Alusiones al colonialismo en Los rojos de ultramar

Estudio las alusiones que se hacen al colonialismo en la Los rojos de ultramar de Jordi Soler y reflexiono qué significados llevan, llegando a conclusiones parecidas que en la clase. Se espera que el trabajo será completado con un fragmento en que se estudia cómo la literatura que trata temas de injusticia puede llegar a ejercer influencia en la legislación.

El protagonista de Los rojos de ultramar (Jordi Soler 2004) es nieto de un repúblicano exiliado de España en 1939. Arcadi, el abuelo, llega a la selva mexicana después de varios meses en Francia y encuentra allí con tres camaradas catalanes. Fundan juntos una empresa de café, y viven con sus familias en ese lugar remoto que se llama “La Portuguesa”.

El protagonista crece en La Portuguesa y vive su infancia allí en una comunidad que es formado por cinco catalanes, las mujeres e hijos de dos o tres de ellos y los nativos de cuales unos trabajan como sirvientes y otros (que son más) como trabajadores en la plantación. El narrador cuenta con más detalles de algunos de las personas que no son parte de la familia pero tampoco completamente desligadas a ella: Teodora, la criada que tiene más o menos la misma edad que Laia, la madre del protagonista, Lauro que es el hijo de aquella/esta, y en menor grado de Jovito que es el hijo de otra criada. Demuestra qué estrictamente el origen determina los límites de una vida y imposibilita el cambio de la clase social. Igual que su madre, los descendentes de Teodora acompañan a los hijos de la familia al mercado, con la misión de cargarles las canastas. Arcadi intenta cambiar el “círculo perverso” e impedir que la vida de Lauro siga la ruta predestinada,  inscribiéndolo en la escuela y tratándolo como a uno más de la familia. Al final, el proyecto fracasa y Lauro sigue los pasos de su padre.

También hace algunas alusiones generales a los nativos, por ejemplo:

“(…) una plantación de café. El proyecto era una simpleza, consiguieron un terreno a unos cuantos kilómetros de Galatea y durante los fines de semana de varios meses, con la ayuda de media docena de nativos (…)” (p. 45)

y otras a ‘trabajadores’, es decir, nativos:

“Las ventajas productivas que tenía el aumento en la población de trabajadores de la plantación comprendían también un germen de descontento social que comenzó a hacerse grande (…)” (p. 61)

En estas alusiones los nativos son un colectivo de que no se dan características, lo cual da una sensasión vaga e impersonal del subjeto. Refuerza la impresión de la frontera entre la clase de los criollos y la de los indígenas, aquellos tratando a estos como el aire u otra cosa insignificante. En ocasiones el narrador hace la frontera claramente visible. En las primeras descripciones sobre La Portuguesa como solían ver la televisión el y su hermano:

“Ahí estábamos mi hermano y yo, el par de blancos, mirando cómodamente el televisor
desde nuestro sillón verdoso, a tres metros escasos de esos nativos que se apelotonaban en la ventana, éramos el ejemplo vivo de ese encuentro entre dos mundos que lleva siglos sin poder consolidarse.” (p. 49)

y también que “(…) los unos comenzaron a sentir como una afrenta las posesiones de los otros, que vivían ahí mismo en sus casas grandes, separados por una alambrada de las casas chicas de ellos.” (p. 61)

Lo que hace esta situación colonial menos tradicional y proporciona algo de nuevo punto de vista, y también suscita otras preguntas, es la convicción política de los ‘blancos’. Son repúblicanos exiliados, es decir supuestamente oponen a tal orden social injusto. Sin embargo, allí viven, en dos áreas separados. ¿Por qué? ¿Qué les impide realizar sus ideales? Por otro lado, no se conforman completamente a la tradición de quinientos años. Arcadi intenta cambiar el rumbo de la vida de Lauro, y cuando desacuerdo sobre los salarios lleva a Arcadi y González (uno de los catalanes) y el líder sindical a prisión por un rato, aquellos hacen amistad con él. Pero, en la mayor parte las relaciones entre los catalanes y los indígenas refrejan la antigua realidad colonial de México. Quizá demuestra como siempre hay abismo entre los ideales y la realidad. También hace considerar el concepto de heroismo y el hecho de que en las representaciones sobre la Guerra Civil, el papel de los “buenos” es claramente el de los repúblicanos, esto creando implícitamente la idea de que por su bondad natural no podrían ser opresores, sean las circunstancias los que sean. Pero no es así, y a pesar de los ideales de igualdad acaban en una comunidad muy tradicional, practicando las relaciones de poder de siempre.

