Diario de aprendizaje IV (Päivi)

¿Qué nos sucede cuando envejecemos? ¿Qué sucede a las eminencias cuando pasa el tiempo? ¿Un asesino serial sigue siendo igual de espantoso cuando ya se le cae la baba y está en una silla de ruedas? Tanto la novela Llegada para mí la hora del olvido como la película ¡Buen viaje, excelencia! dan lugar a preguntas de este tipo y voy a reflexionarlas en este diario.

Tanto Llegada para mí la hora del olvido (de aquí en adelante: Llegada) como ¡Buen viaje, excelencia! ilustran la debilidad de la vejez de Franco. De cierta manera este tipo de representaciones sirven para abrogar la imagen casi mítica de los personajes admirados, temidos y odiados como Franco. Se puede decir que tanto Llegada como ¡Buen viaje, excelencia! mofan de Franco o por lo menos ofrecen al lector y al espectador un punto de vista que no solemos tener de un dictador. Parece que los síntomas o consecuencias de su vejez le desarman y vemos un Franco más íntimo y vulnerable. Las dos obras nos muestran un anciano senil que esta completamente perdido entre las memorias de sus mejores años y el presente en que ya no goza de buena salud. En Llegada tiene el delirio de volver a Galicia y en la película se abisma en las memorias en medio de una negociación con los políticos. Aunque Franco sigue teniendo las riendas, las dos obras nos demuestran que debería estar ‘jubilado’ desde hace mucho tiempo. En la película su voz y sus problemas de pronunciación crean una imagen de deficiencia mental. Sus parientes cercanos insisten que Franco se encuentra bien, a lo mejor porque tienen miedo de las consecuencias: tienen el presentimiento que con la caída de Franco van a cambiar muchas cosas en la sociedad española.

Las dos obras me dieron la impresión que Franco, como muchos dictadores y jefes autoritarios, fue muy solitario. Creo que esa soledad fue creada paulatinamente tanto por Franco mismo que por su estatus social. Tomar este tipo de posición social parece implicar el abandono de la vida privada. Por lo menos en la película Franco es un dictador incluso en los ojos de su propia familia. Cuando ya no es capaz de mandar, empieza a sentirse inseguro. No tiene gente que tenga la audacia de contradecir. Es por eso que en la película se acoge a la protección de la señora (médico) que le recuerda mucho a su madre y que parece ser la única persona en su sano juicio en el palacio. De una manera estas representaciones nos ayudan a desmenuzar la autoridad de una persona espantosa que se ha tomado la justicia por su mano. Muestran que al final de su período en poder cualquiera le hubiera podido ganar en el duelo. Al mismo tiempo sirven a ilustrarnos que Franco también era un ser humano: un ser humano vulnerable que tiene sus penas, traumas y tragedias. No quiero decir que la vejez de una persona vuelva más aceptables sus crímenes, pero que al fin y al cabo ellos envejecen, se vuelven chochos y mueren por lo divino e inmortal que hayan parecido.

Como dijo Ruth en la penúltima clase, en la Llegada se puede percibir cierta ternura, algo que no solemos asociar con un dictador como Franco. En mi opinión la representación de Franco en ¡Buen viaje, excelencia! es ambiguo. Por un lado la película mofa de Franco de una manera que no era posible durante la dictadura. Podría ser una comedía: nos ofrece un Franco que parece estar demente, que caza sus animales domésticos y se encierra en el baño para llorar por la muerte de un subalterno. También me llamaron atención algunos detalles del marco en que vive Franco: las moscas y la oscuridad – efectos intencionales en la película. La oscuridad de su palacio no era solamente debida a los problemas técnicos que tuvimos al mirar la película sino era realmente muy oscuro. Creo que eso simbolizaba el retraso y el estancamiento del Caudillo y de su régimen. A lo mejor las moscas fueron solamente herramientas para añadir a la cómica de la película, pero también estaba pensando que contrastaron muy bien el sentimentalismo de la película porque las moscas pueden servir casi en el mismo papel que las ratas en las películas de propaganda antisemítico – que la gente puede asociarlas moscas con lo podrido, que el palacio hierve de moscas porque hay algo (o más bien alguien) podrido.

Por otro lado, la representación de Franco en la película es algo muy sentimental, casi nostálgico. Algunas escenas que demuestran la decadencia de la dictadura y la caída paulatina del dictador mismo evocan compasión. Para mí por ejemplo la visita de Horneja fue una escena muy triste; sentí lástima por Franco – no por el Franco como dictador, pero por el Franco como un anciano que ya no vive en el presente sino en el delirio y en sus recuerdos pasajeros. Sin embargo, esa misma escena de Horneja sirve también para ilustrarnos la insensibilidad de Franco: cuando le viene a la memoria la imagen de la tortura de alguien, sólo tiene ganas de comer huevos y chorizo. Las dos obras me parecieron muy interesantes justamente por el punto de vista íntimo en la representación de Franco. Si les interesa la ficción ‘dictadoresca’ , les recomiendo The Castle in the Forest (2007) de Norman Mailer (traducido al finés como Aadolfin linna).

Diario de aprendizaje III (Estefanía)

En estas clases hemos tratado la novela Soldados de Salamina, obra que se puede estudiar desde diferentes puntos de vista: desde la metaliteratura, el punto de vista histórico, o el social (como ha evolucionado la sociedad de la guerra civil hasta la sociedad de Cercas).

Los personajes más importantes son reales, pero sus historias no. El “Javier Cercas” personaje no es el Javier Cercas autor. Él, autor, es filólogo hispánico y, actualmente, es profesor de literatura española en la universidad de Gerona, está casado y tiene un hijo; mientras, el Javier personaje es periodista y escritor, y su estado civil es separado, y ha tenido varias historias sentimentales; actualmente, está con Conchi, (un personaje histórico, humorístico o, como dice Eva Antón en su artículo, una muestra de la misoginia del autor).

