El drama de la memoria sometida por la culpa

Antonio Soler reflexiona sobre el paso del tiempo, la infidelidad y el papel de la memoria en su nueva novela, ‘Lausana’

El drama de la memoria sometida por la culpa

El escritor Antonio Soler. – P. H. R.

Público – 26/03/2010

Al escritor Antonio Soler le gusta dejar las cosas claras desde el arranque: “Quien recuerda, miente”, es la cita de Caballero Bonald, que sobresale de su novela antes de que la protagonista de unos 70 años se suba a un tren a Lausana. Como si de la magdalena de Proust fuera, el tren que monta Soler es un motivo para repasar una vida entera, con sus decepciones y sus alegrías. Pero sobre todo con sus decepciones, porque como él mismo reconoce, ha escrito “un drama”.

En su nueva novela, Lausana (Mondadori), reflexiona sobre el paso del tiempo, la infidelidad y el papel de la memoria: “Los recuerdos no tienen una organización narrativa lineal y eso me interesaba. Quería dar retazos de la vida de ella, con sus hitos más convulsos, no hacer un recorrido exhaustivo por su vida, a la manera de las novelas del siglo XIX”, explica. Ella no se libra de las heridas de la memoria, ni de la culpa: “Al final del viaje concluye que todos somos inocentes, nadie es culpable. No somos perversos infieles, simplemente buscamos la luz en todo el absurdo”.

“El ejercicio de la memoria es necesario y doloroso. Si prescindimos de ella, nos perderemos”, dice para contar que la memoria no cierra heridas, que eso sólo ocurre con el tiempo, “como ocurre en geología”.

Amnistía Internacional dice que investigar los crímenes del franquismo “es un deber y no un delito”

Amnistía Internacional, sorprendida por que “el país con más desapariciones del siglo XX persiga al primer juez que decide investigarlas”

Público – 26/03/2010

Amnistía Internacional (AI) ha subrayado este viernes que investigar los crímenes del franquismo “es un deber y no un delito” y ha advertido al Tribunal Supremo de que su decisión de enjuiciar a Baltasar Garzón “compromete la responsabilidad internacional del Estado español”.

La jurista de AI Julia Tamayo ha asegurado que, con el auto en el que ayer el Supremo confirmó la resolución en la que el instructor de la querella contra Garzón rechazaba el archivo de ésta, “la Justicia del país con mayor número de desapariciones forzadas del siglo XX se acerca más a castigar al único juez que ha intentado investigarlas”.

Tamayo ha destacado que el Supremo ha hecho suya la apreciación del instructor, Luciano Varela, de que no es absurdo calificar de prevaricadora la actuación de Garzón al considerar “como hecho probable” que éste ignoró conscientemente lo dispuesto en la Ley de Amnistía al abrir una causa para investigar las desapariciones durante el franquismo y la Guerra Civil.

“Considerar que la impunidad puede ser convalidada por una Ley de Amnistía se aparta de la doctrina de los tribunales internacionales y de tratados que vinculan a España”, ha dicho la representante de AI, que ha añadido que el Supremo debería tenerlo en cuenta ante el riesgo de “comprometer la responsabilidad internacional del Estado español”.

“España no es una excepción”

Tamayo ha recordado que los países que se han negado a juzgar este tipo de crímenes han acabado anulando las leyes de Amnistía o siendo considerados por los tribunales internacionales “responsables de haber contravenido la legislación internacional”.

“Más temprano que tarde van a tener que aceptar que era un deber investigar, porque España no es una excepción”, ha dicho Tamayo, que ha agregado que la causa abierta a Garzón “sólo causa daño a las víctimas” y al juez y es “un aviso a navegantes” a cualquier otro que quisiera investigar los crímenes del franquismo.