Aunque los ‘rojos del ultramar’ provocan sólo un cambio mínimo en las estructuras coloniales, es una señal del proceso que empezó en el siglo veinte y que se desarrolla todo el tiempo, muy lentamente pero se desarrolla. Es un pequeño paso en el camino a la igualdad en Latinoamérica. En La Portuguesa están presentes varios fases de este proceso: están los antiguos franquistas, que no comparten ni una de las ideas de los repúblicanos, están ellos, que se conforman pero no en todo, y está Lauro, que casi tiene la posibilidad a una vida mejor.

 

SOLER, Jordi (2004): Los rojos del Ultramar. Madrid: Santillana Ediciones Generales, S. L.

Los dolorosos efectos del exilio (tercer trabajo)

“El exilio es el hecho de encontrarse lejos del lugar natural (ya sea ciudad o nación) y puede definirse como la expatriación, voluntaria o forzada, de un individuo mientras que alguna circunstancia deniega explícitamente el permiso para regresar por amenazas de cárcel o muerte. Algunos autores utilizan el término “exiliado” con el sentido de “refugiado”. Puede ser una forma de castigo y soledad.”  Así  el Wikipedia define el término “exilio”.

Pero después de leer Los rojos de ultramar de Jordi Soler, uno se entiende, que el concepto del exilio es mucho más amplio. El autor mismo ha dicho: “el exilio es mucho más que no estar en el sitio donde has nacido, y […] es mucho más que no poder regresar: es no poder volver, aunque vuelvas” (EL PAÍS, 10/12/2007). El exilio afecta al exiliado y a su familia tanto físico, como psíquico. Es mutilación de una persona y su vida, un desarraigo cultural. Quería escribir sobre este tema, porque es el tema principal de Los rojos de ultramar,  y Jordi Soler ha hecho muy buen trabajo describiéndolo en su libro, utilizando las memorias de su abuelo Arcadi.

Durante la Guerra Civil y la posguerra, medio millón de ciudadanos españoles se vieron forzados a irse de España y desplazarse a otros países, como por ejemplo a Francia, a México y a Argentina, huyendo de la represión del general Franco. Los republicanos que se refugiaban en Francia, eran encerrados en campos de concentración, como Arcadi. Argelès-sur-Mer, donde Arcadi fue capturado, era el más grande. Más de cien mil españoles tenían que pasar durante meses a la intemperie y experimentar las condiciones extremas. Las posibilidades de sobrevivir y además de liberarse, eran muy pocos. Cada día había muertos de frío, de enfermedad o de desesperanza. Arcadi pasó allí dieciséis meses antes de lograrse a escapar, y con la ayuda de embajador de México, Luis Rodriguez, se exilió en México y se instaló en la selva de Veracruz,  donde constituyó una plantación de café.

Evidentemente, el exilio cambió totalmente la vida de los refugiados españoles. “No sólo habían perdido la guerra, también su país, su casa, su familia y sus libros, todos esos elementos que nos hacen personas” (SOLER, JORDI, 09/06/2014). Había que rehacer la vida. Había que sobrevivir.  Era exilio casi totalmente de su vida pasada, todo lo que les quedaba era el futuro.  Y en muchos casos, no era fácil empezar de cero. Arcadi lo hizo bastante bien, pero eso requería mucho trabajo. “[…] los exiliados se sienten asediados, entre otros elementos por la naturaleza hostil a la que no están acostumbrados” (COLCHERO DORADO, 2008: 18).

Como muchos otros exiliados, Arcadi y sus amigos catalanes nunca se arraigaron del todo en México, sino que consideraban que estaban en México temporalmente. “Los prósperos empresarios cafeteros son conscientes de que lo que han conseguido supone una garantía de futuro, y que no pueden quejarse de lo que han llegado a hacer ni del porvenir que les espera, la queja viene, por tanto, por no haber sido ellos los que han elegido ese futuro, sino que les haya sido impuesto por otras personas y circunstancias adversas“ (COLCHERO DORADO, 2008: 19). Este pensamiento, de no haber podido elegir su futuro ellos mismos, es muy esencial, porque esto hace que el exiliado es, y siempre será, una especie de esclavo, un condenado.

