Reseña crítica: Luiselli, Valeria (2016). Los niños perdidos. Madrid. Sexto piso.

A Valeria Luiselli la han titulado la nueva reveladora de las letras latinoamericanas, y no es un argumento de puro invento. Ella nació en Ciudad de México en 1983, y desde joven ha viajado por el mundo junto a su padre diplomático, lo cual ha despertado su interés hacia el bienestar global, al haberse expuesto a diferentes culturas y sociedades desde pequeña. Hasta ahora ha publicado tanto novelas como ensayos, y escribe columnas semanalmente para el periódico El País. Sus obras han alcanzado éxito internacional, tratando temas absorbidos de la vida real con sus injusticias y complejidades – los temas más dominantes son la inmigración, la transición y la reflexión.

Su obra Los niños perdidos es un ensayo publicado en 2016, y consiste en cuatro partes en las cuales Luiselli comparte experiencias de su trabajo como intérprete para los niños refugiados, detenidos en la frontera entre México y los Estados Unidos. A través de las cuarenta preguntas presentadas a los niños, conocemos algunas historias de ellos, incluyendo la historia desafortunada de un adolescente hondureño, Manu. A la vez Valeria tiene que enfrentar sus propios motivos para su llegada a los Estados Unidos, y preguntarse a sí misma que le va a pasar – ¿la van a considerar una ciudadana con los mismos derechos entre los demás, o no? –  Al final y al cabo, ella también ha querido dejar su país natal en la búsqueda de ciertas condiciones de vida – en su caso, las razones han sido principalmente laborales, mientras los niños desean no temer por sus vidas de forma constante-.

No es tan sencillo definir Los niños perdidos – es un ensayo autobiográfico, pero a la vez se podría considerar que hace la función de reportaje también. Se basa en la vida de Luiselli, y cómo ella observa la realidad por sus alrededores. Trata los temas típicos para su bibliografía personalizando los migrantes y presentando un alegato al discurso deshumanizante que demasiadas veces se centra solamente en las cifras. Luiselli relaciona los migrantes con la resiliencia, la cual es una característica poca vista al tratar el tema de la migración. Insiste la cantidad de coraje que demanda decidir dejar su país y arriesgarse solo para enfrentar algo todavía desconocido, y como a pesar de todo el miedo los niños han tomado esa decisión por la esperanza de una vida mejor en que cumplaran todos los derechos humanos.

A la vez, ofrece caracterizaciones sobre el procedimiento largo, duro y frustrante, elaborado por los Servicios Sociales de Inmigración y Ciudadanía de Estados Unidos, y como los niños tienen que saber manejarlo para que les concedan el asilo. Asimismo, muestra la influencia de Trumpismo y la xenofobia aceleradora en los Estados Unidos, la cual se representa hasta en el lenguaje y la formación de las preguntas. Luiselli ata diferentes tipos de texto de manera astuta, creando nuevas combinaciones de literatura.

La división del ensayo en cuatro partes es un buen ejemplo de la hibridad que practica la autora en sus obras. Cada parte (frontera, corte, casa, comunidad) representa el camino desde su país de origen a los Estados Unidos y la integración. Asimismo, funcionaban como palabras claves para los intérpretes para formar una idea coherente de la historia de cada niño. Ningún elemento en el libro existe por sí solo, sino tiene varios significados semánticos y representaciones a la vez. Precisamente en eso tiene su encanto.

En sus ensayos Luiselli consigue mostrar la importancia del lenguaje y la representación correcta de las preguntas que tratan temas duros. Hay que planear bien cómo preguntar a un niño de menos de 10 años sobre los horrores que ha tenido que enfrentar en su vida corta pero azarosa, y cómo construir una defensa convincente frente al juez al tratar la decisión de asilo de cada niño. En muchas ocasiones uno no tiene en cuenta el valor de las palabras, pero aquí se puede ver claramente que forma un aspecto que no se puede subestimar.

El talento de Luiselli de poder trasmitir tantos temas y sentimientos con solo cien y pico páginas ha sido notable – se puede sentir su frustración hacia el sistema injusto, pero a la vez no pierde la esperanza de poder hacer su parte para aliviar la situación de los que más sufren del sistema torcido. No solo trasmite sus propios sentimientos como la narradora, sino se puede sentir la mezcla de los diferentes sentimientos desde miedo hasta cansancio y resistencia. No intenta inventar un final feliz porque ella sinceramente admite que no sabe si lo va a haber. Uno se queda desesperado, pero a la vez es lo menos que podemos hacer después de absorber todo lo que nos ofrece el libro – quedarnos desesperados y llenos de rabia.

Luiselli enfatiza la importancia de la comunicación – en la última parte de la obra cuenta como un grupo de estudiantes a quienes daba clases de español, decidía formar una organización para ayudar a los niños y adolescentes migrantes integrarse en la sociedad estadounidense. La clave, según ella, es ampliar el conocimiento de las personas y hacerlas conscientes de las estructuras problemáticas, y que su colaboración verdaderamente puede llegar a tener efecto. Esto se puede ver en el trabajo de Luiselli – ella participa, observa, aprende, reporta y da inspiración, y nosotros podemos hacer lo mismo.

“Mientras tanto, mientras la historia no termine, lo único que se puede hacer es contarla y volverla a contar, a medida que se sigue desarrollando, bifurcando y complicando. Pero tiene que contarse, porque las historias difíciles necesitan ser narradas muchas veces, por muchas mentes, siempre con palabras diferentes y desde ángulos muy distintos.” (p. 88)

REFERENCIAS:

Luiselli, V. (2016) Los niños perdidos. Editorial sexto piso.

Martínez, A. (2016) Valeria Luiselli habla sobre su libro Los niños perdidos y la importancia de la resistencia en la era de Trump. The New York Times. [https://www.nytimes.com/es/2016/12/16/espanol/cultura/valeria-luiselli-ninos-perdidos.html, consultado en 13/12/2020]

Pando, F. (2020) Valeria Luiselli, escritora mexicana: ’Tenemos que abrirnos camino juntas’. Vogue. [https://www.vogue.mx/estilo-de-vida/articulo/valeria-luiselli-quien-es-la-escritora-mexicana, consultado en 13/12/2020]

“¿Quién será mapeado en la historia y quién no?” Lucha contra el olvido y la subjetividad de la historia en Desierto sonoro

Desierto sonoro (2019) de Valeria Luiselli es una novela que narra la historia de una familia que viaja en coche desde Nueva York a Arizona. Simultáneamente, cuenta la historia de seis niños centroamericanos que tienen que cruzar el desierto mexicano para lograr sus sueños y llegar a Estados Unidos. La obra abarca temas como la migración y la infancia. Además, hay una pregunta que el libro plantea constantemente: ¿quién merece su lugar en las páginas de la historia y quién no? También es una pregunta que la autora plantea abiertamente en una entrevista televisiva (Democracy Now! 2019, 11min17s–11min28s). Inspirada por esta discusión, también considerada central por la autora, en este trabajo analizaré las diferentes formas en las que la pregunta se manifiesta a lo largo de la obra y la lucha constante de los personajes contra la subjetividad de la historia.

