La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Curso de literatura española contemporánea

La guerra civil y el franquismo en la novela española actual

Los rojos de ultramar y el choque sociocultural de un exilado republicano en México

En este trabajo quiero tocar el tema de la adaptación de Arcadi a la realidad sociocultural de la plantación ”La Portuguesa”.

Arcadi era un republicano español que representaba los ideales progresistas de libertad, igualdad y justicia. Él emprendió un viaje al otro lado del mar, a un destino desconocido donde la realidad de la sociedad no respondía exactamente a esos ideales.

Arcadi y sus compatriotas fundaron una plantación cafetalera en la selva, al igual que siglos atrás lo habían hecho sus ancestros españoles en un medio socioeconómico que apenas había cambiado. Estos inmigrantes iniciaban una especie de repetición del viaje de los primeros conquistadores de América. La sociedad mexicana con la que se encontraron estaba fuertemente marcada por las diferencias sociales. Con la conquista y colonización del continente americano se instituyó el poder y la supremacía de la raza blanca, con su religión monoteísta. La vida social, cultural y religiosa del indigena fue censurada y su identidad practicamente destruida. Este fue el panorama con el que se encontró Arcadi en las selvas de Veracruz. Los indigenas con los que conviviía la familia de Arcadi estaban sumergidos en el atraso y la miseria; el alcoholismo era ente común y el destino fatal de la mayoría. Esto último como consecuencia de la destrucción de la sociedad y el medio económico y cultural en el que habían vivido en el pasado.

En el siglo XX la relación de descrimininación y explotación del indigena por parte de las clases económicamente dominantes en el continente americano se asemejaba en mucho a la que predominaba durante la colonización. El crecimiento y el desarrollo económico se veían en gran medida respaldados por las expropiaciones de tierras y la explotación del trabajo del indio. El concepto de indio se relacionaba como siglos atrás con inferioridad y desigualdad :La Portuguesa era una comunidad de blancos rodeada de nativos por los cuatro costados, el típico esquema social latinoamericano donde blancos y morenos conviven en santa paz, siempre y cuando los morenos entiendan que los blancos mandan y que, de vez en vez, lo manifiesten, para que los blancos no se inquieten, para que no empiecen a pensar que la cosa se está poniendo del cocol, que los criados empiezan a trepárseles por las barbas, ¡pinches indios!, les da uno la mano y luego te agarran el pie. Ese estilo convivencial vigente desde el año 1521” (pág 19).

En la novela se describe la acentuada desigualdad social que se vive en La Portuguesa , a pesar de que los cinco exilados trabajan cuerpo a cuerpo con los empleados” (pág.74). Los jefes y dueños son los exkilados. Los dueños son los únicos que tienen televisión y los otros habitantes del pueblo la pueden ver sólo por la ventana de la casa. Arcadi y su familia hablan entre ellos en catalán y esto acentúa el distanciamiento con los locales. Tambíen hay un ”odio” que viene de siglos atrás de los nativos hacia los ”nuevos colonizadores españoles” y un descontento por parte de los empleados de la plantación.

La hija de Arcadi está casada con un mexicano ”de buena familia”, donde no había indios.  “ Mi madre se casó con mi padre, un abogado de buena familia, es decir, una familia mexicana donde no había indios. Nunca en mi vida he tocado ni a un indio ni a un negro, decía el padre de mi padre, que era un viejo rico descendiente de españoles que poseía una plantación de caña en San Julián de los Aerolitos, una protuberancia selvática, salpicada de pedruscos enormes, que estaba entre Galatea y Tritón, en plena jungla veracruzana. Su aversión por lo moreno lo hacía sacarle la vuelta al café, al frijol negro, al huitlacoche, al chicozapote prieto y a la Coca-Cola, bebía whisky para no caer en la tentación del cuba-libre, que además de oscuro le parecía que era bebida de gente rascuache.” ( pág. 21).

