Gente que ya estaba antes de 1975

Isaac Rosa – Público (blog Trabajar cansa) – 16/04/2010

“Argentina tiene problemas de todas clases; sería bueno que intentaran resolverlos y no querer resolver los nuestros.”-Manuel Fraga, presidente fundador del PP-

No parece probable –aunque sólo sea por razones de edad- que Manuel Fraga vaya a acabar extraditado a Argentina. Pero la sola mención de su nombre, a cuenta de la querella por los crímenes franquistas, ya pone nerviosos a muchos. Es nada menos que el fundador de la actual derecha española, y oficialmente uno de los padres de la democracia. Que un redactor de la Constitución pueda ser denunciado como colaborador de la dictadura resume bien cómo se ha gestionado el pasado reciente en España.

Durante mi adolescencia, cuando aún era víctima de la ignorancia que sobre el franquismo me impartieron en el bachillerato, siempre me llamaba la atención un hecho curioso: cómo la biografía política y profesional de muchos prohombres de la democracia –leída en la solapa de un libro, por ejemplo- comenzaba en 1975, como si antes de esa fecha ni siquiera hubieran nacido.

Luego, claro, creces y te enteras de que muchos jueces ya eran jueces antes de 1975 –como ha recordado Jiménez Villarejo, quien también era fiscal entonces-, que los padres de la democracia ya eran ministros o directores generales con Franco, que muchos policías ya habían sido grises y crearon escuela, que el rey ya era príncipe, o que el poder económico actual se parece mucho al que hizo fortuna entonces.

De Fraga ya sabíamos que había sido ministro franquista, no es ningún secreto. Pero siempre nos aclaran que lo fue de Información y Turismo, para que nos fijemos en la segunda parte, Turismo, que parece algo inocente, y no veamos lo primero: Información, portavoz del gobierno, responsable de cuidar la imagen del régimen en momentos como la ejecución de Grimau.

La sola mención a Fraga pondrá de los nervios a muchos. Porque si él no es intocable, nadie está a salvo. Y se confirmarían los temores de quienes hoy hablan de guerracivilismo y llevan años resistiéndose a mirar atrás: que esto no tiene sólo que ver con la guerra –tan lejana, casi todos ya muertos-, sino que los crímenes perseguibles son más recientes, en el tardofranquismo y hasta la modélica Transición.

Vidas paralelas en las cárceles de la dictadura

Los padres de Gaspar Zarrías y Cándido Méndez sufrieron la justicia franquista

Concentración en Jaén durante la Transición. Junto a Zarrías, Felipe Alcaraz y Fernando Calahorro. – DIARIO JAÉN

ANTONIO AVENDAÑO – Público – 16/04/2010 02:00

El actual secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías Arévalo (Madrid, 1955), nació tres años después de que su padre, Gaspar Zarrías Jareño (Algeciras, 1918), saliera de la cárcel por segunda vez. Y aún habría una tercera. La primera vez que había dejado a sus espaldas las rejas franquistas fue en el año 1944, pero dos años más tarde sería nuevamente detenido por actividades subversivas. Zarrías Jareño lo había pasado mal, pero al menos podía contarlo. Quien, entre tantas decenas de miles, no podía contarlo era su propio padre, Gaspar Zarrías Moya, fusilado en Andújar en el desolado invierno de 1940.

El actual secretario de la Unión General de Trabajadores, Cándido Méndez Rodríguez (Badajoz, 1952), nació siete años después de que su padre, Cándido Méndez Núñez (Barcarrota, Badajoz, 1910), fuera puesto en libertad vigilada tras haberle sido conmutada la pena de muerte a la que fue condenado inicialmente por la justicia de entonces, y después de haber pasado por un campo de concentración y varias cárceles. Aunque ni Cándido padre ni Cándido hijo nacieron en Jaén, toda su trayectoria política y sentimental ha estado vinculada a esta provincia, adonde el padre había sido destinado por su empresa de construcción.