Dos mundos juntos

ANA RODRÍGUEZ FISCHER El País – 27/03/2010

Narrativa. Un viaje aéreo de Bilbao a Nueva York realizado en el otoño de 2008 sirve para articular la novela con la que Kirmen Uribe obtuvo el Premio Nacional de Narrativa 2009, Bilbao-New York-Bilbao. Tal motivo, en sí mismo casi insignificante, le permite al narrador (figura que es un claro trasunto del autor) registrar el presente que le rodea (un paisaje exterior casi todo él anónimo, y anodino y previsible) y, al par, abrir estas páginas al mundo de la memoria y los recuerdos, personales -“buscamos restos de cosas en nuestro interior”-, familiares y colectivos, introduciendo así un buen número de historias y pequeños sucesos, de personajes y de vidas que se relacionan entre sí a partir de una polaridad muy interesante. Si titulo esta reseña “Dos mundos juntos” es por anticipar la ley compositiva de Bilbao-New York-Bilbao, cuyo proceso de escritura también queda evocado en breves pasajes de índole metanarrativa. Si en Las Meninas Velázquez pinta lo que hay detrás de un cuadro y nos muestra cómo se pintaba un lienzo en su época, revelando el artefacto, también el narrador-autor desvela los distintos pasos que se dan en la escritura de una novela y nos cuenta cómo la ha ido escribiendo, incluidas las dudas y las posibilidades desechadas. Uribe parte de un propósito muy concreto, novelar el mundo familiar (en especial la rama paterna) persiguiendo inicialmente descubrir un enigma -por qué el barco del abuelo Liborio se llamaba Dos amigos-, convencido de que tras ese dato se ocultaba algo -acaso una novela sobre el mundo del mar y de los pescadores-, o simplemente contar un suceso chocante: de cómo su abuelo, al saber que le quedaban unos meses de vida, lleva a su nuera al Museo de Bellas Artes de Bilbao y le muestra el mural que Aurelio Arteta pintó para el salón de la casa del arquitecto Ricardo Bastida en el verano de 1922, un cuadro donde se aprecia “el paso del mundo antiguo al nuevo”, el contraste entre el mundo rural y agrario y el mundo urbano y moderno. La polaridad Modernidad y Tradición, Burguesía y Pueblo, Arte y Artesanía u Oficio… articula estas primeras páginas de la novela, mostrando la coexistencia de dos mundos diversos, que se juntan y a la vez se excluyen. Dos mundos que recorren un siglo -desde el naufragio de 1908 al otoño del presente narrativo- y se extienden desde Bilbao a Nueva Cork o desde Ondarroa a la isla de Rockall, donde faenan los marineros vascos. La polaridad es la línea axial de toda la obra, ramificada hasta posibilidades incalculables, pues en su investigación el narrador irá haciendo acopio de un buen número de materiales de todo tipo -cartas, diarios, filmaciones, fotos, leyendas populares, testimonios orales, recuerdos, poemas, información procedente de Internet- que se ensamblan en la novela al modo de un collage, y vertebran un relato en el que la fragmentación y la yuxtaposición y la alternancia tienen sus notas más destacadas. Así, lo que en una típica novela-saga al modo del siglo XIX daría lugar a un volumen de unos cuantos cientos de páginas, en Bilbao-New YorkBilbao la historia de tres generaciones distintas de una misma familia queda reducida a lo esencial, dejando que el lector componga -o recomponga y ordene- la línea del continuum argumental o intuya o complete o desarrolle algunos episodios de los que se muestra sólo lo esencial. Como en Las Meninas, “la propia novela no aparecería en la novela”. Kirmen Uribe trabaja con los materiales de la tradición propia sin renunciar a incorporarle lo legado por otras o los nuevos procedimientos del presente en el que vive, que en última instancia servirán para abrir las ventanas de esa casa. –

Kirmen Uribe: Bilbao-New York-Bilbao. Traducción de Ana Arregui. Barcelona, Seix Barral, 2010.

Original en euskera publicado por Elkar. San Sebastián, 2008.

En gallego: Vigo, Xerais, 2010. Traducción de Isaac Xubín.

En catalán: Barcelona, Edicions 62, 2010. Traducción de Pau Joan Hernàndez.


“La historia de la literatura española se ha parcelado demasiado”

Una de las obras filológicas fundamentales de España en tres décadas ha sido dirigida por este profesor, escritor y crítico. Historia de la Literatura Española. Modernidad y nacionalismo 1900-1939 es el volumen que abre el proyecto.CARLES GELI El País – 27/03/2010

“Ningún país continental ha intentado inventar la noción de literatura europea y pensé que debía abordarse”, afirma José-Carlos Mainer, director de Historia de la Literatura Española. – JULIO FOSTER

