La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Curso de literatura española contemporánea

La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Las caídas

Os dejo aquí un artículo que salió hoy en el diario Público:

Así era la vida de las ‘caídas’ del franquismo en los reformatorios de Carmen Polo

Tres mujeres que fueron encerradas por el simple hecho de pensar por sí mismas y querer ser libres cuentan su experiencia en ‘Las desterradas hijas de Eva’. La obra de Consuelo García del Cid homenajea a las grandes olvidadas de una dictadura especialmente opresora con las mujeres.

Internas en el Reformatorio de San Fernando de Henares (Madrid), dependiente del Patronato de Protección a la Mujer, en 1966.

Foto: Internas en el Reformatorio de San Fernando de Henares (Madrid), en 1966.

MADRID. – Tiene 66 años y estuvo diez encerrada en reformatorios franquistas, gran parte de su niñez y toda su adolescencia. Asegura que las heridas siguen abiertas y que las cicatrices no se las quita nadie porque las tiene “en el alma”. El franquismo le quitó a Encarnación —y a otras miles de mujeres— la juventud, la frescura de esos años en los que las condenaron a encierros eternos, vejaciones y todo tipo de malos tratos. La Transición las olvidó, España estaba demasiado ocupada e ignoró “por completo a las menores encerradas, ajena a una realidad oculta bajo los muros de su propia vergüenza”. Así lo cuenta Consuelo García del Cid en su obra de investigación Las desterradas hijas de Eva. Ellas son las verdaderas desterradas. Caídas, así las llamaban, unas por rebeldes, otras por rojas, pero todas condenadas a ser salvadas de caer en el pecado.

[Lee todo el artículo aquí.]

PowerPoints de clase y lecturas complementarias

Tenéis los powerpoints de la clase de hoy aquí.

Como os prometí, he dejado una carpeta al lado de mi despacho (U40 C508, en el pasillo de la Filología alemana en el quinto piso de Metsätalo) en la que encontraréis artículos relacionados con la temática del curso. En la carpeta hay, por ejemplo, un artículo de Catherini Orsini-Saillet sobre Luna de lobos titulado “En torno a una poética de la frontera: Luna de lobos de Julio Llamazares”, publicado en Cuadernos de narrativa, 1998, 3, pp. 87-103. Podéis fotocopiar los artículos que os interesan, pero por favor devolvedlos a la carpeta en seguida para que los demás no los busquen en vano.

La construcción de la imagen de la mujer en la posguerra

Voy a analizar cómo fue la imagen de la mujer que se construyó en la posguerra. Para llegar a ese objetivo, voy a echar un vistazo a los cambios jurídicos que se relacionan a la posición de la mujer, acontecidos durante la Segunda República y después de la Guerra. También voy a estudiar brevemente cómo se veía a la mujer en la República, siendo eso la base ideológica en que el Régimen tuvo que basarse, o que tuvo que rechazar.

Entre otras reformas que se realizaron en la Segunda República se encuentran algunas que mejoraron la posición de la mujer. De mayor importancia de éstas son el sufragio universal, que dio el derecho de voto a mujeres, y la Ley del Divorcio, que “aceptaba la disolución del matrimonio ‘por mutuo disenso o la petición de cualquiera de los cónyuges’” (Vizgarra: 64). Éste último también igualóa los hijos legítimos e ilegítimos. Y en la constitución de 1931 se reconocía la igualdad de hombres y mujeres, aunque se trate de igualdad formal y no real. Es decir, aunque no se concluyeron la mayoría de los avances que se estaban planeando y la desigualdad de géneros seguía marcada en bastantes aspectos de la vida, se permitió que hubiera una diversidad de opiniones e incluso que, poco a poco, estas iniciativas progresaran.

En cambio, al imponerse el Régimen, se renunció a todos estos avances y se volvió un gran paso atrás. Se abolió las leyes de divorcio, matrimonio civil, de sufragio y para la mujer se designó un papel carente de todo tipo de independencia. Un papel de “portadora de los valores morales, guardiana del hogar y puntal de la familia, como esposa y madre.” (Murillo: 90) Se excluyó la sexualidad y la capacidad de actuar como sujeto político de la imagen de la mujer: sólo existían “madonas” y putas, y la vida de las madonas se limitó únicamente al espacio del hogar.