Cuando España en 1955 ingresó en la ONU, Arcadi y sus aliados crearon el complot para matar a Franco y regresar a España. El complot fracasó, sin embargo, y en un accidente Arcadi perdió el brazo izquierdo.

“La extremidad amputada será un recuerdo constante de su pasado, al mismo tiempo que podemos pensar que dicha mutilación de Arcadi no es sino una metáfora, que “el exilio republicano [fue] extirpado de la historia oficial de España” (16). La falta, la pérdida del brazo, no es sólo una ausencia física, sino una parte importante de su psique, una parte que, aunque pudiera parecer imprescindible, se nos demuestra que no lo es. El personaje se adapta a su nueva vida, crea una nueva vida, en otra tierra, y es perfectamente capaz, a pesar de la presencia constante del pensamiento del regreso. El exilio, pues, como hemos dicho, mutila, y la idea de volver, la repetición de la historia, no recupera ni elimina la herida”(COLCHERO DORADO, 2008: 25-26).

Dos años después de la muerte de Franco, Arcadi finalmente viaja a España, a Barcelona. Pero ya prevé que va a pasar. “Los tres meses que habían destinado para ese viaje de reencuentro terminaron reduciéndose a quince días en los que Arcadi se paseó como una sombra por el territorio de su vida anterior (SOLER, 2004: 85)”. Intentó buscar referentes, buscar a sí mismo, pero no reconocí nada. Su hermana era solo una voz, su antiguo piso ya no existía, y la lengua catalán que había preservado tenía un notorio acento del ultramar. El Barcelona que conocía ya no existía en otros lugares que en sus filminas. Vivido ya más años en México que en España, Arcadi tenía ahora su vida y su hogar allí, en México, y no en España.  España era el país que se le habían quitado a su familia, y no había regreso.

Con todos los horrores y dificultades el exilio hace también cambios profundos en la personalidad. La frase  “era la guerra de otro” (SOLER, 2004: 7), repite muchas veces en el libro, porque Arcadi de España y antes de la guerra no es el mismo hombre que Arcadi de México, después de la guerra y los años pasados.

“La aparente locura de Arcadi al final de la novela, aislado del resto del mundo, de la realidad que él mismo construyó en ese pedazo de la selva, bien puede ser una representación de la claudicación total en la que se encuentra el personaje, que no considera a España ya como su casa, pero al que tampoco hemos escuchado alabar a México en ningún momento. […] La incertidumbre en que se encuentra su identidad, se ve perfectamente reflejada en sus cambios radicales de los últimos años, pero sobre todo en ese exilio voluntario, que ha elegido para terminar sus días” (COLCHERO DORADO, 2008: 30-31).

El exilio trasciende lejos. Soler comenta que “los nietos de la guerra también somos mutilados. Es como una metáfora [la falta del brazo de Arcadi]: esa mano que les faltaba era la España que nos faltaba a nosotros” (MORA, 10/06/2005). También ha dicho, que “el exilio es […] no pertenecer ya a lugar alguno, aceptar la condición de extraño, tener siempre que reinventarse” (EL PAÍS, 10/12/2007).

Soler describe en una entrevista en un vídeo, que es mexicano en España y español en México (EL exilio Jordi Soler). “[…] el exilio es una condición con la que cargas de por vida”.

 

 

Biografía:

SOLER, JORDI, 2004. Los rojos de ultramar. PDF

COLCHERO DORADO, ROSARIO, 2008. Recuperación del olvido en Los rojos de ultramar de Jordi Soler. Chapel Hill. PDF

SOLER, JORDI, 09/06/2014. “Una casa para los españoles al otro lado del mar”, El País [online], http://economia.elpais.com/economia/2014/06/09/actualidad/1402339556_825074.html

SOLER, JORDI, 01/02/2008. “La ignorancia”, El País [online], http://elpais.com/diario/2008/02/01/opinion/1201820404_850215.html

EL PAÍS, 10/12/2007. “Plantación con elefante”, El País [online], http://blogs.elpais.com/el_rincon_del_distraido/2007/12/plantacin-con-e.html