En Desierto sonoro los nombres tienen un valor simbólico importante de mostrar quién merece ser mapeado en la historia o, mas bien en este caso, quién no lo merece. Los protagonistas, un matrimonio y sus dos hijos (el niño de él y la niña de ella) no tienen nombre, simplemente se refiere a ellos con términos como el niño o mi esposo. Como dice la propia autora en la entrevista arriba citada, ella “intenta ser coherente con [su] preocupación en quien será mapeado en la historia con un nombre y quien no”. Sin embargo, relacionándome con la realidad y con la temática de este curso, en el mundo real observamos muchas veces muy poca coherencia en esto –los nombres de los migrantes perdidos y muertos normalmente no ganan su lugar en las páginas de la historia, pero los de las personas occidentales sí–.

Desierto sonoro también trata el tema de la incoherencia mediante su estructura tipo “novela dentro de una novela”. Una parte de la obra consiste en capítulos de una novela imaginaria, Elegías para los niños perdidos de Ella Camposanto. Narra una historia de seis niños migrantes que tienen que cruzar el desierto mexicano a bordo del infame tren La Bestia para llegar a los EE. UU. Nunca conocemos los nombres de estos niños tampoco.

Aunque la historia de Elegía para los niños perdidos es ficticia, al mismo tiempo es la historia de miles de niños verdaderos. En el mundo real, los migrantes muchas veces pasan desconocidos: normalmente no se conocen las historias o los nombres de los migrantes que llegan a Estados Unidos, ni mucho menos las historias o los nombres de los que mueren al intentarlo. Además, muchos de los niños migrantes nunca llegan a su destino sino, por ejemplo, se pierden en el desierto. También hay algunos que sí que llegan, pero son deportados. Estos niños son olvidados por la historia, son niños perdidos. A veces la media de masas decide destacar las vidas de algunos de ellos en sus reportajes, pero la mayoría es vista como una masa, unas cifras, un problema. El discurso del problema también hace desaparecer las personas detrás de los números, lo que a su vez hace que las olvidemos. Esto demuestra que la historia que conocemos es muchas veces subjetiva. La situación es igual en el caso de los migrantes que cruzan el Mediterráneo para llegar a Europa, o en cualquier sitio con un “problema” migratorio.

Algo que también simboliza el caerse en el olvido es el tema de los apaches chiricahuas, el punto de interés del proyecto del padre de la familia. La familia comienza su viaje con el propósito de alcanzar el territorio que se conoce como la Apachería, una zona que habita y habitaba tradicionalmente el pueblo indígena de los apaches. Algo característico de ellos es que tradicionalmente daban nombres guerreros sólo a los que se lo habían merecido. El tema de los nombres se enreda perfectamente con la decisión de la autora de no nombrar los personajes –no obstante, ellos también deciden inventar unos nombres “apaches” para todos los miembros de la familia: Pluma Ligera, Flecha Suertuda, Papá Cochise y Memphis–. Es como si la autora intentase mantener la objetividad, pero los personajes tratan luchar contra no ser mapeados en la historia.

De algún modo, hasta las profesiones de la madre y el padre tienen que ver con intentar hacer historia. Ella es documentalista y él documentólogo, o sea, explicado por su hijo: “[…] un documentólogo es como un bibliotecólogo y un documentalista es más parecido a un alquimista. Pero en el fondo papá y mamá hacían casi lo mismo: tenían que encontrar sonidos, grabarlos, meterlos en una computadora y luego ordenarlos para que contaran una historia”. (p. 238) Antes de partir hacia Arizona, habían tenido juntos un proyecto de grabar todos los idiomas que se hablan en Nueva York. Esta también parece una manera de combatir contra el olvido: en vez de que la historia sólo conserve el inglés o algunos de los idiomas más hablados de Nueva York, con su proyecto consiguieron captar la multidimensionalidad de la realidad. El nuevo proyecto del padre también tiene que ver con el mismo tema, es un intento de conservar la memoria de los apaches chiricahuas. Sin embargo, con sus proyectos los padres también forman parte de la subjetividad de la historia, ya que son ellos que deciden qué van grabando.

Quizás lo que mejor demuestra los intentos de los personajes de luchar contra el olvido, no obstante, es la narración del niño de la familia. El niño es uno de los narradores de la novela, pero siempre narra directamente a su hermana de cinco años. Él, tanto como sus padres, entiende los peligros de las historias olvidadas y por eso decide grabarlo todo para que su hermana lo pueda recordar más tarde –ha escuchado su pediatra decir que los niños menores de seis años no guardan recuerdos–. Además, tiene otras razones por qué su hermana debería oír la versión de él también:

Cuando veas todas las fotos y escuchas esta grabación, vas a entender muchas cosas, y en algún momento tal vez incluso entenderás todas las cosas. También por eso decidí ser tanto un documentalista como documentólogo, para que te toquen por lo menos dos versiones de todo y conozcas las cosas de diferentes maneras, lo cual siempre es mejor que de una sola manera. Vas a saberlo todo, y luego poco a poco empezarás a entenderlo. (p. 422)

Como los niños y la infancia son unos de los temas principales de la obra, la decisión de incluir la narración del niño parece clave. Uno de los logros de la novela también es su manera de ofrecer el punto de vista de los niños. Muchas veces la historia es narrada por los adultos y muchas veces nosotros, los adultos, no vemos las cosas que los niños ven. De este modo, frecuentemente, todos los niños son niños olvidados por la historia.

En este trabajo he analizado cómo se manifiestan los temas del olvido y la subjetividad de la historia en la obra Desierto sonoro. La autora ha afirmado explícitamente que reconoce el problema e intenta ser lo más objetivo posible con sus decisiones sobre a cuáles de los personajes debería nombrar, por ejemplo. No da nombres a los miembros de la familia, pero tampoco a los seis migrantes niños. Como sabemos, el mundo real es muchas veces más subjetiva, y los migrantes probablemente no serían nombrados, los miembros de la familia, por otro lado, sí. A pesar de la objetividad de la autora, parece que los personajes de la obra intentan con toda su fuerza combatir contra no ser olvidados por la historia: se dan nombres apaches, documentan voces e idiomas mediante sus trabajos o graban historias para que la niña más pequeña también las pueda recordar. Por su vez, los personajes parecen reflejar nuestra realidad y los instintos humanos: queremos ser recordados por la historia, pero la historia no da la misma oportunidad de ser recordado a todos.

Fuentes:

Cátedra Alfonso Reyes (6.12.2019): VALERIA LUISELLI. Desierto sonoro [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=rSYUYYb3pbc

Democracy Now! (8.3.2019): Valeria Luiselli on Trump’s Border Crisis, Ethical Storytelling & Her Book “Lost Children Archive” [Archivo de Vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=ma8mwVQYWco

LUISELLI, Valeria (2019): Desierto sonoro. Madrid: Sexto Piso.

PBS NewsHour (7.3.2019): Novelist Valeria Luiselli on writing to document ‘political violence’ [Archivo de Vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=gZxMCeGXVtc

RACCIATTI, Emilia (2020): “”Desierto sonoro”, un libro con múltiples registros que potencia la voz de Valeria Luiselli”. Télam Cultura. Disponible en: https://www.telam.com.ar/notas/202002/429378-desierto-sonoro-libro-valeria-luiselli.html

STAGNO, Leonardo (2020): “[Reseña de] Desierto sonoro (2019) de Valeria Luiselli”. Guay: Revista de lecturas (Septiempbre). En Meoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.11932/pr.11932.pdf

 

Nostalgia en “Estado de exilio” de Cristina Peri Rossi

En este trabajo analizaré cómo se presenta el concepto de la nostalgia en el poemario Estado de exilio (2008[2003]) de Cristina Peri Rossi.  La autora argumenta en el prólogo de la obra que la nostalgia es algo que todos los exiliados comparten a pesar de sus diferencias (Peri Rossi 2008: xxxvi). Peri Rossi misma decidió nunca regresar a Uruguay porque no quería volver a sentir nostalgia, esta vez por su ciudad adoptiva, pero en su poemario da la voz a muchos exiliados que sueñan con volver. En los poemas adopta una posición ambivalente hacia el concepto de la nostalgia: por un lado la nostalgia es una de las cosas que define el exilio y la experiencia de los que fueron forzados a dejar su patria, pero por otro lado causa dolor y añoranza por algo que ya no existe y a lo que no se puede volver. El objetivo de este trabajo es estudiar cómo se presentan estas dos facetas de la nostalgia en los poemas de Peri Rossi y qué tipo de imágenes sirven para construir el concepto de la nostalgia en esta obra.

