“Sería incomprensible que le apartasen del poder judicial”

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ El País14/04/2010

La querella que se presenta hoy ante los juzgados federales de instrucción de Buenos Aires para que se aplique la jurisdicción internacional a los crímenes cometidos durante el franquismo lleva la firma de uno de los abogados argentinos más conocidos por su defensa de los derechos humanos en la época más dura de la dictadura militar, Binusz Smukler.

El abogado, que ha sido presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Americana de Juristas y que ocupa actualmente la presidencia de una de las dos agrupaciones de abogados de Buenos Aires (la más progresista), se confiesa seguidor de los procedimientos iniciados en su día por el juez Baltasar Garzón contra miembros de dictaduras latinoamericanas. “Creo que para la comunidad jurídica internacional sería incomprensible que los responsables del máximo tribunal español apartaran del poder judicial al juez Garzón, cuyos principios estamos retomando otros jueces en todo el mundo para lograr que se aplique la jurisdicción internacional contra crímenes de genocidio o lesa humanidad”, asegura.

Pregunta. ¿Su querella pide que se investiguen hechos ocurridos en la Guerra Civil y en fechas inmediatas o durante toda la dictadura franquista?

Respuesta. Nos referimos a hechos ocurridos entre 1937 y 1977, fecha de las primeras elecciones democráticas en España. Partimos de dos casos concretos, ocurridos en 1937, y pedimos que se investigue si alguno de los responsables de esos actos sigue vivo, lo que no es imposible. Somos conscientes de que jurídicamente no es posible abrir una causa si los imputados están muertos, pero nosotros tomamos todo el periodo franquista y pedimos al Gobierno español que nos informe de quiénes formaron parte de los sucesivos Gobiernos franquistas, altos cargos de la Guardia Civil, la policía y las Fuerzas Armadas, eventuales responsables de los hechos delictivos ocurridos en esas fechas. Pedimos que se abra una causa por el conjunto de los crímenes cometidos en todo el periodo de la dictadura de Franco. No creemos que esos hechos puedan ser amnistiados.

P. ¿Desde cuándo prepara el caso?

R. A finales del año pasado nos vino a ver Darío Rivas, hijo de un alcalde republicano gallego asesinado en 1937 por falangistas. Quería que estudiáramos si todavía era posible hacer algo ante los tribunales. Reconozco, sin embargo, que todo ha adquirido un ritmo muy rápido como consecuencia de la ofensiva para desplazar al juez Garzón y de dejar sin efecto la causa que él había abierto en España.

P. ¿Cuál es el calendario previsible ante los tribunales argentinos?

R. No tengo la seguridad de que la querella sea aceptada en la Cámara Federal, pero confío en que así sea, porque precisamente la Constitución argentina prevé la posibilidad, en determinadas circunstancias, de juzgar delitos cometidos fuera del territorio nacional. Lo lógico sería que se aceptara la querella, se remitiera al fiscal y en algo menos de un mes hubiera novedades al respecto.

P. ¿No le preocupa la posibilidad de que esta iniciativa pueda terminar perjudicando a Garzón, si la querella es rechazada por la justicia argentina?

R. Sería una apreciación de tipo estratégico, que no me planteo. En principio, la decisión de los tribunales argentinos no debe ni beneficiar ni perjudicar al juez Garzón. Pero a nadie se le escapa que la apertura de la causa en los tribunales argentinos supondría retomar los mismos principios a los que aludió el juez español al iniciar su causa.

P. ¿Teme que la querella argentina pueda ser considerada como una forma más de presión sobre la justicia española?

R. No. Lo grave sería que el máximo tribunal español considerara motivo de sanción que un juez abra una causa relacionada con la jurisdicción internacional. Eso sí sería incomprensible.

