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En busca de la verdad universal en vez de la verdad histórica: los motivos de la despolitización de los personajes en Soldados de Salamina

Este análisis de Soldados de Salamina (Javier Cercas 2001) trata de que por qué Cercas despolitiza a los personajes de la novela. En otras palabras, ¿qué nos quiere transmitir? Para responder a esta pregunta, hago primero alguna reflexión sobre el género, después otras sobre las relación entre los personajes para afirmar si se ha o no despolitizado a los personajes, y por último presento referencia de un artículo que trata el mismo tema.

Durante la lectura de Soldados de Salamina (Javier Cercas 2001) me estaba preguntando: ¿por qué escribe el autor esta novela? Por un lado me parecía una novela de aprendizaje, que narra la evolución de un personaje, en este caso del narrador-protagonista, y eso me parecía porque el protagonista comparte varias cosas con el autor: el nombre, la profesión, rasgos bibliográficos. También la figura del narrador es la figura de un fracasado, lo que despierta el sentimiento de la necesidad de un proceso de evolución. Ha perdido su mujer, no ha alcanzado sus propósitos profesionales, le falta sentido para su vida. Sin embargo, este proceso de evolución es una característica secundaria en la novela, no se la enfatiza de tal manera que se pudiera considerar la novela únicamente como novela de aprendizaje. El aspecto más importante son las cuestiones de memoria y olvido, de qué acordarse y qué dejar en el olvido.

Entonces, ¿por qué Cercas escribió esta novela, qué opina que hay que recordar del pasado? Podemos empezar el estudio examinando el objetivo del protagonista, que es escribir un relato (un “relato real”) sobre Sánchez Mazas, uno de los fundadores e ideólogos de Falange. De manera simplificada, se puede decir que es uno de los “malos”, del lado que se considera culpable de una guerra no justificada y culpable de opresión que duró décadas. ¿Por qué escribir sobre una persona que ha hecho un buen trabajo para que se cree un sistema injusto y opresor, fuera eso su intención o no? ¿Será un acto fructífero, útil? ¿En general, por qué se ecribe sobre hechos históricos? Cuando se escribe sobre hechos históricos, me imagino que hay un deseo de entender. Un deseo de entender por qué hicieron estas personas tal y tal cosa. Escribir sobre Sánchez Mazas podría servir como una oportunidad de comprender qué le llevó a confesar esta ideología, cómo se trataban los dos bandos, cómo era la situación después de la guerra, cómo complicó las relaciones entre personas que habían estado en diferentes lados.

Para contestar preguntas como estas, hay que fijar la mirada en cómo se interactúan los personajes en la novela y cómo se representa a ellos. El relato que se está narrando en el libro no dura más de algunos días, entonces no son tantas las personas que se dan con Sánchez Mazas. El encuentro que más tiene peso es aquel con el soldado que le perdona la vida. Otros de mucha importancia son con Maria Ferré y sus padres y con los “amigos del bosque”, este último teniendo la consecuencia que Sánchez Mazas vive con los tres huidos republicanos en el bosque. Entonces, son aproximadamente siete personas. Cuatro de ellos son republicanos, María Ferré y sus padres no son tanto ni esto ni lo otro, porque para ella y supuestamente también para sus padres “la guerra no era más que un confuso rumor de fondo en las cartas” (45). En la escena con el soldado después del fusilamiento fracasado lo que se enfoca no es Sánchez Mazas, el comportamiento del soldado hacia él no nos cuenta qué opinar sobre Sánchez Mazas, sino se trata de un “acto de heroísmo”, ajeno a razones políticos y personalidades particulares. En cambio su relación con los amigos del bosque nos guía en la valoración del personaje de Sánchez Mazas. El narrador conoce a los dos que todavía están vivos, Jaume Figueras y Daniel Angelats, y cuenta de su conversación sobre la convivencia de los cuatro con Angelats: “mientras le oía esforzarse en presentarla como una travesura de juventud sin la menor importancia, intuí que tenía toda la importancia del mundo para él” (30). Esta cita captura bien la actitud tanto de los dos amigos del bosque como de María Ferré: conocer a Sánchez Mazas y ayudarle fue algo por que aún sesenta años más tarde tienen orgullo. ¿No les hacía ni menor sentimiento de contradicción que esa persona perteneciera al lado enémigo? Una explicación potencial se da en seguida: “sentía que había sido la única aventura real de su vida, o por lo menos la única de la que sin temor a error podía enorgullecerse” (30). Pero, como vimos en la clase, la explicación es quizá más bien que “[e]n lugar de incidir en la enemistad de las dos partes de la guerra, la novela busca (y crea) paralelismos, simetrías, vínculos” (dia 2), y es justamente la completa falta de enemistad, conseguido por despolitización de los personajes, que me confundía durante la lectura sobre los motivos del autor. Por la despolitización tampoco cumple la función de responder a las preguntas que supuse como motivo para escribir sobre hechos históricos.