Y Rafael Sánchez Mazas –el real-, no se parece mucho al de la novela, (algunos críticos consideraron la novela “algo” franquista, porque se olvida de los hechos que este hombre realizó posteriormente a la guerra). Sánchez Mazas fue miembro fundador de la Falange Española, compuso tanto la oración por los muertos de Falange, y a posteriori, participación en la composición de la letra del Cara al Sol, himno de la Falange. Y fue ministro, sin cartera, de Franco. (Y, casualmente- curiosamente, estuvo exiliado en la embajada de Chile). Fue uno de los responsables de la Guerra Civil de España. Por culpa suya y de cuatro cinco tipos como él, se desató una guerra entre hermanos.[1] El modo en que se liberó del fusilamiento durante su encarcelamiento republicano inspiró Soldados de Salamina. Gracias a la obra de Cercas mucha gente conoció a esta persona, y, sus experiencias inspiraron al autor.

Roberto Bolaño, era un escritor y poeta chileño, que se exilió a Cataluña. Apoyó el proceso de reformas sociales de Salvador Allende y se unió a la resistencia contra el nuevo orden dictatorial de Pinochet. El movimiento infrarrealista –que él había creado- tuvo como guía la ruptura con lo oficial y establecerse como vanguardia.

A Trapiello es un escritor, editor y tipógrafo que ha llegado a preparar ediciones de la obra de Sánchez Mazas.

Todo esto se inscribe en la autoficción, estar en un campo intermedio entre los dos grandes pactos literarios, entre los relatos “verdaderos” y los “ficticios”. El autor busca la ambigüedad, y para eso juega con el proceso paulatino de apropiación de la memoria/ historia. Uno de los factores que refuerza la confusión que facilita lo llamado “relato real” es el uso de personajes reales y/ o circunstancias reales. Y, también, dentro de la metaficción está el uso de escritores profesionales como personajes, y, en este caso tenemos varios: Cercas, Sánchez Mazas, Sánchez Ferlosio, Bolaño, Trapiello..).

Para concluir, me parece relevante el hecho de que Cercas, a través de la ficción, haya conseguido que las nuevas generaciones sepan quienes fueran personas, que directa o indirectamente, han marcado la historia de España, y, al utilizar nombres de personas reales e irreales, igualmente, provoca la confusión del lector. Y, eso es uno de los puntos más interesantes de dicha novela.

Un hecho anecdótico es, como dice Leopoldo de Trazeguies Grande, el título de “soldados de Salamina”. Porque existe un paralelismo entre la novela y la susodicha batalla que existió entres los griegos y los persas: la confusión. Terminamos la novela sin saber el proyecto de la República, quienes eran los militares golpistas, porque andaban los republicanos huyendo por los montes de Francia, que defendían ambos, que atacaba los otros… tal vez, porque al autor no le arece relevante. O, el final, no acabamos de saber su Miralles es el miliciano que Cercas busca.

CERCAS, Javier. Soldados de Salamina. Ed. Tusquets. Barcelona.

ANTÓN, Eva: “Soldados de Salamina: Guerra y Sexismo, otro ejemplo narrativo de la reacción patriarcal”. Labrys, études feminines, 16, 2006.

TRAZEGUIES GRANADA, Leopoldo. Hablando de los griegos. www.trazeguies.arrakis. es/cercas2.html.

PONIATOWSKA Elena. México D.F. 6 de julio de 2003. La jornada.


[1] Elena Poniatowska. México D.F. 6 de julio de 2003. La jornada.

Diario de aprendizaje II (Ruth)

Luna de Lobos,  de Julio Llamazares.

En 2001, en la presentación del libro Maquis, de Secundino Serrano, Llamazares y el entonces secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero lamentaban el olvido en que se encontraban los guerrilleros antifranquistas durante la democracia. En ese momento vivían unos 40 ó 50  guerrilleros de los aproximadamente 6000 “de los del monte”. En esa ocasión, en que se les rindió un homenaje en la Casa de América de Madrid, Llamazares dijo, refiriéndose al libro de Serrano:  “El secuestro de la memoria de la transición ha confundido perdón con olvido y este libro viene con 25 años de retraso pero, por fin, se hace justicia con los grandes perdedores del siglo XX en España” (1).

También él ha contribuido a poner en el mapa histórico de España a los hombres del monte. Con Luna de Lobos, seis años anterior a Maquis,  Llamazares rescata la memoria de la guerrilla antifranquista. Para ello se basó en las historias escuchadas en la zona León cuando era joven y también en el caso de algunos guerrilleros como el de Gorete (2).

Personalmente pienso que Luna de lobos, esta historia  sobre un grupo hombres del maquis contada por uno de ellos,  es uno de los libros mejores y más hermosos que he leído en los últimos años. La evolución de los personajes, de grupo solidario a lobo solitario, la evolución del paisaje de montaña a madriguera, están muy bien logradas, utilizando símbolos como la nieve, el silencio, la luna. También las condiciones políticas y sociales en las que vivían los españoles en las zonas rurales y montañosas al final de la Guerra Civil y durante los primeros años del  franquismo quedan muy bien retratadas.  Aunque el tema central del libro no sea la política o la guerra sino sus consecuencias.

Aunque es una novela dura, sin sentimentalismos, encuentro que no es desesperada, que hay solidaridad y amor  y aunque el protagonista llegue a vivir prácticamente como un topo en la última parte del libro, no se entrega ni se suicida, sino que continúa luchando por su supervivencia hasta que logra subirse a un tren que lo llevará a Francia. Por mi parte prefiero creer que no fue detenido en la frontera y que se sumó a la larga lista de exiliados españoles, con todo lo que el exilio puede significar.