La prensa internacional respalda a Garzón

La mayoría de los rotativos manifiestan su apoyo a la trayectoria del juez y lamentan que esta causa pueda dañar la imagen de la justicia española

El País14/04/2010

El ‘Süddeutsche Zeitung’ lamenta la polarización de la justicia española

El periódico muniqués Süddeutsche Zeitung afirma en un artículo titulado “Víctima de los poderosos”, que “sea cual sea la postura que se adopte” frente al juez, “hay algo que no le podrá negar ni su más enconado enemigo: que se escabulla de los casos incómodos”. Y prosigue: “hay buenas razones para considerar vergonzosa la causa contra Garzón. (…) Clama al cielo que Garzón vaya a sentarse en el banquillo de los acusados por una querella de los herederos ideológicos de Franco, entre ellos el partido fascista de la Falange. (…) Aunque la comparación no es exacta es como si, trasladando los hechos a Alemania, se encausara al fiscal del proceso contra Demjanjuk porque un partido nazi se querellara contra él.(…) El caso Garzón es, además, un nuevo ejemplo de la fatal polarización de la justicia española. Esto lo demuestra no tanto la anécdota de que algunos de los jueces del Tribunal Supremo no hayan renunciado a su juramento de lealtad a Franco y al Movimiento, sino la coincidencia temporal –y probablemente causal– de que el último toque de trompeta en la caza de Garzón suene precisamente en el momento en el que intentaba sacar a la luz los oscuros casos de corrupción del Partido Popular. El PP, como los socialistas en el Gobierno, tiene considerable influencia en la judicatura. Así servirá de ejemplo el que se establece con Garzón: “nadie se mete impunemente con los poderosos.”

‘The Wall Street Journal Europe’: “Ha sobrepasado su jurisdicción”

The Wall Street Journal Europe, en su editorial “La jurisdicción universal se lleva su merecido”, mantiene que el juez Baltasar Garzón ha sobrepasado “su jurisdicción e ignorado la amnistía de 1977”. El periódico financiero recuerda que el procesamiento del difunto dictador Pinochet por parte del juez español “era una receta para la anarquía legal y la discordia internacional” y concluye: “Serán los españoles, en España y según la legislación española, quienes determinen si es legal que un juez español pueda librar de nuevo la Guerra Civil española de hace 70 años. Lo que nos suena correcto. Esperamos que los imitadores de Garzón otorguen a otros países el mismo respeto”.

Jean-Paul Marthoz: “El proceso contra Garzón empaña la imagen de España”

Jean-Paul Marthoz, en el diario belga Le Soir, afirma en un artículo titulado “Baltasar Garzón, culpable por tener razón”: “El juez Baltasar Garzón tendrá que sentarse en el banquillo por prevaricación. Los simpatizantes de ETA aplauden, los nostálgicos del general Pinochet brindan con champán, los extremistas islámicos se muestran exultantes, los herederos del franquismo entonan el Cara al sol con el brazo en alto. El proceso contra Garzón empaña la imagen de España en la escena internacional. Insinúa que cierta España no ha entendido nada y que su adhesión a un régimen de libertad se debe más a la conveniencia que a la convicción”.

‘El Tiempo’ hace pública su preocupación por el proceso contra el juez

El Tiempo, de Colombia, en su editorial: “La campaña contra Garzón”, argumenta: “Un magistrado del Tribunal Supremo español ha ordenado que se juzgue como reo de ‘múltiples motivos opuestos al ordenamiento jurídico’ al juez Baltasar Garzón, adalid internacional que persiguió a dictadores, procesó a terroristas e investigó a corruptos y mafiosos. La decisión podría traer, como resultado final de la causa, una sanción que aparte a Garzón de los estrados judiciales durante veinte años y liquide así su carrera profesional”. “Preocupa la actuación contra el famoso juez por varias razones. La primera, porque revela una clara campaña de acoso y derribo intuitu personae: el propio auto dictado por el magistrado instructor está salpicado de alusiones impropias en un documento jurídico, como tachar irónicamente su trabajo de mera ‘imaginación creativa’. La segunda, porque tiñe la administración de Justicia de un velo político. De hecho, la acción contra Garzón nace de dos grupúsculos de extrema derecha, dos fantasmones del viejo franquismo. No es un secreto que los sectores más refractarios de la política española ya celebran la posible caída de Garzón, y resulta sospechoso el modo como han coincidido los últimos autos contra Garzón con el apogeo de un escándalo por corrupción del Partido Popular (conservador). En tercer lugar, porque ofrece una imagen de España y su Justicia que no se compadece con la democracia admirablemente recuperada tras más de cuatro décadas de dictadura”.