No creo que vuelva a escribir más sobre la Edad de Plata y menos obras de este empeño; quizá una biografía de Pío Baroja para 2012, pero poco más; el resto serán artículos o prólogos y homenajes”. Podría ser la típica depresión posparto y más cuando se ha alumbrado un volumen de 800 páginas (Modernidad y nacionalismo 1900-1939), el que abre la Historia de la Literatura Española, de nueve tomos (Crítica), 6.500 páginas, que también ha coordinado. Pero quien conozca a José-Carlos Mainer (Zaragoza, 1944), inasequible al cansancio, lector compulsivo, sabe que el catedrático de Historia de la Literatura en la Universidad de Zaragoza, padre de la fusión de la historia de la literatura con la cultural, está hecho de la madera que le lleva ahora, desde su mullido sofá rojo con tapetes de punto blancos, a tomar ya notas barojianas y comentar aspectos de la literatura. En realidad, una manera de hablar de sí mismo.

PREGUNTA. En su postrera mirada a la Edad de Plata, ¿qué ha dejado de nuevo?

RESPUESTA. Básicamente, el balance global de Juan Ramón Jiménez que, gracias a los expedicionarios filólogos, han dado otra imagen del poeta desde 1982; también haber recuperado a Gabriel Miró y un engarce, vía nihilismo, entre Baroja y Antonio Machado en los años veinte.

P. ¿Se atreve, desde el epílogo, a nombrar a la santísima trinidad entre 1900 y 1930?

R. ¡Buf! Bueno: Juan Ramón, Valle-Inclán y, si me deja hacer pack, la generación del 27.

P. No es usual en obras así incluir volúmenes transversales como tendrá ésta con la Historia de las ideas literarias en España y El lugar de la literatura española.

R. Este último era capital porque establecer el lugar de la literatura española en relación con el resto de literaturas peninsulares requiere espacio, así como con la literatura europea: ningún país continental ha intentado inventar la noción de literatura europea y pensé que debía abordarse, y, claro, la relación con Hispanoamérica: ninguna otra literatura europea se ha relacionado tanto con la de sus colonias… Quizá la inglesa y no estoy seguro.

P. ¿Qué tal esas relaciones?

R. Ya todo el mundo admite una primera fase de literatura colonial; una segunda, en el siglo XIX, de evolución en común, y una tercera, en el XX, de emancipación y en la que, además, son ellos los que pasan a dictar nuevas reglas.

P. Ahora parece un periodo de mayor desconocimiento literario no sólo entre España y Latinoamérica sino entre los mismos países del continente. Apenas Roberto Bolaño es denominador común.

R. Sí, hasta los años sesenta se da una notable identidad de mercado; si se acudía al mercadillo de la plaza de Armas de La Habana, donde tras la revolución se liquidaban muchos libros, uno veía que la biblioteca de un cubano era la misma que la que hubiera tenido de haber vivido en Madrid. Eso se acabó por el crecimiento de los mercados internos y por el debilitamiento del sentimiento hispanoamericano; hoy, un libro como el Canto general de Pablo Neruda, de 1950, es impensable; el boom de los sesenta aún se vivió colectivamente, pero ya nada más. De la unidad se mantiene sólo la retórica.

P. ¿Sigue siendo el periodo 19001930 el del gran salto de la cultura española y, por ende, literario, o lo ha sido más el de los años ochenta?

R. Cuando escribí con Santos Juliá El aprendizaje de la libertad: 1973-1986, no tuve el atrevimiento de decir que igual fueron más importantes los ochenta. Hoy me inclinaría a ello por la internacionalización. Es lo único que le faltó al periodo 1900-1930: la proyección exterior. En la novela es clarísimo: está Álvaro Pombo, Javier Marías…

P. Atribuible a…

R. Al clima de creatividad y ruptura junto a la sensación de desazón y fracaso que se da en la primera Transición, la melancolía por lo que no se ha hecho; sobre esas contradicciones creció eso. Y también al final de las novelas estructuralistas y ese dejarse ya de realismo mágico y empezar a hacer obras como Relatos sobre la falta de sustancia, de Pombo, o Visión del ahogado, de Juan José Millás.

P. Otra santísima trinidad del momento.

R. Pues Pombo, Fernando Savater y Luis García Montero.

[]

P. Ensayo-novela también lo es Javier Cercas y su Soldados de Salamina o Anatomía de un instante.

R. Sí, marca la narrativa actual: el escritor entra en la realidad y se pinta ahí; aflora su intimidad, el individuo pasa por cosas que no entiende y sale la autoficción. Ahí está Kapuscinski, que no sé si fabuló o no, pero leí El imperio hace poco: soberbio; o el Ian MacEwan de Chesil Beach

Pero es que Baroja y Pla ya hicieron eso en los sesenta.

