La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Curso de literatura española contemporánea

La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

España incumple el Tratado de Extradición

Os dejo aquí dos artículos relacionados con la querella argentina publicados en Público el 27 de marzo de 2015.

BUENOS AIRES.- Argentina sigue atenta la evolución de la causa abierta en el país para juzgar los crímenes del franquismo. Los representantes de las víctimas se han reunido este jueves con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, para referirse a la querella y denunciar la actitud del Gobierno español, que rechazó el 13 de marzo la extradición de los 20 imputados franquistas que solicitó la jueza María Servini de Cubría, instructora del proceso.

En la reunión con Fresneda también participó una delegación de la plataforma argentina de apoyo a la querella y Carlos María Duhalde, consejero de la embajada argentina en Madrid. “España nos enseñó a nosotros qué era la jurisdicción universal, y ahora desanda un camino que nos había marcado a todo el mundo”, expresó el secretario de Derechos Humanos tras el encuentro.

Fresneda también manifestó su contrariedad por que España obstaculice cualquier intento de averiguar lo que sucedió durante el franquismo. “No sirve tener inmensos mausoleos de la memoria que no provocan la discusión de las nuevas generaciones sobre lo que pasó en la historia. ¿Qué aprendizaje tiene la juventud española para decir ‘nosotros somos garantes de la democracia’ si le tapan todo? El mundo tendrá que hacerse cargo”, afirmó.

Los representantes de las víctimas recordaron al secretario que el Gobierno de Mariano Rajoy está incumpliendo el Tratado de Extradición y Asistencia Judicial, vigente desde 1990, al negarse a colaborar con la causa. “El único que puede exigir que cumpla ese tratado es el Gobierno argentino. Por eso buscamos constantemente el apoyo de la comunidad internacional y cómo no, el de un referente en derechos humanos como es Argentina”, explicó a Público Manuela Bergerot, representante de La Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (CeAQUA).

“El expresidente Carlos Menem sacó un decreto para impedir que cualquier organismo colaborara con la Justicia española, que pedía la extradición de los responsables”

El Gobierno español no sólo ha espantado cualquier tipo de cooperación, sino que en mayo de 2013 realizó una protesta formal ante el Ejecutivo argentino cuando estaban por producirse las primeras videoconferencias entre Servini y las víctimas. En aquel comunicado, España alegó que se estaba incumpliendo el Tratado entre ambos países porque interpretaba que se necesitaba su autorización para que pudieran presentarse testigos ante el consulado argentino.

“El Tratado se hace cuando es necesario la colaboración judicial de un país con otro, no cuando las víctimas se presentan a declarar voluntariamente”, objetó Slepoy. “Pero este precedente de protesta nos sirve, porque hoy planteamos que ha habido un incumplimiento muy serio precisamente de ese Tratado. Hay un artículo que establece que por razones de urgencia, y lo es en caso de delitos de lesa humanidad, se puede pedir la detención previa en el marco de un proceso de extradición, y por lo tanto, es obligación detener a esas personas y ponerlas a disposición judicial”.

Eso significa que los seis exministros franquistas y los otros 12 imputados tenían que haber sido detenidos y puestos a disposición de la Audiencia Nacional. “El Gobierno español dio órdenes a la Interpol de España, además, para que no los detuvieran. Por eso pedimos al Ejecutivo argentino que eleve su protesta por el incumplimiento del Tratado ante un hecho tan grave como éste”, expresó el abogado.

“Baltasar Garzón llegó a emitir 198 órdenes internacionales de detención que fueron retrasadas sistemáticamente”

Slepoy considera que la situación con el Gobierno español es muy similar a lo que sucedió en Argentina ante los pedidos de detención hechos desde España para juzgar a los responsables de su última dictadura (1976-1983).

“El expresidente Carlos Menem sacó un decreto para impedir que cualquier organismo colaborara con la Justicia española, que pedía la extradición de los responsables”, relató el letrado. “Su sucesor Fernando De La Rúa moderó esa posición al establecer que daría traslado de cada denuncia que llegara a los jueces argentinos”.