Referentes de la izquierda

Las vidas de los dos padres fueron vidas paralelas y, de algún modo, las vidas de los dos hijos también lo están siendo. Cándido padre y Gaspar padre, ambos ya fallecidos, tenían en común unas convicciones socialistas a prueba de cárceles y una determinación vital a prueba de sentencias. Lo pasaron mal, pero nunca se rindieron. La cárcel de la dictadura no pudo con los padres, del mismo modo que el olvido de la democracia no ha podido con sus hijos.

La presencia de estos últimos en el acto de la Universidad Complutense de desagravio al juez democrático Baltasar Garzón no puede leerse en clave únicamente ideológica, sino en también en clave vital: no en vano sus padres sufrieron la persecución de la justicia franquista y tuvieron la grandeza de perdonar a sus perseguidores, pese a cruzarse diariamente con no pocos de ellos por las plácidas calles del Jaén de los ochenta.

Junto con el también fallecido Antonio Villargordo, Zarrías Jareño y Méndez Núñez fueron los padres fundadores del socialismo jienense, cuya acta fundacional redactaron a las puertas un cortijo a mediados de los setenta. Y son también uno de los referentes históricos imprescindibles de la izquierda andaluza. Méndez sería elegido concejal por el PSOE en la primera corporación democrática de la capital jienense y Zarrías sería senador electo por la misma provincia desde 1977 hasta 1993.

En el libro Crónica de un sueño. Memoria de la transición democrática en Jaén, el periodista Francisco Romacho rescata una anécdota esclarecedora del talante del padre del líder de UGT: “Cándido Méndez Núñez dejó para el lapidario de la Transición una de las más hermosas paradojas de la recuperación de la democracia: Lo peor de las campañas electorales es lo sucias que me dejáis las calles. Había luchado como el que más por las libertades. Pero era el concejal de Limpieza”.

De él decía también el subdelegado del Gobierno en Jáen, y a su vez histórico militante socialista Fernando Calahorro, en un acto de homenaje a los primeros concejales democráticos estas sentidas palabras: “¡Que más quisiera yo que parecerme a la suela de los zapatos de Cándido Méndez Núñez”.

Amor entre rejas

La historia de Zarrías padre está forjada también con los materiales de un heroísmo no exento de ribetes románticos. Zarrías conoció en la cárcel madrileña de Yeserías a la que sería su esposa cuando esta acudía a la prisión a visitar a su propio padre, encarcelado por motivos políticos. Zarrías hijo lo recordaba ayer así para Público: “Mi madre iba a llevar la comida a su padre y alguien le habló de un chaval de Jaén también encarcelado y solo; allí se conocieron, se enamoraron y se casaron al salir mi padre”.

El abuelo materno de Zarrías hijo también habría de pasar nada menos que 14 años en la cárcel. Había sido dirigente sindical de artes blancas, que es como llamaban entonces al sector de panaderos. “En mi casa, mi padre y mi suegro discutían amigablemente porque, aunque los dos eran socialistas, mi padre era prietista y mi suegro era caballerista“.

Zarrías Jareño saldría por segunda vez de la cárcel en el 52, pero volvería a ella en el 59. Atrapado ayer en el aeropuerto de Bruselas, donde su vuelo fue suspendido a causa de las cenizas de un volcán islandés, su hijo rememoraba con emoción las lejanas visitas a la cárcel de Yeserías de la mano de su madre. ¿Fueron tiempos difíciles? “Lo fueron, pero en mi casa nunca hubo resentimiento”.

Miguel Delibes

El escritor Miguel Delibes, premio Cervantes, posa en su casa de Valladolid ante un retrato suyo. -Miguel Gener

Os recomiendo que echéis un vistazo a las páginas que El País ha dedicado al escritor Miguel Delibes, que falleció el pasado 12 de marzo. Encontraréis mucha información sobre su vida y obra. En el marco de este curso, resultan especialmente interesantes sus novelas Cinco horas con Mario (1966) y Los santos inocentes (1981).