‘Die Zeit’: “Es un escándalo internacional”

El rotativo hamburgués Die Zeit, en el extenso artículo titulado “Solidaridad con el Juez Baltasar Garzón” que lleva la firma de Werner A. Perger, sostiene que “El hombre que como juez de instrucción ha llevado ante el tribunal desde finales de los años ochenta a capos de la droga, terroristas etarras, banqueros de primera fila, políticos internacionales, antiguos miembros del gobierno socialista y políticos locales y regionales conservadores y que desde hace cerca de veinte años está acompañado las 24 horas del día por escoltas, como los fiscales antimafia en Italia, debe responder por ‘prevaricación’. Se ha constituido una peculiar coalición de herederos del fascismo de Franco y archienemigos personales, antiguos izquierdistas, para expulsar al agitador de su cargo con todo el oprobio posible, con efecto disuasorio sobre otros supuestos fanáticos de la justicia.” Y concluye: “La lucha por los derechos humanos es una tarea internacional que requiere la solidaridad de todos quienes tienen competencia sobre ella. Pero requiere además la solidaridad de todos quienes están comprometidos con ella, y con mayor motivo cuando uno de ellos se vea en dificultades por cualquier pretexto nimio. Garzón es uno de estos casos. Para la justicia española, este extraño proceso es ya una vergüenza. Pero si acabara silenciando a Garzón –cosa que hace temer la composición del tribunal–, sería una derrota para la idea y el concepto del derecho penal internacional y para la cooperación contra la criminalidad organizada internacionalmente. Por eso, el caso Garzón no es un bochorno nacional. Es un escándalo internacional.”

“En España la justicia puede convertirse en víctima”, dice ‘The Guardian’

En el periódico británico The Guardian el columnista Reed Brody afirma en un artículo titulado “El sombrío ataque al juez Garzón” que “el juez español se ha granjeado muchos enemigos al intentar aplicar en España los mismos principios que ha aplicado con éxito en otros países”. Según Brody: “35 años después de la muerte del general Francisco Franco, por fin en España se va a juzgar a alguien en relación con los crímenes cometidos durante la dictadura franquista y la Guerra Civil. Por desgracia, en este caso el acusado es Baltasar Garzón, el juez que ha intentado investigar esos crímenes”. El articulista considera que “sentar en el banquillo de los acusados a un juez por haber tomado una decisión controvertida, (…) es un peligroso ataque a la independencia judicial”. Y concluye que “gracias a Garzón, España se ha convertido en un símbolo de la justicia para las personas que han sido víctimas de atrocidades en todo el mundo. Ahora, es la justicia la que puede convertirse en España en víctima”.

Resumiendo

ELVIRA LINDO El País– 14/04/2010

Por primera vez en mucho tiempo, el New York Times le ha dedicado un editorial a España. Por primera vez en mucho tiempo, el asunto a tratar no han sido los toros, la tomatina o el jamón de bellota. Simultáneamente, hemos encabezado secciones internacionales de periódicos argentinos, chilenos, ingleses o franceses. Si queríamos que nuestro país ocupara un lugar notable en la prensa del mundo con un tema que no fuera folclórico lo hemos conseguido. Lástima que el resultado sea para recibir el pésame más que la enhorabuena. A estas alturas, extranjeros de aquí y de allá observan atónitos una noticia que para ellos se resume de la siguiente manera: dos organizaciones franquistas llevan a los tribunales al juez que ha querido fijar las responsabilidades de la represión y dar honrosa sepultura a los muertos que aún permanecen enterrados en fosas comunes.

Los españoles llevamos siguiendo los pormenores de este caso más de un año, conocemos (aunque sea por encima) las razones por las que, al margen del asunto de la memoria histórica, hay quien está deseando que Garzón abandone la Audiencia Nacional; pero para alguien que no se revuelque a diario en la charca de nuestra actualidad no sólo resulta inconcebible que un juez de tan dilatado prestigio sea apartado de su carrera de por vida, hay más. Este desgraciado asunto ha sembrado la idea de que en 30 años de democracia los españoles hemos sido incapaces de lidiar con el pasado, que la Transición fue una bajada de pantalones, que la Guerra Civil es un tema tabú y que hay una parte de la derecha que sigue siendo franquista. No sé si estarán de acuerdo con este balance aquellos que hicieron posible la Transición, pero finalmente esto es lo que a ojos de los demás ha quedado. Sea como sea, hay que darle las gracias a la justicia española por permitirnos hacer el más grande de los ridículos.