No debe olvidarse que el juez Baltasar Garzón llegó a emitir 198 órdenes internacionales de detención que fueron retrasadas sistemáticamente. Años después, un juez argentino decidió detener a los máximos jerarcas de la dictadura. Así se desencadenó el fin de la impunidad en Argentina con el Gobierno de Néstor Kirchner, cuando el Congreso anuló las leyes que impedían juzgar a los responsables.

Los cambios en España también son paulatinos, pero visibles. Todos los partidos, menos el PP, firmaron este martes una resolución en el Senado para establecer una comisión de la verdad sobre el franquismo. Los organismos de derechos humanos en torno a la ONU insisten también con que España debe investigar los delitos de lesa humanidad cometidos en su propio territorio.

Los cambios políticos que pueden producirse a corto plazo en España pueden provocar, por último, el final de una impunidad que comenzó a resquebrajarse hace casi cinco años, cuando los primeros querellantes de la causa presentaron sus denuncias ante la Justicia argentina.

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La ONU advierte a España de que está “obligada” a extraditar a los mandos franquistas

El Gobierno se negó a extraditar a los 17 altos cargos acusados por la justicia argentina. El jefe para Derechos Humanos de la ONU dice que “no se está cumpliendo el derecho a la verdad de las víctimas”

Los exministros franquistas José Utrera Molina, Rodolfo Martín Villa y Fernando Suárez. EFE

GINEBRA.- España está “obligada a extraditar a los responsables de violaciones graves de los Derechos Humanos mientras no se tomen medidas para garantizar el acceso a la justicia y el derecho a la verdad de las víctimas ante las instancias legales españolas”, aseguró este viernes un grupo de expertos de la ONU en Ginebra.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos explicó, en un comunicado, que la declaración emitida hoy por el grupo alude a la decisión del Gobierno español de no extraditar a 17 acusados por la justicia argentina de violaciones graves de los Derechos Humanos durante el régimen franquista, incluidos varios exministros.

“La denegación de la extradición deja en profundo desamparo a las víctimas y a sus familiares, negando su derecho a la justicia y a la verdad”, indicaron los expertos de la ONU.

“La denegación de la extradición deja en profundo desamparo a las víctimas y a sus familiares, negando su derecho a la justicia y a la verdad”, acusa la ONU

En la nota, se explica que el grupo “ha mantenido comunicación con el Gobierno español en relación con las extradiciones ordenadas en octubre de 2014, en el marco de la llamada ‘querella argentina’,en la que se investigan fusilamientos, torturas, robo de bebés y otros delitos”, se añade en la nota.

La jueza argentina María Servini de Cubria había pedido la extradición para ser juzgados de 20 acusados en la causa que instruye desde 2010 contra crímenes del franquismo, entre los que figuran los exministros Rodolfo Martín Villa y José Utrera Molina.

Servini estableció que los delitos que investiga constituyen crímenes de lesa Humanidad y pidió poder juzgar a los responsables, bajo el principio de jurisdicción universal.

“Reconocemos que cabe entre las competencias del Estado español la posibilidad de denegar esta solicitud de extradición”, indicaron los expertos, pero, en ese caso, “tiene la obligación de garantizar, ante las jurisdicciones nacionales, el acceso a la justicia para las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos y el derecho a la verdad”.

Los expertos independientes recalcaron que los argumentos preliminares presentados por el Gobierno español “carecen de base, pues parecen ignorar y contradecir las normas y estándares internacionales de los Derechos Humanos”.

“En particular, el Estado español no puede escudarse en los principios de prescripción y extinción de la responsabilidad penal para no extraditar o juzgar a los responsables de violaciones graves de los derechos humanos”, señalaron, al insistir en que “la tortura, las ejecuciones sumarias y la desaparición forzada pueden constituir crímenes de lesa Humanidad”.

Los expertos resaltaron que “el derecho internacional es muy enfático: los crímenes de lesa Humanidad y los delitos de tortura son imprescriptibles, es decir que no ‘vence’ la obligación del Estado de investigar y sancionar a los responsables”.

