Los rojos de ultramar de Jordi Soler como una obra de autoficción

Jordi Soler combina en su novela Los rojos de ultramar (2004) su historia familiar con  los componentes de la ficción en una manera que crea una obra cautivadora. El libro del escritor que nació en una comunidad catalana en Veracrúz, México en 1963 cuenta la historia de su abuelo, un exiliado del régimen de Franco que huyó a México en 1939. La novela combina prosa, autoficción y memoria histórica y así teje una historia desde varias perspectivas. Soler describe la vida en la Portuguesa, aquella comunidad catalana en plena selva mexicana, la historia asombrosa de la fuga de su abuelo en un momento histórico complicado y el sueño de este exiliado de algún día volver a España que una vez conoció. En hacerlo, Soler convierte a sus abuelos y a si mismo a un carácter ficticio. En este trabajo mi objetivo es observar Los rojos de ultramar como una obra de autoficción.

El tema de la novela de Soler es la memoria de los exiliados españoles republicanos tras la guerra civil española. Abarcando de la historia del exilio, trata cuestiones de identidad que forman una parte intrínseca del proceso del exilio. El foco en la obra está en Arcadi, el abuelo del narrador, que después de luchar en la guerra civil al lado de los republicanos tiene que huirse a Francia. Allá es donde realmente empieza la historia que muestra lo que tenía que experimentar Arcadi tal como muchos exiliados: “…lo que sigue después de la guerra suele ser peor que la guerra misma.” (p. 28.)

Los rojos de ultramar consiste en las memorias que el abuelo  escribió tras su exilio inicialmente para su hija, pero al final se las entregó a su nieto. Para entender las memorias y las historias que ha contado el abuelo durante su vida, el narrador se embarca en un viaje de investigación y narra sus visitas a esos lugares de memoria. La perspectiva del narrador, el nieto del protagonista, ofrece una mirada crítica pero cariñosa a la vida de su abuelo. Desde la tercera generación se observa la historia familiar del exilio en su multidimensionalidad. Soler comenta que contar la historia del trauma de guerra es más fácil desde la tercera generación y explica: “No lo has vivido directamente y los ves con más distancia[.])” (Mora, 2009.)

Para muchos lectores les ha surgido la pregunta de qué en la obra de Soler es verdadero y dónde se cruza la frontera al lado de lo ficticio. La espectacular historia de Arcadi es llena de acontecimientos increíbles y son muchas las líneas narrativas que parecen inventadas en la novela. En una entrevista con Rosa Mora de Fundació Catalunya-Amèrica (2009) Soler comenta que en la obra las memorias de su abuelo se mezclan con sus propias memorias tal como con los componentes ficticios que enriquecen la historia. “La memoria de mi abuelo es la mía, este libro es la reconstrucción de su memoria. Él me dio las claves, pero a medida en que avanzaba, mis abuelos se convirtieron en personajes literarios,” Soler comenta. Así queda claro que la base de la obra es biográfica, pero en el proceso de la creación se ha convertido a una interpretación literaria que toma libertades artísticas. El escritor encaja su obra dentro de la autoficción y enfatiza que “quien cuenta la historia más que un narrador-personaje es un exégeta”. (Samper Cerdán, 2016: 312.)

El narrador literario, que se puede identificar en la mayoría del libro como Jordi Soler, no solamente toma libertades en contar la historia por el interés de darle más color. A lo largo de la narración en la novela queda claro que compilar la biografía de Arcadi es como componer un rompecabezas. Se puede leer la novela como una búsqueda que el narrador hace para encontrar las piezas que faltan: documentos históricos, contextualizaciones, perspectivas de otros exiliados o revelaciones de secretos que el abuelo ha guardado. En esta búsqueda el narrador negocia su propia relación con Arcadi, por ejemplo, cuando encuentra nueva información durante su viaje a España y Francia, donde visita los lugares importantes del pasado de su abuelo. Al descubrir nuevas piezas de este rompecabezas narrativa, contempla:

“sentí un golpe de melancolía y otro de rabia porque [Franco] no sólo había destruido la vida de Arcadi, también, durante treinta y cinco años, le había impedido que la reconstruyera, como si perder la guerra y perderlo todo no hubiera sido castigo suficiente. – – – De la melancolía que me había producido Arcadi en el picacho pasé súbitamente a la molestia, por segunda vez en ese viaje no me gustó nada que mi abuelo me hubiera engañado de esa manera…” (p. 188.)

