El juez Varela rechaza practicar las pruebas pedidas por Garzón hasta que el Supremo resuelva la apelación

El magistrado imputó al juez de la Audiencia Nacional por prevaricación por investigar los crímenes del franquismo

JULIO M. LÁZARO El País08/03/2010

El juez del Tribunal Supremo Luciano Varela, que ha imputado un delito de prevaricación al magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo, ha decidido no pronunciarse sobre las pruebas solicitadas por Garzón hasta que el Supremo resuelva el recurso de apelación contra la continuación del procedimiento, según un auto notificado hoy. El juez Varela ha tardado un mes en contestar a la petición de pruebas.

Entre las pruebas solicitadas por el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, figura la declaración de juristas internacionales, como la fiscal del Tribunal Penal Internacional Carla del Ponte, que acusó a Slodoban Milosevic; el juez chileno Juan Guzmán, que abrió procesos a Pinochet; Eugenio Raúl Zaffaroni, uno de los jueces que declaró inconstitucional la ley de punto final en Argentina; Hugo Relva, coordinador de justicia de Amnistía Internacional; Sergio García Ramírez, magistrado de la Corte Internacional, y Eduardo Freile, presidente de la Cámara Federal de Buenos Aires y autor de resoluciones contra las leyes de punto final en Argentina.

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El juez Varela recaba el respaldo del Supremo para liquidar a Garzón

Andalucía recupera la memoria de las mujeres represaliadas

La Junta concederá una ayuda de 1.800 euros a las que puedan acreditar las vejaciones a las que fueron sometidas por el franquismo

M. PLANELLES El País08/03/2010

La Consejería de Justicia andaluza prepara un decreto para conceder indemnizaciones a las mujeres que fueron vejadas y violadas durante la Guerra Civil y la dictadura de Francisco Franco. Está previsto que en unos dos meses se complete la tramitación del texto. El decreto incluirá una ayuda única de 1.800 euros para las mujeres que puedan acreditar los ataques contra su honor, imagen e intimidad.

La consejera de Justicia, Begoña Álvarez, ha recordado hoy como a muchas mujeres se les rapó el pelo, se les obligó a beber aceite de ricino o fueron violadas como escarmiento por haber defendido la República. Y como se obligaba a las mujeres a entrar en la cárcel con sus hijos: “Tuvieron que soportar como morían sus hijos por no tener ni medicamentos ni ropa”.

“La Guerra Civil en Asturias la hicieron los obreros”

La asociación Todos los nombres recopila los nombres de 20.500 víctimas de la represión franquista en Asturias

Foto de archivo de una fosa común en Villamediana, Palencia. MÓNICA PATXOT

HENRIQUE MARIÑO – Público – 06/03/2010 21:30

“No se trataba de un ejército regular sino de grupos de obreros que salieron a morir sólo para luchar por la legalidad vigente. Murieron en combate pero no llegaron a ser soldados”. Luis Miguel Cuervo hace el recuento de las víctimas de la represión franquista en su tierra y le salen unas 35.000 personas. De ellas, 20.500 ya están recogidas en Todos los nombres de Asturias, un proyecto surgido hace tres años que pretende recuperar las identidades de los  represaliados por el Franquismo, pero también de los caídos en la lucha que cita al principio.

Un mero repaso de los nombres desvela precisamente que muchos fallecieron en combate, pero Cuervo insiste en que son tan víctimas como los paseados, los ajusticiados o los que dieron su último haliento entre rejas. “La Guerra Civil en Asturias la hicieron los obreros”, asegura el presidente de la asociación homónima responsable de la recogida de los datos, que en su día se personó como acusación particular en la causa del juez Baltasar Garzón contra el franquismo por crímenes contra la humanidad.