“Asimismo, la desaparición forzada es un delito continuado y una vulneración permanente de los Derechos Humanos. La obligación de investigar perdura hasta que se esclarezca la suerte y paradero de la persona”, aclararon.

El Gobierno español también invocó los principios de jurisdicción preferente y de no doble incriminación, pero, según los expertos de la ONU, estos principios no son aplicables en este caso, ya que “más de 40 años después de los hechos en España no se han iniciado investigaciones sobre estos delitos, que incluyen tortura, desapariciones o ejecuciones cometidas durante el franquismo”.

El legado de la dictadura

Un artículo muy recomendable publicado en El País:

La verdad de la dictadura aún molesta

La sociedad española enterró el franquismo en su vida cotidiana, pero sigue dividida. Es la conclusión del debate entre Almudena Grandes, Julián Casanova y Mirta Núñez

Foto: De izquierda a derecha, Mirta Núñez, Almudena Grandes y Julián Casanova, en las instalaciones de EL PAÍS. / Luis Sevillano

Almudena Grandes se interesó por el pasado al descubrir que el progreso no viaja recto. A lo más convulso del siglo XX español le está dedicando una serie de seis novelas, Episodios de una guerra interminable. Julián Casanova comenzó a mirar atrás al concluir sus estudios de historia, asombrado por la amnesia respecto a aquellos traumáticos años. Mirta Núñez Díaz-Balart, que está al frente de la cátedra de Memoria Histórica de la Universidad Complutense, investiga la represión desde los noventa. Los tres reflexionan sobre el legado de la dictadura en este encuentro.

PREGUNTA. ¿Queda algo del franquismo 40 años después de la muerte de Franco?

ALMUDENA GRANDES. Lo que queda, que es muy poco, tiene que ver con Franco. Cuarenta años de represión atroz para bordar en el alma de los españoles el ideal imperial y ultracatólico no han servido para mucho porque, tras su muerte, la sociedad española dejó de tener que ver. Esa herencia se evaporó en la vida cotidiana, en los usos, en las costumbres. Sin embargo, queda una imagen del propio Franco que a él le habría gustado bastante.

JULIÁN CASANOVA. Quedan memorias divididas, que es normal siempre que hay pasados traumáticos. Tienen tres peculiaridades. La primera: dado que no se estudia el franquismo en las escuelas hasta tarde, una parte de la memoria se debe más a propaganda que a conocimiento. La segunda: el principal partido de la derecha tiene una relación poco libre con el estudio del franquismo, lo que no pasa en otras sociedades. Y tercero: tampoco ha habido buena gestión pública del pasado, con lo cual en 2015 no sabemos qué hacer con el Valle de los Caídos.

MIRTA NÚÑEZ. Hay estrategias en las que el franquismo fue muy eficaz: la criminalización de las víctimas de la Guerra Civil. También consiguió que la gente asuma los mitos y leyendas de los golpistas. ¿Cómo es posible que a estas alturas la gente siga hablando de alzamiento o de nacionales? Hay un sector amplio al que le molesta la historia, somos deudores del franquismo en la actitud ante la política.

Una de las hazañas intelectuales del franquismo es no desligar jamás la dictadura de la guerra”

Almudena Grandes

A. G. Tenemos la única derecha europea que no ha roto sus vínculos con el fascismo y eso hace muy difícil llegar a un consenso.

J. C. Lo que ocurre en España hasta 1945 está metido en el escenario europeo, y de 1945 a 1975 es una gran anomalía junto a Portugal. En Europa, son las tres décadas de fortalecimiento de la sociedad civil, de escuela y sanidad para todos, de confianza en el Estado porque da servicios. Ahora bien, cuarenta años después, tanto la Transición como la democracia como los españoles han tenido tiempo de echar abajo todo eso. Los vicios actuales son producto de gente que está en la actualidad. Que los políticos sean corruptos no es culpa de Franco y que los ciudadanos apoyen a corruptos no es culpa de Franco. Es verdad que queda mucho del franquismo en las memorias, pero también que es difícil encontrar en la historiografía europea un periodo tan bien estudiado en los últimos años con proyectos de investigación. La paradoja está en que los historiadores hemos dicho muchas cosas pero pasamos por mentirosos.