Uno de los aspectos literarios más interesantes es el lenguaje, por la cantidad de imágenes que utiliza para describir el paisaje, refugio y peligro a la vez, la luna y los animales. Emplea frecuentemente  metáforas y personificaciones para crear un ambiente claustrofóbico en plena montaña.  Hay que destacar  especialmente el lirismo con que describe  los ruidos y el silencio, dos opuestos de  variable significado. A veces el silencio significa seguridad, a veces muerte. Los ruidos a veces son tranquilizadores, las más, alarmantes. 

“Sólo el silencio, enroscado como un animal  ciego entre los matorrales ..”. pág. 113 (3)

El paisaje se va degradando a medida que la novela avanza.

“El calor es húmedo asfixiante. Fermenta sobre sí mismo como un animal corrompido. Se pudre”.      pág. 27

“El cielo se torna del color del hierro viejo y, en lo alto de los chopos, la luna se deshace como un fruto podrido.” pág. 47

Si bien está basada en algunos hechos reales, no se puede decir que el libro sea una realidad “ficcionada”, como en La voz dormida, de Dulce Chacón.

(11)    El País, Madrid, 29.3.2001

(22)    “Adiós a Gorete”, En Babia, Seix Barral, Barcelona 1991

(33)    Luna de Lobos, Julio Llamazares, Seix Barral, Barcelona 2002

Diario de aprendizaje III (Ruska)

La novela Soldados de Salamina escrita por Javier Cercas me parece un libro un poco curioso, por ser una novela de autoficción. Para alguien que no sepa tanto de la historia de España (como yo por ejemplo) es un poco difícil darse cuenta al leer el libro de que no se trata de una autobiografía real del escritor, sino una novela que escribe ficción de lo real.

A mí personalmente me gustó más la última parte del libro y por eso me concentraré en ello. Lo más importante que sucede es cuando Cercas busca y encuentra a Miralles y decide ir a Francia a un asilo de ancianos a visitarle. El encuentro con el viejo jubilado y ex-soldado cambia bruscamente la trama del libro, porque hasta entonces lo más importante para Cercas era poder terminar el libro que estaba escribiendo, y para ello le hacía falta encontrar al soldado que no fusiló a Rafael Sánchez Mazas, y hablar con él para saber lo que sintió en aquel momento cuando salvó la vida de un enemigo. Pensaba que este soldado era Miralles, pero resulta que no lo era. Pero después de las largas conversaciones con Miralles ya no le importa encontrar al soldado, porqueCercas se entera de que en una guerra no puede haber vencedores y cuando uno mata o no mata a una persona en una guerra no siempre piensa en ello. Simplemente ya no siente nada por todo lo que le ha sucedido y lo que ha visto durante la guerra.

Políticamente se puede ganar una guerra, pero deja mucho sufrimiento y traumas en la mente de las personas.En una guerra cada soldado hace lo que tiene que hacer y mata cuando es su deber y sólo está cumpliendo las órdenes. Cuando la gente mata unos a otros por razones políticas o por cualquiera otra razón, no se puede decir que los que hayan matado más sean los vencedores. En una guerra pierden todos; mueren los familiares, muchas personas se lesionan o se quedan inválidos, se destruyen casas etc.

También me gustaría saber por qué el escritor del libro (Javier Cercas) hace del protagonista Javier Cercas una persona tan desagradable y apático. Por qué Cercas es un personaje tan machista y pesimista, que no aprecia a su novia Conchi y que siempre ve primero lo negativo que hay en la gente y que al principio parece que ni siquiera consigue terminar el libro que está escribiendo. Me gustaría saber si el carácter del escritor tiene algo que ver con el carácter del personaje. Puede ser que todo sea ironía y que Cercas sea una persona totalmente diferente del protagonista del libro, pero dudo que esto sea toda la verdad. Otra visión del libro totalmente diferente que tengo, sería que Cercas releva algo negativo de su propio carácter y de sus pensamientos al lector através del protagonista y que esto sería algo que nunca se atrevería a decir a nadie en la vida real.

Es probable que sea cierto, porque todos nosotros tenemos también pensamientos “malos” y negativos que no queremos sacar a luz para no ofender a otras personas y para dar una impresión lo más positiva posible de nosotros mismos, y quizá los tenga también el autor de Soldados de Salamina.

Diario de aprendizaje III (Päivi)

Soldados de Salamina (2001) de Javier Cercas me hizo pensar en Mantissa (1982) de John Fowles que leí hace poco, porque las dos obras utilizan la estructura de ‘mise en abyme’ e ilustran el proceso de escribir una novela.  A pesar de ser novelas autogeneradores, Soldados de Salamina de Cercas y Mantissa de Fowles son muy diferentes. Como hemos visto en la clase, la novela de Cercas podría ser clasificada en el género detectivesco, mientras que la de John Fowles pertenece indudablemente en el grupo de las obras autorreflexiva del posmodernismo. De cierta manera, las dos obras se ridiculizan y hacen burla tanto del autor mismo como de los lectores. Mantissa es una parodia de un autor postmodernista tratando de crear un texto autorreflexiva. En otras palabras, tanto Mantissa como Soldados de Salamina no son sólo ficción sobre ficción, pero ficción sobre un autor que crea ficción (sobre ficción). También contienen varias características típicas del posmodernismo. En este diario de aprendizaje voy a concentrarme en comparar algunos aspectos de las dos obras.

 En Mantissa hay solamente dos personajes, el autor llamado Miles Green y su musa, Erato. Sin embargo, Erato no es un personaje en el sentido tradicional del término. De hecho, aunque la novela consista en los diálogos entre Miles Green y Erato, Erato es solamente un producto de las reflexiones de Miles Green. Tanto Miles como Erato son personajes inestables. Me parece que su papel en la novela es solamente representativo, o más bien introductivo. Son vehículos del autor que le permiten introducir nuevos temas y discusiones. Según Ellen Pifer (1986: 167), “every element of Fowles’ novel points away from itself to something else; no character stands by himself or for himself. Concerned only with producing a ‘text’ and simultaneously intent on acting a part in that text, Miles Green ultimately fades as a character, disappearing into the system of mirrors his self-reflexive situation creates” (167). La actividad mental de Miles Green es el único acto en la novela. Sin embargo, sus pensamientos tienen tanto poder que Erato, que es el producto de los pensamientos de Miles, también tiene sus propios pensamientos. De hecho, me parece que Miles no es más que un provocador para Erato y, al dar la palabra a Erato, Miles (y Fowles) arroja(n) luz sobre el punto de vista que muy a menudo pasa inadvertido, el de la musa del autor. 