El Poder Judicial duda si el auto de Varela implica apartar a Garzón

Los vocales progresistas dan tres nombres para la Sala Tercera del Supremo

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ El País16/04/2010

Las aguas judiciales siguen convulsas. Con el telón de fondo de las críticas y manifestaciones ante las querellas que tramita el Tribunal Supremo contra el juez Baltasar juez Garzón, los vocales del sector progresista del Consejo del Poder Judicial, con tres ausencias, se reunieron ayer para perfilar su estrategia con vistas a su sesión plenaria del próximo día 22. Apenas se habló de Garzón. Pero porque no hay certidumbre de que en el pleno de ese día el Consejo debata si suspende o no al magistrado a la vista del auto del juez del Supremo Luciano Varela en el que dictamina que “ha lugar a proceder” contra el magistrado por su actuación en las diligencias contra las víctimas del franquismo.

La duda entre algunos vocales progresistas es de interpretación: es decir, si la indicación de Varela de “ha lugar a proceder” es suficiente o hay que esperar a que la resolución, recurrida por el magistrado ante la Sala de lo Penal, sea firme. De todas formas, no está claro que el Consejo aborde este asunto el día 22, ya que el Supremo aún no le ha remitido oficialmente el auto de Varela.

La remisión del auto es una facultad del presidente de la Sala de lo Penal, Juan Saavedra, y éste no ha remitido nada aún, según fuentes del Consejo. Quizás, interpretan estos medios, porque entiende que hay que esperar a que haya un auto firme de apertura del juicio oral. Por tanto, y salvo que el auto llegase hoy, o el lunes, el asunto Garzón no llegaría al pleno del día 22. Y es que, legalmente, el orden del día debe estar configurado con 72 horas de antelación y sólo una decisión unánime de todos los vocales a favor de incorporarlo sobre la marcha salvaría este obstáculo.

Pero no es fácil hallar unanimidades en este Consejo, y menos en un asunto tan espinoso. Así, la eventual suspensión del magistrado tendría que esperar al siguiente pleno, a finales de mayo.

El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, también salió ayer en defensa de los jueces del Supremo frente a las “intolerables” críticas que está recibiendo este alto tribunal por el asunto del juez Baltasar Garzón. Sin mencionarlo, era una clara alusión al acto celebrado esta semana en la Universidad Complutense de Madrid.

Conde-Pumpido defendió la “amplia libertad de expresión” que existe en España pero señaló que las críticas que se están excediendo de lo razonable. A renglón seguido volvió a insistir en que, a su juicio, Garzón no prevaricó en su actuación indagatoria sobre los crímenes del franquismo y que su departamento mantendrá que no debe sentarse en el banquillo.

También terció en la polémica Gregorio Peces-Barba, que fue presidente de las Cortes y que anoche participó en un acto en la Residencia de Estudiantes. Peces-Barba, que considera que Garzón “no es un prevaricador”, demandó a los jueces “respeto por la ciudadanía y por lo que supone la memoria histórica”.

La portavoz del Consejo del Poder Judicial, Gabriela Bravo, también criticó las presiones al Tribunal Supremo. “Los ciudadanos de un país democrático tienen derecho a manifestarse y además a ejercer su libertad de opinión, pero lo que no podemos tolerar”, explicó, “son los ataques sistemáticos a las Instituciones, y en este caso al máximo órgano del poder judicial, como es el Tribunal Supremo”.

Lo que sí hizo ayer el grupo progresista del Consejo fue hablar de la vacante en la presidencia de la Sala Tercera del Supremo. Vocales consultados coinciden en que los siete jueces aspirantes son “muy buenos”. Y avanzaron que es probable que en el pleno del día 22 haya un acuerdo entre progresistas y conservadores sobre el sustituto de Ramón Trillo al frente de esta Sala, que es la que lleva los pleitos entre los ciudadanos y la Administración. E incluso los recursos contra las propias decisiones del Consejo.