A. G. Por mentirosos o por sectarios.

J. C. Si yo me diera la vuelta al mundo con Julio César en vez de con Franco, la gente diría que soy el máximo especialista. Si lo hago con Franco, sobre el que tengo más fuentes, estoy bajo sospecha siempre. Mientras que a Elliott nadie le discute lo que dice sobre el imperio. Esto es curiosísimo. Muestra una desconfianza hacia la ciencia porque está hablando de cosas que te molestan y rompen la transmisión que te han hecho.

A. G. Una de las grandes hazañas intelectuales del franquismo, perpetuado por la generación de la Transición, es no desligar jamás la dictadura de la guerra. Es decir, son la misma cosa. Hacer un paquete para que la dictadura sea la consecuencia esencial de una cruzada por el bien y por Dios. Si eso era bueno, entonces su fruto también tiene que ser bueno.

M. N. Uno de los grandes éxitos del franquismo fue la estrategia de culpabilizar y otro el no cuestionar la estrategia de la benevolencia porque el régimen tenía una política de atrocidades terrible. Desde la muerte de Franco se ha trabajado exhaustivamente por los historiadores, pero han calado más los historietógrafos porque estaban más en sintonía con lo que generaciones de españoles estudiaron en el colegio o en su vida diaria.

A. G. La ignorancia tiene mucho que ver con esto. Los niños del franquismo no estudiamos el XIX porque era la bestia negra del régimen. Si lo hubiéramos estudiado, habríamos aprendido que en los levantamientos absolutistas, las partidas las dirigían curas y en los conventos se conspiraba. Como eso no forma parte de nuestra memoria porque no se estudia el XIX, la imagen de la Iglesia católica es la inmaculada de las pobres monjitas y frailes indefensos. Se ha roto el vínculo de la Iglesia de Franco con la Iglesia de Fernando VII, con el cura trabucaire.

Si diera la vuelta al mundo con Julio César en vez de Franco, me reconocerían como especialista”

Julián Casanova

M. N. Lo peor es que seguimos igual. El XIX se estudia muy poco. La historia se estudia muy poco.

J. C. Hay una perspectiva comparada que vale para todo esto. Hitler y Franco se las arreglaron para desvincularse de la parte más sucia de su pasado de tal forma que ha pasado mejor a la historia Hitler que el nazismo y Franco que el franquismo.

P. ¿En qué se diferencia España de otros países en la gestión de la posdictadura?

A. G. España es el único país europeo donde no hay una política pública de memoria. Somos el perro verde.

J. C. En esto hay tres modelos. El primero es en el que caen los fascismos a partir de 1945 y a la altura de los sesenta hay debates entre historiadores a propósito de lo que había significado el fascismo. Francia fue un poquito excepcional porque hasta finales de los setenta Vichy fue un problema. El segundo modelo viene de Grecia, Portugal y España. La revolución portuguesa marcó una transición diferente y en la española hay una excepción porque el partido de la derecha no tiene una mirada libre hacia el pasado. Y después está el modelo de las repúblicas exsoviéticas, que es muy traumático porque tienen Trianon, Versalles y fueron derrotados en el XVIII… Las memorias divididas van en la línea de qué les pasó para perder el imperio. Pero la excepcionalidad del PP es muy palpable en la historia europea.

A. G. Si el primer Parlamento democrático hubiera hecho una declaración de repulsa de la dictadura, todo habría sido diferente. Y lo que los españoles no comprenden es que un alemán, un húngaro o un danés no entienden que eso no se hiciera.

M. N. Vamos a la Transición. Hubo un mecanismo efectivo que fue el del silencio, y eso no fue replanteado. Por eso algo tan terrible como las exhumaciones…, ¿por qué no se apoya a nivel estatal las exhumaciones? ¿Por qué el PP ha bajado a cero el presupuesto de la memoria mientras dedica un cuarto de millón al Valle de los Caídos?

