mencionar los diferentes enfoques respecto a la definición de “perteneciente a una nacionalidad”, usado por los nacionalismos que principalmente se ha visto en la historia contemporánea. Tenemos, por un lado, la definición basado en el concepto de jus sanguinis y, por otro lado, el nacionalismo cívico (Clua i Fainé, 2011). El primer nacionalismo se basa en una clasificación étnico-racional (ejemplo alemán), mientras el segundo define la nacionalidad en términos de una que “combinaría la voluntad de compromiso cívico del sujeto con la ciudadanía y una herencia cultural compartida” (Clua i Fainé, 2011). Refiriéndose a Meinecke (2011), en el artículo Catalanes, inmigrantes y charnegos: “raza”, “cultura” y “mezcla” en el discurso nacionalista catalán, Clua i Fainé (2011), menciona este modelo paradigmático del nacionalismo, el cual sería interesante aplicar al tratar de la literatura de migración y de su definición.

 

Bibliografía

Clua i Fainé (2011). Catalanes, inmigrantes y charnegos: “raza”, “cultura” y “mezcla” en el discurso nacionalista catalán. Universitat Autónoma de Barcelona

Talaskivi (2017). Historiatietoisuutta, muutosvastarintaa vai resurssien varjelua? Suomalainen kirjallisuusinstituutio muunkielisten kirjailijoiden (sivu)valossa. Tuli&Savu, nro 94

Referencias

Meincke (1962). Welbürgertum und Nationalstaat. München: Oldenburg.

La fila india en La fila india por Antonio Ortuño

El autor mexicano Antonio Ortuño, nacido en 1976 en Guadalajara, empezó su carrera como periodista, pero amplió su ámbito a la novela, en la cual ya cuenta con publicaciones como El buscador de las cabezas (2006), Recursos humanos (2007), La señora rojo (2010), La fila india (2013) y Méjico (2015) (Granta).  Asimismo, se ha dedicado a publicar relatos breves y sigue publicando artículos en revistas culturales como Letras Libres y La Tempestad.

En La fila india, Ortuño, descendente de exiliados españoles, abarca la situación grave de todas las personas de la zona de Centroamérica que procuran atravesar México para llegar a Estados Unidos y encontrar nuevas oportunidades de vida. Entre varios temas de la obra, como la migración, la crueldad y la naturaleza humana,  la violencia y la justicia, uno de los temas resaltantes es la jerarquía entre humanos. A continuación, trataré este tema, que aún hoy en día está tan evidentemente presente en nuestras sociedades, pero que al mismo tiempo es un tabú.

La jerarquía está presente en la novela de varias maneras y en varios niveles. Para empezar, el título de la obra La fila india (“fila que forman varias personas una tras otra” (RAE)) se refiere a ella. Esta expresión surgió cuando los españoles al llegar a América vieron la fila que formaban los indios al avanzar en la naturaleza espesa, uno tras otro, liderado por el hombre de la comunidad con más experiencia (educación.tv). Además de en el título, esta expresión también es usada en algunas ocasiones dentro de la narrativa. Luego, más allá de la expresión usada en el título, la jerarquía que se ha establecido y mantenido en nivel mundial se expone y está representada en niveles en la novela:

– en general el mapa mundial: Norte – Sur

– E.E.U.U. – México

– México – Centroamérica

– dentro de México: Norte – Sur

– en Santa Rita: Mafia – Conami – inmigrantes

– personajes: Biempensante – La Negra; Biempensante – la flaca (la hondureña)

Primero de todo contemplamos una jerarquía muy conocida e incluso reconocida: la jerarquía del mapa mundial, el Norte vs el Sur y, sobre todo, los E.E.U.U. como punto de referencia, al cual en la novela se refiere como “Disneyland”. Los mexicanos y los centroamericanos, todos quieren viajar allí para poder vivir una vida mejor. En segundo nivel tenemos los polos E.E.U.U. y México. Cuando La Negra, al final de la novela, por fin logra viajar a los Estados Unidos elige una ciudad con lo menos mexicanos posible, porque está consciente de que su país y compatriotas están mal vistos entre los estadounidenses, no solo debido a que son del sur, sino que a través de su país millones de migrantes entran al país del Disneyland. A este nivel podemos también incluir la imagen que los europeos, más concretamente los españoles en este ejemplo, tienen de las personas llegadas de México y América del Sur según el Biempensante, el padre de la hija de La Negra: “Estuve en Barcelona y cuando saben que eres mexicano te tratan mejor. Mejor que cuando creen que eres ecuatoriano.” (53).