Pero los recelos en el sector progresista siguen a flor de piel. Un hecho ha enrarecido el ambiente. Hace cuatro días, la Comisión de Calificación del Consejo decidió, por tres votos a favor y dos votos particulares en contra (los del progresista José Manuel Gómez Benítez y el conservador Claro José Fernández) elevar al pleno, sin extraer ninguna terna, a los siete jueces que se postulan para el cargo. Dado que uno de los que apoyaron esta propuesta fue el progresista Félix Azón, delfín de Margarita Robles, se pensó que podía tratarse de una jugada más de Robles para colocar a uno de sus amigos, en concreto a José Manuel Bandrés, en la presidencia de la Sala Tercera, en la que estará Robles cuando expire su mandato en el Consejo. Pero no. El grupo progresista descartó ayer a Bandrés por su “juventud” y se decantó porque el nuevo presidente sea alguno de los siguientes jueces: José Manuel Sieira o Fernando Montalvo, ambos progresistas. La opción de los conservadores es Ricardo Enríquez. A los progresistas, sólo como última opción, no les parecería mal Enríquez.

Semprún y las fosas de Katyn (y Garzón)

PATXO UNZUETA El País – 15/04/2010

Jorge Semprún nació en Madrid en 1923, se exilió en Francia en 1939, formó parte de la Resistencia, estuvo preso en un campo de concentración nazi, luchó contra Franco en la clandestinidad, fue disidente antiestalinista y ministro de un Gobierno socialista en España. Además, Semprún es un gran escritor. En pocas personas la vida y ese oficio avanzan tan unidos: es a la vez autor y protagonista de gran parte de su obra. No es casual que así sea, pues su biografía es en sí misma novelesca.

Pero hay algo en esa biografía que no resulta exactamente novelesco, aunque sí admirable: Semprún ha estado en cada momento en el lugar en el que había que estar. No es difícil hallar personajes que, al contrario, se caracterizan por llegar siempre tarde, cuando el peligro ha pasado; personas que se sintieron sinceramente antifranquistas, pero sólo después de la muerte de Franco, o cinco minutos antes; combatientes de la Resistencia cuando la División Leclerc desfilaba ya por los Campos Elíseos; críticos con las dictaduras del Este europeo después de la caída del Muro.

No es necesario recordar que Semprún no aguardó a que la historia decidiera de qué lado estaba la razón, o al menos las mejores razones, para comprometerse con una causa que resultó la más humana, o la menos inhumana, de cada momento.

El lunes pasado estuvo en Buchenwald, el campo nazi en el que fue recluido a sus 19 años. En su discurso, cuyo contenido había adelantado en EL PAÍS una semana antes, consideró que Buchenwald es un lugar idóneo para hablar de Europa (de la tragedia de la Europa del siglo XX), pues tan sólo tres meses después de ser liberado por los aliados fue reabierto por los soviéticos que ocupaban esa zona de Alemania. Y añadió, teniendo a la vista la chimenea del crematorio nazi y el bosque plantado por las autoridades de la RDA para ocultar las fosas comunes en las que enterraron a miles de presos del campo, que sólo tras la caída del Muro pudo Buchenwald “asumir sus dos memorias, su doble pasado” nazi y estalinista.

Cuando escribió el artículo ignoraba que dos días antes de leerlo en Buchenwald se produciría el accidente aéreo en el que perecieron el presidente y gran parte de la cúpula del Estado polaco, que se dirigían precisamente a rendir homenaje a las víctimas de la matanza de Katyn, un bosque próximo a la ciudad rusa de Smolensk en el que fueron asesinados en 1940 por los soviéticos miles de soldados y gran parte de la élite dirigente polaca. Ese nombre ha quedado unido para siempre a la infamia, además, porque durante decenios los soviéticos aseguraron que la matanza la habían perpetrado los nazis.

Las dos memorias. El mismo día en que Semprún leía su discurso en Buchenwald, se publicaba en La Vanguardia un memorable artículo en el que Antoni Puigvert reseñaba un libro de Miquel Mir y Mariano Santamaría sobre la violencia anticlerical en la Cataluña republicana de 1936, cuyas atrocidades no difieren mucho, dice Puigvert, de las que sufrieron los republicanos asesinados con extrema impiedad por patrullas falangistas en la zona ocupada por Franco. El argumento de que no es comparable una violencia con la otra, aduciendo que la de los franquistas fue sistemática mientras la otra era obra de incontrolados y fruto de la justa ira popular, o porque no es equiparable el número de víctimas de un lado y otro, pesa poco para cada memoria humana particular, a la que la estadística difícilmente aporta consuelo.