La iniciativa —que se ha extendido a otras comunidades como Andalucía o Galicia, con su trabajo Voces e Nomes— recopila sus nombres y apellidos, edad, estado civil, profesión, nombre de los padres, lugar de nacimiento y residencia, fecha de la defunción y causa de la muerte. “La web nació con 5.000 nombres y ahora llevamos más de 20.000″, explica Cuervo, aunque todavía faltan por añadir los de muchas víctimas, así como completar las fichas existentes. “En total, al margen de las cifras recogidas, calculamos que en total hubo más de 17.000 muertos en combate, 4.000 ajusticiados despues de ser sometidos a la farsa de los juicios franquistas (consejos de guerra, agarrotados o fusilados) y 12.000 paseados. Además, otras 2.000 personas perecieron por sus malas condiciones de vida en campos de trabajo, cárceles y batallones de trabajadores”.

– Empezaron con 5.000 nombres y enviaron unos 17.500 a Garzón. ¿Cuántos esperan recopilar?

– Ahora tenemos 20.500, aunque nacimos con 5.000. Nos falta muchísimo, porque calculamos que hubo 35.000 víctimas. Hablamos de gente muerta en Asturias (nacida aquí o fuera) y de asturianos muertos en otras regiones españolas y en el extranjero.

– Al contrario que el estudio realizado en Galicia, que sólo recoge a los represaliados, ustedes incluyen a los muertos en combate.

– En Galicia no hubo Guerra Civil. En Asturias, sí, y duró 15 meses. Los órganos de poder y el Ejército quedaron en manos de los sublevados. Entonces hubo muchos obreros que salieron a defender a la República y murieron. Les hicieron frente, pero no eran militares sino milicias populares que defendían la legalidad vigente. No sería justo dejar fuera a la gente normal, que estaba en su casa tan tranquila y decidió proteger el régimen establecido.

– ¿Cómo se vivió el alzamiento nacional?

– Asturias tuvo que soportar una invasión desde Galicia y desde León. Fue parada por grupos de obreros, que sitiaron Oviedo, donde estaba concentrado el Ejército, y los cuarteles militares de Gijón. Los obreros hicieron un cerco en la capital durante 15 meses y conquistaron los cuarteles de Gijón, hasta que Franco se hizo con el poder. Pero nuestro estudio no se queda en esa época: llega a la Segunda Guerra Mundial y abarca a los que fallecieron en los campos de concentración nazis.

– Entre las víctimas en combate, además de los obreros, ¿no hubo militares?

– Los fieles a la República serían un puñado, unas pocas docenas. Más que nada, unos 150 guardias de asalto de Gijón y unos 250 carabineros que estaban por la zona de la costa, que fue fiel a la Republica. Y algunos comprometidos con ella, claro.

– ¿Tienen cifras de los desaparecidos?

– Hay dos tipos. Por una parte, los paseados, asesinados y enterrados en fosas comunes. Son unos 7.000 y, sólo en Gijón, hay 2.000 personas en una única fosa común; en la del cementerio de Oviedo, 1.400; en la de Turón (Mieres), 500; en Grado, 500, y luego hay cientos de ellas en Asturias. Por otra, habría que añadir que, cuando se desmorona el frente de Asturias, pasan por las armas a cientos de milicianos en las trincheras, que son tapados con tierra allí mismo. Las trincheras se van utilizando a lo largo de la represión franquista como fosas comunes. Se aprovechan para no tener que cavar.

– ¿Cómo surgió el proyecto, el primero en España, según ustedes?

– Empecé buscando datos familiares hace bastantes años. Cada vez que encontraba con algún fallecido, cogí la costumbre de apuntarlo. Cuando me di cuenta, tenía cientos de informaciones de personas fallecidas. La denominación Todos los nombres se va extendiendo y, ahora mismo, hay iniciativas similares en Andalucía, Valladolid, Galicia, Catalunya… Tenemos socios en toda España, alrededor de un centenar, así como una delegación en Francia, compuesta en su mayoría por descendientes de asturianos.

– ¿Cuándo darán por terminado su trabajo?