Como ya apunta el nombre de la obra, el exilio es un estado existencial que nace al margen de dos estados, la patria original y el país de acogida. Tanto la salida forzada como los sentimientos de la no-pertenencia y de la marginación fuerzan al exiliado a cuestionar su identidad y lo qué en realidad significan los conceptos de ciudadania y patria (Chavarría 2004: 141-142).  La identidad se fragmenta y los contornos de la patria se disuelven en la memoria del exiliado cuando la realidad, los recuerdos y la imaginación se mezclan (Chavarría 2004: 140). Como consecuencia, la realidad en el primer momento del exilio se construye y se entiende mediante la nostalgia (Avantín Fontana 2011: 52).

Bautizan todas las cosas / con los nombres que recuerdan / que vienen del otro lado del mar / pedazos de un lenguaje otro / distinto al que se habla, / y en sus casas, / las plantas, los muebles, / los ceniceros y los gatos / tienen otro nombre (Peri Rossi 2008: 78).

Sin embargo, el poemario permite apreciar la nostalgia como una fase inicial en el proceso de duelo que experimentan los exiliados. Poco a poco, la autora empieza a apreciar la posibilidad de construir una nueva vida que ya no se basa en lo que fue, sino que lo que podría ser sin la sombra del pasado. “Los nuevos objetos / triviales, perecederos, /son mi mapa, mi nueva geografía”, asegura el sujeto poético sobre unos objetos cotidianos que reflejan su vida en la nueva ciudad (Peri Rossi 2008: 110). Aunque parecen insignificantes, para el personaje del poema son un ancla que lo ata al presente.

Al avanzar la obra, Peri Rossi se vuelve cada vez más crítica hacia la nostalgia y pone el foco en las concueciencias que tiene para los exiliados que viven en el pasado. Entre ellas se destaca la construcción imaginaria de la patria (Chavarría 2004: 141). La casa y la tierra que los exiliados abandonaron existen en sus mentes tal y cómo fueron, pero ya no se corresponden con la realidad: “unos vuelven en rumorosos barcos de humo / que no los llevan al país abandonado – al país perdido –  / y otros vuelven todos los días / con la imaginación (Peri Rossi 2008: 74). Por consiguiente, la vuelta al país de origen puede ser una expreciencia dolorosa que causa sentimientos de no-pertenencia: “si volvieran / no reconocerían el lugar / la calle, la casa / dudarían en las esquinas / creerían estar en otro lado” (Peri Rossi 2008: 82-84). En las calles de las ciudades adoptivas los exiliados persiguen “sombras antiguas / retratos de muertos” (Peri Rossi 2008: 40) que solo están en sus mentes, ya que la nostalgia les “ata, como una condena de una maldición[1]” (Peri Rossi 2008: 140). La autora critica la nostalgia como un impedimento a la superviviencia de los exiliados y a su capacidad de construir una vida con nuevos principios y como una identidad sana.

La nostalgia se representa como una “niebla de sueños” y como “naves blancas” en el mar (Peri Rossi 2008: 82). Son imágenes bonitas, pero a la vez hacen referencia a la pérdida y a la falta de orientación; los sueños se convierten en una niebla que impide la visión y las naves están en un movimiento perpetuo, pero no encuentran tierra. El regreso, en realidad, sería una “contraodisea / en naves apocalípticas” (Peri Rossi 2008: 86) y en casa nadie estaría esperando. La casa es como Ítaca en Odisea, existe, pero no puede ser recuperada y para recordarla es necesario ir, pero no volver.

La visión sobre el exilio que Peri Rossi ofrece en su poemario es desconsoladora y triste, pero adquiere tonos más positivos a finales de la obra. Es posible superar la nostalgia castrante que impide el crecimiento personal sin perder el amor por la patria perdida. La autora argumenta que el amor es la fuerza que posibilita seguir adelante: “Es seguro que nuestra venganza será el amor / poder amar, todavía / poder amar, a pesar de todo” (Peri Rossi 2008: 54). También declara que no quiere volver a sus sueños de Montevideo sino a la realidad actual de la ciudad porque “el espacio cambia / el tiempo vuela / todo gira en el círculo infinito / del sinsentido atroz (Peri Rossi 2008: 138). Sin embargo, esto no significa que dejara de querer su patria, más bien debe aprender a querer nuevas cosas en ella. El poemario acaba con unos poemas sobre Barcelona, su ciudad adoptiva. La autora se siente feliz en la ciudad y dice que no tiene que viajar para poder soñar: “Un tren de cercanías me basta” (Peri Rossi 2008: 142).

En conclusión, Estado de exilio presenta la nostalgia como una fase inicial y natural del exilio que nace al margen de dos países y donde las fronteras se desdibujan y la identidad se fragmenta. Sin embargo, Peri Rossi no ve la nostalgia como un estado permanente de los exiliados, sino más bien como una condición que no les permite vivir una vida plena y libre. El poemario acaba con una nota positiva de que es posible superar tanto la nostalgia como el dolor, aprender a querer la nueva casa tanto como la antigua y aceptar el exilio como una parte de la experiencia vital del individuo, siendo así un homenaje a la resistencia de los exiliados ante las atrocidades de las dictaduras.

 

REFERENCIAS:

Aventín Fontana, Alejandra María (2011). ”Algunas notas para el estudio del exilio en la obra poética de Cristina Peri Rossi”. Revista de Filología Románica, anejo VII, pp. 45-54.

Chavarría, Gabriela (2004). ”La patria desdibujada y la conciencia disidente: a propósito de Estado de exilio de Cristina Peri Rossi”. Revista Estudios. Universidad de Costa Rica, 18-19, pp. 139-147.

Peri Rossi, Cristina (2008[2003]). State of exile. Edición bilingüe. Traducción al inglés por Marilyn Buck. San Francisco: City Lights Book.

[1] Cursiva del texto original. Cita del tango “Arrabal amargo” de Carlos Gardel.

El papel de la propia lengua en “Otra vida por vivir” de Theodor Kallifatides

Mi objetivo en este trabajo es analizar, cómo el narrador de la obra Otra vida por vivir de Theodor Kallifatides explica su relación con la lengua –más específicamente, con su propia lengua–. También estudiaré el papel de escribir en la vida del narrador y si eso está vinculado con su emigración/inmigración. Hay varios temas en esta obra autobiográfica, como la identidad, la situación en la Europa de hoy y las actitudes hacia los inmigrantes, pero se destacan la lengua y la necesidad de escribir como temas principales. El escritor, nacido en 1938, inmigró en 1964 de Grecia a Suecia, donde sigue viviendo. Ha creado una distinguida carrera literaria en sueco y ha tratado de su vida como inmigrante en sus obras anteriores también. Sin embargo, en Otra vida por vivir la búsqueda y el redescubrimiento de la propia lengua de un escritor inmigrante constituyen el núcleo de la obra y daré voz al escritor mismo a través de varias citas ilustrativas.