En tercer nivel tenemos la situación dentro de México: la falta de respeto, el desprecio y el maltrato de los centroamericanos que llegan y atraviesan el país y la diferencia socioeconómica entre el norte y el sur del país. En cuarto y último nivel tenemos los acontecimientos de Santa Rita: esta jerarquía está ilustrada a través de varios personajes y, evidentemente, de la narrativa en sí: la mafia mexicana de tráfico humano, Conami que en vez de proteger a los inmigrantes colabora con la mafia, el sudamericano del bar, y el Biempensante que, primero de todo llama a la madre de su hija La Negra y, por segundo, tiene una mujer hondureña como esclava sexual.

La obra de Antonio Ortuño es cruel por el estilo brutal y macabro, pero necesaria por el tema tan presente pero evitado en nuestra ciudad. No nos esconde nada, sino nos intercala sin censura lo que está y podría estar pasando en México y Centroamérica y no solo allí, sino en todas las partes del mundo donde los estados quieren proteger sus fronteras a costo de millones y millones de muertos.

Referencias:

Antonio ortuño. Granta Magazine, Disponible en https://granta.com/contributor/antonio-ortuno/

ASALE, R.Fila | diccionario de la lengua española. Disponible en https://dle.rae.es/fila

educAccion.tv » blog archive » en fila india. Disponible en http://educaccion.tv/archivos/5245

Ortuño, A. (2013). La fila india. Mexico: Océano exprés.

Asylum por Javier de Isusi: el calor humano en el exilio

En su obra Asylum, publicado por primera vez en 2015 en Bilbao, Javier de Isusi aborda el tema de la vida en exilio a través de cinco personas con sus respectivas historias de cómo y por cuáles razones salieron de sus países, su camino en busca de un futuro mejor y la experiencia de la (des)acogida en los países de destino. La intención de mi análisis es reflexionar sobre un aspecto que une a los personajes, es decir, la necesidad del calor humano y, cómo está presentada en la obra.

“Lo más importante en el exilio es el abrazo.” dice Imelda, una periodista que tuvo que escapar de México por hacer visible el feminicidio. El año después de pedir asilo en España en Madrid, se encuentra con su marido en Bilbao. Los dos están sentados en un banco en un parque tranquilo. Al parecer están bien – han logrado escapar de su país, obtener asilo en España, el marido acaba de obtener su primera oferta de trabajo. Pero no está demasiado ilusionado por ello ni tiene esperanza de poder quedarse con ese trabajo, ya que no es de su ámbito profesional. Extraña México. Imelda se presenta como positiva porque ella intenta animar a su marido, pero de repente le pide que la abrace. Mientras, el plano frontal que transmite personalidad durante la conversación de la pareja se sustituye por un plano cenital que, al contrario, convierte a la pareja a una cualquiera, sola, rodeada por personas paseando por el parque, inconscientes de la vida de aquella pareja sentada en el banco.

Por otro lado, Aina, una mujer que escapó de Nigeria para no ser forzada a casarse a los 15 años con un hombre mucho mayor que ella, concluye en un salto temporal a mediados de la novela gráfica, que “Lo único que nos salva, al final, es el calor humano, la acogida, el abrazo…” Los demás personajes también expresan, tanto con palabras como a través de su forma de actuar y sus experiencias, la necesidad del calor humano al vivir en exilio. Estas frases, y varias otras que aparecen en la obra, son tomadas de la publicación de CEAR-Euskadi (2007) con el nombre Asilo: el derecho a la esperanza, escrito por Rigoberto Jara y citado en la página 97 del Asylum. En el Asilo, Jara describe el significado de la palabra “escapar” como el desarraigo y el dolor de perder la vida. Describe el derecho de asilo como la oportunidad de renacer, y nos hace saber que muchas veces esa oportunidad se convierte en una encarcelación. Nos hace conocer la soledad del asilo, de las personas que en otro país no tienen a nadie que les acoja, y que necesitan el calor humano.

Encuentro que el autor Javier de Isusi, mediante el uso de expresiones que reflejan el mensaje de Rigoberto Jara, nos transmite la personalidad y la humanidad de los personajes de su obra, y consecuentemente de todas las personas que han tenido que escapar de su país en busca de asilo. El tema de la necesidad de la acogida y el calor humano aparece reiteradas veces en Asylum, recordándonos de la importancia de tener una red de apoyo constituido de amigos, familiares, servicios sociales y otros tantos, lo cual para muchos de nosotros es una certeza, pero a muchas personas alrededor nuestro un privilegio que no existe o es muy difícil de conseguir.

Al final de la obra vemos como Maialen, la nieta de una mujer vasca que tuvo que escapar del País Vasco durante la dictadura de Franco, sale de una reunión con las cuatro demás personas en asilo. La escena nos muestra el contraste entre la vida de ella y las de las personas que acaba de conocer, ya que ella, seguramente aún impactada por las historias de los exiliados, saliendo de esa reunión a la vez sale de sus vidas para seguir con la suya. Al mismo tiempo, viñeta por viñeta, el autor nos aleja de Maialen al barrio de la casa alquilada de su abuela, del barrio a la ciudad de Bilbao, de la ciudad al país, hasta que tenemos todo el planeta Tierra delante nuestro en la oscuridad del espacio. El cambio de perspectiva nos aleja de lo individual, de lo nacional, a lo comunitario de vivir en un mismo mundo en el mismo planeta, concienciándonos de la absurdidad de unas fronteras que protegen y conceden derechos a unos y llevan al peligro y rechazan a otros.