Las víctimas del lado franquista ya tuvieron su reconocimiento en los 40 años posteriores, se alega también. Pero de lo que se trata es de la asunción de las dos memorias; el reconocimiento por la España democrática de todas las víctimas injustamente asesinadas en ambos bandos es condición para fundar una memoria compartida. Pareció así establecido hasta hace poco, pero la herida ha vuelto a sangrar y el tema está ahora más candente que nunca por el inminente juicio al juez Garzón.

Paul Watzlawik teorizó hace años sobre lo que llamó ultrasoluciones: la fórmula infalible para convertir un problema en irresoluble es buscarle una solución tan extrema que provoque el caos. Garzón buscó una solución exagerada para atender al amparo solicitado por familiares de víctimas del franquismo que querían inhumar a sus deudos, y, queriendo justificar su competencia como juez penal en el caso, tomó iniciativas cada vez más radicales, incluyendo una reinterpretación de la Ley de Amnistía de 1977 como equivalente a las de punto final del Cono Sur. Con efectos fuera del marco judicial, tan delirantes como el surgimiento de voces que reclaman la derogación de la Amnistía de 1977 con el argumento de que fue un autoindulto franquista. O el deslizamiento desde la deslegitimación de la Transición, por haber permitido gobernar a los herederos del franquismo, a la del Estado democrático.

Al aceptar a trámite las querellas por prevaricación, el magistrado Varela también optó por la vía de la ultrasolución. La prevaricación no sólo es un delito gravísimo; también lo son, al margen de cuál sea la sentencia, las consecuencias del enjuiciamiento mismo, que implica la suspensión cautelar del magistrado (y el cuestionamiento de su autoridad moral). Los argumentos para dar vía libre al procedimiento contra Garzón (lo afirmado en la querella “no es algo que pueda considerarse ab inicio ajeno al tipo penal de la prevaricación, al menos como hipótesis”, etc.) podrían ser empleados por querellantes audaces contra Varela, como ya han anunciado dos asociaciones de memoria. Seguramente hay muchas personas contrarias a las iniciativas de Garzón, pero más contrarias a que por ellas se le inhabilite. Lo cual tal vez explique en parte esta ola aparentemente imparable que nos anega.

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El Katyn de todos” ¿Podrían compararse las fosas que investiga Garzón con las de la matanza estalinista?

Una bandera republicana en el Arco de la Victoria

Medio centenar de personas se han concentrado en el monumento para pedir la retirada de símbolos franquistas.- El encierro simbólico por Garzón acoge una terapia de grupo para víctimas

NATALIA JUNQUERA – El País – 15/04/2010

Medio centenar de personas se concentran bajo el Arco de la Victoria para pedir la retirada de los símbolos franquistas.- CRISTÓBAL MANUEL

Medio centenar de personas se ha concentrado esta tarde frente al Arco de la Victoria de Moncloa, en Madrid, para pedir la retirada de símbolos franquistas. Entre restos de un botellón y en presencia de la policía han colocado una bandera republicana de unos cinco metros de largo en el monumento que inmortaliza la victoria del bando franquista de la Guerra Civil.

El arco, de 40 metros de altura, se diseñó nada más terminar el conflicto, pero no se terminó hasta 1956. Lleva una placa en la que se lee en latín: “A las armas aquí vencedoras, la mente que vencerá siempre le dedica este monumento”, y en principio formaba parte de un complejo conmemorativo más amplio, con un monumento a José Antonio Primo de Rivera, que continúa detrás del arco, y una estatua ecuestre de Franco que finalmente decidió trasladarse al espacio que ocupó hasta hace cinco años en Nuevos Ministerios. “Cuando se terminó de construir el arco, los tiempos habían cambiado. Los aliados de Franco habían perdido la Segunda Guerra Mundial y el régimen, que entonces quería acercarse a EE UU prefirió ser más discreto. Por eso al terminarse, no se inauguró el arco y la estatua se llevó a otro lugar”, explica Jesús de Andrés, profesor de ciencias políticas en la UNED experto en símbolos del franquismo.