La obra, publicada originalmente en griego en 2018 y traducida al castellano en 2019 (por Selma Ancira, ella también inmigrante), está ambientada en dos países: empieza en Suecia y acaba en Grecia. El narrador, quien aquí es la misma persona que el escritor, reflexiona su necesidad de escribir y la relación de esta necesidad a su emigración:

La emigración no me había hecho escritor. […] Estaba convencido de que también en Grecia había escrito, tal vez con otra respuesta o quizá sin respuesta ninguna, pero habría escrito por la sencilla razón de que no tenía otra forma de existir a los ojos de los demás, ni a los míos. (p. 16)

Por consiguiente es obvio, que la lengua tiene un papel muy importante en su vida y el hecho de ser emigrante/inmigrante ha tenido un efecto considerable en su lengua –o, en sus lenguas– :

La emigración es una especie de suicidio parcial. No mueres, pero muchas cosas mueren dentro de ti. Entre otras, tu lengua. Por eso me siento más orgulloso de no haber perdido mi griego después de haber vivido cincuenta y cinco años en Suecia, que de haber aprendido el sueco tan bien como lo he aprendido. Lo segundo fue obra de la necesidad, pero lo primero es un acto de amor. Una victoria contra el olvido y la indiferencia. (p. 73)

Sin embargo, en el inicio del libro sufre de un bloque de escritor y no sabe propiamente, por qué. Puede ser por un lado a causa de la crisis de envejecimiento y por otro lado a causa de la sociedad que lo rodea, incluyendo la crisis inmigratoria que ve en Europa. Siente que ha perdido las palabras y piensa en dejar de escribir:

¿Por qué pesaba tanto en mi vida la escritura? ¿Qué me daba? ¿Qué reemplazaba? Diría que era semejante a lo que me pasaba durante las guardias en el servicio militar. Yo asumía una responsabilidad y tenía cierto poder. Y lo hacía sin preguntar a nadie y sin que nadie pudiera impedírmelo. Quizá esa fuera, finalmente, la importancia de la escritura. La responsabilidad de mi mundo. ¿Habría llegado la hora de dejar todo aquello? ¿De emigrar de mí mismo como había emigrado de mi país? (pp. 37-38)

Como escribir y publicar sus ideas es una parte inseparable de su vida, hasta empieza con Twitter, porque todavía es capaz de crear frases breves. Describe esta actividad sustituta (p. 99): “Había encontrado un remedio homeopático. Escribía en Twitter porque ya no podía escribir como antes”. Parece que hasta las aves migrantes conocen mejor su dirección que él, un ser humano migrante sin lengua:

Una tarde, a finales de agosto, cuando las aves habían comenzado su migración, vi a una de ellas completamente sola. Había perdido a su bandana. Con todo, seguía su viaje en el cielo solitario. Llevaba la dirección en su interior. ¿Tendría yo alguna dirección en mi interior? (p. 101)

Para encontrar alivio a la vaciedad que siente, viaja a Grecia con su mujer sueca, con quien ya ha estado casado casi cincuenta años. Primero en Atenas, cuando hace observaciones sobre la pobreza tanto de los griegos afectados por la crisis económica como de los inmigrantes, no siente nada particular y tiene la sensación de encontrarse en un país equivocado (p. 116): “…uno de los dramas del expatriado. Sueña con volver a lo que dejó. Pero eso ya no existe más que en su empañada memoria. No se puede volver”. Ya está un poco desesperado (p. 109): “¿Quién o qué volvería a hacer de mí aquello que siempre quise ser: un ser humano entre seres humanos?”

La solución le llega al autor, por fin, en su pueblo natal y –no sorprendentemente– en forma de la lengua. Está invitado a visitar una escuela secundaria que va a llevar su nombre como un homenaje a él. La función empieza en un pequeño anfiteatro al aire libre, bajo la luna llena, y los jóvenes actores le recitan a Esquilo (p. 147): “Las palabras de Esquilo caían en mí como lluvia refrescante en tierra seca. […] Aquella era mi lengua”. Por la mañana siguiente empieza a escribir en griego:

Desde la primera palabra sentí cierta dulzura, como si hubiera comido miel. Dulzura y alivio. No escribía. Hablaba. […] Era mi idioma. […] Con el sueco, idioma que amaba y amaré siempre, no había alcanzado esa inmediatez. […] El resultado final no era ni mejor ni peor. Era distinto. (p. 150)

En conclusión, conocer y reconocer su propia lengua tiene un papel fundamental para este escritor inmigrante para quien escribir es la única forma de vivir. Y aunque no escribe porque es inmigrante, el hecho de ser inmigrante añade un nivel especial a su uso de la lengua y a la necesidad de definir su propia lengua –o sea, su propio lugar en el mundo–. La obra está llena de ideas humanas y frases formuladas (y traducidas) de modo excelente las que describen la relación entre el escritor y la lengua, tal como si fuera una recopilación de aforismos. En las últimas palabras del libro el autor resume sus sentimientos:

… Y este libro, el primero que escribo directamente en griego después de cincuenta años, es mi agradecimiento tardío para ellos, que me devolvieron a mi lengua, la única patria que todavía me queda y la única que no me heriría. […] Salvaron en mí lo que aún podía ser salvado. ¿Qué importancia tenía en qué rincón del mundo viviera? (p. 153)

Y gracias al redescubrimiento de su propia lengua, saca una conclusión profunda de su identidad (p. 152): “…nunca más sería un inmigrante”.

 

BIBLIOGRAFÍA

Kallifatides, Theodor (2019): Otra vida por vivir. Barcelona: Galaxia Gutenberg.

Información sobre Theodor Kallifatides (consultada el 02/11/2020): https://www.albertbonniersforlag.se/forfattare/5374/theodor-kallifatides/

Los rojos de ultramar de Jordi Soler como una obra de autoficción

Jordi Soler combina en su novela Los rojos de ultramar (2004) su historia familiar con  los componentes de la ficción en una manera que crea una obra cautivadora. El libro del escritor que nació en una comunidad catalana en Veracrúz, México en 1963 cuenta la historia de su abuelo, un exiliado del régimen de Franco que huyó a México en 1939. La novela combina prosa, autoficción y memoria histórica y así teje una historia desde varias perspectivas. Soler describe la vida en la Portuguesa, aquella comunidad catalana en plena selva mexicana, la historia asombrosa de la fuga de su abuelo en un momento histórico complicado y el sueño de este exiliado de algún día volver a España que una vez conoció. En hacerlo, Soler convierte a sus abuelos y a si mismo a un carácter ficticio. En este trabajo mi objetivo es observar Los rojos de ultramar como una obra de autoficción.

El tema de la novela de Soler es la memoria de los exiliados españoles republicanos tras la guerra civil española. Abarcando de la historia del exilio, trata cuestiones de identidad que forman una parte intrínseca del proceso del exilio. El foco en la obra está en Arcadi, el abuelo del narrador, que después de luchar en la guerra civil al lado de los republicanos tiene que huirse a Francia. Allá es donde realmente empieza la historia que muestra lo que tenía que experimentar Arcadi tal como muchos exiliados: “…lo que sigue después de la guerra suele ser peor que la guerra misma.” (p. 28.)