Arcadi trata de romper el circulo vicioso del destino trágico de la familia de su criada Teodora tratando de darle una buena educación al hijo de ésta, Lauro. El intento de sacar a Lauro del medio de la selva y llevarlo a la universidad no tuvo éxito. Es de suponer que que en la universidad estudiaban sólo hijos de familias pudientes de la sociedad mexicana, quienes no verían con muy buenos ojos a un indio como compañero de clase sino que lo rechazarían. Lauro no se adaptaría a un medio hóstil a él y prefirió volver a Galatea a yudar a su madre. Lo que era lo mejor para Arcadi no tenía que serlo necesariamente para Lauro. Al fin y al cabo esa no había sido su decisión propia, el abandonar su familia y aspirar a un futuro que jamás se había imaginado ni deseado. Como consecuencia, Lauro no se encuentra a sí mismo y termina desmoralizado y deprimido. Esto podría ser un producto tardío del intento de anulación de la idiosincracia de sus antepasados. Sin embargo, esto es interpretado en forma fatalista por el nieto de Arcadi:” Mientras Teodora me contaba su tragedia, observé que el círculo que habían detectado mi abuelo y mi padre era, efectivamente, una maldición: las hijas de Lauro entraron a la cocina cargando las canastas de mis sobrinas, las hijas de Joan, que venían de comprar cosas en el mercado de Galatea.”(pág.23)

Por otra parte, Arcadi se contraría cuando humilla a Teodora tratándola como una criada antes que como a una invitada en la boda de Lauro,creo que bajo las presiones del qué dirán.

Se puede concluir que Arcadi cede bajo la presión de la sociedad que lo rodea. Una sociedad que impone moldes de comportamiento ceñidos a normas socioculturales arcaícas que benfician a patrones económicos mundiales de explotación e injusticia.

Bibliografía:

Soler, Jordi. Los rojos de ultramar

Ocho artículos sobre el franquismo

Ocho artículos relacionados con el franquismo publicados en El País:

El franquismo, 40 años después, en ocho artículos de Babelia

Cómics y libros en torno a Franco revisan la dictadura. Repasamos los títulos imprescindibles y el debate entre los historiadores sobre qué pervive de aquel periodo

8 ABR 2015

Los cuarenta años transcurridos desde la muerte de Francisco Franco han sido analizados a fondo en Babelia y por importantes novedades del mercado editorial. No solo los libros, también la historieta se ha sumergido en la realidad social de la España entre la Guerra Civil y la Transición. Los historiadores abordan el debate: ¿qué sobrevive de aquel régimen?

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Un franquismo de tebeo

El cómic hace memoria. El retrato de la vida cotidiana durante la dictadura constituye ya un subgénero de la historieta española, menos atenta a la figura del dictador. Por TEREIXA CONSTELA

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De la Guerra Civil a la Transición, en viñetas

Una selección de las seis mejores obras que dibujan los siniestros años de la dictadura

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La verdad de la dictadura aún molesta

La sociedad española enterró el franquismo en su vida cotidiana, pero sigue dividida. Es la conclusión del debate entre Almudena Grandes, Julián Casanova y Mirta Núñez

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Queda Franco para rato

Julián Casanova ha escogido a una decena de historiadores que saben lo que se traen entre manos para contarnos algunas partes de esta historia. Por JORGE M. REVERTE

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La sombra de Franco es alargada

Una eclosión de títulos sobre el dictador analizan la evolución de su imagen en la propaganda, los intentos de atentar contra él y sus apoyos en los servicios secretos. Por ENRIQUE MORADIELLOS

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¿Qué queda del franquismo?

La buena noticia es que el franquismo ya es historia. La mala, que su fin no significa que todas sus señas de identidad hayan desaparecido. Las dos visiones de ISAAC ROSA y MERCEDES CABRERA

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Trampantojo, por Max

“Maestro, ¿qué queda del franquismo?”… La viñeta de Babelia

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¿Está Franco en el infierno?

Cuarenta años después, todavía sobreviven entre nosotros vestigios de su paso por el mundo, en actitudes y pulsiones observables. Por M. RODRÍGUEZ RIVERO

La Academia de Historia reconoce que Franco fue un dictador autoritario

Una noticia publicada en Público. ¡Ya era hora que cambiaran la entrada!

La Academia de Historia reconoce que Franco fue un dictador autoritario

Incluirá en la próxima edición online de su diccionario biográfico una modificación de la entrada del dictador, que suscitó una gran polémica.

Franco

PÚBLICO

MADRID.- La Academia de Historia incluirá una modificación de la entrada referida a Francisco Franco en la próxima versión web de su diccionario biográfico, que según la información que maneja la Cadena Ser, podría salir el próximo mes de octubre. En ella, la Academia reconocerá que el dictador gobernó España de forma autoritaria.

La Academia, dirigida desde diciembre por su nueva presidenta Carmen Iglesias, enmendará de esta forma la polémica redacción de Luis Suarez, académico especialista en la época medievalista y también miembro de la Fundación Francisco Franco. 