Terapia de grupo

Mientras, el aula de la facultad de Relaciones Laborales de la Complutense donde tiene lugar el encierro voluntario en apoyo del juez Garzón ha acogido hoy una sesión de terapia de grupo. Familiares de víctimas del franquismo, como Carmen Páez, que busca a su abuelo, un guardia de asalto que dejó cinco hijos, o Fausto Canales, que lucha para rescatar los restos de su padre del Valle de los Caídos, adonde fueron llevados sin su consentimiento, compartieron sus historias.

Todos elevaron la voz, de indignación, al recordar el final de su proceso, la paralización de la investigación que le reclamaron al juez Garzón. “Me daba confianza, me sentía arropada por él. ¿Ahora quién nos va ayudar a dignificar el nombre de mi abuelo y el de todos los que lucharon por España? Todavía somos malos y rojos? ¿Todavía tenemos que tener miedo?”, se preguntaba Carmen Páez.

Después, un hombre que no dice su nombre toma la palabra: “A mi hermano lo condenaron a muerte, al final se salvó. Yo soy un niño del auxilio social. Con diez años, he hecho trabajos forzados. Quería dar las gracias al juez Garzón porque nos ha dado un motivo para unirnos y recordar las tropelías y penalidades que pasamos. No podemos olvidar víctimas”.

Sin recursos suficientes

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) atiende a los familiares de las víctimas del franquismo en una oficina en la calle Francisco Madariaga, 30, en Madrid todos los miércoles. El local se lo ha cedido Psicólogos sin Fronteras. Están desbordados y denuncian que la oficina de atención a las víctimas del franquismo del Ministerio de Justicia ha llegado a remitirles cinco casos.

“La oficina estatal es una ventanilla. Allí no les escuchan, ni les dan ayuda psicológica. Nos remiten casos, cuando nosotros no tenemos ni para pagar Internet”, ha declarado Carlos Agüero, coordinador del centro de atención a las víctimas de la ARMH, que graba en vídeo a los familiares. “Sin sus testimonios será imposible exhumar de dentro de diez años, o que los hijos de los nietos sepan qué pasó. Hay pasajes de la historia más negra de este país que sólo están en la memoria de las víctimas. Llevamos diez años diciendo que esto es urgentísimo pero nadie nos hace caso”, ha añadido.

En esta oficina, donde han atendido a 103 personas, también ofrecen ayuda jurídica sobre las indemnizaciones que pueden solicitar “porque los octogenarios no entienden el lenguaje del BOE”, explica Agüero. El desamparo en el que se encuentran los familiares ha propiciado la aparición de empresas que piden dinero a las familias para hacer exhumaciones.

Caso por caso, casa a casa, los voluntarios de la oficina se han entrevistado con familiares de víctimas, “algunas en situaciones insalubres” y han tropezado con muchos obstáculos en los archivos que guardan las pistas sobre el paradero de los desaparecidos. “El 99% de las parroquias nos han puesto problemas”, ha denunciado Agüero.

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Peces-Barba: “Garzón no es un prevaricador”

El alma galleguista de México

A Coruña rinde tributo a Luisa Viqueira, hija del filósofo exiliado en América

PAOLA OBELLEIRO El País16/04/2010

Luisa Viqueira, con sus dos hijos, en una fotografía familiar de 1959.-

La democracia arrancaba apenas en España cuando Luisa Viqueira Landa (A Coruña, 1918) regresó por primera y única vez a su tierra natal, tras más de cuatro décadas de exilio en México. Era 1979, año de elecciones para constituir los primeros ayuntamientos democráticos, y fue “recibida y tratada como una reina” por Isaac Díaz Pardo, García-Sabell y Ramón Piñeiro, quienes durante sus seis meses de estancia no ahorraron esfuerzos y medios para dar la mejor atención a una comprometida galleguista del exilio.

Pero nunca más quiso volver donde su vida “fue truncada”, decía. Hija del filósofo y poeta galleguista Xohán Vicente Viqueira, destacada militante comunista y comprometida defensora de Galicia desde su país de acogida, Luisa no dejó nunca de trabajar por la promoción y difusión de su tierra y de su lengua pese a toda la persecución y represalias que sufrió ella y toda su familia durante gran parte de su vida.