Los rojos de ultramar consiste en las memorias que el abuelo  escribió tras su exilio inicialmente para su hija, pero al final se las entregó a su nieto. Para entender las memorias y las historias que ha contado el abuelo durante su vida, el narrador se embarca en un viaje de investigación y narra sus visitas a esos lugares de memoria. La perspectiva del narrador, el nieto del protagonista, ofrece una mirada crítica pero cariñosa a la vida de su abuelo. Desde la tercera generación se observa la historia familiar del exilio en su multidimensionalidad. Soler comenta que contar la historia del trauma de guerra es más fácil desde la tercera generación y explica: “No lo has vivido directamente y los ves con más distancia[.])” (Mora, 2009.)

Para muchos lectores les ha surgido la pregunta de qué en la obra de Soler es verdadero y dónde se cruza la frontera al lado de lo ficticio. La espectacular historia de Arcadi es llena de acontecimientos increíbles y son muchas las líneas narrativas que parecen inventadas en la novela. En una entrevista con Rosa Mora de Fundació Catalunya-Amèrica (2009) Soler comenta que en la obra las memorias de su abuelo se mezclan con sus propias memorias tal como con los componentes ficticios que enriquecen la historia. “La memoria de mi abuelo es la mía, este libro es la reconstrucción de su memoria. Él me dio las claves, pero a medida en que avanzaba, mis abuelos se convirtieron en personajes literarios,” Soler comenta. Así queda claro que la base de la obra es biográfica, pero en el proceso de la creación se ha convertido a una interpretación literaria que toma libertades artísticas. El escritor encaja su obra dentro de la autoficción y enfatiza que “quien cuenta la historia más que un narrador-personaje es un exégeta”. (Samper Cerdán, 2016: 312.)

El narrador literario, que se puede identificar en la mayoría del libro como Jordi Soler, no solamente toma libertades en contar la historia por el interés de darle más color. A lo largo de la narración en la novela queda claro que compilar la biografía de Arcadi es como componer un rompecabezas. Se puede leer la novela como una búsqueda que el narrador hace para encontrar las piezas que faltan: documentos históricos, contextualizaciones, perspectivas de otros exiliados o revelaciones de secretos que el abuelo ha guardado. En esta búsqueda el narrador negocia su propia relación con Arcadi, por ejemplo, cuando encuentra nueva información durante su viaje a España y Francia, donde visita los lugares importantes del pasado de su abuelo. Al descubrir nuevas piezas de este rompecabezas narrativa, contempla:

“sentí un golpe de melancolía y otro de rabia porque [Franco] no sólo había destruido la vida de Arcadi, también, durante treinta y cinco años, le había impedido que la reconstruyera, como si perder la guerra y perderlo todo no hubiera sido castigo suficiente. – – – De la melancolía que me había producido Arcadi en el picacho pasé súbitamente a la molestia, por segunda vez en ese viaje no me gustó nada que mi abuelo me hubiera engañado de esa manera…” (p. 188.)

El narrador se siente cercano a su abuelo y le tiene mucha empatía, pero al mismo tiempo falla en entenderlo y se siente traicionado cuando se entera de algunos de sus secretos. Así la obra es una negociación que el narrador hace sobre su relación con Arcadi, pero también es una búsqueda de identidad personal. El narrador comenta que visitar el campo de concentración donde le mantuvieron a Arcadi por 18 meses cuando llegó a Francia le da curiosidad por varias razones: “[La visita] se me antojó como un viaje de arqueología interior, una experiencia cuyos probables hallazgos me ayudarían a obtener un mejor perfil de Arcadi y, consecuentemente, de mí mismo.” (p. 176.) En la búsqueda el narrador llega a entender desde una nueva perspectiva su historia familiar.

Las novelas que se escriben a base de hechos reales muchas veces cautivan el interés del lector desde el principio. Los rojos de ultramar es un ejemplo de una obra que arranca de acontecimientos verdaderos, pero se vuelve a una obra ficticia que no solamente informa sino también entretiene a su lector. De todos modos, jugar con los componentes ficticios no es solamente un truco literario sino una manera en que el narrador llega a entender su propia historia en una nueva manera. Al fin y al cabo, como comenta Jordi Soler, “las novelas no cuentan la verdad sino una historia que parezca verdad.” (Samper Cerdán, 2016: 312.)

Fuentes

Soler, Jordi, 2004. Los rojos de ultramar. Alfaguara, Madrid.

Samper Cerdán, Maria, 2016. La memoria histórica y autoficción en la narrativa de Jordi Soler. Tesis de Doctorado de Filosofía y Letras, Universidad de Alicante. http://www.cervantesvirtual.com/obra/memoria-historica-y-autoficcion-en-la-narrativa-de-jordi-soler-877101/. (Fecha de consulta 17.12.2020.)

Rosa Mora, 2009. Los rojos de ultramar. Entrevista con Jordi Soler. Fundació Catalunya-Amèrica. https://www.catalunya-america.org/2009/10/los-rojos-de-ultramar/?cn-reloaded=1. (Fecha de consulta 17.12.2020.)

Jordi Soler Escritor. Página web oficial. www.jordisolerescritor.com. (Fecha de consulta 17.12.2020.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un pésame por las vidas perdidas: la función del narrador en el relato “Prefiero morirme en el camino” de Juan Pablo Villalobos

Yo tuve un sueño: el viaje de los niños centroamericanos a Estados Unidos es la quinta obra del autor mexicano Juan Pablo Villalobos, publicado en 2018. Es una crónica periodística no ficticia contada a través de técnicas narrativas de la ficción. La obra narra diez historias – divididos en once relatos cortos, basados en entrevistas realizados por el autor – sobre inmigrantes entre diez a diecisiete años centroamericanos, que cruzan de manera ilegal la frontera entre México y Estados Unidos. En este breve trabajo analizaré más de cerca la narración del relato “Prefiero morirme en el camino” en la obra. Reflexionaré sobre por qué cambia la focalización del narrador en este relato en contraste con los otros relatos incluidos en el libro, y qué función pretende tener este cambio en la historia y en la interpretación del lector. 

El objetivo de Villalobos con esta obra es poner rostro a las cifras de las estadísticas de migración y mostrar la humanidad que se esconde bajo el frío concepto de crisis migratoria. Uno de los métodos concretos con que el autor propone lograr su meta es con la narración: En mayoría de los relatos los niños mismos llevan el papel del narrador. Son narradores personales que participan en su propia historia. Aunque Villalobos es el autor de la obra, el hecho de dar la voz a los niños en la narración él, de alguna manera, empodera a los niños dándoles el papel de un sujeto consciente, alguien que está encargado de contar su propia historia, y no necesita que nadie más hable por sí mismo. Esta narración también nos permite acercarnos al estado de ánimo de los niños mientras comparten sus experiencias de su camino a Estados Unidos. 

No obstante, el relato “Prefiero morirme en el camino” se distingue de los demás de la obra en términos de narraciónEn el relato un camionero está esperando en el semáforo para que se cambie a verde. De repente una niña de diez años y su hermano mayor golpean en su ventanilla para pedirle que los lleve. Están en camino a la frontera de Estados Unidos. El camionero finalmente ordena a los niños que suban a la camioneta y promete llevarlos con él. El niño duda en entrar a la camioneta, pero cuando su hermana se apresura a entrar, el hermano también accede. El hermano le pregunta al hombre dos veces adonde se van, pero este ignora la pregunta. Mientras conducen, el hombre les pregunta sobre su viaje y si su familia sabe dónde están. Se descubre que los niños se llaman Nicole y Kevin. Se han escapado de su casa en Guatemala y su madre, que vive en Los Ángeles, no sabe que están en camino hacia ella. De repente, el camionero da un giro hacia una carretera no asfaltada. La historia termina con el niño preguntando por tercera vez hacia dónde los lleva el hombre:  

      • ¿Adónde nos vamos? – volvió a decir el muchacho.