El narrador se siente cercano a su abuelo y le tiene mucha empatía, pero al mismo tiempo falla en entenderlo y se siente traicionado cuando se entera de algunos de sus secretos. Así la obra es una negociación que el narrador hace sobre su relación con Arcadi, pero también es una búsqueda de identidad personal. El narrador comenta que visitar el campo de concentración donde le mantuvieron a Arcadi por 18 meses cuando llegó a Francia le da curiosidad por varias razones: “[La visita] se me antojó como un viaje de arqueología interior, una experiencia cuyos probables hallazgos me ayudarían a obtener un mejor perfil de Arcadi y, consecuentemente, de mí mismo.” (p. 176.) En la búsqueda el narrador llega a entender desde una nueva perspectiva su historia familiar.

Las novelas que se escriben a base de hechos reales muchas veces cautivan el interés del lector desde el principio. Los rojos de ultramar es un ejemplo de una obra que arranca de acontecimientos verdaderos, pero se vuelve a una obra ficticia que no solamente informa sino también entretiene a su lector. De todos modos, jugar con los componentes ficticios no es solamente un truco literario sino una manera en que el narrador llega a entender su propia historia en una nueva manera. Al fin y al cabo, como comenta Jordi Soler, “las novelas no cuentan la verdad sino una historia que parezca verdad.” (Samper Cerdán, 2016: 312.)

Fuentes

Soler, Jordi, 2004. Los rojos de ultramar. Alfaguara, Madrid.

Samper Cerdán, Maria, 2016. La memoria histórica y autoficción en la narrativa de Jordi Soler. Tesis de Doctorado de Filosofía y Letras, Universidad de Alicante. http://www.cervantesvirtual.com/obra/memoria-historica-y-autoficcion-en-la-narrativa-de-jordi-soler-877101/. (Fecha de consulta 17.12.2020.)

Rosa Mora, 2009. Los rojos de ultramar. Entrevista con Jordi Soler. Fundació Catalunya-Amèrica. https://www.catalunya-america.org/2009/10/los-rojos-de-ultramar/?cn-reloaded=1. (Fecha de consulta 17.12.2020.)

Jordi Soler Escritor. Página web oficial. www.jordisolerescritor.com. (Fecha de consulta 17.12.2020.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El tema de la desaparición en Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci

Conjunto vacío (2015) de Verónica Gerber Bicecci trata del tema de desaparición, que es un tema recurrente en la historia familiar que la protagonista intenta comprender. La ruptura le fuerza a la protagonista, Verónica, a volver a la casa de su infancia donde empieza la búsqueda para entender los traumas familiares y su propia historia. Voy a analizar el tema de la desaparición en la novela y la manera en que Gerber Bicecci lo extiende a los contextos históricos.

La desaparición de la madre de la protagonista, como muchos otros aspectos en Conjunto vacío, se presta a varias interpretaciones. La ausencia de la madre se puede interpretar como una mudanza fuera de la casa familiar o como una ausencia psicológica. En la memoria de Verónica esa desconexión de la madre, física o psicológica, se culmina en el momento en la cocina de la casa donde se rompe “algo tan simple y demoledor como una estúpida taza de café” (p. 127). Los recuerdos alrededor de esa taza, tal como las descripciones sobre el deterioro de la casa familiar, describen el proceso en que la madre “empieza a difuminarse” (p. 15), en que deja de escuchar y hablar con sus hijos. Se puede entender que la condición de la madre se trata de una postrauma del exilio de la dictadura argentina. La depresión de la madre resulta en síntomas que la hacen volver la casa en un “búnker”, una casa abandonada y descuidada, y perder la conexión con sus hijos. Esto hace que la protagonista y su hermano se sientan inseguros y solos. La protagonista concluye: “creo que nunca he estado más sola que cuando Mamá(M) desapareció” (p. 133).

Esa desaparición colora toda la novela y afecta los pasos en la vida de Verónica. La protagonista recuerda: “Nos costaba mucho trabajo creer que los sucesos no tuvieran siempre un lado oscuro- – -” (p. 25). Gerber Bicecci ilustra el trauma del exilio como un trauma trasgeneracional que afecta toda la familia. Para la abuela de Verónica el “desaparecer” es una palabra tabú que evadir con innumerables sinónimos. En Conjunto vacío la salud mental inestable de la madre afecta la vida de la protagonista y la de (su) Hermano(H), pero la ausencia de la madre es algo que les cuesta explicar. Falta una manera de discutirla, encajarla y darle un contexto de una historia más consabida. Los hermanos se sienten perdidos con sus preguntas:

A veces también hemos pensado que la historia de Mamá(M) tendría más sentido si pudiéramos ir a un lugar como la Plaza de Mayo a exigir que nos la devuelvan, a preguntar: ¿dónde estás? Pero es absurdo porque no desapareció como los demás, ¿o sí? Es absurdo porque, si mi Hermano(H) y Yo(Y) pudiéramos reclamarla ahí, no habríamos nacido. (p. 99.)