No será el único cambio que afronte la institución, ya que Iglesias está decidida a reestructurarla casi por completo. La Academia de Historia podría externalizar sus servicios, lo que llevaría a un recorte de puestos de trabajo.

 

Alusiones al colonialismo en Los rojos de ultramar

Estudio las alusiones que se hacen al colonialismo en la Los rojos de ultramar de Jordi Soler y reflexiono qué significados llevan, llegando a conclusiones parecidas que en la clase. Se espera que el trabajo será completado con un fragmento en que se estudia cómo la literatura que trata temas de injusticia puede llegar a ejercer influencia en la legislación.

El protagonista de Los rojos de ultramar (Jordi Soler 2004) es nieto de un repúblicano exiliado de España en 1939. Arcadi, el abuelo, llega a la selva mexicana después de varios meses en Francia y encuentra allí con tres camaradas catalanes. Fundan juntos una empresa de café, y viven con sus familias en ese lugar remoto que se llama “La Portuguesa”.

El protagonista crece en La Portuguesa y vive su infancia allí en una comunidad que es formado por cinco catalanes, las mujeres e hijos de dos o tres de ellos y los nativos de cuales unos trabajan como sirvientes y otros (que son más) como trabajadores en la plantación. El narrador cuenta con más detalles de algunos de las personas que no son parte de la familia pero tampoco completamente desligadas a ella: Teodora, la criada que tiene más o menos la misma edad que Laia, la madre del protagonista, Lauro que es el hijo de aquella/esta, y en menor grado de Jovito que es el hijo de otra criada. Demuestra qué estrictamente el origen determina los límites de una vida y imposibilita el cambio de la clase social. Igual que su madre, los descendentes de Teodora acompañan a los hijos de la familia al mercado, con la misión de cargarles las canastas. Arcadi intenta cambiar el “círculo perverso” e impedir que la vida de Lauro siga la ruta predestinada,  inscribiéndolo en la escuela y tratándolo como a uno más de la familia. Al final, el proyecto fracasa y Lauro sigue los pasos de su padre.

También hace algunas alusiones generales a los nativos, por ejemplo:

“(…) una plantación de café. El proyecto era una simpleza, consiguieron un terreno a unos cuantos kilómetros de Galatea y durante los fines de semana de varios meses, con la ayuda de media docena de nativos (…)” (p. 45)

y otras a ‘trabajadores’, es decir, nativos:

“Las ventajas productivas que tenía el aumento en la población de trabajadores de la plantación comprendían también un germen de descontento social que comenzó a hacerse grande (…)” (p. 61)

En estas alusiones los nativos son un colectivo de que no se dan características, lo cual da una sensasión vaga e impersonal del subjeto. Refuerza la impresión de la frontera entre la clase de los criollos y la de los indígenas, aquellos tratando a estos como el aire u otra cosa insignificante. En ocasiones el narrador hace la frontera claramente visible. En las primeras descripciones sobre La Portuguesa como solían ver la televisión el y su hermano:

“Ahí estábamos mi hermano y yo, el par de blancos, mirando cómodamente el televisor
desde nuestro sillón verdoso, a tres metros escasos de esos nativos que se apelotonaban en la ventana, éramos el ejemplo vivo de ese encuentro entre dos mundos que lleva siglos sin poder consolidarse.” (p. 49)

y también que “(…) los unos comenzaron a sentir como una afrenta las posesiones de los otros, que vivían ahí mismo en sus casas grandes, separados por una alambrada de las casas chicas de ellos.” (p. 61)

Lo que hace esta situación colonial menos tradicional y proporciona algo de nuevo punto de vista, y también suscita otras preguntas, es la convicción política de los ‘blancos’. Son repúblicanos exiliados, es decir supuestamente oponen a tal orden social injusto. Sin embargo, allí viven, en dos áreas separados. ¿Por qué? ¿Qué les impide realizar sus ideales? Por otro lado, no se conforman completamente a la tradición de quinientos años. Arcadi intenta cambiar el rumbo de la vida de Lauro, y cuando desacuerdo sobre los salarios lleva a Arcadi y González (uno de los catalanes) y el líder sindical a prisión por un rato, aquellos hacen amistad con él. Pero, en la mayor parte las relaciones entre los catalanes y los indígenas refrejan la antigua realidad colonial de México. Quizá demuestra como siempre hay abismo entre los ideales y la realidad. También hace considerar el concepto de heroismo y el hecho de que en las representaciones sobre la Guerra Civil, el papel de los “buenos” es claramente el de los repúblicanos, esto creando implícitamente la idea de que por su bondad natural no podrían ser opresores, sean las circunstancias los que sean. Pero no es así, y a pesar de los ideales de igualdad acaban en una comunidad muy tradicional, practicando las relaciones de poder de siempre.