A. G. Que una familia de Murcia sepa dónde está su abuelo y quiera enterrarlo en su cementerio no tiene que ver con la política ni la ideología, es una cuestión de derechos humanos. Es muy desesperante que haya tanta gente que vincule esto a una posición política.

No se ha afrontado una política de la memoria y se ha dejado en manos de asociaciones y familias”

Mirta Núñez

J. C. La larga duración de la dictadura, que hace difícil conceptualizar de una sola pieza al franquismo, pesa muchísimo en las transiciones. La sombra alargada de los 40 años es muy importante. Hay represión y complicidad, pero el miedo, que no es cuantificable, permea en todos los ciudadanos.

A. G. Ese terror creó una memoria muy duradera que llega. Yo recuerdo muy bien el miedo ambiental y ya nací en el año 1960. Hubo una década de terror desatado, pero luego el control de la sociedad fue posible porque ese terror creó una memoria.

M. N. Hay mecanismos que confluyen. Por un lado el miedo, que es lógico porque se mata masivamente desde 1936 en zona ocupada hasta 1948 o 1950. ¿Que luego no se siguió matando igual? Lo sabemos, pero es que ya no hacía falta.

J. C. El terror burocrático que forja el miedo es un control de la sociedad impresionante. Ninguna dictadura dura 40 años solo con el terror. La represión tiene también consecuencias no contables. Los contables son los muertos, los expedientes de depuración, los presos, los juicios militares, pero hay consecuencias no contables a través de un control social donde el ciudadano medio que socialmente no le corresponde estar allí está con el franquismo.

P. ¿Qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal en estos 40 años?

M. N. Lo negativo es que no se ha afrontado una política de la memoria, no se ha hecho una comisión de la verdad desde el Estado cuando fue una dictadura sangrienta, lo poco hecho ha contado con una financiación que se ha racaneado y se ha dejado en manos de asociaciones y familias. Se han hecho bien aspectos que han resultado cojos, como la Ley de la Memoria Histórica.

J. C. Hay cosas que se han hecho bien. Los historiadores hemos tenido apoyos institucionales para la investigación de la Guerra Civil y la dictadura. Ha habido proyectos de I+D aplicados a la historia sin censura. La parte más negativa son las fosas y que tener a gente en las cunetas sea un objeto de discusión porque hay quien considere que no es importante. Tiene que haber una política pública de memoria.

M. N. Las asociaciones de la memoria histórica han sido muy positivas.

A. G. Es difícil ver aspectos positivos en lo institucional. La blandura de la Ley de la Memoria Histórica ha hecho daño a mucha gente. Una ley tan poco eficaz acaba empeorando más de lo que mejora. La sociedad civil ha ido muy por delante de las instituciones. La primera causa que fue capaz de movilizar a la sociedad después de largos años de atonía fue la memoria histórica. Todo lo conseguido, la sociedad se lo ha ganado a las instituciones por la presión. Falta un impulso nacional, pero estoy convencida de que esta batalla se va a ganar no por la Ley de la Memoria Histórica, sino por la ley de la gravedad. Las manzanas se caen de los árboles. Yo soy optimista.

¿70 años de paz?

Un artículo publicado en El País:

La nueva moneda de Felipe VI crea polémica al evocar “70 años de paz”

La inclusión de la dictadura franquista en este periodo desata críticas

Moneda de Felipe VI

Foto: Anverso y reverso de la nueva moneda de 200 euros.

La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FMNT) ha acuñado una nueva moneda con la efigie de Felipe VI y mucha polémica detrás, ya que conmemora los “70 años de paz” en Europa, tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, pero este periodo en España comprende buena parte de la dictadura franquista. Además, el lema se asemeja a aquel que utilizó Franco para conmemorar los “25 años de paz” al cumplirse un cuarto de siglo del fin de la Guerra Civil.

Joan Baldoví, diputado de Compromís, señaló que “no es de recibo que el Gobierno de España pretenda celebrar 70 años de Paz cuando este periodo alcanza la dictadura franquista de más de 35 años y que duró hasta finales del año 1975, atentando contra los principios de la vigente ley de Memoria Histórica”.