 Comparada a la novela de John Fowles Soldados de Salamina hierve de personajes. Como hemos visto en clase, hay más de 200 personajes en la novela, de los cuales aproximadamente 130 tienen nombre. También tiene un argumento que es fácil de seguir. A pesar de las indiscutibles diferencias entre las dos obras, me parece que la novela de Cercas tiene la misma tendencia a la ironía que la novela de Fowles. El personaje del ficticio autor Cercas es creíble pero no muy simpático. Sin embargo, Cercas (el ficticio) con sus comentarios provocativos me parecía bastante interesante. En este sentido la descripción de Miles Green de Pifer (arriba) no es apta para el ficticio Cercas. Conchi, la musa de Cercas, parece ser de carne y hueso, pero puede sin embargo ser comparada a Erato en Mantissa. Por lo menos es igual de cómica que Erato. En mi opinión, es con la ayuda del personaje de Conchi que ‘el verdadero Cercas’ llega a ridiculizar el ‘ficticio autor Cercas’. En las dos obras, los personajes femeninos tienen los pies sobre la tierra y guían a los autores con sus comentarios críticos. De hecho, las novelas (que escriben los autores ficticios en las dos novelas) no podrían ver la luz sin estos personajes femeninos.  

Comparada a Mantissa la novela de Cercas (el autor verdadero) no contiene mucha revisión, indecisión o vacilación; características que Katherine Tarbox menciona en su aguda definición de la obra de Fowles: [Mantissa] es “a kind of alter novel, the dark underside of an ordinary novel.  It contains all the deliberating, the hagging, the incessant rethinking and revision that go on during the process of writing; and its main subject is its own coming into being” (1988: 125).  En mi opinión las dos obras logran con su juego de la construcción de ‘mise en abyme’ al mismo tiempo que tratan de los problemas de la ficción en la forma de ficción. En Mantissa Miles Green dice que “serious modern fiction has only one subject: the difficulty of writing serious modern fiction” (Fowles, 117). Los dos autores ilustran esa “dificultad de escribir ficción moderna y seria”, pero lo hacen con cierta hilaridad. Este tipo de contradicciones parecen ser típicos al posmodernismo. Novelas autorreflexiva y autogeneradores como Mantissa y Soldados de Salamina estimulan al lector e incluso le dan un papel de co-autor, porque el lector crea su propia ficción al interpretar la red de las historias presentes en este tipo de novela. Las contradicciones de las novelas y las pistas dadas por los personajes en ellas animan al lector a cuestionar la verisimilitud de la(s) historia(s) y a buscar la verdad. A lo mejor el lector se dará entonces cuenta que en el mundo de ficción la verdad no importa tanto.  

 Fuentes:      

Cercas, Javier. 2001. Soldados de Salamina. Barcelona: Tusquets.  

 Fowles, John.1982. Mantissa. London: Jonathan Cape.   

Pifer, Ellen. 1986. Critical Essays on John Fowles. Boston: G.K. Hall&Co. 

Tarbox, Katherine. 1988. The Art of John Fowles. London: The University of Georgia Press.  

Diario de aprendizaje II (Hanna)

Al principio de Silencio roto hubo una escena que se me quedó grabada en la mente. Creo que la escena describe bien una época caracterizada por la paz frágil. Es un día como cualquier otro, y los vecinos están en la taberna de pueblo, donde un grupo de amigos juegan a las cartas. Todo parece tranquilo, pero es sólo una ilusión, porque la guerra ha cambiado todo. Jugando a los naipes uno de los chicos dice algún taco. El jefe de la guardía cívil, que se encuentra en la mesa de al lado, decide actuar. Se enfrenta al chico y, sin hacer caso a las protestas, le obliga a beber aceite de ricino como castigo.

Por qué decide reaccionar a algo tan trivial? Por qué le impone un castigo tan desmesurado? Igual es por que sabe que el chico colabora con los maquis, pero probablemente se trata de algo más. En las reacciones de los que presencian el incidente se refleja el sentido de impotencia: el guardia civil representa la máxima autoridad en el pueblo y sus decisiones son indiscutibles. También las acciones despóticas y arbitrarias tiene una clara función: sirven para establecer un poder psicólogico y controlar la población.

Las personas pueden reaccionar a tales medidas de varios modos, pero de todas formas, el efecto psicicológico tiene que ser abrumador. Seguramente, la guardia civil representaba el orden y la paz para algunos, pero para muchos también el terror. El fin de esta estrategia (para llamarle de algún modo) es crear un ambiente, donde las personas, o para ser más preciso, los disidentes, sienten que sus capacidades de influir son minimales y la resistencia parece futil

Tanto en la Silencio roto como en La voz dormida, protagonizan mujeres que sí resisten, y a lo mejor por este motivo, es fácil de olvidar que muchas decidieron adaptarse. Eran tiempos complicados y las mujeres tenían que enfrentar unas situaciones sumamente dificiles. Los dos sexos comparten el mundo, pero a veces, las mujeres tienen una realidad muy distinta. Las mujeres tenían que luchar día a día para sobrevivir y, en ocasiones, la resistencia encontró formas más sútiles que la de las armas (ej. doña Celia). Ya sólo rexflexionando las posturas algunas personajes se revela la complejidad de decisiones, y también surge la pregunta si se trataba de decisiones, que tomaron ellas, o simplemente de destinos? Pepita no eligió su camino, pero Lucía que sí tomó una decisión (aunque no muy premeditada, por lo visto). Mercedes en La voz dormida y la mujer del guardia civil en Silencio roto no veían más remedio que intentar vivir como puedan.