Explicar lo inexplicable

El Tribunal Supremo convoca a la prensa extranjera para justificar sus autos sobre Garzón

El País – 14/04/2010

La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha recurrido a una fórmula hasta ahora inédita en sus usos y costumbres para explicar sus actuaciones contra el juez Baltasar Garzón. A través del gabinete técnico del máximo órgano jurisdiccional, ha convocado una reunión a la que ha invitado a los corresponsales de medios de comunicación extranjeros para explicarles los aspectos procesales y las motivaciones jurídicas de las tres causas contra Garzón.

Aparte del carácter estrambótico de tal convocatoria, llama la atención que sólo se convoque a los periodistas extranjeros. ¿Por qué se ha discriminado en la convocatoria y no se ha convocado también a los periodistas españoles que suelen cubrir las informaciones judiciales? ¿Acaso se considera que los extranjeros no están suficientemente informados o tienen una mala preparación profesional para comprender los vericuetos de la justicia española? Si un tribunal decide dar a conocer determinados aspectos de su actividad que considera insuficientemente aclarados -cosa discutible en sí misma, puesto que los tribunales hablan por sus autos y sentencias-, en ningún caso tendría sentido que eligiera a quiénes debe dirigir esta comunicación. Pero que la Sala Segunda del Supremo tenga que recurrir a fórmulas tan esotéricas y extrañas a la jurisdicción como una reunión informativa sólo se explica, además, si sus autos y decisiones sobre el juez Garzón son poco claros y plantean problemas de compresión a todos, a extranjeros y a españoles.

En lo que se refiere a la causa abierta contra Garzón por los crímenes contra el franquismo, no son tan sólo los aspectos procesales los que generan la inquietud en buena parte de la sociedad española y en el extranjero: es el meollo sobre el que versa dicha causa. Se podrá explicar a los periodistas sus aspectos procesales, pero seguirá siendo incomprensible que se persiga penalmente a un juez que ha intentado dar satisfacción a los familiares de las víctimas del franquismo que todavía yacen sin identificar en fosas comunes.

En vez de convocar absurdas ruedas de prensa para explicar lo que no tiene explicación, el Poder Judicial debe atender y tomar bajo su tutela las demandas de identificación y exhumación de las víctimas del franquismo que todavía yacen en fosas comunes. Y el Tribunal Supremo debería situarse en la primera línea de esta tarea, en lugar de dedicarse a perseguir a Garzón por esta causa.

“El cómic de la Guerra Civil me costó dos amigos”

TEREIXA CONSTENLA – El País –  14/04/2010

Carlos Giménez defiende el conocimiento de la vejez.- CRISTÓBAL MANUEL

Había una taberna idealizada donde Carlos Giménez (Madrid, 1941) quería comer: el Boquerón, sanctasanctórum de las gambitas en Lavapiés. La cosa se fue posponiendo por vicisitudes varias: un flemón, un viaje, un festivo, hasta que de repente llegó la fecha -un lunes sin flemones, viajes ni festivos- y nos encontramos frente a un burlón cartel que se interponía entre nosotros y las gambas: “Cerrado hasta el nosécuántos”. Aggg. Giménez reacciona.

-Se me ocurre una cervecería junto al Congreso. Si también está cerrada, lo mejor es que tú te vayas a tu casa y yo a la mía.

Estaba abierta. Y con una mesa disponible mirando hacia la iglesia de Jesús de Medinaceli. El dibujante se desprendió de su gorra, sugirió unas tostas y, durante tres horas, habló por los codos. Aquella mañana había perfilado una cocina medieval con criados, infantes y un traidor para su nuevo cómic, Año 1000: la sangre, un álbum de encargo que se leerá en 2011. En él no hay vivencias directas como en Paracuellos, la saga sobre internados de posguerra en manos del Auxilio Social sobre los que atrajo la atención de historiadores, ni cercanas como Malos tiempos (36-39), el cómic sobre la Guerra Civil. “Soy un mendigo de historias, las mías las he contado casi todas”. Por las suyas, las de Paracuellos, ha recibido este año el Premio Patrimonio del Festival de Angulema. Por las otras, las de Malos tiempos, ha sacrificado a dos personas queridas. “Ese álbum ha molestado. Nunca he tenido problemas por meterme con políticos, pero la guerra levanta ampollas. Me ha costado perder a dos amigos, supongo que esperaban que no contradijese la historia franquista”.