MORA, ROSA, 10/06/2005. “”Los nietos de la guerra también somos mutilados””, El País [online], http://elpais.com/diario/2005/06/10/cultura/1118354406_850215.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Exilio

EL exilio Jordi Soler (un vídeo youtube), https://youtu.be/f30YPrXpaQo

La búsqueda de la verdad y la fuerza del destino en Soldados de Salamina

En la novela Soldados de Salamina, Javier Cercas intenta buscar una verdad universal “una verdad literaria”. Cercas explica “en el libro no es la verdad concreta, la verdad de los hechos, la verdad periodística, la verdad histórica; yo no busco eso. Yo busco una verdad universal, una verdad literaria… mi libro no habla exactamente de la guerra civil, habla de otras cosas, habla de los héroes, de los muertos, etc.”(Cercas en Payne, 2004).

Queda claro que una de las principales motivaciones de Cercas, al escribir la novela, es recuperar la memoria histórica de la guerra civil y enmarcarla como parte de la larga historia de conflictos y guerras presente en la raza humana. Se podría pensar que esta verdad tiene que ver, según la dominante interpretación histórica, con la lucha fraticida cainita que tomo lugar en España: lucha inevitable entre dos bandos donde se cometieron crímenes y acciones heroicas en iguales proporciones. Villalba (2009) afirma que la novela de Cercas se enmarca en el punto de vista promovido por el franquismo para quitar responsabilidades al bando nacionalista, y que representa un intento de la memoria histórica española de asimilar, reformular y procesar la guerra civil. Continue reading

En busca de la verdad universal en vez de la verdad histórica: los motivos de la despolitización de los personajes en Soldados de Salamina

Este análisis de Soldados de Salamina (Javier Cercas 2001) trata de que por qué Cercas despolitiza a los personajes de la novela. En otras palabras, ¿qué nos quiere transmitir? Para responder a esta pregunta, hago primero alguna reflexión sobre el género, después otras sobre las relación entre los personajes para afirmar si se ha o no despolitizado a los personajes, y por último presento referencia de un artículo que trata el mismo tema.

Durante la lectura de Soldados de Salamina (Javier Cercas 2001) me estaba preguntando: ¿por qué escribe el autor esta novela? Por un lado me parecía una novela de aprendizaje, que narra la evolución de un personaje, en este caso del narrador-protagonista, y eso me parecía porque el protagonista comparte varias cosas con el autor: el nombre, la profesión, rasgos bibliográficos. También la figura del narrador es la figura de un fracasado, lo que despierta el sentimiento de la necesidad de un proceso de evolución. Ha perdido su mujer, no ha alcanzado sus propósitos profesionales, le falta sentido para su vida. Sin embargo, este proceso de evolución es una característica secundaria en la novela, no se la enfatiza de tal manera que se pudiera considerar la novela únicamente como novela de aprendizaje. El aspecto más importante son las cuestiones de memoria y olvido, de qué acordarse y qué dejar en el olvido.

Entonces, ¿por qué Cercas escribió esta novela, qué opina que hay que recordar del pasado? Podemos empezar el estudio examinando el objetivo del protagonista, que es escribir un relato (un “relato real”) sobre Sánchez Mazas, uno de los fundadores e ideólogos de Falange. De manera simplificada, se puede decir que es uno de los “malos”, del lado que se considera culpable de una guerra no justificada y culpable de opresión que duró décadas. ¿Por qué escribir sobre una persona que ha hecho un buen trabajo para que se cree un sistema injusto y opresor, fuera eso su intención o no? ¿Será un acto fructífero, útil? ¿En general, por qué se ecribe sobre hechos históricos? Cuando se escribe sobre hechos históricos, me imagino que hay un deseo de entender. Un deseo de entender por qué hicieron estas personas tal y tal cosa. Escribir sobre Sánchez Mazas podría servir como una oportunidad de comprender qué le llevó a confesar esta ideología, cómo se trataban los dos bandos, cómo era la situación después de la guerra, cómo complicó las relaciones entre personas que habían estado en diferentes lados.