      • ¿Tú no sabes decir otra cosa? – dijo el hombre -. Por aquí vamos a llegar más rápido.

El hombre sostuvo el volante con fuerza, presionó el acelerador y la camioneta se perdió en la noche mexicana. (Villalobos 2018: 71)

Esta historia es única en el libro, porque solo este lleva un narrador impersonal: no tiene personaje que participe en la historia. En su mayor parte su focalización es externa, pero al comienzo de la historia el narrador sí revela algunos detalles sobre lo que pasa en la cabeza de los personajes: En las primeras páginas aprendemos cómo se siente físicamente el camionero y cómo percibe la forma en que los niños se acercan a él:

      • ¿Adónde van? – les dijo.

      • A la frontera – contestó la niña, que, aunque era menor parecía más habladora, quizá confiaba en causar más lástima, quizá era la estrategia que usaban para conseguir ayuda. (Villalobos 2018: 64)

Aunque no está claro si estos son los pensamientos del hombre o del narrador impersonal, según mi interpretación es como si el papel del narrador fuera captado por el hombre por un breve momento. Lo mismo ocurre nuevamente en la página siguiente, pero esta vez con la niña: 

La niña rodeó la camioneta sin consultar al muchacho [hermano], tenía miedo de que el hombre se arrepintiera. Llevaban todo el día caminando y la expectativa de sentarse y ganar kilómetros, en la dirección que fuera, le parecía una magnífica idea. (Villalobos 2018: 65-66)

Estas son las únicas ocasiones en las que el narrador entra en la mente de los personajes. El último también es impactante, ya que da una idea del estado en el que se encuentran los niños: están cansados y han viajado un largo camino. La niña busca un alivio a su estado y no duda en aceptar la ayuda ofrecida, a pesar de que su hermano claramente no está seguro de las intenciones del hombre, puesto que el hombre se niega a dar una respuesta de adónde exactamente los llevará. 

A partir de ahí, la focalización parece hacerse más estrecha: el narrador describe la ruta que conduce el camión y lo que está dicho en voz alta en la conversación entre el hombre y los niños. Pero el lector ya no sabe lo que pasa en la cabeza de los personajes; esto, en mi opinión, crea una atmósfera opresiva en la historia: uno comienza a preguntarse si el hombre es en realidad bueno o si está tramando algo travieso. También considero que las finales palabras del relato, especialmente la de “perder”, suenan algo siniestras: “y la camioneta se perdió en la noche mexicana”. Es como si algo malo les pasara, pero no llegamos a saber. 

A finales de la obra el autor ofrece biografías de las protagonistas. Bajo los seudónimos se revelan las nacionalidades y edades de los niñosTambién se señala cuáles relatos cuentan la historia de qué niño: se revela que Nicole emigró a los Estados Unidos y que actualmente vive con su familia en Los Ángeles. El nombre de Kevin no se menciona, pero también se revela que la primera historia de la obra trata sobre ellos: en esa historia, titulada “¿Dónde están tus hijos?” la madre recibe una llamada de las autoridades que le informan que sus hijos han llegado a Estados Unidos. Esto nos revela que ambos niños están vivos. Vivos, sí, pero nunca llegamos a saber, si les hicieron daño en el camino.  

Dado que la narración de esta historia es notablemente diferente de las demás, estoy segura de que pretende cumplir una determinada función. Sugiero que el objetivo del autor es hacer que el lector tema intencionalmente lo peor para los niños, no solamente para destacar la peligrosidad del viaje de los migrantes hacia la frontera, pero quizá más aún para rendir homenaje a todos aquellos niños migrantes que se han perdido o muerto en el camino: ya que son miles que se han perdido en busca de una vida mejor 

Para concluir, considero que el relato “Prefiero morirme en el camino” lleva un significado importante en la obra: con este relato el autor quiere hacernos recordar a los niños inmigrantes perdidos y fallecidos en su camino hacia Estados UnidosOpino que Villalobos logra su objetivo de que el lector sienta empatía por los niños. El impacto emocional de la obra está garantizado por su tema: las historias que los niños comparten sobre su duro viaje a un nuevo país no dejan fuera las realidades espantosas y peligrosas de acercarse a la frontera y entrar indocumentados a Estados Unidos. Considero que “Prefiero morirme en el camino” es uno de los relatos más impactantes del libro: a pesar de que estos niños han logrado su objetivo y tienen la oportunidad de hacer su vida en un nuevo país, miles de otros no tienen la oportunidad debido a la dura y violenta realidad que los supervivientes deben haber sobrevivido en su camino hacia el norte. 

Bibliografia 

Villalobos, Juan Pablo (2018) Yo tuve un sueño: el viaje de los niños centroamericanos a Estados Unidos. Barcelona: Anagrama. 

Representación de los temas de memorización y ausencia en Conjunto Vacío de Verónica Gerber Bicacci

Verónica Gerber Bicacci es una autora mexicana, e hija de padres exilios argentinos. Nació en la Ciudad de México en 1981, cinco años después de sus padres llegar ahí desde Argentina. Principalmente trabaja de artista visual, pero asimismo ha publicado cinco obras literarias, una de ellas siendo Conjunto vacío (2015). (Bendeck, G. 2018.) El libro trata la vida sentimental de un personaje llamado Verónica, y observamos como se repiten ciertos temas en las relaciones de ella con su gente cercana – el abandono y ausencia. Las relaciones complejas que se presentan en la obra son las de Verónica con su madre, y con sus dos parejas, las cuales acaban de manera indeseada. Mi objetivo en este trabajo es analizar como se representan los temas de memorización y ausencia en la estructura externa e interna de la novela. Asimismo, quiero pensar en los motivos de la autora para construir la novela con las estructuras tal y como son.

La novela se narra desde la perspectiva de Verónica, y nos cuenta sobre sus relaciones con su madre, y sus dos novios, Tordo y Alonso, a lo largo de un periodo indeterminado. La madre de Verónica parece estar desaparecida, difuminada, y así ha abandonado a Verónica y su hermano, pero aún así existe para ellos – está presente y ausente a la vez. Mi interpretación personal es que la madre quizá tenga problemas con su salud mental, los cuales no la permiten tan buena madre y se aleja de la realidad. La relación con Tordo falla al Tordo enamorarse de otra mujer, y con Alonso a su vez parecen ir alejándose por él ser inalcanzable e indispuesto a mantener el contacto.

La novela está estructurada en 135 fragmentos, otros siendo más cortos que ortos. Estos fragmentos incluyen, por ejemplo, dibujos sencillos, diagramas de Venn, mensajes escritos al revés, cartas… – los recursos son variables y versátiles. La estructuración de las memorias presentadas en la obra no es lineal, sino a veces hasta confunde a los lectores saltando de una memoria y relación a la otra.  Interpreto esta estructura fracturada como una referencia a la función típica de memoria: los seres humanos tienden a memorizar cosas en formato de momentos limitados y pasajeros. Al recordar de ciertas cosas del pasado, se activan las memorias de otras experiencias parecidas, y en total crean un tipo de bucle de cierto sentimiento apoyados por dichas experiencias.