Fuentes:

https://www.cear-euskadi.org/quienes-somos/

https://matskut.helsinki.fi/handle/123456789/1223

El problema del concepto de “literatura finlandesa”

Esta publicación tratará la situación de autores inmigrantes en Finlandia y sus posibilidades de ejercer su profesión en nuestro país.

¿Sabían que en Finlandia hay autores residentes que escriben en otro idioma que finlandés, sueco o sami? Si tienen contacto con personas cuya lengua materna no es una de las previamente mencionadas, es muy posible que la respuesta sea afirmativa, pero al no ser el caso, este dato les puede resultar completamente nueva y, sobre todo, sorprendente. Ahora les presentaré unos datos al por qué. 

Katri Talaskivi, en su artículo Historiatietoisuutta, muutosvastarintaa vai resurssien varjelua? Suomalainen kirjallisuusinstituutio muunkielisten kirjailijoiden (sivu)valossacuenta que en el 2017 contactó con más de 70 autores residentes permanentemente o parcialmente en Finlandia con el propósito de entrevistar a autores cuya lengua materna no es el finlandés, sueco o sami. En primavera del 2018 había recibido 31 respuestas en 6 lenguas: inglés, español, árabe, ruso, alemán e incluso en finlandés, pero los autores anunciaron un total de 15 lenguas maternas o nativas. Según Talaskivi, la variedad podría ser aún mayor, ya que la mayoría de los autores cuya lengua materna no es una de las lenguas oficiales del país o el sami, no se encuentran en los registros finlandeses de becas, ni tienen una casa editorial finlandés ni son miembros de Kirjailijaliitto (una unión para autores finlandeses) ni de Finlands svenska författareförening (una asociación para autores suecoparlantes en Finlandia).  

No es que a los autores no les interese estas asociaciones, todo lo contario, sino que el concepto de literatura finlandesa es muy estrecho. Problemas son por ejemplo la noción del derecho de llamarse autor profesional, requisitos de tener publicaciones (y no en cualquier editorial), además del requisito que las publicaciones tienen que ser en finlandés o en sueco. Según Talaskivi, una gran parte de los autores que ejercen su profesión y desean publicar en su lengua materna llevan muchos años viviendo y trabajando en Finlandia, además de tener familia aquí y, a pesar de ser reconocidos en sus países de origen o internacionalmente, nadie los conoce en nuestro país.  Varios de ellos han traducido literatura finlandesa a su lengua natal y gracias a su labor autores finlandeses han llegado a ser conocidos por el público en sus países. En Finlandia, sin embargo, no los reconocen los editoriales, ni los conocen el público, ni siquiera los mismos autores finlandeses.  

Para ser autor profesional en Finlandia hay requisitos institucionales bastante definidos, y el problema es que esos requisitos solo son aplicables para finlandeses que escriben en finlandés o en sueco. Otros autores pueden tener dificultades en cuanto a mostrar su “profesionalidad” debido a que han publicado en internet o una casa editorial extranjera o que sus manuscritos están en un idioma que los editoriales finlandeses no tienen recursos para evaluar. La posibilidad de postular becas para poder, por ejemplo, trabajar o traducir sus obras para el público finlandés también es mínima, ya que es difícil para las fundaciones encontrar a una persona cualificada que pueda evaluar un manuscrito en la lengua en cuestión. Además, dice Talaskivi, puede que un autor hable y escriba cinco idiomas, pero no puede ni siquiera postular una beca por falta de conocimiento del finlandés, sueco o inglés, cuáles son los idiomas en que las fundaciones requieren las postulaciones.  

Los datos presentados no solo pesan en la vida profesional de autores que quieren vivir y trabajar en Finlandia, pero cuya lengua materna, natal o profesional no es el finlandés o el sueco, sino que son una lástima para la riqueza de literatura finlandesa y para el posible público. Para un lector o una lectora finlandés(a) sin duda sería interesante leer las obras de estos autores, ya que nuestro país y nuestra cultura inevitablemente han influido en su labor y nos contarían sus experiencias de vivir y trabajar aquí, mientras también aprendiéramos de sus culturas. 

TALASKIVI, Katri: “Historiatietoisuutta, muutosvastarintaa vai resurssien varjelua? Suomalainen kirjallisuusinstituutio muunkielisten kirjailijoiden (sivu)valossa”. Tuli & Savu, 94, 2017, 15-21. [disponible en: https://www.tulijasavu.net/osastot/nro-94/, consultado el 24.9.2019].