Para contestar preguntas como estas, hay que fijar la mirada en cómo se interactúan los personajes en la novela y cómo se representa a ellos. El relato que se está narrando en el libro no dura más de algunos días, entonces no son tantas las personas que se dan con Sánchez Mazas. El encuentro que más tiene peso es aquel con el soldado que le perdona la vida. Otros de mucha importancia son con Maria Ferré y sus padres y con los “amigos del bosque”, este último teniendo la consecuencia que Sánchez Mazas vive con los tres huidos republicanos en el bosque. Entonces, son aproximadamente siete personas. Cuatro de ellos son republicanos, María Ferré y sus padres no son tanto ni esto ni lo otro, porque para ella y supuestamente también para sus padres “la guerra no era más que un confuso rumor de fondo en las cartas” (45). En la escena con el soldado después del fusilamiento fracasado lo que se enfoca no es Sánchez Mazas, el comportamiento del soldado hacia él no nos cuenta qué opinar sobre Sánchez Mazas, sino se trata de un “acto de heroísmo”, ajeno a razones políticos y personalidades particulares. En cambio su relación con los amigos del bosque nos guía en la valoración del personaje de Sánchez Mazas. El narrador conoce a los dos que todavía están vivos, Jaume Figueras y Daniel Angelats, y cuenta de su conversación sobre la convivencia de los cuatro con Angelats: “mientras le oía esforzarse en presentarla como una travesura de juventud sin la menor importancia, intuí que tenía toda la importancia del mundo para él” (30). Esta cita captura bien la actitud tanto de los dos amigos del bosque como de María Ferré: conocer a Sánchez Mazas y ayudarle fue algo por que aún sesenta años más tarde tienen orgullo. ¿No les hacía ni menor sentimiento de contradicción que esa persona perteneciera al lado enémigo? Una explicación potencial se da en seguida: “sentía que había sido la única aventura real de su vida, o por lo menos la única de la que sin temor a error podía enorgullecerse” (30). Pero, como vimos en la clase, la explicación es quizá más bien que “[e]n lugar de incidir en la enemistad de las dos partes de la guerra, la novela busca (y crea) paralelismos, simetrías, vínculos” (dia 2), y es justamente la completa falta de enemistad, conseguido por despolitización de los personajes, que me confundía durante la lectura sobre los motivos del autor. Por la despolitización tampoco cumple la función de responder a las preguntas que supuse como motivo para escribir sobre hechos históricos.

En un artículo de International Journal of Iberian Studies John Payne presenta material de su entrevista con Javier Cercas, y esta material nos puede ayudar en la costrucción del hipótesis de por qué se narra Soldados de Salamina de esta manera. Por un lado Cercas reconoce los aspectos negativos del pacto de olvido, es decir reconoce la necesidad de hablar de la postguerra immediada etc., pero por otro lado habla de que “a los fasquistas también los asesinaba, también” (Payne 2004: 121). Quiere decir que el pacto de olvido incluye el olvido de los crímenes que hicieron los republicanos – es decir, la idea de la Transición de que “todos fuimos culpables”. No sirve mucho esta información. En cambio, lo que cuenta más adelante sí que ofrece una posible explicación: avisa que busca una “verdad universal” (Payne 2004: 122), y lo explica dando referencia de Aristóteles. “Aristóteles decía (que) la poesía, la literatura es superior a la historia, porque la historia habla de lo concreto, de lo que les ha pasado a determinados hombres en determinado momento. En cambio, la poesía, es decir la novela, la literatura habla de lo que ha ocurrido a todos los hombres en todos los momentos. Entonces, mi busca es de esa verdad moral.” (Payne 2004: 122) Y en otras palabras un poco más adelante: “[e]s decir, mi libro no habla exactamente de la guerra civil, habla de otras cosas, habla de los héroes, de los muertos etc.” (Payne 2004: 122) Se puede concluir que qué pasó o qué no pasó en la Guerra Civil o cuánto enemistad existió entre los bandos no tiene tanta importancia, y lo que importa es que “[un héroe] tiene el coraje y el instinto de la virtud y por eso no se equivoca, o por lo menos no se equivoca en el momento en el único momento en que importa no equivocarse.” (63)

 

Cercas, Javier (2001): Soldados de Salamina. pdf (agregaré la información)

 

Payne, John (2004): Open Forum – An interview with Javier Cercas: language, history and memory in Soldados de Salamina. International Journal of Iberian Studies. Vol. 17 Issue 2, p117-124. 8p.So

Soldados de Salamina y el soldado anónimo

En este trabajo escribo sobre uno de los personajes más importantes e inprescindibles de Soldados de Salamina, es el miliciano republicano Antoni Millares, un soldado anónimo. Él es la representación de todos los soldados que quedan en el anonimato y a quienes no se les reconoce su sacrificio.