Carlos Giménez, amante del picante y de meter el dedo en el ojo, dibuja a través de un niño a los sufridos habitantes de un Madrid bombardeado y hambriento. Un pasado atroz. Y, sin embargo, más sugerente para el dibujante que el futuro. “El mundo al que vamos me interesa cada vez menos. Ser viejo te da conocimiento. Mi vida ha sido muy interesante. Hay una parte de mi biografía que no he elegido, pero otra la he hecho yo. El momento que vivo me gusta”.

Bueno, un matiz: “Quizás me gustaría tener 45 años. No usaba gafas, tenía pelo y ya sabía dos cosas fundamentales: abordar a una mujer y saber decir no sin enfadarme”. La, digamos, progresiva retirada del pelo es un atentado a la cuidada estética de Carlos Giménez, que abrazó el negro de joven por una veleidad macarra y lo mantiene por su efecto rebajakilos. Coqueto, impúdico, emocionado al recordar a su madre -“una heroína”- y libre. Entre bocado y bocado, el dibujante se va dibujando a grandes trazos. “Puedo entrar y salir, enamorarme, leer mis libros, escuchar mi música y tener a mis amigos”. Sus amigos no sólo están en sus tebeos, también en su vida. “Cuando te haces mayor te das cuenta de tu incapacidad para hacer nuevas amistades y tu facilidad para resucitar viejos fantasmas”.

Hace un par de años recibió un mensaje de alguien que deseaba reencontrarse con él. “Vivía en mi rellano. Tenía un cesto lleno de juguetes y una madre enfermera que olía muy bien, a alcohol e inyecciones”. Los niños eran íntimos. Saltando sobre las décadas, han retomado su amistad donde la dejaron y siguen llamándose Alfonsito y Carlines. Tienen cena y cine una vez a la semana. De ahí sale otra historieta.

“Garzón me ayudó a saber quién soy”

Carla Artés vivió casi una década con el presunto asesino de su madre

NATALIA JUNQUERA El País14/04/2010

Carla Artés tenía un año y dos meses cuando mataron a su padre. Su madre es una de las desaparecidas de la dictadura argentina. Y ella supo quién era en realidad a los 10 años, cuando la recuperó a su abuela. “Viví todo ese tiempo con un torturador que posiblemente es el asesino de mi madre”, explicaba ayer, en el anfiteatro de la Facultad de Medicina de la Complutense, donde acudió al acto de apoyo a Baltasar Garzón. La diferencia entre su caso y el de muchos de los familiares de víctimas del franquismo que la rodeaban ayer, explicó, “es que el torturador que me retuvo está en la cárcel y en junio voy a declarar a un juicio. Garzón me ha ayudado a saber quién soy, a recuperar mi identidad, promoviendo los primeros juicios a la dictadura argentina”.

Por eso Carla Artés está dispuesta a ir a todos los actos que se convoquen en defensa del magistrado de la Audiencia Nacional, como el de ayer. “Es el juez que más se ha involucrado en la defensa de los derechos humanos. Han ido a por él. Ojalá hubiera más jueces como Garzón”. Mientras, confía en la vía que se ha abierto en Argentina. “La justicia es universal, ¿no?”, añadió

Carla Artés besa a su abuela

Carla Artés besa a su abuela en el acto de apoyo a Garzón.- ULY MARTÍN

El juez Varela presiona a Robles para que el Poder Judicial respalde al Supremo

El presidente de la Sala Penal cita a la prensa extranjera para rebatir las críticas

J. M. LÁZARO / J. YOLDI El País14/04/2010

El juez instructor del Tribunal Supremo Luciano Varela exigió ayer un nuevo comunicado de apoyo a su actuación y a la de la Sala Penal del Tribunal Supremo frente a las críticas que vienen suscitando los procesos abiertos al juez Baltasar Garzón y en particular su próximo juicio por investigar los crímenes del franquismo. Durante la celebración de un almuerzo institucional en Granada, con motivo de la presentación de unas jornadas de comunicación, Varela llamó a su amiga la vocal del Consejo General del Poder Judicial Margarita Robles para quejarse de las “inadmisibles” manifestaciones del primer ex fiscal jefe Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo. En el acto de apoyo a Garzón celebrado ayer, Villarejo calificó la actuación de los jueces del Supremo como “golpe brutal a la democracia”.