En un artículo de International Journal of Iberian Studies John Payne presenta material de su entrevista con Javier Cercas, y esta material nos puede ayudar en la costrucción del hipótesis de por qué se narra Soldados de Salamina de esta manera. Por un lado Cercas reconoce los aspectos negativos del pacto de olvido, es decir reconoce la necesidad de hablar de la postguerra immediada etc., pero por otro lado habla de que “a los fasquistas también los asesinaba, también” (Payne 2004: 121). Quiere decir que el pacto de olvido incluye el olvido de los crímenes que hicieron los republicanos – es decir, la idea de la Transición de que “todos fuimos culpables”. No sirve mucho esta información. En cambio, lo que cuenta más adelante sí que ofrece una posible explicación: avisa que busca una “verdad universal” (Payne 2004: 122), y lo explica dando referencia de Aristóteles. “Aristóteles decía (que) la poesía, la literatura es superior a la historia, porque la historia habla de lo concreto, de lo que les ha pasado a determinados hombres en determinado momento. En cambio, la poesía, es decir la novela, la literatura habla de lo que ha ocurrido a todos los hombres en todos los momentos. Entonces, mi busca es de esa verdad moral.” (Payne 2004: 122) Y en otras palabras un poco más adelante: “[e]s decir, mi libro no habla exactamente de la guerra civil, habla de otras cosas, habla de los héroes, de los muertos etc.” (Payne 2004: 122) Se puede concluir que qué pasó o qué no pasó en la Guerra Civil o cuánto enemistad existió entre los bandos no tiene tanta importancia, y lo que importa es que “[un héroe] tiene el coraje y el instinto de la virtud y por eso no se equivoca, o por lo menos no se equivoca en el momento en el único momento en que importa no equivocarse.” (63)

 

Cercas, Javier (2001): Soldados de Salamina. pdf (agregaré la información)

 

Payne, John (2004): Open Forum – An interview with Javier Cercas: language, history and memory in Soldados de Salamina. International Journal of Iberian Studies. Vol. 17 Issue 2, p117-124. 8p.So

trabajo III

Salvar al Villano: el concepto de heroísmo en Soldados de Salamina

 
Soldados de Salamina gira en gran parte alrededor de un solo acto de ‘heroísmo’: la decisión tomada por un soldado republicano de no delatar a un enemigo falangista (Sánchez Mazas) tras toparse con él en el bosque. Este acto Continue reading

Soldados de Salamina – ¿Por qué salvar a un enemigo? (Trabajo III)

Soldados de Salamina (2001), escrito por Javier Cercas, es un ”relato real” que mezcla características de historia y ficción. Se centra en la historia de Rafael Sánchez Mazas, un miembro de la Falange Española y ministro del gobierno franquista, y su escape de un fusilamiento colectivo. La pregunta clave que el narrador, el propio Cercas, trata de contestar es quién fue el soldado que salvó la vida de Sánchez Mazas y, sobre todo, por qué. En este trabajo voy a centrarme en la última pregunta y ofrecer una respuesta.