En la primera parte del libro, ”Los amigos del bosque”, se relata el origen de la historia que será el núcleo inicial del libro: el fusilamiento del cual sobrevive Rafael Sánchez Maza. En esta parte ya se revela el eje central del libro cuando se reflexiona sobre qué pasó por la mente del soldado que le salvó la vida, inexplicablente a Sánchez Mazas.

”Nunca sabremos quién fue aquel miliciano que salvó la vida de Sánchez Mazas, ni qué es lo que pasó por su mente cuando le miró a los ojos.” ( Pág.24).

Cercas no consigue la respuesta a esta incógnita en el relato que comienza en la segunda parte, formada por los testimonios de los ”amigos del bosque”, quienes ayudaron a Sánchez Mazas, y por la información que recoge de otras fuentes intentando relatar la historia de éste último.

Después de describir con detalles la vida del Mazas el libro parece estar terminado. Sin embargo, en la tercera parte, llamada ”Cita en Stockton” Javier Cercas dice:

“El libro no era malo, sino insuficiente, como un mecanismo completo pero incapaz de desempeñar la función para la que ha sido ideado porque le falta una pieza. Lo  malo es que yo no sabía cuál era esa pieza” (Pág.142).

Esa pieza que falta es el personaje de Miralles, el personaje que le aportó Roberto Bolaño. Es a partir de este momento en que el protagonista se lanza a la búsqueda de un personaje ficticio que va a triunfar sobre la realidad del personaje de Sánchez Mazas.

A partir de la tercera parte la historia empieza a tomar un giro inesperado, Cercas comienza a hacer reflexiones más profundas sobre la guerra y el heroismo. En la entrevista que le hace a Bolaño le pregunta:

 ” ¿-Y qué es un héroe?” (Pág146).

 Después de escuchar la respuesta se acuerda del libro que está escribiendo y de Sánchez Mazas

 ”…que no mató nunca y que en algún momento, antes de que la realidad le demostrara que carecía del coraje y del instinto de la virtud, acaso se creyó un héroe.” (Pág.146).

Mazas creía ser uno de los soldados de Spengler.

”Es un hecho que Sánchez Mazas identifica con la civilización las seguridades, privilegios y jerarquía de los suyos, y a los falangistas con el pelotón de soldados de Spengler; también lo es que sentía el orgullo de haber formado parte de ese pelotón y, y quizás, el derecho a descansar tras haber restaurado jerarquías, seguridades y privilegios. Por eso es dudoso que quisiera olvidar nada, y seguro que de nada se arrepentía.” (Pág.134).

A raíz de la entrevista, Bolaño le cuenta a Cercas que había conocido en un camping a un hombre llamado Miralles que había combatido en la Guerra Civil y que había sido uno de los soldados presentes en los bosques de Collel.

Miralles había sido reclutado con apenas 17 años en otoño de 1936 y alistado en un batallón del ejército de la República que estaba al mando de Enrique Lister. Antes de la guerra Miralles trabajaba de aprendiz de tornero, ignoraba la política, pero en cuanto llegó al frente se hizo comunista

”…el hecho de que lo fueran sus compañeros y sus mandos y de que también lo fuera Lister sin duda influyó en su decisión; quizá lo hizo más la certidumbre inmediata de que los comunistas eran los únicos que de verdad estaban dispuestos a plantar cara y ganar la guerra.” (Pág.153).

Miralles había peleado en Belchite, en Teruel, en el Ebro, y cuando los republicanos se vieron vencidos se retiró con el ejército hacia Cataluña y a principios de febrero del 39 cruzó la frontera francesa. Fue a parar al campo de concentración de Argelès ”…-Los llamaban campos de concentración-solía decir Miralles-. Pero no eran más que morideros.” (Pág.154).