La imagen de la mujer que se construyó después de la Guerra Civil seguía las tendencias misóginas que se encuentran en la historia ya desde hace siglos. En otras palabras, no fue nada nuevo, pero sí que fue dramático el retroceso, especialmente para las mujeres que apoyaron a la Segunda República: fue mucho lo que perdieron. Pero, aunque no cabe duda de que la victoria de Franco empeoró gravemente la situación de las mujeres, la imagen discutida de mujer no carecía de controversias también en la Segunda República. Por ejemplo, la conocida Pasionaria, Dolores Ibárruti, tenía prejuicios sobre la emancipación actual y una postura a favor hacia la simbología tradicional de la maternidad. Sin embargo, la ampliada manera de ver a la mujer permitió que entraran en la fuerza laboral y militar. No obstante, no duró ni siquiera un año antes de que se confundiera la imagen de la miliciana con la de la prostituta. Según Martínez Fernández, no se estaba dispuesto a aceptar a las mujeres en el frente tampoco por parte de la República, a pesar de la relativamente avanzada postura hacia los derechos de la mujer.

Sobre esta base el franquismo con la ideología del nacional-catolicismo construyó la imagen de la perfecta casada y ángel del hogar (Fernández García: 332). La maternidad y la exclución de algunas áreas públicas fueron puntos de semejanza entre la Segunda República y la dictadura, pero sólo el franquismo disoció la mujer de toda capacidad de actuación política o pública. Investigando los juicios sumarios, las expedientes y las acusaciones que se hizo, Fernández García plantea que los “delitos” de mujer antes, durante y después de la Guerra Civil fueron cuatro: ser visible, tener voz, tener autoridad y manejar el pensamiento abstracto. Es decir, no se permitió conductas de un sujeto autónoma y independiente.

El papel destinado para la mujer en la ideología franquista obligó a numerosas mujeres quedarse en silencio por décadas. Fue un silencio doble: silencio del vencido, y silencio del género sometido. Desde la Transición, el silencio ha empezado a quebrarse tanto a través de la ficción como de la documentación, pero aún queda mucho que desvelar.

BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ, Adriana Martínez (2006): “Rojas: la costrucción de la mujer rebuplicana en la memoria de España.” Alpha: Revista de Artes, Letras y Filosofía, pp. 127-141.

FERNÁNDEZ GARCÍA, Sandra (2012): “Muertas en vida. Investigación sobre la represión dada a las mujeres en la posguerra española en la Ciudad Real.” Revista de Antropología Iberoamericana 7-3, pp. 327-360.

MILQUET, Sophie (2012): “Escribir el trauma en femenino: las obras de Agustin Gomez-Arcos y Dulce Chacón.” Bulletin of Spanish Studies 89, pp. 109-121.

MURILLO, José Luis (2008): “Eros y nacionalcatolicismo. La doble moralidad en la España de la posguerra.” Confluencia 24-1, pp. 89-100.

VIZGARRA, Isabel Lizarraga: Libertad (1931), de María Martínez Sierra: La mujer española frente al código civil. Dialnet.

El tío Ángel de Julio Llamazares

Parece que Ángel, el narrador-protagonista de Luna de lobos, está inspirado en un personaje real, esto es, en un tío de Julio Llamazares que desapareció durante la Guerra Civil. Si os interesa leer más sobre él, os dejo aquí un enlace al cuento de Julio Llamazares titulado “El desaparecido”, publicado en el libro Tanta pasión para nada (Alfaguara, 2011) y al artículo “La perseverancia de los desaparecido”, que el autor publicó en 2008 en El País.

Asimismo, el personaje de Ángel rinde homenaje a Gregorio García Díaz, o Gorete, que permaneció escondida en una cueva en su pueblo durante once años, tres meses y cinco días. Llamazares cuenta su historia, bajo el título “Adiós a Gorete“, en el libro En Babia y en un artículo publicado en El País.