– Falta la última fase, cuando las familias completan la base de datos. Por ejemplo, una persona entra en la web, ve que en la ficha de su abuelo no consta el sitio donde nació y nos manda todo lo que falta. Nos está escribiendo bastante gente y, cuando lo completemos dentro de unos meses, publicaremos el listado en papel. Editaremos un libro a precio de coste para que pueda ser consultado por la gente mayor que no accede a Internet.

El 61% cree que se persigue al juez Garzón

El 64% dice que la Justicia está politizada – Sólo un 11% piensa que las designaciones del Poder Judicial siguen criterios de mérito y capacidad – Los votantes del PP apoyan el proceso al magistrado

F. G. El País07/03/2010

Si los ciudadanos no ocultan su desafección hacia los políticos, no es menor el descrédito del poder judicial. La mayoría de los ciudadanos ve clara la politización de la Justicia y considera que hay en marcha una persecución personal contra el juez Baltasar Garzón, según el resultado de un sondeo de Metroscopia para EL PAÍS.

Un 61% de los ciudadanos considera que se persigue al magistrado con las tres causas que hay abiertas contra él en este momento en el Tribunal Supremo: la que investiga el patrocinio de unos cursos en Nueva York; la que surgió de una denuncia de un grupo ultraderechista por intentar investigar los crímenes del franquismo y la de las escuchas de las conversaciones entre imputados y abogados del caso Gürtel. El resultado podría ser la suspensión de funciones del juez más conocido de España y que ha marcado la agenda política con sus actuaciones desde hace 20 años. Sólo el 25% rechaza que haya una persecución y asegura que es un asunto normal, sin nada especial.

En general, la mayoría apoya al magistrado, en un contexto de crítica general a la Justicia y una impresión arraigada de politización excesiva del sistema judicial. Que la administración de Justicia está politizada lo piensa el 64% de los ciudadanos encuestados. Y sólo el 28% asegura que está poco o nada politizada. Ese descrédito se refleja también en la imagen que los ciudadanos tienen del Consejo General del Poder Judicial. Sólo un 11% asegura que sus nombramientos para cubrir cargos en los tribunales siguen criterios de mérito y cualificación de los aspirantes. Para el 73% se siguen criterios políticos y de amiguismo, en línea con las acusaciones que ha hecho públicas desde dentro del Consejo el vocal José Manuel Gómez Benítez. También son más críticos los votantes del PP.

Desglosando las causas abiertas contra Garzón, la que genera más rechazo de los ciudadanos es la que tiene que ver con la acusación de prevaricación por querer investigar los crímenes del franquismo. El 58% está en desacuerdo y sólo el 30% apoya el proceso abierto en el Supremo. Hay diferencias notables en función del recuerdo de voto, porque el 58% de los que apoyaron al PP está a favor de esta causa contra Garzón.

También tiene Garzón respaldo ciudadano en el procedimiento por haber ordenado escuchas a imputados con sus abogados en el que está personado hasta Francisco Correa, presunto cerebro de la trama Gürtel. A la pregunta de si habría que grabar conversaciones con abogados que vayan más allá del derecho de defensa, el 58% cree que sí y el 34% que no. La mayoría de los votantes del PP critica la actuación de Garzón, y sus dirigentes pretenden anular el proceso con este argumento.

Un siglo tras la bandera roja

La crisis del capitalismo globalizado es un momento ideal para revisar el comunismo y las razones de su fracaso. De esta reflexión parte David Priestland en el libro ‘Bandera roja’, del que publicamos un extracto

Foto: Lenin (sobre el estrado) y Trotski (a la derecha del estrado, mirando de frente), durante la celebración de un mitin el 5 de mayo de 1920.-

DAVID FRIESTLAND El País – 07/03/2010

En un poema de 1938, An die Nachgeborenen (A los que todavía no han nacido), Bertolt Brecht explicaba a las generaciones futuras su opción por el comunismo. Aceptaba que “el odio, incluso contra la vileza, desfigura el rostro”, pero aun así pedía nachsicht (indulgencia); aquellos tiempos en los que él vivía eran “sombríos” y “una conversación sobre árboles es casi un crimen, porque significa callar tantas fechorías”; frente a la injusticia no había otra alternativa que el rigor. “Nosotros, que queríamos preparar el terreno para la amabilidad, no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que una persona sea para otra una ayuda, pensad en nosotros con indulgencia”.