No tengo ni idea cómo actuaría yo en una situación parecida, lo que ayuda a entender la diversidad de soluciones personales. Sin embargo, respecto a los maquis y a los que colaboraron con ellos, hay algo que no consigo concebir por mucho que intente, y es la motivación que algunos tenían para seguir resistiendo, incluso mucho después de que toda la esperanza ya se había perdido. Cuánto tiempo se puede vivir con el cansancio y el miedo y bajo qué condiciones? La convicción ideológica y el sentido de justicia sirven para motivación, o son los sueños, la costumbre y el amor los que empujan a las personas? Aunque puede que sólo sea una ilusión que tuvieran otra alternativa que resistencia, y la única motivación era simplemente sobrevivir.

Diario de aprendizaje II (Estefanía)

En este segundo período de la asignatura, hemos estudiado los primeros años de la dictadura desde el punto de vista de los vencidos. En este caso, desde dos puntos de vistas: el de los maquis y el de las mujeres encerradas en la cárcel (muchas veces sin acusaciones de los delitos por los cuales estaban en la cárcel).

Luna de lobos y La voz dormida muestran la opresión en voz de unos hombres, que luchan de forma activa contra el franquismo (como guerrilleros), que viven en un lugar abierto (el monte), pero para ellos las circunstancias son cada vez más claustrofóbicas, sus vidas se hacen cada vez más cerradas, llegando a convertirse en una especie de “animales”. Mientras, en La voz dormida son las mujeres las que hablan, su lucha es pasiva (cosen banderas de la república), y, aunque viven en un espacio cerrado (la cárcel), sin duda alguna su mundo no es tan claustrofóbico como el de los hombres de la anterior novela.

Mientras en Luna de lobos el final es trágico (sólo les queda dos salidas o la muerte o el exilio), en La voz dormida nos queda la esperanza en la niña (la esperanza de la lucha, de que los ideales siguen a pesar de que, el bando franquista, intentó acallarlos).

Pero, lo que está claro, es que en ambas novelas, tanto los hombres como las mujeres, se caracterizan por formar una “familia”, un núcleo alrededor de sus compañeros de lucha, tanto en el monte, como en la cárcel; que estará unido a la sociedad a través de sus familiares, los cuales seguirán manteniendo contacto con ellos.

Estamos, sin duda alguna, ante dos puntos de vista de lo mismo: ¿Cómo era la vida de los que fueron castigados con la derrota en la Guerra civil? ¿Y sus familiares? Y, es que en realidad, el bando franquista no solo castigo a los que lucharon en su contra, también a sus familiares, a la gente que le rodeaba… a una buena parte de la sociedad. Esto provocaba que la existencia del bando derrotado fuera una existencia oprimida; una pesadilla, como en Luna de lobos, (en un ambiente rural, cerrado, donde todo el mundo conoce a todo el mundo; lo más seguro es que está fuera la vida más dura, la más castigada); mientras en La voz dormida, el ambiente es urbano, y hasta cierto punto, era más fácil vivir escondido.

Ambas obras se escribieron tras la dictadura, y los autores, ninguno, vivió ese período, como mucho, los últimos años de la dictadura, una etapa en la que empezaba a “respirarse” el cambio. Esto provoca que se idealice el bando de los vencidos, de los republicanos, de los que lucharon… y eso se nota, y mucho, en La voz dormida.

Ambas novelas son un gran ejemplo de la nueva narrativa que aparece en España tras la etapa franquista, un tipo de novela, que trata, por fin, no sólo el lado de los vencidos, sino también el de los vencedores; cada vez se le da menos prioridad a los hechos históricos, y se le da voz a los que sufrieron. Además, ambas novelas tienen una gran relevancia, pues Luna de lobos es la primera que trata el asunto de los maquis en la literatura en España, y fue toda un novedad. Mientras, La voz dormida es una de las primeras novelas que pone la voz a las mujeres, tratándolas ya no como personajes secundarios (madres, hermanas, novias…), sino como individuos activos en la lucha, y que sufren directamente el acoso del franquismo. Hasta los títulos de las novelas evocan el significado de las mismas: la luna que acompaña a esos hombres, que se convierten en lobos, en animales salvajes; y esas mujeres que no están calladas, sencillamente, están esperando el momento para gritar.

Pero, no sólo hemos visto el cambio en la literatura, también en lo audiovisual (algo que me parece realmente importante, pues nunca te das cuenta de cómo cambia la sociedad en la que vives, hasta que te fijas en estos detalles). Comenzamos con la presentación de Raza (película para la auto-promoción de Franco), después con la película de Silencio Roto (que trata el tema de los maquis, pero ya no como luchadores, sino como víctimas, y, sobretodo, trata como era la vida de los familiares de estos guerrilleros), y, acabamos con la presentación sobre las trece rosas (hace poco se realizo una película sobre este suceso), trece chicas que fueron asesinadas por formar parte del PSOE, sin que, en algunos casos, fuera así. Una evolución del cine.

Y, es que la sociedad está dando la palabra a las víctimas, y ya no sólo con la Memoria Histórica, sino también con los dos medios de comunicación más importantes: el cine- televisión y la literatura.