P. En Soldados de Salamina es clave el autor falangista Rafael Sánchez Mazas. ¿La prevención izquierdista ha provocado injusticias con la literatura fascista?

R. La literatura fascista española, quitando a Ernesto Giménez Caballero, es poco importante. Agustín de Foxá y Sánchez Mazas son escritores de principios de siglo rezagados y los demás, galería de personajes curiosos. Pero convenía estudiarlos y fijarlos. Quizá esa prevención se comió a Manuel Machado como, rota la prevención del éxito, hay que admitir la calidad de Vicente Blasco Ibáñez. Ahora, tampoco hay que llegar hasta el extremo de loar una obra de Foxá como Misión en Bucarest. No es para tanto.

P. ¿También se da el revisionismo en literatura?

R. Hemos logrado ser menos sectarios, pero es que a lo que ocurre con la Historia lo llamaría ya negacionismo. El marco es la refundación de la derecha, que tuvo su ascensión en el aznarismo y ha culminado con la Iglesia católica reclamando que sus mártires de la guerra fueran santos. Y con eso, quieran o no, han replanteado la Guerra Civil. Hubo un pacto de historiadores en la Transición donde ya quedó claro que hubo barbaridades en el bando republicano, siempre se ha sabido lo de Paracuellos… La Iglesia tenía que haberse abstenido.

P. Usted también es culpable de una corriente que defiende que no hay ruptura cultural entre los años treinta y los cincuenta. ¿No vamos muy lejos?

R. Camilo José Cela es heredero de Valle-Inclán y Pío Baroja. Su neocasticismo sólo tenía de nuevo su sentido del negocio literario; la revista Escorial era Cruz y Raya pero sin José Bergamín; Destino copió al catalán Mirador; cierta resistencia cultural silenciosa contactó con el exilio… La historia de la literatura española se ha parcelado demasiado. Eso debe cambiar.

Pero esa historia ya no la hará él.

* * * * * *

Nueve volúmenes

Tres años ha tardado José-Carlos Mainer para acabar la obra. La Historia de la Literatura Española tendrá nueve tomos: Edad Media, a cargo de Juan Manuel Blecua y María Jesús Lacarra; Siglo XVI, Bienvenido Morros; Siglo VII, Pedro Ruiz Pérez; Siglo XVIII, María Dolores Albiac; Siglo XIX, Cecilio Alonso; Modernidad y nacionalismo (1900-1936), José-Carlos Mainer; Siglo XX (1939-2010), Jordi Gracia y Domingo Ródenas; Historia de las ideas literarias en España, José María Pozuelo, y El lugar de la literatura española, Fernando Cabo Aseguinazola.

La sabiduría portátil del desterrado

Los apuntes que Gregorio Marañón escribió en el exilio trazan su retrato intelectual durante la Guerra Civil

JAVIER RODRIGUEZ MARCOS El País – 27/03/2010

Gregorio Marañón y la esposa del político francés Édouard Herriot, por las calles de Toledo el 2 de noviembre de 1932.- ALFONSO (ARCHIVO GREGORIO MARAÑÓN Y BERTRÁN DE LIS)

Es absurdo que en la política se considere como fracaso el principio fundamental de la experimentación: el retirarse cuando se fracasa”. En algún momento entre 1937 y 1942 Gregorio Marañón, de cuya muerte se cumple hoy medio siglo, anotó esta frase con letra microscópica en la libreta que llevaba siempre en el bolsillo. En ella fue consignando una serie de apuntes inéditos que ven ahora la luz con motivo de la exposición Marañón. 1887-1960. Médico, humanista y liberal, que puede verse en la Biblioteca Nacional y que luego viajará a Santander y Toledo.

Oscurecidas por el tiempo, esas hojas contienen tanto la sabiduría portátil de un intelectual poliédrico como las reflexiones de un exiliado. La primera tiene la chispa de los mejores aforismos (“El único medio de tener tiempo para hacer muchas cosas es tener muchas cosas que hacer”. “Las grandes fortunas se hacen aprovechando los céntimos. Las obras copiosas, aprovechando los minutos”). Las segundas son una mezcla de autorretrato y lamento de un miembro, con matices, de la tercera España que se instaló en París para evitar que alguna de las otras dos, como avisó Machado, le helara el corazón. “La revolución es el momento de los fracasados, de los anormales y de los genios. Los hombres normales tienen poco que hacer en ella”, escribió.