Aunque los ‘rojos del ultramar’ provocan sólo un cambio mínimo en las estructuras coloniales, es una señal del proceso que empezó en el siglo veinte y que se desarrolla todo el tiempo, muy lentamente pero se desarrolla. Es un pequeño paso en el camino a la igualdad en Latinoamérica. En La Portuguesa están presentes varios fases de este proceso: están los antiguos franquistas, que no comparten ni una de las ideas de los repúblicanos, están ellos, que se conforman pero no en todo, y está Lauro, que casi tiene la posibilidad a una vida mejor.

 

SOLER, Jordi (2004): Los rojos del Ultramar. Madrid: Santillana Ediciones Generales, S. L.

Los dolorosos efectos del exilio (tercer trabajo)

“El exilio es el hecho de encontrarse lejos del lugar natural (ya sea ciudad o nación) y puede definirse como la expatriación, voluntaria o forzada, de un individuo mientras que alguna circunstancia deniega explícitamente el permiso para regresar por amenazas de cárcel o muerte. Algunos autores utilizan el término “exiliado” con el sentido de “refugiado”. Puede ser una forma de castigo y soledad.”  Así  el Wikipedia define el término “exilio”.

Pero después de leer Los rojos de ultramar de Jordi Soler, uno se entiende, que el concepto del exilio es mucho más amplio. El autor mismo ha dicho: “el exilio es mucho más que no estar en el sitio donde has nacido, y […] es mucho más que no poder regresar: es no poder volver, aunque vuelvas” (EL PAÍS, 10/12/2007). El exilio afecta al exiliado y a su familia tanto físico, como psíquico. Es mutilación de una persona y su vida, un desarraigo cultural. Quería escribir sobre este tema, porque es el tema principal de Los rojos de ultramar,  y Jordi Soler ha hecho muy buen trabajo describiéndolo en su libro, utilizando las memorias de su abuelo Arcadi.

Durante la Guerra Civil y la posguerra, medio millón de ciudadanos españoles se vieron forzados a irse de España y desplazarse a otros países, como por ejemplo a Francia, a México y a Argentina, huyendo de la represión del general Franco. Los republicanos que se refugiaban en Francia, eran encerrados en campos de concentración, como Arcadi. Argelès-sur-Mer, donde Arcadi fue capturado, era el más grande. Más de cien mil españoles tenían que pasar durante meses a la intemperie y experimentar las condiciones extremas. Las posibilidades de sobrevivir y además de liberarse, eran muy pocos. Cada día había muertos de frío, de enfermedad o de desesperanza. Arcadi pasó allí dieciséis meses antes de lograrse a escapar, y con la ayuda de embajador de México, Luis Rodriguez, se exilió en México y se instaló en la selva de Veracruz,  donde constituyó una plantación de café.

Evidentemente, el exilio cambió totalmente la vida de los refugiados españoles. “No sólo habían perdido la guerra, también su país, su casa, su familia y sus libros, todos esos elementos que nos hacen personas” (SOLER, JORDI, 09/06/2014). Había que rehacer la vida. Había que sobrevivir.  Era exilio casi totalmente de su vida pasada, todo lo que les quedaba era el futuro.  Y en muchos casos, no era fácil empezar de cero. Arcadi lo hizo bastante bien, pero eso requería mucho trabajo. “[…] los exiliados se sienten asediados, entre otros elementos por la naturaleza hostil a la que no están acostumbrados” (COLCHERO DORADO, 2008: 18).

Como muchos otros exiliados, Arcadi y sus amigos catalanes nunca se arraigaron del todo en México, sino que consideraban que estaban en México temporalmente. “Los prósperos empresarios cafeteros son conscientes de que lo que han conseguido supone una garantía de futuro, y que no pueden quejarse de lo que han llegado a hacer ni del porvenir que les espera, la queja viene, por tanto, por no haber sido ellos los que han elegido ese futuro, sino que les haya sido impuesto por otras personas y circunstancias adversas“ (COLCHERO DORADO, 2008: 19). Este pensamiento, de no haber podido elegir su futuro ellos mismos, es muy esencial, porque esto hace que el exiliado es, y siempre será, una especie de esclavo, un condenado.