Robles, visiblemente nerviosa, se llevó aparte al presidente del Poder Judicial, Carlos Dívar y al vocal conservador Manuel Almenar, con el que negocia los nombramientos de altos cargos, para proponer una nota de protesta. La también vocal de la Comisión Permanente Almudena Lastra se descolgó de la iniciativa por considerar que las opiniones de Villarejo estaban amparadas por la libertad de expresión.

De regreso a la mesa, una Margarita Robles cada vez más alterada siguió recibiendo llamadas. El presidente, al abandonar el acto, dejó encargado el comunicado, que redactó Robles, y firmaron también Almenar y el vocal Antonio Dorado. En la nota, atribuida al Consejo, se expresa la “preocupación y tristeza” por los ataques al Supremo realizados por “personas con responsabilidades en instituciones básicas del Estado”, en alusión a Villarejo, que no resultan “tolerables”.

Fuentes del Poder Judicial criticaron un acuerdo adoptado sólo por la Comisión Permanente, con la abstención de la vocal Lastra, y con el que otros vocales se mostraron disconformes.

Por otra parte, el Tribunal Supremo, por primera vez en su historia, convocó ayer a los principales corresponsales extranjeros a una “reunión informativa”, que se realizará el viernes, para explicarles las peculiaridades de los tres procesos abiertos al juez Baltasar Garzón, en vísperas de su suspensión de funciones.

La convocatoria, a instancias del presidente de la Sala Penal, Juan Saavedra, se realiza después de que los principales diarios del mundo, entre ellos The New York Times, The Guardian, Le Monde o The Economist, criticaran la “parodia de justicia” en España a propósito de la “injusticia” del Supremo con el juez Garzón.

El rechazo a los actos de apoyo a Garzón divide al Poder Judicial

El órgano de gobierno de los jueces critica a los cargos públicos que participan en la campaña de solidaridad con el magistrado.

El País13/04/2010

El ex fiscal anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, durante su discurso a favor del juez Garzón.- REUTERS [ver más fotos]

La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial difundió el martes un comunicado en el que rechaza los actos de apoyo al juez Baltasar Garzón, que ha provocado la división en el órgano de gobierno de los jueces. La nota expresa “su preocupación y tristeza” por las muestras de apoyo al juez de la Audiencia Nacional que de “forma sistemática” se vienen produciendo y que, a su entender, suponen un ataque a “la actuación jurisdiccional del Tribunal Supremo”. Además, se muestra especialmente dolido por el acto, el martes por la mañana, en la Universidad Complutense de Madrid porque en él han participado “personas que han ocupado destacadas responsabilidades en instituciones básicas del Estado”, como el ex fiscal jefe anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo.

El Poder Judicial reitera en su comunicado que su papel “nuclear” consiste en la defensa de la independencia judicial y subraya “la ineludible necesidad de respetar la actuación de los órganos judiciales, cuya cúspide ostenta el Tribunal Supremo”, donde el juez de la Audiencia Nacional tiene abiertas tres causas, una de ellas por haber investigado los crímenes del franquismo iniciada a raíz de la querellas presentadas por el pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias y Falange.

Los jueces admiten que es legítimo criticar las resoluciones judiciales, pero entiende que este tipo de actos producen un “descrédito hacia el propio Estado de Derecho” que “no resulta tolerable”.

No obstante, la nota ha sido aprobada por cuatro de los cinco miembros de la permanente y ha contado con la abstención de la vocal Almudena Lastra, quien, según fuentes del propio Consejo, formuló un voto particular en el que señaló que le parecía inoportuno que el órgano de gobierno de los jueces censurara la libertad de expresión de los ciudadanos.

La Comisión Permanente decidió redactar esta queja tras una llamada del magistrado del Tribunal Supremo Luciano Varela, encargado del proceso a Garzón por investigar los crímenes del franquismo, a la vocal Margarita Robles para protestar por las manifestaciones de Jiménez Villarejo.

La comisión permanente está formada por el presidente del Poder Judicial y el Supremo, Carlos Dívar; los vocales Margarita Robles (también magistrada del Supremo), Manuel Almenar, la fiscal Almudena Lastra y el secretario judicial Antonio Dorado. Robles se ha distinguido por su intento de suspender a Garzón desde que Luciano Varela dictó su primer auto imputando al juez, el pasado 3 de febrero.