¿Deberíamos ser indulgentes? El propósito de este libro no es afirmarlo ni negarlo. Hay que juzgar moralmente los crímenes históricos, pero también necesitamos explicaciones. Así pues, una cosa es ser indulgente con Brecht, y otra cosa muy distinta serlo con Stalin o Pol Pot.

En cualquier caso, el poema de Brecht nos ayuda a entender el atractivo del comunismo soviético, incluso para alguien tan opuesto al idealismo y al romanticismo como era él. El comunismo trataba de conseguir la “amabilidad” universal con métodos muy poco amables. Su objetivo era acabar con la desigualdad y traer la modernidad, pero se basaba en la idea de que esto sólo se podía conseguir con métodos radicales, y en último término mediante la revolución.

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Una venganza contra Baltasar Garzón

RICARDO BECERRA LAGUNA (Presidente del Instituto de Estudios para la Transición Democrática de México) – El País 07/03/2010

Los integrantes del Instituto de Estudios para la Transición Democrática de México deseamos hacer pública nuestra preocupada indignación por el juicio que en España se levanta ahora mismo contra el juez Baltasar Garzón.

Valoramos la inmensa contribución que el juez Garzón ha realizado para la expansión de las libertades y derechos esenciales, más allá de su propio país. La figura de Garzón es ya universal y su trayectoria como juez constituye una de las aportaciones más importantes que el derecho ha dado para la consolidación de las democracias en toda Iberoamérica. Resulta muy extraño que desde la justicia española se emprenda una acusación -prevaricación- por el hecho de que el juez haya admitido y dado trámite a las denuncias contra las desapariciones y asesinatos perpetrados en el periodo franquista; nosotros, por el contrario, pensamos que ésa es una de las tareas que corresponde obligadamente al derecho y a los jueces, y no sólo en España.

Si este sorprendente episodio tiene como desenlace algún castigo en contra de Baltasar Garzón, desde el propio sistema judicial, se habrá consumado una venganza de la impunidad en su país y en toda América Latina.

Los presos que soñaban con pan

156 republicanos de Valdenoceda (Burgos) murieron de hambre en la cárcel municipal durante el franquismo. Ayer comenzó su exhumación

NATALIA JUNQUERA El País11/03/2007

En el cementerio de Valdenoceda, un minúsculo pueblo de Burgos con 70 habitantes, hay un hombre con una sonrisa radiante. Se llama José María González y en su alegría no hay nada macabro. Es feliz porque tras diez años investigando, pidiendo permisos y ayudas económicas, ha conseguido que su abuelo, Juan Manuel González Fernández, republicano preso en la cárcel del pueblo y enterrado en una fosa común en el cementerio municipal, reciba “un funeral digno” y sea enterrado en un panteón honorífico con otros 155 compañeros republicanos muertos en el penal del pueblo entre 1938 y 1943.

“En casa siempre habíamos pensado que el abuelo había muerto en la guerra. Hasta que hace diez años, en 1997, mi padre, que entonces tenía 71 y nunca había hablado del tema, de repente dijo: ‘Cuánto me gustaría saber dónde está enterrado. Ni siquiera tengo una foto suya’. Ahí empezó a hablar, por primera vez, de mi abuelo, y ahí nos enteramos de que no había muerto en la guerra, sino que se lo habían llevado preso cuando mi padre tenía 13 años. La última imagen de él que recordaba mi padre era saliendo esposado de casa”, explica González.