Por su parte, el representante permanente de la Generalitat catalana para la UE, Amadeu Altafaj, también criticó en Twitter (en inglés): “Nueva moneda en España: 70 años de paz. Eso incluye 40 años de la dictadura de Franco, paz del silencio y la muerte”. Además, arreciaron las críticas en la misma red social.

Se trata de la duodécima serie de monedas de colección del Programa Europa. Son dos monedas, una de ocho reales de plata (con un valor facial de 10 euros, pero que cuesta 45 euros) y otra de cuatro escudos de oro (200 euros de valor facial, pero que se compra por 675 euros). “En el anverso se reproduce la efigie de su Majestad el rey don Felipe VI, siendo estas las primeras monedas “proof en las que se reproduce su efigie”, explica la FNMT.

Republicanos españoles que liberaron París

Un artículo publicado en El País:

El jubilado español que liberó París

Rafael Gómez, de 94 años, es el único superviviente que puede contar qué hizo ‘La Nueve’

La compañía de republicanos escoltó a De Gaulle en 1944 por los Campos Elíseos

París 24 MAR 2015 – 21:09 CET

Foto: Rafael Gómez, el único superviviente que puede contar la historia.

Caía la tarde del 24 de agosto de 1944 cuando los soldados de La Nueve, una compañía de la División Leclerc, entraba en París, por la Puerta de Italia, dispuesta a liberar la ciudad. Entre vítores de los parisinos, los combatientes callejearon para evitar a los alemanes hasta alcanzar el Ayuntamiento de la capital. Las campanas repicaron. Ellos cantaron Ay, Carmela. Eran republicanos españoles y entre ellos estaba Rafael Gómez. A sus 94 años, iba a ser un rey, el de España, el que tenía presvisto rendirle homenaje este miércoles en la capital francesa por aquella gesta. Es el único superviviente que puede contarla. Vive modestamente en Longolsheim, a las afueras de Estrasburgo, la ciudad que Gómez también liberó en ese principio del fin de la II Guerra Mundial.

Gómez ha tenido una vida extraordinaria y su longevidad ha querido que sea ahora el representante de La Nueve, esa compañía admirada por su bravura, formada por 160 hombres, 146 de ellos españoles, la mayoría comunistas y anarquistas expulsados de su país. Hombres curtidos en la guerra civil que sufrieron el exilio, los campos de concentración y la muerte. Al final de la II Guerra Mundial solo sobrevivieron dieciséis, pero ganaron la batalla a los nazis y ahora Francia empieza a reconocer su valía.

En una pirueta del destino, Rafael Gómez, un republicano de corazón, iba a representar a La Nueve ante los Reyes de España en el homenaje previsto en París dentro de los actos de la visita de Estado cancelada tras la tragedia aérea de los Alpes. “No hay más remedio que pasar por ahí”, bromea por teléfono desde su casa de Estrasburgo. En otra pirueta, iba a saludar al bisnieto de Alfonso XIII, a quien también conoció en su adolescencia, cuando “le echaron de España y lo metieron en un barco”. Antes de eso, su propio padre, carabinero, sirvió en la guardia del bisabuelo de Felipe VI.

Rafael fue movilizado en España con solo 17 años en la Guerra Civil. Al final de la contienda se exilió en el país vecino, donde sufrió los rigores del campo de concentración de Saint Cyprian de la Francia colaboracionista de Vichy. Logró salir con vida y refugiarse en Orán (Argelia). Allí terminaría formando parte de la 2ª División Blindada del legendario general francés Phlippe Leclerc. En esas colonias africanas anidó su leyenda y la de sus aguerridos soldados españoles. Quizá porque, como el propio Gómez cuenta, el suyo era un batallón de choque, siempre en primera línea, sin retroceder un solo paso incluso ante enemigos supuestamente superiores. Fue entonces cuando Leclerc hizo su juramento de luchar hasta lograr poner la bandera francesa en la catedral de Estrasburgo. Gómez estuvo allí. Hoy, muchos de sus vecinos desconocen su gesta. Ignoran que la libertad de que disfrutan se la deben en parte a un modesto zapatero de origen español ya retirado.