El libro está dividida en tres partes, de las que la primera y la tercera se centran en la creación del libro. En la primera parte Cercas cuenta cómo se interesa en la historia de Sánchez Mazas que es detenido y llevado al santuario Santa María del Collell para ser ejecutado. Logra huir de un fusilamiento colectivo y en vano intenta esconderse; un soldado le encuentra, pero cuando su compañero le pregunta: ”¿Hay alguien por ahí?, responde: ”¡Aquí no hay nadie!” (Cercas 2001, 44), da media vuelta y se va salvando la vida de Sánches Mazas. Cercas se fascina con la historia y quiere averiguar la identidad del soldado heroico y sus razones de por qué decidió respetar la vida de Sánchez Mazas.

En el libro se introduce Miralles, un anciano que vive en Francia y que supuestamente fue el soldado que salvó la vida de Sánchez Mazas, aunque esto se deja abierto; también puede ser que sea un personaje ficticio que Cercas creyó para poder terminar el libro y, sobre todo, tener un héroe. ”Así que lo que andaba buscando era un héroe. Y ese héroe soy yo, ¿no?”, dice Miralles a Cercas, ”[…] ¿Pues sabe una cosa? En la paz no hay héroes. […] Los héroes sólo son héroes cuando se mueren o los matan. […] No hay héroes vivos, joven. Todos están muertos” (86). Como veterano que perdió la juventud ”peleando por su mierda de país” (75), no ve la guerra desde el mismo punto de vista que Cercas. Para Miralles la guerra es un desperdicio de tiempo, algo que está llena de historias novelescas sólo para quien no las vive (86), como para Cercas. Es como una obra de teatro dirigida por unas cuantas personas que actúan en sus propios intereses y usan los partidarios como si fueran meros peones de juego. Los partidarios, por su parte, adoptan varios papeles, como el papel de soldado; un hombre que lucha valientemente por su ideología sin pensar demasiado en las consecuencias, porque si pensara en ellas, se volvería loco. Lo más importante es obedecer a las autoridades, no pensar.

Tal vez el soldado que decidió salvar la vida de Sánchez Mazas dejara su papel de soldado por un momento y empezara a pensar. Conocía a Sánchez Mazas y sabía que estaba en el Collell (”¡Claro! ¡Cómo no iba a saberlo, si era el pez más gordo! Lo sabíamos todos”, dice Miralles en la página 82), así que puede que luego le reconociera también. Tal vez le sorprendiera encontrar a Sánchez Mazas, una persona tan conocida, en una condición tan desesperada, intentando taparse con el barro para esconderse. Tal vez, al reconocer a Sánchez Mazas, pensara que todos los españoles, sin importar quienes fueran, eran víctimas de aquella guerra absurda que les forzaba a matar a sus propios paisanos y por eso decidiera actuar como ser humano en vez de soldado.

Realmente nadie sabe la respuesta a la pregunta, porque el libro tampoco lo ofrece, pero tal vez la clave es pensar en el carácter de las guerras y los motivos de las partes en guerra; ¿por qué se lucha? ¿Qué pasará en la mente de una persona cuando adopta el papel de soldado, prisionero, etcétera? Soldados de Salamina es un buen recordatorio de que al final somos todos humanos, incluso en caso de guerra.

 

Bibliografía

Cercas, J. 2001. Soldados de Salamina. Barcelona: Tusquets Editores. PDF

Los Schindler mexicanos

Un artículo del País que narra las hazañas de los diplomáticos mexicanos que salvaron la vida de miles de republicanos refugiados en Francia, entre ellos Luis Rodríguez mencionado muchas veces en Los Rojos de Ultramar.

La generosidad sin precedentes del presidente Lázaro Cárdenas con los republicanos españoles no hubiera sido posible sin el talento y el esfuerzo de un grupo de intelectuales y diplomáticos mexicanos que, superando unas circunstancias políticas extraordinariamente difíciles, lograron que unos 20.000 refugiados encontraran la libertad y una nueva patria en este país. De figuras como Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas, pero sobre todo de Luis I. Rodríguez, Gilberto Bosques, Isidro Fabela y Narciso Bassols bien puede decirse una vez más que nunca tan pocos salvaron a tantos.

[Lee todo el artículo aquí.]