Fundador con Ortega y Gasset y Pérez de Ayala de la Agrupación al Servicio de la República, que impulsó la llegada del régimen republicano, Marañón acogió el 14 de abril de 1931 en su despacho de Serrano 43 la mítica reunión en la que el conde de Romanones y Alcalá-Zamora modelaron la transición entre Monarquía y República. Todo se torció para él con la sublevación franquista y con los desordenes que vivió en el Madrid leal en agosto y septiembre de 1936. El asesinato de alguno de sus colaboradores, su paso por las checas y, paradójicamente, la presión para que firmara -sin “gran satisfacción interior”- un manifiesto de adhesión republicana le distanciaron del régimen por el que tanto había luchado y le pusieron en el camino del destierro. “En los que hacen la revolución está el alma ciega de los resentidos; pero en los que se defienden de la revolución ¿no está el alma ciega de los egoístas?”, se lee en una de las notas de su libreta. Y también: “En las luchas sociales, el pueblo no siempre tiene razón; pero es siempre el que tiene más razón para no tenerla”.

Gregorio Marañón era una eminencia en Francia y no tuvo problemas para ejercer la medicina. Desde 1932 era doctor honoris causa por la Sorbona. En 1956 sería nombrado académico el mismo día que Churchill y Eisenhower. En París pudo por tanto vivir sin opulencia pero con la tranquilidad suficiente para trabajar en obras clave como el Manual de diagnóstico etiológico, un clásico de la medicina contemporánea, o su Historia de las emigraciones y destierros políticos en España, que no pasó de proyecto pero que daría lugar a multitud de monografías, entre ellas la mítica Antonio Pérez (el hombre, el drama, la época), su gran aportación a la historiografía española.

Pero también en París cometió un error de apreciación impropio de alguien que un día sacó su cuadernito del bolsillo para apuntar esto: “Ser historiador no es saber la Historia pasada sino comprender la Historia presente”. Como explica Antonio López Vega, director de la Fundación Gregorio Marañón, comisario junto a Juan Pablo Fusi de la exposición de la Biblioteca Nacional y autor de una biografía del médico humanista que verá la luz en septiembre, “Marañón minimizó el peligro que suponía Franco. Pensó que la suya sería una dictadura transitoria como la de Primo de Rivera, a la que él se había opuesto. Por eso, entre 1937 y 1939, y sólo entre esos años, apoyó al bando nacional como mal menor para una España en la que, decía, luchaban dos bandos antidemocráticos: uno que llevaba a una dictadura bolchevique permanente y otro que conducía a la dictadura franquista, que él creía efímera”. Más apuntes del cuadernito parisino. Uno: “El triunfo no es un regalo sino un préstamo que hay que devolver, con intereses usurarios, en forma de generosidad”. Otro: “En la oposición de los hombres frente a los cargos públicos hay una absoluta oposición entre el querer y el deber. El que quiere un puesto es que no debe ocuparlo. El que lo ocupa y lo quiere conservar es que se debe ir (las dictaduras, por ejemplo). El que quiere irse, debe quedarse. Por la magnitud del deseo de irse se mide la necesidad de quedarse”.

El autor de Ensayos liberales, que se consideraba católico de religión pero no de profesión, volvió a España en 1942, año en que se detienen sus anotaciones inéditas. Su ideario estaba ya hecho. Y de él formaba parte fundamental la reivindicación de los exiliados: “Cada mañana, del corazón de cada desterrado, aun del más hostil, nace una oración por su patria. Sin destierro, la Patria perdería sus súbditos más puros”. Además, si su defensa del liberalismo le llevó en 1958 a hacer una declaración contundente a un periódico mexicano -“el actual régimen le viene chico a España”- ya en París, con contundencia similar, había escrito: “Hay hombres que sólo viven a gusto en la oposición. Yo soy uno de ellos. Es como un (masoquismo) social. Pero creo que fecundo. La vida oficial mata toda la iniciativa profunda de los hombres”. Unas hojas antes puede leerse: “Si hay hombres que no tienen la conciencia de que algunas horas de su vida debieran borrarse a toda costa, quisiera conocerlos… para no fiarme de ellos”.