Universidad y sindicatos ante el ‘caso Garzón’

ANTONIO ELORZA El País – 13/04/2010

Los medios de opinión de la derecha española han iniciado ya desde hace semanas una campaña contra la posibilidad de que los sindicatos mayoritarios decidan una u otra forma de actuación frente al delirante procedimiento que está a punto de acabar con la carrera judicial de un prestigioso magistrado por el terrible crimen de intentar fijar de una vez las responsabilidades de quienes se sublevaron el 18 de julio de 1936, no sólo para acabar con la democracia, sino para eliminar masivamente a todos aquellos que la defendían. En una palabra, de quienes planearon y llevaron a cabo un genocidio, con más de cien mil ejecutados, amen de desencadenar la Guerra Civil.

Asimismo clamarán ahora contra el hecho de que nuestra Universidad se sume a la iniciativa de UGT y CC OO, olvidando que la Universidad era presentada por el dictador como el centro en que se fraguaba la degeneración de España, en virtud de lo cual muchos universitarios fueron asesinados y/o represaliados. La Universidad fue víctima del genocidio franquista. Es lógico que tome una posición pública frente a aquellos que desde cualquier ángulo y condición traten de frenar la declaración del levantamiento franquista como crimen contra la humanidad y que apoyen a los perseguidos injustamente por intentar una delimitación jurídica de esa responsabilidad criminal, no para ejecutar venganza alguna, sino para que de una vez por todas resulte deslegitimado todo intento de edulcorar la imagen de ese genocidio, en la opinión pública, y sobre todo en la enseñanza.

Tantas o más razones existen para la movilización de los sindicatos mayoritarios (curiosamente la derecha ha callado cuando se han puesto en acción los fascistas, verdaderos grupúsculos sin otra presencia que la reconocida para ellos por la Sala Segunda del Tribunal Supremo).

CC OO no existía en 1936, pero UGT, sí, y de acuerdo con las instrucciones del general Mola, en los documentos previos al 18 de julio e inmediatos a esa fecha que reproducía en su auto el juez Garzón, en tanto que pertenecientes a la izquierda y al Frente Popular, la suerte de sus miembros no debía ser otra de antemano que el pelotón de ejecución. Había que imponer el terror; un simple delito político para la argumentación del juez Varela contra Garzón, como si delito político y plan de exterminio político (y físico, esto Varela lo omite) fueran la misma cosa.

La UGT fue víctima de una condena a muerte extensible a todos sus miembros, y aplicable de forma preferente a todos aquellos que desempeñasen funciones directivas, partiendo del nivel local. ¿Cómo va a permanecer callada ante el intento de destrucción de la justicia que está teniendo lugar?

Y no sólo fue la muerte. A título personal, puedo mencionar el caso de mi padre, Antonio Elorza, que formó parte de la Comisión de la UGT que gestionó la Bolsa de Madrid a partir del 6 de noviembre de 1936. Guardo conmigo su carné, el que conservó hasta el fin de sus días y que hasta bien entrados los 40 le hubiera supuesto muerte. Nunca nadie le acusó de otra cosa. Mantuvo el pago de sus cuotas hasta marzo de 1939 y desde la victoria de Franco, tras salvar la piel permaneciendo escondido como topo durante varios años, perdió su empleo, y no lo recuperó hasta 1976. ¿Cuántos militantes de UGT salvaron la vida, pero vieron destrozada esa vida por el simple haber pertenecido al sindicato?

No es cuestión de venganza, sino de impedir que el mismo tiempo se corra una cortina infranqueable sobre el crimen de lesa humanidad en que consistió el franquismo y sea condenado quien intentó asumir la puesta en marcha de la justicia, siguiendo la estela de Francia, de Italia, de la propia Argentina.

Los autos del juez Varela rezuman incomprensión hacia lo sucedido a partir de julio del 36, animadversión al juez Garzón, perfectamente comprobable a partir de una lectura atenta de sus autos, y rechazo consciente de la pretensión de hacer justicia sobre algo que desde el juicio de Nüremberg debiera tener bien claro todo magistrado. Actuar frente a ellos mediante la ley y ante la opinión pública es, pues, una exigencia democrática.

Antonio Elorza es Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.