Existe una paradoja: Verónica cree que, si su madre no hubiera exiliado a México, habría acabado listada como una más de los muertos o desaparecidos por la dictadura (“no habríamos nacido”). Al mismo tiempo la familia está sufriendo de una consecuencia del mismo trauma sentido por los argentinos. La Plaza de Mayo en Buenos Aires representa un lugar significativo para procesar y entender el trauma de las desapariciones de la dictadura. Las desapariciones forzadas durante la Guerra Sucia en Argentina (1976-1983) cuentan con más de 30 000 personas. Las madres que exigen saber los paraderos de sus hijos detenidos y desaparecidos se conocen como Madres de Plaza de Mayo por las demonstraciones semanales que empezaron 14 madres y que crecieron a ser un significante movimiento social y político. Verónica y su hermano buscan respuestas a una desaparición diferente, pero quedan solos con sus preguntas.

La desaparición en su sentido histórico se repite en la referencia que la escritora hace al documental Nostalgia de la luz(2010) de Patricio Guzmán. El documental chileno lleva el espectador a conocer uno de los mejores observatorios astronómicos del mundo en el desierto de Atacama. Aparte de mostrar el trabajo de los astrónomos, el documental sigue las mujeres que buscan en el desierto rasgos de sus familiares que desaparecieron durante de la dictadura chilena. El desierto solía ser el lugar de entierro en masas para los detenidos de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1988). Los intentos de ocultar los rasgos de los cuerpos han dejado solamente trozos de huesos y muestras de calcio en la tierra. Estos rasgos minúsculos en el vasto desierto son la única esperanza para las madres de los desaparecidos de encontrar respuestas para entender que pasó a sus hijos o esposos.

Ojalá los telescopios no miraran solo hacia el cielo, si que pudieran traspasar la tierra para poderlos encontrar…” dice una mujer con una pequeña ala en la mano en medio del desierto de Atacama. – – – Estas mujeres han encontrado restos de calcio de los huesos de sus muertos. Los astrónomos, en cambio, se dedican a medir el calcio de las estrellas. Nosotros (mi Hermano (H) y Yo (Y)) tenemos otro tipo de problemas con el calcio: cartones de leche que ni él ni Yo(Y) nos tomamos, pedazos de queso que desaparecen del refrigerador sin siquiera probarlos. (p. 50.)

No es sorprendente que la escritora haga referencia al documental de Patricio Guzmán. Existen varias interconexiones entre las obras. La protagonista de Conjunto vacío se dedica a dendrología en vez de astronomía, pero le asombra el documental que, tal como ella, busca respuestas a través de la ciencia a la herida que deja la desaparición. Verónica está, justo como las mujeres en el Nostalgia de la luz, en búsqueda. Ella persigue respuestas para entender qué pasó a su madre y explicaciones para su historia familiar y personal. Ambas obras son estudios artísticos sobre el pasado, la memoria, la existencia humana. Ambas se dedican a una exploración de universo e imaginación de universos paralelos buscando en ellos consuelo para la herida emocional de la perdida.

En Conjunto vacío hay numerosas pistas de entender la desaparición. He analizado cómo las referencias históricas a través de la intertextualidad y las menciones de lugares históricos tejen una historia que trata de una memoria más allá del exilio. La novela es interconectada con las dolorosas historias de las atrocidades de las dictaduras de Argentina y Chile. En escribir que “la desaparición – – – hace una herida chiquita, dudosa, que se abre un poco más cada día”, Gerber Bicecci junta las voces de todos que siguen buscando sus desaparecidos.

Fuentes

Gerber Bicecci, Verónica (2015). Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas de calabaza.
Nostalgia de la luz. (2010) Dir. Patricio Guzmán. Blinker Filmproduktion, WDR, Cronomedia y Atacama Productions.

Desmantelamiento del discurso de la migración naturalizada en Rasgos occidentales de Isaac Rosa

Isaac Rosa describe en su texto Rasgos occidentales (2006) la realidad de la costa española que es el destino de los refugiados africanos que viajan hacia Europa a través de Marruecos. En su asombrosa historia imagina la reacción de los pobladores de la ciudad costeña, las autoridades y medios de comunicación al descubrimiento de personas blancas entre las masas de cadáveres de africanos. El escritor ilustra la apatía política y actitud racista hacia la migración africana desesperada y peligrosa, que deja miles de muertos que nadie recuerda y de quienes nadie habla. En hacer un relato de la reacción emocional en la esfera pública por la muerte de personas blancas en el mismo contexto, Rosa genera el contraste a través de lo cuál analiza y critica el discurso de la migración.

Los discursos se definen como símbolos, textos, imágenes y maneras de hablar que construyen la realidad social. Estas representaciones producen el conocimiento de temas específicas que a su vez influencian las prácticas sociales. Discursos comunican ideales de lo bueno y de lo malo y moldean las ideas de lo que percibimos como natural y aceptable. En mi análisis sobre Rasgos occidentales voy a partir de la anotación de Stuart Hall (1992) que los discursos operan siempre en relación con poder. Discursos son el sistema en que el poder circula. Maneras de hablar y representar ciertos fenómenos crean, mantienen y reproducen el poder cultural.