Comenzó la investigación ayudado por su sobrino, Eneko. Encontraron una carta de los trabajadores del penal dirigida a su abuela en la que se le comunicaba que era viuda y se le informaba de que si quería recuperar los objetos que había dejado su marido -“dos mantas, un pañuelo, unas gafas y dos talegos de ropa deteriorada, mejor dicho, inútil”, aclaraba la carta- debía pagar los portes: 3,40 pesetas. Encontraron también a un alcalde dispuesto, Ángel Arce, que en el instante mismo de conocerse en Valdenoceda, le hizo saber que “siempre había deseado enterrar como es debido a aquella gente”. Y encontraron a un superviviente del penal, Ernesto Sempere, de Ciudad Real, quien, en un texto que dejó escrito en 2005, dos años antes de morir, despejó cualquier duda sobre la causa de la muerte de aquellas 156 personas: “La vida en la cárcel era tremendamente dura. De comer nos ponían un caldo infame, manchado, con una sola alubia que además, siempre tenía un bicho dentro. Recuerdo el hambre que pasamos, hasta el punto de que mis mejores sueños estaban protagonizados por algo tan simple como una barra de pan. Soñaba con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus mejores sueños sean un simple trozo de pan?”. Su hijo Manuel Sempere, era ayer otro de los que sonreía, emocionado.

A diferencia de la mayoría de las fosas de republicanos asesinados de la represión franquista, en la de Valdenoceda no aparecen balas, ni casquillos. “Los enterraron uno a uno a medida que iban muriendo. Y lo hacían en cajas porque hemos encontrado restos de esos pequeños ataúdes de madera”, explica Jimmy Jiménez, arqueólogo de la Asociación de Ciencias Aranzadi y coordinador de la exhumación. “No los fusilaron. Simplemente, los dejaron morir”.

“Eran los propios presos los que cargaban a hombros con sus compañeros muertos desde la cárcel hasta el cementerio. En realidad los enterraban detrás del muro del cementerio, pero el cura daba un responso, como a todos los demás. Yo tenía ocho o nueve años y era monaguillo, así que todos los días acompañaba al cura hasta la cárcel porque casi todos los días había algún muerto. Entraba en la cárcel como en mi casa. Los presos incluso me hacían juguetes. Los pobres se morían de hambre. Todavía recuerdo cómo se abalanzaban sobre las patatas crudas, comiéndoselas como si fueran manzanas, cuando salían a llevar al muerto hasta el cementerio”, explica Justo Díaz, nacido en Valdenoceda hace 73 años.

Hace dos años, el cementerio se quedó pequeño. La parroquia decidió ampliarlo hacia la fosa de los republicanos y empezaron a aflorar huesos y recuerdos. Los esquivaron gracias a las indicaciones del monaguillo Díaz, que luego trabajó como enterrador. Algunos cuerpos no se podrán recuperar. Una pareja construyó un panteón que afecta a parte del yacimiento. Una de las piernas de los esqueletos exhumados ayer se perdía bajo la piedra de esa tumba vacía.

“Querido abuelo, vamos a enterrarte con la abuela, tu esposa”

Las familias de 15 presos que murieron de hambre en una cárcel franquista reciben sus restos en un emotivo acto en el Ateneo

NATALIA JUNQUERA – El País – 06/03/2010

Imagen aérea de la fosa común de Valdenoceda, Burgos

Foto: Imagen aérea de la fosa común de Valdenoceda, Burgos- ARANZADI

“Querido abuelo: gracias por ser como fuiste. Yo quisiera ser como tú. Te llevamos con la abuela, tu esposa”, anunció, emocionado, el nieto de uno de los hombres que falleció en el penal franquista de Valdenoceda (Burgos), Alfonso de la Morena Prado, al recoger un pequeño féretro cubierto con la bandera republicana, con sus restos.

Ha ocurrido en el Ateneo de Madrid este sábado por la mañana, lleno hasta la bandera de familias enteras que lloraban de emoción al celebrar algo que otras muchas llevan años intentando y pocas han conseguido: recuperar los restos de sus seres queridos desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo para enterrarlos con sus esposas y madres.