Ahora, cuando tiene las facultades mentales y físicas muy mermadas por la edad, fue su hijo Manuel el que acudió al reconocimiento y homenaje que A Coruña y la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica le brindan estos días con el ánimo de rescatar del olvido la biografía de esta “incansable luchadora y defensora de Galicia” y entregarla la insigna de Republicana de Honor 2010.

Criada en el pazo familiar con nombre de regimiento -A Quinta de San Victorio- en la parroquia de Vixoi, en Bergondo (A Coruña), Luisa contó innumerables veces aquel cuaderno con dibujos y textos que su padre le elaboró para enseñarle el gallego. Nada más desembarcar en México, a donde llegó en 1939 tras tres años de periplo forzoso por Francia, Suecia e incluso Rusia, a donde se fue voluntaria para acompañar como profesora a los niños de la guerra llevados a la antigua Unión Soviética, Viqueira empezó a dar mitines y conferencias denunciando la represión que sufrían sus compatriotas.

Cada domingo, a las nueve de la mañana y durante años, se sentaba ante los micrófonos de la radio mexicana para el programa La hora de Galicia que retransmitía íntegramente en gallego “cuando estaba prohibido hablarlo” en su tierra por imperativo de la dictadura. Enseñaba a bailar muñeira y a tocar la gaita a los hijos de gallegos exiliados com ella. Luisa Viqueira era, junto a Luis Soto, el alma y centro de la “isla republicana española y galleguista” del país azteca, cuenta su hijo. En los años cincuenta crearon el Patronato de la Cultura Gallega de Mexico. Ambos activos militantes del grupo gallego del PCE, dejaron el partido a principios de los sesenta para participar, en alianza con el grupo Brais Pinto en Madrid, en la fundación de la UPG, el partido hoy hegemónico del BNG. Y se implicaron en la creación de la revista Vieiros.

La persecución marcó toda la vida de Luisa. Incluso cuando, ya instalada en México, se quedó viuda con tres niños de corta edad, en 1949. Su marido, encargado de prensa del PCE en el país centroamericano, apareció asesinado de un tiro en una cuneta. “Nunca se supo por qué, unos decían que fue Stalin, otros que fue Franco, y los comunistas hablaron de un suicidio”, cuenta Manuel Rodríguez Viqueira.

En sus ahora escasos “ratos de lucidez”, Luisa suspira por A Coruña. Ferviente defensora “de dejar el pasado y mirar sólo al futuro” no quiso, sin embargo, retornar a Galicia no sólo porque su vida y familia está en México o porque “nunca aceptamos”, cuenta Manuel, “la monarquía parlamentaria instaurada en España en la Transición”. Luisa no volvió por las heridas sin cerrar de la represión vivida.

Incluida la “batalla” que recuerda perfectamente, para enterrar a su padre en Ouces, la parroquia de Bergondo donde murió en 1924 y donde a Luisa, con 18 años, le pilló la sublevación militar de 1936.

El cura negó una plaza en el cementerio al que Piñeiro consideraba el “primer gran filósofo de Galicia” ya que era hijo de “descomulgados” -el padre de Xohán Vicente era tío materno de su madre-. De noche, y tras derribar un muro, su familia lo enterró igualmente, a escondidas y con ayuda de vecinos. El sacerdote levantó entonces un muro de tres metros de alto para dejar aquella sencilla sepultura fuera del camposanto y se inició un largo litigio judicial con la familia que ésta acabaría por ganar en el Tribunal Supremo.

Pero Luisa Viqueira no vio jamás rehabilitada la sepultura de su padre. Años después de su primera y última visita, cuando el ayuntamiento, ya gobernado por el PSOE, hizo derribar el muro y puso una placa “de Bergondo a Viqueira”. Pero la tumba del filósofo galleguista siguió igualmente aislada: nadie está enterrado junto a él, por la amenaza del cura de que quien lo fuese iría al infierno.