Cuando España en 1955 ingresó en la ONU, Arcadi y sus aliados crearon el complot para matar a Franco y regresar a España. El complot fracasó, sin embargo, y en un accidente Arcadi perdió el brazo izquierdo.

“La extremidad amputada será un recuerdo constante de su pasado, al mismo tiempo que podemos pensar que dicha mutilación de Arcadi no es sino una metáfora, que “el exilio republicano [fue] extirpado de la historia oficial de España” (16). La falta, la pérdida del brazo, no es sólo una ausencia física, sino una parte importante de su psique, una parte que, aunque pudiera parecer imprescindible, se nos demuestra que no lo es. El personaje se adapta a su nueva vida, crea una nueva vida, en otra tierra, y es perfectamente capaz, a pesar de la presencia constante del pensamiento del regreso. El exilio, pues, como hemos dicho, mutila, y la idea de volver, la repetición de la historia, no recupera ni elimina la herida”(COLCHERO DORADO, 2008: 25-26).

Dos años después de la muerte de Franco, Arcadi finalmente viaja a España, a Barcelona. Pero ya prevé que va a pasar. “Los tres meses que habían destinado para ese viaje de reencuentro terminaron reduciéndose a quince días en los que Arcadi se paseó como una sombra por el territorio de su vida anterior (SOLER, 2004: 85)”. Intentó buscar referentes, buscar a sí mismo, pero no reconocí nada. Su hermana era solo una voz, su antiguo piso ya no existía, y la lengua catalán que había preservado tenía un notorio acento del ultramar. El Barcelona que conocía ya no existía en otros lugares que en sus filminas. Vivido ya más años en México que en España, Arcadi tenía ahora su vida y su hogar allí, en México, y no en España.  España era el país que se le habían quitado a su familia, y no había regreso.

Con todos los horrores y dificultades el exilio hace también cambios profundos en la personalidad. La frase  “era la guerra de otro” (SOLER, 2004: 7), repite muchas veces en el libro, porque Arcadi de España y antes de la guerra no es el mismo hombre que Arcadi de México, después de la guerra y los años pasados.

“La aparente locura de Arcadi al final de la novela, aislado del resto del mundo, de la realidad que él mismo construyó en ese pedazo de la selva, bien puede ser una representación de la claudicación total en la que se encuentra el personaje, que no considera a España ya como su casa, pero al que tampoco hemos escuchado alabar a México en ningún momento. […] La incertidumbre en que se encuentra su identidad, se ve perfectamente reflejada en sus cambios radicales de los últimos años, pero sobre todo en ese exilio voluntario, que ha elegido para terminar sus días” (COLCHERO DORADO, 2008: 30-31).

El exilio trasciende lejos. Soler comenta que “los nietos de la guerra también somos mutilados. Es como una metáfora [la falta del brazo de Arcadi]: esa mano que les faltaba era la España que nos faltaba a nosotros” (MORA, 10/06/2005). También ha dicho, que “el exilio es […] no pertenecer ya a lugar alguno, aceptar la condición de extraño, tener siempre que reinventarse” (EL PAÍS, 10/12/2007).

Soler describe en una entrevista en un vídeo, que es mexicano en España y español en México (EL exilio Jordi Soler). “[…] el exilio es una condición con la que cargas de por vida”.

 

 

Biografía:

SOLER, JORDI, 2004. Los rojos de ultramar. PDF

COLCHERO DORADO, ROSARIO, 2008. Recuperación del olvido en Los rojos de ultramar de Jordi Soler. Chapel Hill. PDF

SOLER, JORDI, 09/06/2014. “Una casa para los españoles al otro lado del mar”, El País [online], http://economia.elpais.com/economia/2014/06/09/actualidad/1402339556_825074.html

SOLER, JORDI, 01/02/2008. “La ignorancia”, El País [online], http://elpais.com/diario/2008/02/01/opinion/1201820404_850215.html

EL PAÍS, 10/12/2007. “Plantación con elefante”, El País [online], http://blogs.elpais.com/el_rincon_del_distraido/2007/12/plantacin-con-e.html

MORA, ROSA, 10/06/2005. “”Los nietos de la guerra también somos mutilados””, El País [online], http://elpais.com/diario/2005/06/10/cultura/1118354406_850215.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Exilio

EL exilio Jordi Soler (un vídeo youtube), https://youtu.be/f30YPrXpaQo