Diario de aprendizaje II (Eriikka)

En el primer diario de aprendizaje hablé de la Ley de memoria histórica. Como el tema me interesa, seguiré con la memoria histórica pero esta vez desde el punto de vista de la literatura que hemos visto en clase. Para mí, lo esencial no es estudiar hasta qué punto los acontecimientos de una obra literaria, o digamos en un sentido más amplio, las representaciones de hechos históricos de una obra correspondan o no con la realidad. En primer lugar, hacer eso implicaría tener que acudir a otras fuentes que no dejan de ser ellas también reconstrucciones textuales, representaciones del pasado. En segundo lugar, la ficción como forma de narrativa carece de las mismas exigencias de veracidad y objetividad que tiene la propia historiografía, aún cuando se traten de géneros de literatura que toman la historia como su punto de referencia o como su material. Es decir, el grado de veracidad de las novelas, en mi opinión, carece de interés ya que deberíamos ser capaces de separar lo que es una historia de lo que es Historia. (Dicho sea de paso, el portugués permite la deliciosa diferenciación entre história y estória. Desconozco si en español hay manera parecida para recalcar esta diferencia.) Ahora, el caso de la relación de literatura y memoria histórica ya es más complejo, y volveré a tratar el tema más adelante. Pero en otras palabras, lo interesante no es verificar hasta qué punto una obra como Luna de lobos, o La voz dormida ofrece una mirada imparcial o no, o hasta qué punto hace justicia a todos los partidarios de un cierto conflicto, y tampoco es algo que proponen hacer. En cambio, resulta interesante ver qué tipo de representación nos ofrece la obra (aspecto este que no trataré ahora con mucha profundidad, ya que ha sido tratado extensivamente en la clase y en los trabajos citados en la bibliografía del curso, tales como Arroyo Rodríguez (2004) en el caso de Luna de lobos) y cómo se sitúa dentro del paradigma de todas las representaciones ya existentes, cuáles son los posibles vacíos, dónde está la novedad.

Así por ejemplo Luna de lobos (1985) gana importancia como obra por marcar un cambio en la representación de los maquis en España. Según Izquierdo, “[d]e 1954 a 1975 se publicaron ocho novelas […] basadas en el discurso oficial del franquismo convirtiendo a los guerrilleros en delincuentes comunes deshumanizándoles y eliminando toda posible conexión entre sus actividades y la lucha política antifranquista”. (Izquierdo 2004:6) La visión opuesta, pero igual de maniqueísta, pintaba el maquis como el buen revolucionario, concepto parecido al de “buen salvaje”. Es en contraste a estas representaciones que debemos situar a la obra de Llamazares. Lo que podríamos preguntar es si el aparecimiento de tal cambio en el paradigma de las representaciones es resultado de un cambio más profundo en la sociedad que a su vez permite la representación literaria desde un punto de vista nuevo, o si más bien, obras como Luna de lobos hacen posible una paulatina popularización de nuevas representaciones hasta llegar a formar memoria colectiva. Quizá las dos interpretaciones son válidas y complementarias. En la clase hemos constatado que la publicación de la obra en 1985 puede ser vista como un acto político y que para gran parte de la población ofrecía el primer contacto con la realidad de los guerrilleros. Pero por otro lado, el propio Llamazares había escuchado historias sobre “los del monte” en su infancia y más tarde había entrevistado a antiguos guerrilleros a la hora de buscar documentación para su obra. Esto implica que entre las historias que la gente contaba en los pueblos, es decir entre la memoria popular, corrían también otro tipo de representaciones que se diferenciaban de las representaciones públicas. Talvez seria más preciso decir, por lo tanto, que Luna de lobos ofrecía para muchos el primer contacto escrito, la primera representación pública y de alguna manera “oficial” (al ser integrada al canon literario) de algo que hasta entonces algunos sólo habían conocido sólo de forma oral. Caso comparable, la importancia de La voz dormida (2002) cae en ofrecer una representación del papel de las mujeres en la resistencia antifranquista en los años posteriores a la Guerra Civil española, algo que las novelas anteriores habían dejado al margen.

Por otro lado, Izquierdo, entre otros, habla de “la necesidad de la sociedad española de conocer una parte de la historia de España silenciada por el bando de los vencedores y en ese sentido reivindicar la memoria civil de los últimos setenta años” (Izquierdo 2004: 3) Palabras éstas que hacen eco a tantas otras que hemos leído en este curso, parecen haberse transformado ya en un tipo de imperativo de la época actual. Independientemente de si se trata de una “necesidad de la sociedad” (como si la sociedad tuviera necesidades) o si simplemente es resultado natural de una retrospección que surge, en ciertos círculos, de un cambio generacional y político en la sociedad española, la publicación de una novela sobre un “tema silenciado” parece ofrecer un catalizador para un diálogo más abierto sobre las distintas memorias, primero de parte de los medios de comunicación y posiblemente luego de parte del público de lectores. Es de destacar que en este sentido la influencia de la obra no acaba en la lectura de la obra, sino que se extiende más allá – también personas que no leerán la obra podrán tener acceso a las nuevas representaciones a través de los diferentes metatextos sobre la obra y toda la discusión pública que resucita. La propia Dulce Chacón constata en una entrevista (Domínguez 2003): “Hay que establecer una conversación, no una discusión para recuperar la memoria de aquellos que no han tenido el derecho de expresar sus propios recuerdos y, de este modo, recuperar la memoria histórica.” Esto no implica que todos tendrían que leer su obra, pero su obra sirve para establecer esta “conversación”.

Entonces, ¿si obras como Luna de lobos y La voz dormida son esencialmente vistas como obras con una necesidad o función social, será que esto las convierte en algo parecido a la novela social? Quizá sería más conveniente aproximar estas novelas como lugares de memoria, lieux de mémoire (Nora 1989) como lo hace Martín Galvan (2006:28). Martín Galvan no estudia el caso de Luna de Lobos pero como nota también Izquierdo (2002:110), la obra de Llamazares, asimismo, plantea en varias ocasiones la temática de la memoria. Estas obras, a pesar de basarse en estudios y documentación previos, no pretenden ser historiografía, ni educar a la gente, sino restituir memoria. Asunto aparte, para muchos lectores pueden ser el único referente a los hechos históricos de la época y por lo tanto, acaban también popularizando la historia, es decir, acaban “educando” al lector. Dije anteriormente que la ficción carece de la exigencia de veracidad. Sin embargo, como hemos visto, se habla mucho de la “recuperación de la memoria histórica” en relación a novelas como las que hemos tratado hasta ahora en este curso. Aquí parecería haber una contradicción, pero de hecho, estamos frente a un fenómeno bastante común. En realidad, lo que es memoria histórica de un grupo colectivo, está muchas veces basada en las representaciones con una divulgación colectiva considerable, tradicionalmente obras literarias y cinematográficas, que narran episodios de una cierta época. En Finlandia, por ejemplo, obras como Täällä pohjantähden alla (1959-62), Tuntematon sotilas (1954), o Punainen viiva (1909), para nombrar algunos ejemplos, han contribuido a la memoria histórica (de menos de ciertas generaciones) de una manera considerable.