La novela narra los destinos indeseados de cada relación, pero cada relación, sobre todo la de Verónica y su madre, deja muchas preguntas abiertas: ¿qué es lo que precisamente sucedió a la madre? ¿Se marchó, se difundió, abandonó a sus hijos de manera consciente o no? ¿Cómo es su ausencia? Como mencionado antes, los fragmentos de la obra son a veces cortos, e incluso hay páginas que contienen solo un dibujo o un diagrama sin más – se podría decir que hay una abundancia de ausencia del texto en la obra. Aparte de representar el tema de ausencia así, considero que la falta de palabras refleja también la imposibilidad de expresar ciertas memorias de manera conclusiva y coherente.

Estas observaciones llevan a pensar en el símbolo de conjunto vacío, cual aparece en la tapa de la novela. Puede contener varios significados a la vez, lo cual sería muy probable en el caso de esta novela, siendo tan diversa. Sin embargo, si lo observamos desde el punto de vista de este análisis, podríamos concluir que representa la incapacidad de expresar verbalmente y explicarse a sí misma ciertas memorias de la vida – la raya es la mente, y el conjunto la memoria, pues la raya salta las líneas de la memoria no consiguiendo quedarse en que verdaderamente consiste cada memoria.

Conjunto vacío definitivamente es una obra pluridimensional, en que juegan un papel importante la narración, la parte visual pero también lo que queda sin narrar. Los temas llegan tanto a la estructura externa como interna. Es casi imposible interpretar todos los aspectos de la obra a la vez – siempre queda algo ausente, lo cual también forma parte del encanto de la novela de la autora visual, ya que demanda ser releída varias veces.

Bibliografía

Gerber Bicecci, Verónica. 2015. Conjunto Vacío.

Bendeck, G. 21.02.2018. In the Absence of Words: An Interview with Verónica Gerber Bicecci. Words Without Borders. https://www.wordswithoutborders.org/dispatches/article/in-the-absence-of-words-an-interview-with-veronica-gerber-bicecci

Materiales sobre La grieta

En la próxima clase hablaremos de La grieta, que es una novela (foto)gráfica realizada por Carlos Spottorno y Guillermo Abril.

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Si queréis leer algo extra sobre la obra, el recomiendo el siguiente texto:

Asimismo, os dejo dos videos, uno corto y el otro más largo, en que los autores hablan sobre su obra:

Diagramas de pertenencia en “Conjunto vacío” de Verónica Gerber Bicecci

En este trabajo analizaré el uso de los llamados diagramas de Venn en la novela Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci, autora y artista visual mexicana. No es mi intención exponer el contenido de diagramas individuales sino buscar interpretaciones para su uso: ¿por qué la protagonista de la obra elige usar estos diagramas particulares? Es una obra en que la forma es muy distinta a la forma habitual, utilizando dibujos entre los párrafos del texto como medio de narración paralela, no como mera ilustración, y la relación entre el lenguaje y los dibujos es muy simbiótica. Muchos de los dibujos son diagramas de Venn, originalmente desarrollados por el matemático John Venn en 1880 para describir las relaciones lógico-matemáticas de inclusión y exclusión (CAAC 2019). En la obra describen las relaciones entre distintos personajes o entre los personajes y los universos.

Principalmente, la novela es una historia de autoficción de la protagonista, que también se llama Verónica. Es hija de padres exiliados de Argentina a México en 1976, durante la dictadura militar de Argentina, ella misma nacida en México a principios de los ochenta. Sin embargo incluye otras historias también, cada una vinculada en la suya de alguna manera. Hay varios temas en la novela y en este análisis los temas centrales son las consecuencias transgeneracionales del exilio, la búsqueda de la identidad y de las raíces y las relaciones con otras personas.

La protagonista intenta bosquejar sus relaciones interpersonales y su lugar en el universo a través de dibujar diagramas de Venn. Esta costumbre casi se vuelve una obsesión, aunque es fácil entender que le sirven bien los dibujos cuando no sabe escribir con palabras. Los diagramas dan nuevas perspectivas para las relaciones y los acontecimientos, y la protagonista escribe en la página 84: “Visto así, ‘desde arriba’, el mundo revela relaciones y funciones que no son del todo evidentes”. Necesita esta nueva perspectiva y distancia a sus propias emociones.

Una posibilidad obvia es interpretar los diagramas de Venn a través de la teoría de la pertenencia, discutida por ejemplo en el artículo de Lähdesmäki et al. (2016). La pertenencia está relacionada con los antedichos conceptos de inclusión y exclusión y con la distancia/cercanía (aquí principalmente emocional). De hecho, cuando Verónica explica su gusto por los diagramas (p. 84), utiliza el verbo pertenecer:

[…] un jitomate pertenece al conjunto de jitomates (JI) y no al de cebollas (C) ni al de chiles (CH) […] pero también de que tienen cosas en común, como el hecho de que todos podrían pertenecer al conjunto salsa pico de gallo (SPG) […] y unir fuerzas contra algún otro conjunto…

Es discutible, si se pueden describir relaciones humanas, siempre tan diversas, con conceptos exactos de lógica o matemáticas. Simplifica las situaciones bastante, lo que puede causar interpretaciones erróneas. No obstante, da mucha claridad y también belleza para acontecimientos difícilmente explicados.

Además, se puede dar una justificación más política a los diagramas. También esta interpretación se puede ver dentro de la teoría de la pertenencia, porque por ejemplo según Yuval-Davis la pertenencia puede incluir un aspecto nacional-político (apud Lähdesmäki et al. 2016: 239). La protagonista cuenta (p. 84), que durante la dictadura en Argentina se prohibió la enseñanza de los diagramas de Venn en las escuelas. Escribe:

Los diagramas de Venn son herramientas de la lógica de los conjuntos. Y la dictadura, desde la perspectiva de los conjuntos, no tiene ningún sentido porque su propósito es, en buena medida, la dispersión: separar, desunir, diseminar, desaparecer. Tal vez es eso lo que les preocupaba, que los niños aprendieran desde pequeños a hacer comunidad, a reflexionar en colectivo para descubrir las contradicciones del lenguaje, del sistema.

A la luz de esta información surge la próxima pregunta: ¿por qué quiere describir la protagonista su propia realidad a través de un método que una vez fue prohibido? Aquí algunas propuestas. Primero, el uso del método prohibido se puede ver como una reacción a lo que habían sufrido sus padres: para ellos habría sido imposible describir sus emociones y pensamiento con este método. O aún más trágico, tal vez no podían expresar sus emociones de ninguna manera antes de y durante el exilio, lo que resultó en su divorcio, en la desaparición al menos simbólica de la madre y en las dificultades emocionales de la siguiente generación. En el caso de la familia de Verónica, la dictadura de una manera venció, aunque habían logrado exiliarse los padres: “separar, desunir, diseminar, desaparecer” es lo que les pasó, y ahora intenta Verónica buscar un conjunto, una unión y una aparición. Segundo, puede ser que la protagonista ve los conjuntos subconscientemente como amenazas, igual que los vio la dictadura, porque ha sido herida y abandonada tantas veces en sus relaciones, por ejemplo con su madre y en las relaciones amorosas. Sin embargo, busca la sensación de unión –la pertenencia, en otras palabras. Por consiguiente se puede ver el uso de los diagramas de Venn como una manifestación de las heridas transgeneracionales de la dictadura y del exilio, y también como una protesta (retrasada) contra la dictadura y como una crítica contra la violación de la libertad de expresión ejercida por la dictadura de Argentina. Con el uso de las diagramas, la protagonista no solamente se sitúa en su “universo personal” sino también en la historia y la política del país del exilio de sus padres.