Una puñalada inglesa a la República

Una nueva investigación aporta datos sobre cómo el BOB, un banco británico, asfixió financieramente al Gobierno legítimo de España. Fue otra de las traiciones que le forzaron a jugar la carta soviética

ÁNGEL VIÑAS El País – 15/04/2010

En medio de los aniversarios de la proclamación de la II República y del final de la guerra civil merece la pena aportar algún significativo dato nuevo. Franco derrotó a la República gracias a la sustancial y continuada ayuda nazi-fascista. También tuvo de su lado el comportamiento de las democracias. Tradicionalmente se ha encuadrado bajo la no intervención. En realidad, en Inglaterra sobre todo, se intervino contra la República. Uno de los ejemplos más notables de tal hostilidad ha quedado oculto hasta ahora en la oscuridad de los archivos.

Como toda buena puñalada que se precie, la inglesa coincidió con un momento de suma gravedad: la crisis militar y política que llevó al cambio de Gobierno en abril de 1938, cuando Prieto salió del Ministerio de Defensa Nacional y Negrín asumió sus responsabilidades. Ríos de tinta se han vertido sobre las implicaciones.

Fue entonces cuando se produjo una maniobra secreta que ilustra hacia dónde apuntaban los tiros en Londres. Un banco inglés, el British Overseas Bank (BOB), suspendió de golpe las transferencias de divisas que alimentaban la diplomacia y la política exterior republicanas. De la noche a la mañana, embajadas, legaciones, consulados generales y consulados dejaron de percibir los fondos que enviaba el Banco de España desde Barcelona.

Sin dinero no es posible funcionar. No se cobraron sueldos. No se pagaron alquileres. Los saldos de las cuentas bancarias en el extranjero se agotaron. Los alaridos fueron generales, de Argentina a Suecia, de Filipinas a Moscú. Las finanzas son el nervio de la guerra. La parálisis que indujo el BOB pudo ser mortal. El daño que causó, incalculable. El golpe a la moral, mayúsculo.

Para explicar la puñalada hay que remontarse a 1912.

[leer todo el artículo]

Ángel Viñas ha dirigido y co-escrito Al servicio de la República. Diplomáticos y guerra civil.

Fraga: ‘Sería bo que a Arxentina resolvese os seus problemas’

A Nosa Terra, 15/04/2010

O presidente fundador do PP e senador, Manuel Fraga, afirmou, á mantenta da querela presentada na Arxentina contra o ‘xenocidio’ na Guerra Civil e a ditadura franquista, que no país americano teñen ‘problemas de todas clases’ que deberían solucionar antes de dedicarse aos doutros países.

Manuel  Fraga, senador do PP

Manuel Fraga, senador do PP. César Cebolla/Alfaqui/AGN

“Neste asunto a única resposta pode ser esta: a Arxentina ten problemas de todas clases, sería bo que intentasen resolvelos e non querer resolver os nosos”, afirmou Manuel Fraga en declaracións a Europa Press.

O senador quixo aclarar previamente que mantén “unha gran simpatía e admiración pola Arxentina”, país ao que emigrou parte da súa familia e co que os galegos, engadiu, “sempre tiveron unha relación moi especial”.

Malia e todo, non quixo dicir nada máis sobre a querela, nin sobre a intención de quen a presentaron de solicitar a España a identificación de todos os presidentes e ministros do país entre 1936 e 1977, entre os que se atopa o propio Manuel Fraga.

“Non teño máis nada que dicir. Teñen suficientes problemas na Arxentina como para darlles prioridade sobre este, que non lles afecta”, concluíu o ex presidente da Xunta.

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Manuel Fraga Iribarne (Villalba, Lugo, 23 de noviembre de 1922) es un político español. Fue ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, durante la dictadura de Francisco Franco, así como vicepresidente del Gobierno y ministro de la Gobernación inmediatamente después de su muerte, entre diciembre de 1975 y julio de 1976, bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro. Fundador del partido Reforma Democrática, embrión de Alianza Popular y a su vez del Partido Popular, el principal partido de derecha en España, fue uno de los Padres de la actual Constitución Española de 1978. Líder de la oposición a Felipe González durante los años ochenta del siglo XX, presidió la Junta de Galicia entre 1990 y 2005.