Consciente de que el liberalismo no consiste en carecer de criterio sino en no imponer violentamente el propio, Gregorio Marañón, que lo fue todo en la ciencia y en la cultura, fue también consciente de sus limitaciones: “Los grandes políticos son sólo aquellos que tienen o una fe ilimitada en los hombres o un profundo desprecio por ellos. Esta es la razón por la cual los hombres liberales y humanistas no serán nunca grandes políticos: para ellos, el hombre no merece ni la confianza ni el desprecio, sino simpatía, piedad y comprensión”. –

Gregorio Marañón 1887-1960. Médico, humanista y liberal. Biblioteca Nacional. Madrid. Hasta el 6 de junio. www.bne.es.

“El resultado del poder es siempre la violencia”

WINSTON MANRIQUE SABOGAL El País27/03/2010

Desde hace cinco años le regalan tulipanes amarillos. A su madre, también. Es la forma que han encontrado sus lectores para decirle que les ha gustado el libro y que se sienten orgullosos de que él, György Dragomán, sea uno de los escritores húngaros contemporáneos más prometedores y conocido ya en una veintena de idiomas gracias a El rey blanco (RBA, en español, y La Magrana, en catalán). La historia es la de un niño que relata su descubrimiento frontal con la vida en un país indeterminado donde el miedo y la violencia generada por una dictadura han contaminado a la sociedad. Un país que recuerda a la Rumania tiránica de Nicolae Ceausescu, donde Dragomán (Transilvania, 1973) nació y vivió hasta los 15 años. Lo cuenta en el Café Europa de Budapest, donde sus palabras se agrupan en nueve temas.

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El ‘show’ de Montgomery

Ignacio Molina fue el mejor espía de Hitler en Gibraltar. Los británicos le tendieron una trampa haciéndole creer que un actor era el general inglés. Él picó el anzuelo… y desorientó a los nazis

JESÚS DUVA – El País – 28/03/2010

Un sencillo nicho del cementerio de Algeciras alberga el cadáver de Ignacio Molina Pérez. Ese nombre, junto con la fecha de su muerte (26 de mayo de 1990), es la única inscripción que tiene la lápida de mármol negro. Nada se dice de su empleo de teniente coronel de la Guardia Civil. Y menos aún, claro, de su pertenencia a los servicios de información militar de Franco. Ni que se convirtió en uno de los mejores colaboradores del Abwehr, el órgano de espionaje nazi, en el Campo de Gibraltar. Ni que era primo carnal del notario Blas Infante Pérez de Vargas, el padre de la patria andaluza, que fue fusilado por falangistas al inicio de la Guerra Civil.

El nombre de Ignacio Molina -ni él ni su primo Blas Infante usaron casi nunca el apellido Vargas- ha saltado ahora a la palestra porque el Gobierno de Londres ha decidido hacer públicos dos abultados cartapacios marcados con el sello de top secret. Se guardan en los Archivos Nacionales con la clave numerada KV2/3123. En uno de los documentos se detalla cómo Molina cayó en una trampa que le tendieron los británicos destinada a engañar a los nazis acerca del lugar del desembarco que supondría el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.

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En apoyo a Garzón

CARLOS TEMPRANO DE PABLO El País28/03/2010

Mientras algunos jueces meten en la cárcel a algunos africanos que se ven obligados a vender cedés pirateados para sobrevivir -actualmente hay 96- otros se dedican a blanquear a presuntos y vulgares ladrones enriquecidos a la sombra del poder absoluto aznarista. Es difícil expresar tanta tristeza, frustración y rabia. Apoyándose en la formalidad del Derecho impiden y bloquean la acción de la justicia.

Otros jueces permiten que la ultraderecha franquista -que en otros países sería una formación prohibida- persiga al juez Garzón. ¿Se han vuelto locos? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para poner freno a esta locura? Juristas y abogados decentes, intelectuales… ¿no podrían crear una plataforma cívica de apoyo a Garzón y de repulsa a esos jueces franquistas? Con tales amigos, parte de la derecha puede seguir robando impunemente y lo más duro, reírse del sistema democrático y de la inmensa mayoría de la ciudadanía de este país.