En Rasgos occidentales Rosa relata como ‘asistimos con inquietud y asombro a la inesperada desnaturalización del fenómeno migratorio’ (p. 8), haciendo referencia al inesperado hallazgo de las personas blancas en las lanchas de refugiados. Así sostiene que la muerte de miles de personas africanas no blancas es asumida sin preguntas como el producto natural de la migración. Rasgos occidentales es un afrontamiento a este discurso popular de la migración naturalizada y un esfuerzo de visibilizar la lógica racista detrás ello. El texto es una ilustración de cómo la migración africana y sus innumerables muertes llegan a ser una noticia sólo cuando conciernen una persona ‘con rasgos occidentales’. Contrapone el silencio sobre la migración y sus víctimas a las reacciones sobre hallazgos de personas muertas que son blancas. A través de esa contraposición intenta visibilizar la hipocresía y racismo que está escondido en el silencio e indiferencia contra la situación migratoria.

El discurso de la migración es un discurso generado a través de la otredad y la deshumanización. En Rasgos occidentales Rosa lo acentúa en contraponer ‘solo africanos’ (p. 6) a ‘cadáveres hermosos’ (p. 6) y ‘tesoros’ (p. 7). Los africanos se representan como masas de cadáveres que requieren labor manual, un hecho desagradable a la cual uno tiene que acostumbrarse. Así lo recuerda uno de los personajes de la historia:

Aunque el juez había ordenado ya el levantamiento de varias docenas de cadáveres en los seis meses que llevaba al frente del juzgado de la isla, y su antecesor le había asegurado que acabaría acostumbrándose y con el tiempo ya no le impresionaría tanto, él seguía sin soportar aquella frecuencia de la muerte. Lo de hoy, además, era especialmente horrible… (p. 1)

Por otro lado, los cadáveres con rasgos occidentales son una tragedia y una noticia. Requieren investigación y más vigilancia para la realización de la cuál no faltan recursos. El escritor planta una crítica perspicaz hacia el sistema en relatar como la inercia política y la escasez de recursos terminan cuando es una cuestión de una vida blanca.

Rosa muestra la presunta diferencia de valor cultural de la vida de un africano refugiado a un africano refugiado blanco, que está reflejado en cada punto del proceso desde el encuentro del cadáver hasta el enterramiento. El cementerio es un ejemplo que representa Rosa de la naturalización de la migración con toda su violencia silenciosa. Los refugiados fallecidos son solamente cifras sin nombre, en una parte externa del círculo de recordar y honrar los difuntos.

Stuart Hall (1992, p. 205) enfatiza que el poder de los discursos se mide en su impacto. En la teoría foucaultiana de los discursos y poder se definen los discursos que llegan a formar parte de la lógica común y que tienen impactos verdaderos y prácticos como ‘el régimen de la verdad’. La historia de Isaac Rosa reprocha la verdad sobre la migración (y la manera de entenderla) e ilustra el impacto de los discursos racistas y eurocentristas a vidas humanas. Lo hace a través de imaginar como sería perder vidas de personas blancas en el contexto migratorio, y a través de ello suma la cruda realidad de la valorización cultural de las vidas racializadas. Rosa enfatiza esa percepción en escribir: ‘Algo se había roto, una grieta inesperada en la pared de lo previsible, de lo acostumbrado, de lo lógico.’ (p. 7). Así describe como la situación migratoria que produce miles de muertos ha llegado a ser algo lógicamente aceptada y pertinente. El discurso de la migración naturalizada se ha fijado como parte de nuestro sistema de conocimiento.

He expandido a través del marco teórico del poder y discurso la percepción de la migración que critica Isaac Rosa. He destacado partes del texto que representan la construcción del discurso de la migración y la naturalización de sus víctimas, y reflejado los morales, políticas y ambiente social que lo constituyen. Rosa pretende mostrar que la indiferencia y la falta de voluntad política no es únicamente una cuestión de recursos ni algo inevitable. Tiene que ver con un fenómeno de la migración discursivamente construido, basado en los ideales de hegemonía blanca. Es evidente que la representación de la migración en las noticias o en la discusión política tienen efectos reales y prácticos.

Bibliografía

Rosa, Isaac (2006). Rasgos occidentales. Inmenso estrecho II. Cuentos sobre inmigración. Kailas, Madrid.

Hall, Stuart (1992). The West and the Rest: Discourse and Power. Bram Gieben, Bram & Hall, Stuart. (Ed.) The Formations of Modernity: Understanding Modern Societies. 185–227. Polity Press, Cambridge.