En conclusión, se puede ver el uso de las diagramas de Venn como una representación o un símbolo de pertenencia personal y política, también en un significado transgeneracional. “Lo personal es político”, como dice la conocida frase feminista. Al escribir este trabajo encontré información sobre otra artista visual de la misma generación que Verónica, la argentina Amalia Pica, que también ha trabajado con las diagramas de Venn (CAAC 2019). Quiero concluir mi trabajo por citar su nota de prensa, ya que pienso que dice exactamente lo que intenta decir y hacer Verónica también:

Gran parte de mi trabajo proviene de ese deseo casi infantil de ser entendido, y creo que muchas de las formas en que inventamos para hablar entre nosotros tienen que ver con ese extremo deseo de alcanzar… 100% de empatía con otras personas. Eso nunca sucederá, pero el hecho de que lo intentemos… es hermoso, de alguna manera.

 

BIBLIOGRAFÍA

CAAC (2019): El CAAC presenta la primera exposición en España de la artista argentina Amalia Pica. Nota de prensa sobre la exposición de Amalia Pica [disponible en línea en: http://www.caac.es/prensa/dossiers/Nota-de-Prensa-Amalia-Pica.pdf, consultada el 02/11/2020].

GERBER BICECCI, Verónica (2017): Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas de calabaza.

LÄHDESMÄKI, Tuuli, et al. (2016): “Fluidity and flexibility of “belonging”: Uses of the concept in contemporary research”. Acta Sociologica 59:3, págs. 233-247.

La desaparición de Mamá(M) como representación de enfermedad mental en Conjunto vacío

En este trabajo trataré el tema de la desaparición del personaje Mamá(M) en la obra Conjunto vacío de Verónica Gerber Bicecci e intentaré responder a la pregunta de por qué la narradora describe la desaparición de esta manera. No se explica explícitamente lo que le ha pasado a la madre de la protagonista Verónica, pero la narradora sí proporciona varias pistas sobre el destino de ella.

La desaparición de Mamá(M) es un acontecimiento muy importante en la vida de la protagonista-narradora, su hija Verónica. Se implica que la madre desaparece cuando ella tiene 14 años, pero nunca se explica lo que le pasó exactamente. No obstante, queda claro que algo raro está pasando en el apartamiento de la madre (o “búnker”, como lo denominan la protagonista y su hermano); las cosas se mueven sin que nadie las mueva y se escuchan voces, aunque nadie debería estar allí:

En el búnker las cosas se cambian de lugar. O al menos parece. Estaba segura de que había dejado un libro sobre el escritorio y no en el librero, o los zapatos en la sala y no en mi recámara. Podría jurar que compré yogur y ya no había. (129)

La primera noche sola volví a escucharla hablando en la sala. La luz de la computadora ya no iluminaba el camino así que me guie con las paredes. Nadie. Regresé a cama. (29)

La narradora da una explicación casi sobrenatural ya que implica que las cosas extrañas que acontecen en el búnker se explican por el hecho de que el búnker “había logrado producir algún tipo de singularidad espaciotemporal”. (18) También da la impresión de que Mamá(M) simplemente ha abandonado sus hijos y se ha ido a algún sitio desconocido. Sin embargo, no creo que esto sea el caso. Tal como afirma Deffis, para entender la obra es imprescindible que el lector intente descifrar lo que se dice e ilustra en ella (2020, 26). Aunque la narradora no da una respuesta explícita al misterio de la madre, sí que da pistas continuas al lector. Yo pienso que la respuesta está en el búnker –la madre sigue allí físicamente, pero mentalmente está en otro lugar–.

Ya desde el inicio de la obra queda bastante claro que la madre tiene algún tipo de paranoia, quizás síntomas de esquizofrenia. Por eso ha montado el búnker en primer lugar: “Un sistema perfectamente cerrado que Mamá(M) construyó antes de desdibujarse […]. (18) La narradora también nos hace saber que la madre no se siente segura, siente que algo o alguien le está amenazando a ella y a sus hijos:

Era temprano en la mañana, estábamos saliendo a la escuela y mamá dijo que no. Dijo que era mejor quedarse en casa. Dijo que no prendiéramos la tele, que no prendiéramos nada. Dijo que había que guardar silencio. (16)

Mamá(M) empieza a hablar de los árboles del parque. Dice que en las cortezas se ven rostros. Que todos esos rostros miran hacia la casa. Que todos esos rostros nos miran.
Nos ordena dejar de regar las plantas. (16)

La presencia de síntomas mentales está muy fuerte justamente antes de la desaparición de la madre. Sin embargo, la narradora nunca dice que la madre se salió del búnker –dice que “empieza a difuminarse” (15) y que “al final ya no podíamos verla” (16)–. Según mi interpretación, Mamá(M) nunca se fue a ningún sitio, sino no solamente se cerró en el búnker, pero también en su mundo interno donde está a salvo de los que le persiguen. Sabemos que la madre se ha exiliado a México para huir de la dictadura argentina, lo que muy probablemente también es la causa de sus síntomas.

Para responder a la cuestión de por qué se describe la enfermedad mental de la madre de este modo, necesitamos tener en cuenta varios puntos. El primer es que Mamá(M) “se desapareció” cuando la protagonista tenía sólo 14 años –o sea, era una niña–. Una enfermedad mental de un pariente cercano siempre es un acontecimiento traumático que es difícil de entender, especialmente para una niña de 14 años.

A lo largo de la obra también queda claro que a veces la narradora no sabe o no quiere expresar sus sentimientos mediante palabras, así que acaba usando diagramas o dibujos: de allí podemos deducir que tiene una mente bastante analítica, ve el mundo vía imágenes, entiende su vida mediante diagramas. Por lo tanto, interpreto la “desaparición” de la madre como una metáfora de intentar explicar y entender que ella ya no está mentalmente en el lugar donde debería estar, que ya es imposible establecer contacto con ella. La madre ha desaparecido del universo de Verónica, ha escapado a un mundo que no está en ningún sitio que conozca Verónica o su hermano:

“Les hicimos creer que Mamá(M) estaba ahí –aunque ni siquiera nosotros podíamos verla–. Había cruzado una frontera que ni mi Hermano(H) ni Yo(Y) sabíamos cómo cruzar.” (19)

Desde mi punto de vista, los diagramas que presenta la narradora-protagonista dan la última prueba de que la madre está en un mundo aparte. El diagrama siguiente muestra perfectamente que la madre ha construido su propio mundo que no está en México ni en Argentina, sino “Mamá(M) encontró la forma de quedarse justo en medio, en un lugar donde nadie puede encontrarla.” (35) P1 representa México, P2 Argentina.

Figura 1 (p.35)

En este trabajo he argumentado que la desaparición de la madre de Verónica, que se narra de una manera poco explícita en la obra, funciona como una metáfora de una enfermedad mental. La protagonista intenta procesar un acontecimiento muy traumático para ella de la manera que le resulta la más lógica y que reflecta el punto de vista de una niña. Sin embargo, la manera de describir la enfermedad de la madre también reflecta una imagen del mundo muy analítica y visual, que encaja perfectamente con la tendencia de la narradora de expresar pensamientos mediante diagramas y dibujos en vez de palabras.

Bibliografía:

DEFFIS, Emilia (2020): “‘La necrópolis interior’ en Conjunto vacío de Verónica Gerber Bisecci”. Anclajes XXIV (2), pp. 17-32.

GERBER BICECCI, Verónica (2017): Conjunto vacío. La Rioja: Pepitas.