Así fueron subiendo a por su pequeño ataúd hasta 15 familias de presos, que tras recoger los restos, corrían a abrazarse al hombre cuya cabezonería ha permitido celebrar el acto de hoy, José María González, nieto de una de las víctimas, que en 1997 comenzó a investigar el paradero de su abuelo para cumplir el deseo de su padre y dio con el solar donde yacían, en Valdenoceda, 153 presos a los que habían dejado morir de hambre y frío. “La primera vez que hablé de exhumación me dijeron que estaba loco”, ha recordado esta mañana. “Me enorgullece que hayamos quitado la etiqueta de desaparecidos a 15 personas”. González fundó una asociación y comenzó a buscar a familiares. En 2007 arrancaron los trabajos de exhumación, que recuperaron los restos de 114 presos y empezaron a buscar a sus descendientes. Los 15 féretros entregados hoy corresponden a los cuerpos que han podido ser identificados al cotejar los restos con los de sus familiares.

Al acto ha asistido uno de los pocos supervivientes de aquel penal, Isaac Arenal, que lloró emocionado al entregar a sus familias los restos de alguno de sus compañeros. “Aquello era una prisión de exterminio, donde mandaban a los presos a morir. Recuerdo cuando trajeron a los compañeros de las brigadas internacionales, unos 15 y los colocaron en fila, desnudos, en el patio…”

En este caso, a diferencia de la mayoría de las fosas del franquismo, junto a los restos humanos no han aparecido balas o casquillos, porque en Valdenoceda los asesinos no mataron, dejaron morir a sus víctimas. Los responsables de la prisión obligaron a los presos a enterrar a sus compañeros. El antropólogo forense Luis Ríos explicó que lo hicieron en cajas y con sus escasas pertenencias: un lápiz, una goma de borrar, un anillo… a un metro de profundidad y en un solar fuera del cementerio del pueblo. Cuando en 1989 la parroquia del pueblo adquirió el solar para ampliar el cementerio, al menos 39 de los 153 reclusos que habían sido inhumados en este terreno fueron sepultados por nuevos enterramientos. La Agrupación de Familiares y Amigos de Fallecidos en el Penal de Valdenoceda negocia ahora con los familiares de esos fallecidos para tratar de rescatar los restos de los 39 presos.

De hecho, aunque este sábado se hayan entregado los restos de 15 personas, en realidad han sido identificados genéticamente 16. Pero la familia de David Ruiz no ha podido recibir sus restos porque una sepultura posterior ha impedido recuperarlos completamente. También se ha identificado con estudios antropológicos a otros diez reclusos, sin descendientes conocidos.

Durante el acto se han mostrado algunos dibujos de Ernesto Sempere, un preso que sobrevivió al penal y falleció en 2007, justo antes de que empezaran los trabajos de exhumación. En sus memorias escribió: “Mis mejores sueños eran siempre con pan. Soñaba con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus mejores sueños sean un simple trozo de pan?”.

Hubo agradecimientos para el Gobierno central, que ha concedido dos subvenciones para la exhumación y los análisis de ADN; para el alcalde de la localidad, Ángel Arce, muy implicado en los trabajos; y para los ayuntamientos de los lugares de procedencia de las víctimas (Arratxu, en Vizcaya, Campillo de Llerena, en Badajoz, Alcolea de Calatrava, en Ciudad Real y Alcalá la Real, en Jaén) que les ayudaron económicamente. También, un recuerdo constante al juez Baltasar Garzón, que quiso investigar los crímenes del franquismo: “Este es un acto de homenaje al pasado, y también de crítica al presente”, ha declarado el presidente del Ateneo, Carlos París. “Porque todavía, ante el intento de hacer justicia a la historia, hay fuerzas que se oponen a ello, como muestra la persecución del juez Garzón. España todavía no se ha liberado de la mentalidad que el franquismo pertrechó”.

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Lista de fallecidos en Valdenoceda