Y en la sombra más oscura sigue tramando y riéndose el señor Trillo, que se permite aconsejar al juez Baltasar Garzón que se retire. Difícil imaginar mayor cinismo.

La nieta de Companys exige una reparación oficial

Á. PIÑOL / M. ROGER – El País – 27/03/2010

La euforia que mostraron el jueves el presidente catalán, José Montilla, y del consejero de Interior, Joan Saura, por el informe de la fiscalía que considera “nulo” el juicio a Lluís Companys no es compartida, ni de lejos, por la nieta del presidente de la Generalitat republicano asesinado en 1940, Maria Lluïsa Gally. “Esto es un informe técnico, no una declaración oficial”, aclaró ayer Gally desde su residencia en México. Avanzó que la familia “está contenta porque cada vez hay más luz y se ha dado un paso adelante”, aunque añadió: “No queremos que se quede ahí”. Gally exige un paso adelante de la Generalitat para lograr lo que quiere: una declaración oficial que repare la figura de su abuelo.

“La Generalitat me ha dicho que está muy contenta, pero yo les he dicho que no quiero que quede así, quiero que todo el mundo sepa oficialmente lo que le pasó a mi abuelo”, pidió Gally. La nieta de Companys recibió la noticia de Saura, que le remitió el informe de la fiscalía. Gally le respondió que quiere un paso más. De momento, espera respuesta.

La nulidad no basta

La fiscalía quiso dar por cerrado el caso de la condena a muerte del presidente Companys declarando el juicio ilegítimo de acuerdo con los términos de la Ley de la Memoria Histórica. Pero no es suficiente para Maria Lluïsa Gally: “Quiero una declaración oficial que diga que mi abuelo fue secuestrado y asesinado cobardemente por ser el presidente de la Generalitat”. La nieta del que fuera presidente de Cataluña durante la República, fusilado el 15 de octubre de 1940, pide “la dignificación de la figura de Companys”, es decir, la nulidad de los dos juicios que lo condenaron a muerte.

Juristas e historiadores relacionados con el Memorial Democrático, impulsado por el tripartito, en la misma línea que el ex fiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, mostraron su decepción por la decisión adoptada por los fiscales de no apelar la condena ante el Supremo al alegar que la sentencia sólo la puede declarar nula un tribunal. La mayoría confesó, sin embargo, que no les sorprendía la resolución de los fiscales porque viene precedida de un problema político mal resuelto. Pero algo sí les dejó atónitos: que la mayoría de la clase política, salvo Esquerra, haya aplaudido el informe de la fiscalía.

Interior ha indemnizado a 22.000 represaliados por el franquismo

La Fatarella inaugura el centro de interpretación Internacionals a l’Ebre

El País28/03/2010

El Departamento de Interior ha indemnizado a 22.060 represaliados por el franquismo desde el año 2000 con 51 millones de euros, que han servido para reconocer el papel de quienes fueron encarcelados por haber luchado del lado de la legalidad republicana. Sort (Pallars Sobirà) fue ayer escenario del último de los 24 actos de homenaje a los represaliados por el franquismo en los que, desde el 19 de enero, se han entregado 450 diplomas de reconocimiento en una serie de celebraciones a las que han asistido más de 7.000 personas.

Además de las 450 personas que estuvieron en las cárceles franquistas durante la guerra y la posterior represión, decenas de personas han recogido diplomas en nombre de familiares.

El diploma está firmado por el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el consejero de Interior, Joan Saura, y reconoce la “contribución a la causa de la libertad y la democracia durante la Guerra Civil y la dictadura franquista” de quienes lo reciben y destaca el compromiso de estos con valores como la “generosidad, dignidad, coraje y amor a la libertad”.

Quienes lo reciben han tenido que demostrar que estuvieron en las cárceles franquistas a través de documentación de archivos militares y de las prisiones, pero también presentando documentos personales como cartas, postales, fotografías o cartillas de vacunación.

Por otra parte, ayer el Consorcio Memorial de los Espacios de la Batalla del Ebro (Comebe, en catalán) inauguró en La Fatarella (Terra Alta) el centro de interpretación histórica Internacionals a l’Ebre, que trata la participación internacional en la Batalla del Ebro. La instalación, que se estrena con un fin de semana de puertas abiertas, está adscrita a la red de espacios del Memorial Democrático y hace hincapié en el movimiento voluntario de combatientes extranjeros que lucharon en la Guerra Civil.