Más tarde se alistó en la Legión Extranjera y, bajo las ordenes del General Leclerc, luchó en una guerra que no era suya. Después de combatir valerosamente ocho años fue herido mortalmente pero sobrevivió, después de lo cual se convirtió en ciudadano francés, con una pensión de por vida.

La historia de este anciano, que podría ser aquel miliciano que le perdonó la vida a Sánchez Mazas en los bosques de Collel, hizo pensar a Cercas en aquellos soldados desconocidos que salvan la civilización

”…en ese momento vi a Miralles caminando por el desierto de Libia…joven, desharrapado…y anónimo llevando la bandera tricolor de un país que no es su país, de un país que es todos los países y también el país de la libertad y que ya sólo existe porque él y cuatro moros y un negro la están levantando mientras siguen caminando, hacia adelante, hacia adelante, siempre hacia adelante.” (Pág.192).      

”…mientras la gente caminaba…atendiendo a sus negocios, sin saber que su destino y el destino de la civilización…pendía de que Miralles siguiera caminando hacia adelante, siempre hacia adelante.” Pág.(193).

Miralles representa al soldado desconocido que lucha por una causa ajena, en un país que no es el suyo, bajo una bandera que no es la suya y que forma parte de ese pelotón de soldados que salvan la civilización; aquellos soldados que José Antonio Primo de Rivera pensó que estaba entre sus filas. Soldados anónimos, ignorados, que luchan y dan la vida en guerras sin sentido, que mueren y son olvidados.

”…los héroes sólo son heroes cuando se mueren o los matan. Y los héroes de verdad nacen en la guerra y mueren en la guerra. No hay héroes vivos, joven. Todos están muertos. Muertos, muertos, muertos.” Pág. (197).

Al final, es Miralles, miliciano anónimo, un personaje ficticio, el héroe de la historia; no Sánchez Mazas, fundador e ideólogo de la falange, un personaje real.

Sánchez Mazas es aquel personaje que no vive la guerra sino que la cuenta. Y es uno de los responsables de que la guerra fraticida haya comenzado. Además será el héroe público y reconocido.

”Todos habiamos oído hablar de Sánchez Mazas y sabíamos lo suficiente de él, o sea que por su culpa y por la de cuatro o cinco tipos como él había pasado lo que había pasado.” Pág.(188).

Además, reconocerá usted que, si alguien mereció que lo fusilaran entonces, ese fue Sánchez Mazas: si lo hubieran liquidado a tiempo, a él y a unos cuantos como él, quizá nos hubiéramos ahorrado la guerra, ¿no cree?” Pág (190).

”…vagamente recordaba aún sus gafas de miope, …,la zamarra de piel con la que días más tarde relataría triunfalmente ante una cámara de Franco su aventura inverosímil…” Pág.(189)

Pero Sánchez Mazas no mereció militar en ese pelotón de soldados que a última hora siempre ha salvado la civilización y del que sí formaron parte Millares y sus compañeros.

En contraposición, Miralles si vivió la guerra y defendió la libertad y a la ”civilización” ante las fuerzas de Franco y posteriormente participó en la guerra contra el Eje Nazi-Fascista que al final de cuentas era la misma guerra, como lo son todas las guerras. A Millares no se le reconoció su sacrificio sino que terminó solo y abandonado en un ancianato de un país que no es el suyo.

Millares es el héroe que en un momento decidió no matar por matar, que perdonó la vida  al nacionalista indefenso  y eso también es heroismo..

”O quien entiende, como Allende, que el héroe no es el que mata, sino el que no mata o se deja matar.” Pág.(145).

 

Bibliografía:

Soldados de Salamina. Javier Cercas. Tusquest Editores S.A. Barcelona.

Cercas identifica al fin a su héroe. Daniel Bonaventura Girona. La Opinión a Coruña. 8.4.2013

Acceso a la Web:

http://www.laopinioncoruna.es/contraportada/2013/04/08/cercas-identifica-heroe/709689.html

El sueño de los héroes. Mario Vargas Llosa. El País. Archivo. 3.9.2001.

Acceso a la Web.

http://elpais.com/diario/2001/09/03/opinion/999468046_850215.html

Soldados de Salamina, una novela en busca de un protagonista.SUBURBANO.

Acceso a la Web:

http://suburbano.net/soldados-de-salamina-una-novela-en-busca-de-un-protagonista/