Los hombres de Leclerc fueron trasladados de Argelia a Marruecos y de allí al sur de Inglaterra. Finalmente, a principios de agosto de 1944, cruzaron la Mancha y desembarcaron en Normandía. El camino hacia París registró pérdidas dramáticas. Muchos compañeros murieron en batalla, pero La Nueve fue la primera en llegar a París, el 24 de agosto de 1944. Al día siguiente, escoltarían con sus vehículos blindados al general De Gaulle por los Campos Elíseos. “Qué satisfacción y qué felicidad para aquellos españoles, combatientes de la libertad. París era un extraordinario símbolo para ellos”, escribiría treinta años después otro legendario militar francés que peleó junto a La Nueve, el capitán Raymond Dronne. Su hija, por cierto, quería haber estado en el Ayuntamiento de París en el homenaje a Rafael.

Muchos parisinos creyeron que aquellos soldados eran franceses, pero sus vehículos lucían nombres tan expresivos como Ebro, Guernica, Teruel, Guadalajara, Don Quichotte… El hispanista Robert S. Coale cuenta en el epílogo de La Nueve, del cómic de Paco Roca: “En mis primera investigaciones, me encontré una curiosa fotografía en color de los soldados en los Campos Elíseos en agosto de 1944. El uniforme era americano, pero sus vehículos llevaban nombres españoles y con el puño hacían el saludo del Frente Popular”.

Gómez no da importancia ahora a la gesta que vivió. Tampoco le gusta dar detalles. “Terminó bien, se ganó y estamos contentos”, dice y añade con amargura: “Pero la guerra…”. La periodista y escritora española Evelyn Mesquida ha relatado con detalle la historia en su libro La Nueve. Los españoles que liberaron París (Ediciones B) y sabe, tras entrevistar durante estos últimos años a media docena de combatientes –la mayoría ya fallecidos-, que su trauma les empuja a silenciar lo ocurrido. Ella ha luchado para que Francia reconozca, aunque sea tarde, sus méritos. Rafael fue uno de los que fue condecorado gracias a ella. “Me hizo mucha ilusión que me nombraran caballero de la legión de honor”.

Foto: Españoles a bordo de sus vehículos blindados bautizados con nombre español. El primera línea, ‘Guernica’. Es el 26 de agosto de 1944 / EVELYN MESQUIDA

De aquellos 146 hombres solo quedan dos: Rafael Gómez y Luis Royo, pero este último está hospitalizado muy delicado de salud. Todos albergaron durante años el sueño de volver a España para derribar a Franco. “No hubo manera”, dice Gómez. Una vez que los republicanos españoles llegaron hasta el Nido de Águilas, el refugio de Hitler, y una vez terminada la II Guerra, quedó sepultado el proyecto de seguir luchando contra el fascismo también en el sur. “Queríamos volver”, insiste Gómez.

Dice Mesquida que los de La Nueve son “los hombres de las cuatro traiciones”. Las grandes democracias europeas abandonaron su causa, Francia les maltrató al principio internándolos en campos de concentración, no lograron el apoyo logístico para luchar contra Franco una vez derrotado Hitler y, finalmente, también la Francia Libre de Charles De Gaulle, empeñada en afrancesar la Resistencia y la liberación, les condenó al silencio. Los mismos que escoltaron al general con sus banderas republicanas por los Campos Elíseos fueron luego conminados a abandonar sus estandartes. “No guardo ningún rencor”, asegura, sin embargo, Gómez.

Derrotado Hitler, Rafael Gómez volvió a Argelia. Allí se casó y tuvo cuatro hijos. En 1957 regresó a Francia, a Estrasburgo. El reconocimiento le llega a través de los libros que hablan de él. Un paisano, Alfonso Viciana, acaba de publicar también su historia. “Estoy yo dentro”, explica, “pero en casa nadie lo puede leer porque no saben español. Aquí hablamos una mezcla”.

Y si algo le hace ahora feliz es saber que la alcaldesa de París, la gaditana Anne Hidalgo, está detrás del homenaje que le habían preparado. “Es hija de un republicano; como yo”.