La pregunta interesante es, por lo tanto, ¿hasta qué punto este rol activo en la popularización de la historia y en la creación y divulgación de una memoria histórica colectiva también impone a este tipo de novela una cierta responsabilidad o una exigencia de la veracidad? ¿O será necesario recordar el lector de que a pesar de ser extensamente documentada, la obra puede ofrecer una visión un tanto simplista? ¿Acaso deberíamos advertir al lector ingenuo del peligro que corre su memoria, como en los paquetes de cigarrillos que anuncian una muerte inevitable u otra desgracia al fumador? Quizá no hay una respuesta, pero de menos nos damos cuenta del porqué las entidades en poder en un determinado momento histórico escogen promover ciertas obras, integrarlas a las lecturas obligatorias de los sistemas educativos, otorgarles premios o adoptarlas al canon literario de otras maneras. También nos damos cuenta que no sirve de mucho enseñarle a alguien a leer si no le enseñamos a cuestionar. (A no ser que queremos manipularle con más facilidad.)

Fuentes:

ARROYO RODRÍGUEZ, Daniel: “Descriminalización del maquis en la novela española contemporánea“. 2004. [consultado 11.3.2008]

DOMÍNGUEZ, Antonio José (2003) “Entrevista con Dulce Chacón”, Rebelión, 23.3.2003. [consultado 11.3.2008]

IZQUIERDO, José María (2002) “Maquis: Guerilla antifranquista. Un tema en la literatura de la memoria española”, en Actas del XV Congreso de Romanistas Escandinavos, Oslo 12-17 de agosto de 2002. Romansk forum (Oslo), 16:2, 2002, pp. 105-116.

IZQUIERDO, José María (2004) “La literatura de la generación del cincuenta en España y la narrativa actual de la memoria“. Études romanes de Lund, 70, pp. 77-90.

MARTÍN GALVAN, Juan Carlos (2006) Realismo documental en la narrativa española a principios del siglo XXI, disertación doctoral, University of North Carolina, Chapel Hill. [consultado 11.3.2008]

NORA, Pierre (1989) “Between Memory and History: Les Lieux de Mémoire”, Representations, No. 26, Special Issue: Memory and Counter-Memory. pp. 7-24. (Trad. por Marc Roudebush.)

Diario de aprendizaje II (Ruska)

Después de haber leído La voz dormida y de haber visto la película El silencio roto, me di cuenta de que era muy diferente leer que escribir. A mí me gustó mucho más el libro, porque pienso que daba una imagen más realista de la guerra civil que la película. En el libro se contaba con detalles la vida de los personajes, sus sufrimientos y la tortura en la cárcel, pero en la película parece que todo sucedió muy rápido y la gente no sufrío tanto. A mí personalmente la película no me afectó mucho los sentimientos.

El papel de la mujer durante la posguerra y la dictadura de Franco era terrible. En los cárceles trataban las mujeres con violencia, aunque no hubieran hecho nada. Si sus hermanos eran guerrilleros, era una razón suficiente para meterlas en la cárcel y torturarlas, o hasta quitarles la vida. También me impresiona mucho, que con sólo conocer a alguna persona importante te podían salvar, eso quiere decir que las relaciones familiares y sociales tenían un papel muy importante durante aquel tiempo.

Cuando se habla de guerras en general, a menudo se piensa que los que más sufrieron fueron los hombres. Pero como podemos ver en la película y en el libro, también sufrieron muchísimo las mujeres, porque tuvieron que quedarse a cuidar la casa y los niños y no podían esconderse en ninguna parte. Tenían que aguantar los soldados que venían de vez en cuando a registrar sus casas o a interrogarlas amenazando con tortura, y que las vigilaban todo el tiempo. El sufrimiento de las mujeres era tanto físico como psíquico. Corrían peligro si querían ayudar a sus maridos y hermanos dejándoles comida o ropa, porque si alguién se enteraba de que estaban ayudando a los guerrilleros las metían en la cárcel.

Algunas mujeres se habían metido en la política, y eso era lo peor, porque según Franco la política era cosa de hombres. Muchas mujeres republicanas, que habían luchado durante la guerra contra los nacionalistas, estaban metidas en la cárcel. Las mujeres de la posguerra parecían muy fuertes, y no se reñían facilmente. Sobre todo las mujeres de La voz dormida tenían mucho carácter e intentaban aguantar la cárcel con una actitud optimista pensando en un futuro mejor.

Pienso que las mujeres españolas de la posguerra eran muy valientes, y aunque sufrieron mucho durante la dictadura no se decepcionaron y siguieron siempre adelante a pesar del hambre, la pobreza y la muerte de amigos y familiares que tuvieron que aguantar. Lo peor para estas mujeres era la inseguridad; no sabían si se iban a morir y tampoco si sus familiares estaban muertos o no, ya que no podían estar en contacto con ellos y porque el gobierno de Franco ocultaba información sobre ellos.

Diario de aprendizaje II (Päivi)

Tanto en El silencio roto como en La voz dormida me llamó la atención la manera en que se representa el papel de la mujer ‘activa’ y los motivos por las cuales se meten a luchar. En honor del Día Internacional de la Mujer, voy a concentrarme en las mujeres de las dos obras en este diario.Tradicionalmente las guerras han sido representadas desde el punto de vista de los personajes masculinos. En muchas obras literarias y cinematográficas destaca una clara distinción entre el frente de batalla, visto como un territorio masculino, y el espacio femenino, en otras palabras, el hogar con sus alrededores. Obras de la primera Guerra Mundial como Jacob’s Room de Virginia Woolf y The Return of the Soldier de Rebecca West concentran, en su mayor parte, en representar la vida en el espacio femenino durante la guerra. Sin embargo, en ambas obras el papel de la mujer es bastante tradicional, o sea secundario. Estas mujeres no van a luchar al lado de sus maridos, sino se quedan en casa para cuidar a sus hijos, llorar y esperar. Este tipo de mujeres han sido comparadas a mártires, porque son dispuestas a hacer (y soportar) cualquier cosa para apoyar el heroísmo masculino.

En este sentido, la situación en una guerra civil como la de España no es, en mi opinión, comparable a una guerra internacional: el frente de batalla ya no es un territorio exclusivamente masculino, porque también hay mujeres que toman armas. Por lo tanto, las mujeres ya no son solamente hadas del hogar – igual pueden ser furias de los frentes de batalla. La oposición entre la frente de batalla y el espacio femenino se borra, porque están entremezclados los dos. En estas condiciones muchas mujeres se activan; salen del espacio (tradicionalmente considerado como) femenino y participan en la lucha como pueden. Lo que me molesta muy a menudo en la representación (sobre todo literaria) de una mujer políticamente activa es su motivación. Supongo que no son obligadas a tomar armas, sino lo hacen por su propia voluntad e interés. Sin embargo, varias obras dan la impresión que el motivo de la mujer activa no es ideológico sino sentimental; está enamorada con un ‘revolucionario’ y es por eso que quiere participar en la lucha. Espero que entiendan que no estoy tratando de argumentar que se puede separar la ideología de los sentimientos, o que todos los (tanto hombres como las mujeres) que han luchado por algo durante los últimos 2000 años hayan siempre tenido una ideología clara. Solo es que me parece que en las representaciones literarias el interés de una mujer es siempre principalmente relacionado con el amor; el mensaje ideológico siempre tiene que venir de los labios de su marido/novio/amante antes de que pueda ser comprensible. Inevitablemente este tipo de mujeres no son tan comprometidas a la meta de los demás y así son de poca confianza en el grupo de los revolucionarios. Es como si podrían cambiar tranquilamente al otro lado si se dan cuenta que el amor (ya) no es recíproco y conoce a un chico guapo del lado del enemigo.

En La voz dormida, las mujeres en la cárcel tienen todas una idea de la situación política del país. Por lo menos saben en que lado están. Tensi, por ejemplo, ha sido bastante activa en la lucha antes de estar detenida. Sin embargo, su participación revolucionaria parece estar relacionada con su marido. En cuanto a Pepita, me parece que la Guerra Civil no le interesa para nada antes de encontrar La chaqueta negra. Está más bien harta de la guerra y de sus consecuencias. Es casi humillante el cambio en su actitud cuando encuentra La chaqueta negra. Ya no le importa que un novio republicano signifique problemas, que significa compromiso político. Por supuesto, el hecho que es un héroe conocido debe tener algo que ver con su éxtasis inmediato. De todas maneras, La chaqueta negra ha tenido que lavar su cerebro muy bien para que esté dispuesta a esperar tantos años a un hombre que ni siquiera conoce muy bien. En El silencio roto, las mujeres apoyan a sus maridos/novios/amantes republicanos con todas sus fuerzas. La historia entre Manuel y Lucía es la que vemos desde más cerca. Cuando Lucía llega a la aldea, tiene una actitud casi demasiado ingenua: podría enamorarse con cualquier joven del pueblecito. Como hemos visto, es Manuel, quien la cautiva y después se compromete a la lucha. Sin embargo, me parece que no lo va a continuar cuando se va del pueblo al final de la película. Parece haber sido una lucha por motivos sentimentales que se acaba cuando muere el amante, como en tantas otras representaciones de una mujer políticamente activa.

El compromiso político o revolucionario de las mujeres ha sido representado de la misma manera en varias obras que tratan de la lucha de los republicanos irlandeses (IRA revolucionario) en Irlanda del Norte, como por ejemplo en la obra de teatro Ourselves Alone de Anne Devlin y en la novela The House of Splendid Isolation de Edna O’Brien. Estoy consciente de que una historia de amor es casi necesaria en una obra histórica/política/bélica para que pueda captar la atención del publico (y luego mantenerlo). Sin embargo, pienso que este tipo de representaciones producen una impresión falsa de las mujeres: el papel de la mujer suele ser secundario y demasiado simplificado. Después de haber leído el diario de Ruth, me quedé pensando en la misma frase que Elina aborda en su comentario: “Las representaciones de un hecho (o de un mito) nos forman tanto como el hecho mismo”. ¿Qué aprendemos, entonces, de este tipo de representaciones? Por lo menos que el amor de estos personajes femeninos “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (Corintios 13:1). Desgraciadamente, las representaciones de este tipo pueden también fortalecer la idea de la mujer como un ser dependiente e impresionable que no debería estar en poder porque no sabe manejarlo.

Fuentes:
Corintios 13:1 en http://www.bibliaonline.net/bol/?acao=por_verso&livro=46&capitulo=&versiculo=&versao=5&grupos=&agrupar=&link=bol&cab=1&pag_ini=300〈=AR

Devlin, Anne. Ourselves alone. London: Faber, 1986.

O´Brien. Edna. House of Splendid Isolation. London: Phoenix, 2002

West, Rebecca. The Return of the Soldier. 1922.
En http://digital.library.upenn.edu/women/west/soldier/soldier.html

Woolf, Virginia. Jacob’s Room